Archive for 16 de noviembre de 2006

Sobre el toro


Para quien no lo sepa el toro del que hablaba Alberti y al que hace aquí referencia Pablo Guerrero es el pueblo. El caballo cuatralbo pertenece a otro poema de Alberti, "Galope", que en la voz de Paco Ibáñez se tituló "A galopar", canción que colgaré en otro momento.

Ven Alberti


Esta es una bella canción de nuestro poeta y cantante extremeño Pablo Guerrero, grabada en su disco Porque amamos el fuego, en 1976, el año en el que muchos de los exiliados, incluido el inmortal Rafael Alberti, volvían a su patria.
Ven Alberti que han vestido
al toro bata de cola
al toro bata de cola
Y anda malvendido y anda
sangrando arenas sin olas
sangrando arenas sin olas
El, que quería ser barco
sin anclas y marinero
capaz de llenar sus manos
sólo de mares pequeños.
Alacranes le han clavado
su estoque negro.
Alacranes le han clavado
su estoque negro.
Ven Alberti que han vestido
al toro bata de cola
al toro bata de cola
Y anda malvendido y anda
sangrando arenas sin olas
sangrando arenas sin olas
Llena el caballo cuatralbo
de algodones y semillas
que están sembrando a tu toro
Alberti, mil banderillas.
Tú puedes traer al agua
que necesita
Tú puedes traer al agua
que necesita
[Ven Alberti]

Contra la cultura del capital


Esta entrada va dedicada a todos los estudiantes y profesores que hoy se manifiestan en contra del Plan Bolonia de la Convergencia Europea, que pretende capitalizar la cultura de manera que, de nuevo, sólo tenga acceso a la formación universitaria aquellos que puedan pagar por ella.
A los que van a manifestarse, a los que irían y no pueden y a los que no van a ir pero lo apoyan, quiero dedicarles este verso de Elisa Serna, de su canción "Se está cayendo el porvenir", porque eso parece, para que los que son estudiantes y el día de mañana sean profesores o ministros de Educación, Ciencia y Cultura, y para los profesores de hoy, no olviden nunca esto; no basta con manifestarse hoy, sino todos los días de diversas maneras:
 
LA CULTURA ES UN LEGADO
QUE EL PUEBLO HA IDO ENRIQUECIENDO,
Y SE LA ESTÁN REPARTIENDO
ENTRE SUS RECOMENDADOS.
 
No lo olvidéis nunca.

La canción de autor: repaso a su historia


Aunque todos están más o menos de acuerdo en que los 1ºs cantautores aparecieron en los años 40, en EE.UU, Francia y Latinoamérica, conviene repasar las raíces más profundas del estilo.
No quisiera ser sabihondo o pesado, o incluso demagogo, pero tenemos que remontarnos atrás, muy atrás, incluso hasta la prehistoria, cuando alrededor del fuego, en cada tribu y en cada clan, un cantor narraba las historias conjeturales de la creación. Después, en la Antigüedad, bardos celtas y aedos griegos entre otros cantaban las tradiciones de su pueblo y las historias heredadas, seguramente de aquellos cantores primitivos. Pero sobre todo en la Edad Media, cuando el trobador escribía una letra y una melodía que los juglares transmitirían después en las plazas de las aldeas; estos trobadores utilizaban en muchas ocasiones la música popular: el ejemplo paradigmático (y perdón por esta palabra que empiezo a odiar a muerte) fue el rey Alfonso X y sus soberbias Cantigas de Santa María, pensadas para ser distribuidas en el pueblo.
Claro que, distaba un poco de ser canción protesta: en muchas ocasiones era canción-alabanza, pues el trobador a veces cantaba las excelencias de su señor, que era el rey, el conde de Barcelona, el señor de Vitigudino o cualquier señor feudal con poderío: la razón era que éste señor protegía y mantenía al poeta. Por otro lado, el Mester de Clerecía se puede considerar también un precursor debido al afán didáctico y moralista que éste tenía.
Y diréis, ¿y por qué este repaso? Pues porque la música y la poesía nación en el seno del pueblo, digan lo que digan años de tradición artístico-filosófica estética propugnada por Nietzsche, Wagner y otros, que consideraban las altas artes vocato di cardinale inalcanzable para el pueblo llano, cuando en realidad se lo habían robado los poetas palaciegos.
Por eso, no es hasta el s. XIX cuando se puede recuperar una canción para el pueblo, aunque a lo largo de la historia hay precursores como los ciegos que cantaban sus romances en las plazas a cambio de alguna/s monedilla/s, los titiriteros «de aldea en aldea» que dijo Serrat… Y un largo etcétera; claro, esto a lo que se refiere a canción de autor sin más, respecto a canción protesta la cosa toca ya lo colectivo: hablamos de cantaores, de cantantes de boleros y jotas, de bertsolaris… Hablamos de la canción como el refugio de un pueblo que sufre y trabaja, antes de que también los señoritos les quitaran la música que durante siglos venían despreciando por rural y atrasada.
La canción protesta y de autor toma fuerza a finales del XIX, cuando se componen las marchas del Movimiento Obrero: «La Internacional», «Hijos del Pueblo», versiones libertarias y populares de «La Marsellesa» o el «Himno de Riego«… Pero más entroncada es la canción de la payada libertaria argentina. El payador era un músico popular que iba de feria en feria, era una figura muy popular en latinoamericana, cantando sus canciones;  de esta figura surgió el payador libertario: una especie de primitivo cantautor que difundía con sus canciones el pensamiento anarquista y que solía tocar en las reuniones de los sindicatos. Una de sus más grandes figuras fue Martín Castro, «el payador rojo», que con música popular compuso varias canciones de la que llamaríamos protesta, legando a protestar contra el asesinato de Sacco y Vanzetti.
Después -más por ignorancia que por resumir- los sindicatos de aquí y de allá tomarían acnciones tradicionales adaptando su letra. Nuestros ejemplo abundan en la reivindicación campesina: «En el café de Chinitas», una especie de copla taurina, se transformó en «En la plaza de mi pueblo» («Nuestros hijos nacerán/ con le puño levantado»); y especialmente después en la guerra civil, las viejas canciones de la guerra de Marruecos sufrieron también su transformación libertaria. Pero es un hecho especial el que marca lo que decimos canción y poesía para el pueblo: la colaboración entre poetas como Miguel hernández, Herrera Petere, Pedro Garfias o Pla y Beltrán con compositores como Rodolfo Haffter, Silvestre Revueltas u Oscar Esplá (quien junto a Antonio Machado, compuso el nuevo himno de la República Española -hoy desaparecido, salvo la letra-) para difundirlas entre el pueblo y el ejército republicano; puede que desde un punto de vista estético no sean la mayoría más que marchas militares-revolucionarias al uso, a pesar de venir de poetas tan insignes. Desde mi punto de vista, quizás porque no caiga en el tópico de himno político, las mejores son las escritas por Miguel Hernández y compuestas por el brigadista  y músico Lan Adomian: «La guerra madre, la guerra», «Déjame que me vaya» o «Las puertas de Madrid» se ajustan bastante a lo que se considerará después la canción protesta. Muchas de esas canciones fueron cantadas por el gran tenor Ernst Busch.
Por supuesto, esa labor pervivió en los años del franquismo hasta el 56, cuando comienza Paco Ibáñez sus andanzas.
-las letras de las canciones de Miguel Hernández están en la última edición de Vientos del pueblo de Cátedra; «La guerra madre, la guerra» y «Las puertas de Madrid» están interpretadas soberbiamente en un disco reciente: Cantos de lucha; «Déjame que me vaya» está interpretada por Francisco Curto en su álbum Miguel Hernández.-
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