Antes de comenzar esta continuación, quisiera dejar claras unas preciosiones:
- la 1ª, sobre mí, es que no es que me guste la canción o el verso porque hablen de política o de la realidad que se vive a diario o reivindique algo: lo que me gusta es la poesía, pero no me gusta cierta poesía snob y clasista para unos pocos ¿cultos? ¿privilegiados?;
- la 2ª precisión, que tiene que ver con lo anterior, es sobre los cantantes: yo no desprecio cierto cantante o cierto grupo porque no se implicaran políticamente: lo que desprecio es la hipocresía actual, de dar premios a ciertos entes que aún pululan, y que además de eso les dan especiales de TV, etc., cuando no sólo eran adeptos al franquismo, sino que como artistas eran (y son) pésimos (y el caso es que todo el mundo lo sabe y nadie lo dice, oye);
- la 3ª es sobre los grupos yeyes: muy lejos de mi intención ofender a grupos tan enormes como Mustangs, Sirex, Bravos…, mi crítica iba precisamente contra, al igual que con los cantantes malos, los malos yeyes: aquellos que confundieron la despreocupación propia de esta moda con el conformismo juvenil respecto a cualquier cosa política tan deseada por el franquismo; la cuestión es que se dan premios y especiales a los peores de aquella moda. No era mi intención el decir que lo bueno estaba implicado políticamente y lo malo no: también hubo muchas canciones de índole políticas malísimas y enormes genialidades musicales que no tenían nada que ver con la política. Y es precisamente esto lo que me lleva a enlazar con el tema que abordaré: la anticanción protesta.
Esta entrada podría haberse llamado la "reacción musical", entendiendo reacción como aquella tendencia política conservadora que se produce ante un acto revolucionario, aunque sea mínimamente significativo; pero así se desvirtuaría lo que voy a demostrar de alguna manera (y además esta mola más).
¿Pudiera haber pasado en un país, España, con sus regiones todas, que, ante la venida de cantantes de mínima a mayormente politizados, que empezaban a tener un éxito de humilde a popular, la mayoría de ellos marcadamente regionalistas -aunque sea por el habla-, que las casas discográficas y las productoras, con sus productores, hubieran contraatacado con toda una pléyade de cantantes espantosos y temas deleznables? Por supuesto que sí, de eso estoy casi seguro. Pero, una matización: la estrategia a seguir fue doble, dependiendo del motor que moviera a los artistas o productores: si el motor ideológico, canción reaccionaria; si fuera económico: la mala copia (pero de esto hablaremos otro día).
Pensemos en lo que estaba pasando a nivel musical y cultural a mediados de los 60: la oposición al régimen estaba reorganizándose, los obreros se unían en torno a los sindicatos ilegales, hasta los curas le llevaban la contraria al ideario nacional-catolicista; por no hablar de posibles aislamientos internacionales, de la deserción de viejas figuras como el poeta Luis Rosales, y de una iglesia que, bajo los auspicios de Juan XXIII primero, y de Pablo VI después, estaba dejando atrás a la iglesia de la inquisición, practicada hasta entonces en España. Y esto tuvo su reflejo también en la música: los que empezaron a cantar en los idiomas "vernáculos" no eran ya una rareza folklórica a no tener en cuenta, tampoco los que cantaban a los poetas "traidores" (Hernández, León Felipe): simplemente cada día eran más, y cada día más populares, e incluso, y creo que aquí estaba el peligro, entre las clases llamadas bajas. El ejemplo lo tenemos en nuestro gran Joan Manuel Serrat: quizá fue el primero y hasta el único en conseguir 2 cosas: la 1ª, lograr que una canción en catalán se convirtiera en la canción más popular del año; la 2ª, meter a Antonio Machado en la lista de éxitos, desbancando a éxitos populares frívolos. ¡Aquello era intolerable! Por eso, aquí viene mi teoría de la conspiración…
Es posible que las cabezas bienpensantes que trabajaban en esto de la producción musical, ellos muy adeptos al régimen, decidieran crear la contra. ¿Cómo?, fácil: dejando atrás melenas y guitarras y resucitando los temas más rancios de la copla. Si esos descarriados cantaban en sus lenguas y a sus tierras, hagamos que el cantante (_) cante a España en general: pero la España verdadera, nada de Castilla, Cataluña, Andalucía… Y, ¿cómo hacerlo? ¿qué música usar? Pues aquel engendro que se inventó para atraer al turista: el pseudo-flamenco, el himno del degenardo régimen del nacional-flamenquismo, cruel y odiosa burla del auténtico flamenco y de la auténtica copla. Aquí entra en juego gente como la Marujita, la Carmencita y el Manolo con su carro. La cosa era clara: frente a canciones -por citar algunas- como "En Colliure", "L’estaca", "Ti, Galiza", "A galopar", `pues lo que el buen español y el guiri quieren oír: ¡qué viva España!, ¡vino y mujeres!, sol, siesta… Y al que no le guste, que se fuera a Rusia: así de claro. Pero el problema es que estas figuras estaban muy alejadas de la juventud, y era en la juventud donde estaba el peligro.
Como el peligro estaba en la juventud, pues introducir estos temas en la canción moderna, representada por algunos cantantes melódicos y algunos grupos de inspiración británica. De ahí cosas tan extrañas como "Temperamento español" de Los 4 de la Torre, "Canto a lo español" de Ángeles Azules. Pero pienso que la juventud había cambiado y, por muy desarmado ideológicamente que estuvieran los chavales de entonces, estoy seguro de que había aros por los que no pasaban. Por eso se prefirió usar la despreocupación de esta moda y convertirla en conformismo (doy por sentado y así creo, que la mayoría de los grupos estaban al margen de esta estrategía).
Y ahora llegamos al súmum. Si no puedes combatir al enemigo, únete, sí, pero… El invento lo encontramos en EE.UU años atrás, cuando, ante la avalancha de canciones protestas contra la guerra del Vietnam que rojos desalmados como Dylan, Baez o el maestro Seeger lanzaban al mundo, un cierto cantante cantó apasionadamente aquella "Balada de los Boinas Verdes" (si te gusta es tu problema): dicha canción fue versionada por Los 4 de la Torre. Ahora bien, este invento se intentó hacer aquí también: la versión de marras es un ejemplo, pero vamos a los 2 grandes ejemplos:
- "La verdad sobre Gibraltar" o algo así, más conocida como "No tienen razón/ Gibraltar español" (canción que he escuchado explícitamente para escribir esto), cantada por un tal José Luis y su Guitarra, está escrita, tanto musical como literariamente, como una canción protesta al uso: música estimulante, estribillo fácil de repetir y recordar, y un motivo de protesta: en este caso la posesión de Gibraltar. ¿Por qué no es canción protesta? Sí, lo es a su manera: la definición la ofrecí ya en la 1ª entrega de la Historia de la canción de autor; sin embargo, la gracia de la canción protesta es ir contra el poder establecido. Esta canción también puede ser de autor (también la criatura tendrá un padre): lo que no es ya es canción antroplógica. Esta canción, por un lado, obedece descaradamente a los intereses del régimen: nadie que en aquellos días quisiera protestar por la injusticia cantaría esto: simplemente por la mera pretensión de someter a los ciudadanos de una democracia a una dictadura es suficiente para verlo. Por otra parte, la canción es mala en cuanto a la letra. Pareciera que quiso este Jose Luis, o quisieron de él, convertirle en una especie de anti-Raimon.
- "Un pueblo es" de María Ostiz es un caso diferente. Esta canción tiene letra decente, música buena, pero basta conocer un poco la época en la que se grabó, lo que pasaba entonces, para darte cuenta de que ésta es la anti-canción protesta por excelencia. Algunos versos de la canción como son "Con una canción no se gana un pueblo (…) ni con una canción que levante al odio (…) ni con un disfrazarse de poeta" (parece escrita por Esperanza Aguirre, el "azote de la CAM"). Te das cuenta de que María Ostiz está llamando descaradamente al inmovilismo, al conformismo político, aunque diga "mirando al frente sin volver la espalda". Ahora, no creo que fuera franquista: pienso que simplemente era demo-cristiana.
Esto ha sido todo lo que al respecto se puede decir, por supuesto, esto se hace sin ofender. Ahora, si he ofendido a alguien, pues, mira: muchas veces el jodido bocazas de Jiménez Losantos ha insultado a Paco Ibáñez. Quiero decir, puedes estar de acuerdo con esto o no, y si es que no, pues haces lo que hago yo: no hacerlo caso.