Y, finalmente, llegaron las primeras elecciones democráticas desde el año 36 (conviene recordar, que luego nos la meten doblá). Como todo el mundo sabe a estas alturas, ganó UCD de Adolfo Suárez, seguido del PSOE; la gran torta se la dio el Partido Demócrata Cristiano de Gil Robles, y, como no podía ser de otra manera, los partidos de ultra-derecha. La antigua AP, liderada por un "joven" don Manuel, debido a su discurso tremendista y amenazante, obtuvo muchos menos votos que el PCE de Santiago Carrillo. Aquella noche debió ser la noche electoral más larga desde la recién inaugurada democracia: era la primera vez que se votaba (en serio, quiero decir: el pseudo-referendum de Franco no vale) -si, por experiencia sé que si te toca pringar en una mesa puede ser eterno y agotador a estas alturas, imaginaos las primeras, con gente que apenas sabía qué coño era un censo electoral-. Aquella noche, en parte debido a la ausencia de variedad televisiva, hicieron una gala -hortera como ella sola- presentada por José María Iñigo (el único presentador que debía de existir, por lo visto) como excusa para poder dar los avances informativos cada media hora.
Sin embargo, pero debieron de ser los espacios electorales que echaron por la televisión. Estaba visto que el "Libertad sin ira" de Jarcha había sido todo un éxito, porque casi todos los partidos sacaron un himno parecido para sus espacios. El PCE, por contra, optó por una semi-psicodélica versión de "La Internacional" al sintetizador a cargo de Teddy Bautista; pero la nota más sonada la daba un cantautor nacional-sindicalista de nombre Vicente Diez (no confundir con el asturiano Vicente Díaz) plagiando "Si me quieres escribir" para el vídeo de Falange Auténtica (porque llevaba la geta de Primo de Rivera y abajo ponía el nombre del partido, que si no a más de uno se lo hubieran colado). Más serio y más amenazante se nos presentaba el señor Fraga, con un discurso en el que además de defender la "sagrada unidad de España" (cosa que le colocaba al lado del capullo de Blas Piñar) venía a decir que o le votaban a él o se iba a armar la de Dios (se nota quién fue el maestro y quienes los discípulos)… En fin: este tipo de cosas cantaba jocosamente Patxi Andión, tomando como base una especie de valse mussette del gran Jacques Brel, en esta impresionante canción que, a día de hoy, no tiene el más mínimo desperdicio:
Todos menos yo
¡Patatas! ¡Pipas! ¡Caramelos!
Pasen señores, pasen y vean:
el gran circo ya está en marcha.
¡Señoras y señores!, ¡niños queridos!, sin más dilaciones:
¡las elecciones!
Una buena elección
es una buena acción
que te permite ver
quién va a mentir después:
tú tienes que votar,
hay que participar,
todos para ganar
se meten en tu hogar,
todos van a actuar en la televisión.
Todos… menos yo.
Hay que pensarlo bien
no vaya a ser que al fin
tengamos que salir
echando pies de aquí:
he visto a más de uno
que van a rezar
a ver si el Señor
en su infinita bondad
les resucita al general.
Algunos… menos yo.
¡Jaja!
Ya tienes un papel
en la gran función
donde ninguno son
lo que eran ayer:
el bueno no es bueno,
el indio es inglés,
el malo comulga
y la chica soy yo.
¡Jajajajaja!
¡vaya función!
Algunos se han liao
con Cristo redentor
y ofrecen el milagro
de resurrección:
los ciegos van a ver,
los sordos van a oír,
los cojos van a andar
y al fin de la función
las mujeres van a parir.
Todas… menos yo.
Todos vana a ganar
y nadie va a perder
dormidos a la sombra del general;
y aunque no es lo peor que puede suceder
el último la vez, del primero la voz
y a todos guarde Dios con el santo papel
Todos… menos yo.
¡Jaja!
Ya tienes un papel en la gran función
donde ninguno son lo que eran ayer
el bueno no es bueno,
el indio es inglés,
el malo comulga
y la chica soy yo
¡Vaya función!
letra: Patxi Andión
música: "Vesoul", por Jacques Brel