Archive for 23 de junio de 2007

Los unos por los otros. Paco Ibáñez en el Olympia


Título
Los unos por los otros.
Paco Ibáñez en el Olympia

Intérprete
Paco Ibáñez

Disco 1
  1. Déjame en paz, amor tirano (Luis de Góngora)
  2. Es amarga la verdad (Francisco de Quevedo)
  3. Lo que puede el dinero (Arcipreste de Hita)
  4. Nocturno (Rafael Alberti)
  5. Soldadito boliviano (Nicolás Guillén)
  6. A galopar (R. Alberti)
  7. Canción del jinete (Federico García Lorca)
  8. Coplas por la muerte de su padre (Jorge Manrique)
  9. Y ríase la gente (L. de Góngora)
  10. Como tú (León Felipe)
  11. España en marcha (Gabriel Celaya)

Disco 2:

  1. Balada del que nunca fue a Granada (R. Alberti)
  2. Proverbios y cantares (Antonio Machado)
  3. Palabras para Julia (José Agustín Goytisolo)
  4. Érase una vez (J. A. Goytisolo)
  5. La mala reputación (Georges Brassens; adap. por Pierre Pascal)
  6. Me llamarán (Blas de Otero)
  7. Me queda la palabra (B. de Otero)
  8. Villancico (Gloria Fuertes)
  9. Me lo decía mi abuelito (J. A. Goytisolo)
  10. Un español habla de su tierra (Luis Cernuda)
  11. Andaluces de Jaén (Miguel Hernández)
  12. La poesía es un arma cargada de futuro (G. Celaya)
  13. A galopar (R. Alberti)

Comentario: Tal vez sea este el disco que más gente tiene en sus casas de una manera u otra, ya que resume somera pero apasionadamente la trayectoria de Paco Ibáñez hasta ese momento, y son las canciones de este disco las que todo el mundo se sabe, al igual que pasa con el "Dedicado a Antonio Machado" de Joan Manuel Serraat.
Pero en realidad hablamos de dos discos, o incluso tres, y una sola actuación. En diciembre de 1969, Paco Ibáñez actúa en el Olympia: esa actuación será grabada y distribuida en un dico doble tanto en España como en Francia, siendo ambas ediciones bastante diferentes entre sí. Las ediciones del 69 llevaban el título Les uns par les autres/ Los unos por los otros; en el año 2002, "A flor de tiempo" reeditó la grabación con partes que habían sido cortadas y/ o censuradas. Rodeado de familiares, amigos y diversas personalidades españolas y francesas, Paco toca para un público compuesto por españoles y franceses admiradores de las voces cantantes de la oposición lírico-política. Durante esas horas, Paco, repasando su carrera, repasa a la vez la historia poética castellana, arrancando con Góngora, Quevedo y el Arcipreste, pasando por Alberti, Hernández y León Felipe, hasta Celaya, Goytisolo y de Otero. El hecho de que, a pesar de ser en un teatro tan grande como el Olympia, el evento tiene cierta familiaridad debido a que Paco dejó a parte de la asistencia subir al escenario, facilitando así una relación de complicidad entre el cantante y su público. El público se muestra bastante receptivo, y no faltan los coros de "Amnistía y libertad" y "Libertad", al tiempo que se jalea a Paco al grito de "¡Paco! ¡Paco!". Incluso es imposible que en la edición española del 69, tras "España en marcha", impedir que se oyera muy soterrada, pero a la vez my nítidamente, a alguien gritar "¡Franco asesino!". Paco se siente como en casa, y decide terminar la actuación con un bis: su canción más popular de entonces, y que desde entonces le ha acompañado, pues se convirtió en el símbolo de la lucha anti-franquista (hasta ser peligrosamente reconocible, como "L’estaca" o "Al vent"): "A galopar", sobre un poema de Rafael Alberti llamado "Galope"; Paco invita a su público a acompañarle en el canto, haciendo una pequeña broma sobre la pronunciación francesa (C’est pas "A galopag, a galopag, hasta enteggag-los en el mag") y diciendo "vous comprometès avec moi" (os comprometéis conmigo): así termina el recital, con todo el Olympia viniéndose abajo al corear aquellas sentenciosas estrofas de Alberti. Es, sin duda alguna, uno de los mejores directos que existen, con un público entregado y participativo y un Paco Ibáñez que presenta una a una las canciones con una pequeña historia y una breve reseña para el autor de cada uno de los poemas. La única canción que no es un poema castellano es "La mala reputación", una versión hecha por Pierre Pascal para él del clásico de Georges Brassens "La mauvais repútation".
La reedición del 2002 en formato digital permitió incluir muchas más frases de las presentaciones que Paco hacía de las canciones, algunas eliminadas por economía y otras por otras razones. Se añade además una canción que no fue incluida en su día, "Un español habla de su tierra", de un poema de Luis Cernuda que habla sobre el exilio político. También se incluye la ligera variación que se produjo en "Proverbios y cantares": en la del 69, se respetaba el verso de Machado "una de las dos Españas ha de helarte el corazón", mientras que en esta dice "una de las dos Españas te ha helado el corazón".

Antes del odio


Por comenzar el ciclo de canciones sobre presos, cárceles y amnistía durante el franquismo y la transición de un modo cronológico, empezamos con un poema de Miguel Hernández, escrito por el inmortal poeta valenciano durante su estancia en las prisiones terribles de los años 40, en donde al igual que otros muchos presos políticos, esperaban casi con impaciencia la sentencia de pena de muerte por "rebelión militar" (sic), que, junto con otros, fue recogido y arreglado por su esposa Josefina Manresa en el libro Cancionero y romancero de ausencias. Triste de reconocer, pero verídico, que suponen casi lo mejor de su poesía, especialmente cuando estos poemas en boca de los cantautores, o leídos, por supuesto, supusieron la esperanza para muchos presos políticos. No hace falta más que saber que estaba en la cárcel, privado de su mujer y de su hijo, sufriendo la impotencia por el hambre y la miseria que estaban pasando. Las fotos que he escogido son una de Adolfo cantando a Josefina Manresa, el cartel de "Amnistía y libertad" y el retrato que Antonio Buero Vallejo le hizo en prisión. Este poema fue musicado y cantado por Adolfo Celdrán para su disco homenaje Al borde del principio.:

Antes del odio

Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado.
corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.

Corazón en una copa
donde me la bebo yo
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por amor!

No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.

Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba
y yo abajo siempre, amor,
sin otra luz que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor
a los pies de la tiniebla
más súbita, más feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces cuchillo sólo,
sólo por amor.

Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Espesura, mar, desierto,
sangre, monte rodador,
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre.
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme. no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa ?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy, siénteme libre.
Sólo por amor.

Miguel Hernández
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