Hoy hubieras celebrado tu cumpleaños, abuela. Todos los años por el 31 de Julio íbamos a visitarnos: mis hermanos y yo, casi siempre, los primeros; después ceremonialmente las primas, y luego, tal vez, algún que otro primo; y no solía faltar el ramo de flores de tu hijo. Aparecíamos por allí, te dábamos dos besos al tiempo que decíamos "¡Felicidades abuela!", y tú, rompías a llorar, como era tu costumbre en tu cumpleaños, Navidad o Noche Vieja. Después decías: "¡Ay, hijos! El último que veré…"; y yo te respondía: "¡Joer abuela! Todos los años dices lo mismo; el año que no lo digas te vas a ir"… No recuerdo exactamente si el año pasado lo dijiste o no, tiendo a pensar que no, porque creo que tu mermada salud mental te impidió hacerte consciente de por qué estábamos allí. Pero bueno, a modo de último beso o regalo de cumpleaños, ya que nunca se sabe cuál será la última vez que se haga una cosa, te dedico esta canción de Labordeta: no creo que llegaras a oírlo en tu vida, nunca te gustó mucho la música; no sé si te gustaría, pero siempre que escucho esta canción me acuerdo de ti, porque parece hablar de ti:
La vieja
Siempre te recuerdo vieja sentada junto al hogar, acariciando la lumbre, la cadiera y el pozal.
La tristeza de tus ojos de tanto mirar, hijos que van hacia Francia otros hacia la ciudad. Miguel dice que va bueno y parió la del Julián. Tú te quedas con tus muertos rezándoles sin parar, pensando que en esta vida sólo se puede llorar.
Siempre te recuerdo vieja sentada frente al portal, repasando antiguas mudas que ya nadie se pondrá.
Al cierzo de los otoños vas a buscar palabras desde la Francia o desde la ciudad. Miguel cayó del andamio y parió la del Julián. Tú, tus mitos y tus penas cubren barbecho y erial, cubren los viejos olivos con tu densa soledad.
Siempre te recuerdo vieja zurciendo la eternidad con tus palabras menudas ocultando la verdad.
Miguel murió del andamio y los chicos del Julián al final de aquel verano volvieron a la ciudad. A ti te enterramos pobre, como debía pasar, al lado de tu marido, tus padres y el sacristán, que loco por las campanas se desguazó ante el altar.
Siempre te recuerdo vieja nunca te podré olvidar, eternamente paciente, sufriendo sin más ni más.
Hay antropólogos y estudiosos de la cultura diversos que dicen que el alma mediterránea encontró su óptimo grado de maestría en el arte de la ironía, la sátira y el sarcasmo. Sí, ¿por qué no?
Según la RAE, la «ironía» (tomando sólo la 3ª acepción, que creo que es la que se ajusta) es una «figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice», la «sátira» una » 1. f. Composición poética u otro escrito cuyo objeto es censurar acremente o poner en ridículo a alguien o algo» y » 2. f. Discurso o dicho agudo, picante y mordaz, dirigido a este mismo fin»; y el «sarcasmo» una «burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo».
Nuestra literatura entera, es decir, la literatura española escrita en las cuatro lenguas cooficiales -además de la escrita en dialectos- está llena de ejemplos. Por supuesto, siempre que se habla de estas figuras el nombre Francisco de Quevedo viene irremediablemente a la cabeza, pero también el de Góngora, el de Lope de Vega, Arcipreste de Hita, y un largo etcétera. No obstante, y sin querer pretender ser exhaustivo o resabido, fue una reinvención de los clásicos griegos y romanos, como El asno de oro de Apuleyo, y un largo etcétera. De hecho, estas acepciones todavía tienen bastante de la definición que le aplicó Aristóteles, especialmente la ironía. En definitiva, que estas tres figuras retóricas nacieron con la cultura mediterránea y se quedaron desde entonces como una herramienta útil, por ejemplo, para insultar a alguien sin perder la compostura seria e intelectual y parecer así un borracho de taberna. Pero claro, la utilización de la ironía no está al alcance de cualquiera: es un arte tan refinado que requiere bastante preparación letrada. Todos recordaréis, imagino, como Quevedo fue capaz de llamar en sus propias narices a la reina coja con un juego de palabras acompañado por un ramo de rosas -Su majestad: es-coja (una de estas rosas)-: porque para dominar estas artes (vale, para los más refinados puede no ser un buen ejemplo) se necesita un gran dominio de la palabra y un léxico importante. Hay que conocer una palabra para poder darle totalmente la vuelta.
Desde entonces el arte de la ironía, la sátira y el sarcasmo ha acompañado a la literatura española (y de todos los sitios) resultando una herramienta eficaz muy especialmente en épocas en las que no se podían decir ciertas cosas o no se podía decir nada. Especialmente hirientes eran los capítulos que Ramón del Valle Inclán dedicaba a la reina Isabel II en su La corte de los milagros, por citar una obra de tantas de las que cargaban contra el poder. Y nuestras joyas literarias castellanas, como el Quijote, el Lazarillo o la Celestina, están llenas de estas figuras y recursos.
Por esa razón, la canción satírica en España demostró ser un perfecto aliado para decir lo que de otra manera no se podía en la literatura española del franquismo, y, por extensión, en la canción de autor.
En la canción de autor española jugó un papel fundamental la canción satírica francesa: los ingeniosos inventos de Georges Brassens en temas como «Le gorille» o «La mauvais repútation», junto a los de Brel en temas como «Ça va?» o «Vesoul» inspiraron una forma de hacer canción diferente, un estilo en el que se podía decir casi cualquier cosa sin temor a represalias. Con las adapataciones al catalán de los cantautores franceses, junto a la musicación de poemas de Paco Ibáñez y Raimon, el estilo de la canción satírica entraba en la canción de autor española.
Tanto Paco Ibáñez como Raimon descubrieron el potencial satírico que estaba en la literatura clásica castellana y catalana respectivamente: «Don dinero» de Quevedo, «Hace mucho el dinero» del Arcipreste de Hita, «Y ríase la gente» de Góngora encontraron en la voz de Paco Ibáñez un nuevo significado y sentido para los tiempos en que los cantó, demostrando que una protesta y una crítica de hacía más de cien años aún seguía, o podía seguir, estando vigente. En la literatura catalana coetánea de esta otra literatura castellana, es decir, que quitando el lenguaje tenían las mismas motivaciones, también estaban esas críticas a los reyes, a los nobles y a la iglesia; y eso fue aprovechado por Raimon en composiciones de Joan Timoneda, Ausiàs March y otros tantos, como «Els diners», los dineros. Sin embargo, aún estaba por nacer la gran canción satírica española.
Todos los cantautores realizaron alguna que otra canción satírica. Por poner algunos ejemplos, sin hacer caso de cronologías, las «Meditaciones de Severino el Sordo», de José Antonio Labordeta, en la que abordaba el drama de la emigración rural en los pensamientos del pregonero y único vecino del pueblo (nótese el encuadre berlanguiano del asunto: un pregonero en un pueblo deshabitado); «Buenos días, Adela mía», de Víctor Manuel -cantautor serio donde los haya-, en la que ridiculizaba a un supuesto ministro del régimen con sueños de grandeza; de Benedicto, «O aparato», canción anti-televisión, o «Latrica Marica», sobre el llamado antiguamente comadreo (cotillear); «La gallineta», «La mula savia» y otras de Lluís Llach, también un cantautor considerado políticamente serio; el ataque a los partidos de derecha en las primeras elecciones por parte de Patxi Andión en «Todos menos yo»… Se puede apreciar que, estrictamente hablando, no se puede categorizar en «cantautores serios» o «cantautores satíricos», pues casi todos los cantautores serios hicieron sátira, y, en honor a la verdad, la sátira en realidad puede hablar del tema más trágico pero disfrazado de broma.
La canción de autor de finales de los 60, salvo las excepciones que vemos y otras, era de un carácter tremendamente serio, incluidas las canciones de índole satírica. Fue casi necesario hacer canción satírica para sanear la excesiva seriedad de los temas, ya que la sátira y la ironía permite tomar distancia del tema a tratar. Para entonces ya había grandes cantautores satíricos: Chicho Sánchez Ferlosio aparece como un «cantautor serio» al principio, con temas como «Julián Grimau» o «La hierba de los caminos» para después cambiar a temas más desenfadados que aparecerían en su único LP A contratiempo: temas como «Si las cosas no fueran tan eonjosas» o «Hoy no me levanto yo» trataban en esencia de los mismos temas serios, pero disfrazados de jocosidad:
Pi de la Serra: fue un alumno aventajado de la escuela de Georges Brassens desde sus primeros sencillos hasta hoy en día. Quico era capaz de contar con forma de chiste las palizas de una manifestación («La meva estrella»), criticar a lo que entonces se comenzaba a llamar clase-media baja y su mediocridad («L’home del carrer») o, sirviéndose de la poesía de Pere Quart, atacara a la burguesía («El burgès»: és l’ofici de burgès,/ menjar i jeure i no fer res – es el oficio del burgués,/ comer y beber y no hacer nada), hasta incluso tratar de la muerte de Franco en «La matança del porc» (sobra cualquier apreciación). Era un maestro de la ironía, expresando lo contrario a lo que sentía en temas como «Gràcies, Deu meu», y, siempre que la censura lo permitiera, no dudaba en apoyarse en los dichos más chabacanos del pueblo común:
Pero no podríamos hablar de canción satírica sin nombrar a un grupo esencial en esto. A finales de los 60, con toda la solemne seriedad que rodeaba a la canción protesta, apareció una formación que revolucionaría el género y el estilo satírico: Las Madres del Cordero, con Moncho Alpuente, Antonio Piera , Jordi Pi y otros lanzaban su primer EP, con dos canciones arregladas por Pi de la Serra, ya clásicas en este estilo: «A beneficio de los huérfanos», una mordaz sátira contra la pretendida piedad de las clases pudientes, y «La niña tonta de papá rico», sobre las niñas bien que pululaban entonces en los guateques y en las facultades disfrazadas de progres. Elisa Serna decía que fue un alivio su aparición, porque era gente que hacía exactamente lo mismo que ellos, pero de una forma distinta. Y es que la canción de Madres del Cordero no era mera canción satírica: ellos la dotaron además de un aire jocoso y lúdico, semi-hippie si se me permite, con una música festiva que podía ir desde el pasodoble español al jazz de Nueva Orleans y al vodevil francés. Su primer LP, Todo está muy negro, era una colección de canciones hechas a mala idea disfrazadas de canción lúdico-festiva; encontramos críticas a la clase media («Yo quiero ser»), a la canción consumo, e incluso a la propia canción de autor, a modo, podríamos decir, de advertencia, pero también con su carga de mala idea contra la llamada canción protesta blanda, por un lado, y contra los clichés que se estaban creando por otro. Junto a ellos colaboraron gente tan importante en eso de escribir canciones como Luis Eduardo Aute e Hilario Camacho, además de la dirección musical de Antonio Gómez, alias «la Madrastra», ideólogo de Canción del Pueblo. Las Madres del Cordero participaron junto al grupo de teatro independiente Tábano en el espectáculo «Castañuela 70» como parte musical. Era un espectáculo dirigido a la gente que captaba las ironías y contra el régimen; cerraba el espectáculo su genial «A pesar de todo», toda una muestra de ácida y jocosa mordacidad contra los tópicos de la gente que atacaban a los elementos descontentos.
A pesar de todo, todo sigue igual, si se vive bien para que cambiar; y si acaso alguno lo pasará mal, con una quiniela se puede arreglar. ¿Dónde vas a ir que mejor estés? Piénsalo un momento, luego quédate.
Porque nos tienen envidia
nos critican desde fuera;
vale más una española
que quinientas extranjeras.
¡Déjalos que piensen!
¡Déjalos que inventen!,
que luego en España
su dinero invierten.
¡Qué viva el turismo!
¡Qué viva el folklor!
Castañuelas, guitarras
¡así se vive mejor!
Las Madres del Cordero volvieron a reaparecer bajo la forma Desde Santurce a Bilbao Blues Band. El espíritu era el mismo, lo único era que la música ya no era tan pop, sino que tenía más aires de jazz, de vodevil, de música festiva. El grupo alcanzó un cierto éxito comercial con la canción «El hombre del 600», cuyo drama de las clases medias, es decir, la transformación de la clase trabajadora que no sabía muy bien donde meterse (no eran proletarios ni burgueses) que sólo disponían de un día de asueto a la semana, quedó ensordecido por el éxito comercial de manera que hasta las abuelas de 72 años, seducidas por el aire de pasodoble, la cantaran. Sin embargo, el disco Vidas ejemplares, sigue siendo todo un desagravio contra la sociedad bienpensante de la época, incluso en su portada y contraportada, en donde se burlan de los tradicionales valores familiares. Participan en el disco Hilario Camacho, con letras y con dirección musical, Carmen y Macu de Aguaviva junto a Rosa León y Elena Santonja y Gloria van Aaresen (Vainica Doble) en los coros; Massiel hace la voz solista en el tema «Soy la mujer», canción anti-machista; los arreglos son de Carlos Montero, que después se dedicaría a cantar tangos. Mala leche, intención de herir, sorna, sarcasmo y buen humor son las palabras que definen el disco.
Como observamos, Hilario Camacho y Luis Eduardo Aute participaron facilitando sus letras. Ambos son dos grandes letristas que facilitaron letras a otros cantantes. Aute inlcuiría algunas de esas canciones años más tardes en su disco Babel, un compendio de algunas de sus mejores canciones satíricas. Como ésta, «Los fantasmas», cantada por Desde Santurce a Bilbao Blues Band:
Vainica Doble, por su parte, también fueron siempre amigas de hacer un tipo de canción desenfadada, como lo demuestran temas como «¡Ay!, quién fuera Hawaii!», una crítica contra los redichos culturetas que aparecían en televisión empleando palabras como «coyuntura» o «stablishment» para parecer más importantes.
Pero quedaría esto incompleto si no habláramos de una figura que, aunque tardía, resucitó con plena fuerza la canción satírica de raigambre brasseniano: Javier Krahe fue el renovador de una canción canalla e irreverente que todavía, ante las puertas de la década de los 80, levantaba ampollas. Versionó como nadie «Marieta», una estupenda canción de amor-desamor de Georges Brassens, atacó el tópico del tamaño masculino en «Un burdo rumor». La habilidad de Javier reside en hacer un poema de lo más absurdo o lo más normal que se le pueda ocurrir y meter ahí un montón de ideas que hacen de sus canciones inclasificables, siendo capaz de pasar de una historia lujuriosa a una protesta anti-americana. Es un estilo de canción protesta curioso, ingenioso e imaginativo que pervive a las modas, a las costumbres y a las clasificaciones. Por eso, sin despreciar a nadie, podemos proclamar a Javier Krahe como el más claro y digno sucesor español de Georges Brassens. Y como muestra, una de mis favoritas, ésta es una hermosa historia de cómo se decidió a recorrer los caminos del señor:
Sería ingenuo pensar que con la sátira se escapaba de la multa o del calabozo, pues en realidad, la sátira podía ser más eficaz y demoledora que una canción seria, principalmente por lo que tenía de burla contra un estado y unas costumbres que se ponían en ridículo ellas solitas sin ayuda de nadie. El ridículo estaba ahí, sólo había que manifestarlo, y de qué manera.
El caso de El Jueves me ha hecho pensar, como a muchos, si realmente han cambiado tanto las cosas desde que Desde Santurce a Bilbao Blues Band y, después, Rosa León, cantaran esta canción en su línea satírica habitual. Ésta es una canción que hablaba sobre la gente que se dejaba engañar por la actitud supuestamente aperturista de algunos ministros e instituciones del franquismo ante la crisis final e inevitable que se les avecinaba; la letra de Moncho Alpuente no deja lugar a dudas, y creo que lo mismo se le puede atribuir a hoy, casi 30 y pico años después: no ha cambiado nada, ha mutado; el antiguo franquismo militarista y nacional-católico (no ya el fascista, que cambió con la derrota de Italia y Alemania) se fue transformando, cambiando de piel, para convertirse en neo-liberalismo (quién quiera entender…). Total, le iba a dedicar la canción a personas concretas, pero mira no: voy a hacer lo mismo que estos tíos geniales: yo tiro la piedra, y el que se ponga la venda…
Las cosas van cambiando
Las cosas van cambiando, dicen que van cambiando, mas hay otros que dicen que se van disfrazando. Han cambiado los tiempos en su cronología: con distintos disfraces, la misma mercancía. Si alguno le hace gracia, papel de celofán, puede seguir dejando las cosas como están. Los lobos se han vestido con pieles de cordero, pero siguen mordiendo y se les ve el plumero. Hay demasiados ciegos que no lo quieren ver, demasiados miopes porque lo quieren ser, demasiados que dicen nada se puede hacer, esconden la cabeza y piensan con los pies; demasiadas conciencias ante un televisor, demasiados que duermen sin un despertador. No creas que con el tiempo las cosas cambiarán, aquí no cambia nada si no lo haces cambiar. No dejes que te engañen con su nuevo disfraz, que ya hace mucho tiempo que dura el carnaval.
Parece casualidad que pocos días antes hablara aquí de la censura en tiempos del franquismo y después se produjera el secuestro de El Jueves. Tal secuestro recuerda a aquellos días, cuando secuestraban revistas de humor gráfico tan importantes como La Codorniz o Hermano Lobo.
El fiscal ha aducido dos cosas: delito contra el honor e injurias a la corona. Injurias a la corona: bueno, si pasas por alto el hecho de que están "en pelote", como decía mi abuela Teresa, y en actitud de ¡folladores, folladores! que diría Stifler (el indeseable colega de la saga American Pie) no sé donde carajo está la injuria, si es que acaso incluso este hecho, mínimo en comparación con el chiste, sea una injuria; pero, seamos realistas: ¿acaso los principitos aparecieron debajo de un repollo? He visto injurias más injuriosas, francamente. Respecto a lo de la falta al honor, estoy hasta la gorra de que los salvapatrias de hojalata, los auto-erigidos sabios del reino y los valedores de la cultura española más rancia me falten al respecto, y a muchos otros: que si no les votas eres un terrorista, que si ZP es un etarra, que si los exiliados catalanes de la guerra civil eran cobarde (esta te la tengo guardada, Losantos: ya le hice tragarse a Maestre su cretina ignorancia y haré lo mismo contigo cuando quieras). Sr. Conde Pumpido: ¿insinúa usted que el príncipe es más ciudadano que cualquiera? ¿Es ésta nuestra democracia, según la cuál todos somos iguales? Poh vale…
Sobre la portada estaba luego los que dicen: "Se han pasado secuestrándola, aunque la portada es de muy mal gusto". Mira: casi todas las portadas de El Jueves son de mal gusto u ofenden, es El Jueves, no Telva, como dice Rafael Reig. Ha habido alguna en la que la caricatura del rey aparecía rodeada por dibujos de mujerones, ¿cuál es la diferencia? ¿Cuál es la diferencia con la famosa portada de La Razón (¿diario?, ¿seguro?) en el que sacaban a Xabier Arzalluz como Bin Laden? Eso está bien si lo hace El Jueves, pero un periódico serio (!) como pretende ser este no puede. Por esa razón, para atacar tal ataque de mojigatería, los responsables de El Jueves han vuelto a dar una lección de maestría en el arte de la sátira, la ironía y el sarcasmo:
Tal vez la canción más bella de Pau Riba, el pionero del hippismo catalán. Creo que expresó muy lúcidamente lo que tod@s hemos sentido alguna vez cuando esperamos algo que puede no ser seguro del todo, o esperamos lo peor e irremediable. Hay quien ve aquí contenido político por la época en que se hizo; yo lo dudo, pero no lo descarto:
Es fa llarg esperar
Oh que llarga es fa sempre l’espera quan s’espera que vindrà el pitjor; i que trista qu’és fa la llarga espera quan s’espera la mort de l’amor. Quan s’espera que ja tot s’acabi per tot d’una tornar a començar, quan s’espera que el món tot s’enfonsi per tornar-lo a edificar… es fa llarg, es fa llarg esperar!
I es fa trist esperar cada dia el cel roig i el sol que ja se’n va, i es fa fosc esperar cada dia perquè el sol no se’n vol anar mai, perquè els dies se’n van sense pressa i les hores no volen fugir, perquè esperes, i esperes, i esperes, i vols demà, però encara és ahir… es fa trist, es fa trist esperar!
I es fan lents els matins i les tardes quan l’espera et desvetlla el neguit. I es fan grises les llargues lentes tardes perquè et sents amb el cor ensopit, perquè sents que tens l’ànima morta i ho veus tot, tot el món molt confós perquè et trobes amb les portes closes i tancats com un gos rabiós, es fa fosc, es fa fosc esperar!
I es fan grises les hores d’espera quan no plou però veus el cel plujós. I es fan llargues les hores d’esperes quan la fi sents a prop per tots dos, quan fa dies que ni xiules ni cantes i fa temps que vas fer l’últim somrís, quan al cor sents la mort i t’espantes al pensar potser és l’últim avís. Es fa gris, es fa gris esperar!
Oh, que larga que se hace siempre la espera/ cuando se espera que vendrá que lo peor;/ y qué triste que se hace la larga espera/ cuando se espera la muerte del amor./ Cuando se espera que ya todo se acabe/ del todo para volver a comenzar,/ cuando se espera que el mundo entera se hunda/ para volver a edificarlo…/ ¡Se hace largo, se hace largo el esperar!// Y es triste esperar cada día/ el cielo rojo y el sol que ya se va,/ y es oscuro esperar cada día/ porque el sol no quiere nunca irse,/ porque los días se van sin prisa/ y las horas no quieren huir,/ porque esperas, y esperas, y esperas,/ y quieres el mañana, pero todavía es ayer…/ ¡Es triste, es triste esperar!// Y se hacen lentas las mañanas y las tardes/ cuando la espera te desvela el ansia./ Y se hacen grises las largas lentas tardes/ porque te sientes con el corazón adormecido,/ porque sientes que tienes el alma muerta/ y ves todo, todo el mundo confuso/ porque te encunetras con las puertas cerradas/ y encerrojadas como un perro rabioso./ ¡Es oscuro, es oscuro esperar!// Y se hacen grises las horas de espera/ cuando no llueve pero ves el cielo lluvioso./ Y se alargan las horas de espera/ cuando sientes el fin cerca de ambos,/ cuando hace días que ni silbas ni cantas/ y hace tiempo que sonreíste por última vez,/ cuando en el corazón sientes la muerte y te espantas/ al pensar que tal vez es el último aviso. ¡Se hace gris, se hace gris esperar!
Esta tarde he escuchado esta canción de María del Mar y se me ha hecho el culo pepsi-cola: prefiero ser vulgar a intentar competir vanamente con María:
No voldria res més ara
No voldria res més ara
que estimar-te
i sentir el teu cos, ben a prop.
No voldria res més ara
que el teu somriure
i ni un alè d’aire entre tu i jo.
No tenc res més ara
que aquesta cambra;
i només un poc meva,
la llum dels finestrons.
Ahir pel carrer vaig perdre
paraules i cançons
i estic aquest matí tan buida…
Un renou de mosques
fa somriure els vidres,
i el vent m’omple de fulles
un jardí transparent.
Ben lluny, això, de tu i de mi,
com si fos un núvol falaguer.
No voldria res més ara
que estimar-te
i sentir el teu cos, ben a prop.
No voldria res més ara
que el teu somriure
i el vent s’enduria dels meus llavis
la cançó.
No querría nada más ahora/ que amarte/ y sentir tu cuerpo, bien cercano.// No querría nada más ahora/ que tu sonrisa/ y ni un soplo de aire entre tú y yo.// No tengo nada más ahora/ que éste cuarto;/ y sólo un poco mía/ la luz de las ventanas./ Ayer por la calle perdí/ palabras y canciones/ y está mañana estoy tan vacía…// Un rebaño de moscas/ hace sonreír los vidrios,/ y el viento me llena de hojas/ un jardín transparente./ Bien lejos, eso, de tú y de mí,/ como si fuese una nube halagüeña.// No querría nada más ahora/ que amarte,/ y sentir tu cuerpo muy cercano.// No querría nada más ahora/ que tu sonrisa/ y el viento se llevara de mis labios/ la canción.
Una bella canción, del genio vasco Mikel Laboa, que se puede traducir como "El pájaro es el pájaro", y habla de que, aunque nos duela, tenemos que dejar ser y hacer a las personas que amamos precisamente porque las amamos:
Txoria txori
Hegoak ebaki banizkio nerea izango zen, ez zuen aldegingo. Bainan, honela ez zen gehiago txoria izango eta nik… txoria nuen maite.
Si le hubiera cortado las alas/ habría sido mío,/ no habria escapado. Pero así,/ habría dejado de ser pájaro. Y yo…/ yo lo que amaba era un pájaro.
Redención (Nuestro último baile)
Mi segunda novela: una historia de amor, misterio e intriga; la lucha de una chica por su pareja pasa por enfrentarse a una secta apocalíptica
Billy («algo es algo»)
Tres cosas atormentan al exinspector de policía Guillermo Niño Pérez: un vecino que le obsesiona, el recuerdo de un crimen y una querella por sus torturas durante el franquismo. Por si esto fuera poco, se une la inquietud hacia un asesino en serie que
Queca
Un regalo inadecuado puede cambiarle la vida a cualquiera. Tal es el caso de Miki, solterón por obligación y solitario por vocación; cuando su cuñado le obsequia con un recuerdo que se ha traído de su viaje a Japón: una muñeca sexual de nombre Megu