Que ninguén queira ensinarme
onde hei de buscar a frol,
cómo hei de beber o viño,
cando hei de tomar o sol.
Que naide quera ordearme
as treces que hei de rezar,
os libros que debo ler,
os vítores que hei de dar.
O que sei seino de abondo
dende o comenzo até ó fin:
sei do día, sei da noite,
sei da historia que vivín.
Na vella sabiduría do meu sangue
adeprendín que a morte levoa conmigo
dende o día en que nacín.
Que ninguén sabe ren
dai alma de cada quen.
Que nadie quiera enseñarme/ dónde he de buscar la flor,/ cómo he de beber el vino,/ cuando he de tomar el sol./ Que nadie quiera ordenarme/ las treces que he de rezar,/ los libros que debo leer,/ los vítores que he de dar./ Lo que sé lo sé suficientemente/ desde el comienzo hasta el fin:/ sé del día, sé de la noche,/ sé de la historia que viví./ En la vieja sabiduría de mi sangre/ aprendí que a la muerte llevo conmigo/ desde el día en que nací./ Que nadie sabe nada/ del alma de cada quien.
Posted by Mª Mercè on 13 marzo, 2008 at 16:54
Qué bonito poema!!
Hasta en galego suena bien!!
Un abrazo, Gustavo
Mª Mercè.