Voy a imitar un famoso spot de televisión (perdón por el anglicismo) muy popular en los años 70. Era el anuncio de una lavadora, y era, hasta cierto punto, cómico: quiero decir que era tan absurdo y real a la vez, que parecía ideado por Tip y Coll (por poner humoristas de entonces). En el anuncio en cuestió veíamos a una esforzada ama de casa atendiendo a sus querubines que lloran y gritan "mami mami", mientras el juicioso "pater familias" se arrepantinga en su sillón, con su pipa y leyendo un periódico (no sé cuál: creo que no se precisa), cuando de repente una voz en off exhorta: "Pórtese como un hombre". Pero tiene que repetirlo una segunda vez y ya el hombre se levanta. Cualquier de nosotros, que no tenemos la inteligencia de un publicitario y, por eso, caemos constantemente en absurdos, hubiéramos pensado: "levántese y ayude a su mujer"… Pero no, la omnipotente voz brama: "¡Pórtese como un hombre! Ayude a su mujer… Comprándola una lavadora megamátic ultra tal que lava friega y fríe"…
Sin embargo, más tremendo era aquél que anunciaba una cierta marca de bebida: tal marca, hasta hace relativamente poco, se distinguía por hacer campañas publicitarias muy machistas (más que Axe, que ya es decir). Y, por supuesto, los archivos de los años 70 son un filón: el más famoso era aquél en el que una guapa señorita (seguramente famosa) salía vestida de mecánica, de piloto, y en cada escena exclamaba "¡Es cosa de hombres!". Pero el colmo era éste (AVISO: lo que en este anuncio se ve y se oye puede causar hinchazón de ovarios o de huevos, según el caso; genericamente: cabreo asegurado):
Ahora nos reímos (en cierto modo). Y nos alegramos porque estas cosas han cambiado… ¿Seguro? No, lo que pasa es que se han vuelto más sutiles, y siguen dando la misma educación machista, pero enmascarada y transmutada en ciertos aspectos. Ahora, al hombre algunos le siguen exigiendo que sea duro, que no se deje avasallar, que pelee; y otros le exigen que sea sensible, que se cuide… A la mujer, por su parte, ya no se le exige que sea virtuosa, abirtamente, pero que sea una víbora en el trabajo: que trepe, que devore, que acuchille. Y a su vez que cumpla en el trabajo y en casa: la súper-woman. Por eso, usando un poco estos argumentos de la publicidad setentera, quiero decir aquí:
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