Posts Tagged ‘11 de Septiembre de 1973’

Xileko langileria: La clase obrera de Chile


El Estadio de Chile, en donde moriría asesinado Víctor Jara junto a muchos, convertido en campo de exterminioAquí sostenemos que la solidaridad no tiene fronteras ni lenguajes, como es éste el caso. En 1975, el poeta vasco Daniel Landart escribía este poema en el que explica lo que ocurrió en Chile en 1973: las causas que desencadenaron el golpe de Estado que dio lugar al sangriento régimen del general Augusto Pinochet (que el Diablo lo tenga en su seno). Chile era un país con grandes diferencias sociales, no ciertamente de los más miserables (comparado, por ejemplo, con Bolivia); en 1970, la coalición de partidos de izquierda (tanto revolucionarios como socialdemócratas) Unidad Popular, liderado por Salvador Allende, gana las elecciones y se propone la realización de profundas reformas sociales. Esto molestó no sólo a a las clases altas chilenas, sino que también inquietó al gobierno de Estados Unidos, presidido por Richard Nixon y con el funesto Henry Kissinger como secretario de Estado. Así pues, la reacción chilena, los partidos y grupos de ultraderecha, con la ayuda de la CIA, comienzan una campaña de boicot contra el gobierno Allende, comprendiendo una serie de acciones que iban desde el boicot económico de los empresarios, pasando por atentados contra centros neurálgicos (que la prensa ultra, como la revista Mercurio, atribuye falsamente a la izquierda) hasta un primer intento de golpe de Estado. El 11 de Septiembre de 1973, las fuerzas armadas (muchas de ellas entrenadas en ciertas escuelas clandestinas militares de Estados Unidos), al mando de Pinochet, ejecutan un sangriento golpe de Estado que desembocará en una de las más sanguinarias dictaduras que conoció Latinoamérica; durante las jornadas que siguieron al golpe de Estado, fueron torturados (de las formas más cruelmente imaginadas) y asesinados brutalmente cientos de simpatizantes, o sospechosos de ello, de Allende, incluido el propio presidente de la República (si se suicidó o fue asesinado sigue siendo todo un misterio): dos de aquellas víctimas, como recuerda Landart en su poema, fueron las dos figuras más importantes y reconocidas internacionalmente: el cantautor Víctor Jara, asesinado tras largas y crueles torturas en el Estadio de Chile, el mismo estadio que tiempo atrás fue testigo de su gloria, y probablemente el poeta y antiguo cónsul de Chile en España en los años 30Quema de libros en Chile Pablo Neruda: Neruda murió, oficialmente, el 23 de ese mismo mes debido a un cáncer de próstata, pero la familia siempre ha tenido la grave sospecha de que fuera asesinado. En 1978, el dúo de folk y rock progresivo vasco, Errobi (Anjel Duhalde y Mixel Ducau) la grabaron en su disco de 1977 Gure lekukotasuna (Nuestro testimonio); esta versión, sin embargo, es de su disco en directo de 1978 Bizi bizian:

Escuchar: http://www.goear.com/listen/ce43fff/xileko-langileria-errobi

Xileko langileria

Ximixta baten pare
eguzki gorrail bat ikusi ondoan,
Xileko langileria
berriz,
gau beltzean sartu da.

Langileen kopetak beheititu dira,
haien begiak zorroztu
bihotzak gogortu
eta
eskuan zaukaten xoria airatu.

Alta zenbait denboraz uste ukan dute,
uste ukan dute bai
eguzki gorrail hori gorriagotuz joanen zela
ta zuzen den bezala
klase gabeko gizarte bat, eginen zutela.

Baina ez…

Haundi-maundi madarikatuek
ez dute horrelakorik onartu
eta beren interesak zaindu beharrez
erabakia segidan hartu
iraultzaren gidariak behar zirela suntsitu!

Beren lan tzarraren obratzeko
denak zauzkaten eskuko
dirua eta armak, armak eta dirua
Ipar Amerikaren laguntza,
Ez dut aipatzen Eliza…

Populuak aldiz, gaixo populuak
bere buruaren zaintzeko
faxismoari ihardukitzeko
ez zuen deus kasik
bere esku hutsak baizik…

Ta esku huts horiek moztu dituzte
Gobernuko giderrez jabetzeko
ta jabetu ondoan, oraindik
salbaikeria harrigarrienen egiteko:
politika gizonak hil
sindikalistak hil
olerkari ta kantariak hil.

Eta bizi gelditu direnen saria,
desterru edo presondegia,
eguneroko miseria.

Geroztik,
Xileko langileria doluminez dago
eta badaki
zeru gainean ez duela izarrik ikusiko
askatasuna ez baitzaio zerutik jautsiko
baina bai, lur huntan aski gudukatuz
zuzentasunak baitu, egun batez, irabaziko.
Egun batez, irabaziko.

Xileko langileria
lurrera eroriak
eta
Euskadiko langileria
zutitzen hasiak,
zein diren elkar iduriak.

La clase obrera de Chile

Después de ver un sol rojizo/ parecido a un rayo,/ la clase obrera de Chile/ de nuevo/ entra en la negra noche.// Las frentes de los obreros han sido humilladas,/ sus miradas se han aguzado,/ los corazones endurecido/ y/ el pájaro que tenían en la mano ha echado a volar// Sien embargo, durante algún tiempo han pensado / sí, han pensado/ que ese sol rojizo se volverá más rojo/ y que, como es de justicia, harán una sociedad sin clases sociales.// Pero no…// Los malditos gerifaltes/ no han aceptado nada parecido/ y por cuidar sus intereses/ enseguida toman la decisión/ de que ¡era necesario destruir a los cabecillas de la revolución!// Para llevar a cabo su inmenso trabajo/ todos tenían en sus manos/ dinero y armas, armas y dinero,/ la ayuda de Norteamérica,/ por no mencionar a la Iglesia…// El pueblo, en cambio, pobre pueblo/ para cuidar de sí/ para responder al fascismo/ no tenía casi nada/ más que sus manos vacías…// Y han cortado esas manos vacías/ para apoderarse de las riendas del gobierno/ y para, después de hacerlo, hacer las más asombrosas barbaries:/ matar a los políticos/ matar a los sindicalistas/ matar a los poetas y a los cantantes.// Y el premio a los que han sobrevivido,/ destierro o encarcelamiento,/ la miseria diaria.// Posteriormente,/ la clase obrera de Chile siente dolor/ y sabe/ que no va a ver ninguna estrella en el cielo/ porque la libertad no va a caerle del cielo/ pero sí, peleando mucho en esta tierra/ la justicia vencerá algún día.// Vencerá algún día.// La clase obrera de Chile/ ha caído a tierra/ y la clase obrera del País Vasco/ ha comenzado a ponerse de pie,/ cuánto se parecen.

Daniel Landart

Música: Mixel Ducau

Traducción al castellano: Gustavo Sierra – Dr. Karlos Cid Abasolo

Una vez más agradecer a mi profesor y amigo Karlos la inestimable ayuda prestada en mi rudimentaria traducción del poema, corrigiendo y enmendando mis fallos y mis ignorancias.

Rafael Alberti’s «To the president of Chile, Salvador Allende»


Nueva imagen3 Rafael Alberti (Puerto de Santa María, Cádiz, 1902-Madrid, 1999) was one between the greatest Spanish poets. He was a member of the great Generación del 27 (27’s Generation), with García Lorca, Gerardo Diego, etc. His poetry has five stages: new popularism, gongorism (relative to great clasic poet Luis de Góngora), political poetry and poetry from the exile. Member of the Spanish Comunist Party, Alberti was one of the poet more actives in the social report. During Spanish Civil War, was very active in the Republican side inside the movement Anti-Fascist Intellectuals Alliance, till Franco’s victory, when he is forced to exile. Rafael begun to write poems vindicating humanism and against Francoist regime, becoming in a symbol to an all inconformist generation. He get back to Spain in 1977, two years after Franco’s dead, thanks to an amnisty. (Photo: February, 1936; Alberti reading to the V Regiment).

In this poetry, Alberti compares Pinochet with Franco.

Al presidente de Chile, Salvador Allende

No los creais
cubría su rostro
la misma máscara
la lealtad en la boca
pero en la mano una bala…
Al fin los mismos en Chile
los mismos en Chile que en España

Todo acabó mas la muerte
la muerte no acaba nada
mirad: han matado a un hombre
ciega la mano que mata
cayó ayer, pero su sangre
hoy ya mismo se levanta
hoy ya mismi se levanta…

No los creais
cubría su rostro
a misma máscara
la lealtad en la boca
pero en la mano una bala…
Al fin los mismos en Chile
los mismos en Chile que en España

To the president of Chile, Salvador Allende

Don’t you believe them/  a mask covered their face/  the same mask/  loyalty on the mouth/  but a bullet in the hand…// At the end the same in Chile/ the same in Chile than in Spain./ All was over but death/ death doesn’t finish nothing/ look: they killed a man/ the killing hand blind/ fell yesterday, but his blood/ already today is rising.

Rafael Alberti

Nueva imagen Víctor Manuel (Víctor Manuel San José) is a famous Asturian songwriter since the swinginng 60’s. Member of the Spanish Comunist Party, made a lot of critical songs against Franco’s regime. Víctor Manuel’s style is a kind of pop music, sometimes mixed with Asturian traditional tunes. Víctor Manuel sings his own words, or poems by others, as Blas de Otero or this by Alberti. (Photo: Víctor Manuel, second by the right, with -from left to right- Galician songwriters Bibiano and Benedicto, Rosa León -playing guitar- and singer Ana Belén, his wife)

Carta a Pinochet y a sus desquiciados seguidores


Ésta es una carta que escribí hará dos años, mientras el asqueroso bastardo agonizaba en su cama, dedicado a esa escoria que velaba por él y rezaba. La original está en A ras del Alba:

Carta a los seguidores de Pinochet y a su moribundo general

Estimados señores que viven en Chile:
Les digo estimados por cortesía, les digo señores porque no puedo
llamarles hombres o personas, les digo que viven en Chile porque
ustedes no pertenecen al pueblo de Chile: este pueblo quedó
desangrándose sobre las piedras aquel 11 de septiembre de 1973 junto a
algunos de sus mejores valedores por culpa de aquél por quien ustedes
hoy rezan con la complicidad de gobiernos extranjeros poderosos, que lo
escudaron y luego se lavaron las manos.
¿Por quién están rezando? ¿Por un general asesino traidor a su pueblo?
¿Por qué le dan las gracias? ¿De qué les salvó? Allende nunca mató a
nadie.
¿Rezan para que tenga una buena muerte? ¿Para que se le perdonen los
pecados? o mejor, ¿para que se muera y escape de la justicia de los
hombres? Si no es así, deberían, si tanto le aman; y si tanto le
estiman, sigan sus pasos hacia una eternidad llena de crujir de huesos,
de torturas espantosas elaboradas por abyectos torturadores: él conoce
bien ese sitio, aunque él lo conoce como Chile, 1973. Allí, en aquel
tiempo, Pinochet instauró el infierno en la tierra, en el pequeño Chile.
Y a usted, general, hombre que cambió su título de "ser humano" por el
de "general", podrá irse contento de este mundo, podrá confiar en que
ha burlado a la justicia humana, podrá creer que usted ha sido un
cruzado, un santo o lo que sea, y que por ello se irá a los Cielos, a
la derecha del Padre… Pero aquí abajo, y allí arriba, todos sabemos a
dónde va ir usted, si es que tiene cabida allí abajo usted, y no espere
eternidades de gloria, beatificaciones de Roma y comuniones papales:
para usted eso se acabó, es hora de que pruebe la comida que dio a su
pueblo.
General Augusto Pinochet, tenga usted buena estancia en el infierno por los siglos de los siglos.

Gustavo Sierra Fernández

Pronto, las reflexiones sobre su muerte, que, sin embargo, podéis leer aquí:
http://blogoteca.com/alvitogodino/index.php?cod=6727

(NOTA: observaréis, si pincháis el enlace del anterior texto, que dista mucho entre mi último comentario y el de un payaso neoliberalista de esos que se creen que algunas dictaduras son perdonables. La razón se debió a que no se me notificó este comentario -por llamarlo de alguna manera-, lo cual me jodió, pues debió de creer que había ganado la partida dialéctica. Nada más lejos: a mí estos payasos ni me asustan ni me amedrentan ni me ganan)

Carta de Ángel Parra


Carta abierta a Victor Jara


Querido Víctor:

Me despierto con ganas tremendas de escribirte para
contarte lo que me sucedió anoche 24 de diciembre. Serían como las 12:10 cuando sonó el
teléfono, nosotros dormíamos profundo, lo de siempre cuando te despiertas antes de haber
terminado su noche, ¿quién será? ¿Porqué tan tarde? etc. La llamada era de Chile,
para decirme que formaba parte de los perdonados, que era parte del paquete de regalo de
pascua que la dictadura ofrecía este año.

 La voz querida de mi hermana sonaba radiante, ¿te
acuerdas Víctor de su voz? ¡Se te acabó el exilio hermano, se te acabó el exilio! Por
un segundo compartí de corazón su alegría, la alegría de tantos otros que pelean todos
los días a brazo partido por el fin del exilio y que en mi caso consiguieron mi perdón.
Perdón, ¿pero de qué, Dios mío me pregunto?

 ¿Me están perdonando tus 40 balas por la espalda?

 ¿Mi padre a quien no volveré a ver?

 Ellos me están perdonando nuestros 30 mil muertos y
¿el río Mapocho ensangrentado? Me perdonarán acaso los cadáveres que traía el Renaico
en Mulchén? ¿Los fusilados de Calama (al quinteo, es decir 1-2-3-4-5-tú), el director
de la Sinfónica Infantil de La Serena? ¿El padre Jarlan símbolo de los pobladores
torturados violados relegados expulsados encarcelados desaparecidos? ¿Carmen Gloria,
Rodrigo?

 Parece que debo hacer una reverencia y agradecer el
perdón. aquí no ha pasado nada y tan amigos como antes.

 ¿Qué te parece Víctor? A veces pienso que es
mucha la generosidad, y que soy un mal agradecido.

 Me perdonan Marta Ugarte, Tucapel, el Chino Díaz,
Weibell, los degollados, Pepe Carrasco, Corpu Cristi y yo no se agradecer.

 ¿Me siguen perdonando los cinco jóvenes
desaparecidos en septiembre del’87, mi pueblo hambriento, la cesantía, la Prostitución
infantil y este nudo en la garganta permanente desde hace 14 años tamblén me lo
perdonan? Me pregunto si en este gesto están incluidos mis amigos muertos en el exilio,
Lira Massi, Ramírez Necochea, Guillermo Atias,Vega Queratt.

 Estas en la lista, cual lista, la de los que pueden
reir pensar, circular, amar, morir, vivir?

 En fin Víctor amigo, mucho tiempo que quería
escribirte pero ya me conoces soy un poco flojo. Te contaré que estoy componiendo mucho,
entre merengues, tonadas, cumbias y cuecas, oratorios y pasiones, el tiempo pasa y se
queda inscrito en el alma.

 Quiero hablarte un poco de mi mujer a quien no
conociste, pero conocerás algún día o no, mejor lo verás en ella cuando llegue el
momento. Ella me ha dado algo que yo no sé como se llama, pero que se traduce en una
cierta seguridad equilibrio y alegría de vivir, la misma que tú tenías junto a tu
mujer. Me acuerdo perfectamente de tu claridad y seguridad en tus pasos, aventuras y
destinos. Y eso se reflejaba en tu trabajo, el teatro, la peña, el partido, los
sindicatos y los amigos. Siempre tenías tiempo para todo (yo me cansaba de mirarte). Me
acuerdo que la Viola me decía, aprende, aprende. Espero haber aprendido algo.

 Por ejemplo :

  La
humildad, el heroismo no
se venden ni se compran
que la amistad es el amor en desarrollo que los hombres son libres solamente
cuando cantan, flojean o
trabajan chutean el domingo
la pelota
o se toman sus vinitos en las tardes le cambien los pañales a su guaguas distinguen las ortigas del cilantro cuando rezan en silencio porque creen
y son fieles a su pueblo
eternamente como tú y como miles de anónimos maestros somnolientos de domésticas, mineros,
profesores, bailarinas,
guitarreras de la Patria.
También quiero decirte al
despedirme
que París está bello en este invierno
que no acepto los perdones ofrecidos que mi patria la
contengo en
una lágrima que vendré a visitarte
en primavera que saludes
a mis padres
cuando puedas que tengo la memoia de la historia y que todo crimen que se haya cometido deberá ser juzgado sin demora que
la dignidad es esencial al ser humano
que el año que
comienza será ancho
de emociones esperanzas y
trabajos
sobre todo para Uds. Víctor Jara que siembran trigo y paz en nuestros
campos.
 

ANGEL PARRA, París,
diciembre 1987.

http://www.patriagrande.net/chile/victor.jara/vjcarta.html

Estadio de Chile


“Normalmente en el estadio
anunciaban por los altavoces el apellido del prisionero ordenandole presentarse
en tal o cual lugar. Pero a Jara lo vino a buscar un soldado. En este momento
Victor estaba sentado entre Boris Navia, jurista de la Universidad, y yo.
El soldado se acerco silenciosamente y sin pronunciar una palabra toco
el hombro de Victor haciendole señas para que los siguiera. Tanto
yo, como otros prisioneros teniamos la impresion de que los militares no
querian decir en voz alta que a Jara se lo llevaban a alguna parte… Cuando
el cantante se levanto -seguramente, no pensaba volver sano y salvo- tuvo
tiempo de sacar del bolsillo una hoja arrugada de papel y se la dio furtivamente
a Boris Navia. Era el poema Estadio de Chile,
compuesto por Victor.

    “Mas tarde, ya en el
Estadio Nacional durante los primeros interrogatorios, entre las cosas
de Boris Navia, encontraron el papel con el poema, lo escondia en un calcetin.
El poema denunciaba el fascismo y la dictadura. Los militares creyeron
que su autor era Boris y lo apalearon sin piedad. Le quitaron el poema.
Pero con la ayuda de los compañeros Boris pudo hacer varias copias
a mano del poema. Una de las copias fue a parar a manos de Ernesto Araneda,
destacado comunista y ex-senador, que tambien estaba preso. No se como
logro salvar el poema y enviarlo fuera. Depues de la muerte del cantante
el partido edito en la clandestinidad este poema, que fue rapidamente divulgado
y se hizo famoso…

Carlos Orellana

Estadio de Chile

Somos cinco mil aquí

en esta pequeña parte la ciudad.


Somos cinco mil.


¿Cuántos somos en total


en las ciudades y en todo el país?


Sólo aquí,


diez mil manos que siembran


y hacen andar las fábricas.


Cuánta humanidad


con hambre, frío, pánico, dolor,


presión moral, terror y locura.


Seis de los nuestros se perdieron


en el espacio de las estrellas.


Uno muerto, un golpeado como jamás creí


se podría golpear a un ser humano.


Los otros cuatro quisieron quitarse


todos los temores,


uno saltando al vacío,


otro golpeándose la cabeza contra un muro


pero todos con la mirada fija en la muerte.


¡Qué espanto produce el rostro del fascismo!


Llevan a cabo sus planes con precisión artera


sin importarles nada.


La sangre para ellos son medallas.


La matanza es un acto de heroísmo.


¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?


¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?


En estas cuatro murallas sólo existe un número


que no progresa.


Que lentamente querrá más la muerte.


Pero de pronto me golpea la consciencia


y veo esta marea sin latido


y veo el pulso de las máquinas


y los militares mostrando su rostro de matrona


llena de dulzura.


¿Y México, Cuba y el mundo?


¡Qué griten esta ignominia!


Somos diez mil manos


menos que no producen.


¿Cuántos somos en toda la patria?


La sangre del compañero Presidente


golpea más fuerte que bombas y metrallas.


Así golpeará nuestro puño nuevamente.


Canto, qué mal me sabes


cuando tengo que cantar espanto.


Espanto como el que vivo


como el que muero, espanto.


De verme entre tantos y tantos


momentos de infinito


en que el silencio y el grito


son las metas de este canto.


Lo que veo nunca vi.


Lo que he sentido y lo que siento


harán brotar el momento…

Compañero Víctor Jara


Víctor Jara fue uno de los más prometedores y mejores valores de la llamada Nueva Canción Chile; era el preferido de mucha gente alrededor de todo el mundo: en Estados Unidos, en Japón, en Francia, en Alemania, y, entre otros sitios más, además de los distintos países sudamericanos, en España. Aunque es cierto que su injusto asesinato le rodeó de un halo romántico, es más cierto que Víctor ya era conocido, y reconocido como estandarte de la canción solidaria, en todo el mundo. Sucede con él lo mismo que ocurrió con Federico García Lorca, o incluso Sacco y Vanzetti: no es ni más ni menos que cualquier otro represaliado, pero, al ser una persona conocida, admirada y respetada, en su muerte queda reflejada la muerte de todos aquellos que murieron por la esquizofrenia de los reaccionarios y por la ambición de los poderosos.
La carrera de Víctor Jara es bastante profusa: además de música, también dirigió teatro, Bertold Brecht especialmente, y escribió algún que otro libro de poesía. En música, además de en solitario, fue parte como director musical e ideólogo de grupos como Quilapayún. Las letras de sus canciones podían ser de lo más variopinto, ir desde la letra más romántica hasta el compromiso más político, inspirado por la matriarca de la canción chilena, Violeta Parra, con cuyos hijos, Ángel e Isabel, compartió escenarios.
Al igual que toda esta generación de cantantes, Víctor hizo actuaciones en apoyo del partido Unidad Popular, de Salvador Allende, para quienes además escribió, junto a Sergio Ortega, una versión del himno "Venceremos" para las elecciones de 1970. Tras la victoria de la coalición, Víctor, como todos sus compañeros, celebraron el triunfo de las elecciones de 1970, y alabaron las profundas transformaciones sociales que el presidente Allende llevó a cabo. Así mismo, denunció como mejor sabía, con su guitarra y su voz, las presiones de la burguesía, el ejército y la iglesia para desestabilizar el país mediante boicots económicos e incluso atentados terroristas. Víctor, Isabel y Ángel Parra, Inti-Illimani, Quilapayún, Patricio Manns, Patricio Castillo y otros, junto a escritores como Pablo Neruda, eran el apoyo intelectual del gobierno de Allende, lo cual les ponía en una situación de compromiso y responsabilidad, de cara a Chile y al exterior: realmente, por lo menos ante ciertos países democráticos, no pudo encontrar Salvador mejores embajadores que los integrantes de la Nueva Canción Chilena.
El golpe de estado de Pinochet sorprende a Víctor cuando iba a dar un recital en la Universidad Técnica, pero no cantó desde el escenario, sino entre los estudiantes, tratando de tranquilizarlos. En la madrugada del 12 de Septiembre, los soldados irrumpen con tremenda violencia en la universidad, después de un intenso tiroteo, y detienen a Víctor junto a otros estudiantes. Es conducido al estadio de Chile, precisamente donde años antes le habían aplaudido al ganar el concurso de la Canción Chilena. Allí es reconocido por el comandante Manrique, fascista empedernido, que "se lo pide" para él. Durante esos días tenebrosos, Víctor tendrá que soportar toda clase de torturas y humillaciones: el objetivo del comandante y sus esbirros es obvio: Víctor no les es útil para nada, sólo quieren dar escarmiento en él. Finalmente, debió morir el 17 de Septiembre: se descubrió su cuerpo cerca del cementerio, junto a una metralleta: los soldados ofrecieron la versión de que Víctor Jara les atacó.
(En este enlace podéis ver los acontecimientos con más detalle: http://www.patriagrande.net/chile/victor.jara/vjmuerte.html)
Víctor Jara no era un criminal, no era un político, sólo era un cantante, un poeta y un músico; pero su activismo le había convertido en un símbolo: los soldados le mataron porque no les gustaban sus canciones, no les gustaba lo que ahí se decía. Quisieron escarmentar a toda la población a través de su asesinato, y además difamarlo al intentar difundir la idea de que él los había atacado con fuego real.
La muerte de Víctor Jara, al igual que pasó con la de Lorca en el año 36, movió muchas conciencias, porque, además de la brutalidad del crimen, puso de sobreaviso a todos los cantautores del mundo de que habían contraído ciertas responsabilidades políticas, que eran tan vulnerables a la muerte por motivos políticos como cualquier otro, sólo por cantar. Pero no por eso se dejó de cantar, al contrario: se cantó, y más alto y más fuerte. En el año 77, en el Piamonte, se organizó un festival internacional de la canción en su memoria bajo el nombre I Festivale della Canzone Poplare "Víctor Jara": allí acudieron cantautores de todo el mundo; desde aquí llegaron Benedicto (que guarda un dulce recuerdo del acontecimiento: "A Víctor Jara") y Labordeta (que pudo ir tras pagar una multa por el tumulto que se armó tras un recital suyo) entre otros; y además vino desde las tierras de Norteamérica aquel hombre que siempre estaba dispuesto a ayudar, a denunciar la injusticia, a arrimar el hombro: Pete Seeger vino a cantar en homenaje de Víctor Jara, siendo su actuación la única que quedó registrada en disco.
La muerte de Víctor Jara no lo convirtió en un símbolo, porque él ya era un símbolo en su día, pero ante todo un hombre que podía morir, aunque también podía cantar, y cantar muy alto.


El pueblo unido jamás será vencido


Título
El Pueblo unido jamás será vencido
Intérprete
Quilapayún
  1.  Con el alma llena de banderas (Víctor Jara)
  2. Elegía al "Che" Guevara (Eduardo Carrasco)
  3. Titicaca (popular; arreglada por Quilapayún)
  4. El rojo gota a gota irá creciendo (Eduardo Carrasco-Horacio Salinas)
  5. Chacarilla (popular; arreglos Illapu)
  6. Compañero presidente (Eduardo Carrasco-Quilapayún)
  7. Canción de la esperanza (Eduardo Carrasco)
  8. La represión (Sergio Ortega)
  9. El pueblo unido jamás será vencido (Sergio Ortega-Quilapayún)

1975

Comentarios. Aunque éste es el más conocido, por lo menos en España, en realidad se trata del 2º álbum de la formación folklórica chilena que recibe este nombre: el primero, editado en 1974, llevaba por subtítulo "Yhtenäista Kansaa Ei…", ya que la canción con que cierra este álbum y lo da nombre estaba interpretada junto al grupo finlandés Agit Prop. El pueblo unido… es el primer álbum que el grupo graba en el exilio tras el golpe de estado de Pinochet, desde su residencia en París, por lo que la carga emotiva y reivindicativa lo hace ser uno de los discos más llamativos y representativos de la banda. Aunque es un álbum eminentemente político, no faltan los arreglos sobre temas populares.
Abre el álbum la versión de una de las canciones más populares de su amigo, colega, ideólogo y compañero Víctor Jara, asesinado vilmente por los esbirros del general traidor; "El alma llena de banderas" era una balada que Víctor le dedicó al "Che" Guevara, pero que Quilapayún quiso utilizar para homenajear a su amigo cambiando un verso, y así, todo el sentido de la canción: allá donde Víctor decía "El que quemó tus alas al volar/ no apagará el fuego de los pobres", el grupo eliminaba ese "no" para dejar constancia de su denuncia. Otras canciones de protesta que encontramos es la llamada a la resistencia en "El rojo gota a gota irá creciendo"; el planto por la memoria al presidente de Chile Salvador Allende en "Compañero presidente", que constituye también una llamada a la resistencia; y finalmente "La represión", una balada de consuelo para la aplastada población de Chile.
Fuera ya de una intencionalidad política explícita, el grupo, siguiendo su línea de trabajo, incluye una canción popular arreglada por otro grupo folklórico, Illapu, "Chacarilla", una canción-baile tradicional de Bolivia. Pero también nos deleitan con tres instrumentales, dos políticos y uno folklórico. Los dos políticos son "Elegía al "Che" Guevara", cuya música nos transporta a, como dijo el poeta Eliseo Diego, "donde nunca jamás se lo imaginan", por sobre los Andes, acompañado del murmullo fúnebre que finalmente se convierte en canto de respeto, admiración y alabanza; el otro es "La represión, que consigue, como es la finalidad de todo instrumental, comunicarnos el sentimiento de dolor, denuncia y rechazo ante el abuso del poder dictatorial sobre el pueblo de Chile. Por su parte, "Titicaca" es la típica canción popular de corte indigenista a la que el grupo andino tenía acostumbrado a sus seguidores: un canto de alabanza al lago Titicaca. Y, finalmente, "El pueblo unido jamás será vencido", canción elaborada sobre aquel grito de guerra que estudiantes y trabajadores llevaban lanzando desde siempre en sus reivindicaciones en todo el mundo, con una letra de clara inspiración comunista; aunque la canción habla sobre la realidad chilena, fue adoptada por la oposición de todo el planeta allá donde hacían falta estas canciones, especialmente en España, en donde la oposición anti-franquista recibió con los brazos abiertos a los exiliados chilenos, reconociéndolos como hermanos.
En conclusión, este es un disco con una finalidad claramente combativa, en el que se mezclan la tristeza del exiliado, la rabia y el dolor ante la injusticia y el  amor a la tierra de Chile; un disco que se puede resumir en el último verso que Víctor cantaba en esta canción que ellos adaptaron: "¡Venceremos!"

Ay patria, dulce muchacha


Durante la jornada del 11 de Septiembre de 1973 y los días posteriores, la población de todo Chile se agolpaba en las embajadas de todo el mundo o en las fronteras de los países vecinos: no eran necesariamente activistas; podían ser gente de lo más normal, trabajadores, campesinos, intelectuales, que intuían que nadie estaría seguro en Chile si se pronunciaba una denuncia contra ellos. Desde el exilio, los intelectuales realizaron una labor de resistencia dedicada a esperanzar a la población de Chile y a denunciar al exterior lo que pasaba. En la España de la inminente, pero entonces incierta, transición los chilenos se hicieron muy populares y fueron recibidos como hermanos por la oposición española, al igual que ellos lo habían sido en distintas partes del mundo, incluido Chile.  De entre ellos, los Parra, hijos y nietos de la inmortal bandera de Chile, Violeta Parra, eran de los más apreciados. Así le cantaba a su tierra uno de los mejores hijos de Violeta, Ángel:

http://www.goear.com/files/localplayer.swf

Ay patria, dulce muchacha


Ay, patria, dulce muchacha
que tienes los ojos tristes,
qué quieres que te regale,
qué furia quieres abrirte.

Recuerdas que antes cantabas
sólo para no morirte,
qué guardas bajo tu rostro
de mujer y hombre triste.

Ay, patria, dulce muchacha
¿dónde se fue tu alegría?
Acaso se halla escondida
adentro de cada día.

Ay, patria, yo sólo espero
besar tu carita limpia,
decírtelo, que te quiero
como a la novia más linda.

Ay, patria, por ti suspiro,
yo quisiera ser el dueño.
Ay, patria yo te lo juro
que se cumplirá tu sueño:

Tendrás un cielo y un río,
y un bosque de mariposas,
un lecho de brizna verde
y una montaña de rosas.

Ángel Parra

En la playa el amor


Tras el golpe de estado de Pinochet, se impone en todo Chile una represión sangrienta sin igual hasta entonces: todo aquel sospechoso de pertenencia a partido político o sindicato es arrestado, sin pruebas ni acusación formal, y llevado a la comisaría. Muchos no volvieron de comisaría. Isabel Parra, hija de la gran Violeta Parra, cantó el gran crimen que allí se estaba perpetrando contra la vida:

http://www.goear.com/files/localplayer.swf

En la playa el amor


Los diarios traen noticias de que un crimen ocurrió,
hallaron a un ser humano sin aliento, sin calor,
brutalmente maltratado el cuerpo de una mujer,
¿cuál era su gran delito para esa suerte correr?
En la playa descansaba el cuerpo de una mujer.

Estuvo una noche entera, sólo el frío la cubrió,
su piel era un manto blanco que la luna acarició,
el mar le trajo un recuerdo pero el cuerpo no le oyó.
La muerte reinaba altiva dentro de aquel corazón.
Su piel era un manto blanco que la luna acarició.

El mar envuelto en tinieblas vio llegar al criminal,
lo vio llegar con su moda de terror y de crueldad,
el rastro del asesino el mar lo quiere encontrar,
también el cielo y las nubes y el viento de aquel lugar.
El mar envuelto en tinieblas vio llegar al criminal.

A esa mujer la conozco, una voz se oyó decir,
esa mujer es la vida que no se puede morir,
esa mujer es la tierra que hace brotar al maíz,
esa mujer no está muerta, pero se tuvo que ir.
A esa mujer la conozco, una voz se oyó decir.

Isabel Parra

Al presidente de Chile, Salvador Allende


No los creais
cubría su rostro
la misma máscara
la lealtad en la boca
pero en la mano una bala…
Al fin los mismos en Chile
los mismos en Chile que en España

Todo acabó mas la muerte
la muerte no acaba nada
mirad: han matado a un hombre
ciega la mano que mata
cayó ayer, pero su sangre
hoy ya mismo se levanta
hoy ya mismi se levanta…

No los creais
cubría su rostro
a misma máscara
la lealtad en la boca
pero en la mano una bala…
Al fin los mismos en Chile
los mismos en Chile que en España.

Rafael Alberti
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