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La víspera de la destrucción


album-eve-of-destructionUn poco encadenando temas, ya que lo mencionamos ayer, traigo una clásica canción protesta de mediados de los 60. Es 1965, y el movimiento hippie todavía no está demasiado definido, y a muchos de los futuros hippies aún se les considera beatnicks. Entre Dylan y el grupo californiano los Byrds, se había inventado el estilo folk-rock (con muchos precedentes, como fueron el Kingston Trio o cantautores como Fred Neil); el estilo pronto se convierte en, por un lado, el sonido estándar de una nueva generación que pretende apartarse un poco de los temas políticos de los anteriores folksingers, siguiendo la senda de Bob Dylan, y por otro, en garante de éxito. Pero aún faltan dos años para la explosión utópica y optimista del 67, y muchos temas de folk-rock tienen todavía un componente de protesta política bastante marcado: es el caso de nuestra canción de hoy.

sloanSegún algunos, Philip “Flip” Sloan, más conocido como P. F. Sloan, escritor de canciones del sello Dunhill (en donde grababan muchos de los nuevos y grandes grupos del nuevo folk-rock, como por ejemplo The Mamas & The Papas), quedó impresionado por el tema de Bob Dylan “Like a rolling stone” y su “sentido apocalíptico”: realmente, al ser el único conocimiento que tengo, he de darlo por bueno, pero con cautela, al menos respecto a la letra, ya que en el tema de Dylan no aparece por ninguna parte, al menos explícitamente, ese sentido apocalíptico, así que supongo que se refiere más bien a la música (NOTA BENE: en el mismo libro –del cual no recuerdo al autor- también se contaban escabrosas y alucinantes historias sobre las “hazañas” de los primeros componentes de Lynyrd Skynyrd, tachándolos como los típicos paletos racistas de Alabama y señalando mensajes racistas en sus canciones, algo que, con el tiempo, he puesto mucho en duda al escucharlos y leer sus letras). Así que escribió, en colaboración con Steve Barri, un precioso tema imitando el estilo folk-rock de Dylan, con una letra tremenda que veremos a continuación. Para cantarla, pensaron en primer lugar en los Byrds, que también habían tocado alguna vieja canción comprometida de su maestro Pete Seeger (“Turn! Turn! Turn!, “Bells of Rhymney” o “I come and stand at every door”), pero el mítico grupo se negó, así como otro de los grandes, The Turtles… Finalmente la elección cayó sobre un nuevo cantante de la factoría “Dunhill” llamado Barry McGuire, al que sólo se le suele recordar por esta canción, pero cuya carrera ha durado casi sin interrupción hasta nuestros días.

P. F. Sloan and SteveBarriLa letra de la canción, más que de protesta, es testimonial, y habla sobre los miedos de la juventud estadounidense de entonces, en los principios del nuevo pacifismo: la Guerra Fría y todos sus avatares, es decir, los misiles cubanos, la guerra de Vietnam, la represión de movimientos considerados izquierdistas (digo considerados, porque la mayoría de los pastores negros del movimiento por los Derechos Civiles tenían tendencias conservadoras), etc. Como siempre he defendido, el nacimiento del movimiento hippie sólo es comprensible desde el hecho de la Guerra Fría, es la reacción de la juventud a tener que tomar partido, en cierta manera. McGuire, como nos relata el enlace de su canción, ha actualizado a lo largo de su carrera el texto, quitando un período en la que la acalla debido a su conversión a los Cristianos Renacidos; una de las más importantes fue reemplazar la referencia a Selma, en el Estado de Alabama, por Columbine, en referencia al suceso más reciente de la masacre que perpetraron dos descerebrados en el Instituto Columbine.

Eve of destruction

The eastern world, it is exploding
Violence flarin’, bullets loadin’
You’re old enough to kill, but not for votin’
You don’t believe in war, but what’s that gun you’re totin’
And even the Jordan River has bodies floatin’

But you tell me
Over and over and over again, my friend
Ah, you don’t believe
We’re on the eve
of destruction.

Don’t you understand what I’m tryin’ to say
Can’t you feel the fears I’m feelin’ today?
If the button is pushed, there’s no runnin’ away
There’ll be no one to save, with the world in a grave
[Take a look around ya boy, it’s bound to scare ya boy]

And you tell me
Over and over and over again, my friend
Ah, you don’t believe
We’re on the eve
of destruction.

Yeah, my blood’s so mad feels like coagulatin’
I’m sitting here just contemplatin’
I can’t twist the truth, it knows no regulation.
Handful of senators don’t pass legislation
And marches alone can’t bring integration
When human respect is disintegratin’
This whole crazy world is just too frustratin’

And you tell me
Over and over and over again, my friend
Ah, you don’t believe
We’re on the eve
of destruction.

Think of all the hate there is in Red China
Then take a look around to Selma, Alabama
You may leave here for 4 days in space
But when you return, it’s the same old place
The poundin’ of the drums, the pride and disgrace
You can bury your dead, but don’t leave a trace
Hate your next-door neighbor, but don’t forget to say grace

And… tell me over and over and over and over again, my friend
You don’t believe
We’re on the eve
Of destruction

Mm, no no, you don’t believe
We’re on the eve
of destruction.

http://artists.letssingit.com/barry-mcguire-lyrics-eve-of-destruction-s1m88lj

La víspera de la destrucción

El mundo oriental está explotando/ la violencia encendiéndose, balas cargadas/ Eres lo suficientemente mayor para matar, pero no para votar (1)/ No crees en la guerra, pero qué es ese arma que cargas/ y hasta el río Jordán tiene cuerpos flotando (2).// Pero dime tú/ una y un y otra vez de nuevo, amigo/ Ah, no crees/ que estemos en la víspera/ de la destrucción.// No entiendes lo que estoy intentando decir/ ¿No puedes sentir los miedos que siento hoy?/ Si se aprieta el botón, no hay escapatoria/ No habrá nadie que se salve, con el mundo en la tumba/ [Mira a tu alrededor chico, eso está destinado a asustarte chico]/ Y me dices/ una y un y otra vez de nuevo, amigo/ Ah, no crees/ que estemos en la víspera/ de la destrucción.// Sí, mi sangre está tan loca que la siento como coagulándose/ Me siento aquí sólo contemplando/ No puedo deformar la verdad, no conoce regulación./ El manojo de senadores no pasa legislación/ y las marchas por sí solas no pueden traer la integración/ cuando el respeto se desintegra/ Este loco mundo entero es demasiado frustrante.// Pero dime tú/ una y un y otra vez de nuevo, amigo/ Ah, no crees/ que estemos en la víspera/ de la destrucción.// Piensa en todo el odio que hay en la China Roja/ luego echa una mirada a Selma, Alabama (3)/ Podrías irte de aquí por 4 días al espacio (4)/ pero cuando vuelves, es el mismo viejo sitio/ El aporreo de los tambores, el orgullo y la deshonra (5)/ Puedes enterrar tu muerte, pero no dejes rastro/ Odia al vecino de al lado, pero no te olvides de decir Gracia/ Pero dime tú/ una y un y otra vez de nuevo, amigo/ Ah, no crees/ que estemos en la víspera/ de la destrucción.// Mm, no no, no crees/ que estemos en la víspera de la destrucción.

P. F. Sloan – Steve Barri

Barry McGuire

NOTAS (extraídas de la wikipedia):

(1) La edad mínima para votar es, en algunos Estados, de 21, mientras que la mínima para alistarse es de 18 (al menos por entonces).

(2) Se refiere a la Guerra del agua (1964-1967) entre Israel y sus vecinos árabes.

(3) El 7 de Marzo de 1965, la policía local de Selma reprimió violentamente las “Marchas de Selma a Montgomery”, convocadas por varias asociaciones vinculadas al movimiento de los Derechos Civiles, en lo que se dio en llamar el “Domingo Sangriento”.

(4) La misión del Géminis 4, en Junio de 1965, que duró exactamente cuatro días.

(5) El propio Sloan dio el sentido de este verso: es una referencia al asesinato de John F. Kennedy.

The Temptations y su “bola de confusión”: lo que fue ayer y es el mundo hoy


Classic_5_Temptations_circa_1965Siempre que oímos el sagrado nombre del grupo de rythm & blues y soul, The Temptations, lo asociamos –como no puede ser de otra manera, debido al cine y al renacimiento del soul más comercial que ha tenido lugar en nuestro país hasta hace poco- a su gran éxito “My girl”; así que, cuando supe que esta canción que oí en un documental, ilustrando las revueltas raciales en Estados Unidos durante los años 70, no podía salir de mi asombro y la flipé un poco.

Decir lo que otra persona ya dijo, mejor de lo que yo lo diría ahora, en el blog del gran Adrian, resultaría inútil. No obstante unas pequeñas anotaciones. Era de esperar que en el transcurso de los años 1963-1968, con las revueltas estudiantiles por todo el mundo, viejas dictaduras fascistas que se tambaleaban pero que no caían –como quería nuestro Lluís Llach- mientras otras nacían en lo que fue la cuna de la civilización occidental, el fantasma de la guerra fría y la amenaza más que real de una III Guerra Mundial, la guerra del Vietnam, el neocolonialismo sobre América Latina y sobre otras partes del mundo por parte de Estados Unidos… No sólo tuvo una influencia decisiva en los grupos de pop británicos y en algunos grupos blancos de los Estados Unidos, sino que Album-psychedelic-soultambién la tuvo sobre los grupos sagrados del idolatrado sello de soul y rythm & blues Tamla-Motown, en donde grababan muchos de aquellos maravillosos músicos negros. Y esto era casi más natural que la conversión de los grupos blancos, ya que a toda esa lista de sucesos hay que sumarle los problemas raciales de Estados Unidos, democracia que, a veces, parecía practicar un plan encubierto de exterminio, aunque fuera cultural, sobre su población negra: los asesinatos de Martin Luther King y Malcolm X, junto a la persecución del grupo radical Black Panthers –cuyos jefes no eran tan radicales ni tan violentos como quieren hacernos creer muchas veces, y además no se perseguía con la misma saña a los grupos radicales de supremacía blanca, sin que esto suponga un paralelismo con el partido de autodefensa negro-, fue como un jarro de agua fría sobre estos músicos, que no podían quedarse de brazos cruzados. Pero para la Motown, sello que se resistía a salirse de lo puramente comercial, aunque lanzara música soberbia, esto suponía un salto muy arriesgado (¿sería demasiado descabellado atribuirlo a la cuestión racial?: aunque lo parezca, no olvidemos que, por razones incomprensibles, para poder dejarse oír, Jimi Hendrix tuvo que “exiliarse” al Reino Unido); pero aún así lo dio, junto a otros sellos de música negra o que contara con alguna superestrella afroamericana, y el resultado fue increíble a lo largo de los 60 y 70: el “What’s goin’ on?” de un Marvin Gaye que se preguntaba “¿A quién le interesa realmente salvar un mundo desesperado?”; el famoso “War”, de Edwin Starr (que antes grabaron los propios Temptations); el “I’m black and I’m proud” del Ball_of_Confusion_(That's_What_the_World_Is_Today)_(album_cover)gran James Brown (aunque a día de hoy, incluso sus más próximos colaboradores se sorprenden, dada la ideología conservadora del padrino del soul, que le lleva a apoyar públicamente al presidente Nixon y a la guerra de Vietnam); o el sentido político de la bella canción “A change gotta come”, cantada por Otis Redding, Solomon Burke y otros… Y, la que nos ocupa hoy, “Ball of confusion (That’s what the world is today)” de los Temptations, escrita por el nuevo dúo de compositores estrella del sello: Norman Whitfield y Barrett Strong, mezclando la problemática social con la naciente psicodelia funky, publicándola en un sencillo que llevaba la leyenda “Palabras más duras que el acero. Una valiente interpretación por los Temptations. Un emocionante nuevo sencillo”:

Ball of confusion

(That’s what the world is today)

People movin’ out
People movin’ in
Why, because of the color of their skin
Run, run, run, but you sho’ can’t hide
An eye for an eye
A tooth for a tooth
Vote for me, and I’ll set you free
Rap on brother, rap on
Well, the only person talkin’
‘Bout love thy brother is the preacher
And it seems,
Nobody is interested in learnin’
But the teacher
Segregation, determination, demonstration,
Integration, aggravation,
Humiliation, obligation to our nation
Ball of Confusion
That’s what the world is today

The sale of pills are at an all time high
Young folks walk around with
Their heads in the sky
Cities aflame in the summer time
And, the beat goes on

Air pollution, revolution, gun control,
Sound of soul
Shootin’ rockets to the moon
Kids growin’ up too soon
Politicians say more taxes will
Solve everything
And the band played on
So round ‘n’ round ‘n’ round we go
Where the world’s headed, nobody knows
Just a Ball of Confusion
Oh yea, that’s what the wold is today

Fear in the air, tension everywhere
Unemployment rising fast,
The Beatles’ new record’s a gas
And the only safe place to live is
On an indian reservation
And the band played on
Eve of destruction, tax deduction
City inspectors, bill collectors
Mod clothes in demand,
Population out of hand
Suicide, too many bills, hippies movin’
To the hills
People all over the world, are shoutin’
End the war
And the band played on.

http://www.sing365.com/music/lyric.nsf/ball-of-confusion-lyrics-the-temptations/5ce42244ebdfe10448256d8f0028a6b7

Bola de confusión

(Eso es lo que es el mundo hoy)

Gente saliendo/ Gente entrando/ por qué, todo por el color de su piel/ Corre, corre, corre, pero no podrás esconderte/ Ojo por ojo/ diente por diente/ Vótame, y te liberaré/ Critica hermano, critica/ La única persona que habla/ sobre el amor al prójimo es el pastor/ Y parece ser que/ nadie se interesa en enseñar/ menos el profesor/ Segregación, determinación, demostración,/ integración, agravación,/ humillación, obligación para con nuestra nación/ Bola de confusión/ Eso es lo que es el mundo hoy.// La venta de pastillas está en su punto más alto (1)/ Personas jóvenes se pasean con/ sus cabezas por los cielos/ Ardientes ciudades en verano/ y, el ritmo continúa (2)// La contaminación del aire, revolución, control de armas,/ el sonido del soul/ Disparo de cohetes a la luna/ Niños que crecen demasiado pronto/ Los políticos dicen que más impuestos/ lo solucionarán todo/ y la banda se puso a tocar/ así que vamos girando y girando y girando,/ a donde el mundo se dirige, no lo sabe nadie/ Bola de confusión/ Eso es lo que es el mundo hoy.// Miedo en el ambiente, tensión por todas partes/ el rápido aumento del desempleo,/ el último disco de los Beatles es un bombazo (3)/ y el único lugar seguro en el que vivir/ es en una reserva india/ Y la banda se puso a tocar/ Víspera de la destrucción (4), deducción de impuestos/ Inspectores urbanos, recaudadores de facturas/ se compra ropa mod,/ la población está fuera de control/ suicidio, demasiadas facturas, los hippies se van/ a las colinas (5)/ La gente del mundo entero está gritando/ “Acabad con la guerra”/ Y la banda se puso a tocar.

Norman Whitfield – Barrett Strong

Copyright 1970 Jobete Music Company, Inc.

NOTAS:

(1) Probable juego de palabras: “The sale of pills are at an all time high” significa literalmente lo que he traducido; pero no descarto una segunda interpretación, que sólo tendría sentido en inglés, dada por el significado en argot del adjetivo “high”: “colocado, colgado”; así: “La venta de píldoras está todo el tiempo colocada”. Pero es sólo una elucubración, aunque avalada por los dos versos siguientes.

(2) Probable referencia al éxito del dúo Sonny & Cher “And the beat goes on”.

(3) Por las fechas, ese disco probablemente fuera Abbey Road, aunque también es posible que no se refiera a un disco en concreto, ya que era una frase al uso desde que la banda de Liverpool sacara en 1965 su Rubber soul, o incluso desde Help!

(4) “Eve of destruction” fue un tema de folk-rock del año 65, escrito por P. F. Sloan y Steve Barri, y cantado por el vocalista de folk Barry McGuire, que obtuvo un considerable éxito y una de las primeras canciones protesta del folk-rock. Es una canción de inspiración apocalíptica, acerca de la guerra fría, influenciada por Bob Dylan.

(5) Woodstock, o yo no me llamo Gustavo.

Los maravillosos Temptations en directo:

Y la soberbia versión de la reina negra del rock, Tina Turner:

Historia del movimiento hippy. II parte


Los cincuenta se acababan con el gran evento de la década: la Revolución Cubana (de la que en la actualidad sólo quedan iconos e imágenes, habiendo pasado de revolución popular a dictadura personal). Al mismo tiempo, la guerra fría se había recrudecido, muy especialmente por la experimentación con misiles y la carrera espacial que ambas potencias poseían, llegando en los dos lados a una esquizofrenia enfermiza que desemboca en ambos bandos en espionajes y contraespionajes. En Estados Unidos, es el siniestro senador McCartthy el que aprovecha la paranoia del país para llevar a cabo un auténtico control político sobre políticos y artistas más digno de un régimen fascista, o incluso de la rusia estalinista, que de un régimen democrático. Actores y directores, como Charles Chaplin, músicos como Pete Seeger, o escritores como Ginsberg, sufrieron el vigilante ojo del anticomunismo americano. El punto álgido internacional llegó cuando Fidel Castro, buscando aliados en este teatro, se define comunista y recaba la ayuda de la Unión Soviética: los rusos ponen misiles en Cuba apuntando a Estados Unidos. El momento es tan caliente internacionalmente que incluso el papa Juan XXIII apela al catolicismo de Kennedy para parar una locura. Años atrás, el presidente Eisenhower había acercado posturas con el general Franco, poniendo, a cambio de ayuda económica, bases en diversos sitios, como Rota o Torrejón.
Aquel momento de la guerra fría fue muy determinante: tuvo un tremendo impacto en la mente de muchos, especialmente de jóvenes, que empezaron a plantearse y a cuestionarse la fuerza militar. Fue precisamente el episodio de los misiles cubanos el que inspiraría a Bob Dylan una de sus mejores canciones de la época folk: «A hard rain’s a gonna fall» hablaba del miedo y de la posibilidad de la destrucción total bajo la amenaza de la guerra atómica. El movimiento folk se había renovado con nuevos nombres, como Joan Baez, Judy Collins, Tom Paxton, Richie Havens, y, por supuesto, Bob Dylan, que fue el primero de ellos en tener un éxito popular inequívoco del que muchos expertos aseguran que en cierto sentido fue su muerte artística. No suponía realmente una renovación de temas, pues el pacifismo y la lucha de los derechos civiles fue una constante del folk de los años 50, si bien, puede ser, la dimensión sindicalista hubiera decaído (excepto en Joan Baez). Folksingers blancos y negros se unen en las marchas por los derechos civiles de Martin Luther King.
Por otro lado, el mundo musical sintió la conmoción ante los grupos que venían desde el Reino Unido: los Beatles abrieron la puerta con su rock’n’roll y rythm’n’blues de raigambre americano, tras ellos grupos tan importantes como Rolling Stones, The Who, Kinks, Hollies, Animals… No suponían realmente una revolución de índole social, estrictamente hablando, pero sí una revolución en el mundo juvenil: ellos daban la impresión de no necesitar trabajar, de tener el destino en sus manos, de vivir al margen de lo que la sociedad exigía a los jóvenes: aquella era todavía una época en la que te tomaban en serio a partir de los 25 y no antes. Aunque las canciones pudieran ser frívolas a veces, o no decir nada más que «te quiero, me quieres», sí es cierto que abrían las nuevas posibilidades de una nueva forma de ver las relaciones entre los jóvenes. Sin embargo, estos muchachos todavía no tendrían grandes cosas que decir por ahora.
El panorama bohemio y underground era otra cosa. El mundo del jazz iba por otros derroteros, con nombres como Pharoah Sanders, John Coltrane y otros más; un mundo muy minoritario e intelectual comparado con el beat británico, el soul (rythm’n’blues comercial), el folk (hasta la llegada de Dylan minoritario) o el surf californiano. El nuevo jazz tenía componentes nuevos en el que, desde los días del be-bop, a la libertad creadora del intérprete se sumaban las experiencias lisérgicas. Desde finales de los 50, Timothy Leary y Richard Alpert, profesores de psicología de la universidad de Berkeley, junto al escritor de ciencia ficción Aldous Huxley, habían sintetizado el LSD, a principios como experimento del ejército americano, para desembocar en un elemento de la contracultura generalmente antimilitarista (elemento bastante engañoso). Pronto surgieron en Estados Unidos comunas dedicadas a la experimentación del cuerpo y la introspección mental en las que los sutas budistas e hindúes se unían a la marihuana y al LSD en una supuesta búsqueda de respuestas místicas más inducidas que auténticas. De ellas, la más famosa quizás fuera el grupo activista Merry Pranksters, los alegres bromistas, dirigidos por el escritor Ken Kesey (autor de Alguien voló sobre el nido del cuco) que plasmó las tempranas vivencias del grupo a bordo de un autobús, junto a Neal Cassady (el «musa» de los poetas beats) en el libro La gasesosa de ácido eléctrico (The Electric Kool-Aid Acid Test). Estos exploradores lisérgicos participarían e incluso organizarían las primeras marchas pacifistas contra la guerra de Vietnam y los primeros conciertos propiamente llamados hippies. Ocurrió entonces, hacia 1963 ó 1964, que confluyeron bajo más o menos el mismo objetivo, los exploradores lisérgicos, algunos de los folk-singers, los músicos de jazz, y los grupos de rock-garaje admiradores del pop británico: les unía principalmente el cuestionarse el papel de su país a nivel tanto nacional como internacional.
 

Musicalmente también es una era muy revolucionaria respecto a la música popular. Entre 1964 y 1965, en los locales de California y Nueva York se vive una intensa proliferación de nuevos grupos de folk y de jazz. Uno de ellos, que alcanzó un éxito popular considerable, fue The New Christy Minstrel, autores del popular «Green back dollar», que estuvo compuesto, entre otros, por Jim McGuinn, que luego formaría The Byrds, y Barry McGuire, un cantautor de folk-rock protesta que obtuvo un éxito disimulado con esta canción, obra de P. F. Sloan y Steve Barri, con una letra apocalíptica muy del gusto de la época, influida claramente por Dylan.

Otros grupos que fueron germen de los futuros grupos flok-rock californianos y de rock de San Francisco, fueron The Journeymen, The Mugwumps o Town Criers, grupos estos que no consiguieron el reconocimiento público, pero cuyos miembros triunfarían en distintas formaciones con nuevos lenguajes: de Journeymen saldrían Scott McKenzie (cantante que sólo tuvo éxito con una canción), y John y Michelle Phillips, que junto a los Mugwumps Mama Cass Elliot y Dennis Doherty formarían The Mamas & The Papas; por su parte, otros dos Mugwumps, John Sebastian y Zal Yanovski, formarían el grupo de bluegrass y folk-rock Lovin’ Spoonful.

En 1964 se les siguen considerando betanicks, pero poco poco el murmuro de la palabra «hippie» se va haciendo más claro y audible cuando los estudiantes activistas de izquierdas, los promotores de los derechos civiles, los aventureros lisérgicos y los místicos van confluyendo en algo que era curiosamente concreto e impreciso a la vez movidos por la nueva injusticia global: la guerra de Vietnam. No obstante, el componente político no fue tan determinante en un principio entre los hippies como el misticismo, el rock y las drogas, aunque las primeras manifestaciones contra la guerra de Vietnam vienen prácticamente de manos de líderes activistas inmersos en este nuevo mundo.
En 1967 el mundo hippie tiene su capital en la ciudad californiana de San Francisco, una ciudad abierta y tolerante tradicionalmente, que también había acunado a los antiguos beatnicks y hipsters; y más concretamente en el barrio de Haight Ashbury. Tampoco es casualidad que tuviera una localización geográfica concreta dada la heterogeneidad ideológica de EE.UU: conviene no olvidar que, al igual que los negros, un beatnick o un hippie no podía atravesar los estados sureños con la sensación de sentirse como en casa, al contrario que pasaba con toda California, Nueva York y otras zonas más abiertas a la diversidad cultural. El Haight Ashbury se convierte casi en un ghetto de los hippies, y a él se acercan diversos turistas para contemplar el fenómeno, entre ellos las estrellas del pop británico para ver la nueva música que allí se estaba creando: Grateful Dead, Jefferson Airplane, Quicksilver Messenger Service, Big Brother & The Holding Co., con la maravillosa Janis Joplin al frente, eran los nuevos grupos formados por músicos que venían de antiguas formaciones o aventuras en solitarios de folk, folk-rock o jazz, practicantes de un rock nuevo y refrescado que mezclaba magistralmente el rock y el blues con el folk, el jazz, instrumentos y ritmos orientales, y nuevas visiones musicales en ocasiones inspiradas por el consumo de drogas. Estos grupos tocan juntos en las múltiples salas de música que existían entonces: el Matrix, el Avalon Ballroom, vieron los mejores momentos de estos grupos antes de que las empresas discográficas mancharan su ambición de ser simplemente músicos de San Francisco populares.
En torno a la comunidad de Haight Ashbury surgen diversas propuestas artísticas: música, teatro independiente, poesía…, pero también negocios que traían todo lo que un hippie podía desear: discos, ropa oriental, collares, cuentas, instrumentos musicales contra más exóticos mejor… A parte el negocio subterráneo de la droga, pero junto a esto prolifera la Clínica Médica Gratuita, dirigida a los chicos con problemas de drogas: no se trataba de prevención y rehabilitación, sino de enseñar a como se podía utilizar una droga sin correr riesgos o, por lo menos, los mínimos. Haight Ashbury podía parecer un paraíso urbano, un lugar donde no trabajar y poder dedicarse a la expansión personal y espiritual de uno mismo y de su cuerpo. Pocas cosas había que sacaran a un hippie de su pretendido estado mental de paz espiritual. No obstante, otros entendían las ciudades como trampas mortales en las que se atrapaba y castraba el alma humana, y comprendían que el lugar del hombre era la naturaleza: algunos huyen a los campos y abren granjas donde fundar comunas y vivir de lo que producían (algunas de ellas hoy en día perviven, sustentándose de vender sus productos): la más famosa fue la granja de Hogh Farm.
Junto a las drogas surge el fenómeno del nuevo misticismo, propugnado por los poetas beats y otros pensadores contraculturales. No fue casualidad que el principal grupo hinduista de occidente apareciera a caballo entre Nueva York y el Haight Ashbury: los Hare Krishna. Los auténticos hippies comenzaron estudiando los textos sagrados de la India, China o Japón; algunos, por su parte, practicaban una suerte de neo-paganismo, mientras que otros fijaban su fe en las raíces del cristianismo. Sin duda alguna, a pesar de utilizar las drogas como medio, éste era en principio una práctica honesta y sincera, si bien la santidad de los gurús que permitían el uso de drogas a sus discípulos era bien discutible (si su religión lo prohibía, claro); pero en el momento en que las grandes estrellas del rock y del cine comenzaron a interesarse por estas prácticas, aparecieron multitudes de maestros espirituales que venían de la India, en donde no gozaban del respeto que decían poseer, con el único objetivo de «hacerse la foto» y ganar su espiritualidad a golpe de fama: el ejemplo más sonado fue el del Maharishi Mahesh Yogi, que utilizó las ansias espirituales de los Beatles para obtener fama, además de mostrar un interés más terrenal que espiritual por su discípula Mia Farrow.
El objetivo de los hippies era oponerse a la sociedad bienpensante americana mediante la religión, las drogas, la auto-marginación y las expresiones artísticas. Y en en Junio de 1967 dieron su grito de afirmación en el Festivla Pop de Monterrey, en donde actuaron sin cobrar (excepto Ravi Shankar, por aquello de tener que volver a la India) los nuevos grupos de rock de San Francisco, los grupos de blues, algunas estrellas del pop británico, junto al gigante del soul Otis Redding y al maestro sitarista Ravi Shankar.

Aunque opuesto a toda guerra, el hippie pretendía vivir al margen de cualquier activismo político, lo cual no le impedía participar en las manifestaciones por la paz/ contra la guerra. Se produce entonces una escisión dentro de ellos, quedando divididos entre activistas y pasotas. El activista solía ser un estudiante o poseer una gran cultura, pero más que místico su tendencia mental iba hacia el socialismo, y, en muchos casos, eran pacifistas pero no pacíficos. El pasota, por su parte, era el hippie en sentido estricto, con tendencia automarginativa e ideas, a veces, demasiado utópicas, frente al activista, que siempre optaba por la práctica. El activista siempre criticaba la falta de acción del pasota, al que acusaba de querer cambiar el mundo a base de canciones y oraciones, o de no querer cambiarlo en absoluto mientras siguiera existiendo su isla, mientras que el pasota le acusaba de querer cambiar el mundo para su beneficio al tiempo que inventaba el bonito término de lunático del poder. Un buen ejemplo de crítica contra los activistas es la canción de los Beatles «Revolution». Por lo general, los músicos suelen practicar el pasotismo, sin desdeñar sus buenas dosis de activismo: los hippies no eran tan políticos en la música como posteriormente se ha pretendido, aunque sintieran simpatías por movimientos como los Panteras Negras y sus equivalentes indios, portorriqueños y asiáticos; sólo hay un número contado de casos en los que la política es un factor determinante en la creación artística, como los Jefferson Airplane, los Who, Country Joe & The Fish, además de los folksingers y cantautores. Sin embargo, en 1968 los pacíficos Human Be-In y Tribal Stomps que venían realizándose desde 1966 fueron adquiriendo un cariz cada vez más político. De una manera feroz, las concentraciones dejaron de ser pacifistas y utópicas para convertirse en batallas callejeras. Fue, no obstante, un huracán que recorrió casi todo el mundo: el mayo francés, la Primavera de Praga, la matanza en la Plaza de las Tres Culturas en México, y nuestras primeras (descartando las del 56) revueltas estudiantiles. También se notó en sus ropas, que comenzaron a alternar los motivos orientales con ropas militares, motivos socialistas y camisetas con la efigie del «Che» Guervara. El año 68 fue el momento culmen en el que nuevas ideologías desafiaban tanto al status capitalista como al comunista que se habían establecido tras la 2ª Guerra Mundial. A partir de ese año, todas sus exhibiciones estarían fuerte y ferozmente marcadas por un halo político antimilitarista.
El otro gran éxito de los hippies fue el concierto multitudinario de Woodstock en 1969, cuya cifra de asistentes se aproximó de manera muy simbólica a la del número de combatientes que había en Vietnam. Pero la década de los 70 venía pisando fuerte, trayendo consigo un huracán de violencia y atentados terroristas de diversos símbolos, borrando los buenos sentimientos hippies que, aunque subsistiendo en las comunas y en las granjas, fueron desapareciendo por una razón: se pasó de moda, venían nuevas generaciones con nuevas demandas y cada vez más se contemplaba a los hippies como una rareza del pasado.

Los hippies no fueron más que, en muchos aspectos, otro movimiento juvenil con ansias de cambiar el mundo, cosa que consiguieron en parte pero sin librarse de que a la mayoría de ellos, como en todo movimiento juvenil, el mundo les cambiara. Como todo movimiento juvenil tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas, frente a los maniqueísmos de considerarlos la mejor generación del s. XX o una panda de degenerados morales.
Hay que entender que como movimiento aparecen en una de las épocas más feroces de la guerra fría, con un nuevo frente comunista amenazante desde el Caribe. El ambiente de tensión, violencia, patriotismo exacerbado y militarismo promovió la necesidad de alejarse de un mundo regido tradicionalmente por las armas y buscar refugios en diversos paraísos artificiales, para poder explorar las profundidades del alma humana. Como radicalmente opuestos a la política de su país y promotores naturales de la lucha por los derechos civiles, los hippies no eran bien considerados por las instituciones clasistas y racistas de sus países; no en vano pueden afirmar, incluso con más derecho que sus predecesores beatnicks, haber sido el primer movimiento-moda juvenil totalmente inter-racial: mientras que los rockers eran generalmente blancos, y los funkies negros, o había un rock’n’roll blanco y otro negro, los hippies no reconocían colores: para ellos era perfectamente normal que un blanco tocara blues y un negro country’n’western. Fundaron gracias a sus nuevas conciencias movimientos que han tenido una importancia indiscutible: el movimiento ecologista fue re-fundado por ellos prácticamente. Lo mismo se puede decir respecto a las ideas de igualdad de sexos y de tolerancia sexual; también las ideas renovadas de igualdad y fraternidad propiciaron un cambio en la forma de ver las relaciones entre los seres humanos y sus culturas desde el respeto y sin «centrismos» culturales de ninguna clase.
Pero tuvieron sus defectos, de entre ellos el más grave fue el abuso de las drogas: desde los planteamientos de Leary y Alpert y otros, los hippies buscaron en las drogas aquel remanso de paz y sintonía espiritual que decían que los indios americanos, los shaivas (adoradores de Shiva) y otros obtenían gracias a su consumo propiciada por una visión bastante sesgada de estas culturas. Las drogas, lejos de enriquecer a la cultura del movimiento hippie, en realidad contribuyó a su destrucción y a propagar la visión de viciosos que de ellos se tenían, una publicidad alimentada por las sucesivas muertes de sobredosis de las grandes estrellas del rock: Brian Jones, Janis Joplin, Jim Morrison, Al «Blind Owl» Wilson, Ron «Pigpen» McKernan… Ante esto siempre cabe preguntarse si no fueron los servicios secretos americanos, al igual que a todas vistas parece que hicieron en los barrios negros, quienes promovieron la introducción y el consumo de drogas cada vez más peligrosas en el mundo hippie. A parte de los supuestos espías soviéticos, el enemigo interior que el gobierno americano decía tener era triple: los negros, los estudiantes y los hippies.
Pasaba algo parecido con la libertad sexual o con el marketing. Los hippies fueron víctimas de sus propios vicios: muy pronto la revolución de la conciencia, la libertad sexual y el hacer lo que quieras sinceros y honestos de algunos en principio, atrajo a un número importante de oportunistas a los que las revoluciones les importaba un pito: querían drogas y sexo nada más. Parecido era lo de la exploración espiritual, la cual, una vez fue manifestada por las millonarias estrellas musicales y cinematográficas su afición atrajo a un número significativo de gurús gorrones y charlatanes que, aprovechándose de la inocencia o ignorancia de las estrellas del rock, llegaron a desvirtuar en moda lo que en sus lugares de origen eran religiones serias y repetadas. El elemento bohemio y marginal que habían sido desde el año 64 comenzó a ser un negocio cuando las estrellas del pop británico comenzaron a practicar (o a intentarlo) ese estilo de vida: de repente, entre un grupo de gente que afirmaba despreciar el dinero se comenzó a mover un importante negocio de miles de dólares en la industria discográfica: ser hippie, en algunos sitios, estaba de moda. Pocas veces el utopismo de un mundo sin dinero basado en el respeto a los demás dio sus buenos resultados: Woodstock y Monterrey fueron magníficos, pero también está el desastre de Altamont protagonizado por los Rolling Stones, del que ya hablé un día. El dólar, enemigo declarado de los hippies en un principio, entró entre ellos para destruirlos de la manera más atroz en la que se puede destruir un movimiento juvenil: la frivolización de sus principios en estética y pseudo-elementos; abundan grupos de pop ñoños y frívolos que hacían letras bastante naïves con una pretendida y falsa base hippie.
Si bien los Rolling Stones pecaban de excesiva terrenalidad, los Beatles pecaban de excesiva espiritualidad. La marginación política por la que finalmente la mayoría optaban tenía también su cara y su cruz: se puede entender que ante la tensión, la violencia y el patriotismo exacerbado uno prefiriera apartarse del mundo; pero esto tenía su efecto negativo en lo tocante a las reivindicaciones serias de entonces, ya que se adquiría así cierto halo malsano de esnobismo intelectual muy perjudicial por un lado, y un egoísmo injustificado. Por supuesto hablamos sólo de los pasotas, los auténticos hippies, pues los activistas compartían ciertas pautas y estética, pero porque toda época tiene su estética. Esto fue muy notable también en nuestro país, cuando empezaron a instalarse en Ibiza parecían ignorar que existía una dictadura viva y operante.
En España, el hippismo entró diez años después de lo que se puede considerar su nacimiento, como ha venido siendo la tendencia de este país respecto a las modas y a las músicas, de la mano de Pau Riba, Jordi Batiste o Hilario Camacho, entre otros, dando lugar a grupos de tendencias psicodélicas y de rock progresivo sobre todo en Andalucía y Cataluña: Smash, Triana, Iceberg, Gong, Companyia Elèctrica Dharma, Barcelona Traction… Pero también de otros lugares: Dolores, los gallegos NHU, los vascos Errobi… No obstante, el hippismo a la americana no se entendió muy bien aquí, ya que conllevaba la marginación voluntaria y la no acción política. Dicen las malas lenguas que los que de aquí se hicieron hippies eran niños ricos que podían jugar a hippies y que, cuando se cansaran, podrían volver al puesto que su papá le tenía asignado en la empresa o en el negocio familiar (no sé hasta qué punto de verdad esto fue verdad, pero también se podía decir lo mismo de ciertos activistas).

Los hippies contribuyeron a cambiar el mundo de entonces, no se puede negar. Pero pagaron un precio muy alto, sucumbiendo a sus contradicciones, a sus vicios, quizás por ellos mismos, quizás por una mano negra que mueve los hilos hasta del mismo presidente de los Estados Unidos…

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