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Para qué sirvió la muerte de Sacco y Vanzetti


Protestas en Londres para la liberación de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti (1921)En 1989, Labordeta ya se lo preguntaba en su disco Trilce. Hoy, a 85 años de su ejecución, nos lo seguimos preguntando

Para qué sirvió

Si tu vida se hace
una larga noche
cubierta de un miedo
frío y ancestral,
si en tus ojos crecen
como mudos rostros,
la rabia, el odio
y la soledad.

Si eres blanco o negro,
judío o cristiano
y guardas tus voces
por temor a hablar
y en tus manos duras
escondes cadenas
que te atan y acaban
con tu dignidad:
Para qué sirvió
la muerte de Sacco y Vanzetti.

Si en oscuros trenes
vas a trabajar
por países densos
viejos como el mar
y en la lejanía
guardas la nostalgia
de tu infancia quieta
en la inmensidad.
Si eres extranjero
allí donde estés
porque te lo gritan
una y otra vez
sin que tú comprendas
cómo puede ser
que desde muchacho
nadie te dé fe:
Para qué sirvió
la muerte de Sacco y Vanzetti.

Si los hombres tienen
miedo a continuar
y las madres saben
que van a llorar
porque para ellos
la vida se hizo
como una herida
que no cerrará.

Si frente a los golpes
una vida grita
y como respuesta
oye la piedad
para qué han caído
cubriendo las tierras
todas esas gentes
en lucha brutal:
Para qué sirvió
la muerte de Sacco y Vanzetti.

José Antonio Labordeta

http://www.cancioneros.com/nc/12025/0/para-que-sirvio-jose-antonio-labordeta

Dos hombres buenos: Sacco y Vanzetti


y1p39Ahm10hxfkQyjJ3zhed4C2J51BzoriK8wulwTdUQXrB9Z1asnxC7djxuPMc3hI_sfwGEG6KwukEl 23 de agosto de 1927, por un crimen que no cometieron, Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, emigrantes italianos en los Estados Unidos y anarcosindicalistas, fueron ejecutados en la silla eléctrica. El hecho conmocionó al mundo, porque a pesar de las muchas pruebas que hablaban a su favor, el tribunal mantenía su voluntad de asesinarlo; junto a esto, los comentarios racistas hacia los inmigrantes de Frederic Katzmann, fiscal del distrito –que, irónicamente, descendía de inmigrantes alemanes-, y la prensa, la coacción de grupos ultras sobre los testigos, y que, poco a poco, durante el proceso, se desvelaba cada vez más evidentemente que, con la figura de los dos anarquistas italo-americanos, el gobierno estadounidense (concretamente el gobernador de Massachusetts, Fuller) inmerso en una paranoia desatada por la revolución rusa de 1917 y por los atentados anarquistas contra personas como Rockefeller y contra el fiscal general Alexander Mitchell Palmer, pretendía dar un escarmiento a los izquierdistas. Esos atentados, que Palmer relacionó directa e inmediatamente a los anarquistas italianos (sin que esa vinculación pudiera ser probada) desata en Boston un régimen de terror contra los inmigrantes italianos, muchos de ellos buscan asilo desesperadamente en la embajada del Reino de Italia, y, especialmente contra los sindicatos de estos trabajadores. Andrea Salsedo, dirigente sindicalista, es detenido: se encuentra su cuerpo destrozado sobre el asfalto después de caer desde las dependencias de la comisaría. Razón por la cual, el zapatero Nicola Sacco y el pescadero Bartolomeo Vanzetti deciden no salir de sus casas desarmados; pero la mala suerte quiso que, durante un registro aleatorio de la policía, fueran arrestados por tenencias de armas, y en la comisaría, un “sagaz” inspector lo relacionó inmediatamente con un atraco a mano armada con asesinato que tuvo lugar pocos días antes cerca de allí. El mundo entero imploró por su inocencia, mientras la defensa acusaba de manipulación de pruebas a la fiscalía y asegWoody Guthrie coa guitarra de matar (cortesía de Benedicto)uraba conocer la identidad de los atracadores. Para Sacco y Vanzetti no hubo clemencia, mientras las voces de protesta se multiplicaban por todo el mundo, e incluso alguna prensa conservadora de Estados Unidos abogaba por su amnistía. Las figuras de ambos se convirtieron en un símbolo, en mártires de la clase obrera. Años después, el gran Woody Guthrie les dedicaría una serie de canciones; ésta es una de ellas, en la que reivindica la honestidad y la inocencia de los dos sindicalistas:

Two good men

Say, there, did you hear the news?
Sacco worked at trimmin’ shoes;
Vanzetti was a peddlin’ man,
Pushed his fish cart with his hand.

Two good men a long time gone,
Two good men a long time gone,
Sacco an’ Vanzetti are gone,
Two good men a long time gone (Left me here to sing this song).

Sacco’s born across the sea,
Somewhere over in Italy;
Vanzetti born of parents fine,
Drank the best Italian wine.

Sacco sailed the sea one day,
Landed up in the Boston Bay.
Vanzetti sailed the ocean blue,
An’ landed up in Boston, too.

Sacco’s wife three children had;
Sacco was a family man.
Vanzetti was a dreamin’ man,
His book was always in his hands.

Sacco earned his bread and butter
Bein’ the factory’s best shoe cutter.
Vanzetti spoke both day and night,
Told the workers how to fight.

I’ll tell you if you ask me
‘Bout this payroll robbery.
Two clerks was killed by the shoe fact’ry,
On the streets in South Braintree.

Judge Thayer told his friends around
That he had cut the radicals down.
"Anarchist bastard" was the name
Judge Thayer called these two good men.

I’ll tell you the prosecutor’s name,
Katzman, Adams, Williams, Kane.
The Judge and lawyers strutted down,
They done more tricks than circus clowns.

Vanzetti docked in nineteen eight;
Slept along the dirty street,
Told the workers "Organize,"
And on the ‘lectric chair he dies.

All you people ought to be like me,
And work like Sacco and Vanzetti,
And everyday find ways to fight
On the union side for the workers’ rights.

Well, I ain’t got time to tell this tale,
The dicks and bulls are on my trail.
But I’ll remember these two good men
That died to show me how to live.

All you people in Suassos Lane,
Sing this song and sing it plain.
All you folks that’s comin’ along,
Jump in with me and sing this song.

http://www.antiwarsongs.org/canzone.php?id=3409&lang=it

Dos hombres buenos

Dime, ahí, ¿oíste las noticias?/ Sacco trabajaba remendando zapatos; Vanzetti era un vendedor ambulante,/ empujaba su carrito de pescado con sus manos.// Dos hombres buenos que se fueron hace mucho tiempo…/ Sacco y Vanzetti se han ido/ Dos hombres buenos que se fueron hace mucho tiempo (dejadme cantaros esta canción)// Sacco nació en el mar,/ en algún sitio por Italia;/ Vanzetti nació de buenos padres,/ bebió el mejor vino italiano.// Sacco navegó por el mar un día,/ desembarcó en la bahía de Boston./ Vanzetti navegó por el azul océano,/ y también desembarcó en Boston.// La mujer de Sacco tres hijos tuvo;/ Sacco fue un hombre familiar./ Vanzetti era un soñador,/ su libro siempre estaba en sus manos.// Sacco se ganó su pan y su mantequilla/ siendo el mejor recortador de zapatos de la fábrica./ Vanzetti hablaba tanto de día como de noche,/ le dijo a los obreros cómo luchar.// Te hablaré si me preguntas/ sobre ese robo de nóminas./ Dos empleados fueron asesinados cerca de la fábrica de zapatos,/ en las calles de South Braintree.// El juez Thayer le dijo a sus amigos/ que tenía que talar a los radicales./ “Cabrones anarquistas” fue el nombre/ con el que el juez Thayer llamó a estos dos hombres buenos.// Te diré el nombre de los acusadores,/ Katzman, Adams, Williams, Kane./ El juez y los abogados desfilaron,/ hicieron más trucos que los payasos del circo.// Vanzetti arribó en 1908;/ durmió por las sucias calles,/ les dijo a los trabajadores “Sindicaos””,/ y en la silla eléctrica muere.// Todos vosotros, gente, tenéis que ser como yo,/ y trabajar como Sacco y Vanzetti,/ y encontrar cada día maneras de luchar/ en el lado de la unión por los derechos de los trabajadores.//  Bueno, no tengo tiempo de contar esta historia,/ los polis y los matones me siguen la pista./ Pero yo recordaré a estos dos hombres buenos/ que murieron para mostrarme como vivir.// Toda la gente de la calle Suassos,/ cantad esta canción y cantadla con franqueza./ Todos vosotros, amigos, que estáis viniendo/ venid rápido y cantad esta canción.

Woody Guthrie

En nuestra página amiga y hermana, Canzoni contro la guerra, hay una buena recopilación de canciones dedicadas a Sacco y Vanzetti:

http://www.antiwarsongs.org/categoria.php?id=23&lang=it

Here’s to you


Ojalá que éstas muertes no hayan sido en vano. Por Nick y Bart: ¡EVVIVA L’ANARCHIA!

Here’s to you


Here’s to you
Nicola and Bart




Rest forever here in our hearts




The last and final moment is yours




That agony is your triumph!

¡Gracias a vosotros, Nicola y Bart! Quedáis para siempre en nuestros corazones.
El último y final momento es vuestro. ¡Aquella agonía es vuestro triunfo!

words: Joan Baez
musica: Ennio Morricone

Ballad of Sacco & Vanzetti


En 1971, el director italiano Giuliano Montaldo dirigió "Sacco e Vanzetti", película basada en el asesinato de los dos obreros anarquistas en Estados Unidos. Para la banda sonora contó con la música de Ennio Morricone y con las letras y la voz de la gran Joan Baez. La canción está basada en las palabras de Vanzetti y Sacco y, muy especialmente, en la carta que Nicola escribió a su hijo justo antes de morir:

The Ballad of Sacco & Vanzetti

Parte I

"Give to me your tired and
your poor,
Your huddled masses yearning to breathe free,
The wretched refuse of your teeming shore,
Send these, the homeless, tempest-tossed to me."

Blessed are the persecuted

And blessed are the pure in heart
Blessed are the merciful
And blessed are the ones who mourn

The step is hard that tears
away the roots
And says goodbye to friends and family
The fathers and the mothers weep
The children cannot comprehend
But when there is a promised land
The brave will go and others follow
The beauty of the human spirit
Is the will to try our dreams
And so the masses teemed across the ocean
To a land of peace and hope
But no one heard a voice or saw a light
As they were tumbled onto shore
And none was welcomed by the echo of the phrase
"I lift my lamp beside the golden door."

Blessed are the persecuted

And blessed are the pure in heart
Blessed are the merciful
And blessed are the ones who mourn

"Dadme a vuestros cansados y a vuestros pobres,/ vuestras masas agrupadas anhelando respirar libres,/ la basura desgraciada vertida en tu orilla,/ envíame a estos, a los que no tienen hogar, a los sacudidos por la tempestad, a mí."// Benditos sean los perseguidos,/ y benditos sean los puros de corazón;/ benditos sean los misericordiosos,/ y benditos sean los que están de luto.// El paso es tan duro que rasga las raíces/ y dice adiós a los amigos y a la familia./ Los padres y las madres sollozan,/ los niños no pueden comprender,/ pero cuando hay una tierra prometida/ los valientes irán allí y otros les seguirán./ La belleza del espíritu humano/ es la voluntad para intentar nuestros sueños,/ y por eso las masas se vierten a través del océano/ hacia una tierra de paz y esperanza,/ pero nadie oyó una voz o vio una luz/ cuando se tambalearon en la costa/ y nadie fue recibido con el eco de la frase/ "Alzo mi lampara detrás de la puerta dorada".// Benditos sean los perseguidos,/ y benditos sean los puros de corazón;/
benditos sean los misericordiosos,/ y benditos sean los que están de
luto.

II part

http://www.goear.com/files/localplayer.swf

Father, yes, I am a prisoner

Fear not to relay my crime
The crime is loving the forsaken
Only silence is shame

And now I’ll tell you what’s
against us
An art that’s lived for centuries
Go through the years and you will find
What’s blackened all of history
Against us is the law
With its immensity of strength and power
Against us is the law!
Police know how to make a man
A guilty or an innocent
Against us is the power of police!
The shameless lies that men have told
Will ever more be paid in gold
Against us is the power of the gold!
Against us is racial hatred
And the simple fact that we are poor

My father dear, I am a prisoner

Don’t be ashamed to tell my crime
The crime of love and brotherhood
And only silence is shame

With me I have my love, my
innocence,
The workers, and the poor
For all of this I’m safe and strong
And hope is mine
Rebellion, revolution don’t need dollars
They need this instead
Imagination, suffering, light and love
And care for every human being
You never steal, you never kill
You are a part of hope and life
The revolution goes from man to man
And heart to heart
And I sense when I look at the stars
That we are children of life
Death is small

Padre, sí, soy un prisionero./ No temo confesar mi crimen:/ el crimen es amar al abandonado. Sólo el silencio es vergüenza.// Y ahora os diré que está en contra nuestra/ un arte que ha vivido siglos;/ ve a través de los años y encontrarás/ lo que ennegreció toda la historia./ Contra nosotros está la ley/ con su inmensidad de fuerza y poder./ ¡Contra nosotros está la ley!/ La policía sabe cómo hacer a un hombre/ culpable o inocente./ ¡Contra nosotros está el poder de la policía!/ Las desvergonzadas mentiras que han dicho a los hombres/ se pagarán para siempre en oro./ ¡Contra nosotros está el poder del oro!/ Contra nosotros está el odio racial/ y el simple hecho de que somos pobres.// Mi querido padre, soy un prisionero;/ no te avergüences de decir mi crimen,/ el crimen de amor y hermanadad,/ y sólo el silencio es vergüenza.// Conmigo tengo mi amor, mi inocencia,/ los obreros y los pobres,/ por todo esto estoy a salvo y soy fuerte,/ y la esperanza es mía./ La rebelión, la revolución no necesitan dólares,/ en lugar de esto necesitan/ imaginación, sufrimiento, luz y amor,/ y preocuparse por cada ser humano./ No robarás, no matarás,/ eres una parte de la esperanza y de la vida./ La revolución pasa de hombre a hombre,/ y de corazón a corazón,/ y siento cuando miro a las estrella/ que somos hijos de la vida./ La muerte es pequeña.

III part

My son, instead of crying
be strong
Be brave and comfort your mother
Don’t cry for the tears are wasted
Let not also the years be wasted

Forgive me, son, for this
unjust death
Which takes your father from your side
Forgive me all who are my friends
I am with you, so do not cry

If mother wants to be distracted

From the sadness and the soulness
You take her for a walk
Along the quiet country
And rest beneath the shade of trees
Where here and there you gather flowers
Beside the music and the water
Is the peacefulness of nature
She will enjoy it very much
And surely you’ll enjoy it too
But son, you must remember
Do not use it all yourself
But down yourself one little step
To help the weak ones by your side

Forgive me, son, for this
unjust death
Which takes your father from your side
Forgive me all who are my friends
I am with you, so do not cry

The weaker ones that cry
for help
The persecuted and the victim
They are your friends
And comrades in the fight
And yes, they sometimes fall
Just like your father
Yes, your father and Bartolo
They have fallen
And yesterday they fought and fell
But in the quest for joy and freedom
And in the struggle of this life you’ll find
That there is love and sometimes more
Yes, in the struggle you will find
That you can love and be loved also

Forgive me all who are my
friends
I am with you
I beg of you, do not cry

Hijo mío, se fuerte en lugar de llorar,/ se valiente y apacigua a tu madre./ No llores porque las lágrimas se han agotado;/ no dejes que también se agoten los años.// Perdóname, hijo, por esta muerte injusta/ que se lleva a tu padre de tu lado./ Perdonadme todos los que sois mis amigos,/ estoy con vosotros, así que no lloréis./ Si tu madre se quiere alejar/ de la tristeza y del duelo,/ llévala a pasear/ a lo largo del tranquilo país/ y descansad bajo la sombra de los árboles,/ donde reuniréis flores de aquí y de allá/ junto a la música y el agua:/ es la paz de la naturaleza./ Ella lo disfrutará mucho/ y seguramente que tú también lo disfrutarás./ Pero hijo, debes recordar/ no usarlo para ti mismo,/ sino baja un pasito/ para ayudar al débil que está a tu lado.// Perdóname, hijo, por esta muerte injusta/ que se lleva a tu padre de tu lado./ Perdonadme todos los que sois mis amigos,/ estoy con vosotros, así que no lloréis.// Los más débiles que piden ayuda a gritos,/ los perseguidos y las víctimas/ son tus amigos/ y tus camaradas en la lucha./ Y sí, a veces caen,/ como tu padre,/ sí, como tu padre y Bartolomeo/ han caído,/ y ayer lucharon y cayeron,/ pero buscando la felicidad y la libertad./ Y en la lucha de esta vida encontrarás/ que hay amor y a veces más;/ sí, en la lucha encontrarás/ que puedes amar y ser amado también.

Words: Joan Baez
music: Ennio Morricone

Sacco y Vanzetti


El caso de Sacco y Vanzetti movió conciencias a lo ancho del mundo, especialmente en el anarco-sindicalismo, en su día y después. Años más tarde, Woody Guthrie, junto a Pete Seeger, ambos denunciadores de la injusticia allá donde se produzca, grabaron un disco reivindicando sus nombres. Pero en sus días, el payador anarquista argentino Martín Castro cantó esta payada (pincha sobre el título para escuchar la canción):


Patria del rubio metal,
del oro diablo amarillo,
país del yunque y del martillo
y patria del mineral,
Norteamérica es genial
en el arte de la guerra,
es marca en candente yerra,
que ha de surgir y arrastrar
como flagelo del mar,
como azote de la tierra.

Por sobre sus fundiciones
el organismo mecánico,
sobre el armazón titánico
de remaches y bulones,
se alzan como dos tendones
dos banderas de ideal,
dos gestos de alta moral
con un amor espartaco,
dos nombres, Vanzetti y Sacco,
que irán al sillón faltal.

Martín Castro
música popular

80 años del asesinato de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti


Antes de morir en la silla eléctrica en la prisión de Charlestown, el 23 de
agosto de 1927, Nicola Sacco se volvió hacia los testigos y exclamó
tranquilamente: "Buenas noches señores, ¡viva la anarquía!"

 
En el año 1927 se llevó a cabo en Norteamérica una de tantas injusticias de carácter universal ante las que no pasa el tiempo. Estso fueron los antecedentes que llevaron a dos honrados obreros inmigrantes a ser ejecutados.

Tras la Revolución bolchevique, el mundo capitalista, con Estados Unidos a la cabeza, andaba con miedo ante una posible revuelta internacional obrera. Por todo el mundo se recrudece la reacción contra la clase obrera, pero en Estados Unidos tal reacción se tinta además de racismo y xenofobia. Se aprueba entonces una ley en Estados Unidos que permitía expulsar a aquellos extranjeros que realizaran actividades "ilegales". La policía asalta los locales sindicales de los obreros inmigrados, la mayoría italianos de tendencia anarco-sindicalista. La represión policial es brutal, se hace declarar a los detenidos contra sí mismos mediante fuertes torturas; en uno de estos procedimientos, el cuerpo del líder anarquista Andrea Salsedo se estrella contra el asfalto al caer desde las dependencias policiales. Los atentados anarquistas contra elementos del entonces ultra-conservador gobierno de Massachusets y contra empresarios millonarios como Rockefeller se recrudecen a la par que la brutal represión policial. Durante aquellas jornadas realizadas contra los inmigrantes, varios miles de italianos se agolpaban en la embajada de su país para huir antes de que les extraditen.
Casi al mismo tiempo y sin ningún tipo de conexión, una banda armada de delincuentes comete un sangriento atraco en el que mueren el director de una empresa y su tesorero, que llevaba un maletín con gran cantidad de dinero. La policía, intencionadamente, atribuye el crimen a una banda anarquista. La casualidad quiso que, en un viaje de vuelta ya tarde, dos obreros italianos, uno zapatero, Nicola Sacco, y otro pescadero, Bartolomeo Vanzetti, fueran arrestados por la policía por el simple hecho de ser italianos. Quiso la mala fortuna que ambos portaran sendas pistolas de las que querían deshacerse; las llevaban para defenderse precisamente de la policía, pero nunca las llegaron a usar. Para el inspector y el fiscal, el ser italianos y, si no anarquistas, de la "mano negra" (la mafia), era ya suficiente: las armas eran sólo un agravante. Sacco y Vanzetti, recordando lo ocurrido a su compañero Salsedo, niegan en la comisaría, como posteriormente dirían en el juicio, su vinculación con el anarco-sindicalismo.
Nicola y Bart son llevados a juicios. Aquel juicio se recuerda como el proceso más bochornoso de toda la historia: algunos de los testigos están comprados por el fiscal, seguramente algunos de los jurados; y, para más vergüenza, el fiscal del estado Katzmann no dudó en hacer gala de su racismo al desautorizar a los testigos que echaban por tierra la acusación por el hecho de ser italianos y porque más de uno desconocía el inglés, al mismo tiempo que declaraba que "aquellos italianos, griegos, portorriqueños, eran escoria que venían a robar a Estados Unidos", todo ello con la complicidad del juez, más empeñado en censurar al abogado defensor cuando reprendía al fiscal con el grito: "¡Ku Klux Klan! ¡Esas son ideas del KKK!". Finalemente, el jurado declara a ambos culpables y el juez los condena a la silla eléctrica.
En todo Estados Unidos primero, y después alrededor del mundo, las protestas de obreros e intelectuales se hacen oír, pero caen en oídos sordos. Los anarquistas más violentos hacen atentados en represalia; la sede de ayuda a "Nik y Bart" es asaltada por individuos y grupos de ultra-derecha, al tiempo que el abogado defensor, curtido ya en la defensa de obreros, hace lo imposible por conseguir unas pruebas que obtiene finalmente, pero que son desautorizadas por el fiscal y por el juez. Con una inmensa amargura, el abogado se rinde, no sin antes decirle al juez que él era una vergüenza para la profesión.

Mientras Nicola y Sacco se hayan en el corredor de la muerte, la familia de ambos trata de conseguir la amnistía. Vanzetti colabora todo lo que puede, pero Sacco se haya hundido en una profunda depresión. Sacco se niega a firmar la carta pidiendo la amnistía que sí firma su compañero. Entre tanto, el gobernador de Massachusets, Fuller, viendo que hasta los periódicos conservadores critican la pena capital impuesta, decide entrevistarse con Bartolomeo junto al fiscal Katzmann. Tras esa entrevista, el gobernador niega la amnistía. Vanzetti acaba convenciéndose de que les mataran por anarquistas y no por un crimen que no cometieron: "Nos condenan por italiano, y yo soy italiano. Nos condenan por anarquistas, y yo soy anarquista."

He estado hablando mucho de mí mismo

y ni siquiera había mencionado a Sacco .

Sacco también es un trabajador,

un competente trabajador desde su niñez, amante del trabajo,

con un buen empleo y un sueldo,

una cuenta en el banco, y una esposa encantadora y buena,

dos niñitos precioso y una casita bien arreglada

en el lindero del bosque, junto a un arroyo.

Sacco es todo corazón, todo fe, todo carácter, todo un hombre;

un hombre amante de la Naturaleza y de la Humanidad;

un hombre que lo dio todo, sacrificó todo

por la causa de la libertad, y su amor a los hombres;

dinero, tranquilidad, ambición mundana,

su esposa, sus hijos , su persona

y su vida.

Sacco jamás ha pensado en robar, jamás en matar a nadie.

Él y yo jamás nos hemos llevado bocado

de pan a la boca , desde que somos niños hasta ahora,

que no lo hayamos ganado con el sudor de la frente.

Jamás…

Ah, sí, yo puedo ser más listo, como alguien ha dicho;

yo tengo más labia que él, pero muchas , muchas veces,

oyendo su voz sincera en la que resuena una fe sublime,

considerando su sacrificio perpetuo, recordando su heroísmo.

Yo me he sentido pequeño en presencia de su grandeza

Y me he visto obligado a repeler

Las lágrimas de mis ojos,

Y apretarme el corazón

Que se me atorozonaba, para no llorar delante de él:

Este hombre al que han llamado ladrón y asesino y condenado a muerte.

Pero el nombre de Sacco vivirá en los corazones del pueblo

y en su gratitud cuando los huesos de Katzmann

y los de todos vosotros hayan sido dispersados por el tiempo;

cuando vuestro nombre, el suyo, vuestras leyes, instituciones

y vuestros falso dios no sean sino un borroso recuerdo

de un pasado maldito en el que el hombre era lobo para el hombre…

Si no hubiera sido por esto

yo hubiera podido vivir mi vida

charlando en las esquinas y burlándome de la gente.

Hubiera muerto olvidado, desconocido, fracasado.

Esta ha sido nuestras carrera y nuestro triunfo. Jamás

en toda nuestra vida hubiéramos podido hacer tanto

por la tolerancia, por la justicia, porque el hombre entienda

al hombre como ahora lo estamos haciendo por accidente.

Nuestras palabras, nuestras vidas nuestros dolores-

–¡nada!

La perdida de nuestras vidas –la vida de un zapatero y un pobre vendedor de pescado-

¡todo! Ese momento final es de nosotros,

es agonía de nuestro triunfo.

(de antología de poesía norteamericana de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal)

Sus últimas horas transcurren en agonía. Nicola Sacco escribe a su hijo una hermosa carta pidiéndole perdón al tiempo que le ruega que siga sus pasos:

    18 de agosto de
    1927, Prisión del Estado de Charlestown

    Mi querido hijo y
    compañero:

    Desde el día
    en que te vi por última vez he tenido siempre la idea de escribirte
    esta carta, pero la huelga de hambre y el pensamineto de que tal vez no
    lograra explicarme bien me han hecho retrasarla todo este tiempo.

    El otro día
    terminé la huelga de hambre e inmediatamente pensé en escribirte,
    pero me di cuenta de que no tenía fuerzas suficientes para hacerlo
    y que no podría terminar la carta de una vez. Sin embargo, quiero
    hacerlo de cualquier forma antes de que entremos otra vez en la celda de
    los condenados, pues estoy convencido de que nos van a llevar allí
    tan pronto como el tribunal se niegue a revisar la causa. Y si no ocurre
    nada entre el viernes y el lunes, nos electrocutarán el 22 de agosto,
    inmediatamente después de la media noche. Por lo tanto, aquí
    estoy contigo lleno de cariño y con el corazón abierto, como
    he estado siempre en el pasado.

    Nunca creí
    que pudieran separarnos, pero al pensar en estos siete tristes años,
    parece que ha llegado por fin el momento, aunque no han cambiado ni la
    inquietud ni el afecto emocionado. Es el mismo que antes, e incluso mayor.
    Creo que nuestro afecto recíproco es hoy más profundo que
    en cualquier otro momento, pues no sólo es muy grande, sino que
    se puede comprobar el amor fraterno no solamente en la alegría,
    sino también en la lucha y en el sufrimiento. Recuerda esto, Dante.
    Hemos demostrado esto y, modestia aparte, estamos orgullosos de ello.

    Henos sufrido mucho
    en este lago calvario. Protestamos hoy como hemos protestado ayer, y protestaremos
    siempre pidiendo libertad.

    Si el otro día
    interrumpí la huelga de hambre fue porque ya no había en
    mí signos de vida. Porque, ayer, como hoy, protesto con mi huelga
    de hambre por la vida y no por la muerte.

    Me he sacrificado
    porque quería volver a abrazar a tu querida hermana pequeña,
    Inés, y a tu madre, y a todos los amigos y a los camaradas de la
    vida y no de la muerte. Así, pues, hijo mío, la vida empieza
    ahora a revivir lentamente, pero sin horizonte y siempre con tristeza y
    con visiones de muerte.

    Muchacho querido,
    después de que tu madre me había hablado tanto de ti y había
    sonado contigo noche y día, qué alegría tuve el otro
    día cuando te vi por fin. Haber podido hablar contigo como lo hacíamos
    aquellos días. Aunque hablé mucho contigo en esa visita,
    hubiera querido decirte mucho más, pero vi que seguirás siendo
    el mismo hijo cariñoso, fiel con tu madre que tanto te quiere, y
    no quise herir tu sensibilidad porque estoy seguro de que seguirás
    siendo el mismo y recordarás lo que te dije. Sabía eso y
    lo que voy a decirte ahora te va a conmover, pero no llores, Dante, porque
    se han derramado muchas lágrimas en vano, y tu madre ha llorado
    durante siete años sin que sirviera para nada. Así que, hijo
    mío, en lugar de llorar, sé fuerte para poder consolar a
    tu madre, y cuando quieras distraerla de su desaliento, te diré
    lo que yo solía hacer. La llevaba a dar un largo paseo por el campo,
    a coger flores silvestres de aquí y de allá, y a descansar
    a la sombra de los árboles, en medio de la armonía de los
    riachuelos alegres y la suave tranquilidad de la madre naturaleza, y estoy
    seguro de que a ella le gustará mucho que lo hagas, y tú
    te sentirás feliz con ello. Pero recuerda siempre, Dante, que en
    el juego de la felicidad no tienes que usarla para ti solo, sino mirar
    un paso detrás de ti, ayudar a los débiles que piden ayuda,
    ayudar a los perseguidos, a las víctimas, que son tus mejores amigos;
    son los camaradas que luchan y caen, como cayeron ayer tu padre y Bartolo
    por la conquista de la alegría, de la libertad para todos y para
    los trabajadores pobres. En esta lucha por la vida encontrarás más
    amor y serás amado.

    Lo que tu madre me
    ha contado que decías durante esos días terribles en que
    estaba en la celda de los condenados, en ese lugar inicuo, me ha dado una
    gran alegría, porque me demostraba que serás el muchacho
    querido con el que siempre he soñado.

    Por lo tanto, suceda
    lo qué suceda mañana, cosa que nadie sabe, si nos matan no
    debes olvidar mirar a tus amigos y camaradas con la misma sonrisa de gratitud
    con que miras a los seres queridos, pues ellos te quieren del mismo modo
    que quieren a todo camarada perseguido que ha caído. Y esto te lo
    dice tu padre, que te ha dado la vida, tu padre que te ha querido y los
    ha visto y que conoce la nobleza de su fe ( que es la mía) y el
    gran sacrificio que siguen haciendo por nuestra libertad, pues he luchado
    con ellos y son los que tienen aún nuestra última esperanza
    y hoy pueden todavía salvarnos de la silla eléctrica; es
    la última lucha entre los ricos y los pobres por la seguridad y
    la libertad. Hijo, quiero que comprendas en el futuro esta inquietud y
    esta lucha a vida o muerte.

    Pensé mucho
    en ti cuando estaba en la celda de los condenados (oía los cantares
    en las tiernas voces de los niños en el patio de juego, donde estaba
    toda la vida y la alegría de la libertad), a un paso de los muros
    que encierran la angustia escondida de tres almas enterradas. Me recordaban
    a menudo a ti y a tu hermana Inés, y deseaba poder veros en cada
    momento. Pero me alegro de que no vinieras mientras estaba en la celda
    para que no vieras el horrible cuadro de tres personas angustiadas, esperando
    ser electrocutadas, pues no sé el efecto que eso hubiera tenido
    a tu corta edad. Pero, en otro sentido, hubiera sido útil, pues
    en el futuro te habría servido ese terrible recuerdo para arrojarle
    al mundo la vergüenza del país en esta cruel persecución
    y muerte injusta. Sí, Dante, pueden crucificar hoy nuestros cuerpos,
    como lo están haciendo, pero no pueden destruir nuestras ideas,
    que servirán para los jóvenes que vengan después.

    Dante, cuando antes
    he dicho tres seres humanos enterrados, quise decir que con nosotros hay
    otro joven que se llama Celestino Maderios, al que van a electrocutar al
    mismo tiempo que a nosotros. Ha estado ya dos veces antes en esa horrible
    celda de los condenados, que deberían destruir las piquetas del
    verdadero progreso, esa horrible celda que será para siempre la
    vergüenza de los ciudadanos de Massachusetts. Deberían destruir
    el edificio y levantar una fábrica o una escuela para enseñar
    a muchos de los cientos de huérfanos pobres del mundo.

    Dante, te pido una
    vez más que quieras a tu madre y estés cerca de ella y de
    los seres queridos en estos días, y estoy seguro de que con la ayuda
    de tu valor y de tu bondad sentirán menos la pena. Y tampoco olvidarás,
    hijito mío, quererme a mi también un poco, puesto que pienso
    tanto y tan a menudo en ti.

    Saludos fraternales
    a todos los seres queridos; muchos besos a tu pequeña Inés
    y a tu madre. Para ti, un abrazo de todo corazón.

    Tu padre y compañero


El asesinato de Sacco y Vanzetti fue, al igual que los asesinatos de Federico García Lorca y Víctor Jara y todos los anónimos, un caso de injusticia universal: murieron por ser todo aquello que el poder detestaba: inmigrantes, obreros, pobres y anarquistas. En su muerte estaba representada la casi totalidad de la población, no sólo de América del Norte, sino de todo el mundo.
Un anarquista es siempre alguien molesto, sobre todo si es un anarquista como Nicola y Bartolomeo, un hombre de pensamiento y no de violencia, porque el anarquismo no versa sobre bombas y vandalismo: el anarquismo consiste en adquirir una voluntad moral de hierro para transformar la sociedad, para el día en que se pueda, contando con esa moralidad en la acción, el mundo y los hombres puedan vivir sin leyes. Un anarquista se siente un individuo con sus derechos, pero a la vez reconoce a todos los individuos, y sabe que todos los individuos son un todo temible para los poderosos. Para los poderosos, un anarquista pensador es un millón de veces más peligroso que un anarquista armado.

"Buenas noches señores, ¡viva la anarquía!"

Sacco e Vanzetti


Sacco E Vanzetti
Artist: Francesco de Gregori
Album: Il Fischio Del Vapore (2003)

Il ventitre di agosto, a Boston, in America,
Sacco e Vanzetti van sulla sedia elettrica,
e con un colpo di elettricità
all’altro mondo li voller mandà

Circa le undici e mezzo, giudici e gran corte
entran poi tutti quanti nella cella della morte:
“Sacco e Vanzetti state a sentir.
Dite se avete qualcosa da dir”

Entra poi nella cella il bravo confessore
Domanda a tutti e due la santa religione.
Sacco e Vanzetti, con grande espression:
“Noi moriremo senza religion!”

E tutto il mondo intero reclama la loro innocenza,
ma il presidente Fuller non ebbe più clemenza:
“Siano essi di qualunque Nazion.
Noi li uccidiamo con grande ragion”

«Addio, moglie e figlio, a te sorella cara.
E noi per tutti e due c’è pronta già la bara.
Addio amici! In cuor la fe’.
Viva l’Italia e abbasso il re!

El 23 de Agosto, en Boston, en América,/ Sacco y Vanzetti van a la silla eléctrica,/ y con un golpe de electricidad al otro mundo les quieren mandar.// Sobre las once y media, los jueces y la gran corte/ entran entonces en la celda de la muerte:/ "Sacco y Vanzetti, disponeos a sentir,/ decid lo que sea si lo tenéis que decir".// Entra entonces en la celda el valiente confesor/ dándoles a los dos la santa religión./ Sacco y Vanzetti, con gran desprecio:/ "¡Moriremos sin religión!"// Y todo el mundo reclama la inocencia de ellos,/ pero el presidente Fuller no tuvo más clemencia: "Son de cualquier otra nación; les mataremos con mucha razón".// "Adiós mujer e hijo, a ti querida hermana;/ el ataúd está ya preparado para nosotros.// ¡Adiós amigos! En el corazón la fe./ ¡Viva Italia y abajo el rey!

Día de los trabajadores-Diada dels treballadors-Langile eguna-Días dos traballadores


El Día internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial.

Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la
consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo
del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas, que fueron ajusticiados en Estados Unidos
por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la
jornada laboral de ocho horas que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket en Chicago.

Curiosamente en los Estados Unidos no se celebra esta conmemoración. Allí celebran el Labor Day el primer lunes de septiembre desde 1882 en una parada realizada en Nueva York y organizada por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos.

La historia

Los hechos que dieron lugar esta celebración están contextualizados en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX Chicago
era la segunda ciudad de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada
año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las
primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de
trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes
venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.

La reivindicación de la jornada laboral de 8 horas

Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8 horas. El hacer valer la máxima ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa. En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad.
Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de
ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar
jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares.

La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor, Federación Estadounidense del Trabajo, inicialmente socialista (algunas fuentes señalan el origen anarquista). En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886
la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas.
En caso de no obtener respuesta a este reclamo, se iría a una huelga.
Recomendaba a todas las uniones sindicales a tratar de hacer promulgar
leyes con ese contenido en todas sus jurisdicciones. Esta resolución
despertó el interés de todas las organizaciones, que veían que la
jornada de ocho horas posibilitaría obtener mayor cantidad de puestos
de trabajo (menos desocupación). Esos dos años acentuaron el
sentimiento de solidaridad y acrecentó la combatibilidad de los
trabajadores en general.

En 1886, el presidente de Estados Unidos Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll,
estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Al poco tiempo, 19
estados sancionaron leyes que permitían trabajar jornadas máximas de 8
y 10 horas (aunque siempre con cláusulas que permitían hacer trabajar a
los obreros entre 14 y 18 horas). Las condiciones de trabajo eran
similares, y las condiciones en que se vivía seguían siendo
insoportables.

Como la Ley Ingersoll no se cumplió, las organizaciones laborales y
sindicales de EE.UU. se movilizaron. La prensa calificaba el movimiento
en demanda de las ocho horas de trabajo como «indignante e irrespetuoso», «delirio de lunáticos poco patriotas», y manifestando que era «lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo».

Manifestación del Primero de Mayo en París (año 2000).

Manifestación del Primero de Mayo en París (año 2000).

La convocatoria de huelga

La Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (la principal
organización de trabajadores en EE.UU.) remitió una circular a todas
las organizaciones adheridas donde manifestaba: «Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo ya que no hemos dado ninguna orden al respecto». Este comunicado fue rechazado de plano por todos los trabajadores de EE.UU. y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la Noble Orden por traidores al movimiento obrero.

En la prensa del día anterior a la huelga, el 29 de abril de 1886, se podía leer: «Además de las ocho horas, los trabajadores van a exigir todo lo que puedan sugerir los más locos anarco-socialistas». El New York Times decía: «Las
huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer
mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar
la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su
objetivo
». El Filadelfia Telegram decía: «El elemento laboral ha
sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco
de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga
por el logro del sistema de ocho horas
». El Indianápolis Journal decía: «Los
desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de
truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos
pero engañados, las huelgas y amenazas de violencia, señalan la
iniciación del movimiento
».

El día 1 de mayo, la huelga

El 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga
mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza
de paro.

En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor
que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2
y 3 de mayo. La única fabrica que trabajaba era la fábrica de
maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de
febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la
construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base de esquiroles.
El día 2 la polícia había disuelto violentamente una manifestación de
más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en
frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs
(amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin
aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente
produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.

El redactor del Arbeiter Zeitung
Fischer corrió a su periódico donde proclama (que luego se utilizaría
como principal prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca)
imprimiendo 25.000 octavillas. La proclama decía:

Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la
fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!
¿Quién
podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de
sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros.
¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la
muerte que la miseria.
Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo.
Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!.
Ayer,
las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus
padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban
vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del
orden…
¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!
¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!.

La proclama terminaba convocando un acto de protesta para el día
siguiente, el cuatro, a las cuatro de la tarde, en la plaza Haymarket.
Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un acto a las
19.30 en el parque Haymarket. Los hechos que allí sucedieron son
conocidos como Revuelta de Haymarket.

La revuelta de Haymarket

Artículo principal: Revuelta de Haymarket

Se concentraron en la plaza de Haymarket más de 20.000 personas que
fueron reprimidas por 180 policías uniformados. Un artefacto explosivo
estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos. La
policía abrió fuego contra la multitud matando e hiriendo a un número
desconocido de obreros.

Se declaró el estado de sitio y el toque de queda detuviendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía.

Manifestación del Primero de Mayo en Éibar, Guipúzcoa País Vasco (España) (año 1978).

Manifestación del Primero de Mayo en Éibar, Guipúzcoa País Vasco (España) (año 1978).

Estos hechos represivos fueron apoyados por una campaña de prensa con citas como:

Qué mejores sospechosos que la plana mayor de los anarquistas. ¡A la horca los brutos asesinos, rufianes rojos comunistas, monstruos sanguinarios, fabricantes de bombas, gentuza que no son otra cosa que el rezago de Europa
que buscó nuestras costas para abusar de nuestra hospitalidad y
desafiar a la autoridad de nuestra nación, y que en todos estos años no
han hecho otra cosa que proclamar doctrinas sediciosas y peligrosas!

La Prensa reclamaba un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, y responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero.

El 21 de junio
de 1886, se inició la causa contra 31 responsables, que luego quedron
en 8. Las irregularidades en juicio fueron muchas violándose todas las
normas procesales de forma y de fondo, tanto que ha llegado a ser
calificado de juicio farsa. Los juzgados fueron declarados culpables.
Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca.

Prisión
A muerte en la horca

El 11 de noviembre de 1887 se consumó la ejecución de:

Relato de la ejecución por José Martí, corresponsal en Chicago del periódico La Nación de Buenos Aires (Argentina):

…salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la
sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen
los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja
blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la
concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en
un teatro… Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies,
orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su
capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en
el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las
capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos
caen y se balancean en una danza espantable…

El Crimen de Chicago costó la vida de muchos trabajadores y
dirigentes sindicales; no existe un número exacto, pero fueron miles
los despedidos, detenidos, procesados, heridos de bala o torturados. La
mayoría eran inmigrantes: italianos, españoles, alemanes, rusos, irlandeses, judíos, polacos y eslavos.

Consecución de la jornada laboral de ocho horas

A finales de mayo de 1886
varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a
varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la
Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas
palabras: «Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento
tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución
de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a
afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían
permanecido indiferentes a la agitación sindical».

En la actualidad

A lo largo del siglo XX,
los progresos laborales se fueron acrecentando con leyes para los
trabajadores, para otorgarles derechos de respeto, retribución y amparo
social. En la última década del siglo esos progresos retrocedieron bajo
la influencia del neoliberalismo.

En la actualidad, casi todos los países democráticos rememoran el 1º
de mayo como el origen del movimiento obrero moderno. Estados Unidos,
Reino Unido y el Principado de Andorra son los únicos países, del mundo
occidental, que no lo recuerdan.

En 1954 el papa católico Pío XII apoyó tácitamente esta jornada de memoria colectiva al declararla como festividad de San José Obrero. Últimamente se viene denominando a esta día como Día Internacional del Trabajo.

Otros mártires

El movimiento obrero no se conformó con esa conquista, la lucha no
se ha detenido nunca. Cuarenta años después, serían condenados otros
dos inmigrantes, también anarquistas: los italianos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, a quienes se les llamó los Mártires de Boston.

fuente: Wikipedia

Solidarity forever, por Pete Seeger & The Weawers


Hay una historia de Estados Unidos, más allá de los Rockefellers y los Nixons, que intentan que no trascienda: una historia que Reagan y Bush censuran. La historia de Estados Unidos como una nación de obreros e inmigrantes: la América de Sacco y Vanzetti, de los chicos de Goldsboro, de Woody Guthrie, de John Steinbeck, de César Chávez, de Pete Seeger, de Martin Luther King… De esta canción, "Solidarity forever", compuesta a finales del siglo XIX sobre esta tonada tradicional, para la lucha sindical, civil, sexual y racial; una canción que la Brigada Lincoln hizo sonar también en las llanuras españolas durante la guerra civil. Pete Segger, con el grupo folk Weawers, la interpretó como nadie:

 

La canción de autor: repaso a su historia


Aunque todos están más o menos de acuerdo en que los 1ºs cantautores aparecieron en los años 40, en EE.UU, Francia y Latinoamérica, conviene repasar las raíces más profundas del estilo.
No quisiera ser sabihondo o pesado, o incluso demagogo, pero tenemos que remontarnos atrás, muy atrás, incluso hasta la prehistoria, cuando alrededor del fuego, en cada tribu y en cada clan, un cantor narraba las historias conjeturales de la creación. Después, en la Antigüedad, bardos celtas y aedos griegos entre otros cantaban las tradiciones de su pueblo y las historias heredadas, seguramente de aquellos cantores primitivos. Pero sobre todo en la Edad Media, cuando el trobador escribía una letra y una melodía que los juglares transmitirían después en las plazas de las aldeas; estos trobadores utilizaban en muchas ocasiones la música popular: el ejemplo paradigmático (y perdón por esta palabra que empiezo a odiar a muerte) fue el rey Alfonso X y sus soberbias Cantigas de Santa María, pensadas para ser distribuidas en el pueblo.
Claro que, distaba un poco de ser canción protesta: en muchas ocasiones era canción-alabanza, pues el trobador a veces cantaba las excelencias de su señor, que era el rey, el conde de Barcelona, el señor de Vitigudino o cualquier señor feudal con poderío: la razón era que éste señor protegía y mantenía al poeta. Por otro lado, el Mester de Clerecía se puede considerar también un precursor debido al afán didáctico y moralista que éste tenía.
Y diréis, ¿y por qué este repaso? Pues porque la música y la poesía nación en el seno del pueblo, digan lo que digan años de tradición artístico-filosófica estética propugnada por Nietzsche, Wagner y otros, que consideraban las altas artes vocato di cardinale inalcanzable para el pueblo llano, cuando en realidad se lo habían robado los poetas palaciegos.
Por eso, no es hasta el s. XIX cuando se puede recuperar una canción para el pueblo, aunque a lo largo de la historia hay precursores como los ciegos que cantaban sus romances en las plazas a cambio de alguna/s monedilla/s, los titiriteros «de aldea en aldea» que dijo Serrat… Y un largo etcétera; claro, esto a lo que se refiere a canción de autor sin más, respecto a canción protesta la cosa toca ya lo colectivo: hablamos de cantaores, de cantantes de boleros y jotas, de bertsolaris… Hablamos de la canción como el refugio de un pueblo que sufre y trabaja, antes de que también los señoritos les quitaran la música que durante siglos venían despreciando por rural y atrasada.
La canción protesta y de autor toma fuerza a finales del XIX, cuando se componen las marchas del Movimiento Obrero: «La Internacional», «Hijos del Pueblo», versiones libertarias y populares de «La Marsellesa» o el «Himno de Riego«… Pero más entroncada es la canción de la payada libertaria argentina. El payador era un músico popular que iba de feria en feria, era una figura muy popular en latinoamericana, cantando sus canciones;  de esta figura surgió el payador libertario: una especie de primitivo cantautor que difundía con sus canciones el pensamiento anarquista y que solía tocar en las reuniones de los sindicatos. Una de sus más grandes figuras fue Martín Castro, «el payador rojo», que con música popular compuso varias canciones de la que llamaríamos protesta, legando a protestar contra el asesinato de Sacco y Vanzetti.
Después -más por ignorancia que por resumir- los sindicatos de aquí y de allá tomarían acnciones tradicionales adaptando su letra. Nuestros ejemplo abundan en la reivindicación campesina: «En el café de Chinitas», una especie de copla taurina, se transformó en «En la plaza de mi pueblo» («Nuestros hijos nacerán/ con le puño levantado»); y especialmente después en la guerra civil, las viejas canciones de la guerra de Marruecos sufrieron también su transformación libertaria. Pero es un hecho especial el que marca lo que decimos canción y poesía para el pueblo: la colaboración entre poetas como Miguel hernández, Herrera Petere, Pedro Garfias o Pla y Beltrán con compositores como Rodolfo Haffter, Silvestre Revueltas u Oscar Esplá (quien junto a Antonio Machado, compuso el nuevo himno de la República Española -hoy desaparecido, salvo la letra-) para difundirlas entre el pueblo y el ejército republicano; puede que desde un punto de vista estético no sean la mayoría más que marchas militares-revolucionarias al uso, a pesar de venir de poetas tan insignes. Desde mi punto de vista, quizás porque no caiga en el tópico de himno político, las mejores son las escritas por Miguel Hernández y compuestas por el brigadista  y músico Lan Adomian: «La guerra madre, la guerra», «Déjame que me vaya» o «Las puertas de Madrid» se ajustan bastante a lo que se considerará después la canción protesta. Muchas de esas canciones fueron cantadas por el gran tenor Ernst Busch.
Por supuesto, esa labor pervivió en los años del franquismo hasta el 56, cuando comienza Paco Ibáñez sus andanzas.
-las letras de las canciones de Miguel Hernández están en la última edición de Vientos del pueblo de Cátedra; «La guerra madre, la guerra» y «Las puertas de Madrid» están interpretadas soberbiamente en un disco reciente: Cantos de lucha; «Déjame que me vaya» está interpretada por Francisco Curto en su álbum Miguel Hernández.-
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