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Xileko langileria: La clase obrera de Chile


El Estadio de Chile, en donde moriría asesinado Víctor Jara junto a muchos, convertido en campo de exterminioAquí sostenemos que la solidaridad no tiene fronteras ni lenguajes, como es éste el caso. En 1975, el poeta vasco Daniel Landart escribía este poema en el que explica lo que ocurrió en Chile en 1973: las causas que desencadenaron el golpe de Estado que dio lugar al sangriento régimen del general Augusto Pinochet (que el Diablo lo tenga en su seno). Chile era un país con grandes diferencias sociales, no ciertamente de los más miserables (comparado, por ejemplo, con Bolivia); en 1970, la coalición de partidos de izquierda (tanto revolucionarios como socialdemócratas) Unidad Popular, liderado por Salvador Allende, gana las elecciones y se propone la realización de profundas reformas sociales. Esto molestó no sólo a a las clases altas chilenas, sino que también inquietó al gobierno de Estados Unidos, presidido por Richard Nixon y con el funesto Henry Kissinger como secretario de Estado. Así pues, la reacción chilena, los partidos y grupos de ultraderecha, con la ayuda de la CIA, comienzan una campaña de boicot contra el gobierno Allende, comprendiendo una serie de acciones que iban desde el boicot económico de los empresarios, pasando por atentados contra centros neurálgicos (que la prensa ultra, como la revista Mercurio, atribuye falsamente a la izquierda) hasta un primer intento de golpe de Estado. El 11 de Septiembre de 1973, las fuerzas armadas (muchas de ellas entrenadas en ciertas escuelas clandestinas militares de Estados Unidos), al mando de Pinochet, ejecutan un sangriento golpe de Estado que desembocará en una de las más sanguinarias dictaduras que conoció Latinoamérica; durante las jornadas que siguieron al golpe de Estado, fueron torturados (de las formas más cruelmente imaginadas) y asesinados brutalmente cientos de simpatizantes, o sospechosos de ello, de Allende, incluido el propio presidente de la República (si se suicidó o fue asesinado sigue siendo todo un misterio): dos de aquellas víctimas, como recuerda Landart en su poema, fueron las dos figuras más importantes y reconocidas internacionalmente: el cantautor Víctor Jara, asesinado tras largas y crueles torturas en el Estadio de Chile, el mismo estadio que tiempo atrás fue testigo de su gloria, y probablemente el poeta y antiguo cónsul de Chile en España en los años 30Quema de libros en Chile Pablo Neruda: Neruda murió, oficialmente, el 23 de ese mismo mes debido a un cáncer de próstata, pero la familia siempre ha tenido la grave sospecha de que fuera asesinado. En 1978, el dúo de folk y rock progresivo vasco, Errobi (Anjel Duhalde y Mixel Ducau) la grabaron en su disco de 1977 Gure lekukotasuna (Nuestro testimonio); esta versión, sin embargo, es de su disco en directo de 1978 Bizi bizian:

Escuchar: http://www.goear.com/listen/ce43fff/xileko-langileria-errobi

Xileko langileria

Ximixta baten pare
eguzki gorrail bat ikusi ondoan,
Xileko langileria
berriz,
gau beltzean sartu da.

Langileen kopetak beheititu dira,
haien begiak zorroztu
bihotzak gogortu
eta
eskuan zaukaten xoria airatu.

Alta zenbait denboraz uste ukan dute,
uste ukan dute bai
eguzki gorrail hori gorriagotuz joanen zela
ta zuzen den bezala
klase gabeko gizarte bat, eginen zutela.

Baina ez…

Haundi-maundi madarikatuek
ez dute horrelakorik onartu
eta beren interesak zaindu beharrez
erabakia segidan hartu
iraultzaren gidariak behar zirela suntsitu!

Beren lan tzarraren obratzeko
denak zauzkaten eskuko
dirua eta armak, armak eta dirua
Ipar Amerikaren laguntza,
Ez dut aipatzen Eliza…

Populuak aldiz, gaixo populuak
bere buruaren zaintzeko
faxismoari ihardukitzeko
ez zuen deus kasik
bere esku hutsak baizik…

Ta esku huts horiek moztu dituzte
Gobernuko giderrez jabetzeko
ta jabetu ondoan, oraindik
salbaikeria harrigarrienen egiteko:
politika gizonak hil
sindikalistak hil
olerkari ta kantariak hil.

Eta bizi gelditu direnen saria,
desterru edo presondegia,
eguneroko miseria.

Geroztik,
Xileko langileria doluminez dago
eta badaki
zeru gainean ez duela izarrik ikusiko
askatasuna ez baitzaio zerutik jautsiko
baina bai, lur huntan aski gudukatuz
zuzentasunak baitu, egun batez, irabaziko.
Egun batez, irabaziko.

Xileko langileria
lurrera eroriak
eta
Euskadiko langileria
zutitzen hasiak,
zein diren elkar iduriak.

La clase obrera de Chile

Después de ver un sol rojizo/ parecido a un rayo,/ la clase obrera de Chile/ de nuevo/ entra en la negra noche.// Las frentes de los obreros han sido humilladas,/ sus miradas se han aguzado,/ los corazones endurecido/ y/ el pájaro que tenían en la mano ha echado a volar// Sien embargo, durante algún tiempo han pensado / sí, han pensado/ que ese sol rojizo se volverá más rojo/ y que, como es de justicia, harán una sociedad sin clases sociales.// Pero no…// Los malditos gerifaltes/ no han aceptado nada parecido/ y por cuidar sus intereses/ enseguida toman la decisión/ de que ¡era necesario destruir a los cabecillas de la revolución!// Para llevar a cabo su inmenso trabajo/ todos tenían en sus manos/ dinero y armas, armas y dinero,/ la ayuda de Norteamérica,/ por no mencionar a la Iglesia…// El pueblo, en cambio, pobre pueblo/ para cuidar de sí/ para responder al fascismo/ no tenía casi nada/ más que sus manos vacías…// Y han cortado esas manos vacías/ para apoderarse de las riendas del gobierno/ y para, después de hacerlo, hacer las más asombrosas barbaries:/ matar a los políticos/ matar a los sindicalistas/ matar a los poetas y a los cantantes.// Y el premio a los que han sobrevivido,/ destierro o encarcelamiento,/ la miseria diaria.// Posteriormente,/ la clase obrera de Chile siente dolor/ y sabe/ que no va a ver ninguna estrella en el cielo/ porque la libertad no va a caerle del cielo/ pero sí, peleando mucho en esta tierra/ la justicia vencerá algún día.// Vencerá algún día.// La clase obrera de Chile/ ha caído a tierra/ y la clase obrera del País Vasco/ ha comenzado a ponerse de pie,/ cuánto se parecen.

Daniel Landart

Música: Mixel Ducau

Traducción al castellano: Gustavo Sierra – Dr. Karlos Cid Abasolo

Una vez más agradecer a mi profesor y amigo Karlos la inestimable ayuda prestada en mi rudimentaria traducción del poema, corrigiendo y enmendando mis fallos y mis ignorancias.

Historia de la canción de autor: 1975-1980


Joan Manuel Serrat en el teatro Tívoli, Barcelona 1972 http://www.sinera.org/tot-art/soliart/index.htm Por resumir someramente lo narrado hasta ahora, diremos que el panorama que se vivía en el mundo de la canción de autor a principios de los años 70 era sumamente contradictorio: por un lado, nunca había estado tan de "moda" protestar (algún camaleón quiso hacer su agosto aprovechando el tirón), pero, por otro lado, estaba volviéndose una práctica peligrosa de nuevo. Si bien, ciertos elementos gubernamentales podían tolerarla porque generaba dinero, también se hacía lo imposible para taparla: prácticas que iban desde la incontestable prohibición gubernamental, pasando por la vigilancia policial, hasta enviar a los matones de Cristo Rey a reventar el recital: resulta sintomático que durante la segunda mitad de los años 70, a pesar de la aparente liberta de expresión que había comenzado, la prohibición de recitales era enfermizamente usual. Sin embargo, en radio y en televisión había llegado una nueva generación de profesionales: los Ángel Álvarez con su caravana (título de su programa), los Carlos Tena, los Moncho Alpuente, los Ismael con su Banda del Mirlitón, e, incluso, cabría hablar de la labor de des-sentimentalización, psicodelización, erotización e ironización de Valerio Lazarov como director de TVE. Este panorama brindaba a muchos cantautores el poder subir a un escenario público, ante toda España: tal fue la muestra del perdón nacional-popular a Serrat por negarse a cantar en Eurovisión si no lo hacía en catalán: un concierto en el 74 dentro del espacio "A su aire".
Pero si bien comercial, artística y mediáticamente la situación era relativamente buena, no lo era tanto políticamente. A nivel internacional, los primeros 4 años de la década habían entrado con un ruido ensordecedor: la matanza de los estudiantes de Kent State, en EE. UU, el golpe de estado de Pinochet y su violenta y condenable represión contra la población civil, la Revolución de los Claveles portuguesa… Muchas cosas a la que el régimen franquista no era ajeno, y le empezaba a ver las orejas al lobo, pues, siguiendo lo ocurrido en Portugal, y en su manía de no abrirse del todo, el régimen decidió endurecer sus últimos años de existencia: dentro del país sucedían cosas que parecían presagiar que al general se le acababa el invento y que, aunque ya son de vox populi, siempre conviene recordar: ya no eran sólo las huelgas de estudiantes y trabajadores, ni siquiera eran solamente los atentados de las bandas armadas; era incluso algo más grave: el régimen corría el riesgo de perder sus dos pilares fundamenteales: parte del clero se había declarado en oposición y en rebeldía contra el régimen, los curas rojosVíctor Jara con la guitarra al hombro siempre, como se los llamaba -con más o menos justicia, según casos- y se les aplicaba el mismo tratamiento que a los presos políticos "comunes"; y, por otra parte, la Revolución de los Claveles puso en alerta al régimen, que descubrió elementos discordantes en el ejército: procedió a disolver a la UMD (Unión Militar Democrática) y encarcelar a sus miembros.
Fue por esos tiempos cuando sucedieron dos hechos que, de alguna manera, dignificaron la canción de autor (aún más). El primero, un hecho triste, fue el asesinato de Víctor Jara en 1973: pienso que aquel hecho fue análogo al asesinato de Federico García Lorca, pues demostró que el "cantante social" podía estar tan en el punto de mira como cualquier responsable político: esto quería decir que el cantante, quisiera no, tenía cierto protagonismo político-social. El segundo, mucho más alegre, fue la acertada elección por parte de los militares portugueses de la canción "Grândola, vila morena", del cantor portugués José Afonso; este hecho, demostró a su vez, que el cantor era capaz de remover conciencias y -sé que en mí ya sueña trillado- alimentar esperanzas. Sin embargo, no fue por estos hechos únicamente, aunque contribuyeron, que al llamado "cantante social" se le empezara a tomar muy en serio, con lo de positivo y negativo que esto conlleva.
Las Madres del Cordero (http://malablancayenbotella.blogspot.com/) Por supuesto, toda esa seriedad puede llegar a ser insoportable, sobre todo si se aspira sólo a hacer canciones: de ahí la feliz ocurrencia de la canción satírica, tan eficaz, o incluso más, que la canción seria o convencional. Aquí brillaron con luz propia autores satíricos como fueron y son Pi de la Serra, Las Madres del Cordero, Javier Krahe, Desde Santurce a Bilbao Blues Band, e incluso Hilario Camacho, Jesús Munárriz y Luis Eduardo Aute (de este tema hablaremos más adelante).
Acababamos el capítulo anterior con una frase. Una día de Noviembre -el 20 para más señas- el presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro, hablaba en un comunicado especial a los españoles; en tono compungido dijo aquella frase que muchos llevaban esperando: "Españoles, Franco ha muerto"… Uno ha leído mucho, visto muchas películas, documentales, etc., sobre aquel día: pero aún así, ni remotamente puedo sintetizar o condensar el caudal emocional que para muchos supuso tan ansiada noticia: era una pesadilla que ¿acababa?… Pudiera parecer que sí, pero incluso había sus dudas: aunque el sucesor del caudillo, el príncipe de Asturias Juan Carlos había (dicen, yo no juzgo) mostrado su intención de cambio, la presidencia de Arias Navarro pesaba como una losa todavía, y junto a él los pilares tradicionales del franquismo.
En 1976 se abrieron algunas libertades, especialmente de expresión, aunque los partidos y sindicatos seguían siendo ilegales. Pero de nuevo, el gobierno de Arias Navarro y el ministro de la gobernación, Manuel Fraga, daban una de cal y otra de arena, y parecían reacios a la apertura democrática.
Aquellos años 76 y 77 fueron unos de los más duros: curiosamente, muerto Franco, muchos lo recuerdan como un bienio de especial y masiva represión, debido a que fue un año políticamente muy activo, y más de uno vio la sombra de la guerra civil planear de nuevo sobre nuestras cabezas. Ocurrieron muchos sucesos desagradables, como los muertos de la manifestación obrera de Vitoria y otros casos más que aún están pendientes. José Antonio Labordeta recuerda que el 76 fue uno de los años más duros de entonces, debido a la reacción política oficial y extra-oficial. Los cantautores vieron como, al contrario de lo que se esperaba, se les prohibía subir al escenario, o les anulaban la actuación a mitad de recital, al mismo tiempo que parecían gozar de mucha más libertad de expresión, aunque fuera, de nuevo, muy relativamente. Los conciertos contaban con fuerte presencia policial (que no pagaba entrada) de uniforme y de paisano, dispuestos a actuar a la menor provocación -y si no eran los policías, eran los temidos grupos de ultraderecha-.

www.triunfodigital.com El caso más conocido y claro es el del propio Raimon: en 1976, Raimon, tras ocho años de veto en Madrid, vuelve para dar cuatro recitales. Al primer recital acuden gentes de la política y sindicalistas (Felipe González, Santiago Álvarez, Marcelino Camacho…), de la cultura (Gabriel Celaya, visiblemente conmovido ante la ovación que recibe a su entrada) y todo un abanico de gente: estudiantes, trabajadores, amas de casa, ancianos, niños… Raimon cuenta como, de no haber sido por la sangre fría de su esposa, el responsable policial hubiera gaseado a todo el pabellón de deporte del Real Madrid, porque al policía al cargo le pareció que el público se estaba pasando; Raimon, fríamente le espetó: “Yo he hablado con el gobernador, y sé hasta dónde puedo llegar”. La conclusión de todo esto es que, a pesar de que el recital pudo acabar en la más perfecta y ejemplar normalidad, el ministro Fraga, leyendo el informe, decide suspender los recitales restantes.

Por supuesto, los cantantes tampoco se podían dar muchos "lujos", ya que, fuera directa o indirecta su responsabilidad, la multa la abonaban ellos. Por esa razón, la gobernación civil y el Ministro de la Gobernación (un tal Fraga, no sé si os suena) prohibían dichos espectáculos: no era de extrañar, pues se trataban de espectáculos en los que los gritos de "Amnistía y libertad" eran una constante; si bien había sido así ya antes, los recitales se convirtieron en auténticas manifestaciones políticas, regionalistas muchas veces, y antifranquistas todas.
Trobada dels Pobles: un joven salta al escenario agitando una ikurrina Aun así, se multiplicaban los recitales en beneficio de los partidos, los sindicatos, los presos políticos: por ejemplo, el recital conjunto que dieron Bibiano y Benedicto en beneficio de Santiago Álvarez, dirigente comunista que estaba preso por entonces, y que se grabó y distribuyó en cassette clandestinamente. Empezaron a prodigarse los recitales multitudinarios, que consistían en contar con la actuación de al menos un cantautor por región (incluido Sáhara) y artistas invitados de Latinoamérica y Portugal. Muchos de ellos no llegaron a celebrarse por la presencia de banderas ilegales: dichas banderas no eran más que la ikurrina vasca y la senyera catalana entre otras banderas hoy oficiales y legales, por ende: eso fue lo que le ocurrió a "La trobada dels Pobles" en Valencia, por poner un ejemplo. Mucho más humilde, pero igual de bonito, eran los recitales de barrio: a finales de los 70, España no fue una excepción a la crisis económica, propiciada por una crisis energética derivada de la guerra árabe-israelí, y, quienes más sufrieron las consecuencias (sin que esto constituya novedad alguna) fueron los barrios populares de Madrid, Barcelona, Bilbao… En Madrid -caso que conozco más cercanamente- la miseria estaba sumiendo a barrios como Vallecas, San Blas y otros en la marginalidad; los vecinos, entonces, se organizaron para cuidar el barrio con diversas actividades: una de ellas consistió en los recitales que Luis Pastor, Suburbano y otros dieron por aquellos barrios: en el caso de Pastor, por Vallecas, por supuesto.
Por poner ejemplos de lo que se cantaba en esos cuatro años desde la muerte del dictador: "…por mucho que le llaméis no saldrá del agujero…" ("Están cambiando los tiempos", Luis Pastor), "…y ya he visto a más de uno ir a rezar a ver si el Señor en su infinita bondad les resucita al general." ("Todos naufragan", Patxi Andión)… Sobran comentarios. Sin embargo, a pesar de todo, un espíritu de esperanza latía en la garganta de los cantores. En canciones y discos como "Están cambiando los tiempos"; de Luis Pastor, "Pola unión", de Benedicto sobre un poema de Curros Enríquez; "Canto a la unidad de verdad"; "Irabazi dugu" (ganamos) de Urko; o en los títulos de LPs como Estamos chegando ó mar (Bibiano), Está despuntando el alba (Los Juglares), Y todavía respiramos (Los Lobos), Presagi (Ramón Muntaner) Con la ayuda de todos (Joaquín Carbonell) en 1976, y ¡Choca la mano! (Elisa Serna), Despegando (Enrique Morente), … Y a cada paso que demos (La Fanega), Nacimos para ser libres (Luis Pastor), Alianza del pueblo nuevo (Manuel Gerena), Pola unión (Benedicto) o Ara és demà (Coses) en el 77 dejan entrever un nuevo espíritu de esperanza, de ansia de libertad, pero a la vez de gran solidaridad entre todos.
Y era necesario ese espíritu, ya que a pesar de entrar de lleno en la transición democrática (o segunda restauración borbónica), las fuerzas del estado esgrimían todo el potencial represivo del que disponían; a veces, las órdenes no venían de arriba, sino de un intermediario confuso: así, a lo largo de aquellos años convulsos, se siguieron practicando detenciones aleatorias, se siguieron haciendo juicios arbitrarios y se siguió matando gente… Los sucesos de San Fermín de 1978 o de Vitoria de 1976 son sólo dos ejemplos: estos por parte de la policía; por parte de Guerrilleros de Cristo Rey, la triple A y otros ultras sumaríamos unos cuantos más. En el otro extremo los atentados de bandas armadas de extrema-izquierda como GRAPO y ETA pondrían en peligro todo aquello. Aun así, la amnistía general y la legalización de todos los partidos y sindicatos, permitió a todos regresar a España.
Entre los años 76 y 77 se produjo un fenómeno de lo más curioso que, en parte, contribuyó a enterrar a la canción social oLa Bullonera: F. Javier Maestre y Eduardo Paz, uno de los mejores grupos aparecidos en 1975, pero con larga trayectoria http://www.sinera.org/tot-art/soliart/index.htm antroplógica. Como en otras ocasiones he contado, fuera por el gusto por lo prohibido o por lo que fuera, la canción protesta estuvo bastante de moda, incluso se hicieron canciones reaccionarias siguiendo esquemas de la canción protesta básica, el problema era la falta de libertad. Pues una vez muerto el dictador ese problema pareció desaparecer, y las grandes multinacionales discográficas empiezan a fichar a cantautores, incluso a aquellos que habían estado prohibidos en extremo (por ejemplo, Imanol). Hay muchos que dicen que la muerte del general descubrió a los auténticos de los farsantes entre los cantautores: extremo éste, en mi opinión, bastante falso (incluso creo que muchos que eran buenos cayeron heridos en el camino por este fenómeno de comercialización), pues es precisamente gracias a este fenómeno cuando la producción de discos de canción de autor y de protesta se duplica. González Lucini, en su libro Crónicas de los silencios rotos nos muestra un gráfico en el que se muestra como entre los años comprendidos entre 1963 y 1981 la producción de este genero alcanza su punto álgido en los años 75, 76 y 77. La explicación es simple: las grandes discográficas se esforzaban en buscar al nuevo Serrat o al nuevo Aute; el resultado fue bueno, en el caso de muchos cantantes y grupos que llevaban años intentando subir al escenario, pero en otros casos resultaron ser cantantes sin demasiada sustancia, de consignas, podríamos decir (NOTA: no conozco a ninguno de esos, todos los que pongo aquí se tienen bien ganado el puesto), e incluso, grandes oportunistas y farsantes, como Juan Pardo, un cantante correcto que descubrió que, muerto Franco, él también era un galleguista anti-franquista y editó Galicia. Miña nai dos dous mares en un ejercicio de -reconozcámoslo- buena música, pero también, de hipocresía y oportunismo exacerbado (aunque tal vez "cabronada", como dicen Miro y Benedicto, se ajuste más): Juan Pardo simplemente decidió subirse a un carro del que pensó podría sacar tajada (y lo hizo, sin duda), pero en desprestigio de los auténticos cantautores gallegos que tanto habían sufrido por subir al escenario (recordemos que, por ejemplo, Xerardo estaba exiliado). Hay más casos (María Jiménez, Camilo Sesto), pero éste fue el más sonado.
Después, el ir cada vez más pregonando la normalización y la democracia hizo el resto contra algunos de los que podríamos llamar "cantautores meramente políticos": una especie de "casi-reacción" que casi logra incluso destruir a un cantautor tan bueno y prolífico como Víctor Manuel debido a la, según quienes, excesiva politización de sus textos en la 2ª mitad de los años setenta. El entierro político se produciría tras el 23-F; después se podría ver a algunos en recitales contra la OTAN, contra el servicio militar obligatorio, contra las centrales nucleares y lacras así que aún pervivían o perviven, junto a los nuevos valores de la canción de autor e, incluso, los grupos de rock duro.
Fue un largo camino, con altibajos, con difamaciones, persecuciones, prisión, exilio, pero siempre con poesías y con melodías, que eso eran, al fin y al cabo. Se podría decir que fue en la 2ª mitad de los 70 cuando alcanzan gran protagonismo y reconocimiento, pero también cuando se produjo la gran traición: después de haber cantado por ellos, algunos de los grupos políticos de izquierda, como el PSOE principalmente, les dio la espalda y condenó al ostracismo a muchos: quizás eran incómodos hasta para ellos, o quizás ya no les eran necesarios: en definitiva, según ellos, en España ya se respiraba libertad. De cualquier manera, muchos siguieron, y otros ahí están, y también los hay nuevos. Sea como fuere, su bonito legado ahí ha quedado, para todos, inmortal e intemporal, como las grandes obras de arte: y quien niegue esto, pues ya sabe de qué pie cojea.

ENLACES DE INTERÉS SOBRE EL TEMA:

Recital por Santiago Álvarez de Bibiano y Benedicto: http://www.ghastaspista.com/historia/directo76.php
Oír/ descargar el Recital de Bibiano e Benedicto: http://www.aregueifa.net/benedictoebibiano.htm

Trobada dels Pobles y otros recitales prohibidos: http://www.luispastor.com/prensa.htm
Festival de los Pueblos Ibéricos:
-http://www.elpais.com/articulo/madrid/MADRID/MADRID_/MUNICIPIO/
Woodstock/madrileno/elpepuespmad/19960123elpmad_11/Tes
-http://www.ucm.es/info/hcontemp/madrid/universidad.htm


Hasta aquí la cronología más o menos acertada de la canción de autor desde su nacimiento hasta su supuesta muerte. De ahora en adelante nos ocuparemos de las diversas y distintas dimensiones que lo conforman en un fenómeno único, digno de estudio, admiración y respeto

“Chile Stadium”, Víctor Jara’s last poem (translated by Pete Seeger)


Otro mural Víctor Jara (Víctor Lidio Jara Martínez; San Ignacio, 28 de Septiembre de 1932-Santiago de Chile, 16 de Septiembre de 1973), Chilean musician, songwriter and theater director. Son of peasants, he became in the great referent of the New Chilean song and in a standard of the revolutionary and solidary international song. Víctor’s songs talks about the Chilean workers and peasants unfair way of life, about the revolution and about love. He colaborated with others great Chilean songwriters and groups as the Parras (children and relatives of Violeta Parra) or Quilapayún. He supported  the campaign of Salvador Allende for president. During bloody Pinochet’s coup-d’etat, he was arested, tortured and killed, only for sing songs of hope and justice. Some of his records: Canto libre –Free song- (1970), El derecho de vivir en paz –The right of living in peace- (1971), La Población –The population- (1972) and many others.

This is Víctor’s last poem, writen during his arest in the Chile Stadium (where years before he won a prize) and a little moment before he was killed. He gave it to a companion, who could get it off one he was released. The poem has been sung by Isabel and Ángel Parra, and an amazing recitated version by Pete Seeger in the concert with Arlo Guthrie. I offer you Pete’s translation, but first mine, because Pete didin’t translated the entire poem.

(Víctor Jara in Wikipedia)

Estadio de Chile

Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Solo aquí,
diez mil manos siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!
Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores,
uno saltó al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija de la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
Sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo
¿Es este el mundo que creaste, dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo?
En estas cuatro murallas solo existe un número
que no progresa,
que lentamente querrá más muerte.
Pero de pronto me golpea la conciencia
y veo esta marea sin latido,
pero con el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
llena de dulzura.
¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Que griten esta ignominia!
Somos diez mil manos menos
que no producen.
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas
Así golpeará nuestro puño nuevamente
¡Canto que mal me sales
cuando tengo que cantar espanto!
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto.
De verme entre tanto y tantos
momentos del infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi,
lo que he sentido y que siento
hará brotar el momento…

Chile Stadium

We are five thousand/ in this little part of the city./ We are five thousand./ How many more shall we be/ in the cities and in the whole country?/ Just here,/ ten thousand hands seeds/ and make grown the factories./ How much humanity/ with hunger, cold, panic, pain,/ moral presion, terror and madness!/ Six of us get lost/ in the space of the stars./ One dead, one beaten like I never knew/ a human being could be beaten./ The other four wanted to deliver out all their fears,/ one jumped into the void,/ other beating his head against the wall,/ but all of the death’s stare./ What horror causes the fascism’s face!/ They carry on their plannings with wily precision/ caring about nothing./ Blood is medals for them,/ slaughter is an act of heroism./ Is this the world you created, my God?/ For this were your seven days of amaze and work?/ Inside this four walls only exists a number/ that doesn’t progress,/ that slowly shall want more death./ But suddenly my conscience is beating/ and I see this beatless tide,/ but with the pulse of machines/ and the militaries showing their faces like midwifes/ full of sweetness./ And Mexico, Cuba and the world?/ May they shout this ignominy!/ We are ten thousand hands less/ that don’t produce./ How many are we in the whole Fatherland?/ The blood of companion president/ beats stronger than bombs and shrapnel./ So our fist again shall beat./ Song, how badly you come out from me/ when I must to sing about terror!/ A terror like that I am living,/ like that in what I’m dying,/ terror./ Of seeing me among so many and so many/ moments of the infinite/ in which the silence and the scream/ are the goal of this song./ What I’m seeing I’ve never saw,/ what I’ve felt and what I’m feeling/ will make sprout the moment…

Chile Stadium (Pete Seeger’s version)

We are five thousand/ here in this little part of the city./ We are five thousand,/ how many more shall we be/ in the whole cities,/ in the whole country?/ Ten thousand hands/ which can seed the fields,/ make grown the factories./ How much humanity/ with hunger now, cold, panic, pain and terror!/ Six of us are now lost in space/ among the stars./ One dead, one beaten like I never knew/ a human being could be beaten./ The other four wanted to die/ want to deliver of the terror,/ beating their heads against the wall./ The militaries carry out their plannings with precision,/ the blood is like medals for them,/ slaughter is the act for his heroism./ Is this the world you created, oh my God,/ in seven days?/  The blood of compañero presidente,/ is stronger than bombs./ Oh you, song/ you come out so badly/ when I must to sing/ the terror what I see./ I never saw, but I’ve felt what I feel./ ¡Ay canto, que mal me sales!

Víctor Jara

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