Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
(Declaración Universal de los Derechos Humanos, Artículo 1º)
Hoy, 10 de Diciembre de 2011, me gustaría celebrar lo que hoy se conmemora: el Día de los Derechos Humanos. En tal día como hoy, en 1948, la ONU elaboraba la Declaración Universal de Derechos Humanos, que era, básicamente, una reformulación o reactualización de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, elaborado en la Francia revolucionaria de 1789. Con este propósito, traemos aquí la escena final de la gran película de Jean Renoir, Esta tierra es mía (EE. UU, 1943), protagonizada por el gran Charles Laughton (que fue el primer Galileo de la obra de Brecht): Esta tierra es mía, al igual que Casablanca o Los verdugos también mueren de Fritz Lang (con guión coescrito por Brecht), pertenecen al ciclo del cine de la resistencia antifascista de las vísperas y los comienzos de la II Guerra Mundial. Sólo debo advertiros que esta escena es el final de la película, y, aunque es poco significativa sin el encuadre de la película entera, puede considerarse como un spoiler o destripe. Así que, los que no la hayáis visto quedáis avisados, y os recomiendo ver esta obra maestra del cine, con un argumento muy dramático (teatralmente hablando), porque ver esta escena, con el profesor Arthur (Laughton) recitando la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, merece la pena… ¡Buenos días, ciudadanos!
Y recordaros que el deber del ser humano es la Resistencia contra el poder…
Dentro del género de la canción revolucionaria, sea ésta tradicional o “de autor” (y aquí no nos referimos exclusivamente a los cantautores, sino a todo músico, desde la música clásica al rock, que haya hecho alguna vez una canción que podamos considerar “de lucha”, entendida desde una perspectiva progresista), existen varios sub-géneros definidos por su temática: de lucha, de duelo, testimoniales, de venganza, de esperanza… Y uno que, a falta de un nombre mejor, llamo, indistintamente “de/ por/ para la victoria”. Estas canciones se reconocen no sólo por su temática, sino también por la forma de su interpretación, que ha de ser apasionada y despertar una alegría eufórica y/ o la sensación de haber triunfado, de haber vencido una dificultad, pero que a la vez anime a seguir con la lucha, pues nunca se gana definitivamente. Por esa razón comenzamos con la canción que, probablemente, haya definido esta temática, y que, muy posiblemente haya sido la inspiradora de todas.
Estamos a finales del siglo XVIII. La burguesía emergente de Europa y de las colonias americanas, humanista y revolucionaria, comienza su revuelta contra lo que era llamado el Antiguo Régimen, el absolutismo monárquico, con el fin de que el pueblo (el conjunto de los ciudadanos) tuvieran participación en la decisión de los destinos de sus países: la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos –también la de algunas colonias españolas en Latinoamérica-, guiados por los principios humanistas de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, fueron el fruto más claro de aquéllas revoluciones liberales. Con ese espíritu de hermandad entre todos los hombres, el poeta alemán Friedrich von Schiller escribió un poema que pronto alcanzaría gran celebridad: su “Oda a la Alegría”, que –ver el enlace- “Según una leyenda del siglo XIX la oda iba a ser originariamente una Ode an die Freiheit (en la época revolucionaria los estudiantes la cantaban con la música deLa Marsellesa), pero luego se convirtió en la Ode an die Freude definitiva, para ampliar su significado: aunque el destino del hombre es la libertad, el desarrollo completo de ese destino debe desembocar en la alegría.”
Y así, a la edad de 22 años, un joven llamado Ludwig van Beethoven conoció el bello poema de Schiller y se propuso hacer algo que los cantautores llaman “musicalizar”, y así nació el 4º movimiento de su “Novena Sinfonía en RE Menor, Op. 125”, la melodía más inspiradora de la historia, una música que eleva el espíritu para sacar lo mejor de los hombres. Aunque fue adoptada como himno de la Unión Europea, sin el menor ánimo de etnocentrismo europeo –pues lo mejor de la música es que rompe barreras-, pienso en esta canción como el himno de la Humanidad, de la hermandad entre los seres humanos, como dijo Pau Casals a sus músicos cuando, habiendo estallado la guerra civil, invitándoles a interpretar el “himno de la fraternidad” y llamándoles “hermanos” (visto en la película Dragón Rapide, de Jaime Camino –1986-), pues, a pesar de que el violento y protofascista protagonista de La naranja mecánica tuviera cierta devoción hacia el inmortal compositor y hacia su obra más conocida, no deja de ser un himno por los derechos humanos:
An die Freude
O Freunde, nicht diese Töne! Sondern laßt uns angenehmere anstimmen, und freudenvollere. Freude! Freude!
Freude, schöner Götterfunken Tochter aus Elysium, Wir betreten feuertrunken, Himmlische, dein Heiligtum. Deine Zauber binden wieder, Was die Mode streng geteilt; Alle Menschen werden Brüder, Wo dein sanfter Flügel weilt.
Wem der große Wurf gelungen, Eines Freundes Freund zu sein; Wer ein holdes Weib errungen, Mische seinen Jubel ein! Ja, wer auch nur eine Seele Sein nennt auf dem Erdenrund! Und wer’s nie gekonnt, der stehle Weinend sich aus diesem Bund!
Freude trinken alle Wesen An den Brüsten der Natur; Alle Guten, alle Bösen Folgen ihrer Rosenspur. Küße gab sie uns und Reben, Einen Freund, geprüft im Tod; Wollust ward dem Wurm gegeben, Und der Cherub steht vor Gott. Vor Gott!
Froh, wie seine Sonnen fliegen Durch des Himmels prächt’gen Plan, Laufet, Brüder, eure Bahn, Freudig, wie ein Held zum Siegen.
Seid umschlungen, Millionen! Diesen Kuß der ganzen Welt! Brüder, über’m Sternenzelt Muss ein lieber Vater wohnen. Ihr stürzt nieder, Millionen? Ahnest du den Schöpfer, Welt? Such’ ihn über’m Sternenzelt!
Seid umschlungen, Millionen! Diesen Kuß der ganzen Welt! Brüder, über’m Sternenzelt Muss ein lieber Vater wohnen. Seid umschlungen, Diesen Kuß der ganzen Welt!
Freude, schöner Götterfunken Tochter aus Elysium, Wir betreten feuertrunken, Himmlische, dein Heiligtum. Deine Zauber binden wieder, Was die Mode streng geteilt; Alle Menschen werden Brüder, Wo dein sanfter Flügel weilt.
Freude, schöner Götterfunken Tochter aus Elysium, Freude, schöner Götterfunken! Über Sternen muss er wohnen.
Oda a la alegría
¡Oh amigos, este tono no!/ Mejor prorrumpamos más agradable/ y alegremente./ ¡Alegría! Alegría!// Alegría, bella chispa divina,/ Hija del Elíseo,/ Entramos, borrachos de fuego,/ Divina, en Tu santuario!/ Tus hechizos reúnen/ Lo que la costumbre severa dividió;/ Todos los hombres serán hermanos,/ Donde repose Tu suave ala.// Quienquiera que logre el gran éxito/ De ser amigo de un amigo;/ Quien consiga una dulce esposa,/ Que entremeta su júbilo!/ ¡Sí, también quien pueda reclamar/ Un alma sola de toda la tierra!/ Y quien jamás haya podido, que se hurte/ Llorando de esta banda.// Alegría beben todos los seres/ Del pecho de la Naturaleza;/ Todos los buenos, todos los malvados,/ Siguen su rostro de rosas./ Besos nos dio y vides,/ Un amigo, probado en la muerte;/ Voluptuosidad le concedió a los gusanos,/ Y el querubín está plantado ante Dios./ Ante dios!// Felices, como vuelan sus soles/ Por el maravilloso plan del Cielo,/ Corred, hermanos, vuestro camino,/ Alegres, como un héroe a la victoria.// Recibid un abrazo, millones./ Este beso para todo el Planeta!/ Hermanos, por encima del cielo estrellado/ debe vivir un Padre cariñoso./ ¿Os postráis, millones?/ ¿Presientes al Creador, mundo?/ ¡Buscadle sobre el cielo estrellado!/ Sobre estrellas debe vivir.// Recibid un abrazo, millones./ ¡Este beso para todo el Planeta!/ ¡Hermanos! por encima del cielo estrellado/ Debe vivir un Padre cariñoso./ Un abrazo, millones./ ¡Este beso para todo el Planeta!// Alegría, bella chispa divina,/ Hija del Elíseo,/ Entramos, borrachos de fuego,/ Divina, en Tu santuario!/ Tus hechizos reúnen/ Lo que la costumbre severa dividió;/ Todos los hombres serán hermanos,/ Donde repose Tu suave ala.// Alegría, bella chispa divina,/ Hija del Elíseo,/ Alegría, bella chispa divina!
Friedrich von Schiller
Fragmento utilizado por Beethoven. En cursiva, en el texto alemán, las incorporaciones del compositor; en la traducción, invertimos los valores.
Y, como la vais a buscar y a pedir, por supuesto, la versión de nuestro rockero nacional, Miguel Ríos, ofreciendo magistralmente una muestra de rock sinfónico a la española:
Hilvanando temas con el de ayer, no podíamos pasar por alto el nombre de aquel gigante de gran corazón afroamericano y universal: Paul Robeson, actor, cantante (bajo-barítono), atleta, abogado e incasable luchador y defensor de los derechos civiles y humanos.
Paul Robeson (1898-1976) era hijo de William Drew Robeson, un predicador protestante que había sido esclavo y que durante la Guerra de secesión escapó de sus amos, y de Maria Louisa Bustill, una mujer cuáquera que en su sangre llevaba mezclada una muestra de cada uno de los pueblos norteamericanos (india, anglo-sajona y africana) que perteneció al movimiento abolicionista. El matrimonio se destacó por la lucha por el reconocimiento de los derechos civiles y la abolición de la injusticia; se mudaron a Nueva Jersey, en donde nació Paul Robeson. Paul fue el tercer alumno negro en graduarse en derecho, en la Universidad Rutgers, en donde el camino para ello no fue fácil: no era fácil ni siquiera en los Estados norteños; allí, además se comienza a destacar como un buen atleta, sobre todo en fútbol americano y en béisbol. Ejerce como abogado, pero a mediados de los años 20 es llamado por las artes escénicas y comienza su periplo por el teatro y el cine: como todo gran actor negro interpretó al protagonista de Otelo. A finales de los años 20, se traslada con su familia al Reino Unido, en donde ve cómo las diferencias sociales no son tan abismales como en su país natal, y es, más o menos, cuando comienza más intensamente su carrera como artista comprometido con la sociedad y los desposeídos. Las inquietudes políticas de Robeson iban más allá de su propio pueblo, el afroamericano, de cuyo movimiento no sólo fue un pionero sino un activista destacado, hasta el punto de contar con la admiración del propio Malcolm X: sentía como los trabajadores y pobres de todo el mundo reclamaban su profunda y potente voz, como debía representar a las etnias esclavizadas o semi-esclavizadas se sentían representadas por su gigantesca figura: actuó, por ejemplo, para los soldados estadounidenses del Pacífico durante la II Guerra Mundial, pero también defendió a los japoneses americanos recluidos en los campos de concentración de su país de acogida; denunció públicamente la invasión de Etiopía por parte del fascismo italiano, y se declaró, desde el principio, enemigo acérrimo del nazismo. Mención especial merece su actitud durante la Guerra civil española, en la cual se mostró siempre partidario del gobierno legítimo y declaró abiertamente su adhesión a la causa de los trabajadores españoles; estuvo en la Brigada Lincoln de voluntarios estadounidenses: los brigadistas de la Lincoln cantaban un spiritual negro que él había popularizado: “Join in the fight”, una llamada a la lucha a los “camaradas negros” (como decía la canción). Como anécdota, Robeson visitó y actuó en una gala en beneficio de los niños vascos refugiados en Inglaterra, quienes quedaron sumamente impresionados. Para Robeson, el conflicto español fue el punto de no retorno; en una entrevista declaraba:
El artista debe tomar parte. Debe elegir entre luchar por la libertad o la esclavitud. Yo he hecho mi elección. No tenía alternativa. La historia de la era capitalista está caracterizada por la degradación de mi pueblo: despojado de sus tierras, su cultura destruida…, denegada la protección igualitaria bajo la ley, y privado de su lugar legítimo en el respeto de sus compañeros. No por fe ciega o coerción sino consciente de mi trayectoria, tomo mi lugar con vosotros.
Así, Robeson, admirado por personas como Pablo Neruda (quien le dedicó un poema), James Joyce y Ernest Hemingway, se unió a ese extenso grupo de artistas con inquietudes políticas que decidieron que el artista debía hacer algo más que refugiarse en su interior. Acabada la II Guerra Mundial, Paul retorna a Estados Unidos, pero el regreso no será fácil. Tomará parte activa en el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos y apoyará a los sindicatos de trabajadores de todo el país. Sólo por esto, aunque no hubiera simpatizado con el comunismo, se le puso en la mira del senador McCarthy (Lee su intervención en inglés ante el Comité de Actividades Antiamericanas y mira sus fichas del FBI). A Robeson, que seguía activo en sus actividades políticas, participando en el Congreso de la Paz de París de 1949 y habiendo viajado por la Unión Soviética, se le empieza a vetar en programas de televisión y a cancelar sus conciertos. Uno de ellos, el de Peekskill (Nueva York), a beneficio del Congreso de los Derechos Civiles, fue atacado por movimientos organizados ultraderechistas convocados por el omnipresente KKK: el resultado fue el llamado Disturbio de Peekskill. En un segundo concierto, se contó con el apoyo de Pete Seeger, Woody Guthrie y Lee Hays. Hay quien puede pensar que estos incidentes eran aislados y llevados a cabo de manera espontánea, pero la realidad era que el anticomunismo, ligado en algunos sitios a los movimientos antinegros y antisemíticos, promovido por el macarthismo tuvo como consecuencia inmediata el auge de los movimientos fascistas y supremacistas en Estados Unidos; si las ligas del KKK podían desfilar impunentemente por cualquier ciudad haciendo gala de su repugnante ideología, no era así, ni mucho menos, para los sindicatos laborales ni para los movimientos de los derechos civiles. El resultado se ve en muchos de los titulares que se ocuparon de esta noticia: los disturbios los habían causado los comunistas. Robeson declaró: "Voy a cantar donde quiera que la gente quiera que cante… y no me asustan las cruces que arden. ni en Peekskill ni en cualquier otro lugar" (http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Robeson).
Entre 1961 y 1965, durante unas giras por la Unión Soviética, la salud de Robeson comenzó a resentirse, pero no se detendría en sus actividades. Finalmente, en enero de 1976, a los 77 años, Paul Robeson fallecía. Llegaron condolencias de Coretta Scott King, viuda de Martin Luther King.
Su canción más famosa fue esta “Ol’ man river”, con música de Jerome Kern y letra de Oscar Hammerstein II, para el musical de 1927 Show Boat, un espectáculo con carga social acerca de la dura vida de los negros del Mississippi. Originalmente fue interpretada por Jules Bledsoe, el primer afroamericano en tener una carrera en Broadway:
Aunque, sin duda es más conocida la versión de Paul Robeson, que varía bastante la letra, cargándola de más significado:
Ol’ man river
Dere’s an ol’ man called de Mississippi Dat’s de ol’ man dat I’d like to be What does he care if de world’s got troubles What does he care if de land ain’t free
Ol’ man river, dat ol’ man river He mus’ know sumpin’, but don’t say nuthin’ He jes’ keeps rollin’ He keeps on rollin’ along
He don’ plant taters, he don’t plant cotton An’ dem dat plants’ em is soon forgotten But ol’man river He jes’ keeps rollin’ along
You an’ me, we sweat an’ strain Body all achin’ an’ wracked wid pain, Tote dat barge! Lif’ dat bale! Git a little drunk an’ you lands in jail
Ah gits weary an’ sick of tryin’ Ah’m tired of livin’ an’ skeered of dyin’ But ol’ man river He jes’ keeps rolling’ along
Niggers all work on de Mississippi* Niggers all work while de white folks play* Pullin’ dose boats from de dawn to sunset Gittin’ no rest till de judgement day
(Don’t look up an’ don’t look down) (You don’ dar’st make de white boss frown) (Bend your knees an’ bow your head) (An’ pull dat rope until you’re dead)
Let me go ‘way from the Mississippi Let me go ‘way from de white man boss Show me dat stream called de river Jordan Dat’s de ol’ stream dat I long to cross
(Ol’ man river, dat ol’ man river) (He mus’ know sumpin’, but don’t say nothin’) (He just keeps rollin’) (He keeps on rollin’ along)
Long, low river Forever keeps rollin’
(Don’ plant taters, he don’ plant cotton) (And dem dat plants’ em is soon forgotten) (But ol’ man river (He jes’ keeps rollin’ along)
Long low river Keeps singin’ dis song
You an’ me, we sweat an’ strain Body all achin’ and wracked wid pain Tote dat barge! Lift dat bale! Git a little drunk and ya lands in jail
Ah gits weary an’ sick o’ tryin’ Ah’m tired o livin’ an’ skeered o’ dyin’ But ol’ man river He jes’ keeps rollin’ along!
Río anciano
Hay un viejo llamado el Mississippi/ Es el viejo que a mí me gustaría ser/ Qué le importa si el mundo tiene problemas/ Qué le importa si la tierra no es libre// Río anciano, ese río anciano/ Debe saber algo, pero no dice nada/ Sólo sigue fluyendo/ sigue fluyendo a lo largo// No siembra papas, no siembra algodón/ y los que lo plantan pronto serán olvidados/ Pero el río anciano/ sigue fluyendo a lo largo// Tú y yo, sudamos y nos esforzamos/ Todo el cuerpo dolorido y arruinado por el dolor/ ¡Lleva esa barcaza! ¡Levanta ese fardo!/ Echa un pequeño trago y acabas en la cárcel// Ah acabas cansado y harto de intentarlo/ Oh, estoy cansado de vivir y asustado de morir/ Pero el río anciano/ sólo sigue fluyendo// Todos los negros trabajan en el Mississippi/ Todos los negros trabajan mientras la gente blanca juega/ arrastrando esos botes desde el alba hasta el ocaso/ sin conseguir descanso hasta el día del juicio final// (No mires arriba, no mires abajo)/ (No te atrevas a hacer fruncir el ceño al patrón blanco)/ (Dobla tus rodillas y baja tu cabeza)/ (y tira de esa cuerda hasta que te mueras)// Déjame ir lejos del Mississippi/ Déjame ir lejos del patrón blanco/ Muéstrame ese arroyo llamado río Jordán/ ése es el río que yo ansío cruzar// (Río anciano, ese río anciano)/ (Debe saber algo, pero no dice nada)/ (Sólo sigue fluyendo/ sigue fluyendo a lo largo)// Largo, río bajo/ para siempre sigue fluyendo// (No siembra papas, no siembra algodón)/ (y los que lo plantan pronto serán olvidados)/ (Pero el río anciano)/ (sigue fluyendo a lo largo)// Largo río bajo/ Tú y yo, sudamos y nos esforzamos/ Todo el cuerpo dolorido y arruinado por el dolor/ ¡Lleva esa barcaza! ¡Levanta ese fardo!/ Echa un pequeño trago y acabas en la cárcel// Ah acabas cansado y harto de intentarlo/ Oh, estoy cansado de vivir y asustado de morir/ Pero el río anciano/ sólo sigue fluyendo.
* A parte de la dificultad de traducir al castellano el sustantivo peyorativo nigger (usado aquí de manera irónica), estas líneas sufrieron, a lo largo de sus representaciones, variaciones, como la del año 36, en la que se sustituía niggers por coloured folks, gente de color.
EDIT., 16-08-11: tras ver la película subtitulada, he realizado algunos cambios en la traducción, con la que no estaba muy satisfecho. Empezando por el título y el estribillo, que siempre se ha solido traducir por “viejo hombre de río”, y que yo, valiente y pedante de mí, traduje como “viejo ribereño”: es el comienzo, realmente, el que nos da el sentido de la canción, tratándose de una humanización del río Mississippi. Así pues, resultaba ser una unión entre los conceptos de “hombre viejo” y “río”, y de ahí nuestra traducción, entendiendo que, mientras cualquier ser o cosa puede ser “viejo”, sólo el ser humano es anciano. De ahí la corrección de rollin’: al entenderlo como un hombre, traduje como rodando (por el río), pero al ser un río humanizado no hay realmente ningún motivo por el que no lo traduzca por “fluyendo”. Otros cambios, propiciados por la versión subtitulada, me han rebelado lo que se escondía bajo ciertas palabras: no ha sido un trabajo fácil, ya que, nótese, la canción está escrita en el dialecto de los negros del sur de entonces, es decir, de cómo pronunciaban ellos las palabras inglesas. Por supuesto y como siempre, estoy abierto a sugerencias y opiniones.
Show Boat, 1936
Para acabar con algo simpático: reconozco que la primera vez que oí la canción (no sobre Paul Robeson) fue en este capítulo de los Simpsons. Para quien no conozca la serie, el personaje que canta no es Robeson, sino el Dr. Hibbert, personaje de la serie:
La II Guerra Mundial estaba ya casi finalizada: Italia había sido ocupada ya por los Aliados y Hitler había sido acorralado en su búnquer. Pero el Imperio japonés, el tercero en discordia en esta historia, no se rendía y aspiraba a tener la hegemonía del Pacífico, dirigido por rancios generales que soñaban con las doradas edades feudales de los samuráis y su concepto del honor, no se rendía. Es entonces cuando el gobierno de Estados Unidos de Harry Truman decide llevar a cabo un plan, más propio de las potencias a las que se había vencido (Hitler lo había deparado para Inglaterra), y desatar un grito de horror cósmico sin precedentes. El 6 de Agosto de 1945, el “Enola Gay” lanza sobre Hiroshima al “muchachito” de Truman, la bomba nuclear “Little Boy”; tres días después, “Fat Man” caería sobre Nagasaki. Días después, Japón anuncia su rendición incondicional, el emperador Hiro-Hito se dirige por radio a su pueblo (algo impensable para un emperador) y los pilotos que lanzaron la bomba fueron condecorados… Mientras tanto millones de personas aún fallecían por los efectos de la radiación: una victoria en la que el perdedor no fue el imperio, sino el pueblo de Japón. (Más información: http://es.wikipedia.org/wiki/Bombardeos_at%C3%B3micos_sobre_Hiroshima_y_Nagasaki)
El hecho tendría consecuencias devastadoras sobre la conciencia humana universal, tanto, o quizás más, que la visión de las masas famélicas, torturadas, masacradas y moribundas de los campos de exterminio. Muchos positivistas, muchos científicos y pensadores no podían dejar de pensar que aquello en lo que habían pensado, por lo que habían luchado, que la ciencia era la aliada de la humanidad, era una mentira y que la idea debía ser matizada: el propio Einstein no podía dejar de sentirse culpable, y el dramaturgo alemán Bertolt Brecht reflexionaba en estos términos: “Yo, que escribo esto, lo estoy haciendo con una máquina desconocida cuando nací. Me desplazo con los nuevos vehículos a una velocidad que mi abuelo no podía ni imaginarse; nada se movía entonces tan rápidamente. Y puedo elevarme por los aires, cosa que mi padre no podía hacer. Con mi padre pude ya hablar desde un continente a otro; pero sólo con mi hijo puedo ver las imágenes en movimiento de la explosión de Hiroshima.” (Pequeño organon para teatro, Sevilla, Don Quijote, 1991, p. 4) y sentenciaba «Así, sucede que los grandes inventos y descubrimientos son cada vez más una amenaza espantosa para la humanidad, y que cada nuevo invento se recibe hoy con un grito triunfal que se transforma en grito de horror.» (Escritos sobre teatro, Barcelona, Alba editorial, 2004, p. 77). Ante estos espantosos acontecimientos, la intelectualidad del mundo entero pidió más fuerte que antes aún la neutralidad absoluta de la ciencia y/ o bien, que el único fin de ésta fuera la mejora de las condiciones de vida de la humanidad entera.
Uno de aquellos intelectuales conmocionados por la tragedia fue el poeta turco Nâzim Hikmet (1902-1963), poeta de ideología marxista que sufrió la represión de su país en sus propias carnes por luchar con su pluma y su actitud por los derechos humanos universales. En su precioso poema de 1956 “Kiz Çocuğu”, “la niña”, expresa el dolor de todo un pueblo encarnado en una de sus más inocentes e impotentes víctimas:
Kiz Çocuğu
Kapıları çalan benim kapıları birer birer. Gözünüze görünemem göze görünmez ölüler.
Hiroşima’da öleli oluyor bir on yıl kadar. Yedi yaşında bir kızım, büyümez ölü çocuklar.
Saçlarım tutuştu önce, gözlerim yandı kavruldu. Bir avuç kül oluverdim, külüm havaya savruldu.
Benim sizden kendim için hiçbir şey istediğim yok. Şeker bile yiyemez ki kâat gibi yanan çocuk.
Çalıyorum kapınızı, teyze, amca, bir imza ver. Çocuklar öldürülmesin şeker de yiyebilsinler.
La niña
Soy yo quien llama a tu puerta/ una por una./ No puedo ser vista por ti,/ porque los muertos son invisibles.// Han pasado cerca de 10 años/ desde que morí en Hiroshima./ Soy una niña de siete años./ Los niños muertos no crecen.// Primero, mi cabello se quemó por un remolino de fuego;/ mis ojos se volvieron sombríos,/ me convertí en un puñado de cenizas,/ mis cenizas se esparcieron por el viento.// No pido nada para mí/ de ti;/ los niños que se queman como papel no pueden ni siquiera comer golosinas.// Llamo a tu puerta,/ tía, tío, deme una firma:/ no deje que los niños sean asesinados/ y puedan comer golosinas también.
Versiones del poema en su lengua original: Zülfü Libanelli:
Zülfü Libanelli
Joan Baez, siempre sorprendente:
Sevingül Bahadir:
El poema de Hikmet alcanzó gran notoriedad y se tradujo a diversas lenguas. De esas traducciones, bastante pronto, muchos artistas realizaron canciones. Uno de ellos fue ese hombre de inmensa voz y humanidad, el actor, cantante y activista, por diversas causas, afroamericano Paul Robeson, que cantaba esta letra, bastante fiel al original turco. Sin embargo, lamento no poder disponer de ningún archivo sonoro en el que este gran artista, impresionante voz en aquel desgarro de canción “Ol’ man river”, la cante con su portentosa voz:
The little dead girl
This little girl is at your door, At every door, at every door.
And I am she you cannot see, I am at your door, at every door. I am at your door, at every door.
And for this child will never be That love and laughter you have known.
At Hiroshima do you see My flesh was seared to bone, My flesh was seared to bone. My hair was blue aflame, Hot were my poor eyes, hot my hands. Now just a trace of ash remains Where I had played on smiling sands. Stranger, what can you do for me, This little ash, this little girl? This human child like paper burned
Dry ash the cooling wind shall swirl, Dry ash the cooling wind shall swirl This little maid unseared by strife.
Oh stranger please do this for me. Your name for mankind’s peace and life, And peace and life for all like me, And peace and life for all like me.
La niñita muerta
Esta niñita está a vuestra puerta,/ en cada puerta, en cada puerta.// Y yo soy ella a la que no podéis ver,/ estoy a vuestra puerta, en cada puerta…// Y porque esta niña nunca será/ ese amor y risa que habéis conocido.// En Hiroshima, lo ves,/ mi carne se quemó hasta el hueso…/ mi pelo fue azul por las llamas,/ calientes estuvieron mis pobres ojos, calientes mis manos./ Ahora solo un rastro de cenizas permanece/ en donde yo jugaba en las arenas sonrientes./ Extraño, ¿qué puedes hacer por mí,/ esta pequeña ceniza, esta niñita?/ Esta niña humana como el papel se quemó.// Ceniza seca que el viento helador arremolinará…/ Esta damita abrasada por la lucha.// Oh extraño, por favor haz esto por mí./ Tu nombre por la paz y la vida de la humanidad,/ y la paz y la vida para todos los que son como yo,/ y la paz y la vida para todos los que son como yo.
También, otro gran artista de inmensa humanidad, el trovador por los derechos humanos y civiles Pete Seeger, haría una hermosa canción que, como las anteriores, se convertiría en un alegato por la paz y contra las armas:
I come and stand at every door (The little girl)
I come and stand at every door But no one hears my silent tread I knock and yet remain unseen For I am dead, for I am dead.
I’m only seven although I died In Hiroshima long ago I’m seven now as I was then When children die they do not grow.
My hair was scorched by swirling flame My eyes grew dim, my eyes grew blind Death came and turned my bones to dust And that was scattered by the wind.
I need no fruit, I need no rice I need no sweet, nor even bread I ask for nothing for myself For I am dead, for I am dead.
All that I ask is that for peace You fight today, you fight today So that the children of this world May live and grow and laugh and play.
Vengo y me quedo en cada puerta
(La niñita)
Vengo y me quedo en cada puerta,/ pero nadie oye mi paso silencioso./ Llamo y todavía permanezco sin ser vista/ porque estoy muerta, porque estoy muerta.// Tengo sólo 7 años aunque morí/ en Hiroshima hace tiempo,/ tengo 7 años ahora como entonces,/ cuando los niños mueren no crecen.// Mi cabello se quemó por un remolino de fuego,/ mis ojos se volvieron sombríos, mis ojos se cegaron,/ la muerte vino y convirtió mis huesos en polvo/ y fueron dispersados por el viento.// No necesito fruta, no necesito arroz,/ no necesito dulces, ni siquiera pan;/ no pido nada para mí,/ porque estoy muerta, porque estoy muerta.// Todo lo que pido es aquello para la paz./ Luchad hoy, luchad hoy/para que los niños de este mundo/ puedan vivir crecer y reír y jugar.
En 1966, los Byrds, los alumnos rockeros de Seeger, hicieron su versión, rompiendo un poco con la psicodelia de su Fifth Dimension:
Y, finalmente, el grupo de folk-rock español Aguaviva incluía su propia versión en su disco temático Apocalipsis (1971). Es una versión distinta, en la que Manolo Díaz, compositor del tema, prefiere ahonda en el horror nuclear que en la esperanza y en la petición de paz; el tema, interpretado por el grupo, deja de ser un poco alegato por la paz y se convierte en un cuento de terror japonés bastante impresionante:
Soy yo, soy yo quien llama a vuestra puerta, aquí como en otros lugares y a todas !as puertas. No os preocupéis si permanezco invisible. No es posible ver a una pequeña muerta. Soy yo, soy yo quien llama a vuestra puerta, aquí como en otros lugares y a todas !as puertas. No os preocupéis si permanezco invisible. No es posible ver a una pequeña muerta.
Primero se incendiaron mis largos cabellos. Mis manos ardieron al igual que mis ojos. Mi cuerpo no fue más que un puñado de cenizas mezcladas con el viento en un cielo nublado.
Aquí estaba yo hace diez años, encontré la muerte en Hiroshima. Soy sólo una niña, tenía siete años pero los niños muertos no crecen. Aquí estaba yo hace diez años, encontré la muerte en Hiroshima. Soy sólo una niña, tenía siete años pero los niños muertos no crecen..
Primero se incendiaron mis largos cabellos Mis manos ardieron al igual que mis ojos. Mi cuerpo no fue más que un puñado de cenizas mezcladas con el viento en un cielo nublado.
Aquí estaba yo hace diez años, encontré la muerte en Hiroshima. Soy sólo una niña, tenía siete años pero los niños muertos no crecen.
En verdad, nada quiero de vosotros, a mí ya nadie puede mimarme. La niña, que ardió cual hoja de periódico nunca más probará vuestros bombones. Lalalà, la, la, la, la, la . . .
Con motivo de la entrada de España a principios de los 60 en las Naciones Unidas, que implicaba acatar los preceptos de la UNESCO y reconocer y aplicar la Declaración Universal de los Derechos Humanos (uno de los mejores frutos de la Ilustración y de las Revoluciones burguesas), un grupo de intelectuales opuestos al régimen de Franco, a imitación del ya existente Club de Amigos de la UNESCO de Barcelona, deciden abrir uno en Madrid: el Club de Amigos de la UNESCO de Madrid (CAUM). Las razones para abrir estos clubs, que estaban repartidos por todo el mundo, era que los preceptos de la UNESCO eran, debido a su sistemática violación por parte del régimen (entre otros, en 1963 era fusilado Julián Grimau, y no sería el último), completamente antifranquistas. El club realizó una excelente labor difundiendo cultura y educación a través de sus talleres, ponencias, excursiones, de los más diversos temas: homenajes a Antonio Machado y a Miguel Hernández, charlas sobre Copérnico y Marie Curie, estudios sobre Rembrandt, conferencias sobre asuntos sociales, feminismo, ecologismo… Por sus dependencias pasaron, colaboraron y/ o pertenecieron algunos de los intelectuales más lúcidos: desde Luis Rosales hasta el gran profesor José Luis Abellán, pasando por Fernando Fernán Gómez, Aranguren, Tierno Galván, Antonio Gala, Saura, Forges, Bardem, Marcelino Camacho, Manuel de Cos, Rafael Taibo (el presidente más longevo del club)… Todo tipo de intelectuales: escritores, poetas, actores, músicos, economistas, científicos de todos los campos, etc. Pero pronto sus actividades comenzaron a recabar la atención del aparato represor del régimen, que comenzó por restringir algunos talleres (incluso los más inofensivos) a únicamente los miembros del club, cuando no denegado su permiso totalmente, y como solía pasar, a última hora. El club fue cerrado por la autoridad hasta en tres ocasiones, prohibiéndosele además la difusión de materiales, siendo la más larga la que ocurrió en enero de 1975 y que duró 22 meses. La transición, como para tantos, no resultó fácil para el club, que en 1980 sufrió un atentado terrorista con bomba en sus dependencias por parte del grupo paramilitar Batallón Vasco-Español; por suerte, a parte de las pérdidas materiales, no hubo muertos, pero es de lamentar la ceguera consecuente de María Dolores Martínez y la pérdida de una mano de Luis Enrique Esteban, dos de sus directivos. Ignoro, por ahora, si alguna vez se detuvo y se encarceló a los responsables.
Por el CAUM pasaron también muchos cantautores, aunque la prohibición inoportuna no les permitiera actuar, como fue el caso de Paco Ibáñez; y otros sí: Elisa Serna, Hilario Camacho, José Menese, etc. Mención especial requiere la actuación de Raimon en 1965, quien iba a actuar en un programa especial sobre los derechos humanos en el Teatro de la Zarzuela, pero su actuación fue prohibida, y tuvo que actuar en la sede del CAUM de Tirso de Molina: la afluencia de público fue tal, que se pusieron altavoces en las ventanas y en los balcones para que la audiencia pudiera seguirlo desde la calle; y así, en realidad, la primera actuación de “el poeta de la cançó” no fue la de la facultad de Económicas de 1968, sino ésta, y, además, resulta que es Raimon el primero en dar un concierto para la calle, adelantándose a Jefferson Airplane en Nueva york (1968) y a los Beatles en Londres (1969):
El 15 de febrero de este año tuvo lugar en su histórica sede de Tirso de Molina el primero de varios actos en conmemoración de su 50 aniversario, que se cumplió ayer. El acto fue conducido por el gran Antonio Gómez, uno de sus miembros más eminentes, que ha estado detrás de muchas de las cosas que se han preparado para esto, incluyendo el acto preparado para hoy en Rivas. Allí acudieron la mayoría de los socios y directivos históricos, con mención especial al fotógrafo Manuel de Cos, que Antonio no dejó de referenciar; su presidente actual, Rafael Jerez Mir, dijo unas palabras, recordando constantemente a su maestro Eloy Terrón; Elisa Serna también se dejó caer por allí, como Luis Pastor y Lourdes Guerra, que ofrecieron un recital de dos canciones:
Desde 1961 hasta hoy, el CAUM ha estado presente en todos los sucesos relacionados con los Derechos Humanos de nuestro país: las ejecuciones de Grimau, Puig Antich y las de septiembre de 1975; la amnistía para los presos políticos, el “Proceso 1001”, el “proceso de Burgos”, el NO a la OTAN, apoyando a la insumisión y a la objeción de conciencia contra el servicio militar obligatorio, la guerra del Golfo, la de Iraq, la de Vietnam, cualquiera… Hoy por hoy, aunque sin la intensidad, por diversas razones, de los días pasados, Tirso de Molina 8 abre las puertas a todos aquellos que quieran venir.
-Soy un hombre: tengo mis derechos. Tengo derecho a la vida, derecho a vivienda, derecho a la felicidad, a expresarme, a vivir en libertad… -¡TIENE USTED DERECHO A GUARDAR SILENCIO!
De todas las canciones que he podido conseguir últimamente, esta "Pisoteados" de Aguaviva me ha parecido de las más tremendas, tanto por su letra inteligente, como por su música y su interpretación furibunda (es por eso que, sin ánimo de pirateo, la he subido, para poder apreciarla en toda su magnitud, y porque creo que al grupo le hará más bien que mal). Poco se puede decir de esta letra, que habla por sí sola, salvo que está enterrada en las bodegas de la música popular, como si hubiera hecho algo malo, y va siendo hora de rescatar estas canciones ya frente a otras cosas que se rescatan, menos dignas y menos creativas de ciertos personajes que, si triunfan o triunfaron, no fue exactamente por su -discutible- talento, sino por su capacidad camaleónica (no digo nombres). Pues he aquí, y hoy con una especial dedicatoria para Ascen (tía de la Sandri y ferviente, aunque anónima, seguidora de este blog) a la que la deseo una pronta recuperación. ¡Va para ti!
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