Era el año 1968, y desde 1967 la fiebre espiritualista oriental estaba en su punto álgido: músicos y actores andaban como locos a la busca y captura del gurú: el hombre sabio que venía de la India con verdades trascendentales y reveladoras. A mediados de los 60, el brahman Prabhupada vino de India con la intención de extender el yoga de la devoción a Krishna en occidente, surgiendo así el movimiento popularmente conocido como Hare Krishna, que encontró un auténtico filón en el San Francisco de la contracultura, si bien el culto imponía severas restricciones para los que quisieran pertenecer de verdad; restricciones que otros gurús hacían desaparecer para que sus posibles adeptos millonarios no se echaran atrás. Lo cierto es que verdaderos farsantes de aspecto exótico y misterioso fueron a encontrar aquellos filones de adeptos.
Aquél fue el caso del Maharishi Mahesh Yogi: tras el clásico aspecto de sabio, de anciano de largos cabellos blancos, parecía esconderse todo un embaucador que sólo buscaba hacerse publicidad a través de sus populares discípulos, y que sentía una atracción nada espiritual hacia Mia Farrow. El Maharishi se lo montó bien, encontrando un buen respaldo en las personalidades más influyentes en la cultura popular: los propios Beatles, pero también otros como Donovan y varios actores y actrices. Tentó también a Mick Jagger, pero supo por gente con contactos en la India que el Maharishi podía resultar no tan santo como parecía. Finalmente, hasta George Harrison descubrió el engaño, confesando con amargura que lo único que buscaba el Maharishi era hacerse famoso a su costa; más tarde, acabó encontrando a los Hare Krishna, con los que parece fue feliz y hasta apartó parte de su herencia para ellos. Pero el daño, por así decirlo, ya estaba hecho, y sucedían cosas como un Jim McGuinn cambiando su nombre a “Roger” por prescripción de un sabio por correspondencia (y luego otra vez a Jim), o Jagger y Richards buscando breve consuelo (o diversión) en el satanismo propugnado por el cineasta y auto-proclamado discípulo de Aleister Crowley, Kenneth Anger.
Así pues, en 1968, Eric Burdon, hippie donde lo hubiera, quiso ironizar sobre el fenómeno y hacer un poco de sangre con el tema del Maharishi, para poder hacer algo de burla a sus amigos y compañeros, dispuestos a hacer cualquier estupidez si un gurú se lo había prescrito, y advirtiendo de las verdaderas y poco espirituales intenciones de estos santones… Aquél era EL AÑO DEL GURÚ
Year of the Guru
My leader told me to jump in the river The river was deep and the weather was winter After a sailer very kindly saved me My leader told me, you’d better take it easy I took it so easy my leader called me lazy
Through the lack of red meat Everything was getting hazy Friends looked at me and said, Man, you gotta be crazy
Oh, oh leader
My leader said son you’d better get yourself together never mind the fools who know what we’re getting into But a forty mile walk would do us both a world of good and he sat down and watched me take off down the road
Well, I walked so far my feet began to bleed If this was good for me I just couldn’t see it A motorist picked me up and said Look man, you must be crazy
Oh, oh leader Oh, oh leader
My leader came to see me in a hospital bed Well at least I really knew that my leader really cared After giving me a second-hand roach He said where’s your donation man, It’s all for a good cause.
He left me all alone to work the riddle out But I just couldn’t make it so I began to shout They stuck a hypodermic deep down into me Said, look out nurse I think we got a loony
Oh, oh leader Okay baby follow me now Follow your leader All right
Now here I sit in a state-run asylum Limitless, friendless but much more together I decided to do some good book readin’ About the art of people leadin’
Now I’m the leader and they’re being led What’s the matter if they’re crazy till you hear what I’ve said Being the leader is really where its at But just how long can a good thing last
Oh, oh leader Oh, oh leader
Now listen to this baby This is the year of the guru Now the thing to do is to ask yourself What can a guru do for me? Then you say to yourself I gotta get a guru
Mi líder me ordenó que saltara al río/ El río era profundo y el clima invernal/ Después de que un marinero muy cariñosamente me rescatara/ mi líder me dijo “será mejor que te lo tomes con calma”/ Lo tomé con tanta calma que mi líder me llamó vago.// A causa de la falta de carne roja/ todo se volvía borroso/ Mis amigos me miraban y decían:/ Tío, debes de estar loco.// ¡Oh líder!// Mi líder me dijo: “Hijo, lo mejor es que te recompongas/ que no te importen los idiotas que saben en lo que nos estamos metiendo/ Pero con un paseo de 64 kilómetros los dos haríamos un mundo de bien”/ y se sentó y me vio irme por el camino.// Entonces caminé tan lejos que mis pies comenzaron a sangrar/ Si esto era bueno para mí no podía verlo/ Un motorista me recogió y me dijo/ Mira tío, tienes que estar loco.// Mi líder vino a verme a la cama del hospital/ y al fin pude saber de verdad que mi líder se preocupaba de verdad/ Después de darme un canuto de segunda mano/ dijo: “¿Dónde está tu donación, tío?/ es por una buena causa”// Me dejó totalmente solo para que descifrara el enigma/ pero no podía hacerlo y empecé a gritar/ Me clavaron bien una aguja hipodérmica/ Dijeron: Cuidado enfermera, parece que tenemos a un chalado.// ¡Oh líder!/ Bien, cariño, sígueme ya/ Sigue a tu líder/ Muy bien// Ahora me siento aquí en un asilo/ sin límites, sin amigos, pero mucho más recompuesto/ Decidí hacer la lectura de un buen libro/ sobre el arte de dirigir a la gente.// Ahora yo soy el líder y ellos los liderados/ ¿Cuál es el problema si están locos hasta que oigas lo que he dicho?/ De lo que se trata es de ser el líder/ pero sólo mientras lo bueno dure.// Ahora escucha esto, cariño/ Éste es el año del gurú/ Lo que tienes que hacer ahora es preguntarte a ti mismo/ qué puede hacer un gurú por mí/ Entonces te dirás:/ ¡Tengo que conseguir un gurú!
En su disco de 1968, The Twain shall meet(Los dos se encontrarán), Eric Burdon & The Animals incluían esta pieza magistral de canción antibelicista. “Sky pilot”, piloto del cielo, es, en realidad un capellán militar que dice una misa y bendice a los soldados justo antes de ir al frente. Eric Burdon se muestra crítico con esta forma de religión, con las palabras que los capellanes les dicen a los soldados, manipulando sus sentimientos y asegurándoles que no deben de sentirse mal, cuando, al final, uno de los soldados le recuerda uno de los mandamientos sagrados en los que él, por su profesión, no sólo debería creer sino cumplir y hacer cumplir. La banda introduce, hacia la mitad de la canción, sonidos de, probablemente, películas bélicas, y el sonido de las gaitas que amenizan tanto las marchas militares como los funerales del ejército británico: “All The Bluebonnets Are Over The Border”, interpretada por la Royal Scots Dragoon Guards y que fue grabado por Burdon. Según el enlace de la wikipedia, Burdon recibió una airada carta desde el gobierno o desde la casa real británica reprochándole el uso sin permiso de los gaiteros del ejército (un pecado mucho mayor comparado con el de haber antepuesto los intereses de la imperial casa Windsor a los Derechos Humanos en India, Indochina, Australia… Iraq y Libia).
Excelente montaje el de este vídeo
Sky Pilot
He blesses the boys as they stand in line the smell of gun grease and the bayonets they shine he’s there to help them all that he can to make them feel wanted he’s a good holy man
Sky pilot, sky pilot, how high can you fly? you’ll never, never, never reach the sky.
He smiles at the young soldiers tells them it’s all right he knows of their fear in the forthcoming fight soon there’ll be blood and many will die mothers and fathers back home they will cry
Sky pilot, sky pilot, how high can you fly? you’ll never, never, never reach the sky.
He mumbles a prayer and it ends with a smile the order is given they move down the line but he’ll stay behind and he’ll meditate but it won’t stop the bleeding or ease the hate As the young men move out into the battle zone he feels good, with god you’re never alone he feels tired and he lays on his bed hopes the men will find courage in the words that he said
Sky pilot, sky pilot, how high can you fly? you’ll never, never, never reach the sky.
You’re soldiers of God, you must understand the fate of your country is in your young hands may God give you strength do your job real well if it all was worth it only time it will tell In the morning they return with tears in their eyes the stench of death drifts up to the skies a soldier so ill looks at the sky pilot remembers the words "thou shalt not kill."
Sky pilot, sky pilot, how high can you fly? you’ll never, never, never reach the sky.
Bendice a los chicos mientras están en fila/ el olor de la grasa de las armas/ y las bayonetas que abrillantan/ está ahí para ayudarles en todo lo que pueda/ para hacerles sentirles útiles, es un buen hombre santo./ Piloto del cielo,/ ¿a cuánta altura puedes volar?/ Nunca, nunca, nunca alcanzarás el cielo./ Sonríe a los jóvenes soldados/ les dice que está bien/ sabe de sus miedos en la próxima batalla/ pronto habrá sangre y muchos morirán/ las madres y padres de vuelta a casa llorarán.// (Estr.)// Masculla una oración y la termina con una sonrisa/ la orden ha sido dada/ se mueven hacia la línea/ pero él se quedará atrás y meditará/ pero eso no parará la sangría ni mitigará el odio/ Mientras los jóvenes se adentran en la zona de batalla/ él se siente bien, con Dios nunca estás solo/ Se siente cansado y se echa en su cama/ confía en que los hombres encontrarán el valor/ en las palabras que dijo.// (Estr.)// Sois soldados de Dios, debéis comprender/ que el destino de vuestro país está en vuestras jóvenes manos/ Que dios os dé fuerza/ haced vuestra labor muy bien./ Si todo eso valía la pena/ sólo el tiempo lo dirá/ Por la mañana vuelven/ con lágrimas en sus ojos/ el hedor de la muerte se eleva a los cielos/ un soldado muy enfermo mira al piloto del cielo/ recuerda las palabras/ “No matarás.”/ Piloto del cielo,/ ¿a cuánta altura puedes volar?/ Nunca, nunca, nunca alcanzarás el cielo.
Eric Burdon, Vic Briggs, John Weider, Barry Jenkins, & Danny McCulloch
Acaba su actuación pidiendo el cese de hostilidades en sitios como Bosnia y Belfast
Entre el 16 al 18 de junio de 1967, tuvo lugar en Monterey (California) el primer recital multitudinario de lo que entonces se llamaba pop, y acabó convirtiéndose en rock (las denominaciones varían, si hablamos de Estados Unidos o del Reino Unido; nosotros entendemos por rock a aquella música que, teniendo una base en el rock’n’roll clásico, explora y experimenta sus posibilidades, tanto musicales como líricas): la fórmula –que no era nueva- estaba tomada de los festivales de jazz y de folk de los años anteriores; sin ánimo alguno de desacreditar a estos precursores, Monterey (y su gran heredero, Woodstock) era mucho menos excluyentes, y admitía a músicos de jazz, folk y de lo que luego se llamaría World Music. Por otro lado era llevar a un plano mucho más ambicioso aquellos mini-festivales que se habían venido produciendo durante aquel año y el anterior en San Francisco: los Tribal Stomp (reunión de tribus) y los Human Be-In (“humanidad enrollada”), que contaban con los grupos de rock y psicodelia de San Francisco tocando en el parque, con la eventual asistencia de oradores revolucionarios y grupos religiosos de inspiración oriental, junto a magos y malabaristas. El Festival Internacional de la Música Pop de Monterey fue organizado por el grupo de folk-pop The Mamas & The Papas, el productor Alan Pariser y el publicista Derek Taylor, y pretendieron que a esta cita acudieran los grupos y músicos más punteros del momento de todos los estilos; pero la mayoría de los grandes y veteranos, tales como los Beach Boys, los Beatles, los Rolling Stones y Bob Dylan, declinaron la oferta por diversas circunstancias. De aquellos monstruos del pop británico sólo asistieron dos: los Who –tan fieles a su audiencia como ésta a ellos- y Eric Burdon, de los Animals, con su nueva formación.
Entre 1965 y 1966, con la partida del teclista Alan Price (motivada, en parte, por irreconciliables diferencias tanto musicales como personales con los otros miembros), los Animals originales comienzan su disgregación. En 1966, Eric Burdon recluta a un buen número de músicos para una nueva formación que sería llamada Eric Burdon & The Animals, con John Weider, Vic Briggs, Danny McCulloch y Barry Jenkins; con este nuevo grupo, Burdon, reconvertido en un bluesman progresivo y psicodélico, acudiría al Festival de Monterey, en donde realizarían una versión memorable del ya clásico de los Rolling Stones, “Paint it black”. Eric Burdon, que es un músico en constante crecimiento, quedó muy impresionado por los grupos nuevos que actuaron y las propuestas nuevas que representaban, a parte del ambiente general del festival, que representó el grito de alerta del nacimiento de una nueva generación. Todas estas impresiones las quiso plasmar, con la ayuda de su grupo, en una canción, un tributo a los grupos, cuyos sonidos característicos imitan al ser nombrados, y al público que asistió, que se tituló así, Monterey:
Monterey
The people came and listened Some of them came and played Others gave flowers away, yes they did
Down in Monterrey, Down in Monterrey.
Young gods smiled upon the crowd Their music being born of love Children danced night and day Religion was being born
Down in Monterrey
The birds and the airplane did fly Oh, Ravi Shankar’s music made me cry The who exploded into fire and light? Hugh Masekela’s music was black as night
The Grateful Dead blew everybody’s mind Jimmy Hendrix, baby, believe me, Set the world on fire, yeah
His majesty, Prince Jones, Smiled as he moved among the crowd Ten thousand electric guitars Were grooving’ real loud, yeah
You want to find the truth in life. Do not pass music by And you know I would not lie, no, I would not lie, No, I would not lie
Down in Monterrey All right!
Three days of understanding, Of moving with one another Even the cops grooved with us Do you believe me, yeah?
Down in Monterrey, down in Monterrey Down in Monterrey, down in Monterrey
I think that maybe I am dreaming Monterrey, Monterrey Down in Monterrey Did you hear what I say? Down in Monterrey
La gente vino y escuchó/ algunos de ellos vinieron y tocaron/ otros lanzaron flores, sí lo hicieron// En Monterey…// Los jóvenes dioses sonreían desde arriba a la multitud/ Su música había nacido con amor/ Los niños bailaban día y noche/ La religión estaba naciendo.// En Monterey// Los pájaros y el aeroplano volaron (1)/ Oh, la música de Ravi Shankar (2) me hizo llorar/ los Who ¿explotaron en fuego y luz? (3)// La música de Hugh Masekela era negra como la noche (4).// Los Grateful Dead alucinaron a todos/ Jimi Hendrix, cariño, créeme,/ prendió fuego al mundo, sí (5)// Su Majestad, el Príncipe Jones (6),/ sonreía al moverse entre la multitud/ Diez mil guitarras eléctricas/ estamos tocando bien alto, sí// Queréis encontrar la verdad de la vida./ No paséis de la música/ y sabéis que yo no mentiría, no, no mentiría,/ no, yo no mentiría.// En Monterey/ ¡Muy bien!// Tres días de comprensión,/ de moverse uno con otro/ Hasta los polis fliparon con nosotros (7)/ ¿Me crees, sí?// En Monterey, en Monterey…// Pienso que a lo mejor estoy soñando (8)// Monterey, Monterey,/ en Monterey/ ¿Oíste lo que he dicho?/ En Monterey.
Eric Burdon & The Animals
Notas
Muchas de estas actuaciones a las que se refiere Burdon ya las recopilé en esta entrada: https://albokari2.wordpress.com/2007/08/28/monterrey-pop-festival/ –aunque puede que muchos de esos vídeos ya no estén disponibles-; sin embargo, aquí van algunas explicaciones:
(1) Al traducir al castellano la frase “The birds and the airplane did fly” se pierde la ambigüedad de la letra escuchada, ya que se refieren respectivamente a los Byrds –que se llamaron birds con “y” porque en el argot de la época, bird significaba “marica”, y además así imitaban a los Beatles, que decidieron llamarse beetles –escarabajos- con “ea”, para hacer pensar en la música beat- y a Jefferson Airplane, el grupo revelación de psicodelia de esos dos años.
(2) Supongo que la mayoría, si no todos, conocéis más o menos a Ravi Shankar: la historia de cómo llegó a ser casi un músico de rock, sin abandonar el folklore indio, es muy curiosa, y se debe a George Harrison. Durante unas vacaciones, Harrison, que comenzaba a enamorarse de la cultura hindú en la mayoría de sus aspectos, viajó a la India, en donde contactó con Shankar, quien, en honor a la verdad, era más o menos conocido en occidente en círculos más cultos; George, que ya había tocado el sitar en el tema “Norwegian wood”, le pidió a Shankar que le instruyera en lo básico: esto hizo mucha gracia al maestro sitarista, cuyo aprendizaje en el instrumento indio por excelencia le había llevado más de 30 años. Gracias a George Harrison y a otros músicos hinduizantes, Shankar fue introducido en los círculos de la música pop y convertido en un icono de la contracultura musical como los propios Beatles o Jimi Hendrix. En el festival de Monterey, sus largos ragas dejaron tan maravillada a la audiencia que arrancó de sus asientos a la mayoría de los asistentes que rompieron en largos y efusivos aplausos.
(3) Los Who se habían comenzado a hacer famosos por acabar sus conciertos con la apoteósica costumbre de destrozar sus instrumentos mientras sonaban los acordes de su canción de cierre. El músico Al Kooper sugirió que fueran los últimos en actuar por esta razón, pero Pete Townshend no soportaba la idea de actuar después de Hendrix, el cual se burló de él y le dijo que si quería ser el primero en romper una guitarra sobre el escenario; el pique entre los dos titánicos guitarristas se solucionó con un “a cara o cruz” que ganaron los Who, quienes, siguiendo su costumbre, destrozaron sus instrumentos durante los acordes finales de “My generation”. Lo que no sabían es que Hendrix pretendería superar su actuación… (ir a nota 5)
(4) Hugh Masekela era un músico de jazz-fusión procedente de Sudáfrica.
(5) y así pues, The Jimi Hendrix Experience saltó al escenario dolorido tras la actuación de los Who. Jimi, que se había tenido que ir al Reino Unido para poder grabar, con sus malabares guitarrísticos, dejó a la audiencia flipando, pero cuando durante los acordes finales de “Wild thing” (un tema de los Troggs), Hendrix no sólo comenzó a romper su guitarra a golpes y a follarse el amplificador, sino que, como si fuera un sacrificio ritual, prendió fuego a su propia guitarra, y terminó por destrozarla a golpes contra el suelo mientras los amplificadores aún vibraban con los últimos acordes. Mama Cass, de Mamas & Papas, le dijo a Townshend al principio que le estaba robando su escena, pero Townshend respondió que sólo la estaba representando; sin embargo, el guitarrista de los Who reconoció que, si aquello fue una competición, fue Hendrix el que la ganó, y calificó su actuación como de epifanía (Visto en Historia del Rock & Roll: Enchufándose).
(6) Se refiere a Brian Jones, de los Rolling Stones, que acudió al festival y acompañó a Jimi Hendrix; también fue el encargado de presentar su actuación. Jones apareció vestido con sus mejores galas, con una pose algo mayestática, atrayendo la atención de las cámaras y de los curiosos, aunque pudo moverse sin muchos problemas a pesar de su condición de super-estrella del pop.
(7) La película rodada por D. A. Pennebaker muestra como los agentes de policía parecían estar no solo colaborando, sino encantados y disfrutando de muchas cosas: imágenes curiosas que se repetirían en Woodstock, cuando en la película de Michael Wadleigh se recogen las impresiones del jefe de policía, según el cual “debemos estar orgullosos de estos chicos”.
(8) Estas líneas, “I think I maybe I’m dreamin’”, pertenecen a la canción “Renaissance Fair” de los Byrds, escrita a raíz de aquellos encuentros de la juventud en esos Tribal Stomp y Human Be-In.
Retomamos un poco las canciones con el tema de los lugares malditos, en esta ocasión, en vez de una ciudad (como Ámsterdam o Nueva Orleans), sólo una calle: la Calle del Tabaco, “Tobacco Road”, canción en un estilo de country-blues escrita por el cantante y compositor John D. Loudermilk, y que se asegura tiene cierto carácter semibiográfico, ya que habla de la vida de un chico que crece en su pueblo, Durhamp, Carolina del Norte. De nuevo encontramos los elementos de historia maldita de toda buena canción de “chico pobre”: una familia rota (madre muerta, padre borracho), un sitio opresor en donde no abundan las esperanzas y cualquier acción que se haga acaba siempre hundiendo al personaje en la miseria; y la imposibilidad de huir de ahí, a pesar de las ganas de hacerlo y comenzar una nueva vida
Tobacco Road
I was born in a dump, Mamma died and daddy got drunk, Left me here to die or grow In the middle of Tobacco Road. Wo wo wo Grew up in a rusty shack, All I owned was hangin’ on my back. Only you know how I loathe This place called Tobacco Road, But it’s home. The only life I’ve ever known Only you know how I loathe Tobacco Road
Gonna leave get a job With the help and the grace from above Save my money get rich I know, Bring it back to Tobacco Road. Wo wo wo Bring dynamite and a crane, Blow it up, start all over again. Build a town, be proud to show, Give the name Tobacco Road But it’s home. The only life I’ve ever known I despise you ‘cos you’re filthy, But I love you ‘cos you’re home.
Carretera del Tabaco
Nací en una casucha,/ mamá murió y papá se emborrachó,/ me abandonaron aquí para morir o crecer/ en medio de la carretera del Tabaco./ Crecí en una choza enmohecida,/ todo lo que poseía colgaba de mi espalda./ Sólo tú sabes cómo aborrezco/ este sitio llamado carretera del Tabaco,/ pero es el hogar./ La única vida que he conocido siempre/ Sólo tú sabes como aborrezco/ la carretera del Tabaco.// Me voy a ir para conseguir trabajo/ con la ayuda de la gracia de arriba/ Ahorrar mi dinero para hacerme rico sé,/ devolverlo a la carretera del Tabaco./ Traer dinamita y una grúa,/ hacerlo volar, comenzar todo de nuevo,/ construir un pueblo, estar orgulloso de enseñarlo,/ darle el nombre de carretera del Tabaco/ porque es el hogar./ La única vida que he conocido siempre/ Te desprecio porque eres inmunda,/ pero te amo porque eres el hogar.
NOTA: road puede traducirse tanto por “carretera” y “camino” como por “calle”; al existir también en España, al menos, la diferenciación de vías en “calle”, “carretera” y “camino”, he decidido traducirlo por “carretera”, aunque las otras dos palabras también cuadran perfectamente.
Sin embargo, Loudermilk no tuvo demasiado éxito con esta canción, por lo que, en su calidad de compositor de RCA, cedió la canción a un grupo inglés llamado The Nashville Teens, que le dieron su acompañamiento pop:
En las voces de este grupo de pop británico, la canción se convirtió en un pequeño éxito, y con él vinieron las versiones de todo tipo. Éstas fueron algunas de las primeras. La primera que presentamos, a cargo de Lou Rawls, profundizando en las raíces de blues de la canción en su versión soul:
Y, la segunda por partida doble, a cargo del bluesman experimental británico Eric Burdon con la nueva formación de los Animals:
En 1970, con su nuevo grupo, War, Mr. Burdon la recuperaría para darle un aire más funky en su disco Eric Burdon declares War:
Y aquí los tienes en vivo, desde París, en el año 71, en una versión más fogosa:
Y, por supuesto, el grupo gracias al cual conocí la canción, en clave de folk-rock y psicodelia, los grandes Jefferson Airplane:
Pero no para ahí la cosa: en 1969, uno de esos grandes grupos de rock duro que versionaban clásicos del soul y del rythm’n’blues traducidos al rock psicodélico, también contribuían a la versatilidad de esta canción. Rare Earth:
Y Jimi Hendrix, cómo no… En el enlace de la wikipedia se asegura que realizó una versión inédita del tema. Por ahora lo único que he encontrado es este vídeo, en el que se asegura que el gran Hendrix colabora en esta versión en directo de, de nuevo, Eric Burdon & War:
Y, bueno, la lista de esta genealogía musical (como lo llamó una buena amiga mía), sería casi infinita, cosa que pasa cuando las canciones se convierten en eso que llaman estándares. Así que vamos a ir finalizando con una versión curiosa en español de México, a cargo de David Lee Roth, ex-vocalista de Van Halen, titulada “La calle del Tabaco”:
(EDIT., 17:52) Olvidé, por lo de llamativo que tienen para nosotros los grupos de rock no-anglosajones o incluso españoles, mencionar estas dos versiones, cada una respectivamente de un grupo serbio. La primera se trata de Smak, un grupo de rock progresivo de los años 70:
Y la otra por parte de Disciplina Kičme (o Disciplin A Kitschme), otro grupo serbio, pero de heavy metal:
Cuando la voz ronca y potente de Eric Burdon y el vibrante órgano de Alan Price comenzaron a tocar unos acordes que no sólo se convertirían en históricos, sino que ya eran históricos, cuando hacia 1965 los Animals acompañaban en gira a Chuck Berry, quizás desconocieran que estaban devolviendo a su dimensión popular a una canción tan vieja, tal vez, como la ciudad de Nueva Orleans.
Artistas de todos los campos, desde dramaturgos y novelistas hasta bluesmen y blueswomen, anónimos o conocidos, entre el siglo XIX y el siglo XX, describieron la ciudad de Nueva Orleans (la ciudad colonial estadounidense por excelencia, en donde se mezcla el pasado francés, español y el anglosajón con la cultura afroamericana y el inmemorial legado indio: un auténtico crisol de culturas) como un lugar en el que la oportunidad se vuelve vicio y la gente que va a ella a vivir acaba atrapada en un destino de corrupción e inmoralidad sin salida: una ciudad en donde todo es posible, pero a qué precio. Ése es precisamente el origen de la canción folklórica más conocida del mundo: “The House of the Rising Sun”. Los orígenes de la canción son imprecisos, ya que es tan versátil a través de sus versiones que no se puede decir si es la nieta de una antigua canción inglesa, como sostiene Alan Lomax –el gran folklorista estadounidense-, o si es un blues hecho por negros. Pero no sólo su música es así de versátil, sino también su letra: la canción nos habla en primera persona de alguien que, económica o moralmente, se ha arruinado en un antro conocido como “La Casa del Sol Naciente”, pero no hay una clara letra arquetípica, y el protagonista de la canción puede ser tanto un hombre como una mujer, en cuyo caso, la temática de la canción cambia considerablemente. Si es una mujer la que canta, “La Casa del Sol Naciente” resulta ser un prostíbulo en donde ella ha vendido su ser y su vida y le resulta imposible salir de ahí; pero si es un hombre, y aún sin descartar la teoría del prostíbulo, viene a ser más bien una casa de juegos en donde el protagonista se ha arruinado y la única manera de salir de la miseria es volver a probar a suerte en el antro. O puede, poniéndonos metafísicos, que la Casa del Sol Naciente sea una metáfora sobre la ciudad de Nueva Orleans, o un arrabal suyo –o todos en conjunto-, tal y como se ha descrito. No obstante, en el enlace de arriba a la wikipedia, se recogen algunos lugares, que ya no existen, que reclaman haber sido la famosa casa del amanecer (quizás llamada “del sol naciente” porque en ella te daban las del alba).
Como toda canción folklórica, sus orígenes no son claros, y mucho menos su autoría. Alan Lomax sostenía que la autoría de la canción pertenecía a dos estadounidenses de Kentucky, Georgia Turner (a la que produjo la canción) y Bert Martin (lo cual explicaría la ambigüedad del narrador) en base a una tradicional melodía inglesa:
La versión más antigua registrada pertenece a Clarence “Tom” Ashely, quien la aprendió de su abuelo, y Gwen Foster, en 1934:
En 1938 la grabaría el cantante country y directivo discográfico Roy Acuff: obviamente, la canción debió de empezar a volverse muy popular en Estados Unidos a causa de la Gran Depresión, que marcó las dos décadas siguientes tanto social como culturalmente:
2ª canción que suena
Así, en los años 40 y 50, los jóvenes folkloristas y cantautores que surgieron en la posguerra la convirtieron en un estándar en sus recitales y grabaciones, dándole su identidad étnica dependiendo, a menudo, de la del cantante: Leadbelly, Woody Guthrie, Pete Seeger, Odetta… Hicieron sus versiones, como de las grandes canciones populares norteamericanas, quizás orientadas a la temática más social que folklórica en ocasiones.
Y así, de los viejos folksingers pasó a los jóvenes cantautores de folk y country que se arremolinaban en torno a los cafés del bohemio Greenwich Village neoyorquino: uno de ellos fue Dave Van Ronk, quien, al parecer, le dio a la canción un toque personal muy original con sus arreglos, y se la enseñó a otro joven folksinger llegado de las tierras de Minnesota:
Así pues, cuando en 1962 apareció el primer disco de Bob Dylan, de título homónimo, Van Ronk se disgustó mucho con él porque en los créditos del disco su versión de “House of the rising sun” no aparecía como acreditado de los arreglos, aunque tampoco venía ninguna otra indicación:
Sin embargo, ni Van Ronk ni Dylan fueron los únicos en grabar su versión de la canción, ya en 1960 lo había hecho Joan Baez en un estilo más próximo al blues, probablemente aprendida de Seeger:
There is a house in New Orleans They call the Rising Sun. It’s been the ruin of many a poor girl, and me, O God, for one.
If I had listened what Mamma said, I’d ‘a’ been at home today. Being so young and foolish, poor boy, let a rambler lead me astray.
Go tell my baby sister never do like I have done. To shun that house in New Orleans they call the Rising Sun.
My mother she’s a tailor; she sold those new blue jeans. My sweetheart, he’s a drunkard, Lord, Lord, drinks down in New Orleans.
The only thing a drunkard needs is a suitcase and a trunk. The only time he’s satisfied is when he’s on a drunk.
Fills his glasses to the brim, passes them around. Only pleasure he gets out of life is hoboin’ from town to town.
One foot is on the platform and the other one on the train. I’m going back to New Orleans to wear that ball and chain.
Going back to New Orleans, my race is almost run. Going back to spend the rest of my days beneath that Rising Sun.
La Casa del Sol Naciente
Hay una casa en Nueva Orleans. La llaman El Sol Naciente./ Ha sido la ruina de muchas pobre chicas, y yo, Oh Dios, para una.// Si hubiera escuchado lo que mi mamá me dijo, estaría hoy en casa./ Siendo tan joven y tonto, pobre muchacho, dejé que un vagabundo me descarriara.// Dile a mi hermana pequeña que nunca haga lo que yo he hecho./ Que rehúya de esa casa de Nueva Orleans que la llaman El Sol Naciente.// Mi madre es costurera; vendió esos vaqueros nuevos./ Mi novio es un borracho, Señor, Señor, bebe en Nueva Orleans.// Lo único que un borracho necesita es una maleta y un baúl./ El único momento en el que está satisfecho es cuando está bebido.// Llena sus vasos hasta el borde, los pasa a su alrededor./ El único placer que obtiene de la vida es vagar de pueblo en pueblo.// Un pie está sobre el andén y el otro en el tren./ Vuelvo a Nueva Orleans para llevar esa bola con cadena.// Vuelvo a Nueva Orleans, mi carrera está casi acabada./ Vuelvo a pasar el resto de mis días bajo ese Sol Naciente.
La versión de Dylan cruzó el charco, y llegó a uno de los jóvenes grupos de blues y rythm’n’blues británicos: The Animals, grupo que –en mi opinión- interpretaron de una manera más profesional la música tradicional afroamericana; y así, el grupo encabezado por Eric Burdon y Alan Price puso en las listas de éxitos una de las canciones más conmovedoras del imaginario tradicional estadounidense, no sé si cambiando la letra, o apoyándose en alguna de las innumerables versiones existentes.
The House of The Rising Sun
There is a house in New Orleans They call the Rising Sun And it’s been the ruin of many a poor boy/ girl And God I know I’m one
My mother was a tailor She sewed my new bluejeans My father was a gamblin’ man Down in New Orleans
Now the only thing a gambler needs Is a suitcase and trunk And the only time he’s satisfied Is when he’s on a drunk
Oh mother tell your children Not to do what I have done Spend your lives in sin and misery In the House of the Rising Sun
Well, I got one foot on the platform The other foot on the train I’m goin’ back to New Orleans To wear that ball and chain
Well, there is a house in New Orleans They call the Rising Sun And it’s been the ruin of many a poor boy And God I know I’m one
Hay una casa en Nueva Orleans/ que la llaman El Sol Naciente/ y ha sido la ruina de muchos pobres chicos-chicas/ y Dios sabe que soy uno de ellos.// Mi madre fue costurera,/ cosió mis vaqueros nuevos,/ mi padre fue un jugador/ en Nueva Orleans.// Lo único que necesita un tahúr/ es una maleta y un baúl,/ y el único momento en que está satisfecho/ es cuando está bebido.// Oh madre, dile a tus hijos/ que no hagan lo que yo he hecho,/ pasar vuestras vidas en el pecado y en la miseria/ en la Casa del Sol Naciente…
La interpretación de los Animals fue versionada por un grupo de pop catalán llamado Els Dracs (los dragones) como “La casa del sol neixent”:
Más versiones indispensables. Comenzando con los cantautores de la posguerra. Woody Guthrie interpretándola como balada country:
Pete Seeger, por su parte, prefiere una interpretación más cercana al blues:
La impresionante Odetta:
Y, siguiendo con las damas negras de la canción, la gran Nina simone:
Vamos acabando, dando un salto en el tiempo, con la hermosa versión de la cantautora irlandesa Sinéad O’Connor:
Y, finalmente, como le vi ayer en televisión, Mr. Eric Burdon, gozando de buena salud:
El tema de los prostíbulos ha sido, por otra parte, un motivo recurrente en literatura; a veces se ha hablado de las vidas de las prostitutas, y otras, se ha hecho un elogio del recurso a la prostitución como una de las prácticas de la bohemia: un tema bastante trasnochado y falseado. Podemos ocupar páginas y páginas de lo fructífero que fue el hecho de que Picasso o Baudelaire acudieran a los lupanares, además de para satisfacer su libido, para inmortalizar en sus obras a anónimas mujeres que no tuvieron otra que ganarse la vida vendiendo su cuerpo. Artistas geniales, sí, pero prácticas que pesan como una losa sobre su reputación y que a veces sirven para excusarles, y no por argumentos pacatos. Se podrá exculpar, no obstante, a aquel artista que prescindiera de los habituales servicios de un burdel para pagar a la mujer por ser musa y modelo de su obra y nada más.
Este es uno de los motivos que recojo en mi novela, Redención (Nuestro último baile), en donde aparece un prostíbulo inventado, La Casa Roja, que es dirigido por un cruel y egocéntrico proxeneta llamado Pietro Castello. Este sitio, quizás como La Casa del Sol Naciente, no existe como sitio en particular, y sí existe como sitio en general. Su nombre es la mezcla del título de esta canción (e hipotético nombre del prostíbulo al que se refiere, si fue tal) y el denominado Barrio Rojo de Ámsterdam (bandera de una engañosa y mal llamada libertad sexual). Así pues, la Casa Roja es uno de los escenarios de mi novela, cuando Susi tiene que hacer una visita en el transcurso de sus investigaciones y reflexiona sobre la prostitución, quienes recurren a ella y su glorificación por los seudointelectuales pretendientes a bohemios y demás falsos progresistas.
Nunca me he tragado eso de la libre elección de una mujer para prostituirse, por mucho que me hablen de esas mujeres que lo hacen porque quieren y ganan mucho dinero; el problema es que esas mujeres no lo hacen por subsistir, sino por satisfacer su afán de lujo, y en sus prácticas condenan a las mujeres que se han visto obligadas por necesidades reales y no por tener un abrigo de bisón para cada día de la semana: cuando la miseria gobierna, no hay libertad de elección; y cuando defendemos que es un recurso muy válido para cuando la mujer no encuentra un trabajo que le permita vivir con dignidad, parece que no nos demos cuenta de lo enfermizo de nuestros argumentos. La prostitución NO es un trabajo digno, de hecho, ni siquiera podemos considerarlo trabajo; la prostituta SÍ es digna, porque es una persona que tiene que arrastrar esa dignidad para sobrevivir, y cuando los abolicionistas decimos no a la prostitución, ni denigramos ni estamos en contra de la prostituta; al contrario.
No me vale esa mierda de argumentos de que hay mujeres que llevan tanto tiempo en esto que ya no saben hacer otra cosa (argumento que nos arruina cualquier programa de rehabilitación); no me vale esa porquería de que hacen una función social porque hay hombres solitarios, porque eso me pone en una situación de privilegio que detesto, y resulta que no es lo mismo para las mujeres solitarias, cuyo recurso es la prostitución masculina de lujo; odio cuando se argumenta a favor desde una libertad sexual que no puede existir donde la miseria arrastra a miles de mujeres a vender su cuerpo, y desprecio el argumento de arriba de que así nos posicionamos contra las prostitutas: argumento esgrimido por pseudosindicatos de «trabajadoras del sexo» que, en realidad, son sindicatos verticales dirigidos por los proxenetas. Es al contrario: respeto a toda persona que intenta ganarse un sueldo sin hacer daño a nadie, pero no a quien defiende la existencia de dichos trabajos por el argumento, enmascarado o no, de que por su existencia ellos pueden mantener su estatus de privilegio. La legalización no es una solución: solo servirá para regular a los proxenetas como empresarios de facto y hacer de la moderna esclavitud un negocio legal. Se acabará con la «trata» porque será considerada legal. ¿Pero realmente creéis que parte de su sucio dinero pasará a las arcas del Estado a través de los impuestos? Cada vez que se defienden estos argumentos, se dignifica la labor no de la prostituta, sino del macarra.
Cosas así piensa Susi en ese capítulo de Redención (Nuestro último baile), haciéndose vocera de mis pensamientos sobre el tema. Y no, The House of The Rising Sun no es un alabanza a la prostitución; es al contrario.
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Tres cosas atormentan al ex inspector de policía Guillermo Niño Pérez: un vecino que le obsesiona, el recuerdo de un crimen y una querella por sus torturas durante el franquismo. Por si esto fuera poco, se une la inquietud hacia un asesino en serie que parece pretender imitarle. Convencido de su intuición, el antiguo policía se dispone a desvelar cuál es la identidad del asesino, mientras los recuerdos le asaltan una y otra vez, entrelazándose con sus inquietudes, mientras su juicio se presenta inminente.
Susi se atormenta viviendo entre la esperanza y la desilusión por su ruptura con Ángel, del cual cree que le fue infiel. Mientras intenta rehacer su vida, descubre por una serie de casualidades que su ex guardaba un oscuro secreto que pudo propiciar la separación más allá de su sospecha de infidelidad: la investigación sobre una oscura secta elitista de personas muy poderosas y crueles, con espantosos objetivos y con implicación en la prostitución internacional y la ultraderecha. Se hacen llamar EL CÓNCLAVE. De esta manera, una historia de desamor se va convirtiendo en una peligrosa investigación para desentrañar los misterios y siniestros propósitos del tenebroso Cónclave. Solo venciéndolos, tendrá Susi la oportunidad de volver junto a Ángel. Más que una historia de amor: una balada de heavy metal.
En Surrealistic Pillow todavía tiene mucha preeminencia Marty Balin, tanto como vocalista como compositor. En este disco compagina su faceta romántica con el rock más arrollador. A Balin, dentro de la banda, se le ha definido como el auténtico espíritu romántico de Jefferson Airplane. Según el gran Ángel Álvarez, el gran renovador de la radio española durante los años 60 y 70 con su “Caravana” (aunque otros se llevaran la fama y el reconocimiento, sin que esto suponga menoscabo en sus logros), que traía de una mano a los grandes folksingers y bandas de rock del extranjero y de la otra a los grandes cantautores españoles como Paco Ibáñez, cuando un aficionado le preguntó a Balin por el significado de una canción, éste respondió: “Es un cliché… Pero es amor”. Esa canción pudiera ser la que traigo hoy, “Today”, una composición junto a Paul Kantner en clave de folk-rock en la que participa el genial Jerry García, líder espiritual-musical de Grateful Dead, inseparables colegas de los Airplane, que, sin embargo, no fue acreditado en los créditos del disco (por causas ajenas al grupo); según Balin, la escribió emulando a su ídolo Tony Benett, que estaba grabando en la sala contigua.
Today
Today I feel like pleasing you more than before. Today I know what I want to do but I don’t know what for. To be living for you is all I want to do. To be loving you it’ll all be there when my dreams come true. Today you’ll make me say that I somehow have changed. Today you’ll look into my eyes, I’m just not the same. To be anymore than all I am would be a lie, I’m so full of love I could burst apart and start to cry. Today everything you want, I swear it all will come true. Today I realize how much I’m in love with you. With you standing here I could tell the world what it means to love. To go on from here I can’t use words, they don’t say enough. Please, please listen to me, It’s taken so long to come true, And it’s all for you… all for you….
Hoy
Hoy siento que te estoy complaciendo más que antes./ Hoy sé lo que quiero hacer, pero no sé para qué./ Vivir para ti es lo único que quiero hacer./ Amarte es todo lo que estará allí cuando mis sueños se hagan realidad./ Hoy me haces decir que de alguna manera he cambiado./ Hoy mirarás dentro de mis ojos, no soy el mismo./ Ser algo más de lo que he sido sería una mentira,/ estoy tan lleno de amor que podría derrumbarme y empezar a llorar./ Hoy todo lo que quieres, juro que se hará realidad. Hoy pienso lo mucho que estoy enamorado de ti./ Contigo estando aquí podría decirle al mundo lo que significa amar./ Para avanzar desde aquí no puedo usar palabras, no dicen lo suficiente./ Por favor, por favor escúchame:/ ha llevado mucho tiempo para hacerse verdad, y es todo por ti… todo por ti…
Casi recién grabado este disco, el grupo fue invitado a participar en el Festival de Monterey. A este festival fueron invitados casi todos los grupos punteros del momento, veteranos y noveles: las nuevas bandas de rock de San Francisco, los grupos de blues, los de folk-rock, los monstruosos grupos británicos (de los que sólo asistieron los Who y Eric Burdon con sus nuevos Animals)… Algunas de las grandes figuras, como Dylan, los Beatles y los Rolling Stones, por causas voluntarias e involuntarias, como un accidente, la decisión de renunciar a las giras para mejorar sus temas (los Beatles, además, sobre todo Paul McCartney, cedieron su lugar al gran guitarrista revelación: Jimi Hendrix) o una crisis interna derivada de los juicios por posesión de drogas. Estas ausencias permitieron fijar la atención en las nuevas revelaciones, y, aunque Jefferson Airplane ya tenía un disco bien vendido y dos éxitos internacionales, se sentían muy impresionados y acomplejados por la abrumadora presencia de los veteranos como los Who y Eric Burdon. Lo que tal vez desconocían es que las bandas de San Francisco no eran desconocidas en el pop británico; quizás porque les recordaran a sus inicios (una escuela musical casi propia con localización regional), lo cierto es que estos veteranos, que habían inspirado a las nuevas bandas, admiraban profundamente esta nueva música y aspiraban a hacer algo parecido. Los músicos británicos soñaban con ir a San Francisco: John Lennon instaba a su banda a instalarse allí, cosa que no hicieron, pero George Harrison sí asistió una vez a una de esas reuniones, aunque quedara defraudado con el culto al LSD y a raíz de aquello dejara de tomarlo; algo parecido les sucedía a los Rolling Stones, sólo que por Brian Jones, quien asistió como espectador de honor a Monterey y fue el encargado de presentar al titánico Jimi Hendrix; y Eric Burdon, quien sí se instalaría por allí y escribió el himno del festival poco después, asombrado por lo que vio (los Byrds y los Airplane, Jimi Hendrix que prendió fuego al mundo, su Majestad Brian Jones…); y los Who, que aunque no se trasladarán a la ciudad californiana, actuaron alguna vez en sus salas de conciertos. Aunque aún no se lo imaginaran, la verdad es que su música tuvo un gran impacto sobre los grupos británicos, como los Beatles, cuya principal virtud fue la de recibir constantemente influencias; Paul McCartney confesaba que la idea del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band estaba inspirada en estas bandas, de los que les llegaban la música y los carteles alucinantes de las salas de conciertos, y que el nombre del disco, el nombre de una banda de rock ficticia, estaba inspirado por los locos nombres de las bandas hippies: “Si existiera un grupo así, ¿cuál sería un nombre lo suficientemente loco?” (visto en el documental “The Beatles Anthology”)… Además, McCartney ha confesado su admiración por Jack Casady, bajista de Jefferson Airplane.
Volviendo al principio, los Jefferson Airplane fueron uno de los grupos más beneficiados por las grandes ausencias, concentrando sobre ellos la atención nacional e internacional, y sobre todo su solista femenina Grace Slick, como se verá a continuación:
Reconozco que por lealtad cronológica, esta entrada debería haber
aparecido en junio. Pero la pongo ahora siguiendo el curso de la
historia del movimiento hippy que he hecho aquí mismo. He reunido algunas de las más memorables actuaciones, pero hubo más…
En Junio de 1967, el llamado Verano del Amor por la explosión cultural
o pseudo-cultural, según se mire, que sucedía en San Francisco, la
banda de folk-pop The Mamas & The Papas, junto a su productor Lou
Adler, decidieron celebrar todo aquello que estaba pasando entre la
juventud con un concierto multitudinario gratuito, siguiendo un poco
los guiones de los tradicionales festivales de jazz (en los que dicho
sea de paso, tuvieron una actuación polémica Chuck Berry primero y Bob
Dylan después). Para ello, la organización quiso reunir lo más puntero
de entonces del pop británico, el folk-rock, el blues y la psicodelia.
Para ello pretendieron reunir, sin pagar un dóllar, a los grandes hasta
entonces junto a nuevas promesas del pop y el rock: no obstante, por
motivos diversos, los Beatles, los Rolling Stones, los Beach Boys y Bob
Dylan rehusaron la oferta, aunque Brian Jones asistió como público. A pesar de la decepción que debió suponer
esto, su lado positivo fue que se pudo centrar la atención en los
nuevos talentos, para los que incluso este festival fue el comienzo de
su leyenda tanto a nivel nacional como internacional. Se pretendía que
fuera una celebración de la nueva conciencia, con flores y paz y esas
cosas… Y funcionó, y de qué manera ("Monterrey", por Eric Burdon & The Animals):
Para empezar, el himno de aquellos días. Scott McKenzie era un
antiguo compañero de John Phillips, el alma de Mamas & The Papas,
en los días del grupo folk The Journeymen. Cuando McKenzie grababa su
primer LP, John le regaló una canción que sería el único éxito de este
cantante armonioso de folk-rock. Le presenta Mama Cass y le acompaña
John Phillips y los músicos que acompañaban a Papas & Mamas:
Hubo dos grupos británicos que decidieron no faltar a la cita. Los
primeros de ellos, The Who, siempre dispuestos a tocar allá donde se
les necesite y a no defraudar a su audiencia… ni a dejar el escenario
en pie:
Por su parte, tras la ruptura de los Animals originales, aquel grupo de rythm’n’blues que sonaba tan profesional, Eric Burdon, todo un activista del movimiento hippie, presentaba a los nuevos Animals, con esta versión de un clásico de los Rolling Stones:
Junto a ellos, los ya populares grupos de folk-rock de California y Nueva York. Simon & Garfunkel
fueron invitados al festival; fueron un dúo de folk convencional sin un
gran éxito hasta que su productor electrificó su canción "The sounds of
silence", y desde entonces continuaron como dúo de folk-rock hasta su
no-amistosa separación debido a problemas tanto políticos como
musicales. Sobre la inclusión del dúo en el fenómeno hippy habría mucho
que debatir; no obstante, su estilo suave y simpático, casi naïf, les
hacía merecedores de un puesto:
Y, por supuesto, una canción que ya era leyenda con tan sólo 2 ó 3 años:
Por su parte, tampoco se podía dejar de invitar de lado a los Byrds: ellos habían inventado el folk rock prácticamente, tomando de Dylan, tomando de los Beatles, de Pete Seeger. Para el año 67 ya habían mezclado estas influencias con jazz contemporáneo, configurando la psicodelia que habían contribuido a crear. Aquí los tienes, tocando una canción muy famosa por aquellas días que también interpretaron Love, The Leaves y Jimi Hendrix Experience:
Buffalo Springfield fue uno de los más jóvenes grupos de folk-rock. Contó desde el principio con Stephen Stills y Neil Young; no obstante, en Monterrey Neil no tocó, y fue sustituido para ello por el byrd David Crosby:
Y, por supuesto, los propios organizadores del festival: The Mamas & The Papas, un grupo que representaba el lado amable y bonito de los hippies, aunque a veces artificial, que conjugaba el pop y el soul con el folk bien templado con sus armonías vocales:
Pero también fueron grupos desconocidos internacionalmente y nacionalmente, pero no así regionalmente, generalmente de blues. Uno de ellos, fueron aquellos monstruos del blues más puro a la par que renovado: Canned Heat
Otros, no obstante, eran bien conocidos como músicos acompañantes. Paul Butterfield Blues Band, con Mike Bloomfield a la guitarra, eran bien conocidos como acompañantes de Bob Dylan durante aquel festival de jazz tan polémico:
Pero, los grandes descubrimientos a nivel de nueva escuela de música, fueron sin lugar a duda los nuevos grupos de rock de San Francisco. Particularmente dos de ellos, Jefferson Airplane y Grateful Dead, se convirtieron en los auténticos símbolos musicales del movimiento hippie. Jefferson Airplane fue el primero de aquellos grupos en grabar un LP, abriendo el filón de San Francisco. Formado por músicos de folk, a estas alturas se les seguía considerando un grupo de folk-rock que iba incorporando los elementos psicodélicos que serían su marca de fábrica:
No obstante, para muchos, The Grateful Dead era mejor grupo. Por lo menos, sus fans se mostraron leales hasta la muerte de Jerry García, sin caer en fanatismos:
Otros fueron Quicksilver Messenger Service,
Country Joe & The Fish, comandados por el cantautor Country Joe McDonald, una de las bandas más politizadas del movimiento hippie:
Y Big Brother & The Holding Company:
La actuación de Big Brother fue la presentación a nivel nacional del gigantesco talento de Janis Joplin, que, aunque aquí es solo la vocalista del grupo, muchos fueron los que percibieron que Janis tenía que ser un todo y no una parte:
Otro de los grandes descubrimientos que acaecieron durante el festival fue la de este muchacho negro. Jimi Hendrix había sido músico de estudio y de giras de estrellas tan rutilantes como Ike & Tina Turner, Chuck Berry, Little Richard… Pero a la hora de comenzar su carrera en solitario se topó con la incomprensión y, a menudo, con el racismo, hasta que Chas Chandler, bajista de los Animals, le descubrió y se lo llevó a Londres, en donde formó el grupo de blues-rock Jimi Hendrix Experience. Aquí, ya conocido, volvía triunfalmente demostrando lo que valía al país que le había dado la espalda:
Como guitarristas salvajes, en el festival Jimi y Pete Townshend, de los Who, tuvieron una discusión de quién actuaría primero. Lo echaron a suertes y ganó Townshend el honor de ser el 1º en destrozar una guitarra sobre aquel escenario:
Pero cuando le tocó el turno a Hendrix…
Para acabar, dos invitados de excepción. Otis Redding era, y es, una super-estrella del soul y de la música negra en general: tan pronto ponía al público a dar brincos como los ponía de rodillas llorando por la historia de desamor que estaba contando. Pocos días después de esta actuación, Otis fallecía tras sufrir un accidente de avión:
Ravi Shankar, sitarista indio, era en el 67, gracias a la corriente mística que invadía a la nueva generación, en todo un icono. Sus discos se vendían tan bien como losde los Beatles. Fue Shankar quien enseñó a George Harrison las técnicas básicas del sitar, y fue Harrison quien le introdujo en el panorama underground. Ravi Shankar fue el único músico que cobró porque tenía que pagarse el billete de avión para poder volver a la India:
Éste fue el primero de aquellos festivales multitudinarios de los hippies. Les seguirían otros, con más o menos fortuna, siendo Woodstock el que no sólo se le acercó, sino que lo superó. Pero éste fue el primero, y todo un ejemplo de que un grupo muy numeroso de personas podía convivir durante tres días sólo por la música.
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