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Antonio Gómez & Antonio Resines’ “Celestino Alfonso”


They were twenty three when the fusils bloomed
Twenty three who prematurely gave their hearts
Twenty three foreigners and brothers of us therefore
Twenty three life lovers to die
Twenty three that cried France when they fell.

(L. Aragon, “L’affiche rouge”)

celestino alfonsoThe wonderful work of Gómez and Resines, La Cantata del Exilio –The Ballad of Exile- (1976, 1978) was a intese homage to the exiled Spanish after the lost of the Civil War: some of them knew the concentration camp of France (where the French government crowd them together); others, tortured and dead in the Nazi extermination camp; and a significative numbers of them, enlisted on the De Gaulle’s Foreign Legion or in the groups of guerrilleros of the French Resistance, with other people of the world. This is the story of Celestino Alfonso.

Affiche_rougeCelestino Alfonso (1916-1944) was natural of Salamanca, although most of his youth lived and worked in France as a carpenter nad member of the French Communist Youth, since 1930. In 1936 he get back to Spain as a volunteer to fight against fascism in the Spanish Civil War. He came to be Political Comissar of the 2nd International Brigade. In 1939, as he get back to France, was interned in the camp of Sinat-Cyprien, from where he ran away. After this, in 1942, he joined the Resistance; arrested and deported to Germany, he got to scape once again and, back in Paris, joined the FTP-MOI: French Shooters and Partisans – Foreigner Hand-Work, in a group leaded by Armenian poet Missak Manouchian. Both of them, along with other members of the group, appeared on the infamous affiche rouge, edited by Germans and French collaboracionists, as a try to discredit them. The rest of his story is told by Antonio Gómez, narrating his facts, and Antonio Resines, singing his thoughts, in one of the most beautiful songs of their great album:

Listen: http://www.goear.com/listen/0e0fac8/celestino-alfonso-antonio-resines

Celestino Alfonso

Ocho polacos, cinco italianos, tres franceses, dos rumanos, dos armenios, dos húngaros y un español componían el Destacamento Especial, comandado por el poeta armenio Missak Manouchian. El español se llamaba Celestino Alfonso, y su número era el 10.305.

Me gustaría contar las hojas de los pinos,
enumerar el agua de las fuentes,
sentarme a media tarde
cuando el sol se para en los cristales
y atraparle.
Me gustaría…

No hay más remedio,
nadie elige un futuro
de cementerio.

En dos años y medio de actuación en las zonas de Lyon y París, el grupo participó en más de 156 acciones contra el ejército nazi. Celestino Alfonso tomó parte en gran número de ellas, siendo el encargado de ejecutar personalmente, el 29 de Septiembre de 1942, al comandante alemán Julius Ritter, responsable del Servicio de Trabajo Obligatorio en Francia.

Me gustaría salir a la calle y en la noche
oír cantar los grillos en la Place Vendome,
jugar al mus o al tute
como si fuera una plaza de España
en cualquier parte.
Me gustaría…

No hay más remedio,
nadie elige un futuro
de cementerio.

En Noviembre de 1943, fueron detenidos 23 miembros del grupo, entre ellos el propio Manouchian y Celestino Alfonso, siendo fusilados, después de tres meses de torturas, el 21 de febrero de 1944.

Tantas banderas, tantos países,
tantos idiomas y un canto libre.
Tantos idiomas y un solo canto
que alza la sangre y une las manos.

Alfonso dejó escrito en una carta: "Soy extranjero, pero estimo que todo obrero consciente debe asumir, donde quiera que esté, la defensa de la clase obrera".

No hay más remedio,
nadie elige un futuro
de cementerio.

Celestino Alfonso

manouchiangrupoEight Poles, five Italians, three Frenchs, two Romanians, two Armenians, two Hungarians and one Spanish compossed the Special Detachment, comanded by the Armenian poet Missak Manouchian. Spanish man’s name was Celestino Alfonso, and his number was 10.305.// I’d like to count the leaves of the pine-trees,/ to enumerate the water of the springs,/ to sit down at afternoon/ when the sun stops by the crystals/ and catch it up./ I’d like to…// There’s no choice,/ nobody choose a future/ of cemetery.// In two years and a half of action on the zones of Lyon and Paris, the group took part in more than 156 actions against the Nazi army. Celestino Alfonso took part in many of those, being the responsible of executing in the person, in September 29, 1942, to German commander Julius Ritter, responsible of the Compulsory Work Service in France.// I’d like to go out to the street and at night/ to hear the crickets singing in Place Vendome,/ playing mus or tute*/ as if it were a square of Spain/ in wherever place./ I’d like to…// There’s no choice,/ nobody choose a future/ of cemetery.// In Novemeber, 1943, were arrested 23 members of the group, among them Manouchian himself and Celestino Alfonso, being shot both, after three months of tortures,/ at February 21, 1944.// So many flags, so many countries,/ so many idioms and one free singing./ So many idioms and one free singing/ that makes blood rise and join the hands.// Alfonso left wroten in a letter: “I am foreigner, but I consider that every conscious working man is bound to assume, wherever he may be, the defense of the working class”.// There’s no choice,/ nobody choose a future/ of cemetery.

Lyric and narration: Antonio Gómez

Music and singing: Antonio Resines

* Mus and tute: the most popular Spanish card games.

Translations to French, Italian and others: http://www.antiwarsongs.org/canzone.php?id=37955&lang=it

Download the album (it’s legal):

https://skydrive.live.com/?cid=61e9b08cebcbe7ee#cid=61E9B08CEBCBE7EE&id=61E9B08CEBCBE7EE!8840

Camí de l’exili


… Un día, tú ya libre
de la mentira de ellos,
me buscarás. Entonces
¿qué ha de decir un muerto?

(Luis Cernuda, “Un español habla de su tierra”)

¿Carles Fontseré?El pasado día 14 de abril yo hubiera querido escribir una cosa, alarmado por la ingente cantidad de tonterías que ciertas personas, independientes o no, van escribiendo en foros, blogs y páginas de toda índole acerca de la II República Española. Particularmente, fue el comentario en otro sitio de una persona que afirmaba que el color morado de la bandera republicana le daba “náuseas”, porque “bajo esa bandera tuvo lugar una guerra que dejó [cifra probablemente no exacta] muertos” y que “trajo hambre y miseria”… Una lógica un poco extraña, por la que, reduciéndola al absurdo, tendrían que ser los colores de la bandera actual los que le causaran náuseas, pues era la bandera tricolor la oficial por aquellos días, y no fue el gobierno legítimo el que declarara la guerra, sino al contrario: los que se alzaron contra el gobierno legítimo pronto adoptaron la bandera monárquica, y fueron ellos los que causaron la miseria y el hambre que, durante la guerra, padeció básica y únicamente la población localizada en la zona controlada por el gobierno, debido al sitio de estos otros y al bloqueo de las naciones democráticas, que fueron cobardes hasta que ya no se pudo remediar. No es la primera vez que veo semejante sarta de tonterías: y lo digo así, porque esto es de primero de básica, de la ESO diríamos actualmente… Eso de decir que la bandera republicana era una bandera belicista, etc. Como digo, comencé a escribirlo intentando desmentir todas esas tonterías, pero me di cuenta de que explicaba cosas que están, no ya en los libros de sesudos y respetados historiadores, sino en los libros más básicos y en los libros de texto elaborados por serios y respetados catedráticos de Historia. Pero se me quedó clavada una espina… Por una parte pienso que el responsable de su propia ignorancia es uno mismo: eso es algo normal y se puede corregir, si uno tiene un mínimo de curiosidad y de espíritu objetivo. Pero cuando es otro el responsable de la ignorancia de otros conscientemente, eso es algo intolerable. Mi escrito hubiera ido dirigido a aquellas personas, de toda condición y tendencia, que desearan contrastar. Eso sí, con una advertencia: yo no soy, como otros, historiador, solamente un aficionado y un curioso, estudioso de otro campo en el que la historia juega un papel importante.

exiliados-españolesY no es exactamente el culpable ese señor, cuyo nombre no será pronunciado aquí nunca jamás, porque para nosotros, tanto su persona como su trabajo carecen de tanta importancia que no merecen ni nuestro abierto desprecio; un señor de quien, cuando era joven, el inspector Juan Antonio González Pacheco, conocido con el inmerecido apodo de “Billy el Niño”, dijo que nunca pasaría de ser el linotipista de los GRAPO, por muy de jefe que fuera (entre fachas anda el juego). No. La culpa sobre todo es de que aquella educación, aquel falseamiento de la historia y de la cultura, sigue pesando como una losa. Hay muchas cosas que me molestan de este señor y de otros de lo que se ha dado en llamar “revisionismo”; en primer lugar, que han envenenado la noble profesión de investigador de la Historia, pues han manipulado hábilmente (aunque no siempre), sacando de contexto o invirtiendo, documentos, declaraciones de personas históricas, etcétera: se podría decir que han inventado la “historia-basura”. Pero hay algo más, y esto va por toda la población: han pretendido vender sus descabelladas tesis como originales y novedosas, y NO LO SON, en absoluto; la mayoría de sus tesis y de sus líneas de investigación están literalmente sacadas de los libros del historiador del régimen Ricardo de la Cierva, que fue uno de los elaboradores de la historia vista por el lado vencedor: cada cosa que dicen, cada cosa que escriben, fue ya dicha en no sé qué discurso por el ministro Manuel Fraga o por el notorio notario Blas Piñar, por citar a algunos. Si queréis una prueba, os recomiendo ver una película: Mi calle, de Edgar Neville (causa por la que no siento demasiada admiración por este cineasta). Pero hay más: otra de sus fuentes de inspiración ha sido el revisionismo alemán e italiano de los años 70 y 80, esgrimido por los demócrata-cristianos, según los cuales, las dictaduras de Hitler y Mussolini fueron hasta necesarias e inevitables, pues, hubo –especialmente en Alemania-, a parte del “peligro” de la revolución, un “exceso de democracia” (alguien me trajo un comentario de esta índole una vez: primer comentario de “El gran mito de la guerra civil”)… Y así va a resultar que Franco trajo la democracia. Que quede claro de una vez: Franco no es Charles de Gaulle, no luchó contra la Alemania nazi, fue su aliado; ¡si incluso el mito de la laureada neutralidad de España en la II Guerra Mundial es una patraña!, no fue exigida por Franco, sino impuesta por Hitler ante las pretensiones imperialistas del Caudillo sobre Gibraltar y el Norte de África.

Robert CapaNo puedo, ni debo, excusar las barbaridades que algunas personas hicieran, y que empañaron a las otras, aunque no fueron tantas como en la zona fascista, especialmente, porque la diferencia entre ambas zonas fue que, mientras que en la republicana eran hechos que cometieron grupos descontrolados, en la que se autodenominaba “zona nacional” eran actos amparados y consentidos por el gobierno fascista de Burgos. Para ejemplificarlo: Queipo de Llano no sólo sabía de la ejecución de García Lorca, sino que la ordenó; y si no hubiera sido por Rafael Sánchez Mazas, la misma suerte hubiera corrido (aunque de alguna manera la corriera más tarde) el poeta Miguel Hernández. En otra ocasión, con documentos auténticos y todo, hablaré de la relación del gobierno de la República con los católicos, tema sobre el que también pesa demasiada mitología, muchas veces exagerada. Sobre lo que no hay mitología es sobre gente que morirá sin saber dónde está enterrada gente tan inofensiva como una madre:

http://politica.elpais.com/politica/2012/04/19/actualidad/1334838950_378933.html

1939 L´exode de Catalunya, por Carles FontserèPero en fin, ésta es a grandes rasgos la espina que me quería sacar. Hoy, que debería estar hablando de la Revolución portuguesa o de la liberación de Italia, a tenor de esta preciosa canción, os traigo estas reflexiones con las que no pretendo que nadie cambie su punto de vista, pero que sí, tenga la idea que tenga sobre el hecho concreto, deje de engordar el bolsillo a estos timadores de la historia y busquen a los respetados historiadores, sean éstos progresistas o conservadores: el buen historiador se atiene a los hechos, no los manipula a su conveniencia, y además, acude a las fuentes. Tiene, por eso, mucho más valor histórico esta canción de Xavier Ribalta, de su disco de 1974 Onze cançons amb esperança, un estremecedor homenaje a los exiliados de la República, con letra de Pere Oriol Costa; exiliados que huyeron de la represión y de la guerra, y que muchos de ellos conocerían el desprecio de los conservadores franceses, la reclusión en campos de trabajo, la lucha contra el nazismo, y, finalmente, harían entrar sus tanques los primeros en la plaza principal de París:

… ellos, los vencedores
Caínes sempiternos,
de todo me arrancaron.
Me dejan el destierro…

(Luis Cernuda, “Un español habla de su tierra”)

Quizás en un futuro haga un vídeo más artístico

Camí de l’exili

Camí de l’exili,
fugen del seu país,
camí de l’infern
a sota d’un cel gris,
soldats i oficials
amb les casaques estripades,
estripades al front
que van guardar tants anys
prop del gran riu.

Els qui hem de néixer encara
us diem adéu,
els vents de la costa
us diuen adéu.

Adéu, adéu, us plora la nit.
Què se n’ha fet, què serà de la vostra terra
Què se n’ha fet, què serà del vostre país?

En els balcons han canviat les banderes
i pels carrers sonen càntics diferents,
les vostres dones que us van jurar amor
hem vist canviar el seu cor davant els guanyadors.
Els qui hem de néixer encara us diem adéu,
els vents de la costa us diuen adéu.
Adéu, adéu, us canten els ocells.
Adéu, adéu, us plora la nit.
Adéu, adéu, adéu.

http://www.viasona.cat/grup/xavier-ribalta/a-l-olympia/cami-de-l-exili

Camino del exilio

Camino del exilio,/ huyen de su país,/ camino del infierno/ debajo de un cielo gris,/ soldados y oficiales/ con las casacas desgarradas,/ desgarradas en el frente/ que guardaron tantos años/ cerca del gran río.// Los que hemos de nacer aún/ os decimos adiós,/ los vientos de la costa/ os dicen adiós.// Adiós, adiós, os llora la noche./ ¿Qué se ha hecho, qué se será de vuestra tierra?/ ¿Qué se ha hecho, qué será de vuestro país?// En los balcones han cambiado las banderas/ y por las calles suenan cánticos diferentes,/ vuestras mujeres que os juraron amor/ las hemos visto cambiar su corazón ante los ganadores./ Los que hemos de nacer aún os decimos adiós,/ los vientos de la costa os dicen adiós./ Adiós, adiós, os cantan los pájaros./ Adiós, adiós, os llora la noche. Adiós, adiós, adiós.

Pere Oriol Costa – Xavier Ribalta

Y así el dolor se hizo silencio en rebeldía…

(Antonio Gómez)

espanoles-evacuacion

Historia de la canción de autor: lenguaje y simbología


La gran virtud que la canción de autor tiene es su riqueza poética: no obstante, su raíz etimológica, traducida del francés, viene a significar canción con contenido poético. Aunque encontramos también cierta riqueza lírica en otros géneros como cierto pop que surgió a partir de 1965 hasta nuestros días, la psicodelia, el rock en general, pero muy especialmente el rock sinfónico y el rock duro (claro que esto abriría nuevos debates acerca de si se pudiera encuadrar como cantautores a ciertos grupos y solistas como Moody Blues, Jefferson Airplane o Grateful Dead), es en la canción de autor, especialmente la canción de autor clásica, en donde esta dimensión adquiere sus formas más literaria.

clip_image001Básicamente fueron tres los elementos que configuraron la Ars Poética de la canción de autor, uno de ellos en menor medida que los otros dos. Primera y fundamentalmente, se puede considerar a los cantautores herederos de prácticamente toda la tradición poética española; ilustra esto el repertorio del cantante de toda la producción poética española: Paco Ibáñez canta con la misma intensidad y respeto las obras de distintos autores a lo largo de la historia: la poesía del siglo de oro (Góngora, Quevedo), de la Generación del 98 (Machado), de la Generación del 27 (Lorca, Alberti, Hernández) y de la Generación del 50 (Celaya, de Otero, Goytisolo). Así, incluyendo además a los poetas españoles que escribieron en otro idioma, podemos perfectamente considerar a los cantautores deudores de toda la tradición poética, pero muy especialmente de la poesía de los años 50: aquella poesía, escrita en los cuatro idiomas cooficiales de hoy en día, que gritaba desesperadamente sobre las ruinas y la miseria de las ciudades y aldeas de la pos-guerra, y abogaba por la salvación y recuperación del Hombre.

Otra importante fuente fueron los textos de la canción de autor extranjera: la crítica a la sociedad burguesa de la Chanson francesa; la arenga a la justicia y a la libertad de la canción latinoamericana; el sindicalismo y la lucha por la igualdad social y racial de los cantautores norteamericanos; y el hermanamiento con la canción portuguesa, que al igual que los nuestros luchaban guitarra en mano contra una dictadura bastante similar a la de Franco. Jacques Brel, Georges Brassens, Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Pete Seeger, Woody Guthrie, Jose Afonso, Luis Cilia…, por citar a los más famosos, fueron maestros tanto musicales como literarios de nuestros cantautores.

La tercera, y la más curiosa, fue la censura franquista (de la que ya hemos hablado ampliamente en otras ocasiones). La influencia de la censura sobre la canción de autor tiene una lectura doble: un aspecto relativamente positivo y otro negativo. Lo positivo fue que para burlar la censura, los autores de todos los campos se vieron obligados a forzar su imaginación para decir cosas que no podían ser dichas más claramente, aunque esto en ningún modo puede achacarse a la represión censora, sino a la creatividad del autor; pero, por otro lado, el miedo a la castración censora conllevó en ciertos casos a una sobre-censura o auto-censura: en ocasiones, lejos de forzar la imaginación, la cercenaba y creaba cierta frustración: de ahí que algunos decidieran auto-exiliarse.

Ya hemos hablado en otras ocasiones de ciertas técnicas para burlar a la censura: la similitud fonética (decir «verda» en vez de «merda», «revulsió» en vez de «revolució», o «dentadura» en vez de «dictadura»), la ironía y la sátira, desbordar al censor con canciones censurables para finalmente grabar la que realmente se quería (Aute), el recurso al cancionero tradicional (especialmente si la canción había sido recogida por la Sección Femenina)… Pero hablemos sólo de poesía de autor (aunque, ¿alguien duda acaso de que el cancionero tradicional no sea poesía popular?).

Lenguaje

clip_image003El lenguaje utilizado generalmente en la canción de autor no es -al igual que los símbolos- realmente nuevo: también éste es heredado de las fuentes que hemos visto; pero obviamente, nada en arte es realmente nuevo, sino reciclado, incluso re-reciclado, por lo que, sin olvidar su deuda, la canción de autor recicla este lenguaje.

Un texto: un poema, una canción, una novela, una obra de teatro, etc., según yo lo veo, funciona por intencionalidad y por interpretación: intencionalidad del autor e interpretación del oyente. Un autor suele crear un texto con cierta intención, y lo publica: su labor concluye ahí y comienza la labor interpretativa del público. El público recoge el texto y le dota de la interpretación que él crea, coincida o no con la intención del cantante. Pongo por ejemplo «L’estaca»: una persona cualquiera, de cualquier país (en el que no se viva mal, si es que existe ese país), escucharía o leería el texto y no pasaría de ver una canción que podríamos denominar costumbrista rural; pero, gracias a la gran oportunidad interpretativa que ofrece la música, podría adivinar que algo no andaba bien en el país y en el tiempo en el que Lluís la compuso. Ahora claro, un español de los años 60, medianamente inteligente, en seguida piensa, y sus mecanismos asociativos comienzan a trabajar automáticamente. Claro que también a veces ocurren fenómenos de sobre-interpretación, a los que la censura era muy dada; aunque tenga poco que ver, en esto los Beatles fueron especialistas (por así decirlo), sobre todo por su manía de hacer canciones que no querían decir absolutamente nada: por eso, los fatídicos mecanismos de asociación de Charles Manson vieron en «Helter Skelter» un mensaje según el cual estaban llamando a la aniquilación absoluta, o, más simpática, mi profesora de música del instituto, viendo en la banda que toca en «Yellow submarine» (cuando Ringo canta “… and the band begins to play”) una crítica hacia el ejército. A veces la sobre-interpretación puede ser peor que la falta de ella, aunque en otras ocasiones resulta tal vez beneficiosa: nada hay de malo (aunque yo no crea en estas interpretaciones) que muchos crean que el “Canto a la libertad» de Labordeta sea un himno aragonesista, «L’estaca» catalanista o, jocosamente, «Rascayú» una denuncia del franquismo (¿lo fue realmente o no?). Por eso, para evitar tanto la sobre-interpretación como la falta de ella, y además intentar no ponerle las cosas fáciles a la censura para la prohibición oportuna, los cantautores tenían diversos recursos estilísticos: por un lado, los símbolos, de los que ya hablaremos más adelante, y por otro la forma del mensaje. Tanto símbolos como lenguaje no deben emborronar el significado demasiado: de antemano, el autor ha de contar con la complicidad del oyente, y, por esa razón -y porque se pretende una poesía, una canción, para todos-, se ha de ser todo lo claro que la censura permita. Esto no quiere decir tomar al oyente por tonto, sino más bien no caer en esnobismos u oscurantismos.

El mensaje además debe ser directo: debe buscar el compromiso mutuo con el oyente. Por eso razón, la mayoría de las canciones están escritas en segunda persona, tanto singular como plural («no estés así…», «Tu que me escoltes…»); aunque a veces la segunda persona plural se utilice para hacer una denuncia clara y directa. También suele utilizarse mucho la primera persona del plural («Nosaltres no som d’eixe món», «Gazte gera gazte», «Nosaltres les dones»…). La tercera persona, tanto plural como singular, se suele utilizar, o bien, para denunciar a un colectivo («Ells», «Ellos, los vencedores,…»), o bien, muy especialmente en aquel tipo de canción que mediante el retrato de uno o de varios individuos se pretende retratar a todo un colectivo, clase o estamento (canciones-tipo), ya sea para denunciar, como en el caso anterior, ya sea para acercarnos de manera solidaria a ese colectivo representado por tal personaje (véase «Manuel» o «Els veremadors» de Serrat, «La morrallita» y «El Salustiano» de Carlos Cano, «Vagabundo» de Patxi Andión,…). Por su parte, la primera persona del singular se utiliza para declarar la visión del mundo o las reflexiones de uno mismo: así, el oyente se deja de sentir solo. ¿Qué diferenciaría por esto a la canción de autor de otro tipo de canción que hablara sobre relaciones humanas? Pues precisamente esa dimensión novedosa que fue la aproximación al oyente, sin pretensión de estar a un nivel más alto que el oyente, y en la profundización en esas relaciones en vez de quedarse en el mero relato de lo sucedido o de los sentimientos.

Pero no basta sólo con el lenguaje. La censura estaba ahí, pesando, y para burlarla los autores que escribían sus propios textos tenían que echar mano de numerosos recursos estilísticos: metáforas, símiles, incluso disfrazar el mensaje en forma de leyendas o cuentos, y hasta recurrir al pasado remoto (la reconquista, los comuneros de Castilla, los guanches, la guerra de sucesión…). En esto jugaron un papel fundamental los símbolos.

Símbolos

Para decir ciertas cosas que no se podían decir, como hemos visto, estaba, por un lado, el recurso a la poesía. Gracias a ciertas medidas aprobadas por el ministro Fraga (aunque no fueran suficientes), sucesor del férreo Arias Salgado, hubo una cierta «libertad» editora; de esta manera, los cantautores pudieron cantar textos que se podían vender libremente, aunque, contradictoriamente, la mayoría de las veces se prohibiera cantar esos textos que sí estaban legalmente editados y se podían adquirir con plena o relativa libertad. Por otra parte, para decir estas cosas y pasar la censura, o al menos una de las que existían (si acaso la de grabar la canción), los cantautores, a la hora de escribir sus propios textos, echaron mano de los recursos literarios de sus poetas, especialmente aquellos de los años 50 que, al igual que ellos, escribían su producción bajo la dictadura (por tanto, atados a los mismos mecanismos censores). Las metáforas, los símbolos y las situaciones que los cantautores adoptaron no eran nuevos: habían sido tomados de la poesía social y testimonial de la que eran deudores: la poesía de la guerra civil, la poesía del exilio, la poesía escrita en las cárceles de Franco, la del desarraigado poeta de los 50 y de nuevos poetas amigos. Muchos de esos símbolos ya estaban en aquellos poetas. La palabra precisa y concreta que no podía ser dicha debía mudar, echar a volar su concepto a otro nido, a otra palabra.

De esta manera, el poeta y el cantautor crea un mundo propio, rico en símbolos y metáforas. Pero, rigiéndose por las tesis de la poesía social y testimonial, tampoco podía hacerse un discurso excesivamente complejo: se pretendía hablar a un amplio espectro de la población, desde estudiantes e intelectuales a obreros, campesinos y amas de casa. Había que encontrar el perfecto equilibrio entre la claridad (imposible por la censura) y el oscurantismo (indeseable si se quería que el receptor deseado acogiera el mensaje y le conmoviera). Sobre los símbolos utilizados en la canción de autor, vuelvo a recomendar fervientemente la obra de González Lucini. 20 años de canción de autor en España (varios tomos), en los que detalla una exhaustiva lista de símbolos de la que ésta es sólo una muestra aproximativa.

Éstos son algunos de los símbolos más recurridos:

  1. Símbolos negativos: describen la situación política y social de la dictadura. La mayoría de las veces encierran además a su contrario.

-La triada noche-silencio-oscuridad. Aunque son tres símbolos, casi siempre aparecen asociados, entrelazados entre sí. Lo que tienen en común es que los tres pesan como una losa sobre la población:

  • clip_image005La noche se entiende como concepto negativo: oscura, silenciosa, pavorosa… Es la noche que inquieta, que da miedo, cerrada, en la que cualquier cosa mala puede acontecer. Es la portadora de oscuridad. No en vano, la mayoría de las detenciones políticas se producían de noche. La mayor parte de las veces, la noche es el presente y antecede al día, que se espera con ansiedad y se sabe que llegará, aunque tarda. La noche es el franquismo entero. Algunos ejemplos son «La nit» de Raimon, «A la voz de un pueblo» de Celdrán, «Gaua» de Lourdes Iriondo, y «Al alba» de Aute (en ésta, sin embargo, por el especial contexto de la canción, lo que sucede a la noche no es el día, sino «la noche más larga»).
  • clip_image007El silencio: es lo que ocurre durante el franquismo, que se suele representar como la noche, y tiene diversas lecturas. Por un lado, el silencio es la censura, que prohíbe hablar, expresarse y manifestarse con libertad; por otro, aunque no se descarte la otra lectura, es lo producido por el miedo. El miedo cercena, castra, arranca a las personas el principal atributo de la humanidad: el lenguaje. Nunca es voluntario realmente, sino impuesto o autoimpuesto. El silencio sólo se romperá si todo el mundo comienza a hablar al unísono. El silencio también es la injusticia, el reprimir la rabia, la risa y el llanto.  En muchas ocasiones, el silencio es resignación. Ejemplos: «A la voz de un pueblo» de nuevo (esta canción contiene los tres símbolos), «Silenci» de Llach, «Jo vinc d’un silenci» de Raimon (en donde vemos el concepto del silencio como injusticia y resignación) o «Aquesta remor», cantada por Ramón Muntaner y por Coses.
  • La oscuridad: es el atributo de la noche y la hermana del silencio. Aunque no sea canción de autor, quien ha tratado este tema mejor ha sido el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, en obras como En la ardiente oscuridad. La oscuridad impide ver otra realidad mejor que esa, lo cual provoca conformismo ante el miedo que produce saber que hay más allá de la oscuridad. Es la ignorancia deseada por el régimen. La oscuridad es densa e impide la humanidad. En la oscuridad siempre gobierna el silencio: en lo lumínico, la oscuridad es igual que el silencio a lo sonoro. Es la representación de la represión, como el silencio. Lo contrario de la oscuridad, naturalmente, es la luz, cargada de significados tales como la esperanza, la libertad, la razón… De nuevo refiero a la gran canción de Celdrán «A la voz de un pueblo».

Otros símbolos o temas negativos

  • El miedo: no es exactamente un símbolo, sino un tema recurrente. El miedo era el estado natural de la población durante el franquismo. Aparece frecuentemente asociado junto a los tres grandes símbolos: la noche, el silencio y la oscuridad. Miedo a todo: al pecado, al comunismo, a la guerra civil, a la represión… Generalmente se refiere al miedo a la represión franquista, que tanto padecía todo aquel que estuviese en contra del régimen. El miedo debe vencerse o sobrellevarse, pero generalmente, el autor es consciente de que el miedo sólo desaparecerá cuando desaparezca el régimen. Canciones que sirven de ejemplo son «Contra la por» y «Sobre la por» de Raimon, «Contra el miedo» de Rosa León, «Beldurrez» («Con miedo») de Koska, «Novembre 72» de Lluís Llach.
  • clip_image009Longa noite de pedra (larga noche de piedra): se trata de un estremecedor poema de Celso Emilio Ferreiro. Fue musicalizado tan sólo una vez por Xavier González del Valle (Voces Ceibes) sin demasiada repercusión. A pesar de esto, el impacto del poema fue tal que todavía hoy, especialmente los gallegos, mucha gente se refiere a la dictadura como la «longa noite de pedra».
  • Símbolos cronológicos: ayer, hoy y mañana. Para 1939-1975, el ayer es un tiempo pleno, lleno de esperanzas, que nos fue robado y truncado, y deberá volver a ser re-hecho por todos (Llach: «Cal que neixin flors a cada instant», «Damunt d’una terra»); el hoy es la dictadura: un tiempo insoportable, pero irrenunciable que debe de cambiar; en el «hoy» siempre es de noche. Y el mañana, por su parte, merece un apartado a parte, en los símbolos positivos. Por el contrario, para el periodo 1975 en adelante, el ayer (1939-1975) es una época fea, desagradable, oscura; el hoy está todavía por hacer: aunque se valoran sus puntos positivos frente al ayer, se le reprocha lo que aún le falta o lo que pudo ser y no es: el llamado «desencanto» de 1975-1980 y en adelante. El mañana sigue siendo positivo y encerrando muchas posibilidades, aunque a veces se tantea la posibilidad de que sea peor que el hoy.
  • El invierno: la dictadura (disco de Aseari: «Negu luze hotzetik», «Desde el frío y largo invierno»).

Símbolos asociados a Franco y/ o a sus ministros:

  • clip_image011La estaca: aunque se trata de una única canción, «L’estaca» de Llach, desde su presentación al público, se convirtió en el símbolo por antonomasia que representara a la dictadura: una enorme estaca de madera podrida, pesada y astillante, que no deja caminar, contra la que los abuelos advierten a sus nietos y les dicen que la única manera es tirar todos de ella hasta que se caiga.
  • 43 El perro: representa a Franco y aparece principalmente en las canciones de Manuel Gerena: “arrancarle los dientes a todos los perros», que también se lo aplicó a Pinochet en «Por Víctor Jara y su justa venganza» («arrancarle los dientes al perro fiero»). También aparece en una sensacional canción de Bibiano llamada «O can», en el que Bibiano advierte a un viejo y decrépito can de palleiro que pronto va a morir y que se le está cayendo toda la dentadura.
  • 8 (2) El burro i l’àguila (el burro y el águila): de nuevo no es un símbolo recurrente, sino una única y emblemática canción titulada así, en esta ocasión del genial Pi de la Serra. El burro no es otro que Franco, y el águila real el entonces sucesor de Franco y Príncipe de Asturias, Juan Carlos. En ella, Quico nos dice que sólo conseguiremos volver a ser libres y felices cuando se mueran el burro y el águila real, que encarnan no sólo la represión, sino la reacción, lo antiguo, e incluso, me atrevo a decir, lo irracional (como opuesto a la razón que hace ciencia).
  • La montaña: hace referencia al carácter inmovilista del dictador y de sus más acérrimos seguidores (el búnker). En esta ocasión, se trata de una canción de Raimon titulada «La muntanya es fa vella», es decir, «La montaña se hace vieja».
  • La estatua: otro símbolo del inmovilismo, aunque más difuso, pues allí donde aparece parece ser sólo un vago apunte de lo que se quiere decir. Ejemplo: «A quién corresponda» («… los que sudan bajo la sombra de una estatua…»).
  • Símbolos carcelarios: el verdugo, el carcelero, las cadenas, la cárcel… De varios autores, incluidos los más preferidos poetas (Miguel Hernández, v.g.): los símbolos carcelarios hacen clara referencia al carácter de presidio que tenía el régimen, a aquella práctica de encarcelar, torturar e incluso ejecutar a todo aquel que no pensase igual que el dictador y sus ministros, aunque en realidad se podría considerar que todo el país era una inmensa cárcel. Varias canciones de Gerena, «Al alba» de Aute, «Aita kartzelan duzu» de Pantxo eta Peio, «Cadenas» de Jarcha, el «sepulturero mayor» en «Adivina adivinanza» de Sabina. etc.

2. Símbolos positivos: suelen referirse a una posibilidad o a una utopía:

  • El día (antítesis de la noche): es la luz, también el mañana; es lo que debe necesariamente suceder a la noche: así que siempre es el día de mañana, en el que además luce el sol. «Pola longa lonxanía» de Xerardo.
  • El amanecer representa una posibilidad abierta y positiva, mejor que la actualidad. El amanecer ahuyenta la noche y la oscuridad, y con ellas el miedo imperante. Junto al «día» y al «amanecer» suele aparecer también la idea de «despertar», frente a «dormir»: dormir implica no ser consciente de las cosas, no actuar, mientras que despertar representa justamente lo contrario, tomar conciencia, posiciones y actuar. Como ejemplo se me ocurre «Canción a las seis de la mañana» de, una vez más, Adolfo Celdrán.
  • La lluvia es un símbolo que aparece disperso por aquí y por allá, con diversas connotaciones, aunque suele ser un símbolo positivo. Obviamente no me refiero a la lluvia como símbolo en las canciones de autor cuyo tema sea el amor, como «Una balada de otoño», con sus connotaciones nostálgicas, sino a cómo es tratado en canciones de temática solidaria y aun social. Tenemos buenos ejemplos: en «Lluvia», de Luis Eduardo Aute, se resalta la el sentido de liberación de la lluvia; en «Choiva» de Benedicto se mezcla el matiz nostálgico de la lluvia a nivel de canción de amor con el tema solidario de la lluvia vista como una especie de alivio para el oprimido; y, por supuesto, «A cántaros» de Pablo Guerrero, en donde Pablo trata de la lluvia como elemento de la naturaleza que limpia la atmósfera, y otras cosas. En mi humilde opinión, siempre he creído que en esta canción Pablo estaba muy influenciado por la mentalidad campesina extremeña, en la que los campesinos aguardan la lluvia para que florezcan los campos, tema que también explotan los castellanos La Fanega en su «Santo Cristo de Hontariego». Por supuesto, hablamos de la lluvia amable, de la tormenta de verano que alivia del calor, de la lluvia que se espera ansiosamente en los campos, y no de la tempestad o de la tormenta violenta, que sería un símbolo, más bien, negativo.
  • El mar. Éste es otro símbolo que opera a dos niveles. A nivel de canción social, sobre la vida de los marineros, el mar es un símbolo negativo: el mar se traga vidas, esclaviza a los pescadores, es como una maldición. Tenemos ejemplos en «Nana a una vieja viuda del mar» de Patxi Andión, «Dorna» de Benedicto, «La mala pesca» o «Canción de la novia del pescador» de Adolfo Celdrán. Pero el mar, especialmente para la gente de interior, tiene también connotaciones positivas: el mar como horizonte posible, como espacio ancho de libertad, libre, sin dueño, es lo que nos cantan canciones como «A por el mar» de Rosa León, «Estamos chegando ó mar» de Bibiano (canción que se le ocurrió cuando volvía a su casa durante un permiso en su servicio militar) o, incluso, aunque sea como loa vitalista, «Mediterráneo» de Serrat, o la fabulosa obra sinfónica de Lluís Llach «El meu amic el mar», compuesta por cuatro partes.
  • La tierra. Aunque con diversas connotaciones, como pueden ser las relativas a las canciones regionalistas o nacionalistas, me refiero aquí casi exclusivamente a la tierra para trabajar. También tiene dos connotaciones, pero al contrario que el mar, la connotación negativa nunca llega a ser completa, salvo excepciones. La tierra, vista negativamente, es una tierra amarga, que produce con sus habitantes una relación de amor y odio si la tierra no sólo no da los frutos necesarios para vivir, sino que además le ata uno de muchas maneras, sentimental, económicamente o por miedo: «Pequeño propietario» o «Extremadura» de Pablo Guerrero, «Aragón» de Labordeta, o, la que yo pienso que es una de las mayores expresiones de desilusión y realismo, «Pueblo blanco» de Serrat (inspirada por su pueblo materno, Belchite). También como recuerdo de las atrocidades acontecidas unas décadas anteriores y como expresión de deseo de restañar esas heridas y traer la justicia en temas como «La meva terra» de Llach, o «Quatre rius de sang» de Raimon («Cuatro ríos de sangre» que representan a la cuádruple flama de las banderas de los territorios que antaño formaron el Reino de Aragón). Pero también la tierra como madre, como patria (pequeña o grande), como algo que rescatar y defender.

3. Símbolos históricos:

clip_image012Como la denuncia concreta contra una clase social o unos individuos determinados no pudo ser a menudo posible, muchos cantautores y grupos de folk, especialmente aquellos que tenían un fuerte espíritu regionalista/ nacionalista, buscaron semejanzas con acontecimientos del pasado que, de alguna manera, llevaron a la situación en la que entonces se encontraban. Personajes y hechos como la Reconquista («Al-Mutamid dice adiós a Granada» de Carlos Cano, «La gran pérdida de Alhama» de Paco Ibáñez), la guerra de Castilla (el álbum «Los comuneros» de Nuevo Mester de Juglaría), la conquista de Canarias («Cantata del mencey loco» de Sabandeños), la guerra de sucesión, por la que los Països Catalans perdieron su derecho a hablar en su lengua («Quan el mal ve d’Almansa» de Al Tall)… Y un largo etcétera.

Pero también personajes más cercanos en el tiempo, poetas y escritores exiliados o represaliados en, durante o tras la  guerra civil, como Miguel HEntierro_de_Antonio_Machado_en_Colliure_al_poco_de_su_exilio._El_ataúd_va_cubierernández («Al borde del abismo», Adolfo Celdrán), García Lorca («Federico» de Aguaviva, o «Verde» de Patxi Andión), y, sobre todo, Antonio Machado («De cómo Antonio Machado limpió su casa» de Carlos Cano; «Muerte de Antonio Machado», escrita por Antonio Gómez, compuesta por Antonio Resines y cantada por Teresa Cano; «En Colliure» de Serrat; o, en gallego, «Poema de emerxencia para Antonio Machado», cantado por Xerardo Moscoso). Claro que, a menudo, el mejor homenaje era la versión cantada de sus temas.

4. Personajes tipo

No es exactamente un símbolo, si acaso un personaje-símbolo. Se trata de representar una situación concreta, una injusticia o una denuncia presentando a un único personaje (generalmente, aunque a veces pueden ser grupos reducidos de personajes) como protagonista de una canción. De esta manera se consigue cierta solidaridad con aquello que representa el personaje, o cierto rechazo: no es más que un estilo que enraíza en la más pura tradición de la novela realista. Ejemplos de personajes «simpáticos» (que levantan simpatía) son, de Serrat, «Manuel», la historia de un campesino tan pobre que no poseía ni siquiera la soga con la que se ahorcó; y «La tieta», una de aquellas señoritas de edad que por circunstancias diversas se ve en un impuesto celibato. De Patxi Andión, aquel «Vagabundo» ateo y bondadoso; la muerte de un perro llamado «Pipo» ante la impasible sociedad; o la historia de aquel profesor rural, proveniente de la tradición laica, científica y socialista de la Institución Libre de Enseñanza, expulsado del pueblo por enseñar versos de Antonio Machado. Ésta última tiene una especie de gemela en «El profesor» de Aguaviva, un profesor que, pese a los reproches y por orgullo, se siente muy orgulloso del carnet socialista que le dio Julián Besteiro. La figura del emigrante en «El Salustiano» o «La morrallita» de Carlos Cano, o en «Emigrante» de Pablo Guerrero. Labordeta, en las «Coplas del tión», nos explicaba en primera persona el drama del primogénito que heredó el mayorazgo, y está condenado al celibato porque las mozas están emigrando a Barcelona… Y muchos más. Pero también se buscó a menudo ridiculizar a la clase dominante (es decir, la burguesía): así tenemos como Víctor Manuel se burlaba de un ministro que aspiraba a ser algo más en «Buenos días, Adela mía»; Pablo Guerrero ridiculizaba aquellas uniones concertadas entre la pudiente burguesía y la aristocracia que ya sólo conserva un escudo y un apellido evocador en «Ecos de sociedad»; o más abiertamente Patxi Andión en «Los bur-manos hu-gueses».

Bien, éstos son sólo algunos símbolos y algunos ejemplos de canciones. Por supuesto, hay muchos más, ya que, al igual que pasa con la literatura -digamos- convencional, cada autor suele tener sus propios símbolos o distintas connotaciones para un mismo símbolo. No cabe duda que el lenguaje fue lo que primordialmente ayudaba a configurar la intencionalidad y la interpreteación de una canción, mientras que los símbolos fueron un excelente recurso para burlar a la censura. Pero, como tantas otras veces he insistido, no fue la censura ni la dictadura la que elaboró estos símbolos, sino la genialidad poética.

Un español habla de su tierra


En 1939 muchos fueron los españoles que se exiliaron, escapando de las represalias o simplemente de la opresión y del hambre: México, Francia, Suiza, Unión Soviética, … Países amigos -o eso se creía, como en el caso de Francia-. Eran de todos los sitios: aragoneses, vascos, andaluces, catalanes, valencianos, castellanos… Eran de toda condición: campesinos, obreros, políticos, escritores, científicos, poetas, militares, soldados… Lo mejor de las luces de entonces emprendía la huida, muchos por implicaciones políticas, otros intuyendo la oscura noche que le esperaba a la ciencia, a las artes y a las letras españolas. Luis Cernuda, avezado poeta de la Generación del 27, no era uno de los exiliados de entonces, ya que había marchado un año anterior a Oxford a trabajar como lector de español, aunque siguió colaborando con la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Cuentan que en Oxford se reencontró con un compatriota, y de aquel encuentro nació esta hermosa poesía:

Un español habla de su tierra

Las playas, parameras
al rubio sol durmiendo,
los oteros, las vegas
en paz, a solas, lejos;

los castillos, ermitas,
cortijos y conventos,
la vida con la historia,
tan dulces al recuerdo,

ellos, los vencedores
Caínes sempiternos,
de todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.

Una mano divina
tu tierra alzó en mi cuerpo
y allí la voz dispuso
que hablase tu silencio.

Contigo solo estaba,
en ti sola creyendo;
pensar tu nombre ahora
envenena mis sueños.

Amargos son los días
de la vida, viviendo
sólo una larga espera
a fuerza de recuerdos.

Un día, tú ya libre
de la mentira de ellos,
me buscarás. Entonces
¿qué ha de decir un muerto?

Luis Cernuda

Como tantos otros tantos grandes poetas, éste fue musicado y cantado por el gran Paco Ibáñez:

El paisano


Entre 1976 y 1977, con las aperturas democráticas y las amnistías del gobierno reformista y la presión de los partidos de la oposición, fueron regresando a España los exiliados. Muchos ya habían comenzado a regresar, pues juraron que no volverían a España hasta que no hubiera muerto Franco: es el caso del presidente de la República, Claudio Sánchez Albornoz. Otros lo tendrían más difícil y tendrían que esperar: la Pasionaria, María Teresa León, Rafael Alberti… Eran nombres conocidos. Pero también estaban aquellos hombres y mujeres casi-anónimos, que tuvieron que irse de sus pueblos por el odio que todavía había, y después abandonar España, pues aunque muchos tuvieron la suerte del indulto, todavía se les seguía persiguiendo: eran alcaldes, concejales, sindicalistas, milicianos, maquis, o simplemente campesinos y obreros de los que se tenía sospecha de actividades anti-fascistas. Víctor Manuel le dedicó una de sus mejores canciones a Horacio, su paisano, a su regreso a Asturias: 

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El paisano


¡Que repiquen las campanas!
¡Que se abran todos los brazos!
¡Que está de nuevo en Asturias!
¡Que está aquí nuestro paisano!

Cómo no iba a resentirse
tu corazón miliciano
de ganar la libertad
por el monte paso a paso.

No fueron años gloriosos,
ni tampoco de fracasos,
no conocía tu nombre
ni el de más cercano trato.

Dieron órdenes concretas
de buscarte sin desmayo.
Debe ser duro vivir
escondiéndose a diario.

De aldea en aldea andabas
burlando a quien te buscaba,
durmiendo por los pajares,
desapareciendo al alba.

Fuiste escribiendo esa historia
que aún no ha quedado cerrada.
Años de guerra y de cárcel
cimentaron la alborada.

Basta mirarte a la cara,
basta escuchar tu palabra:
sobre la muerte y el odio
no se levanta una patria.

Ni humillados ni vencidos,
ni cobardes ni canallas:
será esta tierra de todos
los que quieran mejorarla.

¡Que repiquen las campanas!
¡Que se abran todos los brazos!
¡Que está de nuevo en Asturias!
¡Que está aquí nuestro paisano!

Con su nombre y apellidos
y empujando el mismo carro;
hasta las piedras, si hablaran,
hablarían bien de Horacio.

Víctor Manuel

Corrandes d’exili


Mientras el ejército nacional iba cercando cada vez más las posiciones del debilitado y abandonado bando republicano hacia 1939, poco se podía hacer ya y la mayor parte de la población de Cataluña iba escapando a través de los Pirineos hacia tierras francesas, huyendo de las posibles y seguras represalias de Franco y sus aliados: anarquistas, marxistas diversos, catalanistas…, emprendieron la huida hacia el país vecino creyendo que allí les recibirían con los brazos abiertos. Nada más lejos de la realidad: el gobierno de Leon Blum, frentepopulista, estaba recibiendo presiones tanto externas como internas para no refugiar a los rojos españoles. La ultraderecha francesa, que después abrirían a Hitler las puertas de Francia, llegaron a declarar que lo mejor que se podía hacer con ellos era arrojarlos al mar. Con estas perspectivas, el gobierno de la República Francesa no tuvo más remedio que encerrarles en campos de concentración a la espera de qué hacer con ellos…
El poeta catalán Pere Quart estuvo entre los que realizaron el éxodo final desde Cataluña hasta Francia, y así lo reflejó en estas "Coplas del exilio":

Corrandes d’exili

Una nit de lluna plena
tramuntàrem la carena,
lentament, sense dir res…
Si la lluna feia el ple
també el féu la nostra plena.

L’estimada m’acompanya
de pell bruna i aire greu
(com una Mare de Déu
que han trobat a la muntanya).

Perquè ens perdoni la guerra,
que l’ensagna, que l’esguerra.
Abans de passar la ratlla,
m’ajec i beso la terra
i l’acarona amb l’espatlla.

A Catalunya deixí
el dia de ma partida
mitja vida condormida;
l’altra meitat vingué amb mi
per no deixar-me sense vida.

Avui en terres de França
i demà més lluny potser,
no em moriré d’enyorança
ans d’enyorança viuré.

En ma terra del Vallès
tres turons fan una serra,
quatre pins un bosc espès,
cinc quarteres massa terra.
«Com el Vallés no hi ha res.»

Que els pins cenyeixin la cala,
l’ermita dalt del pujol;
i a la plana un tenderol
que batega com una ala.

Una esperança desfeta,
una recança infinita,
i una pàtria tan petita
que la somio completa.

Coplas de exilio

Una noche de luna llena/ atravesamos la sierra/ lentamente, sin decir nada./ Si la luna estaba llena/ también lo estaba nuestra pena.// La amada me acompaña/ de piel morena y aire grave,/ (como una Madre de Dios/ que han encontrado en la montaña.)// Para que se nos perdone la guerra/ que la ensangrienta, que la quebranta./ Antes de pasar la raya/ me tiendo y beso la tierra,/ y la acaricio con la espalda.// En Cataluña dejé/ el día de mi partida/ media vida adormecida./ La otra mitad viene conmigo/ para no dejarme sin vida.// Hoy en tierras de Francia,/ mañana más lejos tal vez,/ no moriré de añoranza:/ antes de añoranza viviré.// En mi tierra del Vallès tres cerros son una sierra,/ cuatro pinos bosque espeso,/ cinco sogas mucha tierra./ ¡Como el Vallès no hay nada!// Los pinos ciñen la cala,/ una ermita en la colina/ y en la playa un toldillo/ que late como un ala.// Una esperanza deshecha,/ una pena infinita,/ y una patria tan pequeña/ que la sueño completa.

Pere Quart

De este poema se realizaron, que yo sepa, dos canciones bastante diferentes: primero Ovidi Montllor, con su sobrio y elegante estilo, y después Lluís Llach, llenando el texto con gran imaginación musical. Aunque a mí personalmente me gusta más la de Lluís que la de Ovidi (es una opinión), os pongo la de Ovidi:

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(Foto: "L’exode de Catalunya", por Carles Fontsere)

25 años sin ADRIANO CORREIA DE OLIVEIRA


«Trova do Vento que
Passa»

Pergunto ao vento que passa


notícias do meu país
e o vento cala a desgraça
o vento nada me diz.

Pergunto aos rios que levam
tanto sonho à flor das águas
e os rios não me sossegam


levam sonhos deixam mágoas.

Levam sonhos deixam mágoas
ai rios do meu país
minha pátria à flor das águas
para onde vais? Ninguém diz.

Se o verde trevo desfolhas
pede notícias e diz
ao trevo de quatro folhas
que morro por meu país.

Pergunto à gente que passa

por que vai de olhos no chão.
Silêncio — é tudo o que tem
quem vive na servidão.

Vi florir os verdes ramos
direitos e ao céu voltados.
E a quem gosta de ter amos


vi sempre os ombros curvados.

E o vento não me diz nada
ninguém diz nada de novo.


Vi minha pátria pregada
nos braços em cruz do povo.

Vi minha pátria na margem

dos rios que vão pró mar
como quem ama a viagem
mas tem sempre de ficar.

Vi navios a partir
(minha pátria à flor das águas)


vi minha pátria florir
(verdes folhas verdes mágoas).

Há quem te queira ignorada
e fale pátria em teu nome.
Eu vi-te crucificada
nos braços negros da fome.

E o vento não me diz nada
só o silêncio persiste.
Vi minha pátria parada
à beira de um rio triste.

Ninguém diz nada de novo

se notícias vou pedindo
nas mãos vazias do povo
vi minha pátria florindo.

E a noite cresce por dentro
dos homens do meu país.


Peço notícias ao vento


e o vento nada me diz.

Mas há sempre uma candeia
dentro da própria desgraça
há sempre alguém que semeia
canções no vento que passa.

Mesmo na noite mais triste


em tempo de servidão


há sempre alguém que resiste
há sempre alguém que diz não.

Manuel Alegre

música de António Portugal

canta: Adriano Correia de Oliveira



esta canción es la que nos da la bienvenida en la web dedicada a este cantor: 

Dulce muchacha


Casi a petición popular, he aquí una canción incluida en el disco Cantata del exilio cantada por Pablo Guerrero; está dedicada a todas las mujeres españolas que durante la 2ª Guerra Mundial sirvieron de mensajeras o llevaron armas para los maquis y para la Resistencia francesa. Para muchos, la mejor canción del disco:


Dulce muchacha 

Dulce muchacha,
paloma blanca,
bebe nombre de amor:
te iluminan los ojos
brisas de madrugadas
y florece en tus manos
un rumor de metralla.
Tu nombre es Isabel,
Margarita, Dolores,
Paloma, Inés,
Josefina, Teresa…
Te golpea en el rostro
la ausencia de Castilla,
de Aragón, del Jarama,
monta en la cordillera
de tu pelo Galicia,
y en el Tajo bañabas
tu palidez temprana.
Dulce muchacha,
paloma blanca,
espejismo de amor:
un cuchillo de miedo
te sube a la garganta,
te grita en las esquinas
una espuma de agua,
te levanta la falda
el aire en la mañana,
el gris de las farolas
certifica tu audacia.
¡No te pares, no corras!
la noche te vigila,
pero en la noche cantas.
En la maleta llevas
un río de palabras,
una barra de labios
y un discurso de balas.
Dulce muchacha,
paloma blanca,
declaremos amor.
La muerte es una sangre
de flores deshojadas,
pero en el canto vuelas,
clara mujer de España.
 

música:
Antonio Resines
letra:
Antonio Gómez

intérprete:
Pablo Guerrero
 

foto: Marina Jinesta, guerrilera comunista

Muerte de Antonio Machado


Muerte de Antonio Machado


Con el polvo cansado
de tantas caminatas,
agotado, vencido,
don Antonio Machado,
envuelto en la bandera
de la patria,
entre cuatro soldados,
al borde del camino
con la madre, Ana Ruiz,
y con José, el hermano;
sin pluma y sin fusil,
desnudo como el viento,
bueno con el amigo,
frente al infame, honesto;
con el único abrigo
de la tierra en silencio.
 

¡Que no se detenga nadie!
¡que aquí no ha pasado nada!
Simplemente un ataud de madera,
virgen blanca,
y dentro un español
que vino a morir a Francia.

¡Que no se detenga nadie!
¡Que aquí no ha pasado nada!
Simplemente una cruz de madera,
virgen blanca,
entre la carretar y el mar,
en la arena de la playa.

¡Que nadie pregunte nada!
¡que a nadie le importa nada!
¡Que nadie pregunte nada!
¡que a nadie le importa nada!


música: Antonio Resines
letra: Antonio Gómez
Intérprete: Teresa Cano

Antonio Machado


Ayer fue el aniversario de la muerte de Antonio Machado. Uno es torpe para las fechas, y encima estaba ocupado…
Sin embargo, uno no puede olvidar a uno de nuestros más enormes poetas.
La evolución poética de Antonio, para mí (y para cualquiera que no tenga un alma de cacique o señorito) viene marcada por el amor al pueblo: aquella buena gente sencilla, anónima, que no eran intelectuales ni propietarios o poseían pocas cosas… Seguramente en esto tuvo que ver el concepto de "intrahistoria" de Miguel de Unamuno, amigo del poeta. Por eso, don Antonio fue pasando de ser poeta "convencional" a adquirir un importante popularismo. En sus poemas se puede observar el momento de visión de un paisaje unido al sentimiento del poeta, ya fuera uno anterior o uno nuevo despertado por ese instante. Más tarde iría adhiriendo a sus poemas los estilos de coplas tradicionales populares, hasta acabar cantando al pueblo y despreciando a los intelectuales, como se puede ver en "He andado muchos caminos".
En los tiempos de la guerra, este factor se fue acentuando, seguramente por despecho a aquellos que habían traído tal tragedia: militares, políticos, intelectuales, demagogos, "mala gente que camina y que va apestando la tierra", que vendían su amada España a italianos y alemanes, que asesinaban a su "buena gente que viven, laboran, pasan y sueñan"… Esto, sumado a un desconocimiento de tal personaje, incluso le lleva a escribir odas a Stalin. Pero ante todo, don Antonio era un caballero: él hacía dos tipos de poesías: para publicar y para él, y en estas últimas se dedicaba a insultar poéticamente a personajes de la derecha y ultra-derecha española, y le augura a ese nuevo conde don Julián que era Franco acabar colgado de un roble (según la historia-leyenda española, don Julián fue un noble visigodo que por despecho al rey Rodrigo facilitó la entrada de los musulmanes en la Península Ibérica). Machado se lamenta de no ser más joven para batirse en las trincheras: tal es su fuego que cuando se empezaron, por orden gubernamental, a evacuar los intelectuales de Madrid a Valencia, tuvo que ser convencido por Rafael Alberti y Vicente Aleixandre para ello. Durante esa evacuación conoce a Enrique Líster, uno de los fundadores del 5º Regimiento: se hacen amigos, y el poeta le dedica al obrero-soldado un poema que concluía con aquel: "Si mi pluma valiera tu pistola de capitán, contento moriría".
A finales de los 30, se hacía patente que la República perdería la guerra. A Antonio esta guerra le trajo dos dolores: la separación de su hermano Manuel, activista en el bando franquista, y de su amada Guiomar… Cada vez esta más claro que don Antonio debe dejar el país: el bando fascista se acerca a Barcelona. Finalmente, Machado atraviesa los Pirineos junto a su madre Ana Ruiz, su hermano José y el escritor Corpus Barga, junto a varios exiliados, entre ellos muchos soldados heridos. Enfermo como estaba, Antonio fallece en Colliure repentinamente. Es enterrado con honores patrios, envuelto en "la bandera de la patria", de aquella patria que tanto amó y que le habían robado aquellos traidores, mercaderes, mercenarios y asesinos. Le entierran los soldados; viendo las fotos a uno le parece que se sintetiza todo el ideario de Machado: por un lado un entierro que él merecía: podría haber sido el presidente de la República; pero por otro humilde, como el de cualquier labrador.
Antonio Machado sigue siendo uno de los poetas en lengua castellana más leído. Esto en parte se debió a la recuperación que se llevó a cabo por parte de muchos intelectuales, pero también por parte de cantantes como Alberto Cortez, Joan Manuel Serrat, Hilario Camacho, Paco Ibáñez… es casi imposible encontrar a un cantautor castellano que no le haya cantado.
Cantó las gentes humildes; por eso, una mezcla de risa y rabia me entra cuando alguno de estos culturetas reaccionarios, voceros del caciquismo, paladines de la vida de señorito, sofistas demagogos de imperio del capital tienen la poca vergüenza de citarle y quedarse tan anchos. ¡EN LA PUTA VIDA VAIS VOSOTROS A ENTENDER A ANTONIO MACHADO!