Por su nacimiento y su vida algo errante, Georges Moustaki, cantautor generalmente en francés –pero políglota, llegando a cantar en vasco junto a Imanol-, nacido en Alejandría, hijo de familia griega, y francés de adopción, es el extranjero errante. Por lo tanto, su canción “Le métèque” es una canción más que autobiográfica del patriarca de la canción mediterránea, con una visión de la vida bastante vitalista, una vida que no se ata a ninguna patria, ni a un lenguaje concreto, salvo el de la libertad y el de la fidelidad a sí mismo y a la humanidad.
Le méthèque
Avec ma gueule de métèque De Juif errant, de pâtre grec Et mes cheveux aux quatre vents Avec mes yeux tout délavés Qui me donnent l’air de rêver Moi qui ne rêve plus souvent Avec mes mains de maraudeur De musicien et de rôdeur Qui ont pillé tant de jardins Avec ma bouche qui a bu Qui a embrassé et mordu Sans jamais assouvir sa faim
Avec ma gueule de métèque De Juif errant, de pâtre grec De voleur et de vagabond Avec ma peau qui s’est frottée Au soleil de tous les étés Et tout ce qui portait jupon Avec mon cœur qui a su faire Souffrir autant qu’il a souffert Sans pour cela faire d’histoires Avec mon âme qui n’a plus La moindre chance de salut Pour éviter le purgatoire
Avec ma gueule de métèque De Juif errant, de pâtre grec Et mes cheveux aux quatre vents Je viendrai, ma douce captive Mon âme sœur, ma source vive Je viendrai boire tes vingt ans Et je serai prince de sang Rêveur ou bien adolescent Comme il te plaira de choisir Et nous ferons de chaque jour Toute une éternité d’amour Que nous vivrons à en mourir
Et nous ferons de chaque jour Toute une éternité d’amour Que nous vivrons à en mourir
Con mi garganta de extranjero,/ de judío errante, de pastor griego/ y mis cabellos a los cuatro vientos./ Con mis ojos descoloridos del todo/ que me dieron el aire de soñar/ Yo que no sueño muy a menudo/ Con mis manos de ladrón de fruta,/ de músico y de merodeador/ que han saqueado tantos jardines/ Con mi boca que ha bebido,/ que ha besado y mordido/ sin jamás satisfacer su hambre.// Con mi garganta de extranjero,/ de judío errante, de pastor griego/ de bandolero y de vagabundo./ Con mi piel que se ha rozado/ con el sol de todos los veranos/ y con todo lo que lleve enaguas/ Con mi corazón que ha sabido hacer/ sufrir tanto como ha sufrido/ sin por ello hacer historias/ Con mi alma que no tiene más/ la menor oportunidad de salud/ para evitar el purgatorio.// Con mi garganta de extranjero,/ de judío errante, de pastor griego/ y mis cabellos a los cuatro vientos/ yo vendré, mi dulce cautiva/ mi alma gemela, mi fuente viva/ vendré a beber tus veinte años/ y seré príncipe de sangre,/ soñador o bien adolescente/ como te plazca elegir/ y haremos de cada día/ toda una eternidad de amor/ que viviremos hasta morir…
Pero, por supuesto, no fue José Afonso, el patriarca de la canción portuguesa, el único en cantar sobre estos hechos (aunque en su caso, en primera instancia, fuera retrospectivamente): de una manera u otra, cantantes y poetas portugueses lo celebraron; Luís Cília, Manuel Alegre, António Portugal, Adriano Correia de Oliveira, etc. Y este José Carlos Ary dos Santos, que escribió un bello texto que fue musicalizado por Pedro Osorio, con esa referencia final al clásico “El Pueblo Unido jamás será vencido”:
Portugal ressuscitado
Depois da fome, da guerra da prisão e da tortura vi abrir-se a minha terra como um cravo de ternura.
Vi nas ruas da cidade o coração do meu povo gaivota da liberdade voando num Tejo novo.
Agora o povo unido nunca mais será vencido nunca mais será vencido
Vi nas bocas vi nos olhos nos braços nas mãos acesas cravos vermelhos aos molhos rosas livres portuguesas.
Vi as portas da prisão abertas de par em par vi passar a procissão do meu país a cantar.
Agora o povo unido nunca mais será vencido nunca mais será vencido
Nunca mais nos curvaremos às armas da repressão somos a força que temos a pulsar no coração.
Enquanto nos mantivermos todos juntos lado a lado somos a glória de sermos Portugal ressuscitado.
Agora o povo unido nunca mais será vencido nunca mais será vencido.
Después del hambre, de la guerra,/ de la prisión y de la tortura/ vi abrirse mi tierra/ como un clavel de ternura.// Vi en las calles de la ciudad/ el corazón de mi pueblo/ gaviota de la libertad/ volando sobre un Tajo nuevo.// Ahora el pueblo unido/ jamás será vencido…//Vi en las bocas, vi en los ojos/ en los brazos, en las manos encendidas/ claveles rojos en manojos,/ rosas libres portuguesas.// Vi las puertas de la prisión/ abiertas de par en par,/ vi pasar la procesión/ de mi país cantar.// Ahora…// Nunca más nos inclinaremos/ ante las armas de la represión/ somos la fuerza que tenemos/ pulsando en el corazón.// Mientras sigamos/ todos juntos lado a lado/ somos la gloria de ser/ Portugal resucitado.// Ahora el pueblo unido/ jamás será vencido…
Pero no sólo dentro de Portugal se vivió la emoción de la victoria. En una mezcla de alegría solidaria y envidia sana (también solidaria), muy especialmente la de aquellos que vivían bajo dictaduras (consentidas por la sociedad de naciones), fueron muchos los cantantes que celebraron el hecho con sus canciones. Uno de aquellos fue el griego residente en Francia, Georges Moustaki, el patriarca de la canción mediterránea, el extranjero, y amigo de muchos de nuestros mejores cantautores, que ve en la Revolución de los claveles la esperanza de muchos pueblos:
Portugal
Oh muse ma complice Petite sœur d’exil Tu as les cicatrices D’un 21 avril
Mais ne sois pas sévère Pour ceux qui t’ont déçue De n’avoir rien pu faire Ou de n’avoir jamais su
A ceux qui ne croient plus Voir s’accomplir leur idéal Dis leur qu’un œillet rouge A fleuri au Portugal
On crucifie l’Espagne On torture au Chili La guerre du Viêt-Nam Continue dans l’oubli
Aux quatre coins du monde Des frères ennemis S’expliquent par les bombes Par la fureur et le bruit
A ceux qui ne croient plus Voir s’accomplir leur idéal Dis leur qu’un œillet rouge À fleuri au Portugal
Pour tous les camarades Pourchassés dans les villes Enfermés dans les stades Déportés dans les îles
Oh muse ma compagne Ne vois-tu rien venir Je vois comme une flamme Qui éclaire l’avenir
A ceux qui ne croient plus Voir s’accomplir leur idéal Dis leur qu’un œillet rouge À fleuri au Portugal
Débouche une bouteille Prends ton accordéon Que de bouche à oreille S’envole ta chanson
Car enfin le soleil Réchauffe les pétales De mille fleurs vermeilles En avril au Portugal
Et cette fleur nouvelle Qui fleurit au Portugal C’est peut-être la fin D’un empire colonial
Et cette fleur nouvelle Qui fleurit au Portugal C’est peut-être la fin D’un empire colonial
Oh musa, mi cómplice,/ hermanita de exilio,/ tienes las cicatrices/ de un 21 de abril.// Pero no seas severa/ con aquellos que te han decepcionado,/ de no haber podido hacer/ o de no haber sabido nunca.// A aquellos que no creen más/ ver cumplirse su ideal/ diles que un clavel rojo/ ha florecido en Portugal// Se crucifica España,/ se tortura en Chile,/ la guerra de Vietnam/ continúa en el olvido.// En las cuatro esquinas del mundo/ los hermanos enemigos/ se explican con las bombas,/ con la furia y con el ruido.// A aquellos…// Para todos los camaradas/ perseguidos en los pueblos,/ encerrados en los estadios,/ deportados en las islas.// Oh musa, mi compañera/ no ves venir nada/ Yo veo como una llama/ que ilumina el futuro.// A aquellos…// Descorcha una botella/ coge tu acordeón,/ que de boca a oído/ vuele tu canción.// Pues al final el sol/ calienta los pétalos/ de mil flores rojas/ en Abril, en Portugal.// Y esta flor nueva/ que florece en Portugal/ es quizás el final/ de un imperio colonial…
Pero si hubo un país que vivió el acontecimiento con máxima atención, admiración, orgullo, respeto, envidia sana y esperanza, ése fue el nuestro, fuera por proximidad o por las semejanzas entre el salazarismo y el franquismo. El caso fue que, con la Revolución portuguesa, el caduco régimen del vetusto general Franco comenzó a verle las orejas al lobo (al lobito bueno), y cuál no sería su sorpresa al descubrir que existía dentro del sacro-santo ejército un movimiento análogo a las MFA portuguesas, compuesto por oficiales de alto rango: la Unión Milita Democrática, la UMD. Este movimiento fue, en realidad, bastante minoritario, y su extensión fue muy exagerada por la prensa afín al régimen (más que nada, para demostrar que al régimen no se le escapaba nada. En cualquier caso, tanto los hechos de Portugal como el descubrimiento de la UMD, inspiró y dio fuerzas a la oposición democrática; muchos fueron los cantantes y poetas que, en varias lenguas, no sólo celebraron el hecho, sino que esperaban que aquí ocurriera algo parecido. “Clavel”, “abril”, “primavera”, fueron, desde entonces, conceptos que en estas letras significaban la esperanza. Muchas de estas canciones ya las recopilé aquí, así que sólo voy a poner los vídeos y audios.
Quizás la más famosa fue la que compuso Lluís Llach, interpretando los sentimientos de uno de esos militares democráticos. Éste es uno de los más claros ejemplos de “canción de la victoria”:
Por su parte, el cantautor gallego Benedicto se refería brevemente al hecho que, en condición de colaborador de José Afonso, se perdió por muy poco (regresó a Galicia justo antes), en una canción que, precisamente, estaba hecha sobre una canción popular galaico-portuguesa de la que Zeca hizo una canción gemela: “Nosa Señora da Guía”, que fue publicada en su Pola unión (1977), pero que ya era una de sus habituales en los recitales conjuntos con Bibiano, como en éste del año 76, a beneficio de Santiago Álvarez: http://aregueifa.net/Benedicto%20e%20Bibiano/05%20-%20Benedicto%20e%20Bibiano%20-%20Nosa%20Senhora%20da%20Guia.mp3
Adolfo Celdrán, en 1975, celebraba el hecho y manifestaba su alegría y esperanza en esta canción suya de “alegre impaciencia”:
Y la bella Maria del Mar, que expresaba su admiración hacia Portugal y hacia el que se había convertido en el cantante de la democracia lusitana: José Afonso:
La Nova Cançó, F. Bellmunt
Mientras que el extremeño Pablo Guerrero también expresaba su espera impaciente y la voluntad de que aquello se hiciera realidad:
Pero aquello no pudo ser, y aunque se celebró como algo propio, la victoria española que tanto tardó, se tuvo que expresar de una manera más contenida. Pero eso lo veremos otro día…
Antes de todo, quiero confesarme: respeto, en la medida en que cada una se la merezca, a toda creencia científica, filosófica y religiosa DE BASE, siempre y cuando respete la igualdad, los derechos humanos, y, por lo tanto, ni supongan un peligro físico o moral para sus practicantes y, además, no incite al odio. Respeto a aquel crea que Benedicto XVI sea la voz de Dios en la Tierra, o que el Dalai Lama es la encarnación del Buddha Avalokiteśvara, aunque yo, personalmente, no creo que Dios tenga actualmente ni representantes oficiales ni encarnaciones, y si las tiene, las desconocemos, y espero que, de la misma manera que yo les respeto y no intento inculcar mi sistema de creencias a nadie (sólo argumentar mis razones, no atemorizo a nadie con el infierno), nadie me intente aleccionar: ya lo intentaron en el pasado, y ya veis los resultados. Si hay un grupo cristiano que tenga mi apoyo, respeto y admiración, ésos son los Cristianos de Base, los curas obreros y las Teología de la Liberación, y si he de reconocer mártires cristianos modernos, ésos son Ignacio Ellacuría y Monseñor Óscar Romero, ambos asesinados en El Salvador por las fuerzas de la reacción aliadas con los perros gringos, por proteger a los pobres, y si he de reconocer papas, ése será el gran Juan XXIII, por su labor conciliadora y de mediador imparcial en el conflicto de los misiles de Cuba y toda la guerra fría, y, en un segundo plano, Pablo VI, también digno de mi admiración.
Sobre la visita del papa de Roma (en minúsculas, soy anarquista) diré que estoy en contra, no de su visita, sino de las condiciones en las que se ha producido (razón por la cual me manifesté en su contra): básicamente, y contra lo que algunos han esgrimido a favor, es que no ha venido en tales condiciones, sino como evangelizador, y, el problema de esto, es que, con gran parte de dinero público, no sólo se le ha hecho cómoda estancia a él, sino a su séquito: millones de jóvenes católicos de todo el mundo a los que se les ha puesto en un estado privilegiado (descuentos en los transportes públicos y en ciertos locales); una gran suma de dinero público de la Comunidad de Madrid, a parte de la del Estado, que se asemeja mucho al recorte que ha sufrido la escuela pública. Su condición de evangelizador privilegiado atenta contra la definición aconfesional del Estado español, ya que crea desigualdad con otras fes, por muy minoritarias que sean, incluido el ateísmo, y hace peligrar la separación iglesia-Estado. Hay quien ha dicho que el dinero público no se ha tocado en absoluto, sino que está financiada por empresas; aceptemos esto, en principio, pero preguntemos seguidamente si son las mismas empresas que han reducido su plantilla por falta de capital, y/ o que no contratan personal por las mismas razones.
Básicamente, no es porque esté resentido contra la fe católica (y las demás), que lo estoy y mucho (conozco cada uno de sus juegos, trucos y trampas, conozco sus redes y tentáculos: me sé de memoria cada una de sus mentiras; SÍ, soy un desertor); diría lo mismo si fuera la visita del Dalai Lama, del patriarca de la iglesia ortodoxa, del rabino de Israel, del camarada Lenin o del presidente de la liga atea internacional –si existe-; el Estado debe operar al margen de cualquier confesión religiosa o sistema moral. Pero, hablemos en cristiano: la inmensa mayoría de banqueros y empresarios de peso de este país son del Opus Dei, una peligrosísima y siniestra secta católica, elaborada por ricos para ricos, que aquí todos sabemos cómo opera a todos los niveles.
Y lo de los peregrinos (algunos mal llamados así) es ya para darles de comer a parte: habrá de todo, claro que sí, pero hay un problema, y es que la mayoría de ellos son muy jóvenes, y, como todo joven, necesitan divertirse; dudo que muchos sean conscientes de que están aquí como invitados, y como invitados deberían mostrar algunos mejores modales (me informan, de primera mano, que algunos de ellos han robado en una tienda). Me ha dolido como los medios de comunicación y ciertos políticos han intentado contraponer la “actitud” de estos jóvenes a los otros, es decir, a nosotros, a los que nos han tachado de ser abertzales, drogadictos y no sé cuántas cosas más. Por mucho que los hayan querido sacar como simpáticos chavales, la realidad es otra, y hemos visto fotos suyas comprando alcohol (¿pidieron el carnet?) y de fiesta por las calles de Madrid. La imagen más estrambótica de estos días ha sido ver a un grupo de estos peregrinos dándose un baño (¿multa?) en la fuente del Ángel Caído (véase, Lucifer) del Parque del Retiro: entiendo sus ganas de divertirse, pero que no digan que han venido sólo y exclusivamente a ver al santo padre, y les recuerdo que en Acampada Sol, los mismos indignados censuraron a aquel que se lo tomó como un botellón. Me dolió también la actitud de los medios de comunicación y de los políticos al intentar dar la sensación de que, durante la manifestación laica fueron los manifestantes los que provocaron a los peregrinos: si hubo alguna provocación por parte de la marcha, la desconozco, y yo fui el primero en censurar a algunos, pidiendo que no se les increpase; pero la realidad es que muchos, como un petainista francés, se asomaban a los balcones a insultar, y que otros comenzaron a reunirse en Sol en una contramanifestación improvisada, y por lo tanto ilegal (en la que oteamos el ondeo de una bandera franquista), pero la policía, con una violencia excesiva y sin sentido, sólo reaccionó contra la marcha laica. La impresión que da es la de proteger al niño mimado tonto y caprichoso: mientras se asegura que no hay dinero para los servicios básicos como el transporte público y la sanidad pública, y que las medidas efectivas o en proyecto que preparan en Madrid se debe a esta necesidad, a ellos se les regalan estos servicios. Pero bueno, yo no cargo contra los que no se merecen, que ni serán conscientes de todo esto, y sé que habrá muy buenos chicos, sin duda alguna: sólo les demando que reflexionen sobre todas las dimensiones de su condición de invitados. Y por otra parte, un poco de ecuanimidad: ¿no se dijo, hará pocos días –RUBALCABA, esto va por ti: a ver quién te vota ahora- que no se podía consentir que un grupo tuviera patas arribas una ciudad?
Hablemos sobre el catolicismo oficial, intentando no levantar ampollas innecesarias. No comulgo –nunca mejor dicho, y no intento hacerme el gracioso- con un sistema religioso-moral que condena a las personas que quieren ser lo que su naturaleza les dicta, como los homosexuales, o que asegura excomunión natural y automática contra toda mujer que haya abortado, mientras es la misma iglesia que no sólo no excomulgó a Pinochet, sino que además éste recibió la comunión del pontífice Juan Pablo II. ¡Bonita religión esta que carga contra el más débil! La que condena a las víctimas de su propio sistema (y el de otros parecidos) y no condena a los genocidas. Entiendo que alguien esté en contra del aborto, yo mismo tengo mis reservas, pero decir cosas como que “la mujer que aborta deja la puerta abierta a que su marido –presuponiendo que no es el marido el que la ha obligado a abortar- haga con ella lo que quiera” (junto a otras lindezas: http://www.elcorreoweb.es/andalucia/079125/arzobispo/granada/mujer/aborta/varon/abusar), o que el redactor del suplemento Alfa y Omega diga que “si se banaliza el sexo, no tiene sentido mantener la violación como delito”… Independientemente de lo que cada uno piense acerca del aborto, del sexo y los métodos anticonceptivos, el que diga estas cosas y aquel que las sostenga, no hace gala de su cristianismo, sino de una canallez moral ilimitada: y es que la iglesia católica, fundamentalmente, sigue siendo una institución machista, y lo seguirá siendo mientras grupos como el Opus Dei y su sistema de servidumbre del varón sobre la mujer estén dominando la jerarquía eclesiástica. Mientras tanto, los sueños de la fe producen monstruos, y así, un joven mexicano –quien, por cierto, ha quedado libre y no se le ha aplicado la ley antiterrorista- planeaba gasear la marcha laica para “matar a esos maricones”. Dicen que el cristianismo (el catolicismo) es amor, perdón y comprensión, pero yo no veo más que odio, rencor y resentimiento, y el acto de evangelizar, hoy como ayer, no parece hacerse mediante la palabra, sino mediante la espada. Y, sólo por hacerlo notar, mientras estos piadosos señores de los bancos y las empresas, ellos que creerán ganarse el cielo, invierten millones en esta visita, Somalia está muriéndose… ¿Dónde carajo queda el amor y la caridad cristiana?
Creo en Dios, no en el papa, y creo en Cristo Obrero, no en Cristo rey; admiro a Benedicto García -mi amigo, mi maestro-, no a Benedicto XVI; creo en el hombre y en la razón, admiro al que cree sin fanatismos, y creo en el Movimiento Gay contra Cristo rey. Si la iglesia es amor, que la demuestre con actos, no con palabras ni con esa espantosa frivolización que ha rodeado la visita del santo padre: no por mucho gritar “¡Benedicto!” se va, necesaria y suficientemente, al Cielo.
Después de excurso, por cuya longitud pido perdón, me gustaría –aunque me temo que no soy el primero- enlazar el aniversario del asesinato de Lorca con este tema. Publicado en su Poeta en Nueva York, el “Grito hacia Roma” es una serie de denuncias e imprecaciones contra muchas injusticias de la iglesia católica de los años 20: para empezar, movidos por su anti-comunismo, su alianza con el fascismo italiano y el Estado de Mussolini, a quien el papa se deshace en alabanzas; su ceguera ante el hambre de miles; su repulsiva opulencia e hipocresía; su represión moral (Lorca, creyente y homosexual, de esto sabía mucho), y, al mismo tiempo, le pide que vuelva sus ojos hacia los que sufren. Así, hacia 1927, nuestro poeta más excelso, Federico García Lorca, amigo de los pobres, de los negros y de los gitanos, capitán de poesía (como dijo Celso Emilio), dirigía su encendido “Grito hacia Roma”:
Letra en italiano, abajo
Grito hacia Roma
(DESDE LA TORRE DEL CRYSLER BUILDING)
Manzanas levemente heridas por los finos espadines de plata, nubes rasgadas por una mano de coral que lleva en el dorso una almendra de fuego, peces de arsénico como tiburones, tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud, rosas que hieren y agujas instaladas en los caños de la sangre, mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula que untan de aceite las lenguas militares donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma y escupe carbón machacado rodeado de miles de campanillas.
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino, ni quien cultive hierbas en la boca del muerto, ni quien abra los linos del reposo, ni quien llore por las heridas de los elefantes. No hay más que un millón de herreros forjando cadenas para los niños que han de venir. No hay más que un millón de carpinteros que hacen ataúdes sin cruz. No hay más que un gentío de lamentos que se abren las ropas en espera de la bala. El hombre que desprecia la paloma debía hablar, debía gritar desnudo entre las columnas, y ponerse una inyección para adquirir la lepra y llorar un llanto tan terrible que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante. Pero el hombre vestido de blanco ignora el misterio de la espiga, ignora el gemido de la parturienta, ignora que Cristo puede dar agua todavía, ignora que la moneda quema el beso de prodigio y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
Los maestros enseñan a los niños una luz maravillosa que viene del monte; pero lo que llega es una reunión de cloacas donde gritan las oscuras ninfas del cólera. Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas; pero debajo de las estatuas no hay amor, no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo. El amor está en las carnes desgarradas por la sed, en la choza diminuta que lucha con la inundación; el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre, en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas dirá: amor, amor, amor, aclamado por millones de moribundos; dirá: amor, amor, amor, entre el tisú estremecido de ternura; dirá: paz, paz, paz, entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita; dirá: amor, amor, amor, hasta que se le pongan de plata los labios.
Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto, los negros que sacan las escupideras, los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores, las mujeres ahogadas en aceites minerales, la muchedumbre de martillo, de violín o de nube, ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro, ha de gritar frente a las cúpulas, ha de gritar loca de fuego, ha de gritar loca de nieve, ha de gritar con la cabeza llena de excremento, ha de gritar como todas las noches juntas, ha de gritar con voz tan desgarrada hasta que las ciudades tiemblen como niñas y rompan las prisiones del aceite y la música, porque queremos el pan nuestro de cada día, flor de aliso y perenne ternura desgranada, porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos.
Éste poema fue traducido y adaptado al italiano, y musicalizado por el cantautor milanés Angelo Branduardi, e incluida en el disco homenaje Poetas en Nueva York, que contiene musicalizaciones de todas partes, desde el canadiense Leonard Cohen, pasando por los españoles Víctor Manuel y Patxi Andión, hasta el escocés Donovan y los griegos Mikis Theodorakis y Georges Moustaki. Para mis amigos italianos, aquí está la traducción a su lengua:
Perché non c’è più chi divide il pane e il vino,/ Né chi coltivi erbe in bocca al morto,/ Né chi sappia aprire I lini del riposo,/ Né chi pianga per le ferite degli elefanti/ Non c’è che un milione di fabbri/ Che forgiano catene per I bambini del futuro/ Non c’è che un milione di carpentieri/ Che fanno bare senza croce/ Non c’è che una folla di lamenti,/ Le vesti aperte alla pallottola/ Ma il vecchio dalle mani trasparenti/ Dirà: amore, amore,/ Acclamato da milioni di moribondi;/ Dirà: amore, amore, amore,/ Nel tessuto tremante di tenerezza;/ Dirà: pace, pace, pace,/ Fra brividi di coltelli/ Perché vogliamo il pane di ogni giorno,/ Fiore d’ontano ed eterna tenerezza sgranata/ Perché vogliamo che si compia la volontà della Terra/ Che per noi tutti ha frutti da donare
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