Posts Tagged ‘guerrilleros’

Desde los anárquicos montes de Sarzana


Gino_LucettiUniendo temas, si el otro día publicamos el himno de los partisanos escrito por Felice Cascione, “Fischia il vento”, hoy traemos un himno partisano anarquista, el del Batallón Lucetti. El Batallón Lucetti (Bataglione Lucetti) fue una guerrilla partisana que durante la Resistenza y la II Guerra Mundial operaba en la zona de Carrara (La Toscana); su historia fue reflejada en el libro de Maurizio Maggiani, Il coraggio del pettirosso (El coraje del petirrojo, 1995). El batallón había tomado su nombre del anarquista Gino Lucetti, que fuera ex-combatiente de la I Guerra Mundial (arditti), y que en 1926 perpetuó un atentado contra la vida del Duce, por el cuál no sólo sería arrestado él, sino también su familia y amigos sin pruebas algunas contra ellos. Encarcelado por 30 años, fue liberado por los Aliados en 1943, pero falleció en el transcurso de un bombardeo alemán sobre la isla de Ischia, en donde se había refugiado.

Cimitero_di_rosignano_marittimo,_monumento_a_pietro_gori_02Otra persona a la que se rinde homenaje en la canción es al abogado, escritor y político anarquista Pietro Gori (1865-1911), autor de muchas de las baladas e himnos más estimadas por los anarquistas italianos, fundador del Partido Socialista Anarquista Revolucionario y traductor al italiano de las obras de Karl Marx y Friedrich Engels; detenido y exiliado varias veces, dejó un legado tanto literario como político de inestimable valor.

Dai monti di Sarzana

Momenti di passione,
Giornate di dolore
Ti scrivo, cara mamma,
Domani c’è l’azione
E la Brigata Nera
Noi la farem morir.

Dai Monti di Sarzana
Un dì discenderemo,
All’erta, Partigiani
Del battaglion "Lucetti"

Il battaglion "Lucetti"
Son libertari e nulla più,
Coraggio e sempre avanti!
La morte e nulla più.

Bombardano i cannoni
E fischia la mitraglia,
Sventola l’anarchica bandiera
Al grido di battaglia

Più forte sarà il grido
Che salirà lassù,
Fedeli a Pietro Gori
Noi scenderemo giù.

http://www.antiwarsongs.org/canzone.php?id=170

De los montes de Sarzana

Momentos de pasión,/ días de dolor./ Te escribo, querida madre,/ mañana es la acción/ y a la Brigada Negra/ la haremos morir.// De los montes de Sarzana/ un día bajaremos,/ alerta, Partisanos/ del batallón “Lucetti”.// El batallón “Lucetti”/ son libertarios y nada más,/ ¡Coraje y siempre adelante!/ La muerte y nada más.// Bomba y cañones/ y silva la metralla,/ ondea la anarquista bandera/ al grito de batalla// Más fuerte será el grito/ que saldrá de allí,/ fieles a Pietro Gori/ bajaremos.

Anónimo

Varios artistas simpatizantes de la izquierda han realizado sus versiones. Una de las más conocidas es ésta de Margot Galante Garrone:

También muy conocida la versión del cantautor Ivan della Mea:

También en un aire aún clásico, la interpretación de esta anónima banda romana de folk en un disco de 1973 llamado Gli anarchici. Antologia della canzone libertaria italiana (1864-1969), que me ha constituido la fuente principal de la canción revolucionaria italiana:

Y, finalmente, en unos aires más duros, la banda de punk-rock Young Gang:

Sopla el viento por el partisano Felice Cascione


La búsqueda de la letra y significado de canciones a veces nos trae historias entrañables y reconfortantes, como es el caso de este himno de los partisanos italianos, unido ya para siempre al ejemplar combatiente Felice Cascione:

CascioneFelice Cascione (1918-1944) fue un médico y partisano italiano. Cuando en septiembre de 1943, los nazis invadieron Italia a instancias de Mussolini, culminando así la traición a su pueblo, y fundaron la República Social Italiana, Cascione, que provenía de una familia humilde, se unió a la resistencia italiana, la Resistenza, con el nombre de “u mégu” (¿dialecto?), el médico, y dirigió una unidad de partisanos. Era tan médico que impidió el fusilamiento de unos fascistas de las Brigadas Negras, intentando persuadirles a unirse a la causa partisana. Sin embargo, su humanismo resultó ser su perdición: uno de estos brigadistas-negros, Michele Dogliotti, se escapó y volvió al campamento partisano guiando a otros fascistas. Cascione se queda a cubrir la retirada de la guerrilla; otros dos compañeros, Emiliano Mercati y Giusseppe Cortellucci vuelven para ayudarlo… Pero son demasiados. Mercati consigue huir, pero Cortellucci es apresado y le torturan para delatar el paradero de su jefe. Entonces, Cascione, que oye las torturas a su compañero, delata su paradero y se entrega. Felice Cascione, con sólo 26 años de edad, es fusilado. Más tarde, en su reconocimiento, epartigianil comando de la División Garibaldi, liderado por su amigo Vittorio Bartolomeo Acquarone, tomó como nombre el de “Felice Cascione”. Más aún, tras conocer el asesinato de Cascione, el escritor Italo Calvino se une a los partisanos. En enero de 1944 le fue concedida a título póstumo la medalla al valor militar; en 2003 (!) le fue erigido un monumento cerca del sitio en donde cayó asesinado; y, actualmente, muchas calles y plazas en Italia llevan su nombre. (Wikipedia: http://it.wikipedia.org/wiki/Felice_Cascione)

Para levantar el ánimo de los partisanos italianos de la resistencia antifascista, en 1943, Felice Cascione, tomando la melodía de la canción popular rusa “Katiusha” (Катюша), escribió una canción encendida que se tituló “Fischia il vento”, y que junto a “Bella ciao”, constituye la canción más querida por la izquierda italiana:

Fischia il vento

Fischia il vento, urla la bufera,
scarpe rotte e pur bisogna andar
a conquistare la rossa primavera
dove sorge il sol dell’avvenir.
A conquistare la rossa primavera
dove sorge il sol dell’avvenir.

Ogni contrada è patria del ribelle,
ogni donna a lui dona un sospir,
nella notte lo guidano le stelle,
forte il cuore e il braccio nel colpir.
Nella notte lo guidano le stelle,
forte il cuore e il braccio nel colpir.

Se ci coglie la crudele morte
dura vendetta verrà dal partigian,
ormai sicura è già la dura sorte
del fascista vile e traditor.
Ormai sicura è già la dura sorte
del fascista vile e traditor.

Cessa il vento, calma la bufera,
torna a casa il fiero partigian,
sventolando la rossa sua bandiera
vittoriosi, alfin liberi siam.
Sventolando la rossa sua bandiera
vittoriosi, alfin liberi siam.

Sopla el viento

Sopla el viento, brama la tormenta,/ los zapatos rotos, y aun así debemos marchar/ a conquistar la roja primavera/ donde sale el sol del porvenir./ A conquistar la roja primavera/ donde sale el sol del porvenir.// Cada barrio es patria del rebelde,/ cada mujer a él le otorga un suspiro,/ en la noche lo guían las estrellas,/ fuerte el corazón y el brazo en el combate./ En la noche lo guían las estrellas,/ fuerte el corazón y el brazo en el combate.// Si sobreviene la cruel muerte,/ dura venganza vendrá del partisano,/ ya segura es la dura suerte/ del fascista vil y traidor./ Ya segura es la dura suerte/ del fascista vil y traidor.// Cesa el viento, calma la tormenta,/ vuelve a casa el fiero partisano,/ ondeando su roja bandera,/ victoriosos, al fin libres somos./ Ondeando su roja bandera,/ victoriosos, al fin libres somos.

Letra y traducción: http://es.wikipedia.org/wiki/Fischia_il_vento

Versiones de esta canción han sido, por ejemplo, la de la famosa cantante italiana Milva “La Rossa”, en una interpretación emocionante:

Intérprete desconocido (no figura):

Y dos actuales grupos famosos; los Modena City Ramblers, con una versión algo clásica:

Y la Banda Bassotti, metiendo caña:

La situación de España


El asesino La dictadura instaurada tras la guerra civil pasó, tras la II Guerra Mundial, del fascismo al totalitarismo a secas en los 50, y en los 60 al populismo: el general estaba ahí por el bien del pueblo español, y el pueblo quería que estuviera.
La cultura estaba herida de gravedad: tras la guerra, los más importantes pensadores, literatos, poetas, científicos, huyeron, no sólo por divergencias ideológicas con el régimen, sino porque el nacional-catolicismo castraba todo desarrollo intelectual y científico que no tuviera relación con el catequismo o con el "imperio español", es decir, la idea de España como nación elegida para ser la porta-estandarte de la fe. Otros tantos hombres de razón fueron represaliados. A partir de entonces, los nombres de Miguel Hernández, Lorca, Rafael Alberti, León Felipe, Castelao, Quart, Antonio Machado, quedaron marcados de tal manera que no pudieran ser pronunciados sin un fin ideológico.

http://www.pueblos-espana.org/ La cultura popular había quedado también secuestrada: la labor de la Sección Femenina de Falange consiguió que la cultura de todas las regiones de España fueran el símbolo de los ideales falangistas y nacional-catolicistas: el folklore secuestrado, pero eso no fue lo más grave; las otras lenguas del país quedaron marginadas al rango de lenguas folklóricas, atadas a una región y resultado del desarrollo del latín al castellano (excepto el euskera), y todas ellas signo de ruralismo y de atraso cultural, en vez de ser la expresión de un pueblo o -sin querer abrir aquí un debate, sino fijándome en el significado estricto de la palabra- una nación. Frente a la creencia popular, a veces demasiado exagerada por ciertos nacionalismos, el franquismo oficial no prohibió del todo las lenguas hoy cooficiales, sino parcialmente: lo que hizo fue desterrarlas del ámbito público al ámbito privado: estaba prohibido la codificación de una administración en exiliados buenos aires.jpg cualquier lengua que no fuera el castellano, así como su prohibición en la enseñanza. Se permitía, no obstante, en el ámbito privado, familiar, y en las manifestaciones culturales y literarias: en realidad, lo importante no era cómo estaba escrito, sino lo que se decía y lo que se escribía, fuera en vasco, en gallego, en catalán o en castellano. La base para comprender esto hay que buscarla en la base ideológica del franquismo ortodoxo y oficial: el régimen decidió respetar lo que consideraban "peculiaridades regionales españolas", que viene a decir que eran las manifestaciones, más o menos perfectas, de algo así como un espíritu español absoluto. Pero, por supuesto, el régimen nunca habló, ni lo hubiera permitido, admitir el término "nacionalidades".

emigrantes_gallegos_0.jpg Se empiezan a desarrollar hacia los 50, aparte de los grupos guerrilleros, los grupos de oposición política-intelectual. Alguien definió a la sociedad de entonces como "cultura de la resistencia", o incluso de la oposición al régimen y a la sociedad y cultura que había conformado tras la guerra: no se trataba sólo de la oposición política, sino también vital, de reafirmación personal, de la gente común, especialmente de la sociedad. Esta cultura de la resistencia englobaba a diversos sectores: el pueblo, por supuesto, tanto los que habían vivido la guerra como los que no; los parados, los emigrados, los exiliados, los comunistas, los anarquistas, los socialistas, los cristianos de base, los curas conciliares, los artistas en general: pintores, escritores, pensadores, poetas, fotógrafos, escultores, cantantes…; los sindicatos de clase ilegales, los grupos armados, la oposición política de toda ideología, el gobierno republicano en el exilio… Todos ellos, a su manera, tenían sus formas, conscientes o inconscientes, de oposición al régimen, cosa que no era muy difícil, pues en palabras de Adolfo Celdrán, uno de los mejores cantautores en lengua castellana y miembro de Canción del Pueblo, sencillamente "ser feliz era ya una manera de oponerse al franquismo".emigrantes.jpg

La Generación poética de los 50 es el ejemplo de una nueva serie de creadores anti-franquistas, opuestos al sistema con su poesía, que empezó a ser conocida como testimonial: Hierro, de Otero, Celaya, Gil de Biedma… y luego también Gloria Fuertes, Goytiosolo, Barral… Es entonces cuando se empiezan a reivindicar a los poetas republicanos, prohibidos, enmudecidos, además de reivindicar una realidad muy diferente de la que el régimen nos vendía: un país pobre, descontento, furioso, de represaliados, silenciados, exiliados, parados y emigrantes. En los años 50, España era "una", a la fuerza, pero no grande, España nunca fue grande, y menos aun libre en aquel entonces; o sí era libre: libre para nadie.

Concha Piquer El gran invento socio-musical del franquismo fue lo que los críticos llamaron el nacional-flamenquismo, que fue el signo de identidad de la cultura rancia franquista. El secuestro folklórico hirió a muchas de estas manifestaciones, pero, con el invento del turismo, con el lema "Spain is different" del ministro Fraga, hubo uno especialmente que quedó muy tocado. Con fines romántico-turísticos, la maquinaria cultural del régimen (abandonando el cine patriotero de los primeros 50) comienza a tomar una versión grotesca y fantasmagórica del folklore andaluz y de la copla. Los cines se llenan de grandes producciones hispaCuriosa imagen de Concha Piquerno-francesas, con pulcros gitanos que ríen y cantan, jornaleros y mineros andaluces, vestidos con elegantes trajes de faena, que iban alegres cantando al tajo, cosa que no respondía a otra cosa más que al ideario falangista. La radio y la televisión se llenan de cantantes y cantaores horrendos, luciendo la bata de cola, para solaz de señoritos andaluces y turistas desinformados, contra lo que se rebelarían, reivindicando su herencia cultural maltratada, el Nuevo  Flamenco y el movimiento Manifiesto Canción del Sur. Para poder recibir los beneficios del turismo, muchas regiones tuvieron que transformarse, adoptando una identidad que no le era propia, tal y cómo nos lo refleja el gran Berlanga en su Bienvenido Mr. Marshall. Esto no quiere decir que la copla fuera de derechas: lo que ocurrió es que se comenzó a promover una temática sensiblera y patriotera. Pero, por otro lado, hay que decir también que todas estas canciones, buenas y malas, reaccionarias o con una protesta soterrada, tal y como refleja la película Canciones para después de una guerra (cuyo estreno se retrasó hasta 1976 debido a su excesivo realismo), en aquellos tiempos de miseria y hambre, traídas por la radio, constituyeron para muchos una auténtica ventana al exterior de sus penas.

Los Brincos La llegada de los años 60 trajo consigo nuevos fenómenos a nivel superficial (es decir, en la superficie, que se podían ver): el fenómeno del turismo obligó al régimen a adoptar ciertas medidas aperturistas para dar la impresión de ser un país libre, pero sobre todo en donde reinaba el orden moral y político. El responsable de estas "tímidas" aperturas fueron algunos ministros enmarcados entonces dentro de la línea liberal, como Pío Cabanillas, Areilza, o el por entonces ministro de información y turismo Manuel Fraga (¡ojo!, estas aperturas eran concesiones no más, en ningún momento estamos diciendo aquí, como alguno sostiene hoy en día, que Fraga estuviera boicoteando el franquismo desde dentro para llevarlo a una democracia-cristiana). Los años 60 trajeron también, desde el extranjero, la frescura de la juventud nacida durante o inmediatamente después de la II Guerra Mundial: los Beatles y, en menor medida -por razones morales-institucionales- los Rolling Stones comenzaron a arrasar entre la juventud española. Al régimen estas manifestaciones joviales del pop no les hacía mucha gracia, pero viendo lo que traerían después los Serrats, los Laboas, los Benedictos, los Miros o los Raimones, por citar sólo algunos, no sólo acabaron por aceptarlo como parte ineludible de la nueva sociedad, sino que, hasta cierto punto, se manipuló para que en la radio y en los circuitos de música "comercial" (es decir, de comprar y de vender) se oyeran más a estos grupos anglófilos que a los nuevos cantautores: de esta manera se conseguía acallarlos, por un lado, y, por otro lado, se distraía a la juventud: después de todo, era siempre preferible una juventud melenuda que repitiera incesantemente "ye-ye" y vacilara metiendo palabritas inglesas en frases castellanas a que cantaran a Miguel Hernández, se manifestaran contra el orden establecido, o incluso les diera por hablar en catalán, gallego, vasco ¡o bable!

Así pues, el panorama musical comercial, más o menos respetable, de principios de los 60 era éste: el twist del Dúo Dinámico, los gallitos de Julio Iglesias, la estúpida canción del verano de Georgie Dann, los aspavientos amanerados de Raphael, el flamenco descafeinaFolksinger Woody Guthriedo, los grupos yeyés, unos más auténticos, otros meras imitaciones, o la españolísima copla de buenas costumbres de don Manolo Escobar… Sin embargo, eso ocurría a nivel superficial: en la música no todo era Raphael, Karina o los Brincos, por poner ejemplos  musicales no dañinos, o incluso -Dios no lo quiera- Julio Iglesias. Desde fuera llegaban propuestas más interesantes, por lo menos desde el punto de vista literario: la satírica de Brassens, el vitalismo de Brel, la militancia político-musical de Seeger y Guthrie, la nueva canció protesta norteamericana de Dylan y Baez, la canción portuguesa -que se puede considerar casi como hermana de la nuestra-, y la canción latinoamericana. Se empezaban a descubrir a los José Afonso, a Luis Cilia, y a sus músicas anti-salazaristas que bebían directamente de los fados portugueses; a la grandiosa Violeta Parra y a ese gigante andino de Atahualpa Yupanqui, dotados ambos de una ternura excepcional, pero a la vez, de una rabia incontenible. A pesar de los esfuerzos del régimen, estas influencias llegaron y arraigaron fuertemente en el corazón de muchos jóvenes. Sencillamente: no pudieron frenarlo, aunque más de uno se las vio y se las deseó para poder pasar alguno de estos discos por la frontera, o borrando algún título comprometedor, como era aquél de Léo Férre: "Franco, la morte".

Dulzaineros segovianos junto a Agapito Marazuela: músico y etnólogo que rescató el folklore castellano  - 1935. Fuente: revista Estampa También comenzaba a renacer la conciencia regional: será importante sobre todo aquí la labor del folk, especialmente en Castilla, Canarias y Andalucía, tierras sin un idioma "vernáculo": mientras, generalmente, los catalanes y los gallegos rehuían de la interpretación del folklore, debido, como hemos visto, al secuestro al que éste se veía sometido por el régimen, por su parte, los castellanos, canarios, andaluces y otros, al carecer de una seña de identidad tan notable como era el lenguaje, fijándose en el ejemplo de los cantautores foráneos, tomaron sus manifestaciones folklóricas como signo de identidad nacional frente al llamado nacional-flamenquismo. Por su parte, los vascos, aun teniendo un idioma propio, se negaron a abandonar su folklore.

Se rescatan las lenguas hoy cooficiales, entonces vernáculas, mediante la canción y la recuperación de grandes poetas desconocidos, incluso hoy, por parte de los lectores castellano-parlantes. Y se empiezan a recuperar a los poetas prohibidos, acallados por culpa de la depuración cultural que llevó a cabo el aberrante "poeta" Pemán, también gracias a la canción. Esto es así de tal manera, que Serrat consigue que Antonio Machado desbanque en las listas de éxitos a los éxitos del pop yeye y de la canción convencional.

Así pues, éste era más o menos el panorama cultural y musical con el que los cantautores españoles tendrían que lidiar: su gran dificultad fue la de hacerse oír, sin venderse ni comprarse, sin acercarse, como otros artistas, a mendigar la gracia de Franco y sus ministros en cenas, fiestas o galas de Navidad; y, lo más importante, vadeando la inoportuna y fastidiosa censura.

A %d blogueros les gusta esto: