Quizás esto llegue tarde, pero es que tenía cosas pendientes (y una que no he acabado). Sobre el asunto éste no podemos añadir nada más de lo que se ha dicho: no sólo ha sido frívolo y desacertado, sino que es criticable, a nivel mundial, que una panda de millonarios se reúnan para matar a unos animalitos indefensos, como son los elefantes, especie en peligro de extinción (¿a cuántos miembros de culturas tribales no se les habrá puesto multas e incluso cárceles por matar esta especie, pero sólo por su tradición y necesidad, y no por diversión?). No estoy muy puesto en el mundo de la caza, pero creo que, si es por deporte (?), no me parece una gran hazaña cazar a un animal tan pacífico y, en principio, inofensivo. Pero en fin…
El caso es que esta historia me recordó a una canción de los Beatles, aunque sea una pieza menor de su repertorio, que tiene una curiosa historia detrás bastante semejante, aunque en ésta, el elefante sea elemento de caza y no cazado. John Lennon explicaba la génesis de esta curiosa canción, abierta con un interludio de [falsa] guitarra flamenca, a la revista Playboy: “‘Bungalow Bill’ fue escrita sobre un tipo del campo de meditación del Maharishi que se tomó un breve descanso para irse a disparar a unos cuantos pobres tigres, y luego volvió a comulgar con Dios” (del enlace de la wikipedia, la traducción es mía). Mia Farrow (véase el mismo enlace) corroboraba la historia casi perfectamente, salvo por el hecho de que el tío en cuestión no se llamaba Bill, sino Rik. Se trataba de un tal Richard Cooke III, hijo de Nancy Cooke de Herrera, una de aquellas millonarias locas por las religiones ajenas a occidente (personas que agradaban a los líderes “religiosos” como el Maharishi, a quien no le preocupaba si las enseñanzas milenarias morales y religiosas eran malentendidas por sus millonarios alumnos, si con eso consigue algo de publicidad); ciertamente, esta señora, que, al parecer, ha escrito mucho sobre el hinduismo, relata que, efectivamente, la canción está basada en un suceso que le ocurrió a su hijo, el cual vino a estar unos días con ella, y un día se fueron los dos, con otros “alumnos” y guías locales a lomos de un elefante a cazar un tigre: al parecer, era una atracción turística. El caso fue que un tigre sorprendió al contingente de cazadores; Rik mató al tigre de un disparo y posó con su presa. De vuelta al ashram, todos los habitantes de sus bungalós reconocieron la hazaña de Rik y la necesidad de haberlo hecho, a excepción del siempre sarcástico Lennon, que le dijo: “¿Pero no llamarías un poco a esodestructor de la vida?” Y es que no deja de ser paradójico que aquellos millonarios se reunieran para aprender un poco de religión hindú y luego se fueran a cazar una forma de vida…Pero al Maharishi, mientras lo vendieran bien, le daba igual (creo que este capítulo fue casi decisivo para que Lennon y George Harrison decidieran romper con el supuesto místico).
Una curiosidad: ésta es la primera canción en la que interviene Yoko Ono, interpretando lo que dijo la señora Cooke de Herrera ante la hiriente anotación de John; también interviene en los coros Maureen Starkey, la esposa de Ringo:
The Continuing Story of Bungalow Bill
Hey, Bungalow Bill What did you kill, Bungalow Bill Hey Bungalow Bill What did you kill, Bungalow Bill
He went out tiger hunting with his elephant and gun In case of accidents he always took his mom He’s the all American bullet-headed Saxon mother’s son All the children sing
Hey, Bungalow Bill What did you kill, Bungalow Bill Hey Bungalow Bill What did you kill, Bungalow Bill
Deep in the jungle where the mighty tiger lies Bill and his elephants were taken by surprise So Captain Marvel zapped him right between the eyes All the children sing
Hey, Bungalow Bill What did you kill, Bungalow Bill Hey Bungalow Bill What did you kill, Bungalow Bill
The children asked him if to kill was not a sin "Not when he looked so fierce" his mommy butted in If looks could kill it would have been us instead of him All the children sing
Hey, Bungalow Bill What did you kill, Bungalow Bill Hey Bungalow Bill What did you kill, Bungalow Bill…
Eh, Bungaló Bill/ ¿Qué mataste, Bungaló Bill?…// Salió a la caza de tigre con su elefante y su arma/ En caso de accidentes siempre llevaba a su mamá/ Él es el todo americano adicto a las balas hijo de madre sajona/ Todos los niños cantan.// (…)// En lo profundo de la selva donde el poderoso tigre yace/ Bill y su elefante fueron tomados por sorpresa/ Entonces el Capitán Marvel se lo cargó justo en medio de los ojos./ Todos los niños cantan.// (…)// Los niños le preguntaron si matar no es un pecado/ “No cuando parece muy feroz” interrumpió su mamaíta/ Si parece que podría matarlo podríamos haber sido nosotros en vez de él/ Todos los niños cantan…
John Lennon & Paul McCartney
Una nota acerca de Las aventuras de S. M. el Rey de España… He sabido lo que ha dicho sobre él la antaño admirada Brigitte Bardot, pero no puedo compartirlo: la otrora sex-symbol se ha mostrado a menudo como una gran defensora de la naturaleza, del trato ético y de los derechos animales, pero a la vez, y sepa usted a tenor de qué, ha apoyado y votado al funesto partido ultraderechista de Francia, Frente Nacional. Soy ecologista, aunque no radical, pero nunca voy a “casarme” con quien defiende los derechos los animales y no los humanos, y viceversa. Recordamos que también Adolf Hitler era un entusiasta amante y defensor de los animales… Si ambas cosas no van unidas, para mí no tiene validez. Por otro lado, estoy por hacerme ferviente seguidor de esta milenaria deidad:
(EDIT)
Y, finalmente, diremos que no nos caen bien los reyes que matan elefantes… Otra cosa son los reyes que los montan, como Bob Hite, todo un rey del blues:
En 1965, John Lennon declaraba a su amiga, la periodista Maureen Cleave, para su artículo “How does a Beatle live? John Lennon lives like this” (¿Cómo vive un Beatle? Así vive John Lennon) –el mismo del “más populares que Jesús”-, que una de sus aficiones favoritas era, ni más menos, dormir largas horas. Cleave escribía: “Puede dormir casi indefinidamente, es probablemente la persona más perezosa de Inglaterra”. Así que, al año siguiente, Lennon escribía una de sus canciones “personales”, que fue incluida en el revolucionario disco Revolver, en la que reivindicaba su pasión por la práctica del descanso y su indiferencia hacia quien pensaba de él como un vago. Hay sólo una cosa que me molesta un poco de la canción, y vuelve a ser un poco esa indolencia de estrella del pop que luego Lennon redimiría; cuando dice “Corriendo a todas parte a tanta velocidad/ hasta que descubren que no es necesario”, en referencia a esas personas: lo que molesta un poco es esa consideración; quizás una estrella de la música pudiera pasarse días enteros en la cama sin hacer nada (¡suertudos!), pero para el común de los mortales, eso no suele ser así, aunque confieso que sí que comparto parte de esa visión, yo, seguidor de la enseñanza de Machado de “a lomos de mula vieja”, cuando veo gente que corre por las calles y los metros, a veces sin necesidad real alguna… Pero ya que corren, con necesidad o sin ella, podrían al menos no atropellar a las personas que no corren, o al menos no tanto. Aunque también es molesta la actitud de quien no tiene prisa y va caminando, como si aún fuera ayer, en medio del camino, entorpeciendo a los que sí tienen prisa o, simplemente, caminan más rápido. Con este ridículo excurso sólo pido un poco de urbanidad, civismo y, claro está, respeto mutuo.
I’m only sleeping
When I wake up early in the morning Lift my head, I’m still yawning When I’m in the middle of a dream Stay in bed, float up stream (float up stream) Please, don’t wake me, no, don’t shake me Leave me where I am, I’m only sleeping
Everybody seems to think I’m lazy I don’t mind, I think they’re crazy Running everywhere at such a speed Till they find there’s no need Please don’t spoil my day, I’m miles away And after all I’m only sleeping
Keeping an eye on the world going by my window Taking my time
Lying there and staring at the ceiling Waiting for a sleepy feeling Please don’t spoil my day, I’m miles away And after all I’m only sleeping
Keeping an eye on the world going by my window Taking my time
When I wake up early in the morning Lift my head, I’m still yawning When I’m in the middle of a dream Stay in bed, float up stream Please don’t wake me, no don’t shake me Leave me where I am, I’m only sleeping.
Cuando me levanto temprano por la mañana/ alzo mi cabeza, todavía estoy bostezando./ Cuando estoy en medio de un sueño/ me quedo en la cama, floto en la corriente (floto en la corriente)/ Por favor, no me despiertes, no, no me zarandees/ déjame donde estoy, sólo estoy durmiendo.// Todo el mundo parece creer que soy perezoso/ No me importa, creo que están locos./ Corriendo a todas parte a tanta velocidad/ hasta que descubren que no es necesario/ Por favor no arruines mi día, estoy a millas de distancia/ y después de todo sólo estoy durmiendo.// Teniendo un ojo en el mundo que pasa cerca de mi ventana/ tomándome tiempo.// Yaciendo ahí contemplando el techo/ esperando a tener algo de sueño./ Por favor no arruines mi día, estoy a millas de distancia/ y después de todo sólo estoy durmiendo…
¿Rock cristiano? Los mejores grupos están con Satán
Bart Simpson
Escena de “Little Nicky” (steven Brill, 2000)
Esta escena de la comedia Little Nicky me sirve para ilustrar el propósito de esta entrada, que no es otra cosa que la desmitificación de la llamada “música del diablo”, es decir, lo de que el rock es música satánica: una gilipollez, entendida para bien o para mal, por parte de fanáticos religiosos, antirreligiosos y satanistas simpatizantes o militantes, mientras que la cita de Bart Simpson es para atacar, no a aquellos que piensan que se puede predicar el cristianismo a través de la música rock, sino a quien piense que, si no es rock cristiano, sus practicantes y oyentes están condenados al infierno. La concepción del rock como música del diablo, canciones con mensajes satanistas, la banda sonora del infierno, etc., es, en realidad, muy anterior a la aparición de esta canción de los Rolling Stones, o de su álbum anterior, del “Friend of the devil” de los Grateful Dead, de la aparición de Black Sabbath, o de grupos como Megadeath y otros. Esa concepción data de los días del nacimiento del rock’n’roll, cuando los religiosos de Estados Unidos, principalmente los famosos predicadores WASP del sur, advertían contra la degeneración y depravación que esta música causaba en la juventud blanca de su país calificándola como “música satánica”, aunque, en realidad, lo que de verdad les escandalizaba fue que era una música mestiza, surgida de la unión de las música populares blancas y negras por igual. Desde entonces, fanáticos religiosos, críticos musicales buscando notoriedad y amantes de lo oculto y del misterio con poco criterio científico y mucho sensacionalismo, han buscado anécdotas, mensajes satánicos en canciones, puestas del derecho o del revés, portadas de discos y letras incomprensibles, absurdas en apariencia, entre la historia y la discografía de muchos grupos. Hoy en día, muy pocos se creen que el rock, en todas sus variantes, tenga realmente algo serio que ver con el satanismo, simpatizante o militante.
Una breve relación de esta leyenda negra del rock. Siguiendo con los fanáticos estadounidenses, la mayor parte de las veces que han surgido estas acusaciones se debieron principalmente a choques de los grupos con la religión: cuando Lennon dijo “los Beatles somos más populares que Jesucristo”, los predicadores fanáticos, fascistas y racistas de Estados Unidos, que veían mucho peor que sus jóvenes escucharan la “música del diablo” a que se vistieran con sábanas, quizás más por darse notoriedad que por otra cosa, organizan hogueras públicas en donde quemar productos del grupo, convocados a través de ciertas emisoras… Ésta fue una de las primeras condenas. Y cuando en su Sgt. Pepper’s aparecía en su portada el famoso mago negro Aleister Crowley, la acusación estaba más que cantada… Cosa que en realidad no significaba nada, pues también aparecían personajes tan dispares y distantes como Hitler, James Dean, Marilyn, Karl Marx, etc. Si alguna vez, algún miembro del cuarteto de Liverpool estuvo involucrado de alguna manera en algo de este rollo, fue sin duda por curiosidad, ya que ellos se mostraron siempre más proclives al misticismo oriental, aunque la historia de esto les persiguiera: cuando el cateto neofascista disfrazado de hippie y autoproclamado mesías Charles Manson escribía con sangre en las paredes de las casas de sus víctimas versos de la canción “Helter skelter” (que, por sí, no quiere decir nada) en aparentes misas negras y daba su particular explicación, afirmando además que los Beatles eran los cuatro jinetes del apocalipsis racial que pretendía desatar, no faltó aquel que quiso vincularles directamente con historias oscuras y siniestras. Tampoco faltó quien no dejó de relacionar que, cuando Lennon fue asesinado residía en el Edificio Dakota, lugar con fama de maldito porque allí se rodó La semilla del diablo, de Roman Polanski y, encima, residió el famoso Crowley, que va a ser una constante en esta relación de anécdotas. Esos mismos evitan indicar el hecho de que en el edificio, actualmente, reside Yoko Ono sin problema aparente alguno. Por cierto, que la relación entre el edificio Dakota y el mago negro inspiró una de las mejores películas de entretenimiento de los años 80: Cazafantasmas.
La historia de los Rolling Stones, que vendrá a continuación, dará lugar al rock satánico, que era más publicitario que real, y es hasta probable que surgiera a modo de reacción contra los que atacaban al rock como instrumento del diablo. El primer grupo en recibir esta denominación fue Black Sabbath; pero tras tan llamativo nombre -que en realidad venía de una película de Mario Bava titulada así-, la música “estridente” y las barrocas portadas de sus discos, el satanismo resultaba ser sólo una seña de identidad del grupo, una marca, acorde con la moda de los primeros 70 de interpretar personalidades en la música, y, en realidad, el satanismo del grupo es bastante discutible, ya que cuando el diablo aparece en sus canciones no es de manera positiva, sino asociado al poder, la guerra, el capitalismo, etc. Y lo mismo podríamos decir de nuestros Ángeles del Infierno, cuyo nombre tiene tan poco que ver con la religión satánica como con la famosa banda de moteros estadounidenses. Por su parte, también han surgido rumores y leyendas sobre Led Zeppelin, y no por sus canciones, sino también porque Jimmy Page, el guitarrista, compró la biblioteca de Aleister Crowley y se rumorea que puso en práctica algunos de los rituales que el satanista había descrito. Hay quien afirma, no obstante, que mientras el satanismo de estas primeras bandas era simple imagen, no se puede decir lo mismo de las bandas posteriores surgidas entre los 80 y los 90: respecto a esto, al satanismo militante del black metal y del death metal, ignoro realmente cuánto de verdad y cuánto de sensacionalismo por parte de los tertulianos de, por ejemplo, “la nave del misterio”, hay.
Pero tampoco era necesario hacer canciones heavies, arrancarles la cabeza a los murciélagos de un bocado, o ponerse títulos y nombres estrambóticos: con sólo poner “diablo” en tu canción ya estabas en el punto de mira de ciertos desquiciados, como les ocurrió a los Grateful Dead con su deliciosa balada country-rock “Friend of the Devil”; o sencillamente hacer una letra lo suficientemente críptica como para que alguien la relacione con el culto al diablo, tal y como les ocurrió a los geniales Led Zeppelin con su “Stairway to Heaven”, que puesta al ravés, etc. (recomiendo vivamente leer el enlace), o a una banda tal como los Eagles y su “Hotel California”, de la que alguien aseguraba que era un hotel comprado por Anton LaVey, sacerdote de la Iglesia de Satán y amigo del inquietante Kenneth Anger, con quien vamos a enlazar a la siguiente historia.
Ciertamente los iniciadores de esta simbología y de esta imagen fueron los Rolling Stones, aunque fue, en primera instancia, de una manera bastante fortuita. En 1967, el grupo intentaba sacar un disco mientras las tres cabezas más visibles de la banda, Mick Jagger, Keith Richard y Brian Jones, se encontraban envueltos en juicios e idas y venidas a prisión por tenencia y consumo de drogas (ya que hablamos de gurús y magos negros que intentaron hacerse publicidad al arrimarse a las estrellas del rock, no olvidemos tampoco a los inspectores de policía que también intentaron darse notoriedad arrestándolos): el disco, que fue, resultado de todo ello, junto a cierta sequía de ideas musicales propiciada por quedarse noqueados por el Sgt. Pepper’s, fue un desastre, aunque con el tiempo ha ido ganando y ha terminado por convertirse en un disco de culto; sin embargo, lo más llamativo del disco, por encima de las acusaciones de plagio de los Beatles, fue su título: Their Satanic Majesties request, “el ruego de sus satánicas majestades”, sobrenombre que acompañará ya a la banda para siempre. Y sin embargo, el disco no contiene referencia diabólica alguna, y su origen es de lo más mundano: furiosos como estaban contra el gobierno de su país, Jagger se fijó en el barroco mensaje, que databa de los días del imperio colonial, impreso en su pasaporte, algo así como: [traduzco] Su Británica Majestad ruega y exige (Her Britanic Majesty requests and requires] que el portador de este documento… Y, entonces, Jagger, a modo de desagravio, quiso titular al disco, que enun principio iba a llamarse “Las navidades cósmicas de los Rolling Stones”, como Her Satanic Majesty requests nad requires: “Su Satánica Majestad ruega y exige”; pero la Decca se negó a sacar tal flagrante insulto a la corona británica, y por ello se cambió parte del nombre. Misterio resuelto.
Más compleja, sin embargo, es la historia de “Simpathy for the devil”, incluida en el Beggars Banquet y única canción del disco con referencia satánica. Para empezar, hay que entender que las ciencias ocultas, la magia negra, etc., formaba parte del ambiente místico o pseudomísitco de la contracultura, o mejor dicho, de la cultura de las estrellas millonarias, y así Kenneth Anger, que era un director underground de temática gay y sadomasoquista, que, a parte de eso, proclamaba ser el heredero del mago satánico Aleister Crowley -uno de aquellos ocultistas que a principios de siglo XIX y después mucho más, tras la I Guerra Mundial, fundaron sectas ocultistas para dar explicación a tanta miseria y dar una solución, o provocar el apocalipsis final-, quiso lograr cierta publicidad acercándose a los Rolling Stones, del que algunos miembros colaborarían en sus películas, y describió a Mick Jagger como una encarnación del diablo de los últimos tiempos y a Keith Richard como su diablejo ayudante: esto no dejaba de ser una solemne gilipollez, pero, de algún modo, afectó a los dos stones, que comienzan, junto a sus parejas sentimentales, a interesarse por este mundo inquietante y misterioso: se hacen con libros de Crowley y otros brujos, y viajan al Caribe para ver rituales de vudú o algo así… Y en algunos de estos cultos, reservados sólo para los iniciados nativos, casi no lo cuentan (una torpeza muy habitual en aquellos tiempos). No obstante, el idilio con la magia negra, en realidad, duró muy poco: Keith Richard y Anita Pallenberg, movidos por un sentimiento de precaución, se echan atrás en su idea de celebrar una boda satánica con Anger como oficiante, mientras que, inexplicablemente, Mick Jagger comienza a ser visto en público con un crucifijo colgando de su cuello. Quizás habían cabreado a algún grupúsculo que pensara que estaban frivolizando sus creencias. Pero la historia de “Simpathy for the devil” tiene más que ver con la cultura, que con el satanismo.
En los días del 68, Jagger se encontraba leyendo la novela El maestro y margarita, del escritor ruso Mikhail Bulgákov, obra en la que el diablo se presenta con palabras muy elegantes para comprobar los efectos de la revolución rusa, y, básicamente, de ahí surgió la idea: Mick Jagger interpreta al diablo, que se presenta muy cortésmente contando ser el causante de muchas de las tragedias desde la antigüedad hasta aquellos días –de nuevo, el diablo se presenta como algo negativo- y acaba exigiendo cortesía y simpatía. Quitando ciertas polémicas (como el asesinato de los Kennedy), no deja de ser una canción dramatizada, y la única referencia a su idilio con las ciencias ocultas parece ser esa introducción afro-caribeña, dando un aire de ritual vudú o algo así. Naturalmente, se quiso ver aquí una especie de manifiesto satanista, y ciertos grupos ocultistas debieron utilizarla en sus misas negras o lo que sean; lo cierto es que vino a acrecentar su leyenda negra cuando la interpretaron en el multitudinario concierto de Altamont, en donde un muchacho que, en versión de su agresor, llevaba un arma cargada para matar a Jagger, fue asesinado por uno de los Hell’s Angels encargados de la seguridad del concierto: cierta prensa algo sensacionalista no dejó de referir el hecho de que, minutos antes, habían interpretado esta canción, algo a lo que poca gente hizo caso, pero que en las mentes de los crípticos del rock tuvo su eco y acabó convirtiéndose en una falsa leyenda: “Mientras los Rolling Stones tocaban ‘Simpathy for the Devil’ era asesinado un chico”: algo bastante absurdo (hay varios minutos entre ambos acontecimientos), y, en cualquier caso, lo sucedido allí –que comenzó desde antes-, más que deberse a las fuerzas infernales liberadas por la canción, se debió a la vanidad subyugadora de Jagger (algo de lo que se ha arrepentido una y otra vez). De todas maneras, la canción ha constituido parte esencial del repertorio de las giras de los Rolling Stones desde entonces y, en la mayoría de las ocasiones, no ha habido ninguna tragedia ni el diablo se ha dignado a aparecer por allí, que nosotros sepamos.
Y éste es el final de la historia: quien quiera ver aquí la invocación de fuerzas oscuras infernales, mensajes apocalípticos o misales negros, corre un poco el riesgo de quedar en ridículo:
Simpathy for the devil
Please allow me to introduce myself I’m a man of wealth and taste I’ve been around for a long, long year Stole many a mans soul and faith And I was round when Jesus Christ Had his moment of doubt and pain Made damn sure that Pilate Washed his hands and sealed his fate
Pleased to meet you Hope you guess my name But what’s puzzling you Is the nature of my game
I stuck around St. Petersburg When I saw it was a time for a change Killed the czar and his ministers Anastasia screamed in vain I rode a tank Held a generals rank When the blitzkrieg raged And the bodies stank
Pleased to meet you Hope you guess my name, oh yeah Ah, what’s puzzling you Is the nature of my game, oh yeah
I watched with glee While your kings and queens Fought for ten decades For the gods they made I shouted out, Who killed the Kennedys? When after all It was you and me Let me please introduce myself I’m a man of wealth and taste And I laid traps for troubadours Who get killed before they reached Bombay
Pleased to meet you Hope you guessed my name, oh yeah But what’s puzzling you Is the nature of my game, oh yeah, get down, baby Pleased to meet you Hope you guessed my name, oh yeah But what’s confusing you Is just the nature of my game
Just as every cop is a criminal And all the sinners saints As heads is tails Just call me lucifer Cause I’m in need of some restraint So if you meet me Have some courtesy Have some sympathy, and some taste Use all your well-learned politesse Or I’ll lay your soul to waste, um yeah
Pleased to meet you Hope you guessed my name, um yeah But what’s puzzling you Is the nature of my game, um mean it, get down
Woo, who Oh yeah, get on down Oh yeah Oh yeah! Tell me baby, what’s my name Tell me honey, can ya guess my name Tell me baby, what’s my name I tell you one time, you’re to blame What’s my name Tell me, baby, what’s my name Tell me, sweetie, what’s my name
Por favor, permíteme que me presente/ soy un hombre de riqueza y buen gusto/ He estado por ahí durante mucho, muchos años/ robé las almas y la fe a muchos hombres/ Y yo estuve cerca cuando Jesucristo/ tuvo su momento de duda y dolor/ Me aseguré bien de que Pilatos/ se lavara las manos y sellara su destino.// Encantado de conocerte,/ espero que adivines mi nombre/ pero lo que te desconcierta/ es la naturaleza de mi juego.// Me quedé por San Petersburgo/ cuando vi que era hora de un cambio/ Maté al zar y a sus ministros/ Anastasia gritó en vano./ Conduje un tanque/ ostenté el rango de general/ cuando el blitzkrieg [guerra relámpago] bramó/ y los cuerpos apestaban// Miré con júbilo/ mientras vuestros reyes y reinas/ lucharon durante diez décadas/ por los dioses que crearon/ Grité:/ ¿quién ha matado a los Kennedy?/ cuando después de todo/ fuimos tú y yo/ Permíteme, por favor, que me presente/ soy un hombre de riqueza y buen gusto/ y tendí trampas para los trovadores/ que fueron asesinados antes de llegar a Bombay// Encantado de conocerte,/ espero que hayas adivinado mi nombre/ pero lo que te desconcierta/ es la naturaleza de mi juego.// Encantado de conocerte,/ espero que hayas adivinado mi nombre/ pero lo que te confunde/ es la naturaleza de mi juego.// Así como todo policía es un criminal/ y todos los pecadores santos/ como las cabezas son cabos/ simplemente llámame Lucifer/ pues necesito algo de contención/ Así que si me encuentras/ ten algo de cortesía/ ten algo de simpatía, y algo de gusto/ Utiliza toda tu bien aprendida educación/ o haré que tu alma se pierda.// Arrodílllate/ Dime cariño, cómo me llamo/ Dime cielo, ¿puedes adivinar mi nombre?/ Te lo digo una sola vez, tú tienes la culpa…
Mick Jagger & Keith Richard
La canción formaría parte del especial The Rolling Stones Rock and Roll Circus, que no vio la luz en su día (1968), según las malas lenguas, porque los Who estuvieron mucho mejor que ellos. Al final de la interpretación, Mick se quita su camiseta, mostrando en su torso desnudo falsos, y pueriles, tatuajes satanistas, adelantándose algunos años a los cantantes satánicos, o pseudo-satánicos, de heavy metal:
Y la de Altamont, en donde apreciamos que Mick está tan subido que parece ciego a todo lo que sucede a su alrededor, y también que no sucede en ese momento el asesinato de Meredith Hunter… Aunque hay que decir que su comentario de “Siempre pasa algo raro cuando interpretamos este número” después de que el comienzo de la interpretación fuera interrumpido, por ser de muy mal gusto, sobra y mucho; aunque, por otro lado, durante los acordes finales, Jagger canta “tranquilizaos todos”. En este vídeo podemos ver también a Jagger, visionando la película en la sala de pruebas para el juicio por asesinato, y degustando el sabor amargo de su propia vanidad:
Try to see it my way, Do I have to keep on talking till I can’t go on? While you see it your way, Run the risk of knowing that our love may soon be gone. We can work it out, We can work it out.
Think of what you’re saying. You can get it wrong and still you think that it’s alright. Think of what I’m saying, We can work it out and get it straight, or say good night. We can work it out, We can work it out.
Life is very short, and there’s no time For fussing and fighting, my friend. I have always thought that it’s a crime, So I will ask you once again.
Try to see it my way, Only time will tell if I am right or I am wrong. While you see it your way There’s a chance that we may fall apart before too long. We can work it out, We can work it out.
Life is very short, and there’s no time For fussing and fighting, my friend. I have always thought that it’s a crime, So I will ask you once again.
Try to see it my way, Only time will tell if I am right or I am wrong. While you see it your way There’s a chance that we may fall apart before too long. We can work it out, We can work it out.
Podemos solucionarlo
Intenta verlo a mi manera,/ ¿tengo que seguir hablando hasta que no pueda más?/ Mientras lo ves a tu manera,/ corres el riesgo de saber que nuestro amor podría acabarse pronto./ Podemos solucionarlo,/ podemos solucionarlo.// Piensa en lo que estás diciendo./ Puedes estar equivocada y todavía piensas que está bien./ Piensa en lo que estás diciendo,/ podemos solucionarlo y entendernos, o decir buenas noches./ Podemos solucionarlo,/ podemos solucionarlo.// La vida es muy corta, y no hay tiempo/ para preocuparse y luchar, amigo./ Siempre he pensado que es un crimen,/ así que te lo preguntaré una vez más.// Intenta verlo a mi manera,/ sólo el tiempo dirá si tengo razón o estoy equivocado./ Mientras lo ves a tu manera/ hay una posibilidad de que rompamos en poco tiempo./ Podemos solucionarlo,/ podemos solucionarlo…
El período comprendido entre 1966 y 1967 se cerraba para los Beatles con un hastío y un hartazgo tremendo para los cuatro miembros: las giras eran demasiado grandes y frenéticas, y no les permitía hacer lo que realmente querían hacer entonces: experimentar con la música y apartarse del rock’n’roll básico para ello, con dos álbumes revolucionarios como eran Rubber soul y Revolver (1965 y 1966 respectivamente). Unir a esto los incidentes sucedidos en un mundo revuelto y cambiante, en el que la juventud reaccionaba contra el establishment conservador vigente desde la posguerra y la reacción contra esto de grupos conservadores y de ultra-derecha tanto en los países democráticos como dictatoriales: el “asunto Jesucristo” reunía en Estados Unidos al KKK y otros grupúsculos fascistas y de supremacía blanca, que ya les tenían tirria desde hace tiempo, en torno a hogueras y cruces ardiendo en donde se quemaban sus discos y demás productos derivados; en Japón, estudiantes de ultraderecha animados por los rancios “samuráis” nostálgicos del Imperio, se movilizaban contra estos “demonios occidentales” que iban a profanar sus recintos sagrados, como el Budokán (posteriormente, otros artistas, como Bob Dylan y Deep Purple, tocaron en ese recinto, hasta entonces reservado a la práctica de las artes marciales); y el gran incidente filipino, en donde la primera dama Imelda Marcos, sintiéndose agraviada por el “desaire” hacia ella, moviliza a todas las fuerzas afines a su marido, el dictador Ferdinand Marcos, para dejarles bien claro que allí no eran bienvenidos nunca más (hay que decir que tal desaire se debió a la negativa de los Beatles a asistir a la recepción que esta señora quiso ofrecer, probablemente para su gloria y dar una imagen de supuesta modernidad; la negativa de los Beatles, que ignoraban un poco qué clase de país era entonces Filipinas, no se debió a un asunto político o de protesta, sino porque estaban cansados y aquél era su único día libre, ni siquiera sabrían que el evento iba a ser televisado –y aun así lo fue, pero de manera contraria, mostrando un programa horrible con niños llorando y la señora esta furiosa por el desagravio-; pero más tarde, cuando supieron quiénes eran los Marcos, se sintieron muy orgullosos de lo que habían hecho). Así que los cuatro músicos de Liverpool se sentían hastiados, deprimidos, desanimados, desencantados y, hasta cierto punto, enfadados con una audiencia que ni siquiera los escuchaba, sino que se dedicaba a gritar, llorar e incluso tratar de acercarse al escenario: cosa que, con las amenazas recientes, les asustaba demasiado (el primer amenazado, curiosamente, fue Ringo Starr en Estados Unidos –¿o era en Canadá?-, durante la primera gira, por parte de un grupo de supremacía que no veía más allá del tópico y pensaban que sólo los judíos tenían narices prominentes). Así que, prácticamente tras la finalización de Revolver, el grupo anuncia la suspensión de las giras y se toma unas vacaciones.
Las vacaciones de los Beatles fueron bastante productivas para todos ellos. George Harrison se va a la India a profundizar en su nueva pasión: la cultura y la música hindú; Paul McCartney colabora con George Martin, el productor de los Beatles, en la composición de la banda sonora de la película The Family Way (Roy Boutling, 1966); y Ringo Starr decide viajar a Almería, en donde John Lennon se encontraba actuando en el rodaje de la película Cómo gané la guerra, una divertida y satírica producción sobre la II Guerra Mundial dirigida por Richard Lester. Durante ese rodaje, Lennon, invadido por cierta nostalgia, escribe “Strawberry fields forever”. La canción hace referencia a un orfanato propiedad del Ejército de Salvación, llamado “Strawberry Field” (el campo de fresas) cercano a la casa de su tía (que se había hecho cargo de su tutela), en donde cuando era pequeño se hacían fiestas y en cuyas inmediaciones jugaba con sus amigos. El tema de la canción, como declararía en 1980, a parte de la nostalgia por la infancia, era la percepción que durante su niñez y su adolescencia tuvo de ser diferente a los demás, y concluía que, básicamente, la canción era un psicoanálisis hecho música. Se lanzó como sencillo en 1967, junto con el tema de Paul McCartney, también de corte nostálgico, “Penny Lane”, y, posteriormente, ambas canciones se incluyeron para completar el disco que recogía la banda sonora de Magical Mistery Tour. A parte de lo surrealista de la letra, la canción presenta una novedad: es la primera vez que la banda utiliza un mellotrón: un instrumento popularizado ya por los fabulosos Moody Blues, que, mediante cintas pregrabadas y pulsando unas teclas, reproducía cualquier sonido; y un pseudofinal, con un final que volvía tras una pausa, de desmadre sonoro psicodélico, en el que Lennon decía unas palabras que muchos interpretaron como “Enterré a Paul”, acrecentando la leyenda de la muerte de Paul McCartney, cuando en realidad decía “salsa de arándanos” (“I buried Paul” – “Cranberry sauce”). Para la canción, como habían comenzado a hacer algunos grupos, se realizó un vídeo promocional que ya no era la banda sólo tocando la canción, sino que contenía un montaje algo más artístico: el videoclip estaba naciendo, y alcanzaría su perfección con el vídeo promocional del “Bohemian rapsody” de Queen:
Strawberry Fields Forever
Let me take you down ‘cos I’m going to Strawberry Fields Nothing is real And nothing to get hungabout Strawberry Fields forever
Living is easy with eyes closed Misunderstanding all you see It’s getting hard to be someone But it all works out It doesn’t matter much to me
Let me take you down ‘cos I’m going to Strawberry Fields Nothing is real And nothing to get hungabout Strawberry Fields forever
No one I think is in my tree I mean it must be high or low That is you can’t you know tune in But it’s all right That is I think it’s not too bad
Let me take you down ‘cos I’m going to Strawberry Fields Nothing is real And nothing to get hungabout Strawberry Fields forever
Always, no sometimes, I think it’s me But you know I know when it’s a dream I think I know I mean a "Yes" But it’s all wrong That is I think I disagree
Let me take you down ‘cos I’m going to Strawberry Fields Nothing is real And nothing to get hungabout Strawberry Fields forever.
Déjame llevarte/ porque voy a los campos de fresas/ Nada es real/ y nada por lo que preocuparse/ Campos de fresas para siempre.// Vivir es fácil con los ojos cerrados/ malentendiendo todo lo que ves/ Se hace difícil ser alguien/ pero todo se resuelve,/ no me preocupa demasiado.// Déjame llevarte/ porque voy a los campos de fresas/ Nada es real/ y nada por lo que preocuparse/ Campos de fresas para siempre.// Nadie, creo, está en mi árbol/ Quiero decir que debe ser alto o bajo/ Es decir que no puedes saber afinarlo/ pero está bien/ Es decir que pienso que está mal del todo// Déjame llevarte/ porque voy a los campos de fresas/ Nada es real/ y nada nada por lo que preocuparse/ Campos de fresas para siempre.// Siempre, no a veces, creo que soy yo/ pero sabes que sé cuándo es un sueño/ Creo que sé que quiero decir “Sí”/ pero todo está mal/ Es decir que creo que no estoy de acuerdo.// Déjame llevarte/ porque voy a los campos de fresas/ Nada es real/ y nada para quedarse colgado/ Campos de fresas para siempre.//
George Harrison fue durante muchos años el Beatle calladito, el amable y tranquilo jovencito medio-irlandés, de acuerdo a la caracterización que la prensa hizo de los rasgos característicos de cada uno de ellos. En las primeras épocas del grupo, Harrison era la tercera voz del coro, pero también voz solista en las versiones de las canciones country y rockabilly, sobre todo de su ídolo, Carl Perkins. Finalmente rompió su timidez inicial y comenzó a presentar al grupo sus canciones, aportando más variedad musical y temática al grupo.
Hacia la mitad de la década de los 60, Harrison comienza a interesarse por la cultura y por la música de la India: se compra un sitar en una de aquellas tiendas underground que comenzaban a surgir por Londres, y le da ese aire místico a la canción “Norwegian wood” del álbum Rubber soul; a partir de entonces, el sitar indio será uno de los instrumentos más demandados por los músicos psicodélicos de a ambos lados del océnao, siendo él junto a Brian Jones de los Rolling Stones (éste más interesado en la música norte-africana) los dos principales exotizadores de la música pop (aunque, en honor a la verdad, ya había elementos exóticos y místicos en el jazz). Durante unas vacaciones en la India, conoce al gran sitarista Ravi Shankar, y con una ingenuidad que el veterano músico indio encontró entre descarada y encantadora, le rogó que le enseñara en pocas semanas las técnicas que él había tardado décadas en aprender y dominar; de ahí surgió una amistad que culminaría en el famoso Concierto por Bangladesh. George Harrison estudia seriamente el hinduismo, al tiempo que se aparta del consumo del LSD –pero no del hachís y de la marihuana-, e intenta propagar sus enseñanzas a través de muchas de sus canciones; su obsesión hinduista le traería algún que otro desengaño, como el descubrir lo realmente terrenal que se escondía tras las palabras y barbas de santo hindú del Maharishi Mahesh Yogi. Muy distinto fue el encuentro con los Hare Krishna del gurú Prabhupada: Harrison abraza abiertamente el krishnaísmo y colabora con ellos a través de su música (siguiendo las enseñanzas de esta religión: “cada cual sirve al Señor de la mejor manera que sabe o puede”). Sin embargo, al contrario que le pasa otros místicos, Harrison nunca dejó las preocupaciones de la tierra, algo que se demuestra en el concierto por Bangladesh, en la participación de la campaña “War is over”, junto a otros músicos amigos, de John Lennon y Yoko Ono, y otra serie de acciones.
Y así, para rendirle homenaje en el aniversario de su muerte, traigo dos canciones que tocó con los Beatles, que son dos de mi favoritas de las suyas. La primera de ellas es esta “It’s all too much”, balada psicodélica escrita en 1967 e inspirada por su primera esposa, que apareció como banda sonora de la película de animación Yellow Submarine:
It’s all too much
It’s all too much, It’s all too much
When I look into your eyes, your love is there for me And the more I go inside, the more there is to see
It’s all too much for me to take The love that’s shining all around you Everywhere, it’s what you make For us to take, it’s all too much
Floating down the stream of time, of life to life with me Makes no difference where you are or where you’d like to be
It’s all too much for me to take The love that’s shining all around here All the world’s a birthday cake, So take a piece but not too much
Set me on a silver sun, for I know that I’m free Show me that I’m everywhere, and get me home for tea
It’s all to much for me to see A love that’s shining all around here The more I am, the less I know And what I do is all too much It’s all too much for me to take The love that’s shining all around you Everywhere, it’s what you make For us to take, it’s all too much It’s too much, It’s too much
Es demasiado
Es demasiado, es demasiado// Cuando te miro a los ojos, tu amor está ahí para mí/ y cuanto más entro, más hay para ver.// Es demasiado para que yo lo coja/ el amor que brilla a tu alrededor/ Por todas partes, es lo que haces/ para que nosotros lo cojamos, es demasiado.// Flotando en el arroyo del tiempo, de la vida para la vida conmigo/ no hay diferencia entre donde estés o donde tú quisiera estar.// Es demasiado para que yo lo coja/ el amor que brilla por aquí/ Todo el mundo es una tarta de cumpleaños,/ así que ten un trozo, pero no demasiado.// Dame un sol plateado, porque sé que soy libre/ Enséñame que estoy por todas partes, y llévame a casa para la hora del té.// Es demasiado para que yo lo coja/ un amor que brilla por aquí/ Cuanto más soy, menos sé/ y lo que hago es todo demasiado./ Es demasiado para que yo lo coja/ el amor que brilla alrededor de ti/ Por todas partes, es lo que haces/ para que nosotros lo cojamos, es demasiado…
George Harrison
Y la segunda, es otra de sus mejores. Al igual que el “Octopus’ garden” de su amigo Ringo, esta canción nació en los días duros del final de los Beatles, cuando no hacían más que pelearse por todo (durante los ensayos de Let it be, tal y como se ve en la película, Harrison, harto de las imprecaciones de Paul McCartney sobre su forma de tocar una canción, abandona los ensayos bastante dolido), y decidió hacer pellas un día y buscar refugio en la casa de su amigo Eric Clapton: y allí, en un día soleado, tocando la guitarra, nació “Here comes the sun”, que abriría la cara B de Abey road:
Here comes the sun
Here comes the sun here comes the sun, and I say it’s all right
Little darling, it’s been a long cold lonely winter little darling, it feels like years since it’s been here here comes the sun here comes the sun, and I say it’s all right
Little darling, the smiles returning to the faces little darling, it seems like years since it’s been here here comes the sun here comes the sun, and I say it’s all right
Sun, sun, sun, here it comes sun, sun, sun, here it comes sun, sun, sun, here it comes sun, sun, sun, here it comes sun, sun, sun, here it comes sun, sun, sun, here it comes
Little darling, I feel that ice is slowly melting little darling, it seems like years since it’s been clear here comes the sun here comes the sun, and I say it’s all right Here comes the sun here comes the sun, and I say it’s all right it’s all right
Ya viene el sol
Y viene el sol/ ya viene el sol, y digo/ que está bien.// Cariñito, ha sido un largo y solitario frío invierno,/ cariñito, se sienten como años desde que estuvo aquí/ Ya viene el sol…// Cariñito, las sonrisas vuelven a las caras/ cariñito, parecen años desde que estuvo aquí…// Sol, sol, sol, ya viene…// Cariñito, siento que el hielo se está derritiendo lentamente/ Cariñito, parecen años desde que ha estado despejado/ Aquí viene el sol…
Pocos años después, la tocó en acústico en el Concierto Por Bangladesh:
Post-facio: los Grateful Dead interpretando “It’s all too much”:
Tras estos días intensos, quiero contribuir un poco a que vuelva la calma, que no que nos durmamos, pero sí a relajar tensiones.
El pasado día 22, fallecía Jerry Leiber, el 50 % del famoso binomio Leiber-Stoller, grandes compositores de los mejores temas de rock’n’roll y rythm & blues pre-soul de los años 50 y 60; Jerry Leiber y Mike Stoller compusieron algunos de los mejores temas de Elvis Presley, de los inolvidables Drifters, de Ben E. King, y de un montón más. Eran canciones comerciales, pero también muy inteligentes a la vez, y muchos de los artistas negros se sorprendían de que dos “tipos” judíos hubieran comprendido tan bien su música. Para rendirle tributo, como no podía ser de otra manera, traemos la que con toda seguridad sea su canción más conocida.
Ben E. King fue, a finales de los 50, el vocalista principal del gran grupo de rythm & blues The Drifters, tras el abandono de los dos vocalistas principales originales; pero en mayo de los años 60, por disputas salariales con el mánager del grupo, King es despedido de la banda, aunque se mantiene hasta encontrar un sustituto. Es entonces cuando comienza su carrera en solitario… Ben e. King tenía un proyecto de canción que iba a ser cantada por los Drifters, que no quisieron hacerla, y King, al abandonar el grupo decidió, no grabarla. Sin embargo, al faltarle nuevo material la interpretó al piano y se llamó al binomio Leiber-Stoller para acabar la canción, que no era otra más que “Stand by me”, inspirada por una canción gosspell con el mismo título. Es, probablemente, la canción más famosa, interpretada, tarareada, cantada y causa de numerosos nacimientos de la historia. La historia de la canción también es muy tierna, pues, como declaraba King, aunque es un tema de amor de un hombre a una mujer, y su letra roza la poesía cortesana medieval y renacentista, cuando él la cantaba pensaba en sus amigos los Drifters, y era a ellos a quienes se la dedicaba (historia más completa:http://historiadeunacancion.blogspot.com/2011/02/stand-by-me.html):
Cuando la noche cae/ y la tierra es oscura/ y la luna es la única luz que vemos,/ no, no tendré miedo…/ mientras te quedes, te quedes conmigo.// (Estr.) Y cariño, cariño, quédate conmigo/ Oh, ahora, ahora, quédate conmigo./ Quédate conmigo, quédate conmigo.// Si el cielo que vemos arriba/ se agitara y cayera/ y la montaña se derrumbara en el mar,/ no lloraré, no lloraré,/ no, no derramaré una lágrima/ mientras te quedes conmigo// (Estr.)// Cuando sea que tengas problemas, ¿no te quedarás conmigo?…
Ben e. King –Jerry Leiber –Mike Stoller
Y, decíamos, ha sido, sino la que más, una de las canciones más interpretadas por artistas de toda condición y estilo, con más o menos éxito o calidad (el problema viene siendo que, debido a su aparente sencillez, es una canción que todo el mundo cree cantarla bien, empezando por el que esto escribe)… De entre las versiones, hay un poco de todo, y no voy a poner aquí todas las que salgan en la lista de youtube. Comenzamos con una rareza de 1963, cuando en un curioso sencillo el boxeador Muhammad Ali la versionaba, y, según el blog que hemos enlazado, King le dijo que hacía menos daño boxeando que cantando:
Otra versión, como asegura la entrada de Wikipedia, fue la del inolvidable Otis Redding, sin embargo, en el youtube y otros sitios no hay más que la versión original atribuida a Otis, y en el Definitive Otis Redding no me aparece, así que esperaremos a lo que vosotros digáis, lo mismo ocurre con la versión de Marvin Gaye. De quien sí hemos encontrado la versión, que creo que nunca llegó a publicar (quizás en algún concierto), es de Jimi Hendrix, mientras recorría las discográficas esperando a ser contratado. Ésta es una maqueta que se puede encontrar en recopilatorios “de gasolinera” y en discos oficiales de rarezas y de pre-historia del artista. A pesar del mal sonido, es una versión muy interesante:
No os voy a marear con el número infinito de artistas que la tocan ocasionalmente en sus conciertos, desde U2 hasta Bruce Springsteen, pasando por los Led Zeppelin, ni mucho menos con la aberrante versión que hizo el miembro más popular, después del padre, del clan Iglesias. Pero sí la del grupo de punk Pennywise, pues supone una ruptura con el pop y el rock clásico, y demuestra que los tipos duros también tienen (tenemos) su corazoncito (¿o es que alguien lo dudaba?):
Y ahora, traducciones y adaptaciones, que no es que me gusten demasiado, pero hay que reconocer que muchas están bien. Es el caso de la adaptación del cantante italiano Adriano Celentano, que traducía esta letra a “Pregherò”, rezaré:
Y, es muy probable que “Rogaré”, la adaptación al castellano del cantante valenciano Bruno Lomas, sea en realidad una adaptación de la de Celentano:
Y así, y así, por no marearos y quedarnos sólo con algunas, y desechando, por supuesto, ciertas aberraciones e interpretaciones oportunistas que no vienen al caso y no tienen cabida (ni la tendrán) en este sitio, acabamos, como no podía ser de otra manera, con la que se considera la mejor versión de todas, después de la original… No es otra que la versión que hizo John Lennon para su disco nostálgico de 1975 Rock and roll:
La relación de los artistas con las religiones de todo el mundo siempre ha sido complicada, sobre todo los músicos de pop y de rock. Por resumir algunos casos, George Harrison, amante del hinduismo, se hace vaishnva y simpatiza y apoya a la secta hinduista Hare Krishna (la adaptación occidental del vishnuísmo); Michael Jackson, Testigo de Jehová de nacimiento, tras contraer matrimonio con Lisa Marie Presley, se convierte a la “religión” de la cienciología, pero tras el divorcio de la hija de Elvis, la abandona al darse cuenta de que la secta se enriquece con los bienes de sus adeptos y que le utiliza a él y a otras estrellas como reclamo publicitario. Algo similar les ocurrió a los Beatles con el supuestamente santo Maharishi Mahesh Yogi, de quien descubren que en la India no se le considera más que como un charlatán, y que tenía una fijación nada espiritual con Mia Farrow. Los Rolling Stones Mick Jagger y Keith Richard y sus novias, influenciados por el inquietante artista underground y reconocido satanista Kenneth Anger, flirtean durante un tiempo con el esoterismo, la magia negra y el satanismo; pero, sin dar explicación, de repente Mick Jagger comenzó a actuar con un crucifijo colgado del pecho. Y luego está John Lennon, que, a pesar de escarceos místicos, siempre fue o un creyente a su estilo o un materialista, y su incidente “cristiano”, cuando, citado fuera de contexto, pareció decir soberbiamente que eran “más populares que Jesucristo”, algo que en el Reino Unido pasó sin más, pero en Estados Unidos la ultraderecha utilizó constantemente, haciendo campañas de quemas de sus discos y fotos; rogado por sus amigos, Lennon se deshace en disculpas y afirma intentando parecer divertido, pero notándosele un gran nerviosismo: “Si hubiera dicho que la tele es más popular que Jesucristo, no hubiera pasado nada”. Sin embargo, el músico de Liverpool da una de cal y otra de arena, y tras las disculpas pasa a criticar la intervención en el Vietnam, y leemos entre líneas que Lennon está criticando a esa gente (que tampoco necesitaban la excusa de la blasfemia para odiarle) el que les preocupe más lo que él piense sobre la religión que se esté comenzando una guerra, en último término, colonialista…. En 2008 el Vaticano decidía absolver a John Lennon por sus declaraciones, mientras que gran parte del mundo ya le tenía como un Mesías (al menos, tardaron menos que con Galileo). Algo parecido a nuestra historia central, pero para ello, antes, un último caso de artista re-bautizado, para enlazar con nuestra historia.
Bob Dylan nació y se crió como judío. Durante la mitad de los años 60, Dylan flirtea con el budismo y el hinduismo, a la par que hace sátiras en sus canciones sobre la Biblia y la Torah, aunque no parece abandonar la senda del judaísmo. Pero, a finales de los 70, Dylan se convierte al catolicismo –de esa época queda algún excelente disco, que van desde Slow Train Coming (1979)a Infidels (1983)-, y en 1997, tras una severa enfermedad, actúa ante el papa Juan Pablo II en Conferencia Eucarística Mundial en Bolonia. El pontífice, después, haría una homilía basándose en la letra de “Blowin’ in the wind” (no obstante, el actual pontífice Benedicto XVI, se mostró disconforme con este tipo de actos). Sin embrago, en la década del 2000, hay quien asegura que Dylan se ha reconvertido al judaísmo, mientras él asegura que su fe “son las canciones”.
Pero volvamos a la década de los 90, con un Dylan bautizado (¿llegó a bautizarse?) y tocando ante el jefe de la iglesia católica sus antiguas canciones rebeldes y antimilitaristas, que ahora sonaban a himnos de salvación y bautismo. En 1992, la cantautora de rock irlandesa, Sinéad O’Connor, incluyó en su disco de aquel año Am I Not Your Girl? una versión de la canción que Bob Marley (otro buen caso de músico representante de una fe, en este caso, su mejor embajador) había compuesto basándose en el discurso del Ras etíope Haile Selassie ante las Naciones Unidas en 1963 –el emperador etíope, que, según los rastaffaris, desciende del mismísimo Salomón y de su idilio con la reina de Saba, fue un hombre más preocupado por lo que pasaba fuera de su país que por lo que pasaba dentro-. Ésta es la canción original de Marley:
War
Until the philosophy which hold one race superior And another Inferior Is finally And permanently Discredited And abandoned – Everywhere is war – Me say war.
That until there no longer First class and second class citizens of any nation Until the colour of a man’s skin Is of no more significance than the colour of his eyes – Me say war.
That until the basic human rights Are equally guaranteed to all, Without regard to race – Dis a war.
That until that day The dream of lasting peace, World citizenship Rule of international morality Will remain in but a fleeting illusion to be pursued, But never attained – Now everywhere is war – war.
And until the ignoble and unhappy regimes that hold our brothers in Angola, In Mozambique, South Africa Sub-human bondage Have been toppled, Utterly destroyed – Well, everywhere is war – Me say war.
War in the east, War in the west, War up north, War down south – War – war –
Rumours of war. And until that day, The African continent Will not know peace, We Africans will fight – we find it necessary And we know we shall win As we are confident In the victory Of good over evil – Good over evil, yeah! Good over evil – Good over evil, yeah! Good over evil Good over evil, yeah!
Guerra
Hasta que la filosofía que sostiene que hay una raza superior/ y otra/ inferior/ sea finalmente/ y permanentemente/ desacreditada/ y abandonada/ –por todas partes hay guerra-/ digo guerra.// Que hasta que no haya más/ ciudadanos de primera y de segunda clase en toda nación/ Hasta que el color de la piel de un hombre/ no importe más que el color de sus ojos/ Digo guerra.// Que hasta que los derechos humanos básicos/ estén garantizados para todos por igual/ sin considerar la raza/ –Esto es una guerra.// Que hasta ese día/ el sueño de la paz duradera,/ la ciudadanía mundial,/ las leyes de la moralidad internacional,/ permanecerán en nada más que una ilusión efímera a seguir/ pero nunca alcanzado/ –Ahora en todas partes hay guerra – guerra.// Y hasta que los innobles e infaustos regímenes/ que soportan nuestros hermanos en Angola,/ en Mozambique,/ Sudáfrica;/ que el cautiverio infrahumano/ haya sido derrocado,/ absolutamente destruido –/ Pues en todas partes hay guerra –/ Digo guerra// Guerra en el este,/ guerra en el oeste,/ guerra al norte,/ guerra hacia el sur,/ guerra – guerra –/ Rumores de guerra./ Y hasta ese día,/ el continente africano/ no conocerá la paz,/ nosotros los africanos lucharemos –lo declaramos necesario-/ y sabemos que venceremos/ porque estamos seguros/ de la victoria/ del bien sobre el mal.
Volvamos a la historia… Sinéad O’Connor fue invitada para promocionar su disco en el popular programa “Saturday Night Live”, el 3 de Octubre de 1992, y supongo que nadie sabía lo que iba a hacer. Sobre el escenario, una O’Connor completamente rapada, rodeada de cirios blancos y vestida de blanco, interpretaba a capella su versión de la canción de Marley, pero sustituía las líneas que hacen referencia al continente africano por éstas:
Until that day, There is no continent, Which will know peace. Children, children. Fight! We find it necessary. We know we will win. We have confidence in the victory Of good over evil Fight the real enemy!
(Hasta ese día,/ no hay continente/ que conocerá la paz./ Niños, niños./ ¡Luchad!/ Lo declaramos necesario./ Sabemos que ganaremos./ Estamos convencidos de la victoria/ del bien sobre el mal./ ¡Combatid al auténtico enemigo!)
Y mientras decía las frases finales, la cantante irlandesa mostraba una fotografía del papa Juan Pablo II y la rompía en dos, enlazando la protesta antibélica y antirracista con una denuncia contra los abusos sexuales de la iglesia católica sobre los niños (recordemos que recientemente se han desvelado en Irlanda numerosos casos escandalosos que, en su día, fueron convenientemente ocultados). Ni qué decir tiene que la productora recibió un aluvión de críticas y protestas airadas, incluso una hipócrita crítica de la –para mí- impresentable Madonna (cantante que también fue ira de los más fundamentalistas por disfrazarse de “monja putón” en sus actuaciones). Esto vino en perjuicio de la carrera de Sinéad en su propio país, al que ella calificó en más de una ocasión como de “dictadura católica”, por lo cual no se sorprendió. Lo que sí que seguramente no se esperaba era lo que le aconteciera dos semanas después…
Aproximadamente el 17 de octubre de ese año tuvo lugar el concierto-tributo a Bob Dylan, un macrofestival en el que participaron amigos, colegas y alumnos del trovador de Minnesota, todos ellos interpretando alguna canción suya. El cantautor y actor Kriss Kristofferson fue el encargado de introducir a Sinéad O’Connor, pero lo que ninguno sabía era, o que había más seguidores del Dylan neo-católico, o que la gente no tiene personalidad alguna. O’Connor intenta arrancar con su canción, pero los abucheos son tan fuertes que le es imposible; Kristofferson se acerca a ella y la dice “No dejes que estos cabrones te desanimen”, y Sinéad responde “No estoy desanimada”. Los gritos son tan fuertes que O’Connor ordena a su banda parar y se arranca a capela con su versión de “War”, pero paró justo antes de su añadido, intentando aparentar fuerza, pero visiblemente muy nerviosa y alterada:
Tras el escenario se echó a llorar mientras Kristofferson intentaba consolarla. Aquel mismo mes, en una entrevista a una publicación italiana, Sinéad O’Connor, como ya lo hiciera Lennon en sus días, pidió perdón, también, sobre todo, al papa, calificando su gesto como un acto ridículo y un arrebato propiciado por una crisis de fe. Pero el público no perdonaba…
En realidad, Sinéad O’Connor no es una persona atea o anticristiana, sino al revés: llegó a ordenarse sacerdotisa en la “herética” iglesia católica del obispo Michael Cox. Sobre la religión se declara cristiana y opinaba: “Creo que Dios salva a todo el mundo, independientemente de si se quiere o no. Así que cuando morimos nos vamos todos a casa… No creo que Dios juzgue a nadie. Él ama a todos por igual.” (http://en.wikipedia.org/wiki/Sin%C3%A9ad_O%27Connor#Religion, la traducción es mía). Muchos fundamentalistas católicos consideraron a Sinéad O’Connor una atea satánica pecadora, una “persona peligrosa”… Quizás su gesto fue una rabieta, como decía ella… Pero tal vez tuviera todo su derecho en expresarlo así cuando piensas y reflexionas que también Sinéad O’Connor fue víctima de abusos sexuales por parte de curas cuando era una adolescente. Y apoyo al cien por cien sus palabras cuando dijo que era necesaria otra iglesia porque “Cristo estaba asesinado por mentirosos”.
Ayer fue el aniversario de la muerte de alguien a quien admiramos y respetamos, que fue una de mis primeras inspiraciones: Jerry Garcia (o García, si lo escribimos en castellano), músico de rock y de folk, miembro fundador y la mayor parte de las veces cerebro del mítico grupo The Grateful Dead, figura indispensable, gurú e inspirador de la música hippie de San Francisco, e inspiración para una legión innumerable de músicos desde ayer hasta nuestros días.
Jerome John Garcia (Agosto, 1942-1995) era natural de San Francisco, California, y sus ancestros se perdían entre aquella multitud de Galicia, Suecia e Irlanda que llegaron a California en busca de una vida mejor. Sus padres, casi previendo su dorado futuro, le pusieron el nombre del famoso compositor Jerome Kern (compositor de la canción anterior: así, sin buscarlo, he enlazado tres temas seguidos, Paul Robeson mediante). Fue llamado por la música a una muy temprana edad, viniéndole de familia, ya que su padre era un músico profesional retirado y su ancestro gallego era famoso por cantar en reuniones antes de emigrar hacia 1919. En el colegio, en donde empieza a destacar por sus habilidades artísticas, comienza a interesarse por los estilos musicales del country y del bluegrass, influenciado por su abuela (encargada de su educación tras la trágica muerte de su padre); después, como todo adolescente de los años 50, se apasionaría por el rock’n’roll y el rythm & blues, y, a finales de los 50 descubre la marihuana. Por robar el coche de su madre, a principios de los 60, se le hizo ingresar en el ejército, en el que no estaría mucho tiempo, y tiene un grave accidente. Mientras tanto, García comienza a tocar por diversos locales de la zona, y en esos periplos conoce al letrista Robert Hunter en 1961; al siguiente a Phil Lesh… Y, poco a poco fue naciendo Grateful Dead.
The Grateful Dead, anteriormente conocidos como The Warlocks, fue uno de los primeros grupos psicodélicos puramente dichos, cuando decidieron de dejar de ser una banda de bluegrass y convertirse en el estandarte de un nuevo estilo de música. Sobre el origen de su nombre hay mucha confusión; hay quien señala a una leyenda de fantasmas, según la cual el difunto agradece al viajero haberle dado santo sepulcro protegiéndolo; otros señalan que La Muerte Agradecida es un término sacado de los ideólogos del LSD Timothy Leary y Richard Alpert, en su versión “para hippies” del Libro tibetano de los muertos (que iluminaría muchos, entre tantos, a John Lennon)… O quizás la verdad sea menos romántica, y abriendo un libro por una página al azar, el de Leary, o una recopilación de cuentos populares, o tal vez otro cualquiera, encontraron un nombre que les pareció lo suficientemente heavy para una banda de rock… Antes de grabar su primer disco ya eran conocidos en los locales de San Francisco, sobre todo por haber sido uno de los indispensables participantes y amenizadores de aquellos Acid-Test de Ken Kesey, de los cuales provendría una de sus canciones más aclamadas. Así que, su salto a la empresa discográfica en 1967, tras el festival de pop de Monterey, no tuvo que pasar por la adopción de ciertos lenguajes comerciales o semi-comerciales. Su primer disco, The Grateful Dead, era un compendio electrificado y psicodélico de las influencias de la banda: el blues, el rock’n’roll clásico, el country y el bluegrass, el jazz…, hasta cierta presencia de la música surfer. Pero Grateful Dead iría evolucionando: pasarían hacia el rock sinfónico y al rock duro, y luego retomarían sus raíces convirtiéndose en un grupo avanzado de country-rock (en esto, la voz de Bob Weir, era indispensable). Hacia 1969, García, Lesh y Mickey Hart (batería de los Dead), junto a antiguos amigos de los días de la bohemia beatnick, formarían el proyecto paralelo de country New Riders of The Purple Sage, sin abandonar la banda original. Grateful Dead, con idas y venidas, ocasionales o no, de miembros, cambios de estilo, carreras en paralelo de sus miembros –sobre todo del propio Jerry-, a pesar de la trágica muerte de Ron “Pigpen” McKernan en 1969, estrictamente duró treinta años: desde 1965, año en el que dejan de ser los Warlocks y convertirse en los Dead, hasta 1995 aproximadamente, año en el que Jerry fallece.
Durante esos años, Jerry no sólo toca con su grupo, sino que colabora en la grabación y en conciertos de los grupos rivales, amigos y vecinos (o no), sobre todo con Jefferson Airplane, cuya presencia, a veces no reseñada, está desde el primer disco de esta banda amiga. García se convierte en el modelo de músico de aquella movida: alguien a quien no hacía falta convencer demasiado para tocar un tema o participar en un concierto o en una grabación, enriqueciendo con sus aportaciones pero nunca queriendo sobresalir.
En 1995, Jerry García fallecía mientras se sometía a un tratamiento de desintoxicación por su larga vida de excesos. Había muerto el hombre que, años atrás, al morir su gran amiga Janis Joplin, declaraba que era mejor morir así que sufrir los estragos de la vejez (palabras que, por supuesto, no apoyamos, pero ahí quedan como una reflexión de la vida). El funeral se celebró en la parroquia de San Esteban en Belvedere, California (remarco este curioso dato, ya que “St. Stephen” fue una de las más famosas y queridas canciones de la banda); a él asistieron numerosas personalidades, desde sus compañeros Dead, pasando por Bob Dylan, hasta un congresista. “¡Maldita droga! ¿Cuántas almas buenas te habrás llevado!”, hago mías las palabras del gran Ángel Álvarez, quien, como a otros míticos grupos, me lo dio a conocer a través de su “Vuelo”. Vamos a rendirle un homenaje con la canción con la que se daban a conocer al mundo, la primera pista de su primer disco, que fue además el nombre que los Dead-Head, huérfanos por la muerte de su líder espiritual, tomaron para la gran familia de fans de Grateful Dead y de Jerry García, quienes, incluso antes de existir internet, recopilaron todos los temas de la banda: es el Camino Dorado Hacia la Devoción Ilimitada, una canción optimista, llena de energía, el grito que anunciaba al mundo que llegaba la Muerte Agradecida:
The Golden Road (To Unlimited Devotion)
See that girl, barefootin’ along, Whistlin’ and singin’, she’s a carryin’ on. There’s laughing in her eyes, dancing in her feet, She’s a neon-light diamond and she can live on the street.
Hey hey, hey, come right away Come and join the party every day.
Well everybody’s dancin’ in a ring around the sun Nobody’s finished, we ain’t even begun. So take off your shoes, child, and take off your hat. Try on your wings and find out where it’s at.
Hey hey, hey, come right away Come and join the party every day.
Take a vacation, fall out for a while, Summer’s comin’ in, and it’s goin’ outa style Well, lie down smokin’, honey; have yourself a ball, Cause your mother’s down in Memphis, won’t be back ‘till the fall.
Hey hey, hey, come right away Come and join the party every day.
El camino dorado (Hacia la Devoción Ilimitada)
Mira a esa chica, caminando descalza,/ silbando y cantando, lo está llevando a cabo./ Hay risa en sus ojos, baile en sus pies,/ es un diamante de luz de neón y puede vivir en la calle.// Eh Eh Eh, venid inmediatamente/ Venid´y uníos a la fiesta todos los días.// Todo el mundo está bailando en corro alrededor del sol/ Nadie ha terminado, ni siquiera hemos comenzado./ Así que quítate los zapatos, niño, y quítate el sombrero./ Prueba tus alas y descubre en dónde está.// Eh Eh Eh…// Cógete unas vacaciones, cáete por un momento./ El verano está llegando, y va a estar de moda/ Bien, túmbate fumando, cariño; pásatelo bomba,/ porque tu madre está en Memphis, no volverá hasta el otoño.// Eh Eh Eh, venid inmediatamente/ Venid´y uníos a la fiesta todos los días.
Words and music by The Grateful Dead Copyright Ice Nine Publishing; used by permission.
El simpático batería Ringo Starr no despuntó con los Beatles como compositor y vocalista, prefiriendo siempre un cómodo y seguro segundo plano: en la primera etapa el grupo le designaba algunas canciones de rock’n’roll y rythm & blues ajenas, y luego escritas por el binomio Lennon-McCartney, como aquella “Yellow submarine” o “Act naturally”; luego sería la voz de aquel “With a little help from my friends”. La voz de Ringo le daba un toque de color al grupo, ya que, a diferencia de sus compañeros, tenía la voz grave, y por eso quizás no encajaría demasiado bien en los coros. Según McCartney, a Ringo no le gustaba mucho cantar, pero en realidad, como él mismo confesaba, tenía una enorme timidez para presentar sus propias canciones, timidez que vence en el “álbum blanco” con su primer tema, una especie de country titulado “Don’t pass me by”, y, finalmente, su gran tema con el grupo: el inolvidable “Octopus’ garden”. Ya en solitario, compaginando con su eventual carrera de actor cómico, Ringo alterna sus temas propios con temas clásicos de rock’n’roll, al tiempo que colabora en los proyectos de sus tres ex-compañeros, especialmente George. Su primer gran éxito fue este tema, lanzado como sencillo en abril del 71, “It don’t come easy”, en la línea optimista y de buen rollo del gran batería inglés, que traemos a colación del 40º aniversario del Concierto por Bangladesh.
Psicodélico vídeo promocional
It don’t come easy
(It don’t come easy, you know it don’t come easy) (It don’t come easy, you know it don’t come easy)
Got to pay your dues if you want to sing the blues And you know it don’t come easy You don’t have to shout or leap about You can even play them easy Forget about the past and all your sorrow The future won’t last It will soon be your tomorrow
I don’t ask for much, I only want your trust And you know it don’t come easy And this love of mine keeps growing all the time And you know it don’t come easy Open up your heart, let’s come together Use a little luck, and we will make it work out better
Got to pay your dues if you want to sing the blues And you know it don’t come easy You don’t have to shout or leap about You can even play them easy Please remember peace is how we make it Here withing your reach, is your freedom to take it
I don’t ask for much, I only want your trust And you know it don’t come easy (de de de) growing all the time And you know it don’t come easy
(No resulta fácil, sabes que no resulta fácil…)/ Tienes que pagar tus deudas si quieres cantar los blues/ y sabes que no resulta fácil/ no tienes que gritar o brincar por eso/ puedes hasta tocarlos con facilidad/ Olvídate del pasado y toda tu tristeza/ el futuro no durará/ pronto será tu mañana// No pido demasiado, sólo quiero vuestra confianza/ y sabéis que no resulta fácil/ Y este amor mío sigue creciendo todo el tiempo/ y sabéis que no resulta fácil/ Abrid vuestros corazones, juntémonos/ Usad un poco de suerte, y haremos que funcione mejor.// Tienes que pagar tus deudas si quieres cantar los blues/ y sabéis que no resulta fácil/ no tienes que gritar o brincar por eso/ puedes hasta tocarlos con facilidad/ Por favor, recuerda que la paz es cómo nosotros la hagamos/ aquí a vuestro alcance, es vuestra libertad para tomarla// No pido demasiado, sólo quiero vuestra confianza/ y sabéis que no resulta fácil/ (de de de) creciendo todo el tiempo/ y sabéis que no resulta fácil.
Ringo Starr
(NOTA): algunas fuentes afirman como coautor a George Harrison… Aquí le tienes interpretando el tema:
A principios de los 70, una serie de desastres naturales y humanos se cebaron con el Estado de Bangladesh: el resultado fue una intensa hambruna que asoló el país. El maestro Ravi Shankar no sólo le explicó a George Harrison lo que allí pasaba, sino que le pidió ayuda: el resultado fue el primer concierto multitudinario de rock (y música india) por una causa solidaria: The Concert for Bangladesh. Entre muchos amigos e invitados de excepción, se contaba el propio Ringo a la batería, al que se le hizo un hueco para interpretar su tema:
Queca
Un regalo inadecuado puede cambiarle la vida a cualquiera. Tal es el caso de Miki, solterón por obligación y solitario por vocación; cuando su cuñado le obsequia con un recuerdo que se ha traído de su viaje a Japón: una muñeca sexual de nombre Megu
Redención (Nuestro último baile)
Mi segunda novela: una historia de amor, misterio e intriga; la lucha de una chica por su pareja pasa por enfrentarse a una secta apocalíptica
Billy («algo es algo»)
Tres cosas atormentan al exinspector de policía Guillermo Niño Pérez: un vecino que le obsesiona, el recuerdo de un crimen y una querella por sus torturas durante el franquismo. Por si esto fuera poco, se une la inquietud hacia un asesino en serie que