Posts Tagged ‘José Palacios’

«El Pectoral de Horus»: un viaje relámpago a Egipto sin moverse del sillón


Ya había leído Regreso a Luxor, el fantástico libro de José Palacios que abre esta saga egipciaca. Su continuación, El pectoral de Horus, no defrauda en absoluto. Volvemos a encontrarnos viejos amigos: Elena, Rashidi y Pablo, cómo no; y Omari, su guía y cómplice, presente junto a su simpático hijo, Bulus, que significa «Pablo», tal y como le prometió el egipcio al español.

Han pasado ya algunos años. Pablo, el pintor enamorado de Egipto, espera la venida de su ahijado, Bulus, el hijo de su difunto buen amigo Omari, que viene desde Luxor a Madrid para comenzar sus estudios de Medicina. El reencuentro está cargado de emotividad y Pablo tiene grandes planes para enseñarle a Bulus las maravillas que hay en España. Pero un acontecimiento inesperado y triste frustra estos planes: el marchante de arte Arturo Belloch, gran amigo de Pablo, fue encontrado muerto en su lujoso apartamento, y todo apunta a un asesinato. Padrino y ahijado se desplazan a Barcelona para ayudar a la policía y, a la vez, tratar de averiguar lo que sucedió. Como ya pasara en el pasado con su amigo Omari, Pablo volverá a verse inmerso en un misterio y un sistema de intrigas que tiene Egipto como trasfondo, esta vez ayudado del hijo de aquel.

José Palacios es un gran narrador, pero, más que eso, un excelente descriptor que nos llena la mente de imágenes y pasajes inolvidables que, al menos yo, no hemos podido ver in situ: esas descripciones tan vívidas de los atardaceres en los bancales del río sagrado de Egipto, fuente de vida y de una cultura milenaria que sigue asombrando, son de una belleza estremecedora, junto a esas respetuosas y solemnes descripciones detallistas de los templos y palacios de una civilización que ha dejado su huella imborrable en el tiempo a través de estas construcciones. El lenguaje de Palacios es de un preciosismo barroquista que atrapa, seduce y enamora, genera sensaciones en nuestra imaginación, y nos transporta por redes terrestres y marítimas hacia Madrid, Barcelona, El Cairo y Luxor.

Hay dos escenas en particular que me maravillaron por su gran belleza. De una, de la que poco debo contar, me impresionó su gran belleza y verosimilitud, al transcurrir en ese impreciso espacio en el que lo fantástico y lo real se encuentran, envolviéndolo todo en un halo de irrealidad. La otra es ese viaje por el Nilo que toma Pablo, guiado por un simpático cicerone que, enamorado de su país, se empeña en comentar hasta el más mínimo detalle que hay en las riberas: un verdadero paseo en barca sin moverte de casa. Y no podemos pasar por alto su maestría en la intriga y el suspense, encadenando acontecimientos que pueden ser trascendentales en la resolución del misterio, o quedarse en una sencilla anécdota cuando la tensión se nos disipa en la misma sonrisa que los protagonistas esgrimen aliviados al comprobar que no hay peligro. En definitiva, felicito a Jose por haber escrito un libro tan bello, que atrapa con sus seductoras y detallistas descripciones, te mantiene alerta con el misterio, te apasiona con sus elegantes escenas eróticas (porque también hay erotismo, pero narrado de una manera muy elegante sin dejar de ser excitante), te emociona con sus historias de amor y, también, te hace sonreír con sus simpáticas anécdotas. PD: yo también padezco el síndrome de Bulus ante las historias del Más Allá. ¡Curioso!

Página en Facebook: Regresoaluxor

Presentación de Billy («algo es algo»): EL VÍDEO


Y éste fue el resultado de la inolvidable presentación de Billy («algo es algo») que hicimos en Getafe, en el Espacio Mercado. Condujo la periodista y escritora Cristina Bermejo Rey, grabó Amalia Pasucal Durá de Onda Vecinal, y la actuación musical estuvo a cargo de Javi, José y Sergio, del grupo de rock getafense El Pecado, que interpretaron una increíble versión del «Al alba» de Luis Eduardo Aute más dos canciones, en versión acústica, de esta banda que, aunque renovada, ya tiene años de trayectoria: «Al amanecer» y «Pánico». No estuvieron presentes, pero conviene recordarles y agradecerles, José Palacios y Antonio Orozco, de la histórica compañía teatral Taormina, quienes ya previamente prestaron generosamente sus voces para interpretar a Guillermo Niño y al Comisario Cabezas.

A tod@s ell@s, así como a los asistentes, quiero dar mis más profundas gracias.

Locución de Billy («algo es algo») por José Palacios y Antonio Orozco


Convencido de conocer la identidad del asesino en serie conocido como El Carcelero, Guillermo Niño, ex inspector de la policía franquista, se dirige a comisaría para hablar de su sospecha al comisario Manuel Cabezas, antiguo subordinado suyo…

LA HOGUERA: Taormina (1-III-2015)


Cortesía de Ismael Muelas

Siempre es un placer charlar un rato con José Palacios y Antonio Orozco, fundadores de Taormina Teatro, que nos cuentan historias, anécdotas y acerca del libro de José Palacios, Regreso a Luxor. Esperamos que se repita pronto y que las llamas de La Hoguera están vivas para ellos siempre que quieran. Sonaron también las siguientes canciones: Víctor Manuel, “Cómicos”; Oum Kalthoum: “Noura”; Kurt Weill: “Mack the Knife”; Marisol: “Galería de perpetúas”; Ovidi Montllor: “Rossinyol” (de La Fuga de Segovia); Ensemble Cantilena Antique: “Mia yrmana fremosa” (Martín Códax); Queen: “Bohemian Rhapsody”.

Fotografía cortesía de su autor.

Escuchad:

http://www.ivoox.com/hoguera-taormina-teatro-audios-mp3_rf_4282955_1.html

http://www.getafevoz.es/programas/la-hoguera/

LA HOGUERA (15-II-2015) – Federico García Lorca: Poemas y canciones


garcia_lorca_1Invocamos el espíritu inmortal del poeta de Granada a través de sus poemas y de canciones sobre ellos. Con la colaboración especial y desinteresada de José Palacios y Antonio Orozco, de Taormina Teatro, recitando los poemas “Fábula y rueda de los tres amigos”, “Los negros: Norma y paraíso”, “Romance de la guardia civil española”, “El crimen fue en Granada” de Antonio Machado, y la traducción al castellano de “Noiturnio do adoescente morto”. Sonaron: Aguaviva: "¡Ay, amor!"; Enrique Morente & Lagartija Nick: "Vuelta de paseo"; Paco Ibáñez: "Romance de la luna luna"; La Argentinita: "Zorongo gitano"; Carlos Cano: "La canción del mariquita"; Lluís Llach: "Els negres (Norma i paradís); El Último Ke Zierre: "Canción del gitano apaleado"; Enrique Moratalla: "Gacela del amor desesperado"; Aguaviva: "24 bofetadas"; Xoán Rubia: "Noiturnio do adoescente morto"; Hilario Camacho: "Pequeña muerte". Música ambiente: "El amor brujo", de Manuel de Falla.

Escuchar:

http://www.ivoox.com/federico-garcia-lorca-poemas-canciones-audios-mp3_rf_4085914_1.html

Presentación “Regreso a Luxor”, de José Palacios


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Presentación y firma por su autor José Palacios, de la novela Regreso a Luxor; Casa del Libro, calle Fuencarral, 119, Madrid. Metro: Bilbao.

La mesa estará compuesta por Chema Contreras (Comentarista del programa rincón literario de la Cadena Ser), Jose Luis Muñoz (Editor de Bohodón edicones) y José Palacios (Autor de Regreso a Luxor) (más información: https://www.facebook.com/events/309337742604227/?sid_reminder=129024343739990016)

Reseña de la contraportada:

La novela mezcla momentos de tensión y misterio con otros de diversión o tristeza pero, en definitiva, lo que consigue es despertar las emociones de los lectores, hacerles reflexionar sobre el valor de la amistad y la importancia de los recuerdos. El modo en que se exponen los hechos y el lenguaje llano y sugestivo utilizado, dan agilidad a la narración y posibilitan que su lectura esté al alcance de cualquier lector.

Comencé a leer el libro hará dos semanas, y lo que voy leyendo me va gustando; el estilo narrativo de Palacios, además de ser bastante cinematográfico, es muy ágil, llegando a ser simpático, y no presenta grandes abismos en la acción: el gran peligro de toda narrativa. Aunque prometo una reseña más amplia cuando lo termine, por cuestión de la proximidad del evento, adelanto algunas observaciones: la primera es que José Palacios, sin pretender hacer ningún tipo de novela costumbrista o de viaje –aunque se basa en algunas experiencias y anécdotas vividas por él en sus viajes a Egipto- nos presenta una visión muy realista del país africano y de sus gentes, sin tocar –lo digo como advertencia- la novela social. Y, segundo, que José Palacios hace mover la acción de su protagonista en esa indescifrable franja que se sitúa entre la realidad y la ficción, entre lo material y lo sobrenatural: es decir, las vivencias que sintió en sus viajes a Egipto, tratando de huir del Egipto masificado, epidérmico, para turistas, e intentando encontrar el Egipto más verdadero, con todo lo que conlleva.

No es la primera vez que Palacios toma la pluma para escribir: ya anteriormente, en su calidad de director y actor de Taormina Teatro, ha escrito obras de teatro, especialmente de teatro infantil: de ahí, probablemente, la agilidad de los diálogos, que tanto suele agradecer el lector.

En definitiva, es una novela que puede gustar a todo el mundo, tanto al lector más exigente como a aquel que busca sólo diversión, ya que ofrece un entretenimiento inteligente, exaltando los valores del amor, la amistad y la importancia de los recuerdos como último reducto del ser humano.

Para más información sobre el acto:

https://www.facebook.com/events/309337742604227/?sid_reminder=129024343739990016

Telón (o de amigos y actores)


RIOS.-Entonces… ¿nos olvidarán?
SOLANO.- (Mirando ansiosamente al público) ¿Nos olvidarán?
RIOS.- Puede que ya… estén olvidándonos…

José Sanchís Sinisterra, Ñaque

Créditos: Ismael Muelas

Ayer, José Palacios y Antonio Orozco ponían fin a su trayectoria de 50 años y a la de 41 de la compañía de teatro Taormina: no sólo una gran compañía de la que Palacios y Orozco han sido su alma y corazón, sino también una magnífica escuela formadora de actores. La despedida se produjo con la representación de la obra Ñaque o de piojos y actores, de José Sanchís Sinisterra, y no podía ser de otra manera.

No es sólo que esta obra (sencilla para preparar por una compañía con pocos recursos, pero muy complicada en cuanto al lenguaje) les haya acompañado desde sus comienzos, sino que, por alguna razón, ellos mismos parecen haberse visto reflejados en los dos cómicos de la legua del renacimiento que la protagonizan, Solano y Ríos, dos actores que parecen condenados a vagar por la eternidad haciendo su función durante todas las eras; dos fantasmas que, a medida que la obra avanza, van siendo conscientes de la futilidad de lo que hacen, de que están condenados al olvido.

José y Antonio representaron esta obra no hacía mucho, y tras otra representación (en este caso, Corona de amor y muerte de Alejandro Casona), anunciaron que se retirarían con esta obra; y, como dijo una de las componentes de la compañía, Mari Carmen Vizoso con motivo de aquella representación, se produjo entonces una singular transformación, en la que los dos veteranos actores parecían no interpretar a los dos cómicos, sino interpretarse a sí mismos. Y cualquiera que haya conocido a José Palacios y Antonio Orozco, o en cualquier caso el oficio de actor dramático, entenderá los paralelismos al leer la obra.

Mi relación con ellos se remonta a los años del bachillerato, aunque no podría precisar el año ni cuántos años hace de todo aquello… Un montón. Pero como todo habitante de Getafe de entonces ya les había visto en varias ocasiones, pues fueron prácticamente todos los colegios e institutos los que llevaron a sus alumnos a verles en sus funciones, muchas de ellas de tipo pedagógico sobre el teatro del Siglo de Oro. En mi caso, que yo recuerde, la primera que les vi fue precisamente en Ñaque, y quizás hasta ahora no me lo había planteado… De todas maneras, luego te quedabas flipado porque los reconocías comprando en los mismos sitios donde compraban tus padres, o caminando a toda velocidad por las calles. Pero es en el bachillerato donde nos conocimos, ellos como profesores casi desinteresadamente, y yo como alumno, en lo que en principio era una actividad extraescolar que luego cosechó mucho más.

Aquellos fueron de los mejores años de mi vida, con compañeros que han sido también amigos, y que de vez en cuando nos encontramos o mantenemos el contacto. Y es tanta la nostalgia, no tanto por aquellos días, sino por todo lo que suponía el montaje de una obra, o las representaciones en diversas asociaciones o certámenes de teatro aficionado y escolar, que uno echa de menos hasta las broncas. Porque voy a ser sincero: uno, como actor, era malo hasta decir basta; pero como tenía buenos amigos, se opusieron a que fuera apartado de las funciones (cosa que siempre les agradeceré), de modo que, a menudo, andaban ideando trucos para que mi interpretación no hundiera la obra. No diré que no lo pasé mal, y que seguramente debí echarme a un lado por el bien de la obra. Tampoco era mala fe o vanidad la mía, sino la rabia y el hecho de no rendirse. Si la volviéramos a representar hoy, no sé qué saldría. Pero dejémonos de sentimentalismos. Continué en el grupo de teatro durante todo el instituto (y fueron más años de los que me gustaría reconocer) y el primer año de carrera, momento en el que ya uno experimentó y supo lo que sus amigos y compañeros, algo más mayores, querían decir cuando lo ponían de pretexto para abandonar el grupo: ya éramos mayores para “competir con chicos de 16 años”. Y ahí acabó mi periplo dramático… Y, sin embargo, aprendí con ellos casi lo mismo, o incluso más, que en cualquier otra asignatura del instituto, sin ánimo de hacer desprecios.

Un día, en uno de los últimos años con el grupo del instituto, con unos chicos muy jóvenes, uno de los más mayores (es decir, de mi edad) les reveló una verdad, que yo también desconocía, para que se lo tomaran un poco más en serio: por aquellas clases extraescolares, José y Antonio no cobraban casi nada; lo hacían, básicamente, por amor al arte, y digámoslo: no era de aquellas compañías a las que les sale el dinero por las orejas. No. Taormina, es decir, José y Antonio y todos los actores que han formado parte de ella, han trabajado casi por amor al arte, casi; no como unos artistas petulantes que alaban “el arte por el arte” (hipócritamente, las más de las veces), sino en la extensión más sincera y honesta del término. Como dicen en esta entrevista publicada en Elbuzón.es, han vivido de lo que rentaba de la taquilla y muy pocas veces han pedido ayudas o subvenciones. Y éste ha sido el espíritu desde sus inicios: todo el vestuario, todo el atrezzo, ha sido elaborado, confeccionado, prestado, regalado o comprado por los miembros de la compañía; en sus comienzos, incluso, algunos comerciantes locales les cedían diversos materiales para el atrezzo de forma desinteresada. Sólo cuando las cosas han estado algo apretadas solicitaron las ayudas a las que como grupo o asociación de carácter cultural tendrían derecho. Sí, puedes llamarlo “autogestión”, si te parece, da igual. Junto a todo esto, un afán pedagógico por hacer llegar a los más jóvenes el amor al teatro; de ahí las muchas obras que Palacios ha escrito, basadas muchas de ellas en Ñaque, sobre la vida y las obras de los cómicos del siglo XVI y XVII, metiendo célebres entremeses de Cervantes, Lope de Vega, Lope de Rueda y otros. Quizás, desde hacía un tiempo habían abandonado los planteamientos más vanguardistas desde sus inicios, pero en realidad ellos tocaron todos los palos del teatro, y de todos los estilos: desde el más politizado al más “neutral”; desde la tragedia más tremenda a la comedia más desternillante; desde los montajes más complejos a los más sencillos; desde lo más vanguardista a lo más clásico… siempre que fuera de calidad, quizás siguiendo aquello que dijo Bertolt Brecht, que siempre que sea buen teatro, será entretenido.

Por todo lo dicho, Taormina han sido, no sé si el motor, pero sí una parte fundamental del engranaje del motor cultural de su ciudad. Nunca trataron a la cultura como algo estático, muerto, arqueológico…, muy al contrario: en sus voces y cuerpos la cultura cobraba vida, e hicieron un gran esfuerzo por acercar esa cultura a una población determinada (aunque no se cerraron en los límites locales, como lo demuestra su cantidad de premios en certámenes nacionales), de todas las edades y condiciones (con precios muy asequibles), y los que hemos vivido en eso que se dio en llamar “la periferia”, las “ciudades dormitorio”, etc., sabemos lo que cuesta, y lo que gratifica, encontrar un oasis en medio del desierto cultural.

Cuando cae definitivamente el telón sobre una compañía de actores, sobre todo si ha significado tanto para la vida cultural y cotidiana de una ciudad, queda ese sabor amargo… Pero en realidad tendemos a olvidar que cuando el telón cae sólo se acaba la función, y llega ese momento agridulce de recoger y empacar los bártulos; detrás del telón la vida sigue, y aunque Taormina acabe como tal, queda mucho por delante, y retirarse, en esta ocasión, no significa otra cosa que emprender nuevos proyectos. Y una muestra del agradecimiento del público fue la que, según José Palacios, le hizo una chica, en referencia a nuestra cita inicial: “Yo nunca os olvidaré”.

¡Muerte al cómico!


¡Cómicos!
Duermen vestidos,
viven desnudos,
beben la vida a tragos.
Son adorados,
son calumniados
como dioses de barro.

Víctor Manuel, “Cómicos

Como decían en uno de montajes teatrales, que relataba la vida del actor errante en el siglo XVI, Antonio Orozco y José Palacios, del grupo Taormina, los poderes políticos de las aldeas y villas (alcaldes, corregidores, canónigos, etc.) rechazaban y hasta perseguían a los cómicos porque denunciaban al poder, decían las verdades y eso incomodaba. El texto es suyo, pero es algo que podría haber dicho cualquier actor, desde la Grecia antigua, la Roma imperial, pasando por el teatro barroco español, etcétera, hasta nuestros días. Como reflexión no está mal para empezar, aunque habrá que matizarlo.

Gala-Premios-GoyaCiertamente, la gala de los Goya ha dejado indiferente a muy poca gente, y hacía tiempo que no tenía tanta repercusión desde los días de la guerra de Iraq, no hace mucho. A lo largo de esta semana, llevo viendo ciertas cosas en relación a los discursos que algunos actores, actrices y directores hicieron, y que han desembocado en algunas ocasiones en un linchamiento público, desde la derecha y la ultra-izquierda, a dichas personas, pero más gravemente aún, a la profesión de actor de cine. La cuestión es que es muy difícil sustraerse a la tentación de, si habiendo un representante del gobierno, y más aún, aquél del que depende el salario y el trabajo de uno en cuestión, no lanzar unas cuantas críticas. Por citar los casos más llamativos: Candela Peña lo hizo, aunque quizás se equivocara en un par de cuestiones, para reivindicar los servicios públicos que los ciudadanos –todos- disfrutamos; Maribel Verdú, y no creo que de manera oportunista, dedicó su premio a las personas que lo están pasando mal… Y si para algunos lo de Candela Peña fue un ataque descarado al gobierno de Rajoy, para esos mismos, y lo que más nos jode, para los que están en oposición a aquéllos, Maribel Verdú, con su inofensivo discurso, se convirtió en el chivo expiatorio.

Con esta reflexión, yo no voy a defender a capa y espada a las personas citadas, ni a atacarlas, pues cada uno con su vida y su dinero, fruto de su trabajo, puede hacer lo que le venga en gana si no hace daño a los demás; más bien es un conjunto de pensamientos acerca de algunas manifestaciones que he visto, generalmente en contra. Y voy a empezar por la derecha:

Las reacciones no sólo no se hicieron esperar, sino que se adelantaron: el editorial de La Razón (no sé si me equivoco de periódico) ¡se escribió el viernes anterior!, y el resultado fue invariable, abundando en los tópicos de siempre, con esa curiosa definición de “sectarismo” que tienen estas personas, que viene a redundar en el significado auténtico de la palabra: es decir, según ellos y su diccionario de las realidades paralelas, sectario es “todo aquel que no piensa como yo”. Y así, el señor Marhuenda, el señor Ramírez, y sus legiones, atacaban una gala que, siendo pagada con dinero público, sirvió para criticar al gobierno, insultar a los españoles (pues todos los españoles han elegido este gobierno) y hacer “proselitismo socialista”, la zeja, dadadadá. Impresionante la preocupación de para qué se utiliza el dinero público por parte de estos señores que, ciertamente, nunca han visto Tele-Madrid o Canal 9. Y en los días siguientes llegó el apoteosis: el ministro Montoro, intentando realizar una “hábil” táctica de distracción, respondió al diputado socialista que “hay actores que no pagan impuestos”; un parlamentario de ICV se preguntaba si se refería a Bárcenas, aunque podríamos haberle preguntado también que si se refería a Julio Iglesias: un cantante que desde hace años vive en Miami para eludir impuestos, pero que a diferencia de otros, que lo hacen por la razón que sea, es reclamado de vez en cuando para algún concierto en un pueblo, o por alguna comunidad autónoma gobernada por los populares, como Valencia, para ser imagen, o no sé qué pollas, de la comunidad o ciudad en cuestión, desembolsándole una admirable cantidad de dinero que no pasará el fisco español. Y al mismo tiempo, nuestra Tele-Mordor se ha dedicado esta semana a difamar a Maribel Verdú un día, y al día siguiente a dejar de manifiesto el “sectarismo” del mundo del cine español, sacando para ello las declaraciones del ahora diputado por UPyD Toni Cantó (¡sí Toni!, no te llaman porque no “eres de ellos”: va a ser eso); ¡y lo dicen los medios que otorgaron un premio a Arturo Fernández!, y dudamos que fuera por su calidad interpretativa (cosa que dejo al margen). La industria del cine sectaria, etc., pero no hablemos de los premios “La Razón”, “ABC” o incluso “El País”: ¡no!, será que no se dan por afinidades ideológicas. Voy a resaltar una cosa: en la gala, se dio agradecimiento al director de Intereconomía por financiar la película de animación Tadeo Jones y no se oyó un solo abucheo. ¿Y no se recuerda el Goya honorífico a Alfredo Landa, quien por esas fechas se declaró de derechas?

Total, que la programación de la semana ha sido básicamente –y por tácticos motivos- el “linchamiento público al actor”. A este linchamiento al actor, concretamente a la actriz Maribel Verdú, se ha sumado el alcalde de Valladolid, contándonos sus pajas mentales en vez de declarar por qué razón del mundo la policía irrumpió en el local donde actuaba la cantautora María Rozalén y la hicieran sentir, según sus palabras, como una delincuente.

… y así, con el linchamiento gratuito al actor, desenmascarando “sus escándalos”, evitaremos hablar de cosas más sangrantes.

Cine y dinero público, y junto a esto el uso despectivo de la palabra “subvencionado”, que sólo suele aplicarse de esta manera al mundo de la cultura, a los sindicatos y demás (junto a otros insultos como “becado” y “funcionario”), y no siempre sólo por la derecha, sino por gente que se tiene por izquierdista, cometiendo un error tremendo en su apreciación, pues a menudo, sin esa subvención, bienes y servicios que pagamos por el mínimo, o por ninguno en ocasiones, precio, serían más caros y, por tanto, al alcance de unos pocos. Pareciera que sólo molesta que se subvencione a ciertas personas o entidades, cuando olvidamos que también reciben subvenciones las entidades bancarias, algunos clubes de fútbol, e instituciones y asociaciones de dudosa valía, moralidad y finalidad… Y LA PRENSA, señor Marhuenda, que usted lo sabe bien: la prensa… pues también recibe sus subvencioncitas, por mucho que pretendan engañar a sus lectores (y a quienes no, de manera indirecta). Pero, ¿realmente les molesta que se subvencione con dinero público la industria española del cine, es decir, la cultura? Porque aún no les he oído decir nada de la subvención que recibió José Luis Garci con dinero de la Comunidad de Madrid para rodar una película ambientada en la revuelta madrileña contra las tropas napoleónicas y que no sé si quiera si se llegó a proyectar en los cines. Y si me voy al extremo, no oigo a nadie criticar que se ruede Torrente X (cuando llegue).

Dejo al margen insultos y crueldades de parte de otros elementos con la convicción de que la mayor parte de la gente de derechas de este país es virtualmente (de virtud) y sin remedio mala: todavía me acuerdo cómo en los comentarios en las ediciones de los periódicos muchos de ellos aplaudían la muerte de Yoshito Usui, autor de Shin Chan.

Pero en fin, de ellos me lo esperaba, y hay veces que casi ni molesta. Pero lo que más me molestó fue lo que vino por parte de gente que no lo esperaba:

La primera en la frente, como se suele decir: al día siguiente, en su columna/ blog en Público, Shangay Lily, titulaba “Los Goya de la cobardía” una entrada en la que, al tiempo que atacaba la ausencia de críticas al gobierno, según él, atacaba indiscriminadamente a algunos de los asistentes. Cito un fragmento de su blog:

Menos pose y guiño y más incomodidad. Lo importante no son vuestros dinosaurios egocéntricos, lo importante es que el cine sea arte y no entretenimiento. Y el arte no existe sin compromiso social, sin retratar la realidad, desde aquel bisonte de Altamira hasta las obras de teatro del maestro antifranquista Miguel Romero Esteo. Lo demás es carburante para el consumismo.

Si bien podría compartir, aunque con matices, lo que ahí dice, no deja de sorprenderme, como me sorprendió en su día su fichaje por este diario. Yo recordaba a Shangay por cosas mucho más frívolas, las cuales aparecen en su biografía del blog: se pateaba los platós de televisión, con una actitud de lo más frívola y con expresiones de desprecio snob tales como “Oh darling!” intentando vender su libro de cómo ser glamouroso. Por esa razón, la crítica se hace, si cabe, más incomprensible todavía. Será, como dice un amigo mío, resentimiento por no haber sido invitado.

Y Maribel Verdú salió a recoger su premio y se le ocurrió dedicárselo a la gente que, por culpa de este sistema corrupto, lo está pasando mal… Es normal que la derecha la atacase, por eso del “sistema corrupto” (aunque su discurso no cargó contra nadie en particular): Tele-Mordor, al día siguiente, sacaba algunas revelaciones sobre ella (aunque después de la noticia que se dio hace tiempo sobre una bomba en el aeropuerto Jacques De Gaulle y otras cosas, como comprenderéis, no voy a ser yo quien los tome en serio); pero lo que podría haber pasado por un momento excepcional en el que alguien notorio aprovechase la ocasión para decir una verdad, se volvió en algo un poco raro. Circula en internet esta cosa:

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Maribel_Verdú_-_Seminci_2011_(2)A mí este escrito me cabrea porque parece haberlo hecho alguien con consignas de la derecha neoliberal, y en su gran mayoría cuenta más mentiras o verdades a medias, que verdades. La nota nos la da la línea que dice “nos dedicamos a hacer películas con el dinero de los impuestos de los ciudadanos”, lo cual suena a Marhuenda-Ramírez que hasta huele; y luego lo de que si quieres verlas “tienes que ir al cine”… ¡Nos ha jodido Mayo! Lo de las descargas está bien, pero reconoced que no se vive del aire, que esa subvención es para pagar el coste de la película (que no se paga con la subvención sola). Y el resto es una crítica a una supuesta doble actitud: “hago anuncios de bancos, del Corte…”: eso es trabajo, aunque esté más remunerado; poca gente sabe esto, pero un actor/ actriz pocas veces puede darse el lujo de no aceptar un trabajo: hay temporadas en las que te puedes pasar años sin trabajar. Y el caso es que son las mismas cosas que sacó la noticia de Tele-Mordor. Y aclaremos lo de los vestidos y el pedrerío de una vez: la mayor parte de las veces, son préstamos o regalos de esas casas en particular, que luego tienen que devolver. Comprendo, eso sí, la crítica por la muerte de animales en la susodicha (y me temo que sobrevalorada) película: pero de ahí a achacárselo a ella… Quizás no esté conforme con ello, a lo mejor no lo sabía (los actores no participan en todas las sesiones de rodaje), y tal vez no pudiera darse el lujo de pasar, o quizás ya fue demasiado tarde; pero, la pregunta en cuestión es ¿mató ella al toro?

Entiendo buena parte de las críticas: la mayoría de las veces, los que tienen más dinero pueden llegar a frivolizar algunas cosas (by the way, aún no he oído críticas hacia la “ecológica” baronesa Thyssen, aunque hayan pasado años): pasa ahora, pasaba en los años 30; pero, ¿es que sólo puede criticar al sistema si vives en una chabola y vas vestido con el “mono azul”? En ese caso, apaga y vámonos, porque más de uno de los que están difundiendo algunos escritos parecidos tiene por dónde callar; y, a parte, que qué mejor ocasión para que se sepa lo que pasa, incluso a nivel internacional, que lo haga alguien notorio en un espacio público con bastante audiencia, ya que al del “mono azul” no sólo no le oirán, sino que le tomarán por loco o mentiroso: no porque su palabra no valga nada, todo lo contrario, sino precisamente por ser pobre. Y si no, si adoptamos esta manera radical de ver las cosas, ¡agarremos los libros de Brecht, Machado, Lorca, y mandémoslos a tomar por culo con sus reivindicaciones y su solidaridad! Pues eran burgueses; y nos quedamos sólo con los pensadores, intelectuales, escritores y artistas proletarios (muy dignos y grandes, ¡ojo!).

f. truebaMe quedo con lo que dijo Fernando Trueba al inicio de la gala: que cada uno diga lo que quiera, “que ya bastante nerviosos estamos como para pensar en ello”; pues si ahora resulta que hasta desde las filas progresistas vamos a criticar porque dijeron, no dijeron, qué dijeron, qué no, y quién lo dijo o no(e insisto: hasta donde yo sé, la carrera de Maribel Verdú no ha dejado ningún “muerto” –literal o metafóricamente hablando-: quizás hace esos anuncios –esos trabajos-, pero, ¿es ella la que desahucia a la gente?), yo ya no sé dónde meterme. Como dijo este mismo amigo mío: ¿qué más tienen que hacer?, ¿quemarse a lo bonzo? A fin de cuentas, algunos de ellos reivindicaron el mantenimiento y protección de los servicios públicos, quizás ni siquiera para ellos, sino para nosotros. Entonces, ¿qué es lo que molesta de ello? “Es que pidieron para subvencionar el cine”… ¡Normal! Es su trabajo, y no pasa por un buen momento: cada producción es una aventura financiera (that’s capitalism!), y la subvención constituye una red para no arruinarse; que de las ganancias de las películas no sólo comen los glamorosos actores, los directores “de la zeja”, etc., sino un montón de gente: técnicos, operarios, maquillaje, peluquería, etc. Lo que se ve, es sólo una parte: es un trabajo hecho por mucha gente. (Luego, ¡eso sí! Iremos como tontos a ver Torrente #)

Quizás esto último haya quedado un poco pueril, no lo sé; pero sí intuyo que está habiendo una manipulación encubierta desde la derecha para que desde las posiciones contrarias se realice el linchamiento al actor que no les baile el agua. El que la ultra-derecha y la ultra-izquierda se den la mano en esta cuestión en particular nos da unas líneas no muy halagüeñas, y no me gustaría que se comenzase a realizar el linchamiento al, no al millonario exactamente, sino al que tiene más dinero que tú, como en otras ocasiones de la historia se hizo, precisamente, para salvar a los que tenían todo el dinero. ¡Cuidado cuando los ricos atacan a los “ricos”!

Goyas aparte, la vida del actor –del de cine y del de teatro- es una dura vida en la que hoy está protagonizando, mañana eres un secundario, y pasado ni apareces, y puedes pasarte años sin trabajar (hablando de épocas económicamente estables). Si las declaraciones y reivindicaciones de algunos actores y actrices son, al final, hipócritas, eso es asunto de su conciencia: sin embargo, si han molestado a quienes tenían que molestar, será por algo.

Cierro con dos cosas. La primera, la canción “Cómicos” de Víctor Manuel, dedicado a los actores y artistas que secundaron la huelga de actores de 1975 y les cayó la del pulpo:

Y una petición, ya que hablamos de lo “bien que viven los actores españoles”. Si tienes la bondad, estés de acuerdo o no con el escrito, te pido que firmes para ayudar al grupo de Teatro Taormina, que no pasa una buena situación. Es una recogida de firmas con la que pretendemos demostrar al ayuntamiento de esta localidad lo mucho que Getafe quiere a su veterano grupo de teatro:

http://www.change.org/es/peticiones/concejal-de-cultura-del-ayuntamiento-de-getafe-dar-la-ayuda-solicitada-al-grupo-de-teatro-taormina

PD: ¡Pero qué guapa iba María León!

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Apoya al grupo Taormina


Escrito por Antonio Orozco y José Palacios 26/12/2012

En 1963 comenzamos nuestra andadura teatral en Getafe bajo distintos nombres y diez años más tarde, en 1973, fundamos Taormina teatro. En el año 2013 cumpliremos cincuenta años de teatro en Getafe. Cuarenta como Taormina. Durante estas cinco décadas de entrega a Getafe, hemos evitado recurrir a las instituciones para solicitar subvenciones y siempre nos hemos costeado los montajes y el alquiler del almacén con nuestro trabajo. A excepción de una subvención que recibimos de la Delegación de Cultura hace casi veinte años. En el 2011 la crisis nos obligó a solicitar ayuda al Ayuntamiento de Getafe para cubrir, al menos, los gastos del local donde guardamos el atrezzo y los decorados de las obras. Ayuda que nos fue concedida a cambio de una representación en el García Lorca. El entonces concejal de Cultura alegó que Taormina era un ‘institución’ en la localidad y no podía desaparecer por una cantidad tan irrisoria.

En octubre de ese mismo año acudimos al responsable de Cultura del actual Gobierno municipal y le requerimos ayuda para el año 2012. Aunque en un principio nos prometió su total cooperación, más tarde la ayuda económica para el pago del almacén no pudo llevarse a cabo por falta de presupuesto. Pero sí continuó cediéndonos el teatro García Lorca para representar nuestras obras, cosa que agradecemos. Aún así, y con gran esfuerzo, hemos continuado nuestra programación durante todo el año 2012. Pero será difícil que podamos seguir aguantando la situación un año más. El número de funciones se ha reducido considerablemente en estas últimas temporadas, tanto aquí como fuera de Getafe. Llevamos tres años sin poder estrenar nuevos montajes por falta de presupuesto, ofreciendo en su lugar reposiciones de obras ya vistas por mucha gente y que, como consecuencia, atraen menos público y por lo tanto proporcionan menos ingresos.

Si no recibimos la ayuda económica que solicitamos para el pago del local en el año 2013, del Ayuntamiento o de cualquier otra institución o empresa privada, es casi seguro que tendremos que echar el telón definitivamente, sin tan siquiera haber podido celebrar el que tal vez sea nuestro último aniversario.

A pesar de todo esto, no podemos dejar de agradecer a los getafenses el habernos seguido fielmente durante tanto tiempo, habiendo incluso abarrotado el teatro en todos los estrenos realizados. Gracias por no habernos fallado nunca.

http://www.getafecapital.com/index.php/opinion/901-opinion/8847-taormina-a-punto-de-echar-el-telon-definitivamente?view=article&id=8847%3Ataormina-a-punto-de-echar-el-telon-definitivamente&catid=901%3Aopinion

Teatro griego de Taormina, Sicilia, que dio nombre al grupoPor esa razón, abrimos una petición para reunir firmas, con la finalidad de que los responsables implicados vean el cariño y la admiración que esta localidad madrileña tiene hacia el grupo de teatro local por excelencia, con el que han crecido varias generaciones viendo obras dramáticas de los más diversos géneros y estilos (comedia, teatro infantil, tragedia, obras de reflexión), teniendo mucha importancia, sobre todo, para la educación en Getafe, sus “piezas didácticas”, en donde ambos actores/ directores engarzan con sus propios textos entremeses del teatro del siglo de oro, explicando la ajetreada vida del cómico de los siglos XVI y XVII, y los distintos estilos de hacer teatro que entonces había. Para Taormina, la educación en teatro ha sido su principal actividad junto (y unida) a la interpretación, una actividad por la que nunca han recibido, ni han pedido, demasiado: lo cual indica una entrega total y desinteresada al teatro. Por esa razón, sería una total injusticia que fueran a desaparecer por esto.

Firmar:

http://www.change.org/es/peticiones/concejal-de-cultura-del-ayuntamiento-de-getafe-dar-la-ayuda-solicitada-al-grupo-de-teatro-taormina

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