Posts Tagged ‘Koska’

Historia de la canción de autor: 1968-1975


A mediados de los 60, una tímida apertura propiciada por la subida al poder de las familias tecnócratas y de los políticos de tendencias liberales –también llamados “aperturistas” o “reformistas”, frente a los “inmovilistas”, también conocidos como el fatídico “búnker”-, más preocupados por el desarrollo tecnológico e industrial del país que por la salvación moral o el espíritu nacional (aunque quiero dejar constancia que de ninguna manera esto, en muchos de los casos, debe constituir una alabanza) y, muy especialmente, por el potencial turístico que siempre poseyó España, permitió ciertas libertades en las artes y en las labores editoriales. En palabras del cineasta Jesús Franco, la llegada al poder de personajes como Manuel Fraga y Pío Cabanillas supuso una bocanada de aire fresco (¡Fíjate cómo estábamos!, dice el director). Pero claro, nadie se llame a engaño, censura había, generalmente preceptora de los principios del movimiento nacional y de la moral cristiana. Simplemente fueron tiempos propicios para hacer algunas cosas aprovechando esa pequeña apertura. Es en ese contexto en el que nace en todo el país la canción de autor.
Lluís Llach ("La crisis de la Nova Cançó", Luis Carandell: www.triunfodigital.com) Pienso que posiblemente el gobierno franquista no prestara mucha atención a ciertas manifestaciones, al considerarlas simples fenómenos folklóricos minoritarios, pero debió llegar un momento en el que se vio desbordado ante la cantidad de canciones sospechosas. Canciones como "L’estaca" se publicaron sin muchos problemas, creyendo haber salvaguardado los principios "patrios"; sin embargo, al gobernador civil de Cataluña se le debió de caer el mundo encima cuando vio cómo cantaba el público: "Segur que tomba i ens podrem alliberar…” A raíz de esto la censura fue endureciéndose. Pero no sólo por esto…
Entre 1968 y 1975, la sucesión de revueltas estudiantiles, realmente no sólo inspiradas por elAntonio Gómez Mayo francés, también por un antecedente en 1956; la presión de los grupos de oposición y la actuación armada de algunos grupos de extrema izquierda e independentistas, provocaron que fuera declarado el estado de excepción. Muchas publicaciones y obras de cualquier tipo son secuestradas por el Ministerio de Información y, otras, no ven jamás la luz: es el caso del libro-disco de Labordeta Cantar y callar, que desaparece en el año 69 habiendo tenido un éxito considerable: se trataba de un EP acompañado por un libro de poemas del cantante aragonés. Pero curiosamente, en los primeros años 70, a pesar de prohibiciones, los cantautores y grupos de folk encontraban sitio en televisión y radio: esto es sólo explicable porque allí llegó gente nueva, gente joven y progresista que deseaba meter el dedo en la llaga de alguna u otra manera, gente Manuel Gerena con Rafael Alberti y María Teresa León (www.triunfodigital.com) como Carlos Tena  o Antonio Gómez: periodistas, críticos, reunidos en publicaciones como “Triunfo” o “Informaciones”, productores (Manolo Díaz con su sello “Acción”, y otros sellos también, como la catalana EDIGSA y sus filiares gallegas -EDIGSA-Xistral-, madrileñas –EDUMSA- y vascas, amén de otras, más posteriores como Gong); amén del aval, aunque valiera sólo para la izquierda, que muchos de estos intérpretes obtienen de intelectuales de la talla de Manuel Tuñón de Lara, historiador, que escribe la reseña para el primer LP de Labordeta; Gabriel Celaya, que dedica un poema a Raimon, que recibiría otra dedicatoria del poeta Salvador Espriu; o Rafael Alberti, enamorado del flamenco, que dedica dos poesías, una a Manuel Gerena y otra a José Menese.
Por otro lado, varios cantantes, a finales de los 60 y principios de los 70, se ven obligados a “emigrar”. La presión sobre Paco Ibáñez, que intentaba residir en Barcelona, consigue que regrese a su París. Cosa que también le ocurrirá a Manuel Gerena, que declaraba a Vázquez Montalbán que a él poco le importaba que sus discos arrasaran en Italia si su gente no podía oírlos. Lluís Llach decide actuar fuera para quitarse el sanbenito de cantante social y consigue un gran éxito en Francia, en el Olympia, y en Alemania, lugares donde todavía hoy es bastante admirado. Un novel cantautor vasco, de nombre Imanol, involucrado en sindicatos abertzales y en ETA, es detenido bajo la acusación de pertenencia a banda armada hacia el 68; es soltado, pero cuando llega el proceso de Burgos decide exiliarse a Francia, en donde empezará su gran obra, en compañía de Paco Ibáñez o con algunos de los futuros miembros de Gwendal. También otros, como Elisa Serna, harta de denuncias y detenciones, se verán obligados a pirarse. Xerardo Moscoso de Voces Ceibes es detenido, y al no tener la nacionalidad española (Xerardo era mexicano de padres gallegos) es expulsado del país y se va a París también. Benedicto a Portugal, a conocer a su nuevo referente en la canción, José Afonso, con quien trabajará dando conciertos y en la elaboración del álbum del portugués Com as minhas tamanquinhas hasta 1974, poco antes deLluís Llach con Pi de la Serra, durante el recital que éste dio en el Olympia en el año 74, acompañándole al piano en "Homenatge a Big Bill Bronzie" la gloriosa Revolución de los Claveles. Algunos otros, sin tener una necesidad amenazante de emigrar, descubren el placer de actuar fuera, sin la presión de la censura, de los boicots de la policía, las detenciones y las prohibiciones: Francia era el lugar adecuado para ello: los jóvenes franceses veían a sus compañeros como un pueblo que luchaba por la libertad de su tierra y eran acogidos con los brazos abiertos. Quizá sí recordaban quiénes entraron primero en París. Entre 1968 y 1975, después de un recital, la mayoría de los cantautores serían prohibidos en alguna provincia. El pistoletazo de estas prohibiciones bien pudo ser Raimon, tras su recital en la universidad de Madrid en 1968, permitido por las autoridades, pero disuelto con violencia. Los “altercados” le son imputados a Raimon, cuya actuación en Madrid es vetada hasta 1976; también estaba vetado en televisión, veto que durará hasta 1980. También fue vetado en 1968 Joan Manuel Serrat, por el “escándalo” eurovisivo, y su veto arrastró también al Dúo Dinámico, inocuos artistas cuya culpa fue declarar que la interpretación de Serrat de su tema les gustaba más que la de Massiel.


28 València 1971 II Festival de la Canción Ibérica: Favio, Zeca Afonso, Miro Casabella, C. Carlsen, Poni M., Paco Ibañez, Mª del Mar Bonet (cortesía de una amiga) Pero la dictadura franquista no fue nunca constante. Hay que tener en cuenta que España era un país en desarrollo, es decir pobre, y a algunos países no les hacía demasiada gracia la dictadura (aunque la prefirieran a la comunista); y por otro lado, la iglesia ya no era la del papa Pío IX, sino la de Juan XXIII y Pablo VI, papas más aperturistas que sus predecesores. Por eso, tras la tempestad, vino la calma. Pero encontramos un paisaje variado: la resistencia exterior e interior, más organizada, sigue presionando, aprovechando las épocas de apertura. Los cantantes exiliados, y algunos de los de dentro, son considerados tan peligrosos como Rafael Alberti, como es el caso de Paco Ibáñez, y a los que están aquí se les sigue con lupa: no es de extrañar que después de haber dado una gira por el extranjero un cantante o grupo descubriera que no le dejaban volver… Lejos de amedrentarse ante estas situaciones, se recrudecen las letras; los grupos de folk, hasta entonces considerados grupos de intérpretes de música tradicional, se politizan y hacen campañas regionalistas en discos y conciertos: el regionalismo ya había entrado para quedarse en la canción de autor, pero, a pesar de un gran regionalismo presente en la mayoría de los cantantes, se da una gran unidad entre ellos, y se llega a cierta conciencia de "raza musical": la canción ibérica reúne a todos los cantantes y grupos de los pueblos de España, pero también a los de Portugal y Latinoamérica, especialmente aquellos, chilenos, argentinos y uruguayos, que vinieron huyendo de la brutal represión de sus países, e incluso saharauis; comienzan a hacerse recitales multitudinarios en los que cada región o país estaba representado por lo menos por un cantante o grupo… Pero, aunque esto suena muy utópico, la dictadura seguía estando ahí presente, y era una dictadura que mataba.
Hacia 1973, tras el atentado contra el presidente del gobierno Carrero Blanco, un nuevo estado de excepción volvió a traer el imperio del terror: toda actividad, incluida, y especialmente, la actividad artística, es observada con lupa. El gobierno intenta desaforadamente vincular al PCE con ETA. Se suceden las reyertas entre grupos extremistas de izquierda y derechas: descontrolados, los grupos paramilitares de ultra-derecha, muchos de ellos comandados por gente del gobierno y de la Brigada Político Social, practican el miedo atentando, no sólo contra terroristas, sino contra todo tipo de persona sospechosa de "roja": abogados, estudiantes, sindicalistas, y sus sedes, incluidas librerías. Las manifestaciones y huelgas diversas son disueltas conManifiesto. Pedro Faura gran violencia: la policía y el sindicato vertical cuentan además con la inestimable ayuda de escuadrones de la muerte como los Guerrilleros de Cristo Rey, armados con porras y, en muchas ocasiones, con pistolas. Las detenciones masivas de sospechosos, así como las torturas, se sucedían; y, finalmente, los juicios sumarísimos, los tribunales militares y las ejecuciones: Salvador Puig Antich, anarquista, sería ajusticiado a garrote vil en una sentencia que pretendía sentar ejemplo y que era una venganza por el asesinato de Carrero. Más tarde serían los cinco últimos fusilados por el franquismo, con la firma del general: tres chicos del FRAP y dos de ETA. Este suceso movió conciencias masivamente: ni siquiera Pablo VI pudo resistir pedir su amnistía. Y tal vez fue el hecho que inspiró más canciones: por citar unas cuantas, porque este tema ya se abordará, podemos hablar de "Xirgatu egin zituzten" de Koska, "27 de septiembre" de José Barba, "27 de septiembre de 1975" de José Pérez, "Gure lagunei" de Urko, "El pueblo no olvidará" de Imanol, "Muerto a muerto" de José Menese, y el disco Manifiesto de Bernardo Fuster, bajo el pseudónimo de Pedro Faura; pero por supuesto, "Al alba", de Luis Eduardo Aute. Serrat, en gira por Latinoamérica entonces, no cantó nada al respecto, o al menos nada explícitamente como en estos casos, pero sus declaraciones al respecto le valieron el no poder volver a España.
En los 70, estas canciones se habían convertido, a pesar de la censura, en himnos de batalla para toda una generación (en la que dolorosamente hay deserciones también, o simplemente aprovechados). "A galopar", "L’estaca", "Para la libertad", "Agur Euskal Herriari", "Pola unión", "Canto a la libertad" o "O can" se habían convertido para los opresores en temas tan peligrosos como "La Internacional" o "A las barricadas"; por esa razón se prohibían en los recitales -si es que los había, porque dicen que podías ser prohibido por provocar con la mirada, como dicen de Lluís Llach-.
Y un día de noviembre…

Historia de la canción de autor: lenguaje y simbología


La gran virtud que la canción de autor tiene es su riqueza poética: no obstante, su raíz etimológica, traducida del francés, viene a significar canción con contenido poético. Aunque encontramos también cierta riqueza lírica en otros géneros como cierto pop que surgió a partir de 1965 hasta nuestros días, la psicodelia, el rock en general, pero muy especialmente el rock sinfónico y el rock duro (claro que esto abriría nuevos debates acerca de si se pudiera encuadrar como cantautores a ciertos grupos y solistas como Moody Blues, Jefferson Airplane o Grateful Dead), es en la canción de autor, especialmente la canción de autor clásica, en donde esta dimensión adquiere sus formas más literaria.

clip_image001Básicamente fueron tres los elementos que configuraron la Ars Poética de la canción de autor, uno de ellos en menor medida que los otros dos. Primera y fundamentalmente, se puede considerar a los cantautores herederos de prácticamente toda la tradición poética española; ilustra esto el repertorio del cantante de toda la producción poética española: Paco Ibáñez canta con la misma intensidad y respeto las obras de distintos autores a lo largo de la historia: la poesía del siglo de oro (Góngora, Quevedo), de la Generación del 98 (Machado), de la Generación del 27 (Lorca, Alberti, Hernández) y de la Generación del 50 (Celaya, de Otero, Goytisolo). Así, incluyendo además a los poetas españoles que escribieron en otro idioma, podemos perfectamente considerar a los cantautores deudores de toda la tradición poética, pero muy especialmente de la poesía de los años 50: aquella poesía, escrita en los cuatro idiomas cooficiales de hoy en día, que gritaba desesperadamente sobre las ruinas y la miseria de las ciudades y aldeas de la pos-guerra, y abogaba por la salvación y recuperación del Hombre.

Otra importante fuente fueron los textos de la canción de autor extranjera: la crítica a la sociedad burguesa de la Chanson francesa; la arenga a la justicia y a la libertad de la canción latinoamericana; el sindicalismo y la lucha por la igualdad social y racial de los cantautores norteamericanos; y el hermanamiento con la canción portuguesa, que al igual que los nuestros luchaban guitarra en mano contra una dictadura bastante similar a la de Franco. Jacques Brel, Georges Brassens, Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Pete Seeger, Woody Guthrie, Jose Afonso, Luis Cilia…, por citar a los más famosos, fueron maestros tanto musicales como literarios de nuestros cantautores.

La tercera, y la más curiosa, fue la censura franquista (de la que ya hemos hablado ampliamente en otras ocasiones). La influencia de la censura sobre la canción de autor tiene una lectura doble: un aspecto relativamente positivo y otro negativo. Lo positivo fue que para burlar la censura, los autores de todos los campos se vieron obligados a forzar su imaginación para decir cosas que no podían ser dichas más claramente, aunque esto en ningún modo puede achacarse a la represión censora, sino a la creatividad del autor; pero, por otro lado, el miedo a la castración censora conllevó en ciertos casos a una sobre-censura o auto-censura: en ocasiones, lejos de forzar la imaginación, la cercenaba y creaba cierta frustración: de ahí que algunos decidieran auto-exiliarse.

Ya hemos hablado en otras ocasiones de ciertas técnicas para burlar a la censura: la similitud fonética (decir «verda» en vez de «merda», «revulsió» en vez de «revolució», o «dentadura» en vez de «dictadura»), la ironía y la sátira, desbordar al censor con canciones censurables para finalmente grabar la que realmente se quería (Aute), el recurso al cancionero tradicional (especialmente si la canción había sido recogida por la Sección Femenina)… Pero hablemos sólo de poesía de autor (aunque, ¿alguien duda acaso de que el cancionero tradicional no sea poesía popular?).

Lenguaje

clip_image003El lenguaje utilizado generalmente en la canción de autor no es -al igual que los símbolos- realmente nuevo: también éste es heredado de las fuentes que hemos visto; pero obviamente, nada en arte es realmente nuevo, sino reciclado, incluso re-reciclado, por lo que, sin olvidar su deuda, la canción de autor recicla este lenguaje.

Un texto: un poema, una canción, una novela, una obra de teatro, etc., según yo lo veo, funciona por intencionalidad y por interpretación: intencionalidad del autor e interpretación del oyente. Un autor suele crear un texto con cierta intención, y lo publica: su labor concluye ahí y comienza la labor interpretativa del público. El público recoge el texto y le dota de la interpretación que él crea, coincida o no con la intención del cantante. Pongo por ejemplo «L’estaca»: una persona cualquiera, de cualquier país (en el que no se viva mal, si es que existe ese país), escucharía o leería el texto y no pasaría de ver una canción que podríamos denominar costumbrista rural; pero, gracias a la gran oportunidad interpretativa que ofrece la música, podría adivinar que algo no andaba bien en el país y en el tiempo en el que Lluís la compuso. Ahora claro, un español de los años 60, medianamente inteligente, en seguida piensa, y sus mecanismos asociativos comienzan a trabajar automáticamente. Claro que también a veces ocurren fenómenos de sobre-interpretación, a los que la censura era muy dada; aunque tenga poco que ver, en esto los Beatles fueron especialistas (por así decirlo), sobre todo por su manía de hacer canciones que no querían decir absolutamente nada: por eso, los fatídicos mecanismos de asociación de Charles Manson vieron en «Helter Skelter» un mensaje según el cual estaban llamando a la aniquilación absoluta, o, más simpática, mi profesora de música del instituto, viendo en la banda que toca en «Yellow submarine» (cuando Ringo canta “… and the band begins to play”) una crítica hacia el ejército. A veces la sobre-interpretación puede ser peor que la falta de ella, aunque en otras ocasiones resulta tal vez beneficiosa: nada hay de malo (aunque yo no crea en estas interpretaciones) que muchos crean que el “Canto a la libertad» de Labordeta sea un himno aragonesista, «L’estaca» catalanista o, jocosamente, «Rascayú» una denuncia del franquismo (¿lo fue realmente o no?). Por eso, para evitar tanto la sobre-interpretación como la falta de ella, y además intentar no ponerle las cosas fáciles a la censura para la prohibición oportuna, los cantautores tenían diversos recursos estilísticos: por un lado, los símbolos, de los que ya hablaremos más adelante, y por otro la forma del mensaje. Tanto símbolos como lenguaje no deben emborronar el significado demasiado: de antemano, el autor ha de contar con la complicidad del oyente, y, por esa razón -y porque se pretende una poesía, una canción, para todos-, se ha de ser todo lo claro que la censura permita. Esto no quiere decir tomar al oyente por tonto, sino más bien no caer en esnobismos u oscurantismos.

El mensaje además debe ser directo: debe buscar el compromiso mutuo con el oyente. Por eso razón, la mayoría de las canciones están escritas en segunda persona, tanto singular como plural («no estés así…», «Tu que me escoltes…»); aunque a veces la segunda persona plural se utilice para hacer una denuncia clara y directa. También suele utilizarse mucho la primera persona del plural («Nosaltres no som d’eixe món», «Gazte gera gazte», «Nosaltres les dones»…). La tercera persona, tanto plural como singular, se suele utilizar, o bien, para denunciar a un colectivo («Ells», «Ellos, los vencedores,…»), o bien, muy especialmente en aquel tipo de canción que mediante el retrato de uno o de varios individuos se pretende retratar a todo un colectivo, clase o estamento (canciones-tipo), ya sea para denunciar, como en el caso anterior, ya sea para acercarnos de manera solidaria a ese colectivo representado por tal personaje (véase «Manuel» o «Els veremadors» de Serrat, «La morrallita» y «El Salustiano» de Carlos Cano, «Vagabundo» de Patxi Andión,…). Por su parte, la primera persona del singular se utiliza para declarar la visión del mundo o las reflexiones de uno mismo: así, el oyente se deja de sentir solo. ¿Qué diferenciaría por esto a la canción de autor de otro tipo de canción que hablara sobre relaciones humanas? Pues precisamente esa dimensión novedosa que fue la aproximación al oyente, sin pretensión de estar a un nivel más alto que el oyente, y en la profundización en esas relaciones en vez de quedarse en el mero relato de lo sucedido o de los sentimientos.

Pero no basta sólo con el lenguaje. La censura estaba ahí, pesando, y para burlarla los autores que escribían sus propios textos tenían que echar mano de numerosos recursos estilísticos: metáforas, símiles, incluso disfrazar el mensaje en forma de leyendas o cuentos, y hasta recurrir al pasado remoto (la reconquista, los comuneros de Castilla, los guanches, la guerra de sucesión…). En esto jugaron un papel fundamental los símbolos.

Símbolos

Para decir ciertas cosas que no se podían decir, como hemos visto, estaba, por un lado, el recurso a la poesía. Gracias a ciertas medidas aprobadas por el ministro Fraga (aunque no fueran suficientes), sucesor del férreo Arias Salgado, hubo una cierta «libertad» editora; de esta manera, los cantautores pudieron cantar textos que se podían vender libremente, aunque, contradictoriamente, la mayoría de las veces se prohibiera cantar esos textos que sí estaban legalmente editados y se podían adquirir con plena o relativa libertad. Por otra parte, para decir estas cosas y pasar la censura, o al menos una de las que existían (si acaso la de grabar la canción), los cantautores, a la hora de escribir sus propios textos, echaron mano de los recursos literarios de sus poetas, especialmente aquellos de los años 50 que, al igual que ellos, escribían su producción bajo la dictadura (por tanto, atados a los mismos mecanismos censores). Las metáforas, los símbolos y las situaciones que los cantautores adoptaron no eran nuevos: habían sido tomados de la poesía social y testimonial de la que eran deudores: la poesía de la guerra civil, la poesía del exilio, la poesía escrita en las cárceles de Franco, la del desarraigado poeta de los 50 y de nuevos poetas amigos. Muchos de esos símbolos ya estaban en aquellos poetas. La palabra precisa y concreta que no podía ser dicha debía mudar, echar a volar su concepto a otro nido, a otra palabra.

De esta manera, el poeta y el cantautor crea un mundo propio, rico en símbolos y metáforas. Pero, rigiéndose por las tesis de la poesía social y testimonial, tampoco podía hacerse un discurso excesivamente complejo: se pretendía hablar a un amplio espectro de la población, desde estudiantes e intelectuales a obreros, campesinos y amas de casa. Había que encontrar el perfecto equilibrio entre la claridad (imposible por la censura) y el oscurantismo (indeseable si se quería que el receptor deseado acogiera el mensaje y le conmoviera). Sobre los símbolos utilizados en la canción de autor, vuelvo a recomendar fervientemente la obra de González Lucini. 20 años de canción de autor en España (varios tomos), en los que detalla una exhaustiva lista de símbolos de la que ésta es sólo una muestra aproximativa.

Éstos son algunos de los símbolos más recurridos:

  1. Símbolos negativos: describen la situación política y social de la dictadura. La mayoría de las veces encierran además a su contrario.

-La triada noche-silencio-oscuridad. Aunque son tres símbolos, casi siempre aparecen asociados, entrelazados entre sí. Lo que tienen en común es que los tres pesan como una losa sobre la población:

  • clip_image005La noche se entiende como concepto negativo: oscura, silenciosa, pavorosa… Es la noche que inquieta, que da miedo, cerrada, en la que cualquier cosa mala puede acontecer. Es la portadora de oscuridad. No en vano, la mayoría de las detenciones políticas se producían de noche. La mayor parte de las veces, la noche es el presente y antecede al día, que se espera con ansiedad y se sabe que llegará, aunque tarda. La noche es el franquismo entero. Algunos ejemplos son «La nit» de Raimon, «A la voz de un pueblo» de Celdrán, «Gaua» de Lourdes Iriondo, y «Al alba» de Aute (en ésta, sin embargo, por el especial contexto de la canción, lo que sucede a la noche no es el día, sino «la noche más larga»).
  • clip_image007El silencio: es lo que ocurre durante el franquismo, que se suele representar como la noche, y tiene diversas lecturas. Por un lado, el silencio es la censura, que prohíbe hablar, expresarse y manifestarse con libertad; por otro, aunque no se descarte la otra lectura, es lo producido por el miedo. El miedo cercena, castra, arranca a las personas el principal atributo de la humanidad: el lenguaje. Nunca es voluntario realmente, sino impuesto o autoimpuesto. El silencio sólo se romperá si todo el mundo comienza a hablar al unísono. El silencio también es la injusticia, el reprimir la rabia, la risa y el llanto.  En muchas ocasiones, el silencio es resignación. Ejemplos: «A la voz de un pueblo» de nuevo (esta canción contiene los tres símbolos), «Silenci» de Llach, «Jo vinc d’un silenci» de Raimon (en donde vemos el concepto del silencio como injusticia y resignación) o «Aquesta remor», cantada por Ramón Muntaner y por Coses.
  • La oscuridad: es el atributo de la noche y la hermana del silencio. Aunque no sea canción de autor, quien ha tratado este tema mejor ha sido el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, en obras como En la ardiente oscuridad. La oscuridad impide ver otra realidad mejor que esa, lo cual provoca conformismo ante el miedo que produce saber que hay más allá de la oscuridad. Es la ignorancia deseada por el régimen. La oscuridad es densa e impide la humanidad. En la oscuridad siempre gobierna el silencio: en lo lumínico, la oscuridad es igual que el silencio a lo sonoro. Es la representación de la represión, como el silencio. Lo contrario de la oscuridad, naturalmente, es la luz, cargada de significados tales como la esperanza, la libertad, la razón… De nuevo refiero a la gran canción de Celdrán «A la voz de un pueblo».

Otros símbolos o temas negativos

  • El miedo: no es exactamente un símbolo, sino un tema recurrente. El miedo era el estado natural de la población durante el franquismo. Aparece frecuentemente asociado junto a los tres grandes símbolos: la noche, el silencio y la oscuridad. Miedo a todo: al pecado, al comunismo, a la guerra civil, a la represión… Generalmente se refiere al miedo a la represión franquista, que tanto padecía todo aquel que estuviese en contra del régimen. El miedo debe vencerse o sobrellevarse, pero generalmente, el autor es consciente de que el miedo sólo desaparecerá cuando desaparezca el régimen. Canciones que sirven de ejemplo son «Contra la por» y «Sobre la por» de Raimon, «Contra el miedo» de Rosa León, «Beldurrez» («Con miedo») de Koska, «Novembre 72» de Lluís Llach.
  • clip_image009Longa noite de pedra (larga noche de piedra): se trata de un estremecedor poema de Celso Emilio Ferreiro. Fue musicalizado tan sólo una vez por Xavier González del Valle (Voces Ceibes) sin demasiada repercusión. A pesar de esto, el impacto del poema fue tal que todavía hoy, especialmente los gallegos, mucha gente se refiere a la dictadura como la «longa noite de pedra».
  • Símbolos cronológicos: ayer, hoy y mañana. Para 1939-1975, el ayer es un tiempo pleno, lleno de esperanzas, que nos fue robado y truncado, y deberá volver a ser re-hecho por todos (Llach: «Cal que neixin flors a cada instant», «Damunt d’una terra»); el hoy es la dictadura: un tiempo insoportable, pero irrenunciable que debe de cambiar; en el «hoy» siempre es de noche. Y el mañana, por su parte, merece un apartado a parte, en los símbolos positivos. Por el contrario, para el periodo 1975 en adelante, el ayer (1939-1975) es una época fea, desagradable, oscura; el hoy está todavía por hacer: aunque se valoran sus puntos positivos frente al ayer, se le reprocha lo que aún le falta o lo que pudo ser y no es: el llamado «desencanto» de 1975-1980 y en adelante. El mañana sigue siendo positivo y encerrando muchas posibilidades, aunque a veces se tantea la posibilidad de que sea peor que el hoy.
  • El invierno: la dictadura (disco de Aseari: «Negu luze hotzetik», «Desde el frío y largo invierno»).

Símbolos asociados a Franco y/ o a sus ministros:

  • clip_image011La estaca: aunque se trata de una única canción, «L’estaca» de Llach, desde su presentación al público, se convirtió en el símbolo por antonomasia que representara a la dictadura: una enorme estaca de madera podrida, pesada y astillante, que no deja caminar, contra la que los abuelos advierten a sus nietos y les dicen que la única manera es tirar todos de ella hasta que se caiga.
  • 43 El perro: representa a Franco y aparece principalmente en las canciones de Manuel Gerena: “arrancarle los dientes a todos los perros», que también se lo aplicó a Pinochet en «Por Víctor Jara y su justa venganza» («arrancarle los dientes al perro fiero»). También aparece en una sensacional canción de Bibiano llamada «O can», en el que Bibiano advierte a un viejo y decrépito can de palleiro que pronto va a morir y que se le está cayendo toda la dentadura.
  • 8 (2) El burro i l’àguila (el burro y el águila): de nuevo no es un símbolo recurrente, sino una única y emblemática canción titulada así, en esta ocasión del genial Pi de la Serra. El burro no es otro que Franco, y el águila real el entonces sucesor de Franco y Príncipe de Asturias, Juan Carlos. En ella, Quico nos dice que sólo conseguiremos volver a ser libres y felices cuando se mueran el burro y el águila real, que encarnan no sólo la represión, sino la reacción, lo antiguo, e incluso, me atrevo a decir, lo irracional (como opuesto a la razón que hace ciencia).
  • La montaña: hace referencia al carácter inmovilista del dictador y de sus más acérrimos seguidores (el búnker). En esta ocasión, se trata de una canción de Raimon titulada «La muntanya es fa vella», es decir, «La montaña se hace vieja».
  • La estatua: otro símbolo del inmovilismo, aunque más difuso, pues allí donde aparece parece ser sólo un vago apunte de lo que se quiere decir. Ejemplo: «A quién corresponda» («… los que sudan bajo la sombra de una estatua…»).
  • Símbolos carcelarios: el verdugo, el carcelero, las cadenas, la cárcel… De varios autores, incluidos los más preferidos poetas (Miguel Hernández, v.g.): los símbolos carcelarios hacen clara referencia al carácter de presidio que tenía el régimen, a aquella práctica de encarcelar, torturar e incluso ejecutar a todo aquel que no pensase igual que el dictador y sus ministros, aunque en realidad se podría considerar que todo el país era una inmensa cárcel. Varias canciones de Gerena, «Al alba» de Aute, «Aita kartzelan duzu» de Pantxo eta Peio, «Cadenas» de Jarcha, el «sepulturero mayor» en «Adivina adivinanza» de Sabina. etc.

2. Símbolos positivos: suelen referirse a una posibilidad o a una utopía:

  • El día (antítesis de la noche): es la luz, también el mañana; es lo que debe necesariamente suceder a la noche: así que siempre es el día de mañana, en el que además luce el sol. «Pola longa lonxanía» de Xerardo.
  • El amanecer representa una posibilidad abierta y positiva, mejor que la actualidad. El amanecer ahuyenta la noche y la oscuridad, y con ellas el miedo imperante. Junto al «día» y al «amanecer» suele aparecer también la idea de «despertar», frente a «dormir»: dormir implica no ser consciente de las cosas, no actuar, mientras que despertar representa justamente lo contrario, tomar conciencia, posiciones y actuar. Como ejemplo se me ocurre «Canción a las seis de la mañana» de, una vez más, Adolfo Celdrán.
  • La lluvia es un símbolo que aparece disperso por aquí y por allá, con diversas connotaciones, aunque suele ser un símbolo positivo. Obviamente no me refiero a la lluvia como símbolo en las canciones de autor cuyo tema sea el amor, como «Una balada de otoño», con sus connotaciones nostálgicas, sino a cómo es tratado en canciones de temática solidaria y aun social. Tenemos buenos ejemplos: en «Lluvia», de Luis Eduardo Aute, se resalta la el sentido de liberación de la lluvia; en «Choiva» de Benedicto se mezcla el matiz nostálgico de la lluvia a nivel de canción de amor con el tema solidario de la lluvia vista como una especie de alivio para el oprimido; y, por supuesto, «A cántaros» de Pablo Guerrero, en donde Pablo trata de la lluvia como elemento de la naturaleza que limpia la atmósfera, y otras cosas. En mi humilde opinión, siempre he creído que en esta canción Pablo estaba muy influenciado por la mentalidad campesina extremeña, en la que los campesinos aguardan la lluvia para que florezcan los campos, tema que también explotan los castellanos La Fanega en su «Santo Cristo de Hontariego». Por supuesto, hablamos de la lluvia amable, de la tormenta de verano que alivia del calor, de la lluvia que se espera ansiosamente en los campos, y no de la tempestad o de la tormenta violenta, que sería un símbolo, más bien, negativo.
  • El mar. Éste es otro símbolo que opera a dos niveles. A nivel de canción social, sobre la vida de los marineros, el mar es un símbolo negativo: el mar se traga vidas, esclaviza a los pescadores, es como una maldición. Tenemos ejemplos en «Nana a una vieja viuda del mar» de Patxi Andión, «Dorna» de Benedicto, «La mala pesca» o «Canción de la novia del pescador» de Adolfo Celdrán. Pero el mar, especialmente para la gente de interior, tiene también connotaciones positivas: el mar como horizonte posible, como espacio ancho de libertad, libre, sin dueño, es lo que nos cantan canciones como «A por el mar» de Rosa León, «Estamos chegando ó mar» de Bibiano (canción que se le ocurrió cuando volvía a su casa durante un permiso en su servicio militar) o, incluso, aunque sea como loa vitalista, «Mediterráneo» de Serrat, o la fabulosa obra sinfónica de Lluís Llach «El meu amic el mar», compuesta por cuatro partes.
  • La tierra. Aunque con diversas connotaciones, como pueden ser las relativas a las canciones regionalistas o nacionalistas, me refiero aquí casi exclusivamente a la tierra para trabajar. También tiene dos connotaciones, pero al contrario que el mar, la connotación negativa nunca llega a ser completa, salvo excepciones. La tierra, vista negativamente, es una tierra amarga, que produce con sus habitantes una relación de amor y odio si la tierra no sólo no da los frutos necesarios para vivir, sino que además le ata uno de muchas maneras, sentimental, económicamente o por miedo: «Pequeño propietario» o «Extremadura» de Pablo Guerrero, «Aragón» de Labordeta, o, la que yo pienso que es una de las mayores expresiones de desilusión y realismo, «Pueblo blanco» de Serrat (inspirada por su pueblo materno, Belchite). También como recuerdo de las atrocidades acontecidas unas décadas anteriores y como expresión de deseo de restañar esas heridas y traer la justicia en temas como «La meva terra» de Llach, o «Quatre rius de sang» de Raimon («Cuatro ríos de sangre» que representan a la cuádruple flama de las banderas de los territorios que antaño formaron el Reino de Aragón). Pero también la tierra como madre, como patria (pequeña o grande), como algo que rescatar y defender.

3. Símbolos históricos:

clip_image012Como la denuncia concreta contra una clase social o unos individuos determinados no pudo ser a menudo posible, muchos cantautores y grupos de folk, especialmente aquellos que tenían un fuerte espíritu regionalista/ nacionalista, buscaron semejanzas con acontecimientos del pasado que, de alguna manera, llevaron a la situación en la que entonces se encontraban. Personajes y hechos como la Reconquista («Al-Mutamid dice adiós a Granada» de Carlos Cano, «La gran pérdida de Alhama» de Paco Ibáñez), la guerra de Castilla (el álbum «Los comuneros» de Nuevo Mester de Juglaría), la conquista de Canarias («Cantata del mencey loco» de Sabandeños), la guerra de sucesión, por la que los Països Catalans perdieron su derecho a hablar en su lengua («Quan el mal ve d’Almansa» de Al Tall)… Y un largo etcétera.

Pero también personajes más cercanos en el tiempo, poetas y escritores exiliados o represaliados en, durante o tras la  guerra civil, como Miguel HEntierro_de_Antonio_Machado_en_Colliure_al_poco_de_su_exilio._El_ataúd_va_cubierernández («Al borde del abismo», Adolfo Celdrán), García Lorca («Federico» de Aguaviva, o «Verde» de Patxi Andión), y, sobre todo, Antonio Machado («De cómo Antonio Machado limpió su casa» de Carlos Cano; «Muerte de Antonio Machado», escrita por Antonio Gómez, compuesta por Antonio Resines y cantada por Teresa Cano; «En Colliure» de Serrat; o, en gallego, «Poema de emerxencia para Antonio Machado», cantado por Xerardo Moscoso). Claro que, a menudo, el mejor homenaje era la versión cantada de sus temas.

4. Personajes tipo

No es exactamente un símbolo, si acaso un personaje-símbolo. Se trata de representar una situación concreta, una injusticia o una denuncia presentando a un único personaje (generalmente, aunque a veces pueden ser grupos reducidos de personajes) como protagonista de una canción. De esta manera se consigue cierta solidaridad con aquello que representa el personaje, o cierto rechazo: no es más que un estilo que enraíza en la más pura tradición de la novela realista. Ejemplos de personajes «simpáticos» (que levantan simpatía) son, de Serrat, «Manuel», la historia de un campesino tan pobre que no poseía ni siquiera la soga con la que se ahorcó; y «La tieta», una de aquellas señoritas de edad que por circunstancias diversas se ve en un impuesto celibato. De Patxi Andión, aquel «Vagabundo» ateo y bondadoso; la muerte de un perro llamado «Pipo» ante la impasible sociedad; o la historia de aquel profesor rural, proveniente de la tradición laica, científica y socialista de la Institución Libre de Enseñanza, expulsado del pueblo por enseñar versos de Antonio Machado. Ésta última tiene una especie de gemela en «El profesor» de Aguaviva, un profesor que, pese a los reproches y por orgullo, se siente muy orgulloso del carnet socialista que le dio Julián Besteiro. La figura del emigrante en «El Salustiano» o «La morrallita» de Carlos Cano, o en «Emigrante» de Pablo Guerrero. Labordeta, en las «Coplas del tión», nos explicaba en primera persona el drama del primogénito que heredó el mayorazgo, y está condenado al celibato porque las mozas están emigrando a Barcelona… Y muchos más. Pero también se buscó a menudo ridiculizar a la clase dominante (es decir, la burguesía): así tenemos como Víctor Manuel se burlaba de un ministro que aspiraba a ser algo más en «Buenos días, Adela mía»; Pablo Guerrero ridiculizaba aquellas uniones concertadas entre la pudiente burguesía y la aristocracia que ya sólo conserva un escudo y un apellido evocador en «Ecos de sociedad»; o más abiertamente Patxi Andión en «Los bur-manos hu-gueses».

Bien, éstos son sólo algunos símbolos y algunos ejemplos de canciones. Por supuesto, hay muchos más, ya que, al igual que pasa con la literatura -digamos- convencional, cada autor suele tener sus propios símbolos o distintas connotaciones para un mismo símbolo. No cabe duda que el lenguaje fue lo que primordialmente ayudaba a configurar la intencionalidad y la interpreteación de una canción, mientras que los símbolos fueron un excelente recurso para burlar a la censura. Pero, como tantas otras veces he insistido, no fue la censura ni la dictadura la que elaboró estos símbolos, sino la genialidad poética.

Historia de la canción de autor: la palabra en su tiempo


Después de haber visto la toma de conciencia que se produce en la canción de autor española desde mediados de los años 60 hasta principios de los 80, configurándose en un peculiar y hermoso proyecto estéitco-político, podrá comprenderse mejor cómo el cantor se convierte también en juglar de la denuncia concreta de su tiempo.
Cantar y escribir en abstracto sobre la represión, la emigración, la explotación, las desigualdades sociales, es relativamente «fácil» (entiéndase como bien relativamente) en aquellos tiempos; pero denunciar un hecho concreto, especialmente cuando se tratan de los abusos del poder, es algo más complicado que requiere mucha imaginación y saber hacer por parte del cantante y del poeta, especialmente cuando de lo que se trata es de que una gente entienda lo que se está cantando y otra gente no pueda adivinarlo (aunque sí -es irremediable- intuirlo).
Si, como decíamos, el poema de Gabriel Celaya, «La poesía es un arma de futuro», constituye en muchos sentidos una especie de manifiesto fundacional de lo que también debe ser la canción, entonces el cantor tiene la obligación moral de denunciar todo aquello que ocurre, ya sea en abstracto ya fuera en concreto, cuando se podía.
Algunos ejemplos prácticos:
El 17 de Enero de 1969, la policía irrumpía en una casa con la intención de detener al estudiante activista Enrique Ruano. Según la versión ofrecida a la prensa, en el momento de su detención Enrique decide arrojarse quitándose así la vida. Todo el mundo pensaba, a día de hoy lo piensa, que el muchacho no se suicidó, sino que fue arrojado por la siniestra y despreciable Brigada político-social de la policía franquista al vacío (hay que recordar que, aunque en la policía hubiera gente de diversas condiciones, muchos chicos del campo sin estudios que ahí encontraban un trabajo seguro, en dicha brigada iba gente con ideas demasiado convencidas: que santitos no eran, vamos). María del Mar Bonet, aunque es probable que no parece que se inspirara en ese suceso en particular, narró cantando, con letra de Lluís Serrahima, el trágico suceso. Para que la canción pudiera grabarse, Mª del Mar, con la plena confianza en su público que un artista debe tener, dice que el chico se arroja por la ventana, pero eso no es lo que ella pensaba. Aquí la tienes interpretando el tema junto a Quilapayún:
http://www.youtube.com/watch?v=hfm9Lt_Au5I
María del Mar tuvo muchos problemas para cantar esta canción, aunque no diga en ningún momento que los hombres que llegan son policías, pero la cosa estaba demasiado clara. Elisa Serna la grabó en castellano en París, en su disco Quejido.
 

Salvador Puig Antich, anarquista catalán miembro del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación), que había perpetrado un atraco contra una oficina de La Caixa, fue detenido. Durante su detención, hubo un tiroteo en el que resultó muerto el agente de la Brigada político social Francisco Anguas Barragán, mientras que Puig Antich queda malherido. Con pruebas muy débiles, Salvador fue juzgado por un tribunal militar y condenado a muerte por garrote vil el 2 de Marzo de 1974 a pesar de las manifestaciones por su indulto a travér de todo el mundo, y de peticiones de perdón desde el Vaticano y otros estados. Pero los franquistas clamaban venganza por la muerte de Carrero Blanco, y no les importaba quién había de pagarlo. Lluís Llach le dedicó «I si canto trist», una canción que, sin embargo, parece hablar de todos, pero que seguramente cuando la sacó muchos adivinaron a quién realmente iba dirigida. Aún así, comparando la versión original del disco de mismo nombre con versiones en directo posteriores (en democracia) se nota que Lluís se vio forzado a cambiar la letra o a mostrar una que no era la que a él más les gustaría:

http://www.goear.com/files/localplayer.swf
Aquí le tienes, varios años después, interpretándola en directo, en la Gala de Amnistía Internacional, sin tantos problemas, a pesar de que el asesinato de Salvador todavía está impune, y su proceso sin revisar, gracias a la obstaculización por parte de cierta gente que hoy se dice ser amantes de la libertad (de mercado):
 

 

No menos importante fue el homenaje de Joan Isaac, sólo que él decidió hacer un homenaje doble, o incluso indirecto, al cantar a Margalida, novia de Salvador:
http://www.youtube.com/watch?v=Ptp0atzzn84
«A Margalida», incluida en su genial álbum Viure, es un buen ejemplo de aquellas canciones que utilizando el viejo tema lírico del amor, se convierte en un canto de solidaridad y de lucha, pero, por otro lado, también es una especie de denuncia indirecta.

Muchos fueron los abusos del régimen por aquellos años, a mediados de los 70, unos años en los que la represión franquista era especialemente virulenta. Otro ejemplo que podemos citar es a Imanol, que en su disco de 1976 rendía en la canción «Caminito de Erandio» homenaje a unos ecologistas muertos cuando realizaban una protesta por la degradación medio-ambiental de la que Erandio estaba siendo víctima; fue incluida en el disco de 1976 Herriak ez du barkatuko, en donde aparecía también la canción que da título en castellano al disco, «El pueblo no olvidará» (olvidará=perdonará), en la que hace un repaso a todos aquellos lugares en donde los perros del franquismo habían cometido tropelías contra la población civil, la mayoría de las veces sin motivo alguno. Del mismo disco es «Oskorria-Burgos 1970» (La aurora-Burgos 1970), un poema de Gabriel Aresti sobre el proceso de Burgos que más adelante también grabaría Oskorri con el título «Oskorri». Sobre el mismo suceso cantó Urko su «Irabazi dugu» (vencimos).

3 de Marzo de 1976, Vitoria-Gasteiz: la represión por parte de la policía contra una huelga obrera provocó cinco muertos por bala, a pesar de que los obreros se habían refugiado en una iglesia (http://www.loquesomos.org/lacalle/memoria/vitoria.htm). El suceso repercutió para mal en la imagen que el ministro del interior de entonces, d. Manuel Fraga Iribarne, como político reformista, especialmente después de que declarara «que esto sirva de ejemplo para aquellos que quieran perturbar el orden». Lluís Llach empleó entonces toda su rabia e indignación para denunciar tal injusticia, y emulando el requiem de Mozart compuso una de sus mejores obras: «Campanades a morts» 

 

Y aún hoy, esta herida tampoco está cerrada. ¿Adivinan quién se opone?

Pero tal vez ningún otro suceso hizo correr tantos ríos de tinta como de sangre como los últimos fusilados el 27 de Septiembre de 1975, la última ejecución firmada por Franco. De nuevo basándose en pruebas arbitrarias y débiles, un tribunal militar condenaba a muerte a José Luis Sánchez Bravo, Xosé Humberto Baena Alonso, Ramón García Sanz (Frente Armado Revolucionario Patriótico-FRAP), Ángel Otaegi y Jon Paredes Manot «Txiki» (Euskadi ta Askatasuna-ETA). Muchos fueron los que pidieron su amnistía, incluido el papa Pablo VI (cuentan que incluso con severa amenaza de excomunión para Franco), pero no sirvió de nada. Los cinco jóvenes, seguramente inocentes al 100% de los cargos que se les imputaban, fueron fusilados. Aquel suceso, independientemente de las ideas políticas de cada uno, inspiró a muchos cantantes: el disco Manifiesto de Pedro Faura está íntegramente dedicado a los chicos del FRAP, mientras que «Gure lagunei» (a nuestros amigos) de Urko, con letra de Telesforo Monzón, está dedicado a Txiki y a Otaegi. «El Pueblo no olvidará» de Imanol también denuncia este hecho, junto a otros hechos producidos por entonces. «27 de Septiembre» de José Pérez, «27 de Septiembre de 1975» de José Barba (ambos cantautores residentes entonces en el extranjero), «Muerto a muerto» de José Menese, «Xurgatu egin zituzten» de Koska y, por supuesto, «Al alba» de Luis Eduardo Aute:

 

Cuenta el propio Aute que esta canción la grabó en un tiempo récord. Iba a ser cantada por Rosa León al principio. Aute, queriendo que la canción saliera cuanto antes, no le dijo a nadie de qué trataba, ni siquiera a Rosa: «Oye, esto parece que habla de…», «No… Me ha salido así…». Sigo pensando que Luis Eduardo a Rosa no se la dio con queso, pero se calló. La canción apareció en el LP de Rosa León con el mismo nombre, Aute la grabaría al año siguiente en su LP Albanta.
He aquí de nuevo un ejemplo de cómo el tema más antiguo en la lírica, o uno de los más antiguos, puede convertirse en un eficaz arma de protesta, en este caso contra la pena de muerte. Para mí, «Al alba» ha quedado a la altura simbólica de poemas inmortales sobre el tema u otros parecidos, como las cartas de Antonio Gramsci, o los poemas de Miguel Hernández.

Pero tampoco tenían por qué ser sucesos trágicos: hace algunos días veíamos como Pantxo eta Peio cantaban en su «Aita kartzelan duzu» una fuga de presos (no es seguro que fuera la de Segovia) con alegres resultados.

Hubo miles de sucesos parecidos, miles de sucesos que mercerían una canción: el atentado contra los abogados de Atocha, por ejemplo, el asesinato por parte de los policías o de los ultras de estudiantes y sindicalistas… Pero no siempre es tan fácil -algo que he comprobado este año con este proyecto-: no siempre es fácil catalizar el dolor y la indignación por una injusticia, y a veces, antes de frivolizar, es mejor callarse. Sin embargo, a veces, la rabia es tan fuerte que se convierte en canción, en verso, en melodía: es lo más viejo del mundo casi.

 

Historia de la canción de autor: 1968-1975


A mediados de los 60, una tímida apertura propiciada por la subida al poder de las familias tecnócratas, más preocupadas por el desarrollo tecnológico e industrial del país que por la salvación moral o el espíritu nacional (aunque quiero dejar constancia que de ninguna manera esto constituye una alabanza) y, muy especialmente, por el potencial turístico que siempre poseyó España, permitió ciertas libertades en las artes. En palabras del cineasta Jesús Franco, la llegada al poder de personajes como Manuel Fraga y Pío Cabanillas supuso una bocanada de aire fresco (¡Fíjate cómo estábamos!, dice el director). Pero claro, nadie se llame a engaño, censura había, generalmente preceptora de los principios del movimiento nacional y de la moral cristiana. Simplemente fueron tiempos propicios para hacer algunas cosas y aprovechar esa pequeña apertura. Es en ese contexto en el que nace en todo el país la canción de autor.
Pienso que posiblemente el gobierno franquista no prestará mucho caso a ciertas manifestaciones y considerarlas simples fenómenos folklóricos minoritarios, pero debió llegar un momento en el que se vio desbordado ante la cantidad de canciones sospechosas. Canciones como «L’estaca» se publicaron sin muchos problemas creyendo haber salvaguardado los principios «patrios»; sin embargo, al gobernador civil de Cataluña se le debió de caer el mundo encima cuando vio cómo cantaba el público: «Segur que tomba i ens podrem alliberar»… A raíz de esto la censura fue endureciéndose. Pero no sólo por esto…
En 1968, la sucesión de revueltas estudiantiles, inspiradas por el Mayo francés, la presión de los grupos de oposición y la actuación armada de algunos grupos de extrema izquierda e independentistas provocaron que fuera declarado el estado de excepción. Muchas publicaciones y obras de cualquier tipo son secuestradas por el Ministerio de Información y, la mayoría, no ven jamás la luz: es el caso del libro-disco de Labordeta Cantar y callar, que desaparece en el año 69: se trataba de un EP acompañado por un libro de poemas del cantante aragonés. Pero curiosamente, en los primeros años 70, a pesar de prohibiciones, los cantautores y grupos de folk encontraban sitio en televisión y radio: esto es sólo explicable porque allí llegó gente nueva, gente joven y progresista que deseaba meter el dedo en la llaga de alguna u otra manera.
Por otro lado, varios cantantes, a finales de los 60 y principios de los 70, se ven obligados a emigrar. La presión sobre Paco Ibáñez, que intentaba residir en Barcelona, consigue que regrese a su París natal. Lluís Llach decide actuar fuera para quitarse el sanbenito de cantante social y consigue un gran éxito en Francia, en el Olympia, y en Alemania, lugares donde todavía es bastante admirado. Un novel cantautor de nombre Imanol, involucrado en sindicatos abertzales y en ETA, es detenido bajo la acusación de pertenencia a banda armada; es soltado, pero cuando llega el proceso de Burgos decide exiliarse a Francia, en donde empezará su gran obra. También otros como Elisa Serna, harta de denuncias y detenciones, se verán obligados a pirarse: Xerardo Moscoso se va a París también, Benedicto a Portugal, en donde trabaja y colabora con el gran José Afonso. Algunos otros, sin tener una necesidad amenazante de emigrar, descubren el placer de actuar fuera. Francia era el lugar adecuado para ello: los jóvenes franceses veían a sus compañeros como un pueblo que luchaba por la libertad de su tierra y eran acogidos con los brazos abiertos. Quizá sí recordaban quiénes entraron primero en París.
Pero la dictadura franquista no fue nunca constante. Hay que tener en cuenta que España era un país en desarrollo, es decir pobre, y a algunos países no les hacía demasiada gracia la dictadura (aunque la prefirieran a la comunista); y por otro lado, la iglesia ya no era la del papa Pío IX, sino la de Juan XXIII y Pablo VI, papas más aperturistas que sus predecesores. Por eso, tras la tempestad, vino la calma. Pero encontramos un paisaje variado: la resistencia exterior e interior sigue presionando, aprovechando las épocas de apertura. Los cantantes exiliados, y algunos de los de dentro, son considerados tan peligrosos como la Pasionaria o Rafael Alberti, como es el caso de Paco Ibáñez, y a los que están aquí se les sigue con lupa: no es de extrañar que después de haber dado una gira por el extranjero un cantante o grupo descubriera que no le dejaban volver… Lejos de amedrentarse, se recrudecen las letras; los grupos de folk, hasta entonces considerados grupos de intérpretes de música tradicional, se politizan y hacen campañas regionalistas en discos y conciertos. A pesar de un gran regionalismo presente en la mayoría de los cantantes, se da una gran unidad entre ellos, y se llega a cierta conciencia de «raza musical»: la canción ibérica reúne a todos los cantantes y grupos de los pueblos de España, pero también a los de Portugal y Latinoamérica, e incluso saharauis; comienzan a hacerse recitales multitudinarios en los que cada región o país estaba representado por lo menos por un cantante o grupo… Pero, aunque esto suena muy utópico, la dictadura seguía estando ahí presente, y era una dictadura que mataba.
Hacia 1975, especialmente tras el atentado contra el presidente del gobierno Carrero Blanco, un nuevo estado de excepción volvió a traer el imperio del terror: toda actividad, incluida, y especialmente, la actividad artística, es observada con lupa. Se suceden las reyertas entre grupos de izquierda y derechas: descontrolados, los grupos paramilitares de ultra-derecha, muchos de ellos comandados por gente del gobierno, practican el miedo atentando, no sólo contra terroristas, sino contra todo tipo de persona sospechosa de «roja»: abogados, estudiantes, sindicalistas… Las manifestaciones y huelgas diversas son disueltas con gran violencia. Las detenciones masivas de sospechosos, así como las torturas, se sucedían; y, finalmente, los juicios sumarísimos, los tribunales militares y las ejecuciones: Salvador Puig Antich, anarquista, sería ajusticiado a garrote vil; más tarde serían los cinco últimos fusilados por el franquismo, con la firma del general: tres chicos del FRAP y dos de ETA. Este suceso movió conciencias masivamente: ni siquiera Pablo VI pudo resistir pedir su amnistía. Y tal vez fue el hecho que inspiró más canciones: por citar unas cuantas, porque este tema ya se abordará, podemos hablar de «Xurgatu egin zituzten» de Koska, «27 de septiembre» de José Barba, «27 de septiembre de 1975» de José Pérez, «Gure lagunei» de Urko, «El pueblo no olvidará» de Imanol, «Muerto a muerto» de José Menese, y el disco Manifiesto de Bernardo Fuster bajo el pseudónimo Pedro Faura; pero por supuesto, «Al alba», de Luis Eduardo Aute. Serrat, en gira por Latinoamérica entonces, no cantó nada al respecto, o al menos nada explícitamente como en estos casos, pero sus declaraciones al respecto le valieron el no poder volver a España.
En los 70, estas canciones se habían convertido, a pesar de la censura, en himnos de batalla para toda una generación, en la que dolorosamente hay deserciones también. «A galopar», «L’estaca», «Para la libertad», «Agur Euskal Herriari», «Pola unión», «Canto a la libertad» o «O can» se habían convertido para los opresores en temas tan peligrosos como «La Internacional» o «A las barricadas»; por esa razón se prohibían en los recitales -si es que los había, porque dicen que podías ser prohibido por provocar con la mirada, como dicen de Lluís Llach-.
Y un día de noviembre…

Viva mi tierra!


Aquí tenéis una relación de canciones regionalistas de, más o menos, todas las regiones: para aquellos que quieran cantar a su tierra, que no es un pecau. Ha sido extraída de 20 años de canción (1er volumen) de Fernando González Lucini:

ANDALUCÍA

Aguaviva:

¡Ay amor! (García Lorca-M. Díaz).

Poetas andaluces. (R. Alberti-M. Díaz

Al’Andalus

Pinceladas. (José Alonso Fernández).

Andalucía despierta.

Antonio Mata

Balada de los hombres del sur..

Entre la lumbre y el frío.

Benito Moreno.

Sevillano.

Los Cantores de Híspalis.

Despierta Andalucía (Aurelio Verde, Moya, Pascual González).

Cantores.

Carlos Cano.

Verde y Blanca (1976)

Viva la Grasia

La hoguera

Pasodoble p’Almería (1977)

Murga de los currelantes

La controversia

Rota oriental (R. Alberti)

Huelva mía (1980)

A una bella durmiente

Crónicas granadinas (1978)

Andalucía Superstar (1981)

El rey Al’Mutamid dice adiós a Sevilla (1980)

Enrique Morente.

Defender Andalucía.

Gente del Pueblo.

Todos a una (José Mª Carrillo).

Hay que repartir la tierra.

Sevillanas de la autonomía (Carrillo-J. A. Luque)

Arraigo andaluz (Carrillo-Lorenzo Gómez Holgado).

Se van por despeñaperros (Carrillo)

Otra Andalucía

Vinieron los moros

Jarcha

Shalon (P. Herrero)

Nuestra Andalucía (J. J. Oña)

Retratos de Andalucía (Oña-A. Corpa)

Andalucía (Eduardo Álvarez Heder-Corpa)

A pasito seguro (S. Távora) Andalucía: en pie (1980)

En pie (Távora)

Quebranto andaluz (Juan Antonio Guzmán-Corpa)

Himno de Andalucía (Inafante-Maestro Castillo)

José Menese

  1. Andalucía: 40 años
  2. Tan hermoso baluarte. Mi cante a la esperanza (rca, 1981)

Juan Antonio Muriel

  1. Poder andaluz (Belter 77)
  2. Entre la cal y el cubo

Luis Marín

  1. Cantata de Andalucía (Andrés Sorel) Lp completo (Movieplay, 1977)
  2. El anarquismo andaluz (Antonio María Calero) (1977)

Manuel Gerena

  1. El sudor unido es una bandera. Canto a la unidad de verdad (Movieplay, 1978)
  2. Andalucía es la madre

Manuel Toharia

  1. Romance de la conquista de Alhama, con la cual comenzó la última guerra de Granada. (anónimo morisco) (Movieplay, 1976)

Paco Ibáñez (La poesía española de hoy y de siempre –Polydor, 1972) JARCHA (Andalucía vive –Novola-Zafiro, 1975) Los Juglares (Está despuntando el alba –Ariola 1976)

1. Andaluces de Jaén

Paco Ibáñez

1. La gran pérdida de Alhama (anónimo)

2. Balada del que nunca fue a Granada

Pedro Ávila

  1. Perdido está el andaluz (Alberti). El hombre nuevo cantando

Pepe Suero

1. Andaluza flor morena (M. Sánchez Pernía). Mi tierra es un potro (Columbia, 82)

2. Mi tierra es un potro (Schez. Pernía-Mª Carmen-Suero)

3. Andaluces que es de tó (Sánchez Pernía)

Raúl Alcover

  1. Por esta gente. En esta tierra (RCA, 78)
  2. Aquí lo digo. En esta tierra (72)
  3. Cancionero guía (para andar por el aire de Granada)
  4. Andalucía
  5. En esta tierra

ARAGÓN

Boira

1. Aragón, 20 de diciembre de 1591 (Agustín S. Vidal-Gaspar Sanz) De par en par (Guimbarda, 1979)

2. Aragón es parra vieja (Félix Bolea-Jacinto Martín-Alberto Bellido)

3. Nuestra tierra tiene entrañas (Eugenio Frutos-Jacinto Martín)

La Bullonera

  1. Hermana tierra amiga (María Pilar Navarrete-Maestre) (Movieplay 76); La Bullonera

2. Y estos yermos de Aragón (J. Maestre)

3. Me dicen que no quieres (Labordeta-Maestre)

4. Ver para creer

5. Bajo Aragón

Joaquín Carbonell

-Me gustaría darte el mar

-Canción para un invierno (Teruel)

-Con la ayuda de todos

-Nos quedamos solos

-Según me parece a mí

-Cuando vaya a Huesca

-Arcillas y romeros

-Zaragoza

-Aragón el Paraíso

-Soy de una tierra mudéjar

José Antonio Labordeta

Aragón

-Coplas de Huesca

-Cierzo

-Amarga compañera

-Coplas de Palentonia

-Albada (escuchadla en directo acompañado por Imanol)

-Rogativa de agua

-Poema

Tomás Bosque

Deseos

-A todos

ISLAS CANARIAS

Los Chincanarios

-Éste es mi pueblo

-Icod a los poetas

Juan Carlos «Kako» Senante

-Coplas para mi gente

-Qué te pasa tierra mía

-Ser gaviota

-Piedras en el mar

-Canarias (Julio Fajardo)

-Máscara de Carnaval

-Endecha de las dos islas

-Siete

-Una gaviota en Madrid

Los Sabandeños

Cantata del mencey loco (Lp completo)

-Las seguidillas del salinero (Lp)

-Guanche (Lp)

-Canarios en la independencia de Latinoamérica (Lp)

-Cantos canarios (Lp)

-El güeyero

-Lucha canaria

-Folías parranderas

Taburiente

-La raza vive

-Navidad guanche

-Ach Guañac

-Silencio de siglos

Verode

Ser canario

-Romance del silbo gomero

-Canto al emigrante

CASTILLA

Amancio Prada.

Romance de la reina Juana (Luis López Álvarez)

Elisa Serna

Áspera meseta

-Regreso a la semilla

La Fanega

Una jota castellana

-Cogiendo los tractores

Juan Velasco

Lagarteranas del tío Juan

Julia León

-El arriero

-La pinariega

Nuevo Mester de Juglaría

Los comuneros (Lp)

LA MANCHA

Manuel Luna

Seguidillas manchegas

-A la Mancha

GALICIA

Benedicto

Pola unión (Curros Enríquez)

-Berros de loita (X. Cabada Vázquez)

Fuxan os Ventos

Cántiga de berce

-Brazo pra seitura

-Cantar de cego II

-Cántiga pra unha androidada (X. Luis Rivas Cruz)

-Cara á libertade

-Mencer

Jei Noguerol

Alborada pra mañán

-Cántigas pra rematar

Luis Emilio Batallán

Ahí ven o maio

María Manoela

Idioma meu

-Falade galego

Miro Casabella

-Anacos

-O meu país (Xoan Manuel Casado)

-Ti, Galiza

-O mariscal (Cabanillas)

-Comenzo de canto (Uxio Novoneira)

-A bandeira

-Aló no alto de alba

-Meu carriño (Cabanillas)

-Os irmandiños (popular)

-Hino (Cabanillas-José Mario Blanco)

Suso Vaamonde

Terra

-Vestida de aldraxe (Manuel Rodríguez López)

-Gaita irreal (C. E. Ferreiro)

-Galicia (Manoel María)

-Ninguén

-Letanía de Galicia (Uxio Novoneira)

-Limiar (Ferreiro)

-Bande (Ferreiro)

Xerardo Moscoso

Deitado frente ao mar (Ferreiro)

-Acción galega (Cabanillas)

-Galicia (Salvador García Bodaño)

-Pobo, terra e lingoa (G. Roxo)

-Este vaise… (R. de Castro)

-As augas das fontes e os ríos

Xocaloma

Terra

-Iste é o meu pobo

-A lingoa tiveran (Eduardo Pondal)

-A Villagarcía (popular)

-O vello libro

-Miña Galicia

-Cántiga pra Daniel

EUSKAL-HERRIA

Antton Valverde

Utsa

-Itsuak ezinikusi (X. Lete)

Aseari

Euskal andreari

Benito Lertxundi

Oi gure lurra

-Oi lur, oi lur (Lizardi)

-Herribehera

-Zuberoa I

-Zuberoa II

-Oi Zuberoa

-Aizkoako mendietan

-Amodiozko poema (Errepolloneuke)

-Orbaizetako arma olaren kantua

-Bizkaia maite (Irigaray)

Bitoriano Gandiaga

Oroitza (Iparragirre)

Errobi

Euskadi

-Gure zortea

-Nora goaz

Fernando Unsain

Euskadin represioa (Txato Aguirre)

-Olabeagatik (A. Irigoyen)

-Aizkorritik itsasora

Gorka Knörr

Eskolan

-Gebara

-Oi arnasa hura (B. Gandariaga)

-Herri bat gara (Irigoien)

-Etorriko direnel (P. Zabaleta)

-Herri geldieznari

-Edongo ari

Imanol

-Josepa Mendizabal (Aresti)

-Euskadin represioa (Aguirre)

-Mendian gora

Iñaki Eizmendi

-Gure jakintsuak

-Gure herria (Atxaga)

-Euskalerria neska balitz

Koska

Baserriak (A. Guilló)

-Bihozkadar (Lp)

Lourdes Iriondo

Kitarratxoa ta euskera (Zugasti)

-Nere erria (poema judío)

-Beotibarko gudua

-Igora euskera! (Iparragirre)

Maite Idirin

-Umezurtza (Bitor Egurrola)

-Herri miña (J. Ganbarena)

-Bakoitzak bere (J. Apalategi)

-Euskara (B. Etxepare)

Manex Pagola

Ez da berria ene kantua

Mikel Laboa

Herria eta hizkuntza

-Orreaga

Miren Aranburu

-Gaurko Euskal Herriari

-Zure barnean

Natxo de Felipe

Zergatik zara zu mitozale

-Kapitain piloto (Aresti)

-Aingizko herrian (Aresti)

Oskorri

–Emazurtz (Aresti)

-Euskal unibertsitatea (Amuriza)

-Oskorri (Aresti)

-Bizkaiko aberatsak (Aresti)

Pantxoa eta Peio

-Bai euskarari

-San Prudentzio, San Agustín (Pagola)

-Astiri bat Garazin (Pagola)

-Telebixta eta radio

-Nun dago?

-Kanta aberria

-Batasuna -unidad- (Monzón)

-Ikastoletako ereserkia

-Itsaso ondoan

-Nigarra belgian

-Euskaldunek munduan

Patxi Villamor

-Herri batean

Txomin Artola

Arrantzale erri

-Lau urte nituelarik

Urko

-Agur Euskal-Herriari

-Guk euskaraz

-Lehenengo ikaskaia

-Nor nintzen ni

-Herri bat (Goikoetxea)

-Goiherri (Zabaleta)

Xabier Lete

-Euskalerri nerea

-Nafarroa, arragoa

-Alzateko Juan

-Kontrapas

-Gauaren ordezko eguna (Valverde)

Zorion Egileor

Izurrin zaharra

-Nere atzak

Urretxuko herria: Gernikako arbola

Telesforo de Monzón: Batasuna

Mixel Labeguerie/ Eneko Labeguerie: Parisen eta Madrilen

Guillermina Motta: A un amic del País Basc

Raimon

-País Basc

-A un amic d’Euskadi

VALENCIA

Al Tall

Procesó

-Romanç de cec

-Lladres

-Cant de maulets

-Tío Canya

-Del saber

Lluís Sifoner

-Yo soy Vicente

-Día nacional

-No tinc res contra Castella

-25 de Abril

-Moxeranga

-Som

-Als nous valencians

Ovidi Montllor: A Alcoi

Paco Muñoz

Vos vull parlar

-Et sents valencià?

-Què vos passa valencians?

ASTURIAS

Francisco Díaz: Asturias

Nuberu:

-Asturies: tiempu de nosotros

-Aída Lafuente

-Atiendi, Asturies

-Dios te llibre de Castiella

Víctor Manuel

-Asturias (P. Garfias)

-Aída Lafunete

CATALUNYA

Joan Isaac: Barcelona, ciutat gris

Gato Pérez

Rumba de Barcelona

-Passejant pel Vallès

Lluís Llach:

-Verges 50 (Lp)

-La meva terra

Ovidi Montllor

-Corrandes de l’exili (P. Quart)

Raimon: El meu poble i jo (S. Espriu)

VARIOS

María del Mar Bonet. Cobles de la divissió del Regne de Mallorca

UC. En aquesta illa tan pobra

Daniel Vega. Cantabria

Pablo Guerrero. Extremadura

Carmen, Jesús e Iñaki.

-La Rioja existe

-La Rioja empieza a caminar

Claro que la lista no está completa, pero es un buen comienzo.

Lista


Os presento una lista de cantautores y grupos desde 1963 hasta 1982. Ha sido extraída de 20 años de canción (1er volumen) de Fernando Gonzáñez Lucini, un autor que se ha dedicado a su estudio y me ha enseñado bastante: 

Canción en castellano:

Adolfo Celdrán

Aguaviva

Al’Andalus

Alfredo Carrión

Alberto Pérez

Almas Humildes

Amancio Prada

Ana Belén

Antonio Curiel

Antonio Mata

Antonio Resines

Benito Moreno

Boira

La Bullonera

Los Cantores de Híspalis

Carlos Cano

Carmen, Jesús e Iñaqui

Chicho Sánchez Ferlosio

Los Chincanarios

Daniel Vega

Elisa Serna

Els Sapastres

Enric Barbat

Enrique Morente

La Fanega

Francisco Curto

Francisco Díaz

Gato Pérez

Gente del Pueblo

Hadit

Hilario Camacho

Humo

Ignacio Fernández Toca

Javier Ruibal

Javier Krahe

Jarcha

Joan Manuel Serrat

Joaquín Carbonell

Joaquín Díaz

Joaquín Sabina

Jorge Melgarejo

José Antonio Espinosa

José Antonio Labordeta

José Antonio Muriel

José Heredia Maya

José M. Bravo

José Menese

Juan Carlos Senante

Juan Peña “El Lebrijano

Juan Velasco

Julia León

Los Lobos

Lole y Manuel

Luis Eduardo Aute

Luis Leal

Luis Marín

Luis Pastor

Las Madres del cordero

Manolo Díaz

Manuel Gerena

Manuel Luna

Manuel Toharia

María Salgado

Maricruz

Marisol

Massiel

Miguel López

Moncho Alpuente

Nuestro Pequeño Mundo

Nuevo Mester de Juglaría

Pablo Guerrero

Paco Ibáñez

Patxi Andión

Pedro Ávila

Pedro Faura (Bernardo Fuster)

Pepe Suero

Raúl Alcover

Ricardo Cantalapiedra

Rosa León

Los Sabandeños

Senda

Suburbano

Taburiente

Teddy Bautista

Teresa Cano

Tomás Bosque

Vainica Doble

Verode

Víctor Manuel

Euskaraz kanta

Aitor Badiola

Antton Valverde

Aseari

Benito Lertxundi

Bitoriano Gandiaga

Errobi

Fernando Unsain

Gontzal Mendibil

Gorka Knörr

Hibai Rekondo

Imanol

Iñaki Eizmendi

Itziar

José Mari Iriondo

Koska

Lourdes Iriondo

Lupe

Maite Idirin

Nanex Pagola

Mikel Laboa

Miren Aranburu

Natxo de Felipe

Oskorri

Pantxoa eta Peio

Patxi Urrestarazu

Patxi Villamor

Txomin Artola

Urko

Xabier Lete

Zorion Egileor

Cançó en català, valencià i mallorquì

Al Tall

Coses

Cuixa

Delfí Abella

Dolors Laffitte

Enric Barbat

Guillermina Motta

Jaume Arnella

Jaume Sisa

Joan Baptista Humet

Joan Isaac

Joan Manuel Serrat

Josep M. Espinàs

Lluís Llach

Lluís Miquel

Lluís El Sifoner

María Cinta

María Girau

María del Mar Bonet

Marina Rossell

Miquel Porter

Ovidi Montllor

Paco Muñoz

Pau Riba

Els Pavesos

Pep Laguarda

Pere Tàpies

Pi de la Serra

Rafael Subirachs

Raimon

Ramón Muntaner

Remei Margarit

Tapinería

Teresa Rebull

La Trinca

Xavier Ribalta

Canción en galego

Amancio Prada

Benedicto

Bibiano Morón

Emilio Cao

Fuxan os Ventos

Guillermo Roxo

Jei Noguerol

Luis Emilio Batallán

María Manoela

Miro Casabella

O Carro

Pilocha

Suso Vaamonde

Vicente Araguas

Xavier González del Valle

Xerardo Moscoso

Xoan Rubia

Xocaloma

Xose Manuel Conde

Canción en bable

Gerónimo Granda

Nuberu

Canción latinoamericana

Alberto Cortez

Alfredo Zitarrosa

Alpataco

Amaury Pérez

Amerindios

Amparo Ochoa

Andrés Jiménez

Ángel Parra

Atahualpa Yupanqui

Carlos Megía Godoy

César Isella

Claudina y Alberto Gambino

Contracanto

Charo Cofré

Daniel Salinas

Daniel Viglietti

Los Folkloristas

Gabriel Salinas

Horacio Guarany

Indio Juan

Inti-Illimani

Isabel Parra

Los Juglares

Manuel Picón y Olga Manzano

Marta Contreras

Mercedes Sosa

Miriam Ramos

Nacha Guevara

Noel Nícola

Osvaldo Rodríguez

Pablo Milanés

Patricio Castillo

Patricio Mans

Pedro Luis Ferrer

Quilapayún

Quintín Cabrera

Rafael Amor

Roy Brown

Sara González

Sergio Ortega

Silvio Rodríguez

Soledad Bravo

Tita Parra

Tito Fernández

Víctor Jara

Violeta Parra

Por supuesto, ésta lista no está completa: hay quien incluiría a cantantes y a grupos como Gualberto, Smash, Triana, Barcelona Traction, Iceberg, Companya Elèctrica Dharma…