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Homenaje a las Brigadas Internacionales


¡Tantas banderas!/ ¡tantos países!
¡tantos idiomas/  y un canto libre!
¡Tantos idiomas…!/ ¡y un solo canto
que alza la sangre/  y une las manos!

Antonio Gómez, “Celestino Alfonso

Hará unos días, paseando por la Avenida Complutense, descubrí con horror que alguien, cierto tipo de gente, había mancillado el monumento a las Brigadas Internacionales con pintura roja y escribiendo “asesinos” en el obelisco. Me causó una honda tristeza, a la par que indignación, por lo ejemplar que su acción y sus actos tuvieron. Voy a explicar brevemente su historia.

bandera brigadas_internacionalesContrario a la creencia popular, el origen de las Brigadas Internacionales no estuvo en el estallido de la guerra civil, sino un año antes; en 1935. Debido a las acciones de los gobiernos fascistas de Hitler, Mussolini y otros, la deriva hacia el fascismo de algunos gobiernos conservadores y el auge de este tipo de movimientos en todos los países democráticos del mundo, junto a las pretensiones imperialistas de Alemania e Italia, cuyo Duce decidió reclamar la tierra de Etiopía (éste fue, por así decirlo, el “Vietnam” de la intelectualidad internacional de mediados de los años 30), un grupo de intelectuales franceses decidió plantar cara al sistema que declaraban enemigo de la cultura y –por consiguiente- de la humanidad, y celebrar el I Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que tuvo lugar en París, en junio de 1935, y al que asistieron escritores de todas partes del mundo y de toda ideología opuesta al fascismo: algunos de ellos fueron André Gide, André Malraux, el católico Emmanuel Mounier, Henri Barbusse…, por Francia; Aldous Huxley por el Reino Unido; Ilya Ehrenburg, Mikhail Koltzov y otros por la Unión Soviética; Jaime Corteçao por Portugal; Bertolt Brecht, Heinrich Mann y otros, representando a la literatura exiliada de Alemania, junto a un escritor enmascarado que practicaba en tierras germana lo que se llamaba “literatura ilegal”; escritores de Grecia, Italia, Bulgaria, de Estados Unidos, de toda Latinoamérica, India, Irlanda, China, Japón… Por España, la delegación estuvo presidida por el socialista Julio Álvarez del Vayo, sustituyendo al presidente original, Ramón María del Valle Inclán, gravemente enfermo ya por entonces. El estrado estuvo presidido por la famosa estrella de tres puntas, símbolo del antifascismo internacional, que más tarde tomarían como emblema las Brigadas. De todos los acuerdos que allí se tomaron, lo que más nos interesa son éstos: el Congreso, representado por sus delegaciones, se comprometía a defender la cultura allí en donde estuviera amenazada; a promocionar y auspiciar la formación de Frentes Populares, tanto políticos como culturales, de todas las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias; y, finalmente y con estas resoluciones, a combatir al fascismo, enemigo de la cultura, bajo todas sus formas. Éste fue el germen intelectual de las Brigadas.

brigadas_internacionales1936: encontrándose en la Olimpiada Obrera –contraolimpiada a la del Berlín nacionalsocialista- celebrada en Barcelona varios extranjeros (muchos de ellos alemanes e italianos), al estallar primero el golpe de Estado y después la guerra civil, muchos de ellos se alistan en las milicias partidistas que comienzan a organizarse. Ahora bien, aunque genéricamente llamamos brigadistas a todos los extranjeros que voluntariamente vinieron a luchar al lado de la República, no todos ellos pertenecieron a las Brigadas Internacionales, también nutrieron, como decimos, las milicias de los sindicatos y de los partidos, como por ejemplo la CNT y el POUM, a veces por afinidad ideológica y otras por proximidad (es decir, la unidad que estaba más cerca), hasta que en 1937 el gobierno decide disolver las milicias, integrar a los combatientes nacionales en el Ejército Popular, y a los extranjeros en las Brigadas, algo que no fue del gusto de todos por sus antagonismos con el PC oficial de la Unión Soviética.

Bandera_de_las_brigadasY es precisamente el tema de que las Brigadas Internacionales estuviera, en principio, dirigida por el Partido Comunista de Stalin lo que echa hacia atrás a muchos a la hora de expresar sus simpatías. Si bien eso es verdad, no menos verdad son dos motivos: que muchos desconocían lo que realmente Stalin representaba, y que muchos brigadistas no eran necesariamente estalinistas, sino que vinieron por un deseo de defender las libertades democráticas y las brigadas les brindaban esa oportunidad: en sus filas había comunistas “ortodoxos”, pero también comunistas “heterodoxos”, socialistas de toda tendencia, aventureros, liberales y es posible que hasta católicos progresistas y conservadores democráticos antifascistas (¿por qué no?). Por otro lado, el compromiso de la intelectualidad universalidad en su lucha contra el fascismo se manifestó aquí también, con las presencia en las brigadas de muchos escritores, intelectuales y artistas jóvenes: George Orwell (que no luchó en ellas, sino en la milicia del POUM, pero merece aquí su mención); André Malraux (que además era aviador), Ilya Ehrenburg, Koltzov (que en pleno frente fue reclamado por Stalin bajo la acusación de “desviacionista”, tras haber defendido a capa y espada el sistema y el nombre del “hombre de acero”), el británico Ralph Fox y el alemán Ludwig Renn (ambos muertos en el frente), Antoine de Saint-Exupéry (el autor de El Principito), el cubano Pablo de la Torriente y Brau (también muerto en el frente, y a quien Miguel Hernández le dedicaría una conmovedora elegía), el cantante y actor Paul Robeson (aunque fue más bien un brigadista simbólico), Ernest Hemingway… Vinieron de todas partes del mundo: los más numerosos, los franceses; también exiliados alemanes, italianos y portugueses; irlandeses que vinieron cantando la canción rebelde de Connolly; estadounidenses, en cuyas filas los combatientes afroamericanos pudieron ejercer altos cargos (algo que no les pasaría después en la II Guerra Mundial); polacos huyendo de la represión nazi; mexicanos, cubanos, argentinos…; judíos de todo el mundo, y una minoría, pero muy significativa, de chinos y japoneses. Se agruparon en batallones con nombres muy significativos, nombres de héroes y mártires nacionales: Lincoln, Washington (estadounidenses); Dombrovski (en honor a Jaroslaw Dombrovski, militar polaco que luchóLudwig Renn con el pueblo parisino durante la Comuna); Ernst Thälmann, Mateotti, Comuna de París, Garibaldi, etc. Y no todos eran combatientes: también vinieron médicos, enfermeras y otros especialistas, movidos por su solidaridad y su filantropía. No pretendo beatificarlos, también hubo cosas feas, ya que estaban atados a disciplina militar, pero, sobre todo y ante todo, su actitud fue de lo más ejemplar: no vinieron, como los voluntarios del otro bando, a imponer nada o a sacar tajada; vinieron a proteger, en abstracto, la legitimidad democrática de la República y sus libertades, y, en concreto, al pueblo de España y su cultura.

despedida brigadasEn 1938, obedeciendo a una denuncia conjunta de Italia y Alemania, la Sociedad de Naciones decide cumplir, o más bien romper, el Pacto de No Intervención, y ordenan la salida inmediata de las Brigadas Internacionales… mientras que los voluntarios del fascismo italiano y alemán permanecerían hasta el final de la guerra. Muchos de esos combatientes, que no tenían un hogar al que volver, se quedaron ilegalmente; otros volvieron a sus casas con la amargura en la boca. Y he aquí que me gustaría señalar algo: probablemente, gran parte de la culpa de la profanación del monumento la ha tenido una columna del Dr. José Iturmendi, decano de la facultad de derecho de la Universidad Complutense, en la que lo criticaba desde un supuesto: que obedece a la visión unilateral de la historia… Veamos: si el Dr. Iturmendi, al que presuponemos demócrata y amante de la libertad, quería hacer un ejercicio de neutralidad, no entendemos que otro tipo de monumento semejante quería alzar al lado: ¿acaso uno a la Legión Cóndor del III Reich, responsables de los bombardeos sobre las humildes poblaciones de Gernika y Almería entre otras?, ¿o uno a los voluntarios fascistas italianos (derrotados en Guadalajara por sus paisanos de la Brigada Garibaldi)? ¿O quizás a la División Azul, que en su lucha contra el marxismo se fueron a luchar con Hitler? Los brigadistas vinieron a luchar por las libertades, en primer término, pero los voluntarios fascista vinieron a imponer una dictadura. Dr. Iturmendi, parafraseando a Pete Seeger, ¿de qué lado está usted? Soy pacifista, pero mi admiración y respeto para aquel que luchó por la libertad de mi pueblo, fuera con la palabra o con el fusil. ¿A quién admira usted, Dr. Iturmendi?

Veteranos brigadistas internacionalesLa despedida de las Brigadas Internacionales fue un acto emotivo, paralelo en Madrid y en Barcelona, que contó con la presencia de las altas instituciones políticas y militares de la República. Allí, probablemente, se cantó este hermoso himno, originalmente con letra del poeta austríaco Josef Luitpold, y música de Béla Reinitz, y es uno de los más bellos himnos compuestos para las Brigadas, en donde la muerte no importa si con ello se consigue la paz… Sí, la paz, porque las Brigadas Internacionales lucharon por la paz, no por la guerra. Por ahora, ignoro quién fue el adaptador de la letra al castellano. En el vídeo podemos oír la impecable interpretación de Francisco Curto, en su disco La guerra civil española:

Abschied

Wenn das Eisen mich mäht
wenn mein Atem vergeht
sollt stumm unterm Rasen mich breiten

Laßt das Wortegespiel
war kein Held der da fiel
war ein Opfer vergangener Zeiten

es war einer der nie
nach Völkermord schrie
war ein Bürger kommender Zeiten

Wenn das Eisen mich mäht
wenn mein Atem vergeht
sollt stumm unterm Rasen mich breiten

Josef Luitpod – Béla Reinitz

(NOTA: animo a quien sepa alemán a dejar una traducción exacta del texto)

La despedida

Si la bala me da,
si mi vida se va,
bajadme, callados
a la tierra.
Las palabras dejad,
es inútil hablar,
ningún héroe
es el caído.

De tiempos futuros
será forjador,
ansiaba la paz,
no la guerra.

Si la bala me da,
si mi vida se va,
bajadme, sin más
a la tierra.

De tiempos futuros
será forjador,
ansiaba la paz,
no la guerra.

Si la bala me da,
si mi vida se va,
bajadme, sin más
a la tierra.

http://www.altavozdelfrente.org/index.php?option=com_content&task=view&id=108&Itemid=30

Inicios de la Canción de Autor: la Nova Cançó Catalana


Retomemos la historia donde la habíamos dejado: a principios de los 60, la canción de autor distaba mucho de ser un fenómeno de masas, entendida a la manera de los grandes cantantes rutilantes estrellas del pop o de la canción melódica(cosa que tampoco pretendió nunca).

Paco Ibáñez y Chicho Sánchez Ferlosio ya grababan discos, pero era difícil, cuando no imposible, escucharlos. Por su parte, Raimon ya cantaba también, y en 1964, a la vez que salía su 1er EP, aparecía en televisión cantando dos de sus canciones más emblemáticas: "Al vent" y "Diguem no". Aquello debió de ser un aldabonazo en la conciencia colectiva de los españolas, unos deslumbrados por el joven trovador de Xátiva, otros escandalizados por el espectáculo que estaba dando aquel rojo independentista: tal fue así, que Raimon no pudo volver a aparecer en televisión hasta casi los años 80. Y el caso es que estas dos canciones, especialmente la de "Al vent", no son excepcionalmente hirientes; pero en "Al vent", aunque en apariencia no diga "nada", se nota una fuerza y una rabia que los productores y directivos adeptos al régimen no podían consentir. Pero a Raimon no le hacía falta televisión para ser conocido: a mediados de los 60 él era ya todo un símbolo. Pero para entender esto, es preciso dar un poco marcha atrás…

La Nova Cançó Catalana

Si hubo alguna especie de movimiento o propuesta que pusiera en marcha todo el movimiento de cantautores españoles, ese fue, sin lugar a dudas, la Nova Cançó Catalana: el término "nueva canción" (en todos los lenguajes: nueva, nova cançó, nova canción o cantiga, kanta berria) viene a significar un movimiento musical en el que la canción se entiende como instrumento para una finalidad más o menos concreto, no para mero divertimento, distracción o deleite de los altos sentimientos; cada movimiento, incluso cada cantautor, lo entenderá de una manera u otra: denuncia cotidiana, protesta política, reflexión filosófica, reivindicación regional o nacionalista… Pero siempre con una enorme dimensión de profundidad del texto. Así pues, la Nova Cançó Catalana se configuró en torno a unas figuras concretas que entendían que la canción suya debía estar primero escrita en catalán, y, después, servir de instrumento para poner de manifiesto todas sus inquietudes, a la vez que cierta reivindicación, recuperación y dignificación de la lengua y la cultura catalana, así como de su literatura. Estos objetivos deslumbrarían a otros en Galicia y País Vasco que se concentrarían en colectivos iguales a Setze Jutges o Grup de Folk.
De todos los movimientos "cantautoriles" que ha habido, ha sido precisamente el de la Nova Cançó el más criticado y atacado, y no necesariamente desde la derecha o la extrema-derecha, sino incluso desde la izquierda y hasta dentro de la Nova Cançó, como veremos en seguida: las acusaciones más repetidas eran, a Setze Jutges, un supuesto carácter burgués (que ahora veremos), y a algunos miembros de Grup de Folk y de la posterior música Laietana, la acusación de no comprometerse (políticamente), además de la consabida acusación de ser nacionalistas: una verdad a medias, incluso a veces una mentira, pues las letras de temática regionalista o nacionalista, comparadas con la producción vasca, gallega, andaluza y canaria, son estadísticamente menores en el caso catalán. ¿Por qué? Quizás consideraran que ya el uso del catalán era suficiente para manifestar sus ideas al respecto.
Sobre el carácter burgués: tras el 39, de alguna manera, la burguesía catalana (no toda) consigue sobrevivir con cierta tolerancia por parte del régimen. Apunto en primer lugar lo de la burguesía catalana porque hay quien lo considera determinante en el nacimiento y desarrollo de la Nova Cançó ¿Fue eso verdad? Pues ni tanto ni tan calvo. Es cierto que algunos sectores de la burguesía apoyaron el desarrollo de la Nova Cançó con inversiones en la discográfica EDIGSA, pero al mismo tiempo, esa ayuda no fue distribuida por partes iguales. Por ejemplo, Raimon niega en una entrevista concedida a Triunfo que haya recibido esa ayuda. Por supuesto, el argumento de la financiación "burguesa" (y hay que decir que dentro de la burguesía catalana había de todo: desde viejos republicanos de Izquierda Republicana, pasando por los conservadores descendientes de los antiguos rabassaires -nacionalistas, pero anti-marxistas-, hasta independentistas) fue utilizado por la prensa hostil al fenómeno para desacreditarles como cantantes populares, es decir, en cuanto tenían la intención de dirigirse al pueblo: está claro que esta acusación dolía mucho más que la de comunista, nacionalista, anarquista o independentista, especialmente cuando muchos de sus miembros pertenecían a cierta burguesía (Llach era hijo de un médico republicano) o practicaban algún tipo de profesión liberal, como muchos de los miembros fundadores de Setze Jutges.
Sin embargo, aunque fuera efectiva esa gran ayuda económica por parte de elementos burgueses, esto no explica suficiente ni necesariamente el gran éxito a nivel nacional que la mayoría de sus componentes tuvieron, incluso internacionalmente. Si acaso, la única ayuda creíble y visible fue la creación del sello EDIGSA para distribuir la labor de este fenómeno.
Pero, ¿por qué es precisamente Cataluña, más precisamente Barcelona, en donde se da el pistoletazo de salida a la canción de autor española como fenómeno popular? Quizás la respuesta sea la misma que para explicar el arraigue de otros fenómenos musicales en distintos países, incluso ciudades: el carácter de Barcelona como ciudad universal. Desde siempre Barcelona ha sido uno de los punto turísticos más solicitados, quizás porque, incluso después del 39, Barcelona ha gozado siempre de cierta libertad creativa y de una vida cultural muy plena, mucho más que Madrid: por ejemplo, desde muy temprano se empieza a desarrollar cierto movimiento underground que el régimen dejó en paz porque era demasiado minoritario y subterráneo (underground) para suponer una seria amenaza contra su moral. Geográficamente influyó en su carácter el hecho de ser ciudad marítima y su proximidad con Francia: de esta manera era más fácil la importación (legal o clandestina) de discos de los cantautores franceses; en esto, el puerto de Barcelona actuó de la misma manera que el de Liverpool para los Beatles: los marineros traían discos y música hasta ahora desconocida.

Dado que Paco Ibáñez empieza trabajando en el extranjero y Chicho Sánchez Ferlosio graba anónimamente en Suecia, nos quedan Raimon y los Setze Jutges dentro de nuestras fronteras para proclamar ser la primera manifestación de Nueva Canción o canción de autor hecha dentro del país. Y aún más, mucho antes de que Paco y Chicho comenzaran a cantar, ya una antigua enfermera catalana del POUM exiliada en Francia había comenzado a hacer algo, imbuida en el ambiente bohemio parisino en un primer momento, que más tarde será reconocido como Nova Cançó catalana: Teresa Rebull comienza a hacer canción de autor en catalán entre los años 40 y 50 y en adelante. Ignoro si llegó a influir de alguna manera en los pioneros de la canción de autor catalana, pero su precursión de la Nova Cançó es totalmente indiscutible.

Els Steze Jutges, el Grup de Folk y otros


Raimon, cantante cívico ("La crisis de la Nova Cançó", Luis Carandell: www.triunfodigital.com) Raimon era un chaval valenciano, jativés (xatives) al que un día, de viaje en motocicleta, se le vinieron a la cabeza estas palabras "Al vent, la cara al vent, les mans al vent…". Como él mismo decía, en aquel año de 1959, con 18 añitos, compuso "con toda la ingenuidad de la juventud, pero con unas ansias tremendas de cambiar el mundo" (presentación de la canción durante el Recital de Madrid en 1976) una canción sencillísima, facilísima,pero que tendría una trascendencia impresionante. Raimon Peleguero Sanchís era hijo de un anarco-sindicalista que se preocupó de desmentir todo aquello que a su hijo le contaban en la escuela. Se trasladó a Barcelona para estudiar la licenciatura de Historia y pronto le empieza a influenciar el pensamiento italiano inspirado en Antonio Gramsci, así como, musicalmente, la canción de autor italiana (que influyó sobre los cantautores catalanes bastante, aunque a niveles menos notorios que la canción francesa), aunque previamente había pasado por la experiencia rockera con Los Diablos Rojos (de hecho, muchos insisten en que "Al vent" parece más una canción de rock que de autor). Comienza a grabar sus primeros sencillos en EDIGSA, la casa discográfica fundada explícitamente para los cantantes en catalán. Raimon es el primer cantautor catalán conocido y popular fuera de Cataluña o de los Països Catalans, y durante la década de los 60 se dedica a dar recitales a lo largo de casi toda la geografía española: Bilbao, Santiago, Madrid… En 1964 aparece en TVE, cantando dos de sus primeras canciones y, desde siempre, más emblemáticas: "Al vent" y "Diguem no". Esta actuación provoca un enorme revuelo, y, como resultado, es vetado en TVE hasta 1980. No sería su único "escándalo": el recital en 1968 en la facultad de Ciencias Políticas de Madrid, que sí había sido permitido tanto por el rector como por la gobernación civil, acaba mal: debido a ciertos "desórdenes" por parte de los estudiantes, la policía se cree que debe intervenir. El recital (del que se conservan muy pocas imágenes) acaba en desbandada y conInstantánea de Raimon durante el recital de la Facultad de Ciencias Económicas tomada por Juan Santiso Raimon escoltado por los estudiantes. Resultado: a Raimon se le prohíbe actuar en Madrid hasta 1976. Todos estos hechos ayudaron a engrandecer la figura de Raimon: para las autoridades, un artista subversivo y peligroso, al que permitían hasta cierto punto por mantener una imagen de cara al exterior (Raimon ya era famoso fuera de España); para la juventud contestataria, catalano-hablante y no, un símbolo de rebeldía; y para muchos cantautores noveles, un obligado referente: deslumbrados por sus actuaciones, a lo largo de toda España, aprecerán nuevos cantores como los que se juntaron en Voces Ceibes, Canción del Pueblo o Ez Dok Amairu.

Audiència_Pública__trabajo_colectivo_en_directo_de_algunos_miembros_de_Els_Setze Al tiempo que Raimon comenzaba sus andanzas en Barcelona (a dónde se había trasladado a estudiar), comenzaba en Cataluña un bonito proyecto enmarcado en la reivindicación y recuperación del catalán y de la cultura catalana en general a través de la música, cuando Delfí Abella (médico), Josep María Espinàs (novelista y abogado), Remei Marguerit (profesora de música), Miquel Porter (librero y crítico de cine) y otros, dentro de la bohemia estudiantil contestataria catalana de principios de los 60, en marcha Els Setze Jutges. El nombre del colectivo hace referencia a un trabalenguas catalán cuya elección, seguramente, podría esconder una doble intención:

Setze jutges d’un jutjat/ mengen fetge d’un penjat; si el jutjat es despengés es menjaria els setze fetges dels setze jutges que l’han jutjat.

(Dieciséis jueces de un juzgado comen hígado de un ahorcado; si el ahorcado se descolgara, se comería los dieciséis hígados de los dieciséis jueces que le juzgaron). Lluís Llach ("Cánticos de la Transición", Álvaro Feito: www.triunfodigital.com)

Fue casualidad (no se pretendió) que los jóvenes que reclutaron para el colectivo más ellos  sumaran justamente 16. Entre ellos se contaban los que luego serían los brillantes Joan Manuel Serrat, Quico Pi de la Serra, María del Mar Bonet, Guillermina Motta… y el nº 16, para algunos el mejor de todos: Lluís Llach (Raimon no perteneció oficialmente a los jueces, si bien colaboró con ellos). Venían de Cataluña, Valencia e Islas Baleares, unidos por la lengua catalana y su poesía. Las premisas del grupo son claras: defender y difundir la lengua catalana, así como su poesía, y rechazar el folklore tan utilizado (castigado) por el franquismo; para ello utilizan el estilo que entonces hacía furor entre los intelectuales Francesc "Quico" Pi de la Serra (www.triunfodigital.com)(término que uso sin intención peyorativa): la canción francesa de Georges Brassens, Jacques Brel, Leo Ferre, etc. De hecho, Espinàs es uno de los  primeros en cantar temas de Brassens. Tal vez fuera que se quedaron anticuados, o tMaría del Mar Bonet ("Cánticos de la Transición", Álvaro Feito: www.triunfodigital.com)al vez que sus preceptos eran muy estrictos, pero la verdad es que cuando cada uno de los Jutges empezó a evolucionar y a encontrarse a sí mismo musicalmente, el colectivo se disolvió. Había cierto abismo conceptual estético entre los más viejos y  los más jóvenes: los fundadores eran partidarios de la austeridad a ultranza, mientras que los más jóvenes, que, como dice Pi de la Serra, preferían  estar en el bar que ensayando, querían evolucionar hacia otro tipo de música, sin que ello resultara una renuncia al estilo francés: quizás por esta razón, Mª del Mar, más próxima a los cantos tradicionales baleares que a la tonada afrancesada, se pasara al grupo "rival", el Grup de Folk, y Quico Pi de la Serra acabara colaborando con ellos.

Joan Manuel Serrat en el teatro Tívoli, Barcelona 1972 http://www.sinera.org/tot-art/soliart/index.htm En lo tocante a la lengua también hubo mucha polémica: se recuerda la agria polémica que surgió cuando Serrat, rompiendo un poco los preceptos de los Jutges que le vieron nacer, comienza a cantar en castellano también, y a musicar poemas de Antonio Machado. Muchos ven esto como una traición, le acusan de oportunista, de querer ser comercial; Serrat se defiende con los mismos argumentos a día de hoy: "Canto en la lengua en la que me intentan reprimir", que también usará cuando se niegue a ir a Eurovisión, alegando querer cantar en catalán; quizás fuera una demostración de que él no había traicionado su lengua catalana. A raíz de este cambio de lenguaje, se forma eGuillermina Motta ("La crisis de la Nova Cançó", Luis Carandell: www.triunfodigital.com)n la Nova Cançó como dos frentes: los catalanistas y los bilingüsitas; los "catalanistas" (Raimon, Pi de la Serra) critican este cambio, porque, precisamente, se había comenzado a cantar en catalán como reivindicación de la lengua y la cultura catalana, y consideran que este cambio no responde sino a motivos económicos: Serrat ya había logrado un buen éxito cantando sólo en  catalán, así que cantando en castellano duplicaría las ventas. Del lado de Serrat estaban los "bilingüsitas": Guillermina Motta, Enric Barbat, y otros, que defendían la libertad de expresarse en el idioma que ellos eligieran. Quién tenía razón y quién no, entonces era difícil saberlo, ya que ambas razones eran buenas. No hay más que ver que con el tiempo, con la llegada de la democracia y de una normalización y dignificación de las lenguas cooficiales, estas tensiones (que en gran medida eran producto del furor juvenil) se relajaron, y nadie critica a ninguno ya por cantar en catalán o en castellano.

Grup de Folk Un poco después del acto fundacional de Setze Jutges se creo en Cataluña otra propuesta musical-cultural catalana opuesta a esta otra: El Grup de Folk compartía el amor a la lengua, pero no los preceptos culturales ni musicales de sus paisanos. Respecto al lenguaje, el Grup de Folk era mucho menos estricto en sus preceptos, y no rehúsan cantar en castellano versiones de canciones latinoamericanas o canciones tradicionales castellanas. Musicalmente estaban más predispuestos al folk norteamericano, con las enormes figuras de los años 50 como Mavina Reynolds y Pete Seeger, y con las nuevas: Dylan, Joan Baez…, además, aceptaban y usaban libremente (todo lo libre que se pudiera) el folklore catalán, valenciano y balear. Culturalmente no están dispuestos a rescatar figuras decimonónicas o de antes de la guerra, rendidos ante el encanto de nuevas poesías extranjeras como era la poesía beat, con un genial Allen Ginsberg al frente. Pau Riba,Pau Riba ("Cánticos de la Transición", Álvaro Feito: www.triunfodigital.com) quien, con razón, es apodado "l’enfant terrible de la Nova Cançó", actúa un poco como ideólogo del grupo, llega a tener declaraciones sobre los Jutges, para mi gusto, exageradas y fuera de lugar: no pienso que la contraposición cultural les separara, no cuando más adelante colaboraban todos juntos. Para Pau, los Jutges eran la expresión musical de la burguesía catalana, en cuanto querían recuperar escritores y poetas decimonónicos (curiosas declaraciones viniendo del nieto del excelso poeta catalán Carles Riba); su propuesta, frente a la burguesía literaria y la musical, representada por el gusto afrancesado, era, por un lado, el folk norteamericano extrapolado a Cataluña, y, por otro, las nuevas figuras musicales del movimiento hippy, del que Pau llega a pensar que fuera la respuesta contra la repersión franquista.

Sin embargo, desde mi punto de vista, las palabras de Riba son, hasta cierto punto, exageradas: si bien había cierto choque ideológico, la relación entre ambas tendencias no fue siempre necesariamente de rivalidad encarnizada: también hubo colaboraciones, más aún tras la ruptura de ambos grupos. En cualquier caso, es verdad que El Grup de Folk trajo cierto remozamiento a la Nova Cançó, lejos de parecer grises intelectuales marxistas como venía siendo la moda y que, de algún modo, los Festival del Parc de la Ciutadella. Maig del 67. En Xesco, a la dreta, Jaume Arnella al centre Jutges representaban (no digo que lo fueran). Entre los integrantes del Grup estaban Pau Riba, Jaume Sisa, Marina Rossell, Jordi Roure, Xesco Boix, Albert Batiste, los hermanos Casajona, y un largo etcétera. Junto a ellos colaboró el inmortal Ovidi Montllor, y también María del Mar Bonet y Pi de la Serra. Además, el Grup de Folk fue el precursor de un cierto movimiento hippie catalán, amante de los sonidos narcotizantes del rock progresivo, que alcanzaría su esplendor en la llamada Música Laietana. Estos folkloristas, quizás siguiendo el ejemplo musical de Dylan, derivarían a músicas más imaginativas: la psicodelia y el rock progresivo. A principios de los 70, Sisa, Batiste y Riba, junto a un ex-componente de los madrileños Canción del Pueblo, que vino a Barcelona buscando el ambientillo hippie, José Manuel Brabo, más conocido como "el Cachas" (por cierto, el primer cantautor que no usa la palabra) graban un sencillo conjunto titulado Miniaturas, que es una muestra de buen hacer psicodélico. Más adelante, Cachas, Sisa y Batiste, junto a Selene, formarían el grupo de rock progresivo Música Dispersa, que sólo registró un LP con el mismo título que el grupo.

Pau Riba: Elèctroccid àccid alquimístic xoc El Grup de Folk fue, en muchos aspectos, el germen de cierto movimiento musical hippie en los Països Catalans. Ya a finales de los 60, dentro de ellos, se habían creado grupos al estilo de los grupos de folk y folk-rock estadounidenses como Mamas & Papas o Peter, Paul & Mary: grupos como Esquirols o Falsterbo 3, que comenzaron versionando las canciones que habían oído a los folkies estadounidenses. Pero, mientras que algunos de sus miembros, como Xesco Boix -empedernido admirador de Pete Seeger- o Marina Rossell -romántica pero ardiente voz mediterránea-, se mantenían fieles a las formas musicales iniciales del colectivo, Pau Riba, Jaume Sisa, Albert Batiste y otros, que habían comenzado como cantautores folk, al estilo estadounidense, derivarían en una especie nueva de cantautores, diferentes hasta cierto punto de otros: en ellos, más que la letra, primaba más la creación musical. Sus nuevos referentes eran el Bob Dylan eléctrico, Jimi Hendrix, Beatles, los grandes grupos de rock progresivo (Pink Floyd, King Krimson), mientras que la letra pierde su efecto reivindicativo: se renuncia a hacer canción protesta y política, optando por otra variedad Jaume Sisa: Qualsevol nit pot sortir el sol de temas, que van desde lo más filosófico del "Es fa llarg esperar" de Riba a lo más naïve del "Qualsevol nit pot sortir el sol" de Sisa. Estos cantautores son los precursores de la llamada Música Laietana, un fenómeno en el que brillaban los grupos de rock progresivos catalanes como Iceberg, Máquina!, Companya Elèctrica Dharma, Ia & Batiste, etc., y rumberos rumbosos como el inolvidable Gato Pérez, cronista de la Barcelona de la transición. Muchos de ellos se dieron cita en aquel macro festival, a imitación del famoso Woodstock: Canet Rock, compartiendo cartel con Mª del Mar Bonet (a pesar de que el elemento reivindicativo político había desaparecido)Ramón Muntaner ("Cánticos de la Transición", Álvaro Feito: www.triunfodigital.com), Lole y Manuel -los gitanos hippies- y Gualberto y su flamenco psicodélico.

A mediados de los 70, a pesar de la total o parcial disolución de los dos antiguos grupos principales de la Nova Cançó, llegan nuevos talentos tales como el genial Ramón Muntaner, el melódico Joan Isaac, el romanticismo progresivo de Joan Baptista Humet, el folk-rock duro de Coses… Y muchos más, demostrando que la canción de autor catalana todavía podía ofrecer nuevas sorpresas, especialmente durante aquellos duros años de cambio político, que es cuando más se les necesitó tal vez.

No cabe a día de hoy (sería absurdo) decantarse ferozmente por una de las dos tendencias, cuando los mismos miembros, al disolverse los colectivos, se acercaron generalmente. Els Setze Jutges aportó la recuperación de las letras catalanas y la entrada en España de la Chanson, mientras que El Grup de Folk importó la canción protesta norteamericana, la música contemporánea y la recuperación del folklore. Sin duda alguna, los catalanes fueron los iniciadores del estilo, especialmente su cabeza más visible: Raimon, sin olvidar a “l’avià –la abuela- de la Nova Cançó”, Teresa Rebull.

Los comienzos de la canción de autor y de protesta en española


Hay en la canción de autor española algunos precursores, como vimos: por supuesto, los poetas, desde las Generaciones del 98 y del 27, poetas en el exilio (interior y exterior), y, muy especialmente, la Generación del 50 (incluyendo en ésta no sólo a los poetas de dicho movimiento, que fue en castellano, sino a toda la poesía social y testimonial que comenzó en los 50 en cualquiera de las lenguas cooficiales). Los más importantes, aquellos que influyeron en un estilo de musica y de escritura pensada para el Pueblo, fueron Antonio Machado, García Lorca, León Felipe, Rafel Alberti, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Gabriel Aresti, Salvador Espriu, Celso Emilio Ferreiro y Jésús López Pacheco, entre otros. La Nova Cançó Catalana tuvo a una importante precursora en Teresa Rebull, "l’àvia de la Nova Cançó", quien en su juventud fue una enfermera afiliada al mal parado POUM durante la guerra civil, que, en su exilio francés, comenzó a cantar én catalán dentro del movimiento bohemio de la Canción Francesa. Ésta es sólo una pequeña muestra de la canción de Teresa Rebull:

 

 

Como dije en la anterior entrada, hubo muchos elementos dispersos y muchos ejemplos que conformaron la Canción de autor española como un proyecto de canción popular de temática adulta (como dice Antonio Gómez, uno de sus más importantes teóricos) pensada para el pueblo, siendo cierta poesía española, pasada y contemporánea, quizás el elemento más importante, junto a la llegada de otras "canciones" desde Francia, Latinoamérica o Norteamérica. Sin embargo, no menos importante fue la publicación de un libro titulado Cantos de la Nueva Resistencia Española, que era la recopilación realizada por dos periodistas italianos. En este libro, también llamado Cancionero de Einaudi, editado en Montevideo en el año 63, Sergio Liberovici y Michele Straniero recopilaron algunas canciones populares, algunas de ellas tradicionales, otras revolucionarias: de la guerra de Marruecos, de las huelgas, de la guerra…, pero también alguna trampa: algunos poetas jóvenes, como José Hierro y Jesús López Pacheco, escribieron de forma anónima canciones para este libro. Una de estas canciones, "Una canción", o "Pueblo de España ponte a cantar", fue más tarde cantada por Adolfo Celdrán en su primer álbum Silencio, con la música de López Pacheco. El escándalo que este cancionero provocó fue tal que, incluso el Ministro de Información y Turismo, un tal Manuel Fraga, se vio obligado a hablar contra este libelo o difamación contra el "orden y la paz" del régimen.

"He cantado al pueblo"  Paco Ibáñez (www.triunfodigital.com)

Si bien es verdad que a lo largo de los 50, estos dos periodistas italianos recorrieron España entera y hablaron con exiliados españoles, recopilando todas estas canciones populares que pueden ser clasificadas ya como canciones protesta anti-franquistas (de después de la guerra), o, como ellos la llamaron, Cantos de la Nueva Resistencia Española, es en el año 56 cuando, tras conocer al genial cantautor francés Georges Brassens, Paco Ibáñez, hijo de exiliados españoles, enamorado de la poesía castellana de todos los tiempos y de la Canción de autor francesa, comienza a poner música a poemas de Luis de Góngora y Federico García Lorca: estas canciones se editarán en su primer álbum, en 1964. Paco vive y trabaja fundamentalmente en Francia, en donde los jovenes franceses que protagonizarán el mayo del 68 sienten debilidad y fascinación por toda aquella oposición española político-artística. En España, el encargado de dárnoslo a conocer fue el monstruo de las ondas Ángel Álvarez, que desde su "Caravana" traía la música que se hacía desde fuera y también nuestra canción de autor (un inciso: me hubiera gustado que el día de su muerte se hubieran explayado más en explicar quién fue Ángel, su carrera radiofónica y la enorme labor de remozamiento musical que llevó a cabo tanto como lo hicieron cuando murió Joaquín Luqui). Es Paco el que da a conocer a un público joven la gran poesía castellana, clásica o contemporánea, y el estilo de la Canción de autor francesa, probando que Góngora y Quevedo podían servir todavía también para protestar a través de la canción. Su pionero estilo de musicalizar poemas fue seguido a lo largo de aquellos años por todos los cantantes en todas las lenguas. Paco intenta vivir, a mediados de los 60, en Barcelona, pero la presión ejercida sobre él por la gobernación civil le coarta su trabajo y se ve obligado a volver a París. El régimen lo tiene en el punto de mira, vigilándolo de cerca y declarándolo "persona non grata". El hecho de que, además, fuera prohibido por su activismo anti-franquista realtivamente pronto, hicieron de Paco un ejemplo y una especie de líder de la Nueva Canción: el hecho de comprar -si se podía- un disco de Paco era ya, de por sí, una auténtica provocación.

Chicho Sánchez Ferlosio, detalle de la portada de A Contratiempo El otro gran iniciador se situaba, por procedencia, en las antípodas de Paco: Chicho Sánchez Ferlosio, hermano del célebre novelista  Rafael Sánchez Ferlosio e hijo del escritor y ministro de Franco Rafael Sánchez Mazas fue un ejemplo de que en esto de la canción de autor no importaba la procedencia. Chicho se afilia al PC, y comienza a grabar una serie de canciones conocidas como Canciones de la Resistencia Española: su 1er gran éxito, clandestino, fue la denuncia cantada del fusilamiento de Julián Grimau, líder comunista que fue arrestado por las autoridades franquistas estando en España clandestinamente y condenado a muerte por "Sublevación militar" (sin comentarios): "Julián Grimau, hermano" se perfila como el modelo primero de la canción protesta. Otras canciones suyas de este estilo apuntan a la gran virtud que tenía Chicho de popularizar sus canciones: "Gallo rojo, gallo neSpanska motståndssånger, de Chicho Sánchez Ferlosiogro" o "La paloma de la paz", de su autoría, consiguen venderse como canciones de la guerra civil; así consigue algo muy ansiado por los cantautores de entonces: la total aceptación del pueblo de sus canciones, como si siempre hubieran estado ahí. Es casi el primer disco que habla explícitamente de cosas que ocurrían entonces, como la huelga de los mineros de aquel año, o incluso de la guerra civil. El disco, por su explicitud, se graba y distribuye ilegalmente; Chicho, como rezaba la nota del disco "por cuestiones de seguridad", las firma como "anónimo". Las autoridades intervienen el disco, pero este se reedita en el 74 en Suecia, como Spanska motstånds sånger. Sin embargo, Chicho, que después derivaría al anarquismo, no era amigo de grabar sus propios discos, así que su labor se limitó a "regalar" sus letras a otros cantautores; sólo grabaría otro disco en el año 76, A contratiempo (para el que rescataría "La paloma de la paz" y "Los dos gallos"), en el que apostará más por la sátira que por la protesta explícita.

Raimon Paco y Chicho, por los motivos que vemos, se ven obligados a grabar o a editar fuera. Sin embargo, el gran iniciador de la canción de autor en general, y de la Nova Cançó en particular, fue Raimon. Raimon comienza cantando sus propias canciones; sus primeras canciones, quizás algo sencillas, son, sin embargo, recogidas empáticamente por la audiencia que las convierte en himnos de lucha. Más tarde, siguiendo, tal vez, el estilo de Paco, Raimon decide hacer lo mismo pero con los grandes poetas catalanes: los de la Edad media, la Renaixença y los contemporáneos: Ausias March, Joan Timoneda, Salvador Espriu… serán su inagotable fuente de inspiración; conviene nombrar el soberbio disco que realizó con canciones de Salvador Espriu, Cançons de la Roda del Temps. Pero Raimon no se conforma sólo con esto y escribe las suyas propias también: su 1er EP contiene 4 de sus 1ªs canciones, entre ellas "Al vent" y "Diguem no", las cuales decide cantar1er EP de Raimon: Canta les seves cançons I (1963) en TVE: esto le costará una prohibición de actuar en televisión hasta los años 80. Raimon, con su enorme voz particular y reconocible, canta en catalán-valenciano, consigue hacerse entender ante los castellano-parlantes, los franceses e, incluso, los anglo-parlantes gracias a la expresividad de su potente voz y de su música. Se convierte en un símbolo de la oposición en todas las regiones, e incluso llega  a parecer que allá donde actuaba florecían nuevos cantantes y colectivos: prácticamente tras la actuación de Raimon en Galicia y en Euskadi aparecen al público colectivos como Voces Ceibes y Ez Dok Amairu. Junto a Raimon empieza su actividad artística el colectivo Els Setze Jutges, que reclutará para la causa a gente tan importante como Serrat, Mª del Mar Bonet, Pi de la Serra o Lluís Llach entre otros. La fuerza y el carisma de Raimon no les eran desconocidas al régimen, por lo que mantuvo un ojo siempre puesto en él, mientras que Raimon se convertía en un cantante muy popular fuera también de nuestras fronteras, tocando en Estados Unidos, en toda Latinoamérica, en Japón…

Michel eta Eneko Labeguerie: Nafarra Pero también es importante rescatar del olvido, porque se le conoce poco, al pionero de la canción vasca: Mixel (o Mikel, o Michel) Labeguerie, junto a su hermano Eneko, fueron los 1ºs en grabar un disco de canción de autor en euskera en el año 61, perfilando lo que luego se conocería como Nueva canción vasca o Euskal Kanta Berria. Lamento no poder hablar más de ellos porque son desconocidos; sin embargo, aún es posible encontrar material suyo.

Pues estos fueron nuestros pioneros: Paco sigue en activo, dando conciertos de vez en cuando y revelándose como un irreductible cantautor protesta que no se ha rendido ni al dinero ni a las modas ni a puesto precio a sus ideas e ideales; Chicho falleció lamentablemente: de todas maneras, sólo llegó a grabar un LP, A contratiempo (me parece que sólo se puede encontrar en e-mule gracias a gente que le quiere reivindicar) dedicando su talento a escribir para otros cantantes; Mixel y Eneko Labeguerie siguen en activo, pero por separado y en una carrera muy modesta; en cuanto a Raimon parece mentira que haya muerto Franco y haya medios y tierras en los que no puede actuar: ¡si es que le tendrían que poner una estatua, una calle o una plaza! ¡SI ES QUE FUE ÉL QUIÉN PROPICIÓ EL CAMBIO! (sin desprestigiar al resto, perdonadme) 

The beginnings of the Spanish songwriting and protest song


In Spanish songwriting there were some foreruners: poets, of course, since 98’s Generation, 27’s Generation, poets in exile and, very specially, 50’s Generation. The most importants, those who influenced in a kind of music and  writing thought for the People, were Antonio Machado, García Lorca, León Felipe, Rafael Alberti, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Gabriel Aresti, Salvador Espriu, Celso Emilio Ferreiro, and Jesús López Pacheco, among others. In the Nova Cançó Catalana was an important forerunner in Teresa Rebull, a nurse afiliated to POUM during the Civil War that, in her exile on France, begun to sing within the movement of the French song. See a little shown of Rebull song:

But not less important was the publication of a book named Cantos de la Nueva Resistencia Española (Songs of the New Spanish Resistance) that was compiled by two Italian journalists. In this book, also named Cancionero de Einaudi (Einaudi’s songbook), Liberovici and Straniero compiled some popular tunes, some of them traditionals, others revolutionaries, but with some tricks: some young poets, as José Hierro or López Pacheco, wrote anonymously songs to this book. One of this song, «Una canción» (A song) -also named «Pueblo de España» (People of Spain)- was sung by Adolfo Celdrán in his first album. The importance of this book was such big, that even Minister of Information and Tourism, Manuel Fraga, was obligated to talk against this «difamation».

While it is true that along the 50s two Italian journalists, Sergio Liberovici and Michele Straniero, went over all along Spain, and talked with exiled Spaniards, compiling several folk songs that may be called anti-francoist protest song, or, as they did, Cantos de la Nueva Resistencia Española (Songs of the New Spanish _He_cantado_al_pueblo___Paco_Ibáñez_(www.triunfodigital.com) Resistance), released in Montevideo in 1963, it’s on year 56, after knowing genial French songwriter Georges Brassens, when Paco Ibáñez, son of exiled Spaniards, in love with all time Castilian poetry and with French songwriting, starts to put music to poems by Luis de Góngora and Federico García Lorca: this songs shall be released in his 1st album, in 1964.

Paco lives and works on France, where French youthful (that starred the Paris’ May of 68) has a soft spot and fascination for all that Spanish political-artistic opposition to Franco’s regime. In Spain, Ángel Álvarez, the great monster of FM that from his “Caravan” (the name of his Radio program) bring to the young Spaniards the music from outside and also our songwriting, was the responsible of give to the known to the Spaniards Paco Ibáñez.

It’s Paco who gives to know to a young audience the great Castilian poetry and the French songwriting, proving that Góngora and Quevedo could serve for making protest song too. His pioneering “musicalizate” poems style was followed along those years by all the Spanish languages. The fact of being forbidden in Spain relatively soon, made of Paco a kind of example and leader of the new song. The fact of buying a Paco’s LP was a real provocation.

The othChicho__gallo_rojo.gifer great beginner was, by his origins, on Paco’s antipodes: Chicho Sánchez Ferlosio, celebrated novelist Rafael Sánchez Ferlosio’s brother and writer and Franco’s minister Rafael Sánchez Mazas’ son, was an example that on songwriting really didn’t matter the one’s origins. Chicho joins Spanish Communist Party, and started to record a set of songs, signed as anonymous, known as Cancionero de la Resistencia Española (Spanish Resistance Song-Book): his 1st great success, clandestine, was the denounce of Julián Grimau’s shooting, communist leader that get arrested by Francoist authorities while he was on Spain surreptitiously and was sentenced to death by “Military Rebellion” (no comments): “Julián Grimau, hermano” (Julián Grimau, brother) becomes in the first model of Protest song.

Other songs of him points to Chicho’s great virtue of become in popular his own songs: many people thought that “Gallo rojo, gallo negro” (Red rooster, black rooster: an allegory about Spanish civil war) or “La paloma de la paz” (The pigeon of peace), by his owns, were songs of the civil war; so he gets a very desired thing by the songwriters: the full acceptation of his songs by the people, as they always have been there.

Paco and Chicho, by these reasons, are obligated to record out of the country. But the great beginner of the Spanish songwriter in general, and of the Nova Cançó in particular, was Raimon. Raimon began to sing his own songs: his first songs, very simple but very strong, are received by the audience as anthems: “Al vent” (To the wind), “Diguem no” (Let’s say no) or “La nit” (The night). Later, maybe following Paco’s steps, Raimon decided to do the same than Paco with the great Catalan poets: Middle Age’s, Renaixença’s and contemporary ones: Ausiàs March, Joan Timoneda, Salvador Espriu… they will be his inspirational. One of his best LPs is Cançons de la roda del temps (Songs of the wheel of time), made with Salvador Espriu’s poems.

Raimon__uno_de_los_primeros_y_mejores_cantautores_no_sólo_en_catalán-valenciano. Soon Raimon become in a symbol, specially when sings in TV “Al vent” and “Diguem no”, and, for that, he is forbidden on TV till 80’s decade. Raimon, with his big singular and recognizable voice, sings in Catalan-Valencian, gets to be understood for the Castilian, French and even English talkers thanks to the expressivity of his powerful voice and his music. He become in a symbol of the opposition to regime in every Spanish region, and even seems that wherever he went to play bloomed new singers and collectives: practically, after Raimon’s performance in Galicia and Basque Country appear collectives as Voces Ceibes (Free Voices) from Galicia, and Ez Dok Amairu (There’s no thirteen) from Basque Country.

Besides Raimon, the Catalan collective Els Setze Jutges (The Sixteen Judges) starts his artistic activity. For his cause, the collective recruits to people such important as Serrat, Mª del Mar Bonet, Pi de la Serra or Lluís Llach among others.Mixel_eta_Eneko_Labeguerie._Nafarra

But also is important to rescue from forgiveness to the Basque song pioneer: Mixel and Eneko Labeguerie, two French-Basque brothers which were the firsts on  record a songwriting LP on Basque, in the year 61, profiling what later shall be known as New Basque Song or Euskal Kanta Berria.

So the Spanish songwriting pioneers were these: Paco Ibáñez, who is still in active, playing concerts occasionally and unveiling himself as an un-reducible songwriter who didn’t surrender to the money nor to the fashions nor has put price to his ideas and ideals. Chicho lamentably passed away: in any way, he only get to record one LP: A contratiempo (Against time), putting his talent for other singers. Mixel and Eneko Labeguerie are still in active, but separately and in a very modest carreer. Many of the most famous members of Setze Jutges are succesfully still in active, but very occasionally. And about Raimon, who is still in active too (and on top form), it seems to be a lie that Franco were really dead and there are medias and lands in Spain where he cannot play…

In the next chapters -coming soon- we will see the formation of the great songwriter’s collectives.

 

 

 

 

Historia de la canción de autor: La canción en la sociedad (I)


Aunque ya hablé en otro momento de cómo influyó la canción de autor en su tiempo, el por qué de esta influencia, y la importancia y compromiso que el cantante adquiría con su público, voy a enfocar el tema ahora desde el lado del público, teniendo en cuenta que el público fue muy variable a lo largo de los años. La idea principal es de cómo se comenzó a cantar únicamente en los círculos universitarios, para acabar cantando en medios obreros y campesinos, e incluso internacionalmente.

Fijándonos en los inicios, a veces imprecisos, de la canción de autor. Dos de los primeros en grabar algo que pudiera considerarse canción de autor en español fueron Paco Ibáñez y Chicho Sánchez Ferlosio, a parte de la precursora de la Nova Cançó, Teresa Rebull, que cantaba desde finales de los 40 (Rebull era una exiliada que había sido enfermera y militante del POUM durante la guerra). Paco comienza su andadura tímidamente en el 59, con la primera musicación que hizo de un poema -de Góngora, en este caso-: gracias al apoyo de los cantautores franceses y sus círculos, y a la simpatía que los izquierdistas franceses, especialmente los universitarios, profesaban entonces a los españoles opuestos a Franco, Paco comienza a convertirse en un ídolo para los estudiantes franceses: sus palabras, aunque hechas con poesías castellanas, eran también válidas para todo aquel alumnado que en Mayo del 68 salió a buscar la arena bajo los adoquines. Chicho, por su parte, comienza grabando hacia el 63 en Suecia: «Julián Grimau, hermano» y otras canciones englobadas en una colección que salió allí como Canciones de la nueva resistencia española y Canciones contra el fascismo . Canciones de la nueva resistencia española venían sin firma y muchos creyeron que en realidad eran canciones de la guerra civil. Por ejemplo, Víctor Jara, cuando en un concierto versiona «La hierba de los caminos» la presenta como una canción que «nació en las llanuras de España durante la guerra»). Pero claro, hay que tener en cuenta que tanto Paco como Chicho graban en el extranjero. Cuando Ángel Álvarez lleva a Paco a su «caravana» (el programa de radio que presentaba), hacia el año 63, se le empieza a conocer en España, pero dentro de los círculos universitarios y siempre vigilado, hasta el punto de tener que volver a abandonar España.
La situación de los cantantes que vivían en España era algo diferente, pero no del todo.

 

Entre 1963 y 1968 comienzan su andadura los diferentes colectivos y cantantes semi o independientes de estos: la Nova Cançó Catalana, con Raimon como pionero (después, por supuesto, de Teresa Rebull, aunque ella tuviera menor repercusión incluso dentro de los Països Catalans), los Setze Jutges y el Grup de Folk: los primeros y el espejo (sobre todo los Jutges) en los que se mirarán los siguientes colectivos; Canción del Pueblo, la Nueva Canción Castellana (aunque en este momento lo que los periodistas llamaban la Nueva Canción Castellana no era más que un truco publicitario, imitando la denominación catalana, que comprendía ciertos cantautores no tan duros y explícitos como lo eran Canción del Pueblo); la Euskal Kanta Berria (nueva canción vasca), con Ez Dok Amairu; y la Nova Canción (a veces Cantiga) Galega, con Voces Ceibes. A estos añadir también, más antes, después o durante, Manifiesto Canción del Sur, Nuevo Flamenco, Nueva Canción Aragonesa, Nueva Canción Canaria, Canciú Mozu Astur… y los primeros intérpretes de música tradicional, especialmente castellana, que configurarán más adelante el folk patrio. Todos ellos, a pesar de sus peculiaridades lingüísticas y temáticas -pero no ideológicas, por lo menos no en la superficie- tienen un escenario-origen común: la universidad, y un público común: los estudiantes.
En aquellos inicios, asociaciones (clandestinas) o sindicatos (ilegales) de estudiantes organizaban, a veces en colaboración de algún profesor, recitales en los colegios mayores. Tal y como dice Raimon en una entrevista de hace pocos días a «El País«:

«(…) Cuando empecé, el mundo era otro y nadie cantaba en los teatros en solitario si no eras Antonio Machín. Lucho Gatica, por ejemplo, actuaba en las salas de fiesta como el Emporium. Después estaban los cantantes que iban con compañías de variedades y salían en la segunda parte. (…) El recital en mi época no existía. Lo tuve que inventar porque no me veía cantando Diguem no en una sala de fiestas. Así que recurrí a otros espacios como universidades y sacristías. Inventamos una nueva manera de hacer las cosas, porque la cançó era diferente. Durante la dictadura usamos todo tipo de lugares para luchar. Después, el mejor lugar para apreciar nuestra música eran los teatros.»

Efectivamente, en los primeros años, entre el 63 y el 68, los cantautores son considerados un género minoritario, y, muy probablemente, se consideraran a los catalanes, vascos y gallegos como algo así parecido a asociaciones culturales folklóricas. Lo demuestra el hecho de que ante la perspectiva y las protestas que levantó el que Raimon representara a España cantando en catalán, «Se’n va anar», en el Festival del Mediterráneo, Fraga, entonces ministro de Información y Turismo dijera «no pasa nada porque haya una canción en catalán». Otra cosa hubiera dicho si pudiera haber previsto que arrasó, lo cual, como consecuencia, conllevó que las autoridades estuvieran mucho más pendiente del xativés. No obstante era Mayo del 68, y, dada la simpatía que los jóvenes franceses contestatarios profesaban a los renegados españoles no era de extrañar que sintieran curiosidad, respeto, admiración y solidaridad hacia aquellos cantantes que simbolizaban todo aquello que respetaban y admiraban en sus compañeros españoles: Paco Ibáñez y Raimon serían los primeros en tocar en el Olympia de París, con un público que era casi mitad español, mitad francés; les seguirán Lluís Llach, Pi de la Serra, Manuel Gerena, Pablo Guerrero, Ovidi…
El caso es que el círculo de actuación de los cantautores era muy reducido, principalmente dos, que son los que nombra Raimon. En la universidad siempre se ha cocido el pensamiento crítico y el ánimo de la subversión (hablar de subversión en la era del franquismo no debe conllevar para nada matices peyorativos); así que, siendo la mayoría de ellos universitarios (excepciones son, por ejemplo, Luis Pastor, Serrat, Elisa Serna y Manuel Gerena), e incluso alguno profesor (Celdrán y Labordeta), no era de extrañar que se eligiera este primer circuito, en donde el público era más abierto, más receptivo y entendía de lo que se le hablaba. El segundo escenario eran las capillas de los curas progresistas: después del Concilio Vaticano II, propiciado por Juan XXIII y continuado por Pablo VI, los sacerdotes españoles más jóvenes adquieren una conciencia muy crítica de lo que ha sido el papel de la iglesia española en la sociedad y deciden actuar. Crean charlas, debates, ayudan a asociaciones vecinales, promueven la erradicación del analfabetismo en las zonas rurales (y no tan rurales), y llenan las iglesias de música: los coros de jóvenes por un lado, que lo primero que cantan son adaptaciones de Aguaviva y Nuestro Pequeño Mundo, y por otro, la celebración de recitales de cantautores que, ante la negativa o imposibilidad de celebrar sus conciertos en salas, auditorios o teatros, encuentran entre la congregación joven del barrio un público valioso y entregado. La labor de estos sacerdotes no acababa tampoco aquí: González Lucini, autor experto en la canción de autor al que me he referido varias veces, declara en Crónica de los silencios rotos como su primer acercamiento a la canción de autor fue gracias a un joven sacerdote que le regaló el primer EP de Raimon. De estos recitales parroquiales saldrían también nuevas figuras, siendo Luis Pastor el más notorio. El único cantautor, aunque fuera justo esa noche en la que se revelara como un cantante testimonial, que tocara en un teatro en España, fue el argentino residente en España Alberto Cortez, que hasta entonces había sido un cantante de temas comerciales; aquella noche de 1967, Cortez llenó el teatro de la Zarzuela (creo recordar) con la música andina de Atahualpa Yupanqui y los versos de Antonio Machado.

Pero, ¿qué ocurría fuera de estos ámbitos de acción? Se resume en una idea, aunque parezca mentira: era demasiado pronto todavía.
Desde el año 40, con la victoria de los nacionales el año anterior, se impone en toda España un régimen totalitario que pretende estar día y noche en la vida, tanto pública como privada, de todos los españoles, y lo hará de dos maneras. La primera de ella, la más vistosa, era la eliminación física de cualquiera que pudiera representar una oposición, por mínima que fuera, al pensamiento nacional-sindicalista y nacional-catolicista del régimen. La segunda, aunque pudiera parecer más inofensiva, no obstante tendrá unos efectos devastadores en el subconsciente de los españoles: se basaba en la repetición de consignas y canciones. En las escuelas se rezaba a diario, los curas enseñaban que los enemigos de España eran enviados del infierno, se cantaba el «Cara al sol»; en los años 40 y 50, toda agrupación juvenil, evidentemente dirigida por el partido único, tenía su himno, en el que se recordaba insistentemente a Franco, José Antonio y su identificación con el imperio español y los héroes medievales de la reconquista. En las prisiones, a los presos políticos se les obligaba a cantar también «Cara al sol» o el «Oriamendi» en Navarra y País Vasco. Ante la acción de eliminar al rival político, la gente tenía miedo y callaba; pero de la segunda acción no podía escapar nadie: de eso ya se ocupaba el aparato propagandístico del régimen, encarnado en el NODO, que se pasaba en el cine antes de la película, que era junto con la radio la única distracción que la gente de a pie tenía ante la amarga realidad. En el NODO, e incluso en la película, se explicaba como el régimen velaba por los trabajadores y los campesinos, que estaba ahí para ellos, que el sindicato vertical podía solucionar todos sus problemas… Una mentira que algunos creyeron a fuerza de verla repetida, otros por confianza o desilusión, y otros que jamás se la creyeron, pero que no tenían más remedio que callar. Estamos hablando ahora mismo de una derrota moral a la población trabajadora propiciada por un total desarme ideológico, excepto los días de fiestas patrióticas. Silencio y resignación eran los lemas: la resignación era recomendada por el clero de la guerra. Éste aleccionamiento ideológico pesó sobre las clases humildes, especialmente rurales, hasta el año 74 ó 75 por lo menos.
Así pasaba como nos cuenta Antonio Gómez, teórico e ideólogo de la canción de autor, y más concretamente activista de Canción del Pueblo, de cuando en el año 68 el colectivo fue a dar un recital a un pueblecito castellano, convencidos del éxito que iban a tener, teniendo en su mente aquella idea, dice el honesto Antonio, que ellos tenían de «el pueblo». Lo que ocurrió fue que al evento no acudieron más que dos muchachos algo despistados sobre qué era lo que se iba a celebrar. La decepción del colectivo fue doble: tanto artística como ideológica. Pero nada se le puede achacar a ellos: la verdad es que era demasiado pronto. Pero las cosas iban a cambiar pronto para ellos y para mucho respecto a la receptividad de un público que al principio o desconocía su labor o se le resistía, por varios factores.
Aunque siempre insisto en esto, que no debe constituir una alabanza total hacia Fraga, lo cierto es que su llegada a la cartera de Información y Turismo supuso una pequeña brecha por la que se iban a colar sutilmente cosas muy interesantes en literatura, cine, música, publicaciones, etc. El comentario de entonces para compararlo con su antecesor Arias Salgado era «Con Salgado todo tapado. Con Fraga hasta la braga». Fraga, en cine, al contrario que su antecesor, no se fijaba tanto en la impudicia como en posibles mensajes políticos. No obstante, era obvio que Fraga era mucho más liberal que su antecesor. Ya a finales de los 70, la llegada de Pío Cabanillas a esta cartera dio a los periodistas y a muchos profesionales de la opinión artística mucha libertad: bajo su cartera se gozó del período de libertad de opinión y artística más amplio que el régimen había conocido. Lo que ocurrió fue que en el año 74, ante la reacción del búnker, la cabeza de Pío Cabanillas fue la primera de los ministros liberales en rodar. Se volvió entonces a una nueva etapa de oscurantismo artístico y publicativo.
A pesar de la gestión del ministro Cabanillas, nadie debe llamarse a engaño: la censura seguía existiendo, y no se había ablandado para nada. Cabe recordar que la censura, a menudo, era un mecanismo bastante desestructurado que dependía casi exclusivamente del gobernador civil. Por otra parte, la censura era total en casos muy contados: nadie en su sano juicio entonces mandaría una canción, un poema, una obra de teatro o una obra cinematográfica demasiado explícita. En la canción, por ejemplo, se solía dar el visto bueno para su grabación y posterior venta, pero impedir su radiación; en los recitales, las mismas canciones que eran posibles de radiar eran presentadas ante el gobernador civil: este decidía si esa canción sería interpretada o no. De esta manera, el mecanismo censor del régimen creía así cubrirse las espaldas ante obras que cuestionaran la paz y cohesión del país. No obstante, a pesar de sus esfuerzos, los mismos cantautores que aparecieron entre el 63 y el 68, junto a otros nuevos, fueron adquiriendo mayor protagonismo y presencia en la sociedad. Quizás el período ministerial de Cabanillas y su liberalidad hubieran tenido algo que ver, pero aún así, no fue lo determinante. La sociedad iba cambiando, las cosas se veían de otra manera, y la misma gente que años atrás guardaba silencio o creía por resignación en la mentira nacional-sindicalista, comenzaba a hablar sin miedo.

Entre los años 73 y 75 lo que se produjo fue una total toma de posiciones por parte de todos. Los obreros y campesinos (aunque éstos menos) comenzaban a tomar conciencia de clase. Para el año 74, la sociedad estaba sumamente politizada: la izquierda (en general) había penetrado en la sociedad abrumadoramente mediante publicaciones, cine, libros, discos. La clase obrera, alimentada también por la visión del mundo que tenían los obreros más jóvenes, comienzan a adquirir una visión más crítica de la sociedad y del gobierno. Fueron varios los factores los que propiciaron este cambio. El ya mentado ministerio de Cabanillas, aunque no determinante, fue importante para que la sociedad descubriera otros modos de pensar en el mundo y en España. Sumar a esto la labor de los curas jóvenes de barrios y aldeas que hemos indicado arriba, y la fuerza que los cristianos de base y su sindicato, USO, había ido ganando. Amén de todos los productos culturales que se fueron publicando gracias, en parte, a la liberalidad de este ministerio. Prueba de esto lo constituye el resultado de las elecciones sindicales del año 75, en las que CC.OO decide presentarse a cara descubierta a los puestos de base y los gana abrumadoramente, frente al verticalismo, que copa los puestos de arriba («Aunque no lo parezca, ganó el equipo colorado», decía el eslogan de Comisiones): esta victoria no fue ni mucho menos casual. aunque todo esto es interesante e importante, el factor determinante es que, aunque fuera sutilmente todavía, los efectos de la crisis económica mundial comenzaban a sufrirse en España, y la sufría, cómo no, la clase trabajadora. A parte, pero no ajeno a esto, era que cada vez menos gente se creía el dogma nacional-sindicalista, principalmente por experiencias propias: los despidos, las regulaciones de empleo y el nulo caso que el sindicato vertical hacía a los trabajadores ayudó a acrecentar este escepticismo hacia las instituciones franquistas, especialmente hacia aquellas destinadas a las relaciones laborales. Todo esto, junto a la represión violenta que se aplicaba a todas las huelgas que empezaban a ser más numerosas y más intensas que en años anteriores, ayudaron a hacer ver a muchos que el verticalismo, el régimen y, por extensión, su fundador y cabeza máxima no eran realmente los auténticos veladores y benefactores de la clase obrera.
Esta misma clase trabajadora requiere su puesto y sus lugares para manifestarse: y aquí es en donde entran, entre otros, los cantautores.

Tributo a Teresa Rebull


Teresa Rebull nació en 1919, hija de una pareja de anarcosindicalistas. Siendo joven, militó en el POUM (Partit Obrer d’Unificació Marxista). Durante la guerra civil, fue arrestada mientras trabajaba como enfermera. A los 20 años se exilia al Rosellón, sur de Francia, en donde se alista en la Resistecia Francesa. En París vive intensamente el movimiento izquierdista, teniendo contactos con Sartre, Camus, Brassens, Grèco… Desde 1968 se convirtió en una precursora de la Nova Cançó catalana, en la cual participó, siendo una de sus figuras más notables en el norte de Cataluña.
Este vídeo homenaje está hecho por una amiga, usando fotos de la cantante y su canción "Perquè has vingut", sobre un poema de Joan Salvat-Pappaseit:


vídeo por LlunaDePau
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