A lo largo de este año, he venido realizando una serie de postales en mis cuentas de Facebook, Instagram, TikTok y Twitter para promocionar mi novela Redención (Nuestro último baile). Consistían en ambientar el texto de una escena o el espíritu de un capítulo con una ilustración y un fragmento de alguna canción (preeminentemente de Queen, cualquiera de heavy metal y tres con temas de El Pecado). Dado su importante número, expongo aquí solo las relativas a los 23 capítulos más el epílogo. Si queréis escuchar las canciones que las acompañan y descubrir el resto, buscad mi nombre en estas redes sociales, o bien #RedenciónNuestroÚltimoBaile.
Y recordad que está a la venta en Libros Indie (para ventas en países americanos, busca en su tienda tu país), Casa del Libro, Amazon (aunque me hayan cambiado el apellido y no lo hayan rectificado) y, naturalmente, en tu librería habitual y a través de todostuslibros (que aún no han emplazado la portada). Y, por supuesto, no te olvides de mi primera, Billy («algo es algo»).
AUTORES:
(NOTA: muchas de las ilustraciones originales fueron sometidas a variaciones, con fines artísticos; especialmente, algunas de las ilustraciones de Doré. Salvo los elementos de la número 12, ninguna de estas ilustraciones aparece en el libro.)
Ilustraciones de Gustave Doré para Paraíso perdido, de John Milton: 1 (La caída de Lucifer), 17 (Satán toma su trono en el Infierno), 20 (Miguel expulsa a los ángeles caídos), 21 (El caos contempla cómo los ángeles rebeldes son arrojados al Infierno) y 24 (Adán mira a Eva durmiendo).
2 sir5life0 (Pixabay)
3 Videoclip de Bohemian rhapsody (Queen)
4 Fotografía de Pilar, por ella misma
5 Nobuhiro Watsuki: Hajime Saito, de El guerrero samurái
6 Pierre-Auguste Renoir: Chica durmiendo
Francisco de Goya y Lucientes: 7 (El sueño de la razón produce monstruos) y 14 (Quién más rendido)
8 Wolfgang Eckert (Pixabay)
9 Dina Dee (Pixabay)
10 Fantareis: marco de televisión (Pixabay)
11 Luis García: foto de la Gran Vía de Madrid (Wikipedia)
12 Sergio Medusa: ilustraciones para Redención (Nuestro último baile) / Gustavo Sierra Fernández: emblema del Cónclave
13 Rafael Sanzio: La escuela de Atenas (detalle central)
15 Eugenio Lucas Velázquez: Condenados por la Inquisición
16 Junniferbaya (Pixabay)
18 Enlighten images (Pixabay)
19 Mandy Fontana (Pixabay)
22 Yoshitoshi: Bodhidharma
23 Antonio Canova: Eros y Psique (fotografía original tomada de Wikipedia)
Susi suspiró, meditó sobre si quería hablar de ello y, tras decidirse, comenzó:
—Pues a ratos. Hay días que me es un poco indiferente… No quiero decir que no me importe, sino que no puedo estar siempre pendiente de cómo esté o si me va a escribir. Y luego hay ratos en los que se hace un poco insoportable. Me acuerdo de cuando fuimos a este o a tal sitio, de lo que hicimos no sé qué día… Lo que me mata de verdad es recordar cuando comenzamos…
Justo en ese momento el alma de Susi se encogió al oír los acordes de aquella canción que tanto asociaba con Ángel, sobre todo cuando rememoraba su divertida interpretación.
—Bueno —dijo él sin parecer darse cuenta de lo que estaba aconteciendo—, si te sirve de consuelo, por lo poco que sé, él está igual.
Por unos instantes dejó de escuchar a Yuri. Su alma había quedado atrapada en unos hermosos y pausados acordes de piano; pero decidió desentenderse del recuerdo de la canción.
—¿Sabiendo cómo es? No. —Rio cerrando los ojos hasta convertirlos en dos ranuras seminvisibles—. Cuando el tío se cierra en banda, no hay quien le saque nada.
If I’m not back again this time tomorrow
Carry on, carry on, as if nothing really matters…[4]
Susi permaneció callada un buen rato más. Estaba hipnotizada por la canción: era como si le revelara una verdad profunda, aunque sencilla, que siempre hubiera estado latente en su corazón.
—¿Y si le escribo? —preguntó saliendo de su enclaustramiento mental.
—Pues no sabría decirte… La verdad es que no sé cómo se lo tomará.
«Yuri, tío —pensó Susi—, ¿alguna vez sabes algo?». Lo cierto es que la actitud de este a veces era exasperante, nunca sabía si le estaba dando esperanzas o hundiéndola en la miseria.
—¡Bah! Paso —habló ella, en realidad, para evitar escuchar esta parte de la canción—. Mira, llámame orgullosa, pero a ver por qué me tengo que poner en contacto con él después de cómo se portó.
—Ya —aportó con bastante indolencia.
—Te confieso que gran parte de lo que me pasa es por egoísmo. Quiero saber de él, pero me jodería descubrir que le va guay. Me duele reconocerlo: lo que me gustaría es que estuviera llorando por mí, echándome de menos…
«¿Cómo?». Esto la enojó bastante: no conseguía habituarse a las sorprendentes salidas de las que a veces hacía gala su amigo, ignorando si debía juzgarlas como bordes o como inocentes meteduras de pata.
—Se acercan aparentando las mejores intenciones y van devorando a las personas —clarificó este.
So you think you can stone me and spit in my eye![11]
—Oye, Yuri —protestó Susi—, Ángel no será un santo ni el mejor de los hombres, pero de ahí a que me lo compares con un genocida fascista creo que hay un paso bastante grande, ¿no te parece?
—¡Ah, no! —se exculpó cerrando los ojos y sonriendo, parecía el icono de WhatsApp que más usaba—. No he querido decir eso. Es solo que a lo mejor Ángel se ha estado aprovechando un poco de ti. Piénsalo. Son cosas que yo he ido viendo. Ya sabes que a mí no se me escapa casi nada. Es más, podría enseñarte muchas cosas por su caligrafía y sus expresiones corporales: tiene una personalidad infantil, impulsiva y, a la vez, insegura. No me lo tomes muy en cuenta, pero no me sorprendería que en realidad no te haya querido nunca.
—¿Recuerdas —continuaba— aquella vez que rompisteis? Me hablaba mucho de ti y decía que te notaba algo rara, por lo que te estaba poniendo a prueba para ver si le querías. Entonces tuve que decírtelo cuando me comentaste que estaba un poco pesado. No fue aposta, te lo aseguro, se me escapó y hasta lloré cuando le diste puerta. Lo que quiero decir con esto es que puede ser un manipulador maquiavélico, y a las pruebas me remito. Me jode decir esto porque es mi amigo, pero creo que es la verdad… Y lo siento por ti.
Aquí, ¡justo aquí!, el corazón de Susi se hizo trizas, sin saber exactamente el porqué. Se resistía a creerlo, lo cual suponía un nuevo dilema. Si Yuri le estaba diciendo la verdad, odiaba a Ángel y todo lo que había significado alguna vez para ella; pero si Yuri, por la razón que fuera, la estaba engañando, nunca se lo perdonaría.
—Bueno, se hace tarde —anunció Yuri—. Debería irme ya si no quiero perder el último autobús.
[Más tarde]
Cogió el móvil y reprodujo Bohemian Rhapsody. Descubrió que cada parte de esta canción parecía reflejar los instantes de un estado anímico depresivo: la culpa, la huida, el momento entre absurdo y épico de encontrarse en una encrucijada, y la epifanía final anunciada por la triunfante guitarra de Brian May, el momento de rebelarse contra la situación. Susi se desgañitaba y lloraba cantando con Mercury, dedicándole las últimas estanzas a su ausente con rabia y tristeza por la imposibilidad de estar juntos que él había provocado.
So you think you can stone me and spit in my eye? So you think you can love me and leave me to die? Oh, baby! Can’t do this to me, baby! Just gotta get out, just gotta get right outta here.[1]
Y el momento de la aceptación: que nada en esta vida importa realmente…
[1] «¿Es que crees que puedes apedrearme y escupirme al ojo? / ¿Es que crees que puedes quererme y dejarme para que me muera? / ¡Oh, cariño! ¡No me puedes hacer esto, cariño! / Solo necesito salir, solo necesito salir ya de aquí».
Nos visita el estupendo escritor Gustavo Sierra Fernández para tratar su nueva novela: «Redención (Nuestro último baile)», una bonita historia de amor con tintes de multigénero, en la que se aborda la crítica y la reflexión social y política, estando todo ello además acompañado de la magia de la música.
También nuestra entrevista estará acompañada asimismo de varios geniales temas escogidos por Gustavo que tienen mucho que ver con su singular trama.
En definitiva, una historia que encandilará a los amantes del género y a todos aquellos que disfrutan devorando libros todos los días.
Es posible que Red (NUB) haya sido mi proyecto más personal hasta la fecha. Empecé a escribirlo al acabar mi novela anterior, Billy («algo es algo»), después de un momento traumático y luego otro aliviador, por lo que hay mucho de vivencias personales y tanto Ángel como Susi tienen bastante de mí.
Además, lo empecé por el final, el cual se me ocurrió cuando en un paseo vi a los aviones dejar su estela en el cielo. De eso, claro, no puedo hablar, pero puedo decir que, entonces, toda su escritura tenía que tender hacia ese momento de un modo u otro.
Como digo en la sinopsis, Red (NUB) es un esqueje (un spin-off si prefieres) de mi anterior novela: cogí a dos personajes secundarios, que no tenían ni nombre, y los convertí en protagonistas de su propia historia. Si has leído Billy, tal vez recuerdes a los dos periodistas autónomos que asesoran (a disgusto) al despreciable Guillermo Niño sobre asesinos psicópatas. En Red (NUB) encontrarás algún que otro guiño y personajes reciclados, como si fuera un agujero de gusano que junta ambas historias, aunque entre el final de la anterior y el comienzo de esta medien tres años.
Sin embargo, Red (NUB) supone una ruptura narrativa y de género con Billy. Aquí me alejo de la novela negra y me acerco un poco al género romántico; pero, al igual que pasó con Billy, no puedes considerarla novela romántica alegremente, sobre todo cuando se mezclan intriga y misterio, y, además, me sirve de excusa para expresar mis críticas e ideas. En realidad, es una novela de misterio que tiene la envoltura de una historia de amor.
Sé que la etiqueta «novela de amor» puede generar bastante rechazo de primeras, algo de lo que no es culpa del género en sí, sino de los derroteros comerciales que tomó, y no siempre a mejor. Por eso, en Red (NUB), en su faceta de novela de amor, no encontrarás relaciones de sumisión, que generalmente son del personaje femenino hacia el masculino, ni relaciones tóxicas, ni príncipes azules, ni a Grey, ni a Edward Lewis, ni a personajes exóticos, legendarios o místicos; mis personajes tienen una relación de igual a igual y ninguno se ve anulado por el otro. Susi tampoco es de las que se quedan esperando a ser salvadas, aunque no es una heroína de acción. En definitiva, Susi y Ángel son dos personas muy normales que se quieren y se necesitan mutuamente. Por esta razón, suelo decir que supone un regreso a la sentimentalidad más básica, cuando últimamente las relaciones humanas en general están tan enrarecidas y enajenadas, contaminadas y confundidas por sentimientos egoístas que han sido preconizados por pseudofilósofos del relativismo y del falso hedonismo.
El título principal, «Redención», hace referencia a lo largo del libro a muchas cosas que iréis descubriendo, aunque, sobre todo, sea en lo referente a la relación de Susi y Ángel; sin embargo, el significado principal se encuentra en el epílogo. De ahí la impresionante portada que realizó José María Hidalgo sobre una ilustración de Gustave Doré para Paraíso perdido de John Milton: «La caída de Satán», el ángel caído.
La idea de la redención y del ángel caído siempre me ha entusiasmado. La redención es una acción o una conducta que tienes que hacer tras incurrir en una falta, aunque a veces sea otra persona la que la haga en tu nombre o incluso sobrevenga en forma de segunda oportunidad inesperada. En esto se entrelaza con el tema del ángel caído, que no necesariamente tiene que ser el diablo; puedes ser tú, que ofendiste a alguien o le hiciste daño y te sabes culpable, sientes que has sido privado de una luz, y entonces esperas la oportunidad para recuperarla, aunque a veces eso suponga renunciar a lo que más se quiere. Quien ha pasado por algo parecido sabe que es una de las mejores sensaciones que se pueden tener. En fin, que la redención también puede ser algo de lo más mundano y, además, puedeser colectiva, no solo individual.
Por otro lado, el subtítulo, «nuestro último baile», es un guiño a la canción de Queen, Under pressure, que cantaron a dúo Freddie Mercury y David Bowie: «This is our last dance». Del mismo modo, para entenderlo, hay que leer el libro.
Influencias
Por aquellos días estaba leyendo Negro y rojo, de Stendhal, y está claro que influyó. Naturalmente, no tiene mucho que ver argumentalmente, pero sí los monólogos interiores y los pensamientos y la manera de codificarlos, mientras que la cena a la que Susi asiste está inspirada en la cena a la que acude Iván Petróvich en Humillados y ofendidos, de Dostoyevski, en donde su personaje pierde el hambre ante las repugnantes opiniones del reaccionario príncipe Valkovski. También está muy presente en varios momentos la influencia de películas que me impactaron, como Akira (Katsuhiro Otomo, 1988) y la saga de La purga. Además, hay guiños a otras producciones, como al anime Ruroni Kenshin (Kazuhiru Furuhashi, 1996), ‘El guerrero samurái’, en España, basado en el manga de Nobuhiro Watsuki: la historia de un ronin excombatiente de la Restauración Meiji que busca redimir sus asesinatos, y Los siete samuráis, la gran película de Akira Kurosawa.
Y, claro, cómo no: todo aquel que escriba sobre sectas misteriosas, cultos paganos sangrientos no satánicos y dioses malignos olvidados, tiene que pasar por Lovecraft y Cía., sin intentar superarlos porque eso es imposible. Ellos ya crearon unos mundos y la descripción de unos ambientes tan agónicos que es inevitable no hacerles guiños. Esto lo desarrollo más en la siguiente entrada.
También hay constante presencia de la música, especialmente Queen, una de mis bandas favoritas, y un guiño al gran Adolfo Celdrán, del cual me tomo la licencia de inspirarme en su estremecedora A contratiempo para escribir el epílogo. De esta manera, con canciones que son nombradas, aludidas en los títulos de los capítulos, que aparecen directamente o subyacen de alguna manera, y hasta interpretadas por sus personajes, se puede crear toda una banda sonora. Aquí la tienes; la canción de Adolfo es la última de la lista (para ver todas, pincha, en el vídeo, en «Watch on YouTube; Ver en YT»).
Desarrollo y recursos
Comenzamos viendo a Ángel sumido en la desesperación y ahogado por la culpa, intentando escribir reportajes para combatir la tristeza que la separación con Susi, de la cual se siente culpable porque le oculta algún que otro secreto, le está causando. Sin embargo, a partir del siguiente capítulo y en adelante, Susi toma el relevo del protagonismo. Ella intenta pasar página y tirar hacia delante, aunque el recuerdo de Ángel la sigue deteniendo, a pesar de que tenga la sospecha de que pudo serle infiel, y, así, se debate entre la esperanza y la desesperanza. Tras tribulaciones y aventuras desafortunadas, un día es citada por Pilar, amiga íntima de Ángel, y esta le pide que la acompañe a recoger unas cosas que él le ha pedido. Una vez allí, Susi intuye que en esas cosas se esconde un secreto más profundo, que pudo ser lo que propiciara realmente el distanciamiento que provocó la ruptura. Susi descubre que Ángel investigaba a una secta en apariencia muy peligrosa, formada por una serie de personas poderosas e influyentes, y, atando cabos, decide que si quiere saber qué fue lo que les ocurrió para acabar rompiendo y, lo más doloroso, saber de una vez por todas si su expareja le fue infiel, no tiene más remedio que introducirse en los tenebrosos secretos de dicha orden… Y a partir de aquí, nuestra historia de amor/desamor va entrelazándose con una historia de intriga y peligros, en donde Susi se las tendrá que ver frente a proxenetas, ultras, depravados y sectarios, y solo resolviéndola podrá elegir si vuelve con Ángel o si sigue sola su camino.
A lo largo de la narración podrás encontrar monólogos interiores y pensamientos, además de analepsis (flashbacks) en las que nuestra heroína revive las vivencias con Ángel, unas dulces y otras no tanto. También momentos en los que lo imposible y lo fantástico irrumpen en la escena, quebrando los esquemas de la racionalidad aunque sea muy sutilmente, aparte de escenas cargadas de mucha emoción. Y, como en todos mis escritos, encontrarás mucha crítica social: contra el negocio de la prostitución, contra el machismo, contra la intolerancia, contra el poder exacerbado, contra la justicia comprada, contra el individualismo extremado, contra la ignorancia, contra el oscurantismo, sobre las teorías de la conspiración tan en boga hoy en día…
El ilustrador
La novedad respecto a Billy es la incorporación de cinco ilustraciones originales.
La primera, de mi autoría, es la del emblema del Cónclave, algo que fui ideando según escribía y definía la filosofía y la visión esotérica de la secta. Las otras cuatro, al principio, eran solo descripciones de cómo serían dichas ilustraciones, hasta que un amigo se prestó a llevar esas descripciones a la realidad.
Sergio «Medusa» Carrasco es un hombre polifacético: músico y compositor, guitarrista de la banda de rock El Pecado, también es tatuador e ilustrador y comercializa sus propios productos a través de The Music Toons, donde puedes comprar camisetas y demás material con caricaturas originales de tus músicos de rock favoritos. Ha sido un honor que se prestara a retratar de manera tan soberbia a las cuatro figuras sacrificiales.
Personajes
En Red (NUB) encontramos algunos viejos amigos, aunque algunos están solo mencionados o aparecen de una manera muy especial en una especie de cameo. Por ejemplo, Cristina Flores, la abogada de la acusación contra Guillermo Niño, aparece solo mencionada, ahora como «la fiscal Cristina Flores», mientras que a este, el protagonista de Billy, se le nombra unas cuantas veces y tiene un cameo onírico muy particular en la mente de Susi. También hay algunos personajes que tienen inspiración en personas reales que he conocido en algún momento y a las que aprecio.
Ángel Serna. Es un periodista autónomo, expareja de Susi, que se desespera por la ruptura con su novia. A raíz del artículo sobre el Carcelero (Billy), empezó a ver el trabajo que ambos llevaban como periodismo de trinchera y con una finalidad de denuncia social y crítica, lo cual causó algún que otro malentendido con su pareja y una brecha en la relación. Se volvió más taciturno, más frío y distante con Susi, hasta el punto que ella sospechó que le ocultaba algo y decidió romper con él.
Aunque empezamos con él la novela, cede gustosamente el protagonismo a Susi, pasando a un segundo plano.
Susana Verdejo, «Susi». Es una periodista autónoma, expareja de Ángel, con el que solía trabajar aunque sus estilos chocaran, siendo menos partidaria de la acusación abierta y del insulto fácil de su pareja. La arrogancia y los menosprecios de Ángel hacia su estilo asertivo lograron un amago de ruptura que supieron superar. Sin embargo, desde entonces su novio se volvió más silencioso e intrigante, y eso, para ella, solo podía significar una cosa: infidelidad, ante cuya acusación sencillamente calló.
A Susi la encontramos de la misma manera que Ángel, solo que es ella quien tiene la decisión de reconciliarse o no, y aunque su determinación es firme, la duda y la sospecha no resuelta no le permiten avanzar en ninguno de los dos sentidos. Esto la lleva a intentar correr alguna aventura, que tiene un desenlace bastante desagradable, antes de que caigan en sus manos los papeles sobre el Cónclave y se ponga a investigarlo.
Susi es una chica tímida, algo apocada y, en cierto sentido, muy influenciable que va evolucionando hacia un valor y una resolución hasta ahora inéditos en ella. No es una heroína de acción, tampoco es una belleza clásica ni una diosa del amor: es solo una chica normal que tiene que actuar dentro de sus posibilidades para vencer los peligros que se presentan en su camino.
Yuri. Es un buen amigo de Ángel y Susi, tanto que es como «un tercero imprescindible» para ellos. A través de WhatsApp, intentará reconciliarlos. Es hijo de inmigrantes ucranianos, escritor de terror, algo misántropo, amante de las técnicas detectivescas y de los métodos acientíficos de análisis de conducta, enamorado de la literatura de terror, de la cultura popular estadounidense de los 80 y del esoterismo. Su personalidad es enigmática, inescrutable y ambigua, llegando a desconcertar a sus dos amigos muy a menudo con sus ¿ingenuas? salidas de tono.
Gloria y Alfredo. Los padres de Susi. La quieren, como buenos padres que son, aunque rara vez lo demuestren. Desde el principio opuestos a su relación con Ángel, sosteniendo que ella puede aspirar a algo mejor (económicamente; se entiende). Sus continuas impertinencias suelen ser causa de dudas y disputas entre la pareja, hasta que Susi se rebela.
Aun puestos en pareja porque suelen actuar a una con la misma motivación, tienen distinto carácter. Gloria es autoritaria, crispante, entrometida y maledicente, mientras que Alfredo actúa a menudo como dique de contención de la personalidad de su mujer ante su hija, aunque, al final, siempre tiende a dar la razón a Gloria; él, por el contrario, es sosegado, razonable, algo pretencioso y pedante en su sabiduría de andar por casa y también un poco hipócrita porque lo que piensa a veces no se corresponde con lo que hace o dice.
Manuel Cabezas. Es uno de los viejos amigos. Tal vez le recordéis como comisario de policía en Billy y antiguo subordinado de Guillermo Niño; su figura está inspirada en el gran actor Agustín González. Aquí le encontramos ya jubilado y con un registro distinto, una vez separado de las controversias que su amistad con el extorturador franquista le causó. Ahora es un anciano que quiere disfrutar con tranquilidad de los placeres sencillos de la vida y que se ha vuelto más filosófico. Sus encuentros con Susi, para la que resulta ser como un bálsamo que la serena, serán decisivos para la acción.
Pilar. Amiga íntima de Ángel con algo de hechicera. Rubia, ojos claros y la más heavy del barrio. Su aparición, pidiendo a Susi que la acompañe a buscar unos documentos que Ángel le ha pedido, desencadenará la transformación del argumento de la novela y, además, permitirá a Susi saber algunas cosas a través de una tirada de cartas, único método para poder saber algo de él. Finalmente, propiciará que Susi tome una decisión al respecto.
Pilar es uno de mis personajes favoritos porque, aunque no sale demasiado, está basado en una persona real: mi gran amiga Pilar Sánchez Miranda, a la que espero haber retratado fidedignamente y a la que está dedicada la novela al 50 %. Y, por cierto, el actor que le dijo esa fantástica frase que recojo fue el gran José Sazatornil, «Saza».
Editorial: Shueisha; (c) Nobuhiro Watsuki
Jaime Santos. Inspector de la policía nacional con una peculiaridad llamativa y exótica para un policía español: tiene ¼ de sangre japonesa, pero los rasgos puros de un nativo del País del Sol Naciente. Es frío, lacónico, taciturno, apático…, en apariencia; también es un enamorado de la historia de los samuráis, de los que dice descender; budista, y apasionado por recuperar y conocer su herencia cultural, si bien esto le lleva a ser un poco maniático, obsesivo y a tratar de ser más japonés que los propios japoneses. Susi llegará a él por indicación de Manuel Cabezas, que fue su superior, y por descubrir una relación con Ángel entre toda la documentación; sin embargo, lo único que podrá arrancar del silente inspector será que no se meta en asuntos peligrosos.
Si eres conocedor de la historia de Japón o conoces el manga que he citado anteriormente, probablemente ya sepas que su inspiración es la de un personaje de El guerrero samurái, que, en realidad, fue una persona real: un espadachín que luchó del lado de Tokugawa en la Restauración Meiji, y cuyo nombre, fonéticamente castellanizado, bautizó a mi inspector: Hajime Saito.
Pedro Castillo. Histórico refundador del Cónclave. Fue un monje católico que ingresó en esta sociedad y la transformó en un culto pagano.
Claudia. Misteriosa y enigmática mujer. ¿Quién es, qué es, qué esconde…? Hablar de Claudia implicaría desvelar muchos misterios…
De momento, lo único que puedo decir de esta mujer es su inspiración. Cuando la ideé, necesité un modelo: una mujer que fuera guapa, pero no de una manera clásica o convencional, sino con un rasgo muy característico que pudiera hacerle las facciones algo rudas. Y ahí estaba: la actriz Fairuza Balk, una mujer que me parece muy guapa precisamente por sus rasgos duros, que la desvinculan de la belleza convencional, y con unos ojos tan expresivos y bellos.
Pietro Castello. Apodado «el Rey de las Ratas», es un cruel proxeneta (además de otras cosas: propietario de restaurantes, discotecas y casas de apuesta, accionista en medios de comunicación, traficante de armas y de drogas…, un modelo empresarial, vamos) que guarda alguna relación con el Cónclave. Su fisonomía es muy semejante a la de una rata, está involucrado en casos de tráfico de mujeres y desapariciones de niños, y gobierna con mano de hierro el megaburdel conocido como La Casa Roja, cuya construcción pudo llevarse a cabo al vencer al párroco del barrio: un caso escandaloso de irregularidades urbanísticas que, en su día, Susi y Ángel cubrieron.
Freddie Mercury. Sí, es él, y llega a aparecer de alguna forma. La razón es que para Susi y Ángel guarda mucho simbolismo; en gran medida, es su cantante favorito, además de por su genialidad, porque, siempre que las cosas iban mal y escuchaban sin pretenderlo algún tema de Queen, todo parecía solucionarse milagrosamente, en particular si esa canción es la genial Bohemian Rhapsody, un tema que para Susi tiene mucha significación, especialmente al recordar la desternillante y épica interpretación de la sección ópera por parte de Ángel (basado en hechos reales). Es posible, como en un momento crucial reflexiona Susi, que Freddie Mercury sea una especie de santo protector para ambos y hasta les salve de algún apuro.
Conozco Queen y a su fabuloso vocalista gracias a mi hermano, un gran fan del conjunto británico. Desde antes de que apareciera la película (y la vi por las fechas en las que lo estaba escribiendo, si no me falla la memoria), la figura de Freddie Mercury siempre me ha fascinado y llenado de simpatía y ternura hacia él: era un hombre maravillosamente contradictorio, que fluctuaba entre la ternura y la timidez y el ego artístico de una manera impresionante, y ver los vídeos de sus conciertos te deja con la sensación de haberte perdido algo realmente grande.
Gema. Es amiga, confidente y asesora de vestuario de Susi. De nuevo es un guiño a una persona real a la que me unen cierta amistad y vivencias.
El conserje. Personaje enigmático y peculiar. De nuevo, no puedo hablar mucho de él, salvo por la anécdota que contribuyó a su creación y que guardó una casualidad que llega a resultar hasta escalofriante…
Estaba buscando un edificio autonómico para hacer una gestión, y la dirección no aparecía en el Google Maps, así que lo busqué por intuición hasta llegar a un edificio adornado con la bandera nacional (no me di cuenta de lo esencial: faltaba la autonómica) que parecía herméticamente cerrado. Tenía una placa que invitaba a llamar al timbre. Cuando así lo hago, aparece como si fuera un toro embistiendo un hombre corpulento y moreno que, en cuanto llega a nosotros, suelta de sopetón y de un modo que, a día de hoy, me es imposible describir: «¿Qué problema hay, señores?». Descolocado, le pregunto al más puro estilo Paco Martínez Soria si allí es el edificio que ando buscando, a lo que responde: «No, señores. Esto es un club PRIV-vado». Me disculpo y desando como si me hubiera arrollado un camión… Más tarde decido investigar sobre qué tipo de club puede albergar ese edificio, y casi literalmente se me heló la sangre (explicación en la próxima entrada).
Pablo S. de H., marqués de […]. Uno de esos aristócratas a los que cierta prensa se empeña en presentar como una persona cercana, campechana, alegre y moderna, pero que en realidad tiene muchas más sombras que luces, algunas de esas sombras incluso más oscuras e insondables de lo que se cree. Para empezar, es el apoyo principal del partido de ultraderecha Reconquista y cliente asiduo de Pietro Castello. Le gusta dar grandes fiestas en nombre de la sociedad benéfica que dirige en honor de su madre: la Fundación Marquesa de […].
Pelayo Barral. Líder del partido de ultraderecha Reconquista. Fundamentalista, intolerante y sobrevalorado por sus seguidores. Cuando no habla de sí mismo, larga discursos encendidos contra «los enemigos de la nación» y no duda, en medio, insinuar su secreta pertenencia a algo más grande con tal de dotarse de un halo de misterio y llevarse a una periodista de modas a la cama, ya que, en realidad, más que un político, es un promiscuo y un playboy que no duda en hacer ostentación de su cargo y de su secreto con tal de tener alguna conquista eventual. Presume de ser gran amigo de Pablo S. de H. cuando, por su parte, este le desprecia profundamente y no deja de considerarle un tonto útil. Pelayo también fue objeto de un encendido artículo que Ángel y Susi escribieron, y, a pesar de que ella contrarrestó los alardes sarcásticos de él, el artículo nunca fue publicado.
No, no tiene por qué estar inspirado en ese señor del que usted me habla porque, por desgracia, pelayobarrales hay demasiados: uno de esos tantos políticos que han sido educados para serlo desde la cuna, y la educación para ello ha sido en la peor y más pervertida tradición de la política: engañar, retorcer argumentos, hacer un uso indecente de la demagogia, acercarse a la gente más desinformada y ofrecerles una visión sesgada de las cosas, la que más se adecúe a sus intereses y que no les permita pensar demasiado, fomentando así su derecho al odio y a la ignorancia… Un sofista irresponsable en el peor sentido del término. Y en el mundo de Red (NUB), que es el nuestro, la sociedad prefiere premiar a estos sofistas antes que a los Sócrates como Alejandro Villacarros.
La reina de corazones. Apelativo que le da Susi a una veterana y arrogante periodista del corazón, «una especie de harpía que se había creado un trono invisible en un reino inexistente», que es muy amiga del marqués de […], y aunque sabe perfectamente qué ocurre detrás de los muros de la sede del Cónclave, siempre dará la cara por él.
Es mi particular crítica hacia algunas figuras de ese tipo de periodismo, endiosadas gracias a sus amistades personales y defensoras de personajes absolutamente despreciables, como ciertos aristócratas a los que han ayudado a edulcorar y a la repugnante familia Franco.
Compañía de «actores». El primer actor está inspirado por el personaje de don Zana en la novela de Rafael Sánchez Ferlosio, Alfanhuí: un títere que obligaba a los empobrecidos madrileños de posguerra a participar de una fiesta lo quisieran o no; el forzudo enmascarado es un violento matón; Bartolín, un pobre alcohólico al que compraron con una botella, y Katrina, una mujer de Europa del Este con mucha cultura que desearía no formar parte de este elenco. El número que protagonizan no deja a nadie indiferente…
El juez. Un hombre justo cuya moral está comprada, su integridad en entredicho y tiene las manos atadas. No obstante, aguarda agazapado su momento para vengarse.
Para él, la imagen que tenía era la del gran actor británico Charles Laughton como el inolvidable profesor Lory en Esta tierra es mía (Jean Renoir, 1943). Como curiosidad, este actor ha interpretado también a Quasimodo, al inspector Javert de Los miserables, al senador Sempronio Graco en Espartaco, y fue el primer Galileo de la obra de teatro La vida de Galileo, de Bertolt Brecht, bajo la dirección del mismo autor.
Alejandro Villacarros. Doctor en Sociología y profesor en la facultad de Filosofía. Es el mayor conocedor del Cónclave, por lo que tuvo que pagar un precio. Además, es un buen amigo de Manuel Cabezas. Un intelectual a la vieja usanza, de aquellos que piensan que los intelectuales tienen el deber de combatir la ignorancia y la mentira.
Otro de mis personajes favoritos, ya que, de nuevo, está inspirado en una persona real: mi amigo Alejandro Carrero Villena, profesor de Historia, artista y autor del símil del vagón y la vida que Cabezas le cuenta a Susi de una manera tan consoladora como lo hizo él en cierto momento y que le tomé prestado con su consentimiento. A él está dedicada la novela al 50 %. A día de hoy, su capítulo sigue siendo mi favorito.
Y, para cerrar, estarían los extras y cameos: policías, sectarios, el comisario, Guillermo Niño, los guardiaciviles, las periodistas del corazón, las prostitutas, los comensales, los ultras, el segundo de Reconquista, los vecinos del barrio, el indigente, los padres de Yuri… Y, muy especialmente, dos. El cantante de rock que tenía un programa de radio resulta ser José Carrasco, vocalista de El Pecado (antiguos Huracán Paquito) y expresentador de su propio programa de radio: La Voz del Terror (en cuya última temporada participé, primero en la técnica de sonido y, luego, como colaborador). Y la madre de Ángel: esa mujer dulce con fuerte carácter proletario es mi propia señora madre.
El comienzo de la saga
Red (NUB), en principio, acabaría tal cual. Pero un día pensé que tampoco sería mala idea hacerle una continuación. Así que sí: existe la segunda parte.
¿A quién va dirigido?
Lo dije en Billy y lo repetiré siempre: a todo al que le guste leer. Pero, apretando las tuercas, a quien disfrute emocionándose con una historia bonita y esperanzadora; también a los amantes de historias de intriga y a los que les gustan las historias de conspiraciones y, además, de siniestras sectas ocultistas. Incluso aunque no te gusten los libros de amor, por eso mismo tal vez te gustará este. Redención (Nuestro último baile) se puede definir en ese aspecto como si habláramos de canciones de amor: tienes las canciones de amor tópico, que no te dicen casi nada, que son siempre lo mismo…, y luego tienes las baladas de heavy metal. Con esto creo que lo digo todo.
Redención (Nuestro último baile) es un libro bastante musical; hay alguna escena en la que sus protagonistas hasta cantan. Por esa razón, era de justicia confeccionarle su propia banda sonora. Queen y, especialmente, Freddie Mercury son una constante a lo largo del libro; también suenan de fondo canciones de otros artistas, como Guns N’ Roses y Nirvana; algunas dan nombre a títulos de capítulo, como A contratiempo, Dream of life y Great king rat, y otras inspiraron o guardan relación con alguna escena o capítulo. Así que esta sería la banda sonora no-original de Redención (Nuestro último baile):
Queen: Too much love will kill you
El Pecado: Pánico
Ángeles del Infierno: Todos somos ángeles
Queen: Bohemian rhapsody
Guns N’ Roses: Sweet child o’ mine
The Beatles: It won’t be long
El Pecado: Ecos al amanecer
Noriyuki Asakura: Run to you (de la BSO de El guerrero samurái)
Nirvana: Smells like teen spirit
Patti Smith: Dream of life
Queen: Great king rat; Breakthru; We are the champions
Las Madres del Cordero: A benficio de los huérfanos
Wolfgang Amadeus Mozart: Dies irae
El Pecado: Angelina
Queen: Who wants to live forever; Under pressure
Galneryus: Angel of salvation
BSO El guerrero samurái: Howling wolf (theme of Hajime Saito)
Entre el examen que tengo la semana que viene, las movidas actuales, señoritos que llaman “pijo ácrata” a los jueces por sus autos (“le dijo la sartén al cazo”), delegadas del gobierno que no dimiten,… pues voy a coger y ponerme un rato épico con la imitación de gaitas escocesas en la fabulosa guitarra de Brian May.
“Gimme the prize (Kurgan’s theme)” es una estimulante canción de Queen, escrita y compuesta por Brian May, en clave de heavy metal, para la banda sonora de Los inmortales (Highlanders, USA, Russell Mulcahy, 1986 –“highlander” no significa “inmortal”, sino que se significa “habitante de las tierras altas”, refiriéndose al origen escocés de su protagonista, Connor McLéod). Así que, mientras suena esta tremenda canción, voy desenvainando y grito ¡SÓLO PUEDE QUEDAR UNO!
Probablemente, esta película inventó la unión de épica y heavy metal
Gimme the prize
(Kurgan’s theme)
‘… garage and water from the sprinklers It also left a man’s decapitated body lying on the floor next to his own severed head, a head which at this time has no name’
‘I know his name’
Here I am I’m the master of your destiny I am the one the only one I am the god of kingdom come Gimme the prize just gimme the prize
Give me your kings let me squeeze them in my hands Your puny princes Your so called leaders of your land I’ll eat them whole before I’m done The battle’s fought and the game is won I am the one the only one I am the god of kingdom come Gimme the prize just gimme the prize
‘Now you die’
‘I have something to say, it’s better to burn out than to fade away… There can be only one’
Move over I said move over Hey hey hey clear the way There’s no escape from my authority – Didn’t I tell you I am the one the only one I am the god of kingdom come Gimme the prize just gimme the prize I am the one the only one I am the god of kingdom come Gimme the prize
“… garaje y agua de los aspersores./ También dejó el cuerpo de un hombre decapitado yaciendo en el suelo/ cerca de su cabeza cortada, una cabeza que de momento no tiene nombre”// “Yo sé su nombre”// Aquí estoy. Soy el amo de tu destino/ Soy el primero, el único. Soy el dios del reino por venir/ Dame el premio, sólo dame el premio.// Dadme vuestros reyes, dejadme estrujarlos en mis manos/ Vuestros escuchimizados [Alt. débiles] príncipes/ los tan llamados líderes de vuestro país/ Me los comeré enteros antes de acabar/ La batalla está luchada y el juego está ganado/ Soy el primero, el único/ Yo soy el dios del reino por venir./ Dame el premio, sólo dame el premio.// “Ahora muere”// “Tengo algo que decir, es mejor consumirse que desaparecer…/ Sólo puede quedar uno”// Apártate, he dicho que te apartes./ Despeja el camino/ No hay escape a mi autoridad – ¿No te lo dije?/ Soy el primero, el único. Soy el dios del reino por venir/ Dame el premio, sólo dame el premio.// “SÓLO PUEDE QUEDAR UNO”
A los problemas técnicos de la semana pasada se suman problemas de tiempo: no voy a poder publicar tanto como quisiera (si quisiera) debido a otros asuntos que requieren de mi atención y dedicación constante, que por su importancia no pueden ser postergados. De vez en cuando publicaré algo corto y/ o sencillo, a modo de relajamiento, así que si sois visitantes habituales que entráis a través de la dirección del blog, os recomiendo que os suscribáis a través de la opción de suscripción de correo, de “seguir blog” si tenéis cuenta wordpress, o dándole al “me gusta de Facebook”. Por ahora, hasta luego, ya nos veremos de vez en cuando, y, para que no os vayáis insatisfechos, os dejo con el fantástico “Bohemian rhapsody” de los fabulosos Queen:
Con esta canción, Queen, definitivamente se coronaron. Innuendo(1991) es un disco fabuloso con cierta carga pesimista, con un Freddie Mercury ya previendo su inevitable final. La canción que da título al disco es una obra maestra: planteada como una especie de puzzle, es un regreso a su planteamiento de hacer pequeñas óperas-rocks. Líricamente, es una poderosa letra escrita, por el bajista Roger Taylor, que combina cierto pesimismo con cierta obstinada esperanza y rebeldía, y refleja una visión realista de la historia y de la actualidad. Y, musicalmente, Mercury consigue hacer un collage sonoro que divide en varias suites, combinando magistralmente rock duro, música clásica, flamenco y flamenco-rock; para la parte española de la canción, contaron con la guitarra clásica de Steve Howe (ex-miembro del grupo de rock progresivo Yes). Corona definitivamente la canción un espectacular vídeo-clip que mezcla imágenes de guerra, a los miembros del grupo representados como obras pictóricas de varias escuelas artísticas (ver enlace), muñecos de plástico animados e imágenes de viejas filmaciones de gente de Andalucía bailando. En definitiva, una obra maestra, que no estuvo exenta de cierta santa polémica, ya que entre las imágenes de guerra, se incluían escenas de la guerra del golfo –quizás uno de los motivos de esta canción- que fueron suprimidas en las televisiones estadounidenses (otro gran pecado, mucho menor que los que hayan podido hacer en su vida los santos de la familia Bush, descendientes de un filo-nazi, probable miembro del KKK, y saqueador y profanador de la tumba del gran Jefe Jerónimo: un verdadero líder al que ellos nunca podrán compararse).
Innuendo
While the sun hangs in the sky and the desert has sand While the waves crash in the sea and meet the land While there’s a wind and the stars and the rainbow Till the mountains crumble into the plain
Oh yes we’ll keep on trying Tread that fine line Oh we’ll keep on trying yeah Just passing our time
While we live according to race, colour or creed While we rule by blind madness and pure greed Our lives dictated by tradition, superstition, false religion Through the aeons, and on and on
Oh yes we’ll keep on trying We’ll tread that fine line Oh oh we’ll keep on trying Till the end of time Till the end of time
Through the sorrow all through our splendour Don’t take offence at my innuendo
You can be anything you want to be Just turn yourself into anything you think that you could ever be Be free with your tempo be free be free Surrender your ego be free be free to yourself
Oooh oooh If there’s a God or any kind of justice under the sky If there’s a point if there’s a reason to live or die If there’s an answer to the questions we feel bound to ask Show yourself – destroy our fears – release your mask
Oh yes we’ll keep on trying Hey tread that fine line Yeah we’ll keep on smiling yeah (yeah yeah) And whatever will be will be We’ll keep on trying We’ll just keep on trying Till the end of time Till the end of time Till the end of time
Insinuación
Mientras el sol cuelgue del cielo y el desierto tenga arena,/ mientras las olas rompan en el mar y encuentren la tierra,/ mientras haya un viento y las estrellas y el arcoíris,/ hasta que las montañas se desmoronen sobre las llanuras,// oh sí, seguiremos intentando/ pisar esa delgada línea,/ oh seguiremos intentando/ sólo pasando nuestro tiempo.// Mientras vivimos de acuerdo a la raza, color o creencia,/ mientras mandamos por una locura ciega y pura codicia,/ nuestras vidas dictadas por la tradición, superstición, falsa religión/ a través de los eones, incesantemente.// Oh sí, seguiremos intentando,/ pisaremos esa delgada línea,/ oh seguiremos intentando/ hasta el final de los tiempos,/ hasta el final de los tiempos.// A través del dolor, todo a través de nuestro esplendor,/ note ofendas por mi insinuación.// Puedes ser cualquier cosa que quieras ser/ sólo vuélcate en algo que pienses que pueda llegar a ser./ Sé libre con tu tempo, sé libre, sé libre/ rinde tu ego, sé libre, sé libre para ti mismo.// Si hay algún Dios o algún tipo de justicia bajo el cielo,/ si hay un punto, si hay una razón para vivir o morir,/ si hay alguna respuesta a las preguntas que nos sentimos obligados a preguntar,/ muéstrate –destruye nuestros miedos- libérate de la máscara.// Oh sí, seguiremos intentando/ pisar esa delgada línea,/ oh seguiremos sonriendo/ y lo que quiera que será será/ Seguiremos intentando/ seguiremos intentando/ hasta el final de los tiempos…
Del encuentro de dos grandes del pop y el rock británico, David Bowie y Queen, ex-combatientes ambos del glam-rock, nació esta hermosa canción, incluida en el disco de la banda Hot Space(1982), que presenta este impresionante duelo entre dos grandes vocalistas. Una letra muy bonita, de plena actualidad…
Under pressure
Pressure pushing down on me Pressing down on you no man ask for Under pressure That burns a building down Splits a family in two Puts people on streets
That’s o-kay! It’s the terror of knowing What this world is about Watching some good friends Screaming let me out! Pray tomorrow takes me higher Pressure on people People on streets
Do do do bah bah bah bah O-kay Chippin’ around Kick my brains round the floor These are the days It never rains but it pours People on streets People on streets
It’s the terror of knowing What this world is about Watching some good friends Screaming let me out! Pray tomorrow takes me higher higher higher Pressure on people People on streets Turned away from it all Like a blind man Sat on a fence but it don’t work Keep coming up with love But it’s so slashed and torn Why why why? Love love love love
Insanity laughs under pressure we’re cracking Can’t we give ourselves one more chance? Why can’t we give love that one more chance? Why can’t we give love give love give love? Give love give love give love give love give love? Cause love’s such an old fashioned word And love dares you to care For people on the edge of the night And love dares you to change our way Of caring about ourselves This is our last dance This is our last dance This is ourselves under pressure Under pressure pressure.
La presión me está aplastando/ presionándote a ti, ningún hombre al que preguntar/ Bajo la presión/ que quema un edificio,/ rompe una familia en dos,/ pone a la gente en las calles.// ¡Está bien!/ Es el terror de saber/ de lo que va este mundo,/ contemplando a algunos buenos amigos/ gritar ¡déjame salir!/ Ruego que el mañana me lleve más alto./ La presión sobre la gente/ La gente en las calles.// Vale/ Saltar por ahí/ patea mis sesos por el suelo/ Estos son los días/ en los que nunca llueve, pero diluvia/ La gente en las calles/ La gente en las calles.// Es el terror de saber/ de lo que va este mundo/ contemplando a algunos buenos amigos/ gritar ¡déjame salir"!/ Ruego que el mañana me lleve más más más alto/ La presión sobre la gente/ la gente en las calles/ Le di la espalda a todo eso/ como un ciego/ me senté en una valla pero no funciona/ Sigo planeando el amor/ pero está tan rajado y roto/ ¿Por qué por qué por qué?/ Amor amor amor amor.// La demencia se ríe, bajo presión nos quebramos/ ¿No podemos darnos una oportunidad más?/ ¿Por qué no podemos dar al amor esa oportunidad más?/ ¿Por qué no podemos dar amor dar amor dar amor…?/ Porque el amor es una palabra tan desfasada/ y el amor te desafía a preocuparte/ por la gente al filo de la noche/ y el amor te desafía a cambiar nuestra costumbre/ de preocuparnos por nosotros mismo/ Éste es nuestro último baile…/ Esto es nosotros mismos bajo presión/ Bajo presión/ Presión.
Y así, tirando del hilo de los vídeos de youtube, me encontré esta otra de Jacques Brel, que ha sido siempre una de mis favoritas, y lo fue aún más cuando supe lo que significaba su letra. “Ces gens là” es una desgarradora canción, mitad crítica a la hipocresía de ciertas personas o clases sociales, mitad amargo amor imposible. Éste fue uno de los mejores vídeos vistos a lo largo de este año, con un Jacques Brel interpretando a los personajes de la canción y haciéndonos estallar en llanto al nombrar a su amor:
Y, aunque esta fue más reciente, por encadenarlo, no podía dejar de poner su canción más emblemática, "Ámsterdam”:
Otro de los grandes, que le suele a gustar a todo el mundo, aunque probablemente no sea tan bueno como Brel, es Bruce Springsteen, ese poeta del rock’n’roll, que siempre hace gala de su potencia y vitalidad. Dos temas fueron los que aquí aparecieron, de su disco The river. El primero, esa triste historia llamada “Jackson Cage”:
Y su melancólica y triste balada, “The river”, que la pusimos en Mayo:
Y vuelta a Woodstock. Reconozco que me gusta ver vídeos de actuaciones de rock porque me carga las pilas el derroche de energía de los músicos, y Woodstock y Monterey, para esto, son ideales. Éste en particular es uno de los que más buen rollo me da: el principio de la actuación del grupo de San Francisco, que mezclaba la psicodelia y la política, Country Joe & The Fish, que incluimos en la sección “Minutos musicales”:
Y de Woodstock a Monterey, de la psicodelia al soul, con la actuación de uno de los artistas más queridos e idolatrados en este blog: el inmortal Otis Redding:
Ambos fueron colgados a modo de intermedio, en esos días en los que no tengo nada especial que decir ni se me ocurre una canción que presentar o disertar. Pero una de mis grandes pasiones es descubrir canciones históricas que surgieron como canciones populares (de trabajo, religiosas, picarescas, pornográficas…) y acabaron encarnando cosas más grandes como revoluciones o guerras. Dos o tres han sido esos casos en los que al buscar la letra de una canción me he encontrado con un enrevesado de historias y personajes. “Santy Anno”, la canción de los voluntarios británicos al lado del general Santana en la guerra Méxicano-estadounidense y que acabó siendo el himno de los buscadores de oro, fue una de ellas, y descubrimos la impresionante versión de la gran Odetta:
Pero no necesariamente tiene que tener una canción una gran historia, o una letra que explique las relaciones de producción, etc. Para captar mi atención basta con que la música sea buena y la letra lo suficientemente significativa. Fue por ejemplo esta triste historia de Frankie Lymon, un genio prematuro que murió demasiado joven y que ya decía que no era “un delincuente juvenil”:
Pero las canciones vinculadas a una época, a sus sentimientos, siempre han sido mis preferentes. En Abril, al colgar la letra de la canción “For what it’s worth” de Buffalo Springfield, no podía adivinar que, en parte, estaba profetizando ciertos eventos tanto nacionales como internacionales. Aquí están, en el festival de Monterey, dándole un puntito más a la canción, con David Crosby ocupando el lugar de Neil Young:
Y siguiendo con el festival de Monterey, ¡qué coño!, otro gran grupo de Frisco, los Quicksilver Messenger Service, con la canción de Dino Valente: “Dino’s song”:
Y con la actuación de uno de mis grupos de blues blanco favoritos: Canned Heat y sus blues sureños:
Y si de grupos hippies hablamos, no podíamos pasar por alto a los mejores, a la gran banda de San Francisco: los Grateful Dead, uno de los conjuntos más constantes de la historia del rock, interpretando una canción apocalíptica de la cantante canadiense Donnie Dobson: “Morning dew”:
No sé porqué razones, pero de un tiempo a esta parte, los Grateful Dead se han ido ligando a mis vivencias personales variadas, como por ejemplo, esta “Cold rain & snow”:
Y, ¿quién se puede resistir a este raudal de buenas vibraciones, llamada “Uncle John’s Band”:
E incluso cierta identificación en temas de “chicos malos”, de los que nadie espera nunca nada, como es su versión de la autobiográfica “Mama tried” de Merle Haggard:
Una de las canciones más impresionantes que he escuchado nunca, ha sido “Free bird”, del grupo de rock sureño Lynyrd Skynyrd. Es una canción que además cobró una especial significación cuando la mayoría de la banda falleció en un accidente de avión, entre ellos Ronnie van Zant, vocalista del grupo y autor de la canción:
Pero uno de los grandes descubrimientos de este años fue esta impresionante balada de desengaño y de autoafirmación de la cantautora Melanie Safka. En versión original es una maravilla, pero esta toma de su actuación en el festival de Woodstock me dejó, literalmente, paralizado por su fuerza:
Pero una de mis grandes obsesiones de este año ha sido intentar desentrañar lo que quiere decir esta canción del folklore romaní, “Musikanti”, en donde creo encontrar cierta historia triste en la que en algún país de la Europa del Esta se alistara para la guerra a los gitanos. La descubrí gracias a la banda de World Music checa Gothart:
Pero la de este otro grupo gitano de Italia también es muy interesante, Acquaragia Drom:
Y es que el folklore romaní ha sido una de mis grandes pasiones de este año. Tirando de vídeos y textos, descubrí que la nación gitana tiene su propia bandera y su propio himno, escrito por Žarko Jovanović para la banda sonora de una película y adoptado por el Congreso Internacional de los gitanos para ello. “Đelem, đelem”, una triste historia que denuncia el pojramos, el holocausto gitano, a mano de los nazis:
Y recorriendo el folklore romaní, nos encontramos al gran compositor yugoslavo (como él se define) Goran Bregovic, arreglando la canción del festival de primavera de los gitanos orientales, el “Ederlezi”:
Bregovic fue el autor de la banda sonora de esa maravillosa película, de corte absurdo a la manera de Berlanga, El tren de la vida (Radu Mihaileanu, 1998), en la cual unos judíos tratan de escapar del holocausto disfrazándose de nazis y deportados con un tren rumbo a Palestina, vía Rusia. En el camino se encuentran con unos gitanos que idearon un plan parecido para escapar hacia la India. Entonces se produce uno de los momentos más memorables de la película, cuando judíos y gitanos se baten en un emocionante duelo… musical:
Porque otro ciclo importante fue el de la música de los judíos sefarditas, con un legado que perdura hasta nuestros días. Me emocionó mucho saber que esta bella canción, “En tierras ajenas”, una canción que data de cuando vivían en la Edad Media en España, se convirtió en su himno de resistencia durante el holocausto, expresando un dolor más grande y profundo que aquel que sus antepasados tuvieron, volviéndose a mirar por última vez sus campos y casas mientras seguramente la entonaban, cuando fueron expulsados de España. Françoise Atlan es una de sus descendientes:
En otro orden de cosas, la segunda mitad de este año vino marcada por el Movimiento 15-M. Dolido y desengañado, como estaba más o menos, de ciertas utopías, intentando ser como Rick en Casablanca, regentando un café metafórico con buena música en donde la Resistencia era bien recibida, pero no los nazis, empecé a apoyar gran parte, si no todas, de sus acciones cuando se comenzó a intentar desprestigiarles y en algunas comunidades autónomas se les reprimía brutalmente. Para una de ellas, que tuvo lugar en Valencia, les dediqué esta canción del inmortal alcoyano Ovidi Montllor, cantautor y actor inolvidable: “La fera ferotge”, una canción alegórica y satírica sobre las reclamaciones sociales bien justificadas:
Pero revoluciones a un lado, que no al margen, siempre hay sitio para buenas y emotivas canciones, como esta “Darling be home soon”, del cantautor y ex-vocalista de Lovin’ Spoonful, John Sebastian, cuya emotiva interpretación de este tema en el festival de Woodstock, emocionándose al final, es una de mis actuaciones favoritas, y no me canso de verla:
O canciones de un rabioso optimismo contagioso, como “It don’t come easy”, del simpático Ringo Starr:
Pero sin perder la realidad… Debido al violento e injusto desalojo de la Plaza del Sol de Madrid, decidí desenterrar el hacha de guerra y decirle a los responsables, como ya lo hizo Javier Krahe hace años, que “Cuervo Ingenuo no fumar la pipa de la paz con tú”:
Tuvimos, sin motivo especial alguno, salvo mi propia admiración, un recuerdo emocionado hacia el gran Paul Robeson, actor, cantante y activista afroamericano de un compromiso natural y sincero no sólo con su propia gente, sino con todas. Robeson se hizo famoso por interpretar esta canción en una famosa película, Show boat”. “Ol’ Man river”:
Pero a mediados de los años 30, Robeson, que visitó a la Brigada Lincoln en España, cuando interpretaba la canción le cambió la letra, dándole un sentido mucho más revolucionario. Como ejemplo, esta actuación, que a día de hoy sigue poniendo los pelos como escarpias:
Y hay heridas que se empeñan en que no cicatricen. La pasividad y la desinformación con la que pasó desapercibida la profanación del monumento a Miguel Hernández por parte de un grupo de ultraderecha me resultó especialmente repugnante. Eso sí, los “demócratas” pueden darse palmadas en la espalda porque se ha detenido a un rapero que dijo unas tonterías… Adolfo Celdrán, interpretando su canción sobre uno de los mejores poemas de Hernández:
Como con Lorca, a cuya localización se niega cierta gente: éste es, sin lugar a dudas, el país que no ama a sus poetas. Me estremeció ver a don Agustín González, uno –si no el mejor- de los mejores actores españoles, declamar este “El rey de Harlem”:
Y que no sea por falta de homenajes. También recordamos a nuestro querido José Antonio Labordeta, de cuyo fallecimiento se cumplió un año. Para volver a recordarle, su canción más famosa:
… y éste, más o menos, ha sido el año en vídeos: un año intenso en ciertos aspectos, y en otros como todos… Pero la música que no pare, ¿eh? Lo que nos depare este año –según el calendario zamarril- el tiempo lo dirá, y espero verte, veros, el año que viene para contároslo, porque todavía quedan muchas cosas por decir, muchas canciones por descubrir y escuchar, muchos amigos a los que recordar o conocer, y muchos amores por vivir. Acabamos, si os parece, con una canción mítica, probablemente la mejor canción de rock de la historia: “Bohemian rhapsody”, de Queen, una canción que cuando estoy bajo o triste me gusta recordar y me recarga de nuevo con energías renovadas:
Y, a la manera de Bob Hite: Don’t forget to Boggie!
Billy («algo es algo»)
Tres cosas atormentan al exinspector de policía Guillermo Niño Pérez: un vecino que le obsesiona, el recuerdo de un crimen y una querella por sus torturas durante el franquismo. Por si esto fuera poco, se une la inquietud hacia un asesino en serie que
Redención (Nuestro último baile)
Mi segunda novela: una historia de amor, misterio e intriga; la lucha de una chica por su pareja pasa por enfrentarse a una secta apocalíptica
Queca
Un regalo inadecuado puede cambiarle la vida a cualquiera. Tal es el caso de Miki, solterón por obligación y solitario por vocación; cuando su cuñado le obsequia con un recuerdo que se ha traído de su viaje a Japón: una muñeca sexual de nombre Megu