Sortirem al carrer… i una gentada,
es fondrà en salts de joia i alegria,
i el Sol resplandira radiant i amb força,
i el festeig durarà quatre setmanes,
una gresca a nivell estatal,
quan es morin el burro i l’àguila reial.
“El burro i l’àguila”, Pi de la Serra
En abril de 1939, el general Francisco Franco, elegido por sus compañeros de armas como jefe supremo de los ejércitos y, por lo tanto, cabeza de la sublevación fascista contra la legalidad de la república (y realizando, además, una cierta depuración de las cabezas de las principales fuerzas fascistas-reaccionarias), firmaba el último parte de guerra, dando por concluida la sangrienta guerra civil y afirmando su victoria. Se autoproclama jefe supremo del Estado y comienzan cerca de 40 años de estado totalitario represor. Con la caída de sus antiguos aliados, la Alemania nacional-socialista de Hitler y la Italia fascista de Mussolini, Franco, que había declarado primero la no beligerancia y después la neutralidad (más bien, como parece ser cierto, fue obligado a ello por Hitler, que no quiso ni oír las condiciones y demandas imperialistas de su primo español sobre Marruecos y Gibraltar), destierra estandartes, ministros, generales germanófilos, camisas azules y toda la parafernalia fascistoide al baúl de los recuerdos (sacándolo de vez en cuando), definiendo su dictadura como totalitaria, anticomunista y nacionalcatolicista para, con la ayuda del dictador vecino Oliveira Salazar y del Vaticano, conseguir ser respetado por los vencedores y que éstos desoyeran a otras naciones, antiguas aliadas de la República, como México, que exigían una acción contra él. Tras tiras y aflojas, llamamientos de “fervor patriótico”, etc., su régimen acabaría siendo reconocido por la mayor parte de las fuerzas occidentales, sobre todo cuando el presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower visita España y reconoce al régimen de Franco como un aliado a tener en cuenta en la lucha contra el comunismo internacional, obteniendo a cambio terrenos españoles para instalar bases militares. Sobre la figura de Franco ya hablé en otro lugar con más o menos acierto.
En 1975, la de Franco es –creo- la última de las dictaduras fascistas, creadas en la primera mitad de siglo, de Europa, habiendo creado escuela en Latinoamérica. Para entonces, el general era un anciano decrépito que padecía párkinson, lo cual no le impedía firmar las cinco últimas condenas a muerte de su sangriento mandato con su temblorosa mano, desoyendo las peticiones internacionales, incluida la del papa Pablo VI, la del conde de Barcelona –padre del actual rey- y la de su propio hermano. En cierto sentido, el desequilibrio en su salud que le produjeron esas jornadas, fueron las que le llevaron a una lenta y agónica muerte, aunque fuera en su lecho.
El 20 de noviembre de 1975 el titular de la prensa (incluso de la deportiva) era unánime: “Franco ha muerto”; el general había muerto, pero no el franquismo, y la incertidumbre sobre el futuro reinaba, pues oficialmente la dictadura debía seguir bajo el mandato del príncipe Juan Carlos. Afuera, en otros países, paisanos y afines lo celebraban con champán y con antiguas canciones; adentro, la prudencia reinaba´, aunque todos sufrían un ataque de alegría contenida y de esperanza.
Franco había muerto, pero no el franquismo: sus instituciones y métodos seguirían vivas durante un tiempo, garantizados por el entonces presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro, el ministro del interior Manuel Fraga Iribarne, y los políticos reunidos bajo el llamado búnker (la facción más dura e inmovilista del franquismo): el Tribunal de Orden Público (TOP) y los mandos policiales –la Brigada de lo Político-Social- y del ejército (siempre dispuesto con la mano en la pistola), junto a las organizaciones paramilitares de ultraderecha. La censura seguía viva y operante en los primeros años, siendo abolida en 1977, pero teóricamente: en teoría se puede publicar cualquier cosa, pero en la práctica las prohibiciones estaban a la orden del día, y eran muchos los cantautores que no podían actuar. Por esa razón, la literatura que se alegraba de la muerte de Franco tenía que estar un poco vedada, pues aún era innombrable. Por ejemplo, este poema de Jesús López Pacheco, “Deshonras fúnebres por Francisco Franco” lleva firma de 1979, y la canción más famosa sobre el tema, “Adivina, adivinanza”, de Joaquín Sabina, es ya de los 80:
No obstante, a pesar de las prohibiciones, censuras medio operantes, etc., hubo quien se atrevió a expresar la alegría por el hecho muy tempranamente, y a declarar que, básicamente, “el muerto al hoyo”. Fue el caso de Luis Pastor, que cantaba esta canción allá por 1977, fecha de la edición del disco Nacimos para ser libres, una canción en la que Pastor resumía las esperanzas de muchos. Escuchar: http://www.goear.com/listen/3548c79/estan-cambiando-los-tiempos-luis-pastor
Están cambiando los tiempos
Por mucho que a algunos pese
los tiempos están cambiando:
están cambiando los tiempos,
¡agárrense que aquí vamos!
Han sido tiempos sombríos
y aún no son los tiempos claros,
pero soplan nuevos vientos:
parece que respiramos.
Están cambiando los tiempos,
están cambiando ¡qué bueno!
Por mucho que le llaméis
no saldrá del agujero.
Tanto monta monta tanto
Isabel como Fernando,
pero sobre nuestros hombros
no montarán más tiranos.
Todo ha de tener su tiempo,
su momento sin reparo;
el tiempo de pedir pasó:
momento es de que exijamos.
Están cambiando los tiempos…
Exijimos lo que es nuestro,
por lo que siempre luchamos:
la libertad, la razón,
derecho a vivir sin amo.
Exijimos lo que es nuestro,
lo que siempre nos negaron:
los medios de producción,
la flor, el pan, el trabajo.
Sin embargo, tal vez hablando de otra cosa (tal vez del Portugal salazarista), o quizás expresando un deseo muy esperado, un hombre se anticipó un año a los acontecimientos: en su disco de 1974, Triat i garbellat, el genial Quico Pi de la Serra cantaba una canción metafórica que era bastante reconocida y que era de las más esperadas en sus conciertos: la matanza del cerdo…
La matança del porc
Avui és la diada de matar el porc
que hem anat engreixant des de fa massa anys
amb llet de la més bona, amb tomàquets de l’hort,
amb la millor farina, patates i ous.
La porca està trista i nosaltres contents,
ja no passarem gana per un quant temps,
ja no passarem gana per un quant temps.
Poseu-hi unes graelles i un bon suport,
feu una gran foguera d’alzina i pi,
rustiu-lo i xisclarà, senyal que no és ben mort,
afanyeu-se que bufa vent de garbí.
Quan no li quedi un pèl, feu-li un gran tall al coll,
i amb la sang que li ragi n’ompliu un doll,
i amb la sang que li ragi n’ompliu un doll.
Puix ja de panxa en l’aire el col·loqueu,
amb la daga més fina obriu-lo en canal,
netegeu-li els budells i tot el que hi trobeu,
talleu la carn rosada i poseu-la en sal.
La porca està plorant, nosaltres rient,
ens menjarem la llengua del seu parent,
ens menjarem la llengua del seu parent.
Demà hi haurà bon tall, s’ha acabat la fam,
demà passat fuet i després pernil,
i quan s’acabi el porc hi passarà la porca
i després els gorrins i tots els porcs del món.
Avui és la diada de matar el porc.
És la diada de matar el porc.
Matar el porc.
La matanza del cerdo
Hoy es el día de matar al cerdo/ que hemos estado engordando desde hace ya muchos años/ con leche de la más buena, con tomates de la huerta,/ con la mejor harina, patatas y huevos.// La cerda está triste y nosotros contentos,/ ya no pasaremos hambre por mucho tiempo…// Ponerle unas parrillas y un buen suporte,/ haced una gran hoguera de encina y pino,/ asadlo y chillará, señal de que no está bien muerto,/ daos prisa que sopla el garbino.// Cuando no le quede un pelo, hacedle un gran tajo en el cuello,/ y con la sangre que mane llenad un botijo…// Después ya de panza al aire colocadlo,/ con la daga más fina abridlo en canal,/ limpiadle los intestinos y todo lo que encontréis,/ cortadle la carne rosada y ponedla en sal.// La cerda está llorando, nosotros riendo,/ nos comeremos la lengua de su pariente…// Mañana habrá buen tajo, se ha acabado el hambre,/ pasado mañana fuet y después jamón,/ y cuando se acabe el cerdo pasará la cera/ y después los gorrinos y todos los cerdos del mundo.// Hoy es el día de matar al cerdo./ Es el día de matar al cerdo./ Matar al cerdo.
Pi de la Serra