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El Evangelio, según Woody Guthrie


… Y si esto fuese razón para ser acusado de “izquierdismo”, estaría orgulloso de afirmar que estoy, como Jesucristo y como mi hermano Bergamín, decididamente a la izquierda.

Discurso del escritor católico holandés J. Brower en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, en Valencia el 4 de Julio de 1937*

Cuando uno tiene cierta idea de la historia de las religiones, se sorprende de cómo la mayoría de ellas tiende a traicionar el mensaje original de fraternidad y justicia, y acaban convirtiéndose en instrumento del poder y en justificación de sus abusos mediante lecturas pervertidas de la idea de resignación. Todas sin excepción, pero quizás más el cristianismo, cuya interpretación del mensaje original divide a sus iglesias, y con razón. Si uno lee los Evangelios, los escritos de los Apóstoles sobre la vida de Jesús, queda muy defraudado al ver que son enseñanzas que no se cumplen, y que la iglesia oficial a veces los cita, pero de una manera folklórica: los católicos pueden observar cómo se dice aquello de que es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos, mientras en las parroquias se reserva aún hoy la primera fila para los “ricos del pueblo”, esas almas bondadosas…

Jesús-expulsando-a-los-mercaderes-del-templo-Valentin-de-BoulogneMuchos somos conscientes del potencial mensaje revolucionario que tenían las enseñanzas de Jesús en una sociedad altamente jerarquizada en la que la interpretación de la religión judía de la secta de los fariseos era la oficial, y por tanto la ley, que era cifrada por los escribas –los legisladores-, mientras que Judea era gobernada por cuatro reyes-títeres del Imperio Romano. Jesucristo no sólo predicaba la igualdad entre los seres humanos, sino que la llevaba a la práctica: de ahí que entre sus primeros seguidores se encontraran los artesanos, los sirvientes, las prostitutas y diversos personajes repudiados por su sociedad, deslumbrados por el mensaje salvífico de igualdad que predicaba; hombres y mujeres tenían para él la misma consideración, al igual que los ricos y los pobres, y todo aquel independientemente de su procedencia, social o étnica: hebreos, filisteos, romanos, samaritanos, griegos… Algo impensable para la religión mosaica oficial, que sólo consideraba a los varones hebreos. Pero, ¿realmente era una amenaza? Sí. En aquellos tiempos había muchas sectas heterodoxas y heréticas del judaísmo, entre ellas la de Juan el Bautista, quien también fue asesinado por desafiar al poder, por agraviar a la amada del rey Herodes Antipas; al parecer la popularidad de Jesús creció, y sus enseñanzas se veían como una seria amenaza contra la sociedad y, según algunos, contra la paz con los ocupadores. Pero, vale, Jesús era un revolucionario porque sus enseñanzas lo eran, pero no porque azuzara al pueblo, aunque muchos se lo pidieran, contra la ocupación romana (aunque esta idea es demasiado moderna) o para derribar el poder de los tetrarcas, los sacerdotes y los legisladores: sus enseñanzas, como le pasara a Galileo con sus hipótesis, amenazaban el estatus de la sociedad, además de –y siempre he creído que esto era una excusa- la acusación de blasfemia.

Icono donde aparece Constantino presidiendo el Primer Concilio de Nicea.Tras su muerte, el cristianismo se convierte en una secta secreta, perseguida por los sacerdotes, pero se va expandiendo por las provincias del Imperio e incluso fuera (Etiopía, verbi gratia), y atrae por su mensaje a gentes de la condición de artesanos, siervos y esclavos, pensadores griegos… Pero “la religión de los esclavos”, más tarde, empezó a popularizarse entre los patricios (quizás se puso de moda, como con las religiones orientales en los años 60), la influyente aristocracia romana, que, aunque quizás los primeros de ellos fueran honestos en su conversión, muy pronto comenzarían, como en toda religión cuando los estamentos superiores la adoptan, a emplearla a su modo, gusto y conveniencia. Se producen luego las persecuciones del Imperio, cuyas razones no han estado nunca demasiado claras (el Imperio era bastante tolerante con las religiones de sus provincias y de sus súbditos), fuera ya por hacerse con las riquezas de los patricios cristianos, fuera ya porque, en efecto, el mensaje originario planteaba una seria amenaza contra la sociedad imperial (a propósito, y digan lo que sigan las crónicas cristianas, Juliano el Apóstata no sólo no persiguió a los cristianos, sino que a menudo evitó las matanzas entre las diferentes sectas que se habían creado). Y, finalmente, el Emperador Constantino autoriza el culto, aunque no lo abraza, y Justiniano la convertiría en religión oficial del Imperio; en esto, obviamente, influyeron grandemente los patricios… Pero que nadie se engañe: el cristianismo que se autoriza ya está bien depurado de posibles elementos subversivos: por ejemplo, la esclavitud, repudiada por las enseñanzas y por los primeros cristianos, se mantiene pero cambiando de nombre y de prácticas: el antiguo esclavo ahora es llamado “propiedad del imperio”… Y, aproximadamente desde entonces, así estamos: si el cristianismo inicial era indiferente hacia los reyes, y no los distinguía de otro tipo de seres humanos, desde entonces, el cristianismo se convirtió en la excusa y el trono de los reyes: es fácil, sólo hay que potenciar la interpretación de una enseñanza, o aún de un dicho, y entonces elevarlo a dogma.

José BergamínPero el mensaje inicial no se había perdido, y es casi justo cuando surgen diversos movimientos sociales en el siglo XIX que también surgen lecturas de base del cristianismo. Combatamos una idea: los movimientos progresistas, como los diversos movimientos obreros, no eran, o al menos mayoritariamente, anticristianos, pero sí anticlericales en el sentido de que la iglesia oficial favorecía a los poderosos; incluso hay toda una literatura, tanto comunista como anarquista, que reivindica al Jesús original y sus enseñanzas. No es extraño: también como en el cristianismo, los seguidores de estos movimientos provenían principalmente de varios estamentos: obreros, semi-esclavos de los grandes imperios coloniales, e intelectuales, y se admitía a gente de toda raza y no se distinguía entre hombres y mujeres. La teología de la liberación comenzaba a dar sus primeros pasos ya a principio del siglo XX: incluso –y esto va a doler- en la convulsa España de los años 30 son muchos los católicos, tanto seglares como laicos, que adoptan posturas progresistas: José Bergamín, por ejemplo, escritor católico, que nunca dejó de serlo, y se convirtió en presidente de la delegación española de la Asociación Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura; pero también algunos sacerdotes que fueron fusilados por los fascistas (en mi pueblo lo hubo, y en otros muchos) por algo que hicieron o dijeron, y que fueron hábilmente borrados de la lista de “mártires de la guerra civil” elaborada por la Conferencia Episcopal de monseñor Rouco Varela… ¡Si hasta el secretario personal de Buenaventura Durruti era un sacerdote católico! Y si alguien no me cree, le traeré un documento, con su nota bibliográfica correspondiente, en el que una serie de personalidades católicas, seglares y laicos, encabezada por Bergamín, firman una condena contra los bombardeos de Guernica, Almería y otras ciudades. Otros intelectuales católicos, como Emmanuel Mounier o el escritor holandés J. Brower (a quien pertenece nuestra cita inicial), apoyaron abiertamente la causa de la República española. Paradójicamente, quienes sí eran profundamente anti-cristianos en sus orígenes, eran los primitivos movimientos fascistas puros, revolviéndose muchas de las veces contra lo bueno que tenía la religión (luego, claro, llegarían los matrimonios de conveniencia con los movimientos tradicionalistas).

942877De manera que, básicamente, hay dos cristianismos: uno se puede simbolizar en la fabulosa escena de El Padrino II, en la que el criminal Don Fanucci (Gastone Moschin), recaudador de la Mano Negra, se pasea pomposamente por las calles de Little Italy en la festividad de San Rocco tirando besos al santo, siguiendo la procesión y dando una suntuosa limosna a la iglesia, recibida con alabanzas, después de un arduo día de robar, extorsionar e intimidar a los inmigrantes italianos. Y otra que hace una lectura más moderna: que el Cristo histórico fue asesinado por los poderes del capitalismo, por la conjunción de la jerarquía religiosa y el poder militar. Es la que esgrimía en esta canción, que se basa, curiosamente, en la balada del bandido “Jesse James”, el gran Woody Guthrie, quien termina diciendo que si Jesucristo volviera, sería asesinado por los que usan diariamente su nombre. Obviamente, Woody emplea un paralelismo con las injusticias cometidas sobre muchos líderes sindicales de aquellos años, como, por ejemplo, el gran bardo sindicalista Joe Hill, aunque no podía prever que, años después, una especie de Sanedrín llamado Comisión de Actividades Antiamericanas juzgaría farisaicamente a su camarada Pete Seeger. Al parecer, la canción fue escrita en 1940, fechas en que las iglesias estadounidenses, como las de Europa, habían apoyado abiertamente al fascismo (el obispo católico de Nueva York había hecho campaña a favor de los franquistas), además de haber estado siempre del lado de los explotadores contra los que Woody cantaba así:

Jesus Christ

Jesus Christ was a man who traveled through the land
A hard-working man and brave
He said to the rich, "Give your money to the poor,"
But they laid Jesus Christ in His grave

Jesus was a man, a carpenter by hand
His followers true and brave
One dirty little coward called Judas Iscariot
Has laid Jesus Christ in His Grave

He went to the preacher, He went to the sheriff
He told them all the same
"Sell all of your jewelry and give it to the poor,"
And they laid Jesus Christ in His grave.

When Jesus come to town, all the working folks around
Believed what he did say
But the bankers and the preachers, they nailed Him on the cross,
And they laid Jesus Christ in his grave.

And the people held their breath when they heard about his death
Everybody wondered why
It was the big landlord and the soldiers that they hired
To nail Jesus Christ in the sky

This song was written in New York City
Of rich man, preacher, and slave
If Jesus was to preach what He preached in Galilee,
They would lay poor Jesus in His grave.

http://woodyguthrie.org/Lyrics/Jesus_Christ.htm

© Copyright 1961 (renewed) and 1963 (renewed) by Woody Guthrie Publications, Inc. & TRO-Ludlow Music, Inc. (BMI)

Jesucristo

Jesucristo era un hombre que viajó a través del país/ Un trabajador esforzado y valiente/ Le dijo al rico, “Da tu dinero al pobre”,/ pero llevaron a Jesucristo a Su tumba.// Jesús fue un hombre, un carpintero por su mano/ Sus seguidores leales y valientes/ Un pequeño sucio cobarde llamado Judas Iscariote/ había llevado a Jesucristo a Su tumba.// Fue al predicador, fue al comisario/ Les dijo a todos ellos lo mismo/ “Vended toda vuestra joyería y dádselo al pobre”,/ y llevaron a Jesucristo a Su tumba.// Cuando Jesús llega a la ciudad, toda la gente trabajadora alrededor/ creyó en lo que dijo./ Pero los banqueros y los predicadores, lo clavaron en la cruz,/ y llevaron a Jesucristo a Su tumba./ Y el pueblo contuvo la respiración cuando oyeron sobre su muerte/ Todos se preguntaban el porqué/ Fue el gran terrateniente y los soldados que contrataron/ para clavar a Jesucristo en el cielo.// Esta canción fue escrita en la ciudad de Nueva York/ del rico, el predicador y el esclavo/ Si Jesús estuviera para predicar lo que predicó en Galilea,/ llevarían al pobre Jesús a Su tumba.

Woody Guthrie – Tradicional


* Manuel Aznar Soler – Luis Mario Schneider: II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Tercer volumen (Valencia, Conselleria de Cultura, Educació i Ciència de la Generalitat Valenciana, 1987)

Sóc, no vull ofendre, anticlerical (I): “Grito hacia Roma”, de Federico García Lorca


Soy, no quiero ofender, anticlerical.

Quico Pi de la Serra

6-el-jesuita-ignacio-ellacuria-habla-en-un-acto-ecumenico-san-salvador-marzo-de-1989-foto-gervasio-sanchezAntes de todo, quiero confesarme: respeto, en la medida en que cada una se la merezca, a toda creencia científica, filosófica y religiosa DE BASE, siempre y cuando respete la igualdad, los derechos humanos, y, por lo tanto, ni supongan un peligro físico o moral para sus practicantes y, además, no incite al odio. Respeto a aquel crea que Benedicto XVI sea la voz de Dios en la Tierra, o que el Dalai Lama es la encarnación del Buddha Avalokiteśvara, aunque yo, personalmente, no creo que Dios tenga actualmente ni representantes oficiales ni encarnaciones, y si las tiene, las desconocemos, y espero que, de la misma manera que yo les respeto y no intento inculcar mi sistema de creencias a nadie (sólo argumentar mis razones, no atemorizo a nadie con el infierno), nadie me intente aleccionar: ya lo intentaron en el pasado, y ya veis los resultados. Si hay un grupo cristiano que tenga mi apoyo, respeto y admiración, ésos son los Cristianos de Base, los curas Romeroobreros y las Teología de la Liberación, y si he de reconocer mártires cristianos modernos, ésos son Ignacio Ellacuría y Monseñor Óscar Romero, ambos asesinados en El Salvador por las fuerzas de la reacción aliadas con los perros gringos, por proteger a los pobres, y si he de reconocer papas, ése será el gran Juan XXIII, por su labor conciliadora y de mediador imparcial en el conflicto de los misiles de Cuba y toda la guerra fría, y, en un segundo plano, Pablo VI, también digno de mi admiración.

Benedicto XVI 2Sobre la visita del papa de Roma (en minúsculas, soy anarquista) diré que estoy en contra, no de su visita, sino de las condiciones en las que se ha producido (razón por la cual me manifesté en su contra): básicamente, y contra lo que algunos han esgrimido a favor, es que no ha venido en tales condiciones, sino como evangelizador, y, el problema de esto, es que, con gran parte de dinero público, no sólo se le ha hecho cómoda estancia a él, sino a su séquito: millones de jóvenes católicos de todo el mundo a los que se les ha puesto en un estado privilegiado (descuentos en los transportes públicos y en ciertos locales); una gran suma de dinero público de la Comunidad de Madrid, a parte de la del Estado, que se asemeja mucho al recorte que ha sufrido la escuela pública. Su condición de evangelizador privilegiado atenta contra la definición aconfesional del Estado español, ya que crea desigualdad con otras fes, por muy minoritarias que sean, incluido el ateísmo, y hace peligrar la separación iglesia-Estado. Hay quien ha dicho que el dinero público no se ha tocado en absoluto, sino que está financiada por empresas; aceptemos esto, en principio, pero preguntemos seguidamente si son las mismas empresas que han reducido su plantilla por falta de capital, y/ o que no contratan personal por las mismas razones.

El papa de la marcha laica encima de su papamovil.Básicamente, no es porque esté resentido contra la fe católica (y las demás), que lo estoy y mucho (conozco cada uno de sus juegos, trucos y trampas, conozco sus redes y tentáculos: me sé de memoria cada una de sus mentiras; SÍ, soy un desertor); diría lo mismo si fuera la visita del Dalai Lama, del patriarca de la iglesia ortodoxa, del rabino de Israel, del camarada Lenin o del presidente de la liga atea internacional –si existe-; el Estado debe operar al margen de cualquier confesión religiosa o sistema moral. Pero, hablemos en cristiano: la inmensa mayoría de banqueros y empresarios de peso de este país son del Opus Dei, una peligrosísima y siniestra secta católica, elaborada por ricos para ricos, que aquí todos sabemos cómo opera a todos los niveles.

299840_243130552394459_209526285754886_712678_6102172_nY lo de los peregrinos (algunos mal llamados así) es ya para darles de comer a parte: habrá de todo, claro que sí, pero hay un problema, y es que la mayoría de ellos son muy jóvenes, y, como todo joven, necesitan divertirse; dudo que muchos sean conscientes de que están aquí como invitados, y como invitados deberían mostrar algunos mejores modales (me informan, de primera mano, que algunos de ellos han robado en una tienda). Me ha dolido como los medios de comunicación y ciertos políticos han intentado contraponer la “actitud” de estos jóvenes a los otros, es decir, a nosotros, a los que nos han tachado de ser abertzales, drogadictos y no sé cuántas cosas más. Por mucho que los hayan querido sacar como simpáticos chavales, la realidad es otra, y hemos visto fotos suyas comprando alcohol (¿pidieron el carnet?) y de fiesta por las calles de Madrid. La imagen más estrambótica de estos días ha sido ver a un grupo de estos peregrinos dándose un baño (¿multa?) en la fuente del Ángel Caído (véase, Lucifer) del Parque del Retiro: entiendo sus ganas de divertirse, pero que no digan que han venido sólo y exclusivamente a ver al santo padre, y les recuerdo que en Acampada Sol, los mismos indignados censuraron  a aquel que se lo tomó como un botellón. Me dolió también la actitud de los medios de comunicación y de los políticos al intentar dar la sensación de que, durante la manifestación laica fueron los manifestantes los que provocaron a los peregrinos: si hubo alguna provocación por parte de la marcha, la desconozco, y yo fui el primero en censurar a algunos, pidiendo que no se les increpase; pero la realidad es que muchos, como un petainista francés, se asomaban a los balcones a insultar, y que otros comenzaron a reunirse en Sol en una contramanifestación improvisada, y por lo tanto ilegal (en la que oteamos el ondeo de una bandera franquista), pero la policía, con una violencia excesiva y sin sentido, sólo reaccionó contra la marcha laica. La impresión que da es la de proteger al niño mimado tonto y caprichoso: mientras se asegura que no hay dinero para los servicios básicos como el transporte público y la sanidad pública, y que las medidas efectivas o en proyecto que preparan en Madrid se debe a esta necesidad, a ellos se les regalan estos servicios. Pero bueno, yo no cargo contra los que no se merecen, que ni serán conscientes de todo esto, y sé que habrá muy buenos chicos, sin duda alguna: sólo les demando que reflexionen sobre todas las dimensiones de su condición de invitados. Y por otra parte, un poco de ecuanimidad: ¿no se dijo, hará pocos días –RUBALCABA, esto va por ti: a ver quién te vota ahora- que no se podía consentir que un grupo tuviera patas arribas una ciudad?

Mónica PatxotHablemos sobre el catolicismo oficial, intentando no levantar ampollas innecesarias. No comulgo –nunca mejor dicho, y no intento hacerme el gracioso- con un sistema religioso-moral que condena a las personas que quieren ser lo que su naturaleza les dicta, como los homosexuales, o que asegura excomunión natural y automática contra toda mujer que haya abortado, mientras es la misma iglesia que no sólo no excomulgó a Pinochet, sino que además éste recibió la comunión del pontífice Juan Pablo II. ¡Bonita religión esta que carga contra el más débil! La que condena a las víctimas de su propio sistema (y el de otros parecidos) y no condena a los genocidas. Entiendo que alguien esté en contra del aborto, yo mismo tengo mis reservas, pero decir cosas como que “la mujer que aborta deja la puerta abierta a que su marido –presuponiendo que no es el marido el que la ha obligado a abortar- haga con ella lo que quiera” (junto a otras lindezas: http://www.elcorreoweb.es/andalucia/079125/arzobispo/granada/mujer/aborta/varon/abusar), o que el redactor del suplemento Alfa y Omega diga que “si se banaliza el sexo, no tiene sentido mantener la violación como delito”… Independientemente de lo que cada uno piense acerca del aborto, del sexo y los métodos anticonceptivos, el que diga estas cosas y aquel que las sostenga, no hace gala de su cristianismo, sino de una canallez moral ilimitada: y es que la iglesia católica, fundamentalmente, sigue siendo una institución machista, y lo seguirá siendo mientras grupos como el Opus Dei y su sistema de servidumbre del varón sobre la mujer estén dominando la jerarquía eclesiástica. Mientras tanto, los sueños de la fe producen monstruos, y así, un joven mexicano –quien, por cierto, ha quedado libre y no se le ha aplicado la ley antiterrorista- planeaba gasear la marcha laica para “matar a esos maricones”. somaliaDicen que el cristianismo (el catolicismo) es amor, perdón y comprensión, pero yo no veo más que odio, rencor y resentimiento, y el acto de evangelizar, hoy como ayer, no parece hacerse mediante la palabra, sino mediante la espada. Y, sólo por hacerlo notar, mientras estos piadosos señores de los bancos y las empresas, ellos que creerán ganarse el cielo, invierten millones en esta visita, Somalia está muriéndose… ¿Dónde carajo queda el amor y la caridad cristiana?

Creo en Dios, no en el papa, y creo en Cristo Obrero, no en Cristo rey; admiro a Benedicto García -mi aJesús expulsando a los mercaderes del templo, Valentin de Boulognemigo, mi maestro-, no a Benedicto XVI; creo en el hombre y en la razón, admiro al que cree sin fanatismos, y creo en el Movimiento Gay contra Cristo rey. Si la iglesia es amor, que la demuestre con actos, no con palabras ni con esa espantosa frivolización que ha rodeado la visita del santo padre: no por mucho gritar “¡Benedicto!” se va, necesaria y suficientemente, al Cielo.

1313648176815Lorca-grandeDespués de excurso, por cuya longitud pido perdón, me gustaría –aunque me temo que no soy el primero- enlazar el aniversario del asesinato de Lorca con este tema. Publicado en su Poeta en Nueva York, el “Grito hacia Roma” es una serie de denuncias e imprecaciones contra muchas injusticias de la iglesia católica de los años 20: para empezar, movidos por su anti-comunismo, su alianza con el fascismo italiano y el Estado de Mussolini, a quien el papa se deshace en alabanzas; su ceguera ante el hambre de miles; su repulsiva opulencia e hipocresía; su represión moral (Lorca, creyente y homosexual, de esto sabía mucho), y, al mismo tiempo, le pide que vuelva sus ojos hacia los que sufren. Así, hacia 1927, nuestro poeta más excelso, Federico García Lorca, amigo de los pobres, de los negros y de los gitanos, capitán de poesía (como dijo Celso Emilio), dirigía su encendido “Grito hacia Roma”:

Letra en italiano, abajo

Grito hacia Roma

(DESDE LA TORRE DEL CRYSLER BUILDING)

Manzanas levemente heridas
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.

Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.

Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.

Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.

Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.

Federico García Lorca

http://users.fulladsl.be/spb1667/cultural/lorca/poeta_en_nueva_york/dos_odas/grito_hacia_roma.html

Éste poema fue traducido y adaptado al italiano, y musicalizado por el cantautor milanés Angelo Branduardi, e incluida en el disco homenaje Poetas en Nueva York, que contiene musicalizaciones de todas partes, desde el canadiense Leonard Cohen, pasando por los españoles Víctor Manuel y Patxi Andión, hasta el escocés Donovan y los griegos Mikis Theodorakis y Georges Moustaki. Para mis amigos italianos, aquí está la traducción a su lengua:

Perché non c’è più chi divide il pane e il vino,/  Né chi coltivi erbe in bocca al morto,/  Né chi sappia aprire I lini del riposo,/  Né chi pianga per le ferite degli elefanti/ Non c’è che un milione di fabbri/ Che forgiano catene per I bambini del futuro/ Non c’è che un milione di carpentieri/ Che fanno bare senza croce/ Non c’è che una folla di lamenti,/  Le vesti aperte alla pallottola/ Ma il vecchio dalle mani trasparenti/ Dirà: amore, amore,/ Acclamato da milioni di moribondi;/ Dirà: amore, amore, amore,/ Nel tessuto tremante di tenerezza;/ Dirà: pace, pace, pace,/ Fra brividi di coltelli/ Perché vogliamo il pane di ogni giorno,/ Fiore d’ontano ed eterna tenerezza sgranata/ Perché vogliamo che si compia la volontà della Terra/ Che per noi tutti ha frutti da donare

http://lyricskeeper.es/es/angelo-branduardi/grido-a-roma.html

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