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Canciones de la victoria: la Revolución de los claveles (2ª parte)


Jo vull la del meu amic,
clavell de bones olors
.

Maria del Mar Bonet

revolucion-de-los-clavelesPero, por supuesto, no fue José Afonso, el patriarca de la canción portuguesa, el único en cantar sobre estos hechos (aunque en su caso, en primera instancia, fuera retrospectivamente): de una manera u otra, cantantes y poetas portugueses lo celebraron; Luís Cília, Manuel Alegre, António Portugal, Adriano Correia de Oliveira, etc. Y este José Carlos Ary dos Santos, que escribió un bello texto que fue musicalizado por Pedro Osorio, con esa referencia final al clásico “El Pueblo Unido jamás será vencido”:

Portugal ressuscitado

Depois da fome, da guerra
da prisão e da tortura
vi abrir-se a minha terra
como um cravo de ternura.

Vi nas ruas da cidade
o coração do meu povo
gaivota da liberdade
voando num Tejo novo.

Agora o povo unido
nunca mais será vencido
nunca mais será vencido

Vi nas bocas vi nos olhos
nos braços nas mãos acesas
cravos vermelhos aos molhos
rosas livres portuguesas.

Vi as portas da prisão
abertas de par em par
vi passar a procissão
do meu país a cantar.

Agora o povo unido
nunca mais será vencido
nunca mais será vencido

Nunca mais nos curvaremos
às armas da repressão
somos a força que temos
a pulsar no coração.

Enquanto nos mantivermos
todos juntos lado a lado
somos a glória de sermos
Portugal ressuscitado.

Agora o povo unido
nunca mais será vencido
nunca mais será vencido.

http://www.antiwarsongs.org/canzone.php?id=3499&lang=it

Portugal resucitado

Después del hambre, de la guerra,/ de la prisión y de la tortura/ vi abrirse mi tierra/ como un clavel de ternura.// Vi en las calles de la ciudad/ el corazón de mi pueblo/ gaviota de la libertad/ volando sobre un Tajo nuevo.// Ahora el pueblo unido/ jamás será vencido…// Vi en las bocas, vi en los ojos/ en los brazos, en las manos encendidas/ claveles rojos en manojos,/ rosas libres portuguesas.// Vi las puertas de la prisión/ abiertas de par en par,/ vi pasar la procesión/ de mi país cantar.// Ahora…// Nunca más nos inclinaremos/ ante las armas de la represión/ somos la fuerza que tenemos/ pulsando en el corazón.// Mientras sigamos/ todos juntos lado a lado/ somos la gloria de ser/ Portugal resucitado.// Ahora el pueblo unido/ jamás será vencido…


georges moustakiPero no sólo dentro de Portugal se vivió la emoción de la victoria. En una mezcla de alegría solidaria y envidia sana (también solidaria), muy especialmente la de aquellos que vivían bajo dictaduras (consentidas por la sociedad de naciones), fueron muchos los cantantes que celebraron el hecho con sus canciones. Uno de aquellos fue el griego residente en Francia, Georges Moustaki, el patriarca de la canción mediterránea, el extranjero, y amigo de muchos de nuestros mejores cantautores, que ve en la Revolución de los claveles la esperanza de muchos pueblos:

Portugal

Oh muse ma complice
Petite sœur d’exil
Tu as les cicatrices
D’un 21 avril

Mais ne sois pas sévère
Pour ceux qui t’ont déçue
De n’avoir rien pu faire
Ou de n’avoir jamais su

A ceux qui ne croient plus
Voir s’accomplir leur idéal
Dis leur qu’un œillet rouge
A fleuri au Portugal

On crucifie l’Espagne
On torture au Chili
La guerre du Viêt-Nam
Continue dans l’oubli

Aux quatre coins du monde
Des frères ennemis
S’expliquent par les bombes
Par la fureur et le bruit

A ceux qui ne croient plus
Voir s’accomplir leur idéal
Dis leur qu’un œillet rouge
À fleuri au Portugal

Pour tous les camarades
Pourchassés dans les villes
Enfermés dans les stades
Déportés dans les îles

Oh muse ma compagne
Ne vois-tu rien venir
Je vois comme une flamme
Qui éclaire l’avenir

A ceux qui ne croient plus
Voir s’accomplir leur idéal
Dis leur qu’un œillet rouge
À fleuri au Portugal

Débouche une bouteille
Prends ton accordéon
Que de bouche à oreille
S’envole ta chanson

Car enfin le soleil
Réchauffe les pétales
De mille fleurs vermeilles
En avril au Portugal

Et cette fleur nouvelle
Qui fleurit au Portugal
C’est peut-être la fin
D’un empire colonial

Et cette fleur nouvelle
Qui fleurit au Portugal
C’est peut-être la fin
D’un empire colonial

http://www.antiwarsongs.org/canzone.php?id=5213&lang=it

Portugal

Oh musa, mi cómplice,/ hermanita de exilio,/ tienes las cicatrices/ de un 21 de abril.// Pero no seas severa/ con aquellos que te han decepcionado,/ de no haber podido hacer/ o de no haber sabido nunca.// A aquellos que no creen más/ ver cumplirse su ideal/ diles que un clavel rojo/ ha florecido en Portugal// Se crucifica España,/ se tortura en Chile,/ la guerra de Vietnam/ continúa en el olvido.// En las cuatro esquinas del mundo/ los hermanos enemigos/ se explican con las bombas,/ con la furia y con el ruido.// A aquellos…// Para todos los camaradas/ perseguidos en los pueblos,/ encerrados en los estadios,/ deportados en las islas.// Oh musa, mi compañera/ no ves venir nada/ Yo veo como una llama/ que ilumina el futuro.// A aquellos…// Descorcha una botella/ coge tu acordeón,/ que de boca a oído/ vuele tu canción.// Pues al final el sol/ calienta los pétalos/ de mil flores rojas/ en Abril, en Portugal.// Y esta flor nueva/ que florece en Portugal/ es quizás el final/ de un imperio colonial…


UmdPero si hubo un país que vivió el acontecimiento con máxima atención, admiración, orgullo, respeto, envidia sana y esperanza, ése fue el nuestro, fuera por proximidad o por las semejanzas entre el salazarismo y el franquismo. El caso fue que, con la Revolución portuguesa, el caduco régimen del vetusto general Franco comenzó a verle las orejas al lobo (al lobito bueno), y cuál no sería su sorpresa al descubrir que existía dentro del sacro-santo ejército un movimiento análogo a las MFA portuguesas, compuesto por oficiales de alto rango: la Unión Milita Democrática, la UMD. Este movimiento fue, en realidad, bastante minoritario, y su extensión fue muy exagerada por la prensa afín al régimen (más que nada, para demostrar que al régimen no se le escapaba nada. En cualquier caso, tanto los hechos de Portugal como el descubrimiento de la UMD, inspiró y dio fuerzas a la oposición democrática; muchos fueron los cantantes y poetas que, en varias lenguas, no sólo celebraron el hecho, sino que esperaban que aquí ocurriera algo parecido. “Clavel”, “abril”, “primavera”, fueron, desde entonces, conceptos que en estas letras significaban la esperanza. Muchas de estas canciones ya las recopilé aquí, así que sólo voy a poner los vídeos y audios.

Quizás la más famosa fue la que compuso Lluís Llach, interpretando los sentimientos de uno de esos militares democráticos. Éste es uno de los más claros ejemplos de “canción de la victoria”:

Por su parte, el cantautor gallego Benedicto se refería brevemente al hecho que, en condición de colaborador de José Afonso, se perdió por muy poco (regresó a Galicia justo antes), en una canción que, precisamente, estaba hecha sobre una canción popular galaico-portuguesa de la que Zeca hizo una canción gemela: “Nosa Señora da Guía”, que fue publicada en su Pola unión (1977), pero que ya era una de sus habituales en los recitales conjuntos con Bibiano, como en éste del año 76, a beneficio de Santiago Álvarez: http://aregueifa.net/Benedicto%20e%20Bibiano/05%20-%20Benedicto%20e%20Bibiano%20-%20Nosa%20Senhora%20da%20Guia.mp3

Adolfo Celdrán, en 1975, celebraba el hecho y manifestaba su alegría y esperanza en esta canción suya de “alegre impaciencia”:

Y la bella Maria del Mar, que expresaba su admiración hacia Portugal y hacia el que se había convertido en el cantante de la democracia lusitana: José Afonso:

La Nova Cançó, F. Bellmunt

Mientras que el extremeño Pablo Guerrero también expresaba su espera impaciente y la voluntad de que aquello se hiciera realidad:

Pero aquello no pudo ser, y aunque se celebró como algo propio, la victoria española que tanto tardó, se tuvo que expresar de una manera más contenida. Pero eso lo veremos otro día…

Compañero policía… a veces


abuso_policiaQuiero pensar que, entre la policía, hay mucha más gente como la de aquel agente que habló en Sol asegurando que apoyaba las reivindicaciones, o como mi amigo el sargento de la policía municipal de Madrid que vota a IU. El problema viene a ser que, independientemente de lo que cada uno de ellos piense para sí, cuando la orden es la de golpear, no se pueden negar… Pero quiero pensar que al menos lo hacen con lágrimas en los ojos y con el sabor amargo en la boca de –como dijo Benedicto García- tener que tragar saliva. Sé que hay polis, militares, guardias civiles, etc., buenos y honrados, y que su labor muchas veces merece nuestro reconocimiento: hacen su trabajo encomiablemente. Pero no puedo simpatizar con ellos en abstracto cuando leo cosas así: http://www.foropolicia.es/foros/desalojan-sol-t81304-210.html. He elegido esta página del foro por el comienzo, siempre y cuando el que escribe esa “genialidad” y otros sean realmente policías (hay muchos ahí que no lo son, sobre todo las voces discordantes); luego habla todo un “enterao” que lleva por avatar a unos miembros de la policía armada o grises pistola en mano (si éste es policía, solicito que se le expediente).

Sé que el policía tiene que cumplir órdenes, aunque no le gusten. Y hay veces que están ahí, agua250539_10150202027361168_32797506167_7043332_7809834_nntando insultos (lamento el comportamiento de algunos manifestantes, pero entiendo qué es lo que lo provoca, y lo sabéis) y tienen un comportamiento casi ejemplar; pero otras, sin entender por qué, a la mínima provocación por parte de personas “desconocidas” que, de repente, desaparecen, cargan sin motivo aparente. La realidad es que, y deben asumirlo, están ahí para defender, no ya el orden establecido, sino los intereses de los grandes capitalistas, y que en los altos mandos policiales sigue quedando mucha escoria de la vieja escuela, y que a veces parece que reclutan a ciertos individuos salidos de las hinchadas más ultras del fútbol, cuando la policía debería ser políticamente independiente y no lo es.

jose_castilloSerán palabras extrañas viniendo de la boca de un anarquista (pero humanista), pero no quiero acabar sin un alegato de buena voluntad hacia los policías, los guardia-civiles, los militares buenos, los que están ahí cuando les necesitas, los que para ello no miran ni tu cartera ni tu vivienda ni si tu pelo es largo o engominado; agentes, soldados rasos y oficiales de la talla de tantos soldados, agentes y oficiales que permanecieron leales al gobierno republicano, fuera éste de izquierdas o de derechas, no necesariamente por ideología, sino por el honor (esa palabra que tanto gusta a los más rancios samuráis de estos cuerpos) que deben al uniforme y por sus juramentos: hombres de la talla del general José Miaja, del coronel Casado, del teniente de la guardia de asalto José de Castillo, asesinado por terroristas falangistas; del sargento Pío Sopena, que en Villanueva de la Serena (Badajoz) se pasó con sus compañeros al lado de los campesinos rebeldes en el año 32; de los capitanes García Hernández y Fermín Galán (éste, además, escritor que en una novela criticaba con Jmiajadureza los motivos de la guerra de Marruecos); los capitanes portugueses de las Fuerzas Armadas, los oficiales de la UMD; mi propio tío Paco (sólo por ser de mi familia y buena persona)… y tantos que entre hoy y ayer supieron cumplir su deber para con el ciudadano, pagando a veces con su vida. Pero no se me equivoquen, rezo por una sociedad futura en la que su labor ya no sea necesaria, y sé que vosotros me comprendéis y compartís este sentimiento.

Entre los años 50 y 70 (y hasta hoy), muchos jóvenes del medio rural, buscando un trabajo bien pagado, se apuntaron a la aires de cementopolicía armada, los grises. No era por ideología, sino por pan. El problema era la contradicción que encerraba cuando tenían que cargar contra gente que era de su misma condición social, aunque pensaran igual: pero las enseñanzas impartidas por el cuerpo deforman las mentes sin sentido crítico, y hacían de las luchas de otros las suyas propias. A éstos, la gente de izquierdas los llamaban “traidores del andamio y del arado”. El cantautor valenciano Joan Baptista Humet (1950-2008), en su disco cantado en castellano del año 78 Aires de cemento, les dedicaba una canción que parecía una invitación a la reflexión: no hay amargura en sus palabras, sino comprensión, pero también crítica. A ti, compañero policía, militar y guardia civil, que estás en esto por tu sentido del deber hacia el ciudadano, deseando que un día, por los mejores motivos posibles, estemos del mismo lado. Nunca olvides lo que eres en el fondo.

Escuchar: http://www.goear.com/listen/39e2322/06-compaaplusmnero-joan-baptista-humet

Compañero

Dejaste la niñez
prendida en los arreos
y huiste de una vez
en busca de un empleo.

Te armaron de valor,
de patria y de temores;
responde, por favor,
a cambio de que honor
defiendes sus errores.

¿Qué has hecho de tu vida?
¿A quién crees serle fiel,
para que el pueblo diga
que tú no estás con él?
¿Qué manos son las tuyas?
Por tu hijo, piénsalo,
si las que a él le arrullan
o las que temo yo.

Qué triste debe ser,
llevando sangre obrera,
tener que obedecer
lo que uno no quisiera.

Quitarle la razón
al riesgo del minero
al pico del peón
al torno y al mahón,
qué duro, compañero.

El águila cayó,
dobló sus alas blancas,
las lenguas que cortó
hoy son nuevas gargantas.

Amigo, alégrate
y olvida lo que hubo,
ya no vas a tener
ni el beso del poder
ni el rostro del verdugo.

Joan Baptista Humet

http://www.cancioneros.com/nc/8168/0/companero-joan-baptista-humet

Historia de la canción de autor: 1975-1980


Joan Manuel Serrat en el teatro Tívoli, Barcelona 1972 http://www.sinera.org/tot-art/soliart/index.htm Por resumir someramente lo narrado hasta ahora, diremos que el panorama que se vivía en el mundo de la canción de autor a principios de los años 70 era sumamente contradictorio: por un lado, nunca había estado tan de "moda" protestar (algún camaleón quiso hacer su agosto aprovechando el tirón), pero, por otro lado, estaba volviéndose una práctica peligrosa de nuevo. Si bien, ciertos elementos gubernamentales podían tolerarla porque generaba dinero, también se hacía lo imposible para taparla: prácticas que iban desde la incontestable prohibición gubernamental, pasando por la vigilancia policial, hasta enviar a los matones de Cristo Rey a reventar el recital: resulta sintomático que durante la segunda mitad de los años 70, a pesar de la aparente liberta de expresión que había comenzado, la prohibición de recitales era enfermizamente usual. Sin embargo, en radio y en televisión había llegado una nueva generación de profesionales: los Ángel Álvarez con su caravana (título de su programa), los Carlos Tena, los Moncho Alpuente, los Ismael con su Banda del Mirlitón, e, incluso, cabría hablar de la labor de des-sentimentalización, psicodelización, erotización e ironización de Valerio Lazarov como director de TVE. Este panorama brindaba a muchos cantautores el poder subir a un escenario público, ante toda España: tal fue la muestra del perdón nacional-popular a Serrat por negarse a cantar en Eurovisión si no lo hacía en catalán: un concierto en el 74 dentro del espacio "A su aire".
Pero si bien comercial, artística y mediáticamente la situación era relativamente buena, no lo era tanto políticamente. A nivel internacional, los primeros 4 años de la década habían entrado con un ruido ensordecedor: la matanza de los estudiantes de Kent State, en EE. UU, el golpe de estado de Pinochet y su violenta y condenable represión contra la población civil, la Revolución de los Claveles portuguesa… Muchas cosas a la que el régimen franquista no era ajeno, y le empezaba a ver las orejas al lobo, pues, siguiendo lo ocurrido en Portugal, y en su manía de no abrirse del todo, el régimen decidió endurecer sus últimos años de existencia: dentro del país sucedían cosas que parecían presagiar que al general se le acababa el invento y que, aunque ya son de vox populi, siempre conviene recordar: ya no eran sólo las huelgas de estudiantes y trabajadores, ni siquiera eran solamente los atentados de las bandas armadas; era incluso algo más grave: el régimen corría el riesgo de perder sus dos pilares fundamenteales: parte del clero se había declarado en oposición y en rebeldía contra el régimen, los curas rojosVíctor Jara con la guitarra al hombro siempre, como se los llamaba -con más o menos justicia, según casos- y se les aplicaba el mismo tratamiento que a los presos políticos "comunes"; y, por otra parte, la Revolución de los Claveles puso en alerta al régimen, que descubrió elementos discordantes en el ejército: procedió a disolver a la UMD (Unión Militar Democrática) y encarcelar a sus miembros.
Fue por esos tiempos cuando sucedieron dos hechos que, de alguna manera, dignificaron la canción de autor (aún más). El primero, un hecho triste, fue el asesinato de Víctor Jara en 1973: pienso que aquel hecho fue análogo al asesinato de Federico García Lorca, pues demostró que el "cantante social" podía estar tan en el punto de mira como cualquier responsable político: esto quería decir que el cantante, quisiera no, tenía cierto protagonismo político-social. El segundo, mucho más alegre, fue la acertada elección por parte de los militares portugueses de la canción "Grândola, vila morena", del cantor portugués José Afonso; este hecho, demostró a su vez, que el cantor era capaz de remover conciencias y -sé que en mí ya sueña trillado- alimentar esperanzas. Sin embargo, no fue por estos hechos únicamente, aunque contribuyeron, que al llamado "cantante social" se le empezara a tomar muy en serio, con lo de positivo y negativo que esto conlleva.
Las Madres del Cordero (http://malablancayenbotella.blogspot.com/) Por supuesto, toda esa seriedad puede llegar a ser insoportable, sobre todo si se aspira sólo a hacer canciones: de ahí la feliz ocurrencia de la canción satírica, tan eficaz, o incluso más, que la canción seria o convencional. Aquí brillaron con luz propia autores satíricos como fueron y son Pi de la Serra, Las Madres del Cordero, Javier Krahe, Desde Santurce a Bilbao Blues Band, e incluso Hilario Camacho, Jesús Munárriz y Luis Eduardo Aute (de este tema hablaremos más adelante).
Acababamos el capítulo anterior con una frase. Una día de Noviembre -el 20 para más señas- el presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro, hablaba en un comunicado especial a los españoles; en tono compungido dijo aquella frase que muchos llevaban esperando: "Españoles, Franco ha muerto"… Uno ha leído mucho, visto muchas películas, documentales, etc., sobre aquel día: pero aún así, ni remotamente puedo sintetizar o condensar el caudal emocional que para muchos supuso tan ansiada noticia: era una pesadilla que ¿acababa?… Pudiera parecer que sí, pero incluso había sus dudas: aunque el sucesor del caudillo, el príncipe de Asturias Juan Carlos había (dicen, yo no juzgo) mostrado su intención de cambio, la presidencia de Arias Navarro pesaba como una losa todavía, y junto a él los pilares tradicionales del franquismo.
En 1976 se abrieron algunas libertades, especialmente de expresión, aunque los partidos y sindicatos seguían siendo ilegales. Pero de nuevo, el gobierno de Arias Navarro y el ministro de la gobernación, Manuel Fraga, daban una de cal y otra de arena, y parecían reacios a la apertura democrática.
Aquellos años 76 y 77 fueron unos de los más duros: curiosamente, muerto Franco, muchos lo recuerdan como un bienio de especial y masiva represión, debido a que fue un año políticamente muy activo, y más de uno vio la sombra de la guerra civil planear de nuevo sobre nuestras cabezas. Ocurrieron muchos sucesos desagradables, como los muertos de la manifestación obrera de Vitoria y otros casos más que aún están pendientes. José Antonio Labordeta recuerda que el 76 fue uno de los años más duros de entonces, debido a la reacción política oficial y extra-oficial. Los cantautores vieron como, al contrario de lo que se esperaba, se les prohibía subir al escenario, o les anulaban la actuación a mitad de recital, al mismo tiempo que parecían gozar de mucha más libertad de expresión, aunque fuera, de nuevo, muy relativamente. Los conciertos contaban con fuerte presencia policial (que no pagaba entrada) de uniforme y de paisano, dispuestos a actuar a la menor provocación -y si no eran los policías, eran los temidos grupos de ultraderecha-.

www.triunfodigital.com El caso más conocido y claro es el del propio Raimon: en 1976, Raimon, tras ocho años de veto en Madrid, vuelve para dar cuatro recitales. Al primer recital acuden gentes de la política y sindicalistas (Felipe González, Santiago Álvarez, Marcelino Camacho…), de la cultura (Gabriel Celaya, visiblemente conmovido ante la ovación que recibe a su entrada) y todo un abanico de gente: estudiantes, trabajadores, amas de casa, ancianos, niños… Raimon cuenta como, de no haber sido por la sangre fría de su esposa, el responsable policial hubiera gaseado a todo el pabellón de deporte del Real Madrid, porque al policía al cargo le pareció que el público se estaba pasando; Raimon, fríamente le espetó: “Yo he hablado con el gobernador, y sé hasta dónde puedo llegar”. La conclusión de todo esto es que, a pesar de que el recital pudo acabar en la más perfecta y ejemplar normalidad, el ministro Fraga, leyendo el informe, decide suspender los recitales restantes.

Por supuesto, los cantantes tampoco se podían dar muchos "lujos", ya que, fuera directa o indirecta su responsabilidad, la multa la abonaban ellos. Por esa razón, la gobernación civil y el Ministro de la Gobernación (un tal Fraga, no sé si os suena) prohibían dichos espectáculos: no era de extrañar, pues se trataban de espectáculos en los que los gritos de "Amnistía y libertad" eran una constante; si bien había sido así ya antes, los recitales se convirtieron en auténticas manifestaciones políticas, regionalistas muchas veces, y antifranquistas todas.
Trobada dels Pobles: un joven salta al escenario agitando una ikurrina Aun así, se multiplicaban los recitales en beneficio de los partidos, los sindicatos, los presos políticos: por ejemplo, el recital conjunto que dieron Bibiano y Benedicto en beneficio de Santiago Álvarez, dirigente comunista que estaba preso por entonces, y que se grabó y distribuyó en cassette clandestinamente. Empezaron a prodigarse los recitales multitudinarios, que consistían en contar con la actuación de al menos un cantautor por región (incluido Sáhara) y artistas invitados de Latinoamérica y Portugal. Muchos de ellos no llegaron a celebrarse por la presencia de banderas ilegales: dichas banderas no eran más que la ikurrina vasca y la senyera catalana entre otras banderas hoy oficiales y legales, por ende: eso fue lo que le ocurrió a "La trobada dels Pobles" en Valencia, por poner un ejemplo. Mucho más humilde, pero igual de bonito, eran los recitales de barrio: a finales de los 70, España no fue una excepción a la crisis económica, propiciada por una crisis energética derivada de la guerra árabe-israelí, y, quienes más sufrieron las consecuencias (sin que esto constituya novedad alguna) fueron los barrios populares de Madrid, Barcelona, Bilbao… En Madrid -caso que conozco más cercanamente- la miseria estaba sumiendo a barrios como Vallecas, San Blas y otros en la marginalidad; los vecinos, entonces, se organizaron para cuidar el barrio con diversas actividades: una de ellas consistió en los recitales que Luis Pastor, Suburbano y otros dieron por aquellos barrios: en el caso de Pastor, por Vallecas, por supuesto.
Por poner ejemplos de lo que se cantaba en esos cuatro años desde la muerte del dictador: "…por mucho que le llaméis no saldrá del agujero…" ("Están cambiando los tiempos", Luis Pastor), "…y ya he visto a más de uno ir a rezar a ver si el Señor en su infinita bondad les resucita al general." ("Todos naufragan", Patxi Andión)… Sobran comentarios. Sin embargo, a pesar de todo, un espíritu de esperanza latía en la garganta de los cantores. En canciones y discos como "Están cambiando los tiempos"; de Luis Pastor, "Pola unión", de Benedicto sobre un poema de Curros Enríquez; "Canto a la unidad de verdad"; "Irabazi dugu" (ganamos) de Urko; o en los títulos de LPs como Estamos chegando ó mar (Bibiano), Está despuntando el alba (Los Juglares), Y todavía respiramos (Los Lobos), Presagi (Ramón Muntaner) Con la ayuda de todos (Joaquín Carbonell) en 1976, y ¡Choca la mano! (Elisa Serna), Despegando (Enrique Morente), … Y a cada paso que demos (La Fanega), Nacimos para ser libres (Luis Pastor), Alianza del pueblo nuevo (Manuel Gerena), Pola unión (Benedicto) o Ara és demà (Coses) en el 77 dejan entrever un nuevo espíritu de esperanza, de ansia de libertad, pero a la vez de gran solidaridad entre todos.
Y era necesario ese espíritu, ya que a pesar de entrar de lleno en la transición democrática (o segunda restauración borbónica), las fuerzas del estado esgrimían todo el potencial represivo del que disponían; a veces, las órdenes no venían de arriba, sino de un intermediario confuso: así, a lo largo de aquellos años convulsos, se siguieron practicando detenciones aleatorias, se siguieron haciendo juicios arbitrarios y se siguió matando gente… Los sucesos de San Fermín de 1978 o de Vitoria de 1976 son sólo dos ejemplos: estos por parte de la policía; por parte de Guerrilleros de Cristo Rey, la triple A y otros ultras sumaríamos unos cuantos más. En el otro extremo los atentados de bandas armadas de extrema-izquierda como GRAPO y ETA pondrían en peligro todo aquello. Aun así, la amnistía general y la legalización de todos los partidos y sindicatos, permitió a todos regresar a España.
Entre los años 76 y 77 se produjo un fenómeno de lo más curioso que, en parte, contribuyó a enterrar a la canción social oLa Bullonera: F. Javier Maestre y Eduardo Paz, uno de los mejores grupos aparecidos en 1975, pero con larga trayectoria http://www.sinera.org/tot-art/soliart/index.htm antroplógica. Como en otras ocasiones he contado, fuera por el gusto por lo prohibido o por lo que fuera, la canción protesta estuvo bastante de moda, incluso se hicieron canciones reaccionarias siguiendo esquemas de la canción protesta básica, el problema era la falta de libertad. Pues una vez muerto el dictador ese problema pareció desaparecer, y las grandes multinacionales discográficas empiezan a fichar a cantautores, incluso a aquellos que habían estado prohibidos en extremo (por ejemplo, Imanol). Hay muchos que dicen que la muerte del general descubrió a los auténticos de los farsantes entre los cantautores: extremo éste, en mi opinión, bastante falso (incluso creo que muchos que eran buenos cayeron heridos en el camino por este fenómeno de comercialización), pues es precisamente gracias a este fenómeno cuando la producción de discos de canción de autor y de protesta se duplica. González Lucini, en su libro Crónicas de los silencios rotos nos muestra un gráfico en el que se muestra como entre los años comprendidos entre 1963 y 1981 la producción de este genero alcanza su punto álgido en los años 75, 76 y 77. La explicación es simple: las grandes discográficas se esforzaban en buscar al nuevo Serrat o al nuevo Aute; el resultado fue bueno, en el caso de muchos cantantes y grupos que llevaban años intentando subir al escenario, pero en otros casos resultaron ser cantantes sin demasiada sustancia, de consignas, podríamos decir (NOTA: no conozco a ninguno de esos, todos los que pongo aquí se tienen bien ganado el puesto), e incluso, grandes oportunistas y farsantes, como Juan Pardo, un cantante correcto que descubrió que, muerto Franco, él también era un galleguista anti-franquista y editó Galicia. Miña nai dos dous mares en un ejercicio de -reconozcámoslo- buena música, pero también, de hipocresía y oportunismo exacerbado (aunque tal vez "cabronada", como dicen Miro y Benedicto, se ajuste más): Juan Pardo simplemente decidió subirse a un carro del que pensó podría sacar tajada (y lo hizo, sin duda), pero en desprestigio de los auténticos cantautores gallegos que tanto habían sufrido por subir al escenario (recordemos que, por ejemplo, Xerardo estaba exiliado). Hay más casos (María Jiménez, Camilo Sesto), pero éste fue el más sonado.
Después, el ir cada vez más pregonando la normalización y la democracia hizo el resto contra algunos de los que podríamos llamar "cantautores meramente políticos": una especie de "casi-reacción" que casi logra incluso destruir a un cantautor tan bueno y prolífico como Víctor Manuel debido a la, según quienes, excesiva politización de sus textos en la 2ª mitad de los años setenta. El entierro político se produciría tras el 23-F; después se podría ver a algunos en recitales contra la OTAN, contra el servicio militar obligatorio, contra las centrales nucleares y lacras así que aún pervivían o perviven, junto a los nuevos valores de la canción de autor e, incluso, los grupos de rock duro.
Fue un largo camino, con altibajos, con difamaciones, persecuciones, prisión, exilio, pero siempre con poesías y con melodías, que eso eran, al fin y al cabo. Se podría decir que fue en la 2ª mitad de los 70 cuando alcanzan gran protagonismo y reconocimiento, pero también cuando se produjo la gran traición: después de haber cantado por ellos, algunos de los grupos políticos de izquierda, como el PSOE principalmente, les dio la espalda y condenó al ostracismo a muchos: quizás eran incómodos hasta para ellos, o quizás ya no les eran necesarios: en definitiva, según ellos, en España ya se respiraba libertad. De cualquier manera, muchos siguieron, y otros ahí están, y también los hay nuevos. Sea como fuere, su bonito legado ahí ha quedado, para todos, inmortal e intemporal, como las grandes obras de arte: y quien niegue esto, pues ya sabe de qué pie cojea.

ENLACES DE INTERÉS SOBRE EL TEMA:

Recital por Santiago Álvarez de Bibiano y Benedicto: http://www.ghastaspista.com/historia/directo76.php
Oír/ descargar el Recital de Bibiano e Benedicto: http://www.aregueifa.net/benedictoebibiano.htm

Trobada dels Pobles y otros recitales prohibidos: http://www.luispastor.com/prensa.htm
Festival de los Pueblos Ibéricos:
-http://www.elpais.com/articulo/madrid/MADRID/MADRID_/MUNICIPIO/
Woodstock/madrileno/elpepuespmad/19960123elpmad_11/Tes
-http://www.ucm.es/info/hcontemp/madrid/universidad.htm


Hasta aquí la cronología más o menos acertada de la canción de autor desde su nacimiento hasta su supuesta muerte. De ahora en adelante nos ocuparemos de las diversas y distintas dimensiones que lo conforman en un fenómeno único, digno de estudio, admiración y respeto

Historia de la canción de autor: 1975-1980



Por resumir someramente lo narrado hasta ahora, diremos que el panorama que se vivía en el mundo de la canción de autor a principios de los años 70 era sumamente contradictorio: por un lado, nunca había estado tan de «moda» protestar (algún camaleón quiso hacer su agosto aprovechando el tirón), pero, por otro lado, estaba volviéndose una práctica peligrosa de nuevo. Si bien, ciertos elementos gubernamentales podían tolerarla porque generaba dinero, también se hacía lo imposible para taparla: prácticas que iban desde la incontestable prohibición gubernamental, pasando por la vigilancia policial, hasta enviar a los matones de Cristo Rey a reventar el recital. Sin embargo, en radio y en televisión había llegado una nueva generación de profesionales: los Ángel Álvarez con su caravana (título de su programa), los Carlos Tena, los Moncho Alpuente, los Ismael con su Banda del Mirlitón, e, incluso, cabría hablar de la labor de des-sentimentalización, psicodelización, erotización e ironización deValerio Lazarov como director de TVE. Este panorama brindaba a muchos cantautores el poder subir a un escenario público, ante toda España: tal fue la muestra del perdón nacional-popular a Serrat por negarse a cantar en Eurovisión si no lo hacía en catalán: un concierto en el 74 dentro del espacio «A su aire».
Pero si bien comercial, artística y mediáticamente la situación era relativamente buena, no lo era tanto políticamente. A nivel internacional, los primeros 4 años de la década habían entrado con un ruido ensordecedor: la matanza de los estudiantes de Kent State, en EE. UU, el golpe de estado de Pinochet y su violenta y condenable represión contra la población civil, la Revolución de los Claveles portuguesa… Muchas cosas a la que el régimen franquista no era ajeno, y le empezaba a ver las orejas al lobo, pues, siguiendo lo ocurrido en Portugal, y en su manía de no abrirse del todo, el régimen decidió endurecer sus últimos años de existencia: dentro del país sucedían cosas que parecían presagiar que al general se le acababa el invento y que, aunque ya son de vox populi, siempre conviene recordar: ya no eran sólo las huelgas de estudiantes y trabajadores, ni siquiera eran solamente los atentados de las bandas armadas; era incluso algo más grave: el régimen corría el riesgo de perder sus dos pilares fundamenteales: parte del clero se había declarado en oposición y en rebeldía contra el régimen, los curas rojos, como se los llamaba -con más o menos justicia, según casos- y se les aplicaba el mismo tratamiento que a los presos políticos «comunes»; y, por otra parte, la Revolución de los Claveles puso en alerta al régimen, que descubrió elementos discordantes en el ejército: procedió a disolver a la UMD (Unión Militar Democrática) y encarcelar a sus miembros.

Fue por esos tiempos cuando sucedieron dos hechos que, de alguna manera, dignificaron la canción de autor (aún más). El primero, un hecho triste, fue el asesinato de Víctor Jara en 1973: pienso que aquel hecho fue análogo al asesinato de Federico García Lorca, pues demostró que el «cantante social» podía estar tan en el punto de mira como cualquier responsable político: esto quería decir que el cantante, quisiera no, tenía cierto protagonismo político-social. El segundo, mucho más alegre, fue la acertada elección por parte de los militares portugueses de la canción «Grândola, vila morena», del cantor portugués José Afonso; este hecho, demostró a su vez, que el cantor era capaz de remover conciencias y -sé que en mí ya sueña trillado- alimentar esperanzas. Sin embargo, no fue por estos hechos únicamente, aunque contribuyeron, que al llamado «cantante social» se le empezara a tomar muy en serio, con lo de positivo y negativo que esto conlleva.

Por supuesto, toda esa seriedad puede llegar a ser insoportable, sobre todo si se aspira sólo a hacer canciones: de ahí la feliz ocurrencia de la canción satírica, tan eficaz, o incluso más, que la canción seria o convencional. Aquí brillaron con luz propia autores satíricos como fueron y son Pi de la Serra, Las Madres del Cordero, Javier Krahe, Desde Santurce a Bilbao Blues Band, e incluso Hilario Camacho, Jesús Munárriz y Luis Eduardo Aute (de este tema hablaremos más adelante).

Acababamos el capítulo anterior con una frase. Una día de Noviembre -el 20 para más señas- el presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro, hablaba en un comunicado especial a los españoles; en tono compungido dijo aquella frase que muchos llevaban esperando: «Españoles, Franco ha muerto»… Uno ha leído mucho, visto muchas películas, documentales, etc., sobre aquel día: pero aún así, ni remotamente puedo sintetizar o condensar el caudal emocional que para muchos supuso tan ansiada noticia: era una pesadilla que ¿acababa?… Pudiera parecer que sí, pero incluso había sus dudas: aunque el sucesor del caudillo, el príncipe de Asturias Juan Carlos había (dicen, yo no juzgo) mostrado su intención de cambio, la presidencia de Arias Navarro pesaba como una losa todavía, y junto a él los pilares tradicionales del franquismo.
En 1976 se abrieron algunas libertades, especialmente de expresión, aunque los partidos y sindicatos seguían siendo ilegales. Pero de nuevo, el gobierno de Arias Navarro y el ministro de la gobernación, Manuel Fraga, daban una de cal y otra de arena, y parecían reacios a la apertura democrática.

Aquellos años 76 y 77 fueron unos de los más duros: curiosamente, muerto Franco, muchos lo recuerdan como un bienio de especial y masiva represión, debido a que fue un año políticamente muy activo, y más de uno vio la sombra de la guerra civil planear de nuevo sobre nuestras cabezas. Ocurrieron muchos sucesos desagradables, como los muertos de la manifestación obrera de Vitoria y otros casos más que aún están pendientes. José Antonio Labordeta recuerda que el 76 fue uno de los años más duros de entonces, debido a la reacción política oficial y extra-oficial. Los cantautores vieron como, al contrario de lo que se esperaba, se les prohibía subir al escenario, o les anulaban la actuación a mitad de recital, al mismo tiempo que parecían gozar de mucha más libertad de expresión, aunque fuera, de nuevo, muy relativamente. Los conciertos contaban con fuerte presencia policial (que no pagaba entrada) de uniforme y de paisano, dispuestos a actuar a la menor provocación -y si no eran los policías, eran los temidos grupos de ultraderecha-. Raimon cuenta como, de no haber sido por la sangre fría de su esposa, el responsable policial hubiera gaseado a todo un recinto en Madrid. Por supuesto, los cantantes tampoco se podían dar muchos «lujos», ya que, fuera directa o indirecta su responsabilidad, la multa la abonaban ellos. Por esa razón, la gobernación civil y el Ministro de la Gobernación (un tal Fraga, no sé si os suena) prohibían dichos espectáculos: no era de extrañar, pues se trataban de espectáculos en los que los gritos de «Amnistía y libertad» eran una constante; si bien había sido así ya antes, los recitales se convirtieron en auténticas manifestaciones políticas, regionalistas muchas veces, y antifranquistas todas.
Aun así, se multiplicaban los recitales en beneficio de los partidos, los sindicatos, los presos políticos: por ejemplo, el recital conjunto que dieron Bibiano y Benedicto en beneficio de Santiago Álvarez, dirigente comunista que estaba preso por entonces, y que se grabó y distribuyó en cassette clandestinamente. Empezaron a prodigarse los recitales multitudinarios, que consistían en contar con la actuación de al menos un cantautor por región (incluido Sáhara) y artistas invitados de Latinoamérica y Portugal. Muchos de ellos no llegaron a celebrarse por la presencia de banderas ilegales: dichas banderas no eran más que la ikurrina vasca y la senyera catalana entre otras banderas hoy oficiales y legales, por ende: eso fue lo que le ocurrió a «La trobada dels Pobles» en Valencia, por poner un ejemplo. Mucho más humilde, pero igual de bonito, eran los recitales de barrio: a finales de los 70, España no fue una excepción a la crisis económica, propiciada por una crisis energética derivada de la guerra árabe-israelí, y, quienes más sufrieron las consecuencias (sin que esto constituya novedad alguna) fueron los barrios populares de Madrid, Barcelona, Bilbao… En Madrid -caso que conozco más cercanamente- la miseria estaba sumiendo a barrios como Vallecas, San Blas y otros en la marginalidad; los vecinos, entonces, se organizaron para cuidar el barrio con diversas actividades: una de ellas consistió en los recitales que Luis Pastor, Suburbano y otros dieron por aquellos barrios: en el caso de Pastor, por Vallecas, por supuesto.

Por poner ejemplos de lo que se cantaba en esos cuatro años desde la muerte del dictador: «…por mucho que le llaméis no saldrá del agujero…» («Están cambiando los tiempos», Luis Pastor), «…y ya he visto a más de uno ir a rezar a ver si el Señor en su infinita bondad les resucita al general.» («Todos naufragan», Patxi Andión)… Sobran comentarios. Sin embargo, a pesar de todo, un espíritu de esperanza latía en la garganta de los cantores. En canciones y discos como «Están cambiando los tiempos»; de Luis Pastor, «Pola unión», de Benedicto sobre un poema de Curros Enríquez; «Canto a la unidad de verdad»; «Irabazi dugu» (ganamos) de Urko; o en los títulos de LPs como Estamos chegando ó mar (Bibiano), Está despuntando el alba (Los Juglares), Y todavía respiramos (Los Lobos), Presagi (Ramón Muntaner) Con la ayuda de todos (Joaquín Carbonell) en 1976, y ¡Choca la mano! (Elisa Serna), Despegando (Enrique Morente), … Y a cada paso que demos (La Fanega), Nacimos para ser libres (Luis Pastor), Alianza del pueblo nuevo (Manuel Gerena), Pola unión (Benedicto) o Ara és demà (Coses) en el 77 dejan entrever un nuevo espíritu de esperanza, de ansia de libertad, pero a la vez de gran solidaridad entre todos.
Y era necesario ese espíritu, ya que a pesar de entrar de lleno en la transición democrática (o segunda restauración borbónica), las fuerzas del estado esgrimían todo el potencial represivo del que disponían; a veces, las órdenes no venían de arriba, sino de un intermediario confuso: así, a lo largo de aquellos años convulsos, se siguieron practicando detenciones aleatorias, se siguieron haciendo juicios arbitrarios y se siguió matando gente… Los sucesos de San Fermín de 1978 o de Vitoria de 1976 son sólo dos ejemplos: estos por parte de la policía; por parte de Guerrilleros de Cristo Rey, la triple A y otros ultras sumaríamos unos cuantos más. En el otro extremo los atentados de bandas armadas de extrema-izquierda como GRAPO y ETA pondrían en peligro todo aquello. Aun así, la amnistía general y la legalización de todos los partidos y sindicatos, permitió a todos regresar a España.

Entre los años 76 y 77 se produjo un fenómeno de lo más curioso que, en parte, contribuyó a enterrar a la canción social o antroplógica. Como en otras ocasiones he contado, fuera por el gusto por lo prohibido o por lo que fuera, la canción protesta estuvo bastante de moda, incluso se hicieron canciones reaccionarias siguiendo esquemas de la canción protesta básica, el problema era la falta de libertad. Pues una vez muerto el dictador ese problema pareció desaparecer, y las grandes multinacionales discográficas empiezan a fichar a cantautores, incluso a aquellos que habían estado prohibidos en extremo (por ejemplo, Imanol). Hay muchos que dicen que la muerte del general descubrió a los auténticos de los farsantes entre los cantautores: extremo éste, en mi opinión, bastante falso (incluso creo que muchos que eran buenos cayeron heridos en el camino por este fenómeno de comercialización), pues es precisamente gracias a este fenómeno cuando la producción de discos de canción de autor y de protesta se duplica. González Lucini, en su libro Crónicas de los silencios rotos nos muestra un gráfico en el que se muestra como entre los años comprendidos entre 1963 y 1981 la producción de este genero alcanza su punto álgido en los años 75, 76 y 77. La explicación es simple: las grandes discográficas se esforzaban en buscar al nuevo Serrat o al nuevo Aute; el resultado fue bueno, en el caso de muchos cantantes y grupos que llevaban años intentando subir al escenario, pero en otros casos resultaron ser cantantes sin demasiada sustancia, de consignas, podríamos decir (NOTA: no conozco a ninguno de esos, todos los que pongo aquí se tienen bien ganado el puesto), e incluso, grandes oportunistas y farsantes, como Juan Pardo, un cantante correcto que descubrió que, muerto Franco, él también era un galleguista anti-franquista y editó Galicia. Miña nai dos dous mares en un ejercicio de -reconozcámoslo- buena música, pero también, de hipocresía y oportunismo exacerbado (aunque tal vez «cabronada», como dicen Miro y Benedicto, se ajuste más): Juan Pardo simplemente decidió subirse a un carro del que pensó podría sacar tajada (y lo hizo, sin duda), pero en desprestigio de los auténticos cantautores gallegos que tanto habían sufrido por subir al escenario (recordemos que, por ejemplo, Xerardo estaba exiliado). Hay más casos (María Jiménez, Camilo Sesto), pero éste fue el más sonado.
Después, el ir cada vez más pregonando la normalización y la democracia hizo el resto contra algunos de los que podríamos llamar «cantautores meramente políticos»: una especie de «casi-reacción» que casi logra incluso destruir a un cantautor tan bueno y prolífico como Víctor Manuel debido a la, según quienes, excesiva politización de sus textos en la 2ª mitad de los años setenta. El entierro político se produciría tras el 23-F; después se podría ver a algunos en recitales contra la OTAN, contra el servicio militar obligatorio, contra las centrales nucleares y lacras así que aún pervivían o perviven, junto a los nuevos valores de la canción de autor e, incluso, los grupos de rock duro.

Fue un largo camino, con altibajos, con difamaciones, persecuciones, prisión, exilio, pero siempre con poesías y con melodías, que eso eran, al fin y al cabo. Se podría decir que fue en la 2ª mitad de los 70 cuando alcanzan gran protagonismo y reconocimiento, pero también cuando se produjo la gran traición: después de haber cantado por ellos, algunos de los grupos políticos de izquierda, como el PSOE principalmente, les dio la espalda y condenó al ostracismo a muchos: quizás eran incómodos hasta para ellos, o quizás ya no les eran necesarios: en definitiva, según ellos, en España ya se respiraba libertad. De cualquier manera, muchos siguieron, y otros ahí están, y también los hay nuevos. Sea como fuere, su bonito legado ahí ha quedado, para todos, inmortal e intemporal, como las grandes obras de arte: y quien niegue esto, pues ya sabe de qué pie cojea. 

ENLACES DE INTERÉS SOBRE EL TEMA:

Recital por Santiago Álvarez de Bibiano y Benedicto: http://www.ghastaspista.com/historia/directo76.php

Oír/ descargar el Recital de Bibiano e Benedicto: http://www.aregueifa.net/benedictoebibiano.htm

Trobada dels Pobles y otros recitales prohibidos: http://www.luispastor.com/prensa.htm

Festival de los Pueblos Ibéricos:
-http://www.elpais.com/articulo/madrid/MADRID/MADRID_/MUNICIPIO/
Woodstock/madrileno/elpepuespmad/19960123elpmad_11/Tes

-http://www.ucm.es/info/hcontemp/madrid/universidad.htm


Hasta aquí la cronología más o menos acertada de la canción de autor desde su nacimiento hasta su supuesta muerte. De ahora en adelante nos ocuparemos de las diversas y distintas dimensiones que lo conforman en un fenómeno único, digno de estudio, admiración y respeto.

 

El impacto de la Revolución de los Claveles en España


Deseo dedicar esta entrada a todos aquellos que lucharon contra el franquismo y que aún hoy no se han vendido, pero de manera más especial y ferviente a dos personas que me han cedido gratuita y desinteresadamente sus sentimientos y opiniones:
Adolfo Celdrán y Benedicto García Villar

Ésta es mi manera de agradeceros vuestra generosidad, además de muchas otras cosas: ¡va por vosotros, muchachos!


Companys, si sabeu on dorm la lluna blanca,
digueu-li que la vull
però no puc anar a estimar-la,
que encara hi ha combat.

Companys, si coneixeu el cau de la sirena,
allà enmig de la mar,
jo l’aniria a veure,
però encara hi ha combat.

I si un trist atzar m’atura i caic a terra,
porteu tots els meus cants
i un ram de flors vermelles
a qui tant he estimat,
si guanyem el combat.

Companys, si enyoreu les primaveres lliures,
amb vosaltres vull anar,
que per poder-les viure
jo me n’he fet soldat.

I si un trist atzar m’atura i caic a terra,
porteu tots els meus cants
i un ram de flors vermelles
a qui tant he estimat,
quan guanyem el combat.

(Compañeros, si sabéis donde duerme la luna blanca/ decidle que la quiero/ pero que no puedo acercarme a amarla/ porque aún hay combate.// Compañeros, si conocéis el canto de la sirena/ allá en medio del mar,/ yo me acercaría a buscarla/ pero aún hay combate.// Y si un triste azar me detiene y doy en tierra/ llevad todos mis cantos/ y un ramo de flores rojas/ a quien tanto he amado.// Compañeros, si buscáis las primaveras libres/ con vosotros quiero ir/ que para poder vivirlas/ me hice soldado.//Y si un triste azar me detiene y doy en tierra/ llevad todos mis cantos/ y un ramo de flores rojas/ a quien tanto he amado./ Cuando ganemos el combate.)
"Abril 74", Lluí Llach

Podríamos empezar por aquí, por esta bella canción de Lluís Llach, para ilustrar un tema tan bonito. Como ya indiqué, esta canción, debido a la censura, no es tan explícita como pudiera parecer: lo único que nos hace pensar en qué tema habla son las figuras que utiliza: "flores rojas" (ni siquiera "claveles"), "soldado", "primavera libre", etc. En esta canción, Lluís acaba expresando su deseo de unirse a ello, cuando dice "si buscáis las primaveras libres con vosotros quiero ir,/ que para poder vivirlas/ me hice soldado", pero en dos direcciones: una, su completa solidaridad con el movimiento portugués, además de su admiración, por supuesto; pero, por otra parte, el deseo de que algo así se produjera en España, y que, de ser así, él se uniría. Pero hacia el año 74, desgraciadamente, en eso se quedaba todo, en deseo y en esperanza. Retomemos la historia:

Como todo el mundo ya sabe, la Revolución de los Claveles se produce cuando las fuerzas armadas portuguesas deciden, mediante un golpe de estado, quitarle el poder al heredero de Oliveira Salazar e instaurar una auténtica democracia: los civiles se unen a ellos y colocan claveles en sus fusiles. El hecho provoca sorpresa y admiración, pero también miedo en algunos, en todo el mundo, especialmente en los países que sufrían dictaduras de uno u otro signo: España, Grecia, Checoslovaquia (cuya revolución se vio ahogada también), Polonia, Chile (aunque tal vez fuera menos, debido a que el país estaba convaleciente de su herida sangrante y poca esperanza cabía), etc. Quizás fuera el hecho: desde el siglo XIX no se veía que un alzamiento militar tuviera como objetivo la instauración del poder popular, es decir, de la democracia; y, por otro lado, aquel detalle de los claveles parecía el sueño de los hippies y de los pacifistas hecho realidad: no hacía mucho, los estudiantes estadounidenses habían decorado el cañón de los soldados, que estaban allí para reprimirlos, con flores. Simplemente, en mi opinión, a muchos le debió de parecer el principio de la Era de Acuario… Pero bueno, estoy divagando… Centrémonos en España, en donde la situación no daba para muchos sueños místicos…

En España, la dictadura del general Franco intentaba vender la falsa idea de que reinaba la paz gracias a la presencia del caudillo, garante de paz, justicia y unidad, según ellos; nada más lejos de la realidad, los partidos de la oposición cada día se acercaban más y más entre ellos, y cada vez que un obrero tenía que irse a Alemania, Francia o Suiza se rompía aquella mentira nacional-folklórica de que se vivía bien y en la abundancia. El régimen era consciente de ello, aunque cara al público lo ocultara, aunque no pudiera tapar del todo las huelgas obreras y estudiantiles, los atentados de bandas armadas como GRAPO, ETA o Terra Lliure, ni, por supuesto, lo que se manifestaba en la cultura: en las artes de todo tipo. También era consciente de que dentro del ejército comenzaban a moverse elementos disconformes con la dictadura militar que intentaban condensarse en sindicatos y formaciones (un año después lo conseguirían en la forma de la UMD: Unión Militar Democrática, inspirada por el MFA -Movimento das Forças Armadas- portugués), y dentro del clero: tal y como le ocurría a la dictadura salazarista, la dictadura de Franco se estaba quedando tan obsoleta que empezaba a perder incluso sus apoyos tradicionales. Tras la Revolución portuguesa, el régimen tomó medidas contra la UMD, deteniendo en el verano del 75 a sus responsables. Por estas razones, la Revolución de los Claveles fue un toque de atención para el régimen, que volvió a endurecerse en su dinámica de represión.

En cambio, en aquellos que llevaban años luchando contra el régimen desde cualquier posición, aquel hecho levantó una suerte de admiración y respeto, a la vez que la esperanza y el deseo de que aquí se pudiera producir lo mismo. Tal como dice Benedicto:
"Lo viví con una enorme y creo que sana envidia, con incredulidad y con muchas ganas de estar allí. Era la culminación de tantos esfuerzos, de tantos padecimientos… Parecía imposible que, allí al lado, en la margen sur del Miño se respirara, se saboreara, la libertad, esa que tardaría todavía un tiempo en llegar aquí. También había el sentimiento de pensar que aquello nos pertenecía también, aunque fuera un poco."
Todo ese entusiasmo, Benedicto lo plasmó en una simple estrofa de su canción "Nosa Señora da Guía":

Hai un caravel bermello
no fusil do militar.

(popular-Benedicto)

Muchas fueron las canciones que nuestros cantautores escribieron y cantaron sobre el tema, siempre cuidándose de la censura, como hemos visto en el caso de Lluís (una apreciación: la canción de Benedicto se publicó en el año 77, mientras que la de Lluís es del año 75).
En ningún caso podemos calificar este júbilo de superficial, pero mientras en Portugal el espíritu era de total entusiasmo, en España, a pesar de la alegría, el espíritu era de espera y de resignación:

Porque amamos el fuego
y creemos en días semejantes a nubes,
días en que florezcan fusiles y claveles
sobre el viejo país de los dientes afilados.
Vamos viviendo amigo,
vamos así viviendo,
porque guardamos como un rincón de sol en la cabeza.
Porque sabemos en qué labios
las palabras más bellas son como pájaros
muertos,
y en qué labios son ríos bien llenos de esperanzas,
son un río de sueños que deben ser posibles.
Vamos viviendo amigo,
vamos así viviendo,
porque guardamos como un rincón de sol en la cabeza.

"Un rincón de sol en la cabeza", Pablo Guerrero

Pero acompañando esa espera venía también la sensación de que algo estaba cambiando. Así nos lo cuenta Adolfo Celdrán:

"La revolución de los Claveles fue para mí el aldabonazo que nos indicaba que el régimen franquista tenía los días contados. Las canciones compuestas en ese momento se sienten llenas de esa alegría y de esa esperanza. Y algunas lo dicen explícitamente. Por ejemplo, Espera, contenida en mi Álbum “4.444 veces, por ejemplo”, (fonomusic, 1975), y en la que hago mención a los fusiles con las ánimas ocupadas por claveles que portaban los soldados que hicieron posible la Revolución democrática portuguesa contra el fascismo.

Espera


Cada vez que me miro
contemplo mi pregunta.

Esperando está el trigo
la mano que lo afirme.

El viento huele a espera
y, hasta a veces, responde.

Cuando siento tu mano
siento todas: me siento.

Y hasta el aire que muerdo
– el aire que mastico –
tiene sabor a fruta
y es amigo.

Apenas me contengo
de preguntar si es hora a los soldados

Y abono sus fusiles
con miradas

Para que broten flores
en sus ánimas.

Desde hace apenas días
mi impaciencia es alegre.

O esa “Canción Pequeña” perteneciente al mismo disco, que explicaba en los recitales porque tiene un origen complicado: Leí una noticia de un trabajador portugués, repetidamente encarcelado, al que llamaban para testificar en contra de los terribles “pides” (policías políticos portugueses del régimen de Salazar): Ellos intentaban escapar, y cuando los cogían lo negaban todo: No sabían nada, no estaban allí, no eran ellos. Entonces venía él y ante la evidencia de sus recuerdos no tenían mas remedio que reconocer sus turbios trabajos contra los luchadores demócratas. En una entrevista, él decía que se le estaba acumulando el trabajo de tantos “pides” que había que “reconocer”, y que no iba a tener más remedio que pedir permisos repetidos en el trabajo para poder ir a todas las ruedas de reconocimiento a las que lo llamaban. Yo asocié la anécdota con las canciones infantiles que escuchaba de pequeño, y burla burlando, compuse esta “Canción pequeña”:

Canción Pequeña

Ronda, ronda,
el que no se haya escondido
que se esconda.

Las cosas dan mil vueltas, ya lo has visto.
Estaban al contrario
y ahora están en su sitio.

Chocolate, panecillo,
corre, corre,
que te pillo.

Sigue y sigue buscando
que quedan miles.
Si se acaba el permiso
en el trabajo, pides.

Quien caza a un cazador
tiene cien años de perdón.

No te den pena
que has probado sus dientes
y tu lo cuentas.

Chocolate, panecillo,
corre, corre,
que te pillo.

Junto a estos textos, hay otros poemas y otras canciones en los que el hecho está latente aunque sólo se aprecia en el estado de ánimo que transmite: De ahí la alegría de una gran parte de los esperanzados poemas de mi libro “Todas las Caras de su Ausencia” (edit Helios, 1976), que es de esa época, o de la canción “A Pablo Neruda, Ferroviario”, o de mi Homenaje a Miguel Hernández, aparecido en mi álbum al que da nombre: “Al borde del Principio” (fonomusic, 1976), o de la canción titulada sencillamente “Tu”, en la que la búsqueda del amor y de la libertad confluyen en una sola cosa. Y no es una metáfora: Entonces vivíamos así. La frase de "Espera" lo resume muy bien:
Cuando siento tu mano

Siento todas: Me siento."

Adolfo Celdrán

Bien lo explica ya Adolfo como para poder decir nada más. A fin de cuentas es justo lo que él dice: que se quedara sólo en espera, en esperanza, no era poco: aquel suceso alimentó la esperanza en la libertad, y nuestros cantores esperanzados escribieron canciones que a su vez la reavivaran en los corazones de otros. Y, por otro lado, la solidaridad; bien lo dice Benedicto: aquello, aunque fuera mínimamente, nos pertenecía también, era la culimanción de aquellos esfuerzos, y muchos se vieron reflejados en el pueblo portugués, alegrándose por ellos y apoyándoles, como ellos nos apoyaban a su vez. Aquel 25 de Abril de 1974 fue la primavera de los Pueblos que dijera el poeta Maiakovski; aquel 25 de Abril de 1974 todos los pueblos del mundo eran Portugal. La primavera había llegado:

Com un ocell posat
a dalt de tot d’un arbre,
Abril vigila el seu temps
alerta, que tot canvia.

L’herba més petita de les plantes
verdeja mentides de bon temps,
i el cel, ara gris, ara bon dia.
Entre el polsim daurat
que fan els plàtans
passa la gent indiferent,
entre espurnes vives i ferides
canta i ajuda el vent.

Un abril em va portar
per l’aire una cançó,
el meu amic la cantava,
també la vull cantar jo.

Ai, abril, mes amorós,
aire de llum,
vol de llavors!

Què ens durà el riu d’abril
dins el corrent:
aigua neta, aigua bruta,
bones hores o mal temps?

Seran de mort o de vida
aquestes flors?
Jo vull la del meu amic,
clavell de bones olors.

Estimat, no estiguis trist
si et costa alenar;
si no ens ha canviat el març
un bon abril ho farà.

(Como un pájaro posado/ en todo lo alto de un árbol,/ Abril vigila su tiempo/ alerta, que todo cambia.// La hierba más pequeña de las plantas/ verdea mentiras de buen tiempo/ y el cielo, ahora gris, ahora buen día./ Entre el polvillo dorado/ que hacen los plátanos/ pasa la gente indiferente/ entre chispas vivas y heridas/ canta y ayuda el viento.// Un Abril me trajo/ por el aire una canción,/ mi amigo la cantaba,/ también la quiero cantar yo.// ¡Ay! Abril más amoroso,/ aire de luz,/ vuelo de semillas.// ¿Qué nos traerá el río de Abril/ dentro de la corriente:/ agua limpia, agua sucia,/ buenas horas o mal tiempo?// ¿Serán de muerte o de vida/ estas flores?/ Yo quiero la de mi amigo,/ clavel de buenos olores.// Amado, no estés triste/ si te cuesta respirar,/ si no nos ha cambiado marzo,/ un buen Abril lo hará.)

"Abril", María del Mar Bonet

También, también era indecisión por lo que iba a pasar. ¿Qué nos pasaría al amparo de aquello? ¿La vida o la muerte? ¿La libertad o la represión? Viniera lo que viniera, como dice María del Mar, "Yo quiero la de mi amigo,/ clavel de buenos olores".

A modo de epílogo, sólo decir que la Revolución de los Claveles es uno de los grandes momentos de los episodios de la historia, y una imagen que recordar, junto a la de aquel estudiante chino enfrentándose a un tanque: un momento en que el valor y la dignidad se apodera de la voluntad humana, que demuestra que es posible hacer grandes cosas sin violencia, que todo un pueblo puede enfrentarse al poder y vencer.

Cúbrete canalla
con la mortaja
el rey desnudo va.
Los viejos tiranos
hace mil años
mueren como tú.
Cava una trinchera
compañera
pon tu cuerpo a tierra.
Siempre en tu frente
viste gente
de otra condición.
LEVÁNTATE, ¡OH! SOL DE VERANO
SOMOS NOSOTROS TUS CANTORES,
DE LA CANCIÓN DE MAÑANA
SE OYEN YA LOS RUMORES
SE OYEN YA LOS CLAMORES
SE OYEN YA LOS TAMBORES.
Líbrate del miedo
que temprano
el sol ha de quemar.
Y tú, camarada,
ponte en guardia
que te matarán.
Vengan labradoras
mondadoras
de este campo en flor.
Vengan enlazadas
manos juntas
a sembrar el amor.
LEVÁNTATE…
Venga la marea
con una idea
nos empujará.
Sólo un pensamiento
en un momento
nos despertará.
Pronto ya tu brazo
y otro brazo
nos conduce, hermano.
Siempre nuestra hambre
nos consume,
dame ya tu mano.
LEVÁNTATE…

"Coro de la primavera", original de José Afonso, adaptación al castellano: Luis Pastor


Declaraciones de Benedicto cortesía de Benedicto García Villar

Declaraciones, letras y enlaces de Adolfo Celdrán cortesía de Adolfo Celdrán Mallol

Link a canciones de A. Celdrán en la Biblioteca Cervantes:

http://www.cervantesvirtual.com/portal/poesia/celdran/audios.shtml

Link a Poemas de A. Celdrán en la Biblioteca Cervantes:

http://www.cervantesvirtual.com/portal/poesia/celdran/textos.shtml

Links para oír temas específicos comentados en este escrito:


A Pablo Neruda, ferroviario: http://www.cervantesvirtual.com/portal/poesia/audio_poesia.formato?
titulo=A+Pablo+Neruda%2C+Ferroviario&autor=Adolfo+Celdr%E1n&archivo=Adolfo_Celdran_Enrique/
10&ref=13662&foto=/portal/poesia/celdran/apablo.gif&ref2=13661&enlace=celdran

Al borde del Principio (homenaje a Miguel Hernández)

http://www.cervantesvirtual.com/portal/poesia/audio_poesia.formato?titulo=Al+borde+del+principio&autor=Adolfo+Celdr
%E1n&archivo=Adolfo_Celdran_Enrique/11&ref=13662&foto=/portal/poesia/celdran/alborde.gif&ref2=13661&enlace=celdran

Tu

http://www.cervantesvirtual.com/portal/poesia/audio_poesia.formato?titulo=T%FA&autor=
Adolfo+Celdr%E1n&archivo=Adolfo_Celdran_Enrique/09&ref=13662&enlace=celdran

Link a Nosa Señora da Guía

Nosa Señora da Guía

Link a Abril, de María del Mar Bonet

http://www.youtube.com/watch?v=pBUUz35MCm8

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