Archive for 18 de septiembre de 2023

La soledad del creador


Imagen original de WolfBur, en Pixabay

Podríamos imaginar a Dios que, tras crear las plantas, los animales, el cielo, la tierra, el agua, los minerales…, y a los seres humanos, inició sesión en su red social (que ya tenía porque para eso es Dios) y descubrió que las publicaciones sobre la evolución de su creación apenas tuvieron reacciones. Le escoció un poco, porque solo tenía dos seguidores, Adán y Eva (a Lilith y a Satán los tenía bloqueados), y se dijo que a la próxima los expulsaría. Vaya que si se iban a acordar de quién es Dios, haciendo sus creaciones con todo el amor de su alma.

A Buda le pasaría algo similar cuando publicó «Nirvana alcanzado», pero como había extinguido su ego no le dio importancia. Jesús, por su parte, se molestó después de publicar «Mil leprosos curados, y subiendo» y nadie le hiciera caso, salvo Judas Iscariote, que puso un muñeco riéndose, algo que juzgó ambiguo. Si todavía se hubiera quedado ahí, el que es todo amor hubiera pasado; pero lo que no estaba dispuesto a tolerar es que sus seguidores compartieran fotos haciendo publicidad a los mercaderes del templo, con textos como «Aquí en el puesto de Josafat, con sus maravillas», cuando todo el mundo sabe que Josafat no necesitaba publicidad ninguna. Y se dijo: «Se van a enterar. ¡Traiciones a mí!».

Probablemente tú, que también creas cosas, que eres músico, escultor, pintor, tatuador, poeta, pensador, escritor…; tú también te hayas sentido así, cuando subes publicaciones de tus obras y ves cómo eres ignorado por tu círculo cercano o por gente que te conoce. Claro, tampoco puedes enfadarte, nadie los obliga a darte eco o a compartirlo para que el resto lo conozca. A lo mejor no se les ha ocurrido. No puedes enfadarte con tus seguidores que te siguen por la razón que sea, por el mismo motivo. Toleras que por muy amigos que seáis no lo comparta porque no le interese o no sea consciente de lo que haces ni del alcance que su aportación pueda tener.

Ahora bien, es comprensible que te cabrees cuando comparten y se hacen ecos de otras cosas, como puede ser un negocio al que no les ata ningún vínculo fuera de los gustos personales; producciones de otros artistas que tampoco es que necesiten su publicidad gratuita precisamente; o esa repetitiva publicación de Facebook en la que se muestra a una persona que ha conseguido un logro o premio en alguna competición y dice que a los medios no les interesa y que lo compartan para que se sepa. Claro que tienes derecho a cabrearte, porque el mismo tiempo que han empleado en compartir cosas de personas totalmente ajenas podrían haberlo empleado en compartir tus mismas cosas, que eres su amigo, su pariente, su conocido amistoso o lo que sea. ¿Para qué te están siguiendo entonces?

Es normal sentirse frustrado, y hasta defraudado, cuando esto ocurre, y aun así te callas por no ponerte a mal con la gente, aunque por dentro estés ardiendo de rabia y te den ganas de mandarlos a la mierda. Entonces te sientes egoísta, y te preguntas si es que los has ofendido de alguna manera; si en realidad no es tan bueno o digno de elogio lo que haces; si debieras abandonar, porque si los más cercanos te ignoran, ¿qué esperar de aquellos que no te conocen?

Te puedes poner en la piel de ellos y descubrirás lo que creo que sucede. A veces da la impresión de que no han tomado consciencia de que eres capaz de hacer cosas sorprendentes; porque estáis demasiado cerca. No es lo mismo que a la persona que han conocido desde casi siempre se ponga a hacer cosas fascinantes a que conozcan de pronto a la persona a la que admiran. Todos tenemos la humilde impresión de que solo son capaces de hacer arte digno de elogio las personas con las que no tenemos contacto.

Pero, queridos, esas cosas están pasando a vuestro lado y no os estáis dado cuenta. Esa persona que hace cosas maravillosas es vuestra amiga, o pariente. Tal vez sea algo que no os llame la atención, no os interese o no guste; está bien, pero el mismo tiempo que habéis invertido en hacerle publicidad a quien no la necesita, al restaurante que os ha encantado, o en dar a conocer la injusticia que se ha cometido porque los medios no se han echo eco de los méritos de alguien que desconocíais hasta ahora lo podríais haber empleado en él, que quizás a otra persona sí le interese. No os habéis dado cuenta: esos medios que ignoran los méritos de gente desconocida porque no les interesa sois vosotros mismos. No caéis en la cuenta de que quizás a vosotros os dé igual, pero puede interesarle a otro que tengáis al lado. Nadie puede deciros lo que compartir o no, a lo que darle eco o a lo que no; pero le estás haciendo publicidad a un artista que no la necesita mientras tienes a otro a tu lado que la necesita más, para sentirse valorado, para saber que lo que hace merece la pena, para no ponerse triste. Que tú pongas que has asistido al último concierto de los Rolling Stones está bien, pero tampoco aporta gran cosa, para qué engañarnos; también podrías haber hablado de tu amigo el cantautor, que esa noche actuaba y fueron a verle tres personas, y una fue porque ya estaba dentro. ¿Qué te costaba?

Y aplíquese también para el que busca trabajo o ampliar su negocio. Necesita más tu colaboración que el Ikea que han abierto en tu barrio.

Un altar para Reon


Composición hecha con varias fotos

Cuando a Miki le dejan a Megumi no sabe qué hacer con ella, porque se niega a darle el gusto a su cuñado de ser un salido. Lo primero que piensa es hacer una especie de altar dedicado a su idolatrada Reon Kadena (de la cual Megumi es una réplica perfecta pero con otro nombre; para evitar demandas, seguramente). Sin embargo, al momento piensa que es una gilip_llez. Miki, no obstante, es un onanista con principios y, por respetar, respeta hasta a las muñecas sexuales.

Más adelante…

Fragmento de Queca

Descubre lo que ocurrió. Queca: https://librosindie.net/product/queca/

También lo puedes conseguir en tu librería, en Casa del Libro, en Fnac, Corte Inglés y Amazon.