Voy a comenzar un ciclo, que responde a una política nueva que he tomado, que llamo “Me regalas un disco, te regalo una entrada”: cantautores, o cualquier músico, preferentemente noveles, que me regalen un disco suyo, tendrán una entrada aquí. De momento sólo hay tres, y éste es el primero.
Conocí a Carlos ya hace tiempo en el foro de Hilario Camacho, y desde entonces hemos estado en contacto pero sin llegar a encontrarnos en persona, hasta el año pasado, en el que coincidimos en un ciclo de canción de autor, pero no nos reconocimos: me gustó su forma de interpretar una canción de Hilario Camacho, que durante años fue algo así como su mentor, y eso se nota; recordaba una anécdota de cuando Hilario y él fueron a la radio a presentar un ciclo de canción de autor, y fue presentado algo así como su discípulo: –¿Y qué pasará si el discípulo no se porta? –preguntaba algo así el locutor (que no recuerdo quién era)- -¡Pues nada! –dijo Hilario-, que habrá que darle unos azotes en el culo (interpreto lo que creo recordar: no será así al pie de la letra, seguramente, salvo lo del “culo”). Fue ya, finalmente, este mes pasado, durante los cursos de verano de la UNED, cuando nos conocimos en persona. Después tuve ocasión de comer con él, y es ahí donde me regaló su primer disco grabado, tras años de actuaciones, que es del que vamos a hablar: Otro mundo.
Lo escuché con avidez y desde la primera pista disparó mi índice “envidia sana”, es decir, que al escucharlo pensé: “Si yo me dedicara a la música, éste es el tipo de canción que querría hacer”. En un capítulo del Pesadilla en la cocina español, Chicote le recomendaba a un cocinero que cuando hiciera un plato, lo que tenía que sentir era envidia por el que se lo iba a comer; no creo que éste fuera el ánimo de Carlos de Abuín, pero sí despertó mi envidia. Y así se lo hice saber a Carlos, con la frase final: “Seguro que Hilario no te daría unos azotes en el culo” (ya que durante esa comida le recordé la anécdota).
Pero, aparte de la envidia, ¿qué es lo que me gusta de Otro mundo? Digamos que Carlos, con la cuidada producción y arreglos de José Antonio Romero (uno de los productores más importantes de este país), utiliza lenguajes que yo entiendo y comparto. Musicalmente, se basa mucho en el rock clásico y la psicodelia de los 60 y 70, rastreables en Beatles, Dylan, Hendrix, etc., que es una música con la que me ganarás casi siempre; y ahí, sin perder por ello la originalidad, se nota la influencia de Hilario, del Hilario de La estrella del alba, A pesar de todo, etcétera. Líricamente, sus canciones, revestidas de poesía, enlazan constantemente lo individual y lo particular; nacen de reflexiones cotidianas que comienzan con las impresiones que tiene uno mismo y que acaban concatenándose con lo que ocurre actualmente, o con lo que viene ocurriendo desde hace tiempo. Carlos, que durante un tiempo se cuestionó su papel como cantautor, como puede oírse en el enlace a la radio de abajo, es, por esa razón, uno de los mejores cantautores actuales que he tenido el gusto de escuchar y conocer.
Una mantis religiosa gigantesca, encerrada en un laberinto transparente de muros azules, da la bienvenida cuando coges el disco; recortada sobre un paisaje, todo ello inmerso en un color verde, te mira con ojos inexpresivos, dando la impresión de que, bajo cierta luz verde y aumentado, cualquier insecto puede parecer una de esas criaturas híbridas y primigenias ideadas por H. P. Lovecraft, un hacedor de otros mundos. La contraportada, también coloreada de verde, suponemos que es la sierra de Guadarrama, que inspira una de las canciones, que también bajo esa coloración da la impresión de tratarse del paisaje de otro mundo. Estas fotos, como las que acompañan en el interior, y su diseño, son obra de Beatriz Pérez Otín.
Además de Carlos, que ha escrito y compuesto la totalidad de las canciones, y José Antonio Romero, que, además de encargarse de la producción y los arreglos, interpreta diversos instrumentos, le acompañan en la música Yolanda Yone (coros), Juan Carlos Melián (percusión) y Manu Míguez (violín y piano).
El primer tema se llama “Vieja dama”, y está inspirado en la obra del dramaturgo suizo Friedrich Dürrenmatt, La visita de la vieja dama (1956), obra que relata como una millonaria anciana regresa a su pueblo ofreciendo millones a sus habitantes si matan a su antiguo amante, ya que ella quedó embarazada de él y por eso huyó despreciada por el pueblo. Un tema que se abre con una cacofonía de ruidos eléctricos y aullidos que parece una tempestad, dando paso a una pieza con tintes psicodélicos en la que Carlos reinterpreta esta obra, rayando en la lectura social de cómo una persona, si posee mucho dinero, puede comprar y hasta hacer la ley, y de cómo la miseria empuja a otros a cometer crímenes abominables.
“Entre el norte y el oeste” es, confiesa Carlos, fruto de las reflexiones que se le ocurren en sus diarios viajes de trabajo, cuando yendo y viniendo hacia Madrid atraviesa la Sierra del Guadarrama. Parecen momentos mágicos esos viajes en los que medio adormecido se te ocurren pensamientos filosóficos, poéticos, etc., a veces de manera inconexa…
Por su parte, el tema “Quién”, un conjunto de preguntas retóricas, transcurre a un ritmo de jazz lento; la respuesta final resulta desoladora…
El “Preludio (A la muerte de Larra)” se le ocurrió mientras trabajaba sobre la figura del escritor y periodista Mariano José de Larra (1809-1837), quien, como buen romántico, se quitó la vida a causa de un desamor. Con cierta musicalización de cabaret que presagia una trágica resolución, que nos hace imaginarnos a Larra recorrer los espacios de su casa buscando una pistola que luego limpia y prepara cuidadosamente envuelto en oscuras cavilaciones, Carlos interpreta los sentimientos del joven escritor que le llevan a la irrenunciable decisión de quitarse la vida, ya que, para él, nada tenía sentido en esta vida.
Continúa la autobiográfica “Palabras de ánimo”, en el estilo por el cual va contando sus experiencias vitales a lo largo de una trayectoria de aprendizaje que, más que los libros, lo da la vida misma. Es una canción que examina con cierta crítica el panorama actual y contiene líneas muy interesantes. El deseo "Quiero que los ricos y los pobres no jueguen al ajedrez", cosa que no puede ser porque los hombres viven en la granja que ideó George Orwell, enajenados por multitud de elementos dictados por los profetas de turno, quienes no sólo son “malos consejeros”, sino más bien “payasos”; y es que a fin de cuentas es como cuando te sientas a ver la televisión un sábado por la tarde y aparece Concha Velasco: “la peli repetida” hasta la saciedad, hasta que ya ni te parece interesante y ni te conmueve ni te hace gracia, porque encima es malísima.
“Zíngara” es una revisión-homenaje de Soledad Miranda (1943-1970), una joven que aspiraba a ser actriz y cantante pop, y que acabó haciendo cine porno tras figurar en algunas películas de la época, poco antes de su trágica muerte en un accidente de tráfico. Es un retrato y una reflexión de cómo los sueños pueden frustrarse, y de cómo a menudo en esa carrera hacia el reconocimiento quedan en el camino muñecos rotos. La interrupción brusca de la canción marca ese sentido de sueños frustrados.
Acaba el disco con el tema “Esperando con indolente impaciencia”, un tema que se abre con una introducción folk dylanesco, adornado con el típico ruido estético de los antiguos discos de vinilo, para abrirse jubilosamente con una música que recuerda a los mejores Beatles. Es la espera, que de tanto esperar ya ni siquiera importa lo que acontezca con tal de que acontezca; cuando los minutos acaban pareciendo eslabones de cadena y los días pesan como losas fúnebres, es entonces que, de tanto esperar, ya ni siquiera “esperamos nada”, hasta que todo acaba con una distorsión psicodélica hendrixiana.
Todos estos elementos: poesía, música, cuidada y original producción, filosofía (compartimos formación académica, y creo que es ésa una de las claves por las que comprendo bastante bien este disco)… configuran un “otro mundo” mucho más que aceptable: imprescindible para comprender la canción de autor actual.
¿Me atreveré a decir que el tocayo ha entrado ya en la historia de la música?
Carlos de Abuín
Otro Mundo
(2013)
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Vieja dama
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Entre el norte y el oeste
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Quién
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Preludio (a la muerte de Larra)
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Palabras de ánimo
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Zíngara
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Esperando con indolente impaciencia
Todos los temas de Carlos de Abuín
Producción y arreglos: José A. Romero
Fotografías y diseño: Beatriz Pérez Otín
30-30 records
Presentación del disco en Heliotropo:
http://www.rtve.es/alacarta/audios/heliotropo/heliotropo-carlos-abuin-otro-mundo-29-06-13/1897921/
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