A vueltas con el apocalipsis en la música, me pareció tremendo el olvido de algunas de las mejores canciones apocalípticas de los Jefferson Airplane, quienes, estadísticamente, tienen más canciones de corte apocalíptico que los míticos Doors. Como siempre he defendido, quizás, y con el permiso de los maravillosos Grateful Dead, y aun de los omnipotentes Beatles, los Airplane reflejaban mejor que ninguna banda el auténtico espíritu hippie: a veces, optimistas y naives; otras duros contestatarios; eróticos muchas veces; transgresores sin buscar el escándalo gratuito; pacifistas pero revolucionarios; y además grandes analistas de su tiempo a través de sus canciones, y sus tiempos eran los del miedo a la III guerra mundial, al holocausto nuclear, muy presente en el país del miedo, en aquellos años de la Guerra Fría. De ahí les vino la inspiración para muchos de sus temas de corte apocalíptico, pero, mientras las canciones de este corte de, por ejemplo, los Doors, ofrecían un panorama desolador, las baladas de este estilo de Jefferson Airplane, como bien defiende su comentarista Jeff Tamarkin, casi siempre ofrecen una posibilidad de salvación de la humanidad, una esperanza. Éstas son algunas de las más representativas, de la gran época del grupo (1965-1969), que ya han aparecido por aquí. ¡Veamos!
En orden cronológico, hay un disco suyo que reúne la mayor parte de sus canciones apocalípticas: Crown of Creation, cuya portada ya es lo suficientemente inquietante y llamativa, con ese hongo atómico sobre el que se dibujan sus componentes. Este disco reflejaba una ruptura temática con sus anteriores álbumes, sobre todo con su gran éxito del 67, After Bathing At Baxter’s: si éste representaba el año del Verano del Amor, con sus flores, sus colores chillones, sus reuniones musicales en el parque, sus drogas, etc., Crown of Creation reflejaba a la perfección en muchos de sus temas el año de 1968: con sus revueltas, su violencia, su escalada bélica en Vietnam, y la represión y criminalización de muchos movimientos sociales, ya fueran pacifistas o raciales, o ambas cosas. La idea de que la juventud rebelde suponía la resistencia contra una coalición de los poderes oscuros, que nos abocaban irremediablemente al holocausto nuclear, están presentes en la canción que da nombre al disco, escrita por Paul Kantner, quien conjugaba estas visiones con su afición a la ciencia ficción –una línea que continuará en su proyecto Blow against the Empire-. A pesar de todo, hay una promesa de esperanza en la canción, algo por lo que luchar y resistir, y no rendirse: “tú”, por quien mi vida ha de sobrevivir:
Muy pegadita a ésta (de manera que casi se confunden y se complementan perfectamente) sigue una canción escrita por Jorma Kaukonen, que asegura haber estado sólo jugando con las palabras, pero cuyo resultado es uno de los textos más lucidos del rock de esta época (y de todas): “Ice Cream Phoenix” presenta un panorama de confusión casi esquizoide: todo un apocalipsis psicodélico que queda rematado con una pregunta no tan hipotética: ¿por qué la gente se ama si no hay mañana?
Y si en estas dos el final del mundo aparece sólo como contexto, como fondo, en la canción que cierra el disco aparece ya en la superficie: el pesimismo, el holocausto nuclear, el desastre ecológico, la guerra, los intentos desesperados e impotentes por pararla, la violencia y la consecuencia de todo esto: la aniquilación de la humanidad, toman protagonismo en “The House At Pooneil Corners”, que es el contrapunto, como ya explicamos, a la canción que abría su disco de 1967, “The ballad of you & me & Pooneil”: una letra desesperada, una música inquietante, que acaba con una pequeña broma: “una caca hace caca en el sol”… Que una neoyorquina mañana de invierno gobernó sobre las azoteas de la ciudad, con su mensaje de advertencia, mientras lo grababa todo Jean Luc Godard:
La guerra fría era el leit-motif de muchas de estas canciones, como también lo fue de este tema, “Wooden ships”, que Paul Kantner escribió junto a David Crosby y Stephen Stills, de Crosby, Stills & Nash –por entonces- y que dio lugar a dos canciones gemelas: una la de este fabuloso trío de folk-rock y country-rock, y otra, la que Jefferson Airplane incluyó en su disco de 1969 Volunteers, el disco más comprometido y político de la banda. La canción nos sitúa en un panorama post-apocalíptico, tras una carnicería mundial, en el que un Adán y una Eva de los últimos días de la humanidad, cada uno de uno de los bandos contendientes, se encuentran y han de recomenzar todo de nuevo, dejando atrás el mundo de la violencia y del odio. Esta canción fue interpretada por la banda en el festival de Woodstock en una monstruosa versión de 20 minutos que te ofrezco aquí en dos partes:
Otros temas de corte apocalíptico de la banda, ya algo posteriores a esta época, son, por ejemplo, “Have you seen the saucers” o, en un sentido amplio, “War movie”, en donde Paul Kantner vuelve al concepto de enfrentamiento de todas las gentes de la tierra contra los poderes oscuros que nos dirigen, y que además nos dirigen al desastre, sólo que esta vez, el enfrentamiento es galáctico: la resistencia de los terrícolas contra tiranos extraterrestres como Richard Nixon:
Para ver las letras de las canciones y sus traducciones, pinchar en los enlaces.