Posts Tagged ‘Chicho Sánchez Ferlosio’

La banda sonora de Billy («algo es algo») desgranada


Mal está, tal vez, que uno hable de su propia obra, pero uno de los atractivos de Billy («algo es algo»), que lo dota de originalidad, es que el título de cada capítulo es un fragmento de alguna canción, un pedazo que es relevante y va acorde con el sentido del episodio. Generalmente son de cantautores de España, bien propias, o bien poemas musicalizados de Miguel Hernández, Juan de Loxa, etc.; sin embargo, hay alguna excepción: un poeta uruguayo, un grupo de heavy metal español, y un cantautor y una banda grunge estadounidense.

Billy («algo es algo») (Libros Indie, 2019) es la historia de Guillermo Niño Pérez: un antiguo inspector de la policía política franquista, al que amenaza una querella por las torturas que propició en sus años de servicio, pues ya se salvó de otras, y es perseguido por el recuerdo de la muerte de Gabriel Aceituno, un estudiante agitador al que interrogó brutalmente. Sin embargo, no son estas cosas las que le inquietan, sino un joven vecino cuyo comportamiento errático y su modo de vida misterioso le obsesiona de forma malsana, sacando de él al antiguo inspector que perseguía «malhechores» por su pensamiento y conducta fuera de la norma habitual. Un día, mientras reflexiona sobre cómo esquivar a la prensa que le asedia, un antiguo subordinado le indica que en el periódico se habla de un asesino en serie que imita los métodos de tortura de la Brigada. Tomándoselo como un agravio hacia él y sus compañeros, decide investigar, convencido de tener un sospechoso bastante prometedor.

Me ha quedado algo largo, pero prometo que, en comparación, la novela es más corta.

Al comienzo de este vídeo promocional puedes oír un collage sonoro con los fragmentos de las canciones

Antes del odio, de Miguel Hernández (musicalizado e interpretado por Adolfo Celdrán)

Vencida la República en 1939, el régimen fascista de Franco se dedicó a hacer una dura purga contra los ciudadanos que hubieran tenido, aunque fuera presumiblemente, parte en el anterior gobierno legítimo, en el ejército popular, hubiera pertenecido a partidos de izquierdas o regionalistas/ nacionalistas, o hubiera manifestado abiertamente esas ideas. La mayoría de los intelectuales apoyaron ferviente y abiertamente al partido y al gobierno del Frente Popular, entre ellos, el poeta Miguel Hernández, quien pertenecía al Partido Comunista de España. Hernández fue arrestado y encarcelado, llevado a distintas prisiones donde se hacinaba con otros presos; llegó a tener una pena de muerte sobre su cabeza que, finalmente, le sería conmutada; sin embargo, moriría debido a las insalubres condiciones de esas prisiones. En esas estancias, el poeta escribió unos poemas que describían su situación y la de muchos otros, que se reunirían en un libro titulado Cancionero y romancero de ausencias.

«Antes del odio» es un poema estremecedor, en el que Miguel Hernández describe la miseria por la pérdida de libertad, simbolizada en su mujer y su hijo, ausentes y lejanos; también la incertidumbre de una pena de muerte que podía materializarse cualquier noche, arbitrariamente, junto con otros tantos; y, además de eso, la inquebrantable libertad interior del ser humano.

En 1975, el cantautor Adolfo Celdrán, musicalizó este poema para su disco 4.444 veces, por ejemplo, siguiendo el empeño de rescatar a los poetas silenciados, despreciados o tapados por la censura. Celdrán dota al poema de una melodía estremecedora que amplía las palabras del prisionero.

«… me es pequeño y exterior»: el poema resulta la máxima expresión de los pensamientos y sentimientos de un preso por razones políticas, por esa razón merecía su sitio entre los títulos de Billy («algo es algo»).

Campanades a morts: letra y música de Lluís Llach

Vitoria, 3 de marzo de 1976. La crisis económica mundial comenzó a notarse en España con viveza; los obreros, ante los despidos, las retenciones y bajadas de sueldo, van a la huelga, mientras un cierto ministro de economía, convertido más tarde en aristócrata-empresario de éxito, lanzaba arengas tratando de convencer de que no había otra solución porque no había dinero para los sueldos: que había que conformarse, apretarse el cinturón y pedir a Dios que dé lo que que los humanos niegan (bien, esto es una licencia mía). Especialmente trágica era la situación en Vitoria/ Gasteiz, en donde la huelga parecía interminable y la ciudad estaba al borde de la lucha. Ocurrió que, aquel tres de marzo, los obreros y sus familias estaban reunidos en asamblea en la iglesia de San Francisco de Asís, cuando la policía armada arrojó botes de humo provocando que salieran aturdidos y asfixiados; lo que no podían esperar es que su precipitada salida fuera recibida con fuego real. Murieron los trabajadores Pedro Martínez Ocio, Francisco Aznar Clemente, Romualdo Barroso Chaparro, José Castillo y Bienvenido Perea. Vitoria se convirtió en un campo de batalla, mientras el responsable de las fuerzas de seguridad, el entonces ministro de la Gobernación, Manuel Fraga, se lavaba las manos delegando en Martín Villa, ministro de relaciones sindicales. Finalmente, Adolfo Suárez se puso al mando intentando impedir generar más violencia.

El cantautor catalán Lluís Llach cuenta que se encontraba frente al piano cuando oyó las noticias de las muertes; entonces, de una manera instintiva, aporreó sus teclas con fuerza, saliéndole casualmente los primeros acordes de esta canción, al estilo del réquiem de Mozart.

«… y que en la muerte os persiga nuestro recuerdo». El fragmento escogido («i que en la mort us persegueixin les nostres memòries») representa esa persistencia de los hechos morales de cada uno, que acompañan al actor hasta que muera, como es el caso del protagonista, Guillermo Niño, que se resiste a sentir remordimientos por un crimen que cometió, aunque su recuerdo le persiga.

Canción de vísperas, de Nicolás Guillén (musicalizado e interpretado por Adolfo Celdrán)

En 1977, Adolfo Celdrán sacó un disco que suponía una colección de las canciones que le habían sido censuradas, total o parcialmente, o directamente prohibidas en algún aspecto (grabación, interpretación o difusión radiofónica), con el nombre de Denegado. En él encontramos la musicalización de un poema de Nicolás Guillén, que, probablemente, hablara de la Cuba prerrevolucionaria. Como es natural, al ser muchos de sus versos muy aplicables a la España de la dictadura franquista, la canción no pasó los filtros de la censura.

El fragmento «El ojo del policía» hace referencia a ese llamado «olfato policial» del que Guillermo Niño dice hacer gala, aunque a menudo constituya solo un montón de sospechas infundadas basadas en prejuicios y primeras impresiones. Del otro fragmento que da nombre a otro capítulo, «… y, sobre la pista, el enano equilibrista», relativo a las sesiones del juicio contra Guillermo Niño por sus torturas, solo diré que siempre me ha hecho gracia cómo Adolfo consiguió burlar la censura, para que se impidiera establecer una relación entre este verso y cierto general famoso por su baja estatura, al presentarlo ante la censura como «… y, sobre la pista, Elena no equilibrista».

Cançó en i (letra y música de Francesc Pi de la Serra)

El ácido y satírico cantautor catalán, Pi de la Serra, era muy dado en sus canciones a los dobles sentidos, de manera que los críticos solían decir de él que lo importante no era tanto lo que cantaba como lo que se dejaba entrever en sus letras. En esta canción en concreto, Quico, como suele llamársele también cariñosamente, enumera un montón de clichés y frases hechas sobre la policía que podían oírse en las noticias, contando hazañas de sus agentes como impedir una violación o ayudar a una invidente a cruzar la calle.

«La policía está al servicio de los ciudadanos» (la policia està al sevei dels ciutadans) es el estribillo recurrente que Pi de la Serra deforma jugando con otras palabras como «oligarquía», «servilía», etc., y que escogí para el capítulo en donde se describen algunos de los discutibles métodos policiales de Guillermo Niño y sus compañeros de la Brigada de la Noche, además de su visión de la acción policial, que recuerda al decidirse a proponerse desenmascarar al asesino psicópata que le imita, El Carcelero.

Doña María, de Nicolás Guillén (musicalizado e interpretado por Adolfo Celdrán)

De nuevo un poema del poeta cubano interpretado por Celdrán sirve para nombrar dos títulos de Billy («algo es algo»). Como el anterior, parece ser un poema alusivo a la Cuba de la dictadura de Fulgencio Batista, en donde mucha gente pobre se ganaba un cierto sueldo como confidentes de la policía política. Algo así ocurrió en España, como podrás descubrir en mi novela. Adolfo la musicalizó y la grabó en su primer disco, Silencio (1970).

«¡Ay, pobre doña María…!», verso incial del poema, me sirvió para titular el capítulo en el que se cuentan las tribulaciones e inquietudes de Marisa, la mujer de Guillermo Niño, ante el juicio que va tomando forma, pero también ante el extraño comportamiento que su marido está adoptando y del que poco le cuenta.

«Rondando anduvo mi casa» es otro capítulo, en el que se describen algunas cosas que hace el exinspector.

Enfermedades de invierno, de Jesús López Pacheco (musicalizado e interpretado por Luis Pastor)

Este poema era un canto contra la intolerancia en días del postfranquismo (los últimos años de gobierno de Franco, previos a la transición), contraponiendo la gente llena de razones que luchaban por la democracia frente a los vilentos sicarios del régimen: los ultraderechistas, que comenzaron a volverse más virulentos a medida que la vida del general se apagaba. Grupos como la Alianza Apostólica Anticomunista (AAA/ Triple A), Guerrilleros de Cristo Rey, el PENS (partido nazi español) y el Batallón Vasco-Español (un grupo parapolicial que realizaba atentados contra miembros de ETA y de la izquierda abertzale), que nacieron a finales de los años 60 para presentar batalla contra los jóvenes contestatarios, los obreros y los curas progresistas, pasaron de limitarse a romper escaparates de librerías y boicotear obras de teatro o recitales de cantautores, obviando palizas eventuales a líderes sociales, a cometer asesinatos.

En enero de 1977, toda la tensión de una transición política muy conflictiva acabó por estallar en pocos días: el estudiante Arturo Ruiz moría durante una manifestación por disparos de los Guerrilleros de Cristo Rey, al día siguiente lo hacía Mari Luz Nájera en la manifestación en protesta por esta muerte por la acción policial desproporcionada, y, finalmente, tres pistoleros de la Triple A asesinaban a sangre fría a los abogados laboralistas Enrique Valdevira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo, y al empleado del despacho Ángel Rodríguez Leal. Se organizó un funeral multitudinario que estremeció por su silencio respetuoso y su demostración de fuerza pacífica, especialmente los militantes del PCE, al que pertenecían las víctimas, y que todavía era ilegal. Suele decirse que esta demostración fue la que convenció a Suárez para, finalmente, legalizar los partidos democráticos.

Se consiguió detener a los tres ultras junto a algunos cómplices y autores intelectuales, pero no se pudo establecer la relación entre este lúgubre suceso y la responsabilidad en él de personas como Blas Piñar, Mariano Sánchez Covisa, Antonio González Pacheco y otras personalidades que lideraban el movimiento integrista o con cargos en las fuerzas de seguridad.

No recuerdo muy bien, pero creo que el poema es anterior al atentado de Atocha. No obstante, cuando Luis Pastor la musicalizó para su disco Nacimos para ser libres (1977), quiso denunciar toda aquella violencia, resquicios de un mundo que se resistía a morir con irracionalidad e integrismo.

«No vayas a coger alguna bala en los pulmones» es un verso lo suficientemente explicativo. No se llegó a saber lo que realmente pasó entonces, por lo que lo que describo en este capítulo (reconozco que muy influido por la película 7 días de enero de J. A. Bardem) es solo elucubración, inspirada por la teoría de que hubo gente importante detrás de este atentado terrorista con la finalidad de generar conflictividad social; una ficción basada en esta teoría en la que verás el papel que Guillermo Niño, de haber existido, hubiera tenido en aquellos asesinatos.

Es urgente, de Juan de Loxa (musicalización de Virgilio Fernández; interpretación de Aguaviva)

Juan de Loxa, poeta, locutor y promotor del colectivo andaluz Manifiesto Canción del Sur, escribió un texto inspirado por dos sucesos. Uno fue el del atentado de la calle Atocha del que ya hemos hablado; el otro fue el asesinato por la espalda a manos de la guardia civil del estudiante Francisco Javier Verdejo. ¿Crimen? Intentar pintar en una pared la frase «Pan y Trabajo». Es un poema en el que De Loxa contrapone también el mundo de la violencia y la irracionalidad con la del diálogo, las razones y la libertad.

«Allí se dan la paz con las manos manchadas»: de nuevo un verso muy expresivo que se explica por sí solo, alusivo al fervor religioso de unas personas que mandaban y mandaban matar, o mataban directamente. Una frase que un joven seminarista le recita a Guillermo Niño mientras asiste a misa con Marisa.

Están cambiando los tiempos (letra y música de Luis Pastor)

También del disco Nacimos para ser libres, fue una canción que, a pesar de lo que indicaba su título (al menos en apariencia), no estuvo libre de polémicas y boicots, como, por ejemplo, un aluvión de protestas de ciertas gentes a la dirección de TVE por su interpretación en el especial «Yo canto», acompañadas de amenazas serias contra el artista. Sobre todo por el verso que escogí para este capítulo: «No saldrá del agujero», aunque irónicamente se acabó pidiendo que saliera para meterle en otro agujero más familiar.

Galería de perpetuas (letra y música de Pedro Cobos y José Nieto; intérprete: Marisol)

En el proceso de Pepa Flores con romper de alguna forma con su pasado, encarnado en la dulce niña prodigio de nombre Marisol, surgieron discos y canciones interesantes, muy alejadas de aquellas que cantaba en su niñez en aquellas películas ñoñas. Pepa/ Marisol demostraba no solo haber conservado, y hasta perfeccionado, sus dotes interpretativas, sino que podía ser una artista comprometida y para un público adulto. Galería de perpetuas (canciones para mujeres), del año 79, es uno de esos discos, y la canción que daba nombre al disco toda una declaración de intenciones.

Es parte de una historia: Dolores Vázquez, cantante folklórica conocida como La Petenera, cumple cadena perpetua en la prisión de Alcalá de Henares por un asesinato; sin embargo, como confiesa en su carta a su amante, en su opinión cumple esa sentencia por el contenido machista de algunas de las canciones que cantaba, justificando el maltrato y echando sobre la mujer la culpa.

«Su dignidad y su vergüenza» fue el verso escogido para el capítulo en el que una tal señora Lluch relata las torturas a las que fue sometida por el inspector Guillermo Niño (inspiradas por las que relata Lidia Falcón), declarando que, a su parecer, el policía mostraba un desprecio especial hacia las mujeres.

Jo vinc d’un silenci (letra y música de Raimon)

El valenciano Ramón Peleguero Sanchís, bautizado artísticamente como Raimon (con acento en la «o»), se representa a menudo como el cantautor arquetípico en España, pues, junto a Paco Ibáñez, influyó en los cantautores de todos los rincones de España y en todo idioma de manera definitiva.

En su disco Lliurament del cant (1976), aunque con la presentación previa en recitales, incluía esta canción, que es una de las más celebradas, solicitadas y aplaudidas: un himno para la clase obrera, reivindicando la sencillez y desvelando las mentiras que se esconden tras los grandes discursos y los grandes nombres históricos, porque, como él y yo sabemos, es la clase obrera, a la que él y yo pertenecemos aunque nos desclasen, la que hace la historia. ¡Y punto!

«Quien pierde los orígenes pierde identidad» (Qui perd els origens perd identitat) fue el verso elegido para el capítulo en el que narro la infancia y la juventud de Guillermo Niño en su pobre y pequeño pueblo de Extremadura, siendo hijo de un duro y severo labrador que esconde un secreto oscuro y sangriento… Y el sentido es ese: que siendo de clase humilde eligió, al hacerse policía, pasarse al bando de los que oprimen, ejeciendo la labor ejecutiva de esa represión.

Knockin’ on Heaven’s Doors (letra y música de Bob Dylan)

Rompiendo la hegemonía, para este capítulo escogí a un cantautor, pero estadounidense. Y había una razón.

Esta canción, todo un himno pacifista, pertenece a la banda sonora de la película Pat Garret & Billy The Kid, de Sam Peckinpah (1973), aunque ese Billy el Niño romantizado, interpretado por Kris Kristofferson, dista mucho de parecerse a Guillermo Niño (Billy Kid) o a aquel policía al que se apodó así.

«Demasiado oscuro para ver» (Too dark to see) es un verso alusivo al dolor que causa ser el responsable de tanta muerte.

La meva estrella (letra y música de Francesc Pi de la Serra)

De nuevo el genial cantautor catalán. Es una canción incluida en su disco No és possible el que visc (1974), en donde narra un suceso preciso: la represión de una manifestación y cómo, al tratar de ayudar a un viejo en la huida, descubre que es un infiltrado que trata de detenerle.

En ese momento es cuando dice «Todo se ha vuelto de color gris» (Tot s’ha tornat de color gris), refiriéndose al color del uniforme de la policía armada y a su ingente número. Aunque el capítulo que lo nombra no trata exactamente de eso, sino que es en un sentido más literal: todo se vuelve oscuro para el exinspector Guillermo Niño cuando la querella toma finalmente la forma de juicio.

Las cárceles, de Miguel Hernández (musicalizado e interpretado por Elisa Serna)

Otro poema de Miguel Hernández, esta vez de su poemario de la guerra El hombre acecha, en el cual los estudiosos ven un cambio de enfoque: más preocupación por la humanidad que por el conflicto bélico y el hecho revolucionario en sí.

Es un poema en el que Hernández habla de la represión que se producía en la zona dominada por los fascistas, y una reflexión: que se puede tener a una persona encerrada, pero solo su cuerpo: su alma es libre e inquebrantable.

«No le atarás el alma» De entre otras versiones, escogí el fragmento del poema que canta Elisa Serna, la gran cantautora y gran represaliada por el régimen, en su disco Este tiempo ha de acabar (1974), que era una reedición depurada de su disco publicado en Francia el año anterior Quejido. Elisa comenzó su andadura, influida por Paco Ibáñez, musicalizando poemas, especialmente los de Miguel Hernández. Yo elegí este fragmento para un capítulo en el que se describen algunas de las torturas que Guillermo Niño propiciaba a sus víctimas, porque, en cierto momento oscuro, esta canción me dio fuerzas. Creo que a Elisa le hubiera gustado el libro: espero que en el Cielo tengan servicio de biblioteca.

Los dos gallos (letra y música de Chicho Sánchez Ferlosio)

Chicho, hijo de Rafael Sánchez Mazas y hermano de Rafael Sánchez Ferlosio, dentro de la canción de autor, era una persona tan discreta como fundamental, eligiendo la mayor parte de las veces pasar al segundo plano y componer para otros. Sin embargo, tiene el mérito de ser uno de los grandes precursores. A principios de los 60 «grababa para dos jóvenes suecos, Sköld Peter Matthis y Svengöran Dahl, un número de canciones que saldrán en EP bajo el título
genérico de Spanska Motståndssånger (Canciones de la resistencia española), que fueron editadas en 1963 en Suecia (se reeditarán en LP en el año 1974), con portada e ilustraciones de José Ortega, y bajo anonimato del autor e
intérprete (“Se silencia el nombre por razones de seguridad”, rezaba en sueco la contraportada del disco). Era un encargo de la revista Clarté para un número especial, que se enmarcaría además en una exposición de 1965 en Estocolmo llamada Spannien Annorlunda (España diferente), con obras de pintores suecos y del grupo Estampa Popular» [de mi tesis La creación de una cultura de la resistencia a través de la canción social]. Una de esas canciones era esta: una alegoría sobre la guerra civil en la que enfrentaba a un gallo negro contra otro rojo.

«Otro gallo cantaría» es una alusión a que la historia hubiera sido muy diferente. Por eso utilicé este verso para narrar la micronovela que supone este capítulo, en donde cuento la historia del abogado, primero defensor de los oprimidos y luego acusador del opresor, Alberto Flores Leal, sus encontronazos con Guillermo Niño y su inicio de la demanda que, finalmente, llevará a cabo su hija Cristina. Además, ilustra una frase que describe aquellos encontronazos y luchas de poder como una pelea de gallos. Es todo un homenaje a los abogados laboralistas de los 60 y 70 que se jugaron la piel por los trabajadores y los opositores, por desgracia, en alguna ocasión, literalmente.

Los rockeros van al infierno (letra y música de José Luis Campuzano y Carolina Cortés; intérpretes: Barón Rojo)

Pudiera parecer que, con la elección del himno de los heavies españoles, incluido en el disco Volumen brutal (1981), vuelvo a alejarme de los cantautores de España, pero no es del todo cierto. Los fundadores de Barón Rojo, los hermanos Armando y Carlos de Castro, venían de Coz, otro grupo de rock duro, pero que, además, guardaba buenas relaciones con los cantautores y había apoyo mutuo. Los De Castro abandonaron Coz porque, según versiones, la discográfica prefería las canciones de los otros miembros a las suyas, o bien por la deriva comercial que el grupo estaba tomando, y fundaron el Barón Rojo: el gran grupo de hard-rock de España, sin desmerecer al resto.

«Esa falsa humanidad de los que se dicen buenos»: la elección de esta línea fue algo casual. Tenía puesta la canción y de repente la escuché, y me dije que podría ser uno de los títulos. De hecho, es el título de uno de los capítulos más escabrosos de la novela, en donde relato las inquietudes e inclinaciones y perversiones sexuales de Guillermo Niño, además de su homofobia repugnantemente patente.

Parábola sobre el billar, de Carlos Álvarez (musicalización e interpretación de Luis Pastor)

Este poema es una alegoría sobre la palizas en las detenciones: una bola roja de sangre, tres hombres condenados a chocar… Podían ser dos policías, o, en caso de querer más contundencia, matones contratados. Sergio Rodríguez Tejada, en su Zonas de libertad (libro que me sirvió para documentarme), contaba el testimonio de detenidos que apuntaban a que la policía de Valencia solía recurrir a los servicios de un brutal albañil, apodado Pepe el Boxeador, para llevar a cabo estas labores.

«No puede haber otro juego tan cruel como el billar» es el título del capítulo en el que un poeta y artista narra cómo fue sometido al método de tortura conocido como «la rueda»: un corro de policías o matones (para el caso es lo mismo) se pasan de mano en mano al detenido propinándole golpes.

Pueblo blanco (letra y música de Joan Manuel Serrat)

Se incluye en su álbum Mediterráneo (1971) esta estremecedora canción sobre un pueblo, uno de tantos, que ya agonizaba y donde la tierra parecía amarrar a sus habitantes. Según el cantautor bilingüe, hijo de madre aragonesa, la canción le fue sugerida al contemplar las ruinas de Belchite, el pueblo que quedó destruido durante la guerra y reconstruido en otro lugar.

«Fuerte p’a ser su señor y tierno para el amor»: para el capítulo en el que a Marisa se le empieza a caer la venda de los ojos respecto a su marido, en el que comienza a reflexionar sobre el papel que ambos han tenido en el matrimonio y en lo que ella era para él, solo me interesaba esta línea de «una canción que le gustaba (el cantante, no tanto)».

Què volen aquesta gent (letra de Lluís Serrahima, música de Maria del Bonet; interpretación de Maria del Mar Bonet)

Un estándar ejemplar de canción protesta en España por la trovadora mallorquina. La canción cuenta, de forma épica, a la manera de los juglares medievales, un suceso: el suicidio de un joven estudiante antes de ser detenido por unos hombres. Naturalmente, tanto letrista como intérprete no cometerían el error de decir quiénes eran esos hombres y que el término suicidio era solo un eufemismo. Pero el público era muy inteligente y adivinaba lo que la canción callaba tanto como lo que dejaba entrever el redactor del periódico al tratar este tipo de noticias. Erróneamente suele atribuirse su inspiración al asesinato de Enrique Ruano, que fue posterior a la grabación de la canción; en realidad habla de otro estudiante, también madrileño, que murió en circunstancias similares: Rafael Guijarro Moreno. Sin embargo, la canción sirve a ambos indistintamente. Realizó una adaptación al castellano muy fiel Elisa Serna.

«La ley una hora señala» (la llei una hora assenyala) y «Murió de una llamada al romper el alba» (traducción libre de n’és mort d’un truc a trenc d’alba): dos frases de la canción para dos capítulos que giran en torno al mismo tema. En Billy («algo es algo») me inventé un personaje ficticio, un joven llamado Gabriel Aceituno Arrendajo, que tuvo una suerte parecida a la de Guijarro y Ruano. El recuerdo de su asesinato es, en gran parte, el leit motiv de la novela.

«Alguna trovadora escribiría un romance describiendo un hecho similar: podrían prohibírselo, pero el romance correría de boca en boca» (Billy («algo es algo»)).

Refranívocos, de Mario Benedetti

El genial poeta uruguayo elaboró un poema en el que truncaba la segunda parte de refranes y dichos populares, cambiándoles el sentido, o inventándose algunos. Inolvidable la mezcla de su recitado junto a «El diablo en el paraíso» de Violeta Parra, interpretada por Daniel Viglietti.

«… pero algo es algo»: No, no es espoiler, si conoces el poema en sí. Ese «algo es algo», que además tomé como subtítulo, viene a significar que, a pesar de las injusticias, de alguna manera la literatura, el arte en general, viene a brindar un cierto consuelo, por pequeño que sea. Como ya sostuvo Gramsci, a través de la literatura el humilde puede soñar con la venganza sobre el poderoso.

Smells like teen spirits (letra y música: Kurt Cobain, Dave Grohl, Krist Novoselic; intérpretes: Nirvana)

El himno de los grunges se publicó en el disco Nevermind (1991), y, alcanzó tal éxito, que el grupo llegó hasta a cogerle manía. No se les puede quitar la razón, cuando un sonido tan sucio como encantador, el santo y seña de los desarrapados despreciados por la sociedad biempensante, entró por la puerta de los éxitos discográficos hacia la aceptación social.

«Ya estamos aquí, diviértenos» (Here we are now, entertain us): aquí sí me alejé del todo de la hegemonía de títulos de canciones de cantautores españoles. La razón es más personal y su elección no fue fácil del todo. En este capítulo, a través de nuestros alter-egos, intervenimos mi pareja, Cristina Bermejo Rey, que también es escritora (buscad su Trece relatos de amor maldito), y yo, encarnados en unos periodistas autónomos especializados en asesinos en serie, a los que Guillermo Niño requiere para ser asesorado acerca de El Carcelero. Y la canción, sin más, sonaba durante nuestro primer beso en Bar Garaje (Travesía del Pilar 2, Getafe, Madrid).

Anti-social (letra y música de Bernie Bonvoisin y Norbert Krief; intérpretes: Los Suaves)

Esta versión del grupo gallego de la canción de la banda francesa Trust? (con el precedente de Anthrax) no pertenece a los títulos de los capítulos, porque no me percaté de su letra hasta después. Cuando la escuché, pensé que podría haber estado genial, pero ya era tarde, así que siempre procuro incluirla en las publicaciones a modo de epílogo.


¿Dónde obtenerlo?

Libros Indie

Casa del Libro

Amazon

Tu Librería del barrio

Otro fragmento de Billy («algo es algo»)


1968: Raimon actúa en el vestíbulo de la hoy Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid

Allí estaban los cantautores: cantando las verdades a quienes las quisieran escuchar, aunque los que debieran hacerlo pretendieran ser sordos. Contaban la historia de la gente, expresaban el sentimiento de un pueblo insumiso que no se resignaba, que quería vivir, que quería amar libre. Paco Ibáñez desenmascaraba a los usurpadores con la verdadera cultura española. Chicho Sánchez Ferlosio era la denuncia del anonimato popular. Raimon, un grito de esperanza alzado contra el viento y la noche. Lluís Llach componía el réquiem para tumbar la estaca. Serrat cantaba la ternura del hogar. María del Mar era la calma y la furia del Mediterráneo. Pi de la Serra sentenciaba que volveríamos a reír fuerte y sin miedo cuando el día dejara de ser gris. Ovidi Montllor profetizaba que llegaría el día en el que el llanto fuera de alegría. En la sureña profundidad de la gigantesca garganta de José Menese se refugiaba la voz del humilde. Manuel Gerena convertía los palos que mataron a “Chato” El Esparraguero en palos flamencos. Enrique Morente rezaba a la estrella de la justicia. Un cromlech ancestral eran las palabras de Bertolt Brecht en la voz eusquérica de Mikel Laboa. Imanol, un estremecimiento sobre los montes del País Vasco. Benedicto no traía de armamento más que palabras amigas galaicas. Bibiano exigía gaitas para todos, para hacer sonar la alborada que anunciaba el nuevo día. Elisa Serna era la persistente memoria incombustible y humilde de las casas de los obreros. Julia León, la tenaz queja del campesino castellano. Adolfo Celdrán advertía que la noche se acaba y el día está llegando. Aute cantaba la belleza de aquellos ojos que vieron morirse los cielos en el mes de septiembre. Labordeta era la fuerza del cierzo aragonés soplando contra la injusticia. Aguaviva confirmaba que la invasión de los bárbaros que profetizara Juan de Loxa había llegado. El Nuevo Mester de Juglaría cantaba en las plazas la sangrienta hazaña de una épica oculta por el poder. Las Madres del Cordero se reían de los poderosos poniéndolos ante el espejo del esperpento. Los Sabandeños: un ejército musical de luchadores canarios. Carlos Cano cantaba ante la hoguera el dolor del pueblo andaluz. Víctor Manuel era la voz minera que surgía de las entrañas de la tierra de Asturias. Luis Pastor, el furor proletario del irreductible barrio de Vallecas. Pau Riba, Jaume Sisa, Hilario Camacho…, los hippies que predicaban la paz y el amor contra la cultura del odio. Y Pablo Guerrero era la poesía que llovía a cántaros sobre el techo del obrero, el campesino y el estudiante extremeño. Y tantos otros… En sus voces las palabras de los poetas y de los desposeídos cobraban vida, se movían. Eran los trovadores que cantaban la épica de la Resistencia viva. La Verdad nunca había sonado tan bien.

Gustavo Sierra Fernández, Billy («algo es algo») (Libros Indie, 2019).

¿Dónde conseguirlo?

Libros Indie

Casa del Libro

Amazon

En tu librería del barrio

La Hoguera (17-V-2015): Las elecciones


y2pozjAsA15_c1Bu5D62v1Ty9aJ-M5qIGqPT51Jlqs-Vc3AG5iRMX6y2a-DdWKiGElfGDPyUduJYaKJLtaGuu7W7giBVa-ORdjWx3fYx0U-OWIComo, a lo largo de estos años he hecho en el blog, este domingo trasplanté la idea de la contra-campaña electoral a la radio: no es una campaña a favor de un partido político concreto, ni una contra-campaña contra un partido político particular, aunque haya uno que reúna varias de las condiciones que criticamos. Se trata de un desahogo musical ante el peso de la campaña electoral municipal y autonómica en la que estamos inmersos hasta la semana que viene. Sobre todo, contra el estupor y la vergüenza ajena que nos produce ver las actitudes y declaraciones de ciertos candidatos: desde lo más clásico, como besar bebés y pasearse por mercados populares, en donde todo son sonrisas, saludos, ánimos y hasta besos indecentes, hasta las últimas modas, como poner un sofá en la calle en donde el candidato o candidata charla con los transeúntes, o el reparto de preservativos con la cara del flamante candidato impreso (en la caja). Las canciones que sonaron fueron éstas, por orden de aparición:

  • Chicho Sánchez Ferlosio: “Malditas elecciones”. Perteneciente al documental dramatizado por Els Joglars sobre el anarquista Buenaventura Durruti, Chicho interpreta el desencanto de la clase obrera hacia el Partido Socialista, como parte de la coalición de gobierno, durante el primer bienio de la II República, al ver que las reformas no se aplican en su totalidad; lo cual desembocaría en un desencanto que propiciaría el triunfo de la CEDA en 1934. A pesar de su marco histórico, lo relatado por Chicho en su canción, es perfectamente aplicable a cualquier gobierno, incluido el actual, que no es socialista.
  • Adolfo Celdrán: Vota bien y mira a quién. Parodiando, en cierto sentido, el tema “Habla pueblo, habla” del grupo Vino Tinto (NO JARCHA), que sirvió de banda sonora de campaña por el sí para el referéndum popular del proyecto de ley de la reforma política que el presidente Suárez realizó en 1976, Celdrán hizo esta canción de cara a las primeras elecciones para desenmascarar a los políticos franquistas que ahora pretendían presentarse como democráticos, y hacer campaña a favor de las formaciones izquierdistas.
  • José Afonso: Os vampiros. Nacida en la primera mitad de los años 60, la canción del gran cantante portugués, su primera canción comprometida en sentido estricto, retrataba a los plutócratas que rodeaban a la dictadura de Oliveira Salazar como vampiros de un cuento de terror: unos vampiros que, si eran invitados, lo comían todo. Por desgracia, es una canción que nunca ha pasado de moda, ni en Portugal ni en cualquier otra parte del mundo.
  • Pi de la Serra: Si els fills de puta volassin no veuriem mai el sol (Si los hijos de puta volasen nunca veríamos el sol). Basado en un refrán popular catalán, el gran Quico hace un repaso de muchas de las cosas que pasaban durante los últimos años de la dictadura y los primeros de la transición: algunas cosas ya no pasan, por suerte; pero pueden ser sustituidas por otras como los desahucios y los suicidios (suicidios, diríamos, inducidos); y otras permanecen invariables. Ya antes de la llegada del punk, un grupo de intérpretes inventaron las canciones de cagarse en todo. Aquí le puedes escuchar en una actuación en Madrid, en 1976.
  • Lluís Llach: Cançoneta (La gallineta). Un poco con el mismo espíritu, el genial Llach nos cuenta la historia de una gallina, tal vez la de los huevos de oro, que se cansa de que le quiten los huevos y la tengan encerrada en un gallinero, y dice basta. Es una canción que, desde su grabación en 1972, ha podido servir para todo: esa gallina puede ser el pueblo, la clase trabajadora, las mujeres, los homosexuales, etc.
  • Patxi Andión: Todos menos yo. Basándose en la melodía de “Vesoul” de Jacques Brel, Andión, escarmentado de las primeras elecciones, presenta a éstas como un circo en donde se verá lo inédito y se oirá lo inaudito. Los candidatos disfrazan sus intenciones, mientras otros rezan por la resurrección de lo irresucitable; explotando los tópicos que ciertos políticos recitan una y otra vez, como una oración religiosa, Patxi advierte que el papel del ciudadano en esta función se reduce a depositar un papel y luego nada más, hasta dentro de cuatro años.
  • Country Joe & The Fish: Not so sweet Martha Lorraine. Todavía no he llegado a saber quién cuernos es Martha Lorraine, aunque intuyo que debió ser una conservadora señora, más o menos metida en la política de los Estados Unidos en los años 60; hay cierta descripción de lo que hace y dice que nos recuerda mucho a algunas candidatas de la escuela Thatcheriana.
  • Barricada: “No pongas el culo”. El gran grupo de rock nos advierte con estas palabras a no bajar la guardia y a no ceder un ápice: se empieza cediendo un poco, y se acaba, económica y políticamente, sodomizad@.
  • Barón Rojo: “El presidente”. José Luis Campuzano “Sherpa”, miembro de la mítica banda Barón Rojo, cuenta que, al negarse a aceptar la oferta del PSOE para amenizar su campaña, debido, entre otras cosas, a la cláusula de exclusividad incluida en el contrato (que no podrían apoyar a ninguna otra formación política), desde la crítica de El País se les hizo una campaña de descrédito impresionante que dificultó realizar su trabajo. El presidente del que hablan Barón Rojo, lógicamente, es Felipe González, pero la descripción que de él se incluye es aplicable a cualquier presidente que hayamos tenido en los últimos 30 años hasta hoy.
  • Boikot: “El Estado del malestar”. La excusa de los gobiernos, en situaciones de crisis económica, para exprimir a la ciudadanía, ha sido eso de poder mantener el Estado del Bienestar: totalmente contradictorio que para mantener algo que nos haría estar bien, tengamos que estar mal, con eso con que se dio en llamar “apretarse el cinturón”. Pero la indignación crece cuando a los ciudadanos se les exigen sacrificios insoportables mientras los políticos hacen alarde de posesiones o gastan dinero público en obras absurdas y sin sentido.
  • Eskorbuto: Ya no quedan más cojones. Imprescindible canción a la hora de hacer un programa crítico con el fenómeno electoral. En esta ocasión, precedida por la célebre intervención de José Antonio Labordeta: un ejemplo de político honrado que trabajó siempre para sus paisanos; nos consta de que hay muchxs como él, aunque sólo aparezcan en los medios si hacen tanto ruido como el “a la mierda”, mientras llevan a El hormiguero a Esperanza Aguirre, Cristina Zifuentes, Pedro Sánchez y otros políticos amigxs del postureo, de la foto… del populismo.

Escuchar:

http://www.ivoox.com/hoguera-elecciones-audios-mp3_rf_4507581_1.html

http://www.getafevoz.es/programas/la-hoguera/

La Hoguera (22-III-2015): “Furor proletario”


y1psIXC31JN0VtJ64F9RDe5fsQDQmFACtGykenavhJ12KJjPBiDud6j_24mfNBgWbt1bcndHqgu7ZsUnas canciones que hablan sobre el mundo de la clase obrera: algunas para indignarse, otras para reírse, todas para concienciar.
Sonaron Raimon: Jo vinc d’un silenci; Carlos Cano: La morralla; Pablo Guerrero: Son hombres que se mueren sin haber visto la mar; La Bullonera: Camino del trabajo; Imanol: Martillo Pilón [Somorrostro]; Chicho Sánchez Ferlosio: A la huelga; The Almanac Singers: Which side are you on? [Florence Patton Reece]; Miro Casabella: Puxa; Nuberu: Dame tira [Manuel Asur]; Errobi: Nagusiaren nigarrak [Daniel Landart]; Coses: Nova oració del parenostre [Miquel Martí i Pol]; Daminifkados: Krisis laboral; Ángeles del Infierno: A cara o cruz.

Escuchar:

http://www.ivoox.com/hoguera-furor-proletario-audios-mp3_rf_4283137_1.html

http://www.getafevoz.es/programas/la-hoguera/

A National Celebration (October 12th)


Dicen que la patria es
un fusil y una bandera.
Mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra.

Chicho Sánchez Ferlosio

 

Fortunate son

Some folks are born made to wave the flag,
Ooh, theyre red, white and blue.
And when the band plays hail to the chief,
Ooh, they point the cannon at you, lord.

It aint me, it aint me, I ain’t no senator’s son, son.
It ain’t me, it ain’t me; I ain’t no fortunate one, no.

Yeah!
Some folks are born silver spoon in hand,
Lord, don’t they help themselves, oh.
But when the taxman comes to the door,
Lord, the house looks like a rummage sale, yes.

It ain’t me, it ain’t me, I ain’t no millionaires son, no.
It ain’t me, it ain’t me; I ain’t no fortunate one, no.

Some folks inherit star spangled eyes,
Ooh, they send you down to war, lord,
And when you ask them, how much should we give?
Ooh, they only answer more! more! more! yoh.

It ain’t me, it ain’t me, I ain’t no military son, son.
It ain’t me, it ain’t me; I ain’t no fortunate one, one.

It ain’t me, it ain’t me, I ain’t no fortunate one, no no no,
It ain’t me, it ain’t me, I ain’t no fortunate son, no no no.

Hijo afortunado

Alguna gente ha nacido para ondear la bandera,/ oh, son rojos, blancos y azules,/ y cuando la banda toca “Hail to the chief”(1),/ oh, apuntan el cañón hacia ti, Señor.// No soy yo, no soy hijo del senador,/ no soy yo, no soy el afortunado, no.// Alguna gente ha nacido con la cuchara de plata en la mano,/ Señor, no se ayudan a sí mismos, oh./ Pero cuando el recaudador viene a su puerta/ Señor, la casa parece un rastrillo benéfico.// No soy yo, no soy hijo del millonario./ No soy yo, no soy no soy el afortunado.// Alguna gente hereda ojos "barriestrellados",/ oh, te envían a la guerra, Señor,/ y cuando les preguntas ¿cuánto debemos de dar? (¿cuánto se espera de nosotros?)/ ellos sólo contestan ¡más! ¡más! ¡más!// No soy yo, no soy hijo del militar./ No soy yo, no soy el afortunado.// No soy yo, no soy no soy el afortunado./ No soy yo, no soy hijo del afortunado.

John Fogerty
Creedence Clearwater Revival

(1) “Hail to the chief” (Viva el jefe) es el himno del presidente de los Estados Unidos.

¡Vamos, mineros!


¿Y quién robó a los mineros?
Dijeron las graves campanas de Blaina.

(“Bells of Rhimney”, Idris Davies)

Poema de Rafael Alberti dedicado a los mineros asturianosSencillamente, ésta es una entrada dedicada a los mineros de toda la geografía española. La cita inicial tiene algo más de lo que parece: el poeta galés Idris Davies escribió este bello poema ante la represión con la que se trató la huelga minera en Galés de 1926; el poema fue musicalizado por el gran Pete Seeger:

El diario italiano "L'unitá" se hace eco de la cruda represión de la huelga mineraCuenta el gran poeta Marcos Ana en sus memorias Contadme cómo es un árbol, que tras la primera huelga minera asturiana de la dictadura, en 1963, él fue a dar una conferencia al País de Gales, y allí, su público, mayoritariamente minero, saludó al poeta con el grito de “¡Asturias, Asturias!” (éstas son cosas que algunos jamás entenderán), y, mientras tanto, el gran Chicho Sánchez Ferlosio, indignado por la represión, llevada a cabo por cierto cabrón subordinado, grababa en Suecia en anonimato, para su ciclo de canciones Spanska motståndssånger (Canciones de la resistencia española), una canción… Nos valdría otra, de la que ya hablamos, junto a otras versiones (aunque falta la de Julia León, que la cantó la otra noche y nos dejó a todos con la boca abierta… Pero eso, quizás, otro día). Nos referimos hoy a las “Coplas del tiempo”, que versionó mucha gente, entre ellos, el gran Rolando Alarcón:

Coplas del tiempo

Hay una lumbre en Asturias
que calienta España entera,
y es que allí se ha levantado,
toda la cuenca minera.

Ale, asturianos,
están nuestros destinos
en vuestras manos.

Empezaron los mineros
y los obreros fabriles.
Si siguen los campesinos
seremos cientos de miles.

Bravos mineros,
siguen vuestro camino
los compañeros.

Con la moda que han sacado
de las huelgas en las minas
todos los explotadores
se van a ver en la ruina.

Últimamente
se están viendo las cosas
más claramente.

Una cosa les deseo
a los dueños de las minas:
que el dinero que nos roban
se les vaya en medicinas.

Son divertidas
tomadas poco a poco
las sulfamidas.
Hay algunos sacerdotes
francamente progresistas;
apoyan las peticiones
de los mineros huelguistas.

Algunos curas
hoy están a las duras
y a las maduras.

Santa María,
haz que empiece la huelga
en Andalucía.

Oh, Virgen Pura,
haz que cuaje la huelga
de Extremadura.

Santa Patrona,
Haz que siga la huelga
de Barcelona.

La policía,
si oyera estas canciones
se enfadaría.

http://www.cancioneros.com/nc/6415/0/coplas-del-tiempo-1-parte-los-mineros-en-huelga-chicho-sanchez-ferlosio

Chicho Sánchez Ferlosio

Y hele aquí, grabado en un documental de Fernando Trueba de 1982, cantándola con ciertas variaciones (perdón por los pitidos):

 

Con esto sólo quiero mostrar mi apoyo a los mineros, y que si los medios de comunicación no los apoyan, tendremos que hacerlo nosotros, ¿no?

¡Ale mineros!… ¡Y que se joda el ABC (por citar uno)!

Al borde del principio: homenaje de Adolfo Celdrán a Miguel Hernández


El poeta (agachado), con otros milicianos en 1937./JESÚS MIGUEL MARCOSEl 28 de Marzo de 1942, moría acuciado de una tuberculosis contraída por la insalubridad de las cárceles, en donde se hacinaban presos políticos de toda condición de la República, el gran poeta valenciano en lengua castellana Miguel Hernández. Su ejemplo moral y la injusticia que se cometió con él, nos llega a través de las eras mientras apreciamos sus poemas estremecedores. Muchos escritores, de ambos bandos, abogaron por su liberación ante las autoridades franquistas; la verdad es que, a excepción de algún caso bastante aislado y poco significativo, los escritores de uno y otro bando no sólo se respetaban y admiraban, sino que, incluso en el ambiente de revancha y dura represión de posguerra, los escritores franquistas intentaron llevar a cabo cierta reconciliación. Poetas afiliados a Falange, como Luis Rosales (que había dado también asilo a Lorca, a riesgo de su cargo e incluso de su propia vida), Dionisio Ridruejo o Luis Felipe Vivanco, que eran además amigos suyos, pedían su inmediata liberación y absolución; también Manuel Machado y otros, que mantenían cierta correspondencia con los poetas republicanos exiliados o que sobrevivían en España, como Vicente Aleixandre. Pero uno de los casos más interesantes es el que protagonizó Rafael Sánchez Mazas, escritor, miembro fundador de Falange Española y ministro de Franco, y padre, además, de los dos célebres Sánchez Ferlosio: Rafael y Chicho; es precisamente Chicho el que, con orgullo de hijo, contaba que, en cierta ocasión, su padre visitó a Franco y le habló de la prisión de Miguel Hernández y que era imprescindible, si no querían “otro Lorca”, la conmutación de la pena de muerte que pesaba sobre él. El general, que muy probablemente fuera la primera vez que oía ese nombre, dijo lacónicamente “Si al menos fuera un buen poeta…”, a lo que el escritor respondió tajante: “Es un buen poeta”. Sánchez Ferlosio asegura que su padre era una de las pocas personas, por su bagaje intelectual, capaces de contradecir y de contestar de esa manera al dictador, y tuvo su fruto, pues el general conmutó la pena de muerte a Miguel, pero no así su liberación. (Véase, José Luis Ferris, Miguel Hernández. Pasiones, cárceles y muerte de un poeta. Madrid, Eds. Temas de Hoy, 2002, 3ª edición; pp. 445-446)

A Celdran con Josefina Manresa viuda de Miguel Hernandez-GEn esta ocasión, y en otras posteriores y anteriores, los escritores alineados con Franco, a excepción de algún otro que no viene ni a caso ni a cuento, tuvieron una actitud intachable e incluso admirable en lo tocante a sus relaciones con los escritores republicanos –cosa que no se puede decir de “sus jefes”, e incluso de otros escritores fascistas europeos-, con una voluntad de reconciliación que debería afectar, además, a la población civil. Espero que no se entienda esto como una especie de suavización de la dictadura franquista, y mucho menos en uno de sus peores momentos, sino como un ejemplo de la solidaridad envidiable que había en el gremio de artistas, intelectuales y escritores. Mientras, desde su entrada en prisión y muerte, Miguel Hernández se había convertido en un referente moral para la oposición durante muchas décadas que duró la dictadura, una oposición que deseaba rendirle los homenajes que se le debieran, pero que no se podían… Hoy hay calles, institutos, plazas, centros culturales, teatros, etc., que llevan su nombre, y no sólo en España, aunque eso no baste realmente cuando, de vez en cuando, descerebrados de la extrema derecha, incluso de entre aquellos que leen devocionalmente a Nietzsche creyendo encontrar en sus páginas pretendidas visiones de alabanza al “hombre ario” (en España somos muy arios), profanan sus monumentos sin tener la más mínima idea de quién fue o qué hizo; pero más doloroso aún cuando las autoridades se desentienden de estos actos y, en otro orden de cosas, condenan con su silencio despreciativo y sus actos la obra y la vida del poeta. El país que quiere recuperar su sitio en el mundo, su prestigio, como dicen algunxs pomposamente recordando la era en que Aznar desayunaba en el rancho de George Bush (¿prestigio?), debería, para empezar, encontrar el lugar donde yace Federico García Lorca, si no quiere ser recordado como el país que no amaba a a sus poetas.

Pero para nosotros quedan grandes obras de homenaje, como fue el gran disco del cantautor Adolfo Celdrán, uno de los que mejor (quizás el mejor, me atrevería a decir) ha interpretado musicalmente los poemas de Miguel, de 1976, Al borde del principio, que se cerraba con este precioso homenaje recitado, en el que el gran Adolfo le habla a Miguel, y, a través de él, a la gente de entonces, anunciando la promesa de un nuevo tiempo y, a la vez, reivindicando la figura, tanto artística como moral:

Al Borde del Principio
(Homenaje a Miguel Hernández)

No digáis que no es tiempo
porque no es cierto.
No me digáis que aún no
porque no es cierto.

No digáis que la puerta
sigue y sigue cerrada.
La puerta la formamos
nosotros, nuestros cuerpos.

La puerta es aire
y viento y vendavales.
La puerta es el principio
que estuvo siempre abierto.

Desde el suelo, la furia
de un corazón de hermano
nos dice que aún le duelen
las entrañas del alma.

Sus ojos, iracundos,
amorosos, dolientes,
nos conviertan en viento
que barra los establos.

Es un pleno de Abriles.
Tengo, tenéis, tenemos,
tendremos ese día
un encargo importante:

Hay que verlo por él
que vive entre tus manos,
que mira por tus ojos,
que grita con tus labios.

Que sus ojos, sus manos,
sus gritos y sus labios
nos los cedió de un golpe
por desamordazarnos.

Miguel, aquí nos tienes
con tu viento y tu canto.
Llegó lo que abonaste
sembrándote en el campo.

Miguel, éste es el día
irremediable y tuyo.
Miguel, Miguel, amigo,
compañero y hermano.

Ven con nosotros, toma
posesión de tu sueño.
Regresa de la espera,
aprieta nuestras manos.

Mis manos, impregnadas
de tizas y de cantos.
Nuestras manos crispadas
de esperar tanto.

Ven a ocupar tu puesto.
Ven, Miguel. Empezamos.

Adolfo Celdrán

http://www.adolfoceldran.com/discos/Alborde/Alborde.html

Y aquí está, en un evento de homenaje más reciente, interpretándola en directo:

¿Qué fue de los cantautores? Luis Pastor le responde con mucho gusto…


Portada del último disco de Luis Pastor, muy de Grateful Dead, ¿no?“¿Qué fue de los cantautores?” era la pregunta que algunos, bien maliciosa, bien ingenuamente, preguntaban a todo aquel “ex-combatiente” de la Nueva Canción genérica -es decir, en todo idioma oficial, o no reconocido, y en dialectos de todo el país- que lucharon con voces y guitarras contra el franquismo y sus coletazos. Luis Pastor responde en su nuevo disco a esta pregunta: según le entendí en un evento, fue un poema que estuvo madurando, harto de que le preguntaran por aquellos días, como si ya estuviera acabado y retirado, y no le preguntaran por lo que estaba haciendo hoy por hoy, y que se lo soltó a cierto periodista y crítico musical (del que no revelaremos el nombre) que le lanzó la pregunta, uno de los que a finales de los 70 tocó la trompeta del apocalipsis de la muerte de los cantautores, y que, paradójicamente, conduciría algo después un excelente programa para TV3 sobre la Nova Cançó, dejándole a cuadritos. Lo que aquí en este poema Pastor expone es algo que ya a menudo hemos hablado aquí, del desarrollo que tuvo la canción de autor crítica y combativa en nuestro país, que arrancó desde los años 60 y tuvo sus momentos álgidos y bajos entre los 60 y los 70: poniéndose de moda, quitándose de moda, poniéndose, etc., por parte de productores y críticos, entre los cuales los había más o menos honestos, y más o menos aprovechados. A finales de los 60, la canción de autor, o mal entendida “canción protesta”, llegó a ponerse relativamente de moda: esto no significa que los auténticos cantautores tuvieran toda la libertad del mundo para tocar, grabar y actuar, y casi lo que es más importante, distribuir sus producciones, o que estuvieran exentos de las multas y las detenciones; lo que la realidad era, más bien, cierto aire de indignación cuando con similares fórmulas ciertos intérpretes hacían su agosto imitando unas estructuras básicas y formales de la canción de autor, hasta el punto de llegar oír que el “Canto a Galicia” de un tal Julio no-sé-qué era el himno de los emigrantes gallegos; hechos tales que la banda de canción de autor satírica Desde Santurce a Bilbao Blues Band reflejaban en su demoledora “El ídolo”. Luis aborda muchas de las críticas que, por aquellos años, les lanzaba cierta crítica interesada: ¿chicos burgueses que no tenían por qué protestar? Muy especialmente él y otros, chavalxs que empezaron a trabajar desde muy jóvenes, sabían que era una falacia repugnante. La crítica reaccionaria, en su estilo de costumbre, no tenía mejores argumentos que mentir sobre la mayoría de ellos y generalizar, a veces exagerando verdades a medias, y otras, sencillamente, inventándose las cosas.

Portada de "Hermano Lobo", agosto de 1974, por Miguel GilaMediados de los 70: Franco la palma y se inicia un proceso irregular de democratización no acabado –ni de lejos- que, si bien por un lado pretendía instaurar una democracia parlamentaria, por el otro intentaba mantener ciertas cosas y, lo que es más importante, a ciertas personas. Entre 1976 y 1978, con una progresiva liberación de la libertad de expresión y relajación de la censura, la canción de autor tiene su nueva edad de oro; básicamente fueron tres las edades de oro que tuvo: a mediados de los 60, con la influencia de la Nova Cançó y, especialmente de Raimon y Paco Ibáñez, y que fue interrumpida por las medidas tomadas al respecto de las revueltas estudiantiles y obreras; la tercera, con el llamado “espíritu del 12 de febrero” en 1974, una época de relativa apertura de la libertad de expresión, que duró muy poquito; y esta última, durante la transición: en todas ellas, podrá aducir alguien, surgieron aprovechados, arribistas y demás, algunos de los cuales traicionaban su propio espíritu; pero, si bien esto es verdad, no dejemos de hacer notar que en todas ellas surgieron nuevos y grandes valores. Esta última edad de oro tiene su explicación en que, al haberse liberado un poco la libertad de expresión, las grandes discográficas internacionales comienzan a fichar a muchos de ellos (hasta la fecha, muy pocas multinacionales habían fichado cantautores: una de las salvedades fue Víctor Manuel, que grababa en Sony), mientras que personas que habían trabajado en la crítica y la prensa musical, como Alain Milhaud, Antonio Gómez o Gonzalo García-Pelayo, abrían nuevas discográficas que se ocuparan de esta música. Pero de ninguna manera significa esto que se forraran: a la par que se permite la grabación y distribución de casi todo material, paradójicamente, sus actuaciones son prohibidas, total o parcialmente, por el ministerio de la gobernación: el tan laureado ministro Manuel Fraga (tanta paz lleves como descanso dejas) se dedicó, prácticamente, a prohibir todo evento que tuviera una mínima relación con la canción de autor e incluso con la poesía: de los cuatro recitales de Raimon en lo que supuso su vuelta a Madrid, se suspenden los tres restantes (el primero, que fue grabado en un disco maravilloso, reflejaba en su portada el hecho); también se prohíbe la serie de recitales-homenaje de José Antonio Labordeta a su hermano, el gran poeta Miguel Labordeta (el primero se registra en el disco Labordeta en directo); parecida suerte correrán muchos de los festivales multitudinarios que, a lo Woodstock, presentaba lo mejor de cada casa en su lengua o dialecto regional, por una u otra cosa; y muchos de aquellos que conseguían realizarse, eran sistemáticamente saboteados por matones de la ultraderecha, a veces, enviados por la propia policía, cuando no eran de la misma policía. Quizás se debiera a que, en los primeros momentos de la transición, estos recitales tenían mucho de político, en ocasiones tanto que amenazaba con devorar el componente artístico: eran invitados de excepción figuras de la oposición, tanto política –de los cuales, muchos no se mostraron tiempo después lo que se puede decir agradecidos- como cultural (Gabriel Celaya fue invitado especial en el recital de Raimon en Madrid, y al contrario que con Felipe González, la asistencia anónima tuvo unidad de criterio al aplaudir su presencia, hasta el punto de arrancar lágrimas de los ojos del célebre poeta vasco); eso, por un lado, y por otro que aquellos recitales se convertían en los lugares para hacer todo tipo de reivindicaciones, lanzar todo tipo de vivas y mueras, y, en definitiva, decir todo aquello que durante más de cuarenta años no se podía haber dicho, a menudo sin ser conscientes de que el que pagaba el pato de toda esta celebración de la libertad de expresión era el propio cantautor (quien sí que era consciente a todas luces, era el enviado de la poli). A finales de los 70 esto era una situación algo insostenible, y, como les pasara a los Beatles, muchos cantautores se quejaban de que la gente no les oía, y ya no se sabía si los que reventaban los actos eran de izquierdas o de derechas. Pero su labor en estos años, a pesar de las multas, las detenciones, fue encomiable; aquellos que comenzaron cantando semi-clandestinamente en las sacristías de sacerdotes progresistas ahora llenaban estadios de fútbol y plazas de barrios y pueblos, y eran reclamados en recitales y festivales en el extranjero: Luis Pastor cantaba al aire en el barrio de Vallecas; Víctor Manuel y Nuberu lo hacían para los All my friends were theremineros asturianos; Carlos Cano, Manuel Gerena, Gente del Pueblo… para los jornaleros de Andalucía; Imanol se trajo de la mano a los bretones Gwendal, maestros de la música celta, para cantar en vasco; Benedicto y Bibiano recorrían Galicia practicando los preceptos aprendidos del inmortal José Afonso; Pablo Guerrero traía los ecos de la Extremadura que trabaja y que pasa de su “glorioso pasado” de conquistadores; Nuevo Mester de Juglaría, La Bullonera, Jarcha, Oskorri, Joaquín Díaz, Fuxan os Ventos, Sabandeños, Al Tall… dignificaban la música tradicional de su tierra, secuestrada por el nacional-folklorismo, y la gaita volvía a sonar rebelde y reivindicante. Y mujeres, como dice Luis, que merecen su mención a parte por muchas razones: la primera, por haber desafiado el estatus social que la sociedad las reservaba; la segunda, a consecuencia de la primera, que para muchas de ellas, probablemente, les fuera más difícil que a los que mean de pie el escribir sus canciones y cantarlas; y la tercera, porque a diferencia de las cantantes convencionales, algunas de ellas de diseño, de la época, con todo, eran dueñas absolutas de su producción y de su trabajo: Elisa Serna, Maria del Mar Bonet, Pilocha, Cecilia… Tod@s ell@s cantaban para un público que ya no era exclusivamente el universitario de entre 18 y 25 años de edad aproximadamente, sino que era un público muy heterogéneo, tanto social como demográficamente: jóvenes universitarios, bachilleres con acné, obreros, obreras y amas de casa de mediana edad, ancianos campesinos (que se preguntaban cómo esos muchachos podían saber todas esas cosas), y representantes de las clases medias: médicos, profesores, abogados…

otan noPero mientras sucede el máximo exponente, a la vez, se producía su declive, o quizás fuera un declive conducido por algunos, quién sabe… El caso es que ya entonces, ciertos críticos enarbolaron la bandera de la muerte, y haciendo una lectura parcial y sesgada de lo que dijera Mr. Bob Dylan, anunciaron la muerte de la canción de autor; pero mientras tanto, grupos tan curiosos como los futuros Pecos o Mecano intentaban hacerse su hueco versionando canciones de Aute o Víctor Manuel. Pero el declive avanza, y después del milagro del 23-F, después de la victoria electoral de D. Felipe González y su PSOE, aquellos políticos que anteriormente habían recurrido a ellos para amenizar sus mítines –el gancho era el cantautor o grupo de rock, ya que también merecen mención grupos tan geniales como Triana, Coz, Bloque, Asfalto y otros- declaran entonces contra ellos y consideran, más por conveniencia que por lealtad a la verdad, que ya no son necesarios: por conveniencia, decimos, pues la mayoría participó en las campañas y recitales contra la permanencia de España en la OTAN, junto a los grupos de heavy metal y punk-rock que se cargaban la visión de la juventud pasota de los 80. El cantautor argentino Alberto Cortez declaraba, en el programa “La Tierra de las mil músicas” (un capítulo con más buenas intenciones por parte del señor Luqui que buenas informaciones), que con la muerte de Franco se descubrió quiénes de ellos valían y quiénes no… Bueno, sobre esto podemos decir que el señor Cortez, a quien presentamos nuestra admiración, es tremendamente injusto con muchos compañeros: es cierto que hubo muchos cantautores, con buenas intenciones, eso sí, que no supieron afrontar el cambio, y se quedaron en el camino; pero no menos cierto es que la industria musical, la crítica y, en buena parte, el público y el cambio generacional dejó a muchos valiosos intérpretes en el camino. La fórmula hacia la frontera con los 80 era muy básica: renovarse, y así lo hicieron muchos, tales como Luis; la canción de autor ahora debía dejar atrás la arenga política y la rabia, y volverse algo más descriptiva, narrar lo cotidiano, y evitar, en lo posible, la frivolización de los temas: el elemento humanista y crítico debía de preservarse, pero bajo nuevas fórmulas. Esto no supuso, de ninguna manera, claudicar ni rendirse: alzaron sus voces también contra la guerra del golfo, contra la guerra de Irak -que es la que me tocó más de cerca-, en donde mientras Luis Pastor y Adolfo Celdrán presentaban sus escalofriantes canciones contra la guerra, José Antonio Labordeta, en su papel de diputado por Aragón, hacía vibrar el congreso con palabras de justicia y de verdad, tomadas de su hermano, mientras el presidente Aznar miraba para otro lado… Y ¡sí!, amigo neocón, mal bicho y lengua de víbora: contra la de Libia ¡también!… Otra cosa es que los medios lo hayan recogido. 

Desde entonces y hasta hoy, se han venido repitiendo los mismos clichés de crítica, la mayor parte de las veces por parte de gente cuya idea acerca de la canción de autor es la misma que tengo yo sobre urología: de oídas y sin comprobar. Básicamente, al tener sólo los referentes de Víctor Manuel o Serrat, y los desvaríos de cierta pseudo-prensa heredera de la de antaño, que aplica eso de “de la ceja” indiscriminadamente, hay mucha gente que se piensa que el cantautor superviviente de aquellos años es alguien que vive en urbanizaciones de lujo, que cena con Zapatero o Rubalcaba, que tiene un cochazo, que manda a sus hijos a colegios privados, y no sé cuántas cosas más… Y Luis revela cuál es la otra realidad, pidiendo, por favor, pero con cierto enfado, que no se meta a todos en el mismo saco. Acaba ya dándonos la pista de por qué derroteros anda la canción de autor de ahora, emparentándola con los raperos de calidad, capaces de hacer una poesía urbana de calidad y crítica con el sistema.

Y yo, que no soy cantautor, aunque dé el cante, me siento muy orgulloso de ellos, y de haber conocido a muchos de ellos: de los que no se rinden, de los que dejan en ridículo al señor Winston Churchill con aquella soberana memez que dijo acerca los revolucionarios a los 20 y a los 40, y, cuando tenga su edad, me gustaría ser como ellos.

NOTA: se me disculpe no haber nombrado a muchos, pues no pretendía ser exhaustivo; que esto no se entienda como una injusticia.

“A todos los compañeros cantautores que ya no están, pero que nos dejaron su ejemplo, su compromiso y sus canciones: Ovidi Montllor, Carlos Cano, Chicho Sánchez Ferlosio, Hilario Camacho, Imanol, Labordeta, Quintín Cabrera, Mikel Laboa…”

Dedicatoria del álbum de Luis Pastor, ¿Qué fue de los cantautores?

Qué fue de los cantautores

Éramos tan libertarios,
casi revolucionarios,
ingenuos como valientes,
barbilampiños sonrientes
—lo mejor de cada casa—
oveja negra que pasa
de seguir la tradición
balando a contracorriente
de la isla al continente
era la nueva canción.

Éramos buena gente,
paletos e inteligentes,
barbudos estrafalarios,
obreros, chicos de barrio,
progres universitarios,
soñando en una canción
y viviendo la utopía
convencidos de que un día
vendría la Revolución.

Aprendiendo a compartir
la vida en una sonrisa,
el cielo en una caricia,
el beso en un calentón.
Fuimos sembrando canciones
en esta tierra baldía
y floreció la poesía
y llenamos los estadios
y en muchas fiestas de barrio
sonó nuestra melodía.

Tardes y noches de gloria
que cambiaron nuestra historia.
Y este país de catetos,
fascistas de pelo en pecho,
curas y monjas serviles,
grises y guardias civiles,
funcionarios con bigote
y chusqueros de galón,
al servicio de una casta
que controlaban tu pasta
tu miedo y tu corazón.

Patriotas de bandera,
españoles de primera,
de la España verdadera
aquella tan noble y fiera
que a otra media asesinó
brazo en alto y cara al sol
leales al Movimiento
a la altura y al talento
del pequeño dictador
que fue Caudillo de España
por obra y gracia de Dios.

Toreando en plaza ajena
todo cambió de repente
los políticos al frente
de comparsa y trovador.
Se cambiaron las verdades:
"tanto vendes tanto vales".
Y llegó la transición:
la democracia es la pera.
Cantautor a tus trincheras
con coronas de laureles
y distintivos de honor
pero no des más la lata
que tu verso no arrebata
y tu tiempo ya pasó.

¿Qué fue de los cantautores?
preguntan con aire extraño
cada cuatro o cinco años
despistados periodistas
que nos perdieron la pista
y enterraron nuestra voz.
Y así van para más de treinta
con la pregunta de marras
tocándome los bemoles.
Me tomen nota señores
que no lo repito más:

algunos son diputados,
presidentes, concejales,
médicos y profesores,
managers y productores
o ejerciendo asesoría
en la Sociedad de Autores.
Otros están y no cantan,
otros cantan y no están.
Los hay que se retiraron,
algunos que ya murieron
y otros que están por nacer.

Jóvenes que son ahora
también universitarios,
obreros, chicos de barrio
que recorren la ciudad.
Un CD debajo el brazo,
la guitarra en bandolera,
diez euros en la cartera,
cantando de bar en bar.
O esos raperos poetas
que es su panfletos denuncian
otra realidad social.

¿Y mujeres? ni se sabe.
Y sobre todo si hablamos
de las primeras gloriosas
que tuvieron los ovarios
y el coraje necesarios
de subirse a un escenario
de aquella España casposa.

¿Qué fue de los cantautores?
aquí me tienen señores
como en mis tiempos mejores
dando al cante que es lo mío.
Y aunque en invierno haga frío
me queda la primavera,
un abril para la espera
y un “Grândola” en el corazón.

¿Qué fue de los cantautores?
aquí me tienen señores
aún vivito y coleando
y en estos versos cantando
nuestras verdades de ayer
que salpican el presente
y la mierda pestilente
que trepa por nuestros pies.

¿Qué fue de los cantautores?
De los muchos que empezamos,
de los pocos que quedamos,
de los que aún resistimos,
de los que no claudicamos.
Aquí seguimos,
cada uno en su trinchera
haciendo de la poesía
nuestro pan de cada día.

Siete vidas tiene el gato
aunque no cace ratones.
Hay cantautor para rato.
Cantautor a tus canciones.
Zapatero a tus zapatos.

Luis Pastor

http://canciondeautorenespanol.blogspot.com/2012/02/que-fue-de-los-cantautores.html

¿Es necesario repetirlo? ¡Venga, vale!

A miner strike song: “En el pozo María Luisa”


This is one of the most popular and older Spanish strike and union struggle song, born in the coalfield of Asturias. The origins of the song seem to be a traditional Asturian and Galician traditional tavern song. The celebration and tavern Galician folk band, A Roda (The Wheel), made a version of that:

O andar miudiño

¡Ai miudiño!
Miudiño, miudiño…
o que eu traio.
Éche un andar miudiño,
miudiño, miudiño…
o que eu traio.
Que eu traio
unha borracheira de viño
que auga non bebo.
Mira, mira Maruxiña, mira,
mirai como eu veño.

The gently walk

Oh, gently!,/ Gently, gently walk…/ what I’m carrying./ This is a gently walk,/ gently, gently…/ what I’m carrying./ Because I’m carrying such a wine drunkenness/ for I don’t drink water./ Look, look Maruxiña, look,/ look how I’m coming.

Spanish translation/ Traducción al castellano:

https://albokari2.wordpress.com/2009/02/07/cancion-de-mineros-arbol-genealogico-de-una-cancion/


mineros1918webSo, as many popular songs, it was converted into a different song that talk about a mining dissater that might occurred in the mine “El Pozo María Luisa” (“María Luisa” pit). For that, the song was called “En el Pozo María Luisa”, “El Pozo María Luisa” or “Santa Bárbara Bendita” –Blessed St. Barbara-, for the thrilling advocation to the mining and miner’s saint patron. Soon, the song became in an anthem for the miner’s strikes and struggles in the last XIX century and all along the XX century (even today) on the North mining regions, as León and Asturias. In Asturias and part of Leon, there are two variants of the song: one in Spanish, and the other in Asturian, or Bable, the non-recognized langage of Asturias:

Nel pozu María Luisa/ Santa Bárbara Bendita

(Asturian version)

Larará
nel pozu Maria Luisa
larará
murieron cuatro mineros
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo
larará

Traigo la camisa roxa
larará
de sangre d´ un compañeru
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo
larará

Traigo la cabeza rota
larará
que me la rompió un barrenu
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo
larará

Santa Bárbara bendita
larará
patrona de los mineros
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo
patrona de los mineros
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo

En el Pozo María Luisa/ Santa Bárbara Bendita

Larará
en el Pozo Maria Luisa
larará
murieron cuatro mineros
mira, mira Maruxina, mira
mira cómo vengo yo

Larará
traigo la camisa roja
larará
de sangre de un compañero
mira, mira Maruxina, mira
mira cómo vengo yo

Larará
traigo la cabeza rota
larará
que me la rompió un barreno
mira, mira Maruxina, mira
mira cómo vengo yo

Larará
Santa Barbara bendita
larará
patrona de los mineros
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo
patrona de los mineros
mira, mira Maruxina, mira
mira cómo vengo yo

In the “Maria Luisa” pit/ Blessed St. Barbara

Larará/ In the María Luisa pit/ larará/ four miners were dead,/ (Chorus) look, look Maruxina, look,/ look in which condition I come*.// Larará/ I have my shirt in red/ of a fellow’s blood/ (Chorus)// Larará/ I have** my head broken/ larará/ for it was broken by a blast/ (Chorus)// Larará/ Blessed Saint Barbara/ larará/ miners’ Saint Patron/ (Chorus)

* Literally, the chorus mus say “Look how I’m coming”, but the unknown original singer reffers to the physical condition in which he had come from the mining pit to his home, and not in which transportation way. Maybe I’m wrong, but I’ve prefered not to be ambiguous.

** In Sapnish, depending of the context, traer, “to carry”, and tener, “to have”, can be synonymous. I think this not uses to happen in English.

Another well done translation to English:

http://en.wikipedia.org/wiki/Santa_B%C3%A1rbara_bendita


Many songwriters and folk-groups made their own version of the song, stealthy sometimes. Some of them were the popular Asturian folk-group Nuberu:

At the last 70s, the great folk-band, Nuestro Pequeño Mundo, recorded a version in a LP about the Spanish Civil War songs, under the name (due to contractual troubles) of Coro Popular Jabalón:

And, of course, the most popular Asturian songwriter, Víctor Manuel:

The song must became very popular during the October ‘34 miner rissing, known as the Revolution of Asturias, in which the A poster of 1937, remember the '14 Asturian revolutionrevolutionary Asturian workers took the whole region and were bloody repressed by the Spanish Republic’s right-wing government, with the collaboration of an already famous general named Francisco Franco. In 1976, songwriter Francisco, or Paco Curto, in his conceptual album La Guerra Civil Española, making a travel from the war of Morocco to the Civil War, uses the song for exemplify that tragedy. Listen it: http://www.goear.com/listen/10ad813/santa-barbara-francisco-curto

But other made their own versions… Between 1963 and 1964, the great songwriter Chicho Sánchez Ferlosio recorded a set of revolutionary songs, by his own or traditionals, in Sweden and unsigned (by security), which were recopilated in a LP named Spanska motståndssånger (Sw. “Songs of the Spanish resistance”). Among them was his own version of this song, mixing some Asturian words, in homage to the 1962’s Asturian miner strike, the first since Franco’s victory in 1939. that was repressed with very violence. Obviously, by the time it was recorded, the LP was forbidden in Spain, and was publicated later in 1976:

Canción de mineros

En el Pozo María Luisa
larará
salieron cuatro barrenos,
mira, mira Maruxina, mira
Spanska motståndssånger - frontal
mira como vengo yo.

Larará
murieron los barrenistas,
larará
ayudantes y rampleros,
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo

Larará
Traigo la cabeza rota
larará
que me la rompió un costero
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo

Larará
Los zapatus tos rasus
larará
de recorrer el rellenu,
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo.

Ya perdí hasta la boïna
larará
por buscar mis compañerus,
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo.

Santa Bárbara bendita
larará
patrona de los minerus
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo

El sol sale para todos
larará
yo aquí dentro no lo veo
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo

Con el pico y con el marro
larará
con el marro y el barreno
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo
haremos un agujero
larará
por ver las luces del cielo
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo…

Miner’s songs

In the María Luisa pit/ larará/ get out four blasts/ (Chorus) look, look Maruxina, look,/ look in which condition I’ve come// The drillers died,/ larará,/ helpers and *diggers* (1)/ (Chorus)// Larará/ I have my head broken/ larará/ for it weas broken by a *stick* (2)/ (Chorus)// Larará/ my shoes are all worn/ larará/ by wandering along the slagheap/ (Chorus)// Even I’ve lost my beret/ larará/ by searching my fellows,/ (Chorus)// Blessed Saint Barbara/ larará/ miner’s Saint Patron/ (Chorus)// The sun is rising for all/ larará/ I don’t see it here deep inside/ (Chorus)// With the pick and with the mallet/ larará/ with the mallet and the blast/ (Chorus)/ we will make a hole/ larará/ to see the lights in the sky/ (Chorus)

(1) My ignorance about the mining world keep me off of making a better translation. I could’nt find what ramplero exactly means, but a statue called “Ramplero” that seems to be a man digging on the ground.

(2) I couldn’t neither find what a costero means in mining. For the context of the lyric seems to be a kind of stick, but I’m not so sure at all.

Trad./ Chicho Sánchez Ferlosio

And at last, but not worst, songwriter and folksinger Elisa Serna, one of the most representative protest singers of Castilia, who in 1974, standing in France, recorded her version in the album Quejido (Moan), edited in Spain, being some songs censured, as Este tiempo ha de acabar (This time got to end). Elisa tells us about another mining disaster:

En la mina El Tarancón

En la mina el Tarancón
se mataron once obreros.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.
Elisa Serna: Este tiempo ha de acabar (edición española -censurada- de Quejido, grabado en Francai)

Se mataron cuatro picas
con sus hermanos rampleros.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.

Vengo bañao de sangre
de esos pobres compañeros.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.

Moreda y Caborana
de luto se vistió entero.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.

Mañana son los entierros
de esos pobres compañeros.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.

In the “El Tarancón” mine

In the “El Tarancón” mine/ eleven workers were dead./ (Chorus) Look in look in which condition I come mother,/ look in which condition I come.// Four picks died/ with their brothers the diggers./ (Chorus)// I’m bathed in the blood/ of those poor fellows./ (Chorus)// Moreda y Caborana/ dressed all in black./ (Chorus)// Tomorrow will be the burial/ of those poor fellows./ (Chorus)

Trad./ Elisa Serna

Canción de mineros: árbol genealógico de una canción


En muchas ocasiones, cuando oímos una canción revolucionaria y/ o reivindicativa, no nos percatamos de que en realidad desciende de alguna vieja tonada popular. Por poner los casos más conocidos, “Los cuatro generales”, copla de la guerra civil que desciende de una copla andaluza popular llamada “Los cuatro muleros”. Lo mismo pasa con esta canción, comúnmente titulada “En el pozo María Luisa”.

Aunque parezca mentira, la canción original es una alegre tonada tabernera galaico-asturiana que recogió A Roda para su primer disco A Roda:

A Roda (1er LP)

O andar miudiño

¡Ai miudiño!
Miudiño, miudiño…
o que eu traigo.
Éche un andar miudiño,
miudiño, miudiño…
o que eu traigo.
Que eu traigo
unha borracheira de viño
que auga non bebo.
Mira, mira Maruxiña, mira,
mirai como eu veño.

¡Ay a pasito!/ A pasito, a pasito…/ lo que yo traigo./ Es este un andar a pasito,/ lo que yo traigo./ Que yo traigo/ una borrachera de vino,/ que agua no bebo./ Mira, mira Maruxiña, mira,/ mira como yo vengo…

La canción, al estar bien arraigada en el pueblo, es conocida por todo el mundo, así que, por esto, no es complicado que pase a ser una canción reivindicativa. El misterio es cómo una canción de borrachera puede cambiar tanto su temática hasta hacerla irreconocible: cómo se puede cambiar una temática alegre por otra trágica, pero respetando la melodía. En cualquier caso, la dura vida en la mina y los trágicos, pero habituales, accidentes dentro de ella, llevó a los mineros asturianos y leoneses a cambiar la letra y la entonación de la canción: si el protagonista de la canción original venía empapado de vino, el nuevo (por qué no el mismo) viene empapado de sangre:

Nel pozu María Luisa

Larará
nel pozu Maria Luisa
larará
murieron cuatro mineros
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo
larará
traigo la camisa roxa
larará
de sangre d´ un compañeru
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo
larará
traigo la cabeza rota
larará
que me la rompió un barrenu
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo
larará
Santa Barbara bendita
larará
patrona de los mineros
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo
patrona de los mineros
mirai, mirai Maruxina, mirai
mirai como vengo yo

En el Pozo María Luisa

Larará
en el Pozo Maria Luisa
larará
murieron cuatro mineros
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo
larará
traigo la camisa roja
larará
de sangre de un compañero
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo
larará
traigo la cabeza rota
larará
que me la rompió un barreno
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo
larará
Santa Barbara bendita
larará
patrona de los mineros
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo
patrona de los mineros
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo

 

Sin embargo, a pesar de la fuerza reivindicativa y hasta revolucionaria de la letra, no deja de ser todavía una canción testimonial: no acusa directamente a nadie del accidente, no señala explícitamente culpables aunque todos lo intuyamos. Por decirlo de alguna manera, ésta es la letra estandarizada; como sigue conservando su carácter de canción popular, incluso tradicional, convertida en el canto de los sindicatos de mineros, es susceptible de recibir variaciones, ya sean regionales (el ejemplo de que existan a la vez la versión en asturiano y en castellano), dialectales (ni el asturiano ni el castellano son plenamente homogéneos) e históricos. Las variaciones que los mineros le dieran venían determinadas por el contexto histórico, variando así a canción de trabajo, a himno sindicalista para las huelgas, y a cántico de batalla en la Revolución del 34 y en la guerra civil. Eso suele ser lo bonito de las canciones populares, que son dinámicas y abiertas: no están cerradas y son susceptibles de variaciones. Pero estas variaciones no siempre las da el pueblo: muchos de los cantautores, que encontraron una increíble fuerza reivindicativa en este tipo de canciones, las interpretaron, bien en su manera más original (Nuberu, Nuestro Pequeño Mundo –como Coro Popular Jabalón-…) o poniendo partes de su propia cosecha. Es el caso de las dos variaciones siguientes.

En 1963, Chicho Sánchez Ferlosio grabó de forma anónima un disco llamado Canciones de la nueva resistencia española, basándose en el libro de Sergio Liberovici y Michele Straniero, Canti della nuova resistenza spagnola, que aquí era ilegal, pero que se editó en Suecia con el nombre de Spanska motståndssånger (conservando el anonimato del artista). Una de las canciones, con variaciones hechas por Chicho, era precisamente ésta:

Canción de mineros

Spanska motståndssånger - frontal

En el Pozo María Luisa
larará
salieron cuatro barrenos,
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo.
larará
murieron los barrenistas,
larará
ayudantes y rampleros,
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo
larará
Traigo la cabeza rota
larará
que me la rompió un costero
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo
larará
Los zapatus tos rasus
larará
de recorrer el rellenu,
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo.
Ya perdí hasta la boïna
larará
por buscar mis compañerus,
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo.
Santa Bárbara bendita
larará
patrona de los minerus
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo
El sol sale para todos
larará
yo aquí dentro no lo veo
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo
Con el pico y con el marro
larará
con el marro y el barreno
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo
haremos un agujero
larará
por ver las luces del cielo
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo…

Años más tarde, en 1974, Elisa Serna recogió otra variación popular del tema para su LP Este tiempo ha de acabar. Se trata de una variación popular que habla de un accidente ocurrido en esa mina de Asturias:

En la mina el Tarancón

Elisa Serna: Este tiempo ha de acabar (edición española -censurada- de Quejido, grabado en Francai)

En la mina el Tarancón
se mataron once obreros.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.

Se mataron cuatro picas
con sus hermanos rampleros.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.

Vengo bañao de sangre
de esos pobres compañeros.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.

Moreda y Caborana
de luto se vistió entero.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.

Mañana son los entierros
de esos pobres compañeros.
Mira como vengo madre,
mira como vengo yo.


Si te ha gustado esta entrada, no dejes de echar un vistazo a mis novelas, Billy («algo es algo»); Redención (Nuestro último baile), y Queca, a través de esta página o en la web de la editorial Libros Indie, en donde puedes comprarlas si te parecen interesantes. (Cada portada es un enlace a la tienda; si no vives en España o en la UE, mira si están disponibles en tu país.) También están disponibles en esta web para venta en México, Ecuador, Estados Unidos y Argentina , además de a través de Todos Tus Libros, Casa del Libro, El Corte Inglés y Amazon.

También puedes mirar sus dosieres de prensa a través de este enlace.

Tres cosas atormentan al ex inspector de policía Guillermo Niño Pérez: un vecino que le obsesiona, el recuerdo de un crimen y una querella por sus torturas durante el franquismo. Por si esto fuera poco, se une la inquietud hacia un asesino en serie que parece pretender imitarle. Convencido de su intuición, el antiguo policía se dispone a desvelar cuál es la identidad del asesino, mientras los recuerdos le asaltan una y otra vez, entrelazándose con sus inquietudes, mientras su juicio se presenta inminente.

Susi se atormenta viviendo entre la esperanza y la desilusión por su ruptura con Ángel, del cual cree que le fue infiel. Mientras intenta rehacer su vida, descubre por una serie de casualidades que su ex guardaba un oscuro secreto que pudo propiciar la separación más allá de su sospecha de infidelidad: la investigación sobre una oscura secta elitista de personas muy poderosas y crueles, con espantosos objetivos y con implicación en la prostitución internacional y la ultraderecha. Se hacen llamar EL CÓNCLAVE. De esta manera, una historia de desamor se va convirtiendo en una peligrosa investigación para desentrañar los misterios y siniestros propósitos del tenebroso Cónclave. Solo venciéndolos, tendrá Susi la oportunidad de volver junto a Ángel.
Más que una historia de amor: una balada de heavy metal.

Un regalo inadecuado puede cambiarle la vida a cualquiera. Tal es el caso de Miki, solterón por obligación y solitario por vocación; cuando su cuñado le obsequia con un recuerdo que se ha traído de su viaje a Japón: una muñeca sexual de nombre Megumi que vendrá a paliar sus días de soledad y sus noches de celibato. Sin embargo, Miki enfurece y se niega a utilizarla, para no dar la razón a quien le tiene por un onanista con dedicación exclusiva. Aun así, hace algo peor: empieza a tratarla con la dignidad de una persona y a respetarla como mujer, llegando a establecer una relación de pareja con ella; hasta la noche en la que, sin remedio, sucumbe a sus artificiales encantos… y, a partir de entonces, Megumi ¡¡¡cobra vida!!! A riesgo de perder su dignidad, e incluso su salud mental, Miki luchará contra viento y marea para hacer ver al resto de la humanidad que su muñeca sexual está viva y tiene conciencia, sentimientos y autonomía. Y que la ama.