Como, a lo largo de estos años he hecho en el blog, este domingo trasplanté la idea de la contra-campaña electoral a la radio: no es una campaña a favor de un partido político concreto, ni una contra-campaña contra un partido político particular, aunque haya uno que reúna varias de las condiciones que criticamos. Se trata de un desahogo musical ante el peso de la campaña electoral municipal y autonómica en la que estamos inmersos hasta la semana que viene. Sobre todo, contra el estupor y la vergüenza ajena que nos produce ver las actitudes y declaraciones de ciertos candidatos: desde lo más clásico, como besar bebés y pasearse por mercados populares, en donde todo son sonrisas, saludos, ánimos y hasta besos indecentes, hasta las últimas modas, como poner un sofá en la calle en donde el candidato o candidata charla con los transeúntes, o el reparto de preservativos con la cara del flamante candidato impreso (en la caja). Las canciones que sonaron fueron éstas, por orden de aparición:
Chicho Sánchez Ferlosio: “Malditas elecciones”. Perteneciente al documental dramatizado por Els Joglars sobre el anarquista Buenaventura Durruti, Chicho interpreta el desencanto de la clase obrera hacia el Partido Socialista, como parte de la coalición de gobierno, durante el primer bienio de la II República, al ver que las reformas no se aplican en su totalidad; lo cual desembocaría en un desencanto que propiciaría el triunfo de la CEDA en 1934. A pesar de su marco histórico, lo relatado por Chicho en su canción, es perfectamente aplicable a cualquier gobierno, incluido el actual, que no es socialista.
Adolfo Celdrán:“Vota bien y mira a quién”. Parodiando, en cierto sentido, el tema “Habla pueblo, habla” del grupo Vino Tinto (NO JARCHA), que sirvió de banda sonora de campaña por el sí para el referéndum popular del proyecto de ley de la reforma política que el presidente Suárez realizó en 1976, Celdrán hizo esta canción de cara a las primeras elecciones para desenmascarar a los políticos franquistas que ahora pretendían presentarse como democráticos, y hacer campaña a favor de las formaciones izquierdistas.
José Afonso: “Os vampiros”. Nacida en la primera mitad de los años 60, la canción del gran cantante portugués, su primera canción comprometida en sentido estricto, retrataba a los plutócratas que rodeaban a la dictadura de Oliveira Salazar como vampiros de un cuento de terror: unos vampiros que, si eran invitados, lo comían todo. Por desgracia, es una canción que nunca ha pasado de moda, ni en Portugal ni en cualquier otra parte del mundo.
Pi de la Serra: “Si els fills de puta volassin no veuriem mai el sol” (Si los hijos de puta volasen nunca veríamos el sol). Basado en un refrán popular catalán, el gran Quico hace un repaso de muchas de las cosas que pasaban durante los últimos años de la dictadura y los primeros de la transición: algunas cosas ya no pasan, por suerte; pero pueden ser sustituidas por otras como los desahucios y los suicidios (suicidios, diríamos, inducidos); y otras permanecen invariables. Ya antes de la llegada del punk, un grupo de intérpretes inventaron las canciones de cagarse en todo. Aquí le puedes escuchar en una actuación en Madrid, en 1976.
Lluís Llach: “Cançoneta (La gallineta)”. Un poco con el mismo espíritu, el genial Llach nos cuenta la historia de una gallina, tal vez la de los huevos de oro, que se cansa de que le quiten los huevos y la tengan encerrada en un gallinero, y dice basta. Es una canción que, desde su grabación en 1972, ha podido servir para todo: esa gallina puede ser el pueblo, la clase trabajadora, las mujeres, los homosexuales, etc.
Patxi Andión: “Todos menos yo”. Basándose en la melodía de “Vesoul” de Jacques Brel, Andión, escarmentado de las primeras elecciones, presenta a éstas como un circo en donde se verá lo inédito y se oirá lo inaudito. Los candidatos disfrazan sus intenciones, mientras otros rezan por la resurrección de lo irresucitable; explotando los tópicos que ciertos políticos recitan una y otra vez, como una oración religiosa, Patxi advierte que el papel del ciudadano en esta función se reduce a depositar un papel y luego nada más, hasta dentro de cuatro años.
Country Joe & The Fish: “Not so sweet Martha Lorraine”. Todavía no he llegado a saber quién cuernos es Martha Lorraine, aunque intuyo que debió ser una conservadora señora, más o menos metida en la política de los Estados Unidos en los años 60; hay cierta descripción de lo que hace y dice que nos recuerda mucho a algunas candidatas de la escuela Thatcheriana.
Barricada: “No pongas el culo”. El gran grupo de rock nos advierte con estas palabras a no bajar la guardia y a no ceder un ápice: se empieza cediendo un poco, y se acaba, económica y políticamente, sodomizad@.
Barón Rojo: “El presidente”. José Luis Campuzano “Sherpa”, miembro de la mítica banda Barón Rojo, cuenta que, al negarse a aceptar la oferta del PSOE para amenizar su campaña, debido, entre otras cosas, a la cláusula de exclusividad incluida en el contrato (que no podrían apoyar a ninguna otra formación política), desde la crítica de El País se les hizo una campaña de descrédito impresionante que dificultó realizar su trabajo. El presidente del que hablan Barón Rojo, lógicamente, es Felipe González, pero la descripción que de él se incluye es aplicable a cualquier presidente que hayamos tenido en los últimos 30 años hasta hoy.
Boikot: “El Estado del malestar”. La excusa de los gobiernos, en situaciones de crisis económica, para exprimir a la ciudadanía, ha sido eso de poder mantener el Estado del Bienestar: totalmente contradictorio que para mantener algo que nos haría estar bien, tengamos que estar mal, con eso con que se dio en llamar “apretarse el cinturón”. Pero la indignación crece cuando a los ciudadanos se les exigen sacrificios insoportables mientras los políticos hacen alarde de posesiones o gastan dinero público en obras absurdas y sin sentido.
Eskorbuto: “Ya no quedan más cojones”. Imprescindible canción a la hora de hacer un programa crítico con el fenómeno electoral. En esta ocasión, precedida por la célebre intervención de José Antonio Labordeta: un ejemplo de político honrado que trabajó siempre para sus paisanos; nos consta de que hay muchxs como él, aunque sólo aparezcan en los medios si hacen tanto ruido como el “a la mierda”, mientras llevan a El hormiguero a Esperanza Aguirre, Cristina Zifuentes, Pedro Sánchez y otros políticos amigxs del postureo, de la foto… del populismo.
Si ayer hablábamos del nacimiento preciso de la canción de autor española, hoy lo hacemos del de la portuguesa. Ayer fue el 50º aniversario de la grabación del tema “Os vampiros”, una de nuestras canciones favoritas, por José Afonso, que fue celebrado en el Aula Magna de Lisboa, en un concierto en el que participaron Rui Pato, João Afonso, Luis Pastor, Manuel Freire, Francisco Fanhais, el Ensemble VOCT, Lourdes Guerra, Pedro Fragoso, Rogério Pires, Sérgio Caldeira, Pedro Syroh y el poeta José Fanha.
José Afonso la grabó, acompañado por Rui Pato, en el monasterio de San Jorge de Milreu, y se editó en un EP del sello “Discos Rapsódia” junto a otras tres, bajo el título Dr. José Afonso em Baladas de Coimbra. Cuatro años después, Zeca escribiría en el libro Cantares (ed. Nova Realidade, 1967) explicando los motivos de la canción:
“En un viaje que hice a Coimbra me di cuenta de lo inútil del cantar del color de rosa y de lo bonito (…). Si le diésemos una cierta dignidad y le atribuyésemos, por la urgencia de los temas tratados, un mínimo valor educativo, conseguiríamos tal vez fabricar un nuevo tipo de canción cuya actualidad pudiera repercutir en el espíritu narcotizado del público, molestando su conciencia adormecida en lugar de distraerle. Ésa fue la intención que orientó la génesis de Vampiros.” (http://www.publico.pt/cultura/jornal/50-anos-de-os-vampiros-de-jose-afonso-em-concerto-26848886; la traducción es mía)
Pero, ¿qué fue lo que le inspiró?
“La fauna híper-nutrida de algunos parásitos de la sangre ajena sirvió de chivo expiatorio. Descargué la bilis e hice una canción que sirviera de pasto a las arañas y a las moscas. Casualmente se me acabó el dinero y me quedé en Pombal con un amigo llamado Pité. La noche nos pilló desprevenidos y congelados en un pinar que me recordó el del rey y otros ambientes brr [?] heredados del Antiguo Testamento. (Ídem)
Ciertamente, José Afonso no comenzó con este trabajo: llevaba cantando en público desde finales de los 40 y su primer EP se graba en 1953; sus trabajos anteriores son deliciosos, entroncados con la tradición musical portuguesa, y que no dejarán de considerarse canción de autor. Pero es con la grabación de “Os Vampiros” cuando Zeca da el pistoletazo de salida a la Nueva canción portuguesa, dando las pistas de por dónde debían ir los cantores portugueses: hacer canciones que, a la vez que criticaran el régimen de Oliveira-Salazar sirviera a la población como himnos de combate y resistencia, aunque sostener esto para la totalidad de su producción sería altamente reduccionista. Pero lo cierto es que muy pronto “Os Vampiros”, junto, entre otras, a la “Trova do vento que passa”, una canción cantada por Adriano Correia de Oliveira, y que hablaba tanto de la emigración como del exilio forzoso, se convirtieron en los himnos de lucha de la resistencia, activa y pasiva, portuguesa, con lo que el censor tuvo que revisar la letra de aquel cuento de terror de nuevo. Fue una canción que, aunque con antecedentes (aunque fueran tomados de la tradición musical), separó a José Afonso de los “simples” cantantes tradicionales y lo convirtió en un referente cultural universal.
La canción ya ha salido aquí, con su correspondiente traducción. Os dejo con esta impresionante interpretación en el Coliseu:
Más de una vez hemos dicho aquí que, con todo lo que está pasando, debido a lo que está pasando, y a pesar de lo que está pasando, se viven cosas muy hermosas por todo el mundo; cosas asombrosas que demuestran, y deberían hacer pensar a aquellos intelectuales que hablaban del egoísmo de la sociedad, que es la ciudadanía la que tiene cosas que enseñar a los políticos, economistas, politólogos, banqueros, etc. Sin embargo, son cosas que ellos no entienden ni entenderán nunca (hilvanando temas: ayer vi en una especie de documental sobre las juventudes de los partidos políticos, como un miembro de las juventudes del PP –al contrario que sus correligionarios, que se declaraban admiradores de la transición, o de lo que su postura entiende por la transición- se declaraba admirador del “Imperio”… Se produjo tal tufo que tuve que abrir las ventanas).
Fue el caso ayer, y que hoy recogen algunos periódicos, que se produjo un hecho semejante al de hace algunos pocos años antes en Italia, cuando en 2011, el director Riccardo Muti, durante la representación de la ópera Nabucco de Giuseppe Verdi (basada en los días de sometimiento del pueblo hebreo a Babilonia) estableciendo una cierta empatía con el público asistente, tras un discurso en defensa de la cultura de Italia frente a la gestión del gobierno de Berlusconi –y con responsables de ese gobierno presentes-, animó al público a unirse al coro del bis de la canción “Va, pensiero”; el resultado, como en días más difíciles en Italia –cuando hasta Pietro Gori, sirviéndose del poder evocador de esta melodía, escribió un texto proletario sobre ella- es emocionante:
1ª interpretación, discurso de Muti y bis emocionado
Así, de una manera semejante, ayer, mientras el primer ministro portugués Pedro Passos Coelho explicaba las decisiones, malas para Portugal, tomadas por la Unión Europea, fue interrumpido de repente por un grupo de cerca de treinta personas que comenzaron a cantar el inolvidable himno de la Revolución de los Claveles: “Grândola vila morena” del inmortal José Afonso:
Hay que destacar, además de la belleza del momento, el inmenso respeto que levanta esta canción; el mismo Passos aseguró que "De todas las maneras en las que se puede interrumpir una sesión, esta es significativamente la de mejor gusto" (http://www.huffingtonpost.es/2013/02/15/pedro-passos-coelho-primer-ministro-portugal-parlamento-himno-dictadura_n_2696014.html?utm_hp_ref=spain), y la presidenta de la cámara Maria da Assunção Esteves se limitó a pedir de una manera muy adecuada que o guardasen silencio o se retirasen (lo primero era imposible), mientras Passos esperaba pacientemente. Y uno no puede evitar el pensar cuáles serían las reacciones de ciertas gentes si aquí un grupo de ciudadanos cantara en el parlamento el, por ejemplo, “Canto a la libertad” de Labordeta.
Hay una especie de sentimientos que trascienden las épocas y los sentimientos de cada momento histórico: desde los días de la unificación de Italia, pasando por la resistencia antifascista, a lo que fue el nefasto gobierno Berlusconi; y desde los días de la Revolución de los Claveles, de la oposición a la dictadura salazarista, a la sutil dictadura de los mercados, cuyas armas, no mortales de necesidad, sí que son letales, y más de lo que parecen. Y, al menos, eso no nos lo podrán quitar.
After Raimon’s recital in Santiago de Compostela, in 1968, a group of Galician songwriters decided to found a collective, similar to Catalan “Setze Jutges” (Cat. “Sixteen Judges”), where there could sing in Galician and promote their language, literature and culture through the song, also their critics to the Francoist regime: it was Voces Ceibes (Gal. “Free Voices”), and its two principal founders where Xavier González del Valle and, of course, Benedicto García. Their precepts where too strict: besides the language, the renounce to make “commercial music”, as pop, or any kind of folk music or folklore, cause Francoist regime had manipulated all the Spanish folklore as an instrument of political and commercial national propaganda.
At the beginnigs of the 70s decade, Voces Ceibes broke up, and every one of its member goes for his way. Benedicto, amazed by great Portuguese songwriter José Afonso, decides to go to Portugal and meet him. Afonso and Benedicto became in friends, and work together in several recitals and in the recording of José Afonso’s album Eu vou ser com a toupeira (1972), till 1974 (a little before the Portuguese revolution). Benedicto learnt a lot of things from José Afonso: between them, that traditional songs can be used for critical songs, and many times are so much usefull, because are songs that people know so well. So, Benedicto begun to use those traditional tunes in his concerts, and so, when he recorded his first LP Pola unión (1977), he recorded this beautiful Galician traditional song, with the help of his wife, Mayte, as duo:
Si vas ó convento de Herbón
Si vas ó convento de Herbón vira polo direito, vera-lo San Benitiño botando auga polo peito.
Miña nai e maila túa quedan no río berrando por culpa dunha galiña que tiña amores cun galo.
Unha perna téñoche eiquí, outra no teu tellado; mira se te quero nena que estou escarranchado.
If you go to the convent of Herbón
If you go to the convent of Herbón/ look at your right,/ you shall see dear Saint Benedict/ pouring water on his breast.// My mother and yours/ stay in the river shouting/ because of a hen/ that is in love with a rooster.// One leg I have here for you,/ the other upon your roof;/ Realize how much I love you baby,/ I’m spread-eagled.
A NOTE ABOUT THE SONG: Convent of Herbón is in Padrón, province of A Coruña. At July, 11, day of St. Benedict of Nursia, the neighbours go in pilgrimage to commemorate that day. It’s very curious that Benedicto sung this song about the day of the Saint whose, in English (in Spanish and Galician the name is “San Benito”) and as a derivation from Latin, is his too.
Ramiro Cecilio Casabella López, known as Miro Casabella, is an important Galician songwriter of the late 60s and 70s, and, for many, the best among the 70s’ Galician songwriters; about him, said our admired Benedicto García that if he sang in English, he even would be better than Bob Dylan. Beginning in the Galician songwriting colective Voces Ceibes (Gal. Free Voices), as all of them, with a style inspired in French songwriters, he recorded his first EP in 1968: Miro canta as súas canciós (Miro sings his songs). Later, in the 70s, Miro became in a more folk-inspired songwriter, taking traditional melodies from Galicia, with his combative words. He also was a member of the Galician folk band DOA. Miro Casabella is still in active. In his first EP, there was included this song, writen by Xavier Costa and J. P. Puértolas (sorry, I couldn’t find who are these men), with the music of Miro:
Ti, Galiza
Ti viches, Galiza, teus campos cheos do sangue dos teus mais esgreivos fillos. Ti sentiche apodrecer no teu seo as sementes dos anos idos.
Déronche couces, miña santiña, cuspíronche na faciana, burláronse do teu senso, profanaron o teu corpo.
Pero eles non sabían que non facían máis que sementar máis fondo na ialma do teu ser, na ialma do teu ser.
Burláronse do teu senso, profanaron o teu corpo.
Cando veñan os novos labregos a recoller a colleita un barilo xa na xurdirá do peito da túa terra.
Déronche couces, miña santiña, cuspíronche na faciana, burláronse do teu senso, profanaron o teu corpo.
You, Galicia
You saw, Galicia, your fields full of blood/ from your more hard-working children./ You felt rotting in your breast/ the seeds of the gone years.// They kicked you, my little saint,/ they spat in your face,/ they mocked of your sense,/ they desecrated your body.// But they didn’t know/ they wasn’t doing nothing but/ seed deeper/ into the soul of your being,/ into the soul of your being.// They mocked of your sense,/ they desecrated your body.// When the new farmworker shall come/ to harvest,/ then *a good* will arise/ from the breast of your soil.// They kicked you, my little saint,/ they spat in your face,/ they mocked of your sense,/ they desecrated your body.
Nine years later, Miro recovered this song for his eponymous first LP of 1977. Miro is already a more complete composer, by the influence of the great Portuguese songwriters Luís Cília and José Afonso: more progresive folk instead of the austerity of the primal songwriters. The new cover had an air more triumphalist, more combative, with the sound of the Galician bagpipes, than the first version, that was more as a complain; music was made by composer Luis Pedro Faro and Portuguese songwriter José Mario Branco:
I use to say –maybe induced by Casablanca’s wonderful scene- that this great and thrilling song, “Grândola vila morena” is “La Marseillaise” of the XXth Century. Probably, José Afonso didn’t think (even later he didn’t) this song was bound to be such important, but it was so. Zeca write the song as an homage to the “Sociedad Musical Fraternidad Operaria Grandolense” (Worker Brotherhood Musical Society of Grândola), of the village of Grândola, by getting impressed by the awareness and political matureness of their members, as by the good use of their so little resources. The song, arranged by José Mario Branco, was included in his 1971’s Lp Cantigas do Maio(Songs of May), that was recorded in France, and soon became in one of the anthems of the Portuguese opposition. The first time José Afonso sung his song live was in Santiago de Compostela (Spain), in 1972, in a concert in which he was accompanied by one of our best Galician songwriters: Benedicto. In 1974, the song was choosen by the Movement of the Armed Forces as a password to start the revolt against the dictatorship of Marcelo Gaetano, heir of Oliveira Salazar: the Carnation Revolution in 1974 April. Some people sais that was the impression of seeing Amalia Rodrigues singing it in a concert of that year; anyway, it seems that was captain Otelo Saraiva de Carvalho one of the main choosers of the song: in fact, according to Benedicto, the decission was taken by various army officials –between them, Otelo Saraiva- in a cafe, where there was Zeca too; they never said a word to Zeca about it. So, the 25 April, 1974, at 0:20, the program “Limite”, of Radio Renascença, made the first signal to start the Revolution and bring back Democracy to Portugal…
José Afonso, a humble man, never gave importance to that issue, at least, at the beginning. He said:
I experienced April 25 a kind of blinding. I went to the Carmen, walked around… I was such enthusiastic with the political phenomenon that I didn’t notice, or I did’t gave it importance, to the issue of Grândola. Just later, when the fascist attacks of September 28 or those of March 11 were occurred and Grândola was sung at those moments of serious danger or of greatest enthusiasm, I noticed about all it’s meaning and, naturally, I’ve got a kind of satisfaction.
Grândola, vila morena Terra da fraternidade O povo é quem mais ordena Dentro de ti, ó cidade Dentro de ti, ó cidade O povo é quem mais ordena Terra da fraternidade Grândola, vila morena.
Em cada esquina um amigo Em cada rosto igualdade Grândola, vila morena Terra da fraternidade
Terra da fraternidade Grândola, vila morena Em cada rosto igualdade O povo é quem mais ordena.
À sombra duma azinheira Que já não sabia a idade Jurei ter por companheira Grândola a tua vontade Grândola a tua vontade Jurei ter por companheira À sombra duma azinheira Que já não sabia a idade
Grândola, swarthy town/ Land of fraternity/ It is the people who command/ Inside of you, oh city// Inside of you, oh city/ It is the people who command/ Land of fraternity/ Grândola, swarthy town// On each corner, a friend/ In each face, equality/ Grândola, swarthy town/ Land of fraternity// Land of fraternity/ Grândola, swarthy town/ In each face, equality/ It is the people who command// At the shadow of a holm oak/ Which no longer knew its age/ I swore to have as my companion/ Grândola your will// Grândola, your will/ I swore to have as my companion/ At the shadow of a holm oak/ Which no longer knew its age.
“¿Qué fue de los cantautores?” era la pregunta que algunos, bien maliciosa, bien ingenuamente, preguntaban a todo aquel “ex-combatiente” de la Nueva Canción genérica -es decir, en todo idioma oficial, o no reconocido, y en dialectos de todo el país- que lucharon con voces y guitarras contra el franquismo y sus coletazos. Luis Pastor responde en su nuevo disco a esta pregunta: según le entendí en un evento, fue un poema que estuvo madurando, harto de que le preguntaran por aquellos días, como si ya estuviera acabado y retirado, y no le preguntaran por lo que estaba haciendo hoy por hoy, y que se lo soltó a cierto periodista y crítico musical (del que no revelaremos el nombre) que le lanzó la pregunta, uno de los que a finales de los 70 tocó la trompeta del apocalipsis de la muerte de los cantautores, y que, paradójicamente, conduciría algo después un excelente programa para TV3 sobre la Nova Cançó, dejándole a cuadritos. Lo que aquí en este poema Pastor expone es algo que ya a menudo hemos hablado aquí, del desarrollo que tuvo la canción de autor crítica y combativa en nuestro país, que arrancó desde los años 60 y tuvo sus momentos álgidos y bajos entre los 60 y los 70: poniéndose de moda, quitándose de moda, poniéndose, etc., por parte de productores y críticos, entre los cuales los había más o menos honestos, y más o menos aprovechados. A finales de los 60, la canción de autor, o mal entendida “canción protesta”, llegó a ponerse relativamente de moda: esto no significa que los auténticos cantautores tuvieran toda la libertad del mundo para tocar, grabar y actuar, y casi lo que es más importante, distribuir sus producciones, o que estuvieran exentos de las multas y las detenciones; lo que la realidad era, más bien, cierto aire de indignación cuando con similares fórmulas ciertos intérpretes hacían su agosto imitando unas estructuras básicas y formales de la canción de autor, hasta el punto de llegar oír que el “Canto a Galicia” de un tal Julio no-sé-qué era el himno de los emigrantes gallegos; hechos tales que la banda de canción de autor satírica Desde Santurce a Bilbao Blues Band reflejaban en su demoledora “El ídolo”. Luis aborda muchas de las críticas que, por aquellos años, les lanzaba cierta crítica interesada: ¿chicos burgueses que no tenían por qué protestar? Muy especialmente él y otros, chavalxs que empezaron a trabajar desde muy jóvenes, sabían que era una falacia repugnante. La crítica reaccionaria, en su estilo de costumbre, no tenía mejores argumentos que mentir sobre la mayoría de ellos y generalizar, a veces exagerando verdades a medias, y otras, sencillamente, inventándose las cosas.
Mediados de los 70: Franco la palma y se inicia un proceso irregular de democratización no acabado –ni de lejos- que, si bien por un lado pretendía instaurar una democracia parlamentaria, por el otro intentaba mantener ciertas cosas y, lo que es más importante, a ciertas personas. Entre 1976 y 1978, con una progresiva liberación de la libertad de expresión y relajación de la censura, la canción de autor tiene su nueva edad de oro; básicamente fueron tres las edades de oro que tuvo: a mediados de los 60, con la influencia de la Nova Cançó y, especialmente de Raimon y Paco Ibáñez, y que fue interrumpida por las medidas tomadas al respecto de las revueltas estudiantiles y obreras; la tercera, con el llamado “espíritu del 12 de febrero” en 1974, una época de relativa apertura de la libertad de expresión, que duró muy poquito; y esta última, durante la transición: en todas ellas, podrá aducir alguien, surgieron aprovechados, arribistas y demás, algunos de los cuales traicionaban su propio espíritu; pero, si bien esto es verdad, no dejemos de hacer notar que en todas ellas surgieron nuevos y grandes valores. Esta última edad de oro tiene su explicación en que, al haberse liberado un poco la libertad de expresión, las grandes discográficas internacionales comienzan a fichar a muchos de ellos (hasta la fecha, muy pocas multinacionales habían fichado cantautores: una de las salvedades fue Víctor Manuel, que grababa en Sony), mientras que personas que habían trabajado en la crítica y la prensa musical, como Alain Milhaud, Antonio Gómez o Gonzalo García-Pelayo, abrían nuevas discográficas que se ocuparan de esta música. Pero de ninguna manera significa esto que se forraran: a la par que se permite la grabación y distribución de casi todo material, paradójicamente, sus actuaciones son prohibidas, total o parcialmente, por el ministerio de la gobernación: el tan laureado ministro Manuel Fraga (tanta paz lleves como descanso dejas) se dedicó, prácticamente, a prohibir todo evento que tuviera una mínima relación con la canción de autor e incluso con la poesía: de los cuatro recitales de Raimon en lo que supuso su vuelta a Madrid, se suspenden los tres restantes (el primero, que fue grabado en un disco maravilloso, reflejaba en su portada el hecho); también se prohíbe la serie de recitales-homenaje de José Antonio Labordeta a su hermano, el gran poeta Miguel Labordeta (el primero se registra en el disco Labordeta en directo); parecida suerte correrán muchos de los festivales multitudinarios que, a lo Woodstock, presentaba lo mejor de cada casa en su lengua o dialecto regional, por una u otra cosa; y muchos de aquellos que conseguían realizarse, eran sistemáticamente saboteados por matones de la ultraderecha, a veces, enviados por la propia policía, cuando no eran de la misma policía. Quizás se debiera a que, en los primeros momentos de la transición, estos recitales tenían mucho de político, en ocasiones tanto que amenazaba con devorar el componente artístico: eran invitados de excepción figuras de la oposición, tanto política –de los cuales, muchos no se mostraron tiempo después lo que se puede decir agradecidos- como cultural (Gabriel Celaya fue invitado especial en el recital de Raimon en Madrid, y al contrario que con Felipe González, la asistencia anónima tuvo unidad de criterio al aplaudir su presencia, hasta el punto de arrancar lágrimas de los ojos del célebre poeta vasco); eso, por un lado, y por otro que aquellos recitales se convertían en los lugares para hacer todo tipo de reivindicaciones, lanzar todo tipo de vivas y mueras, y, en definitiva, decir todo aquello que durante más de cuarenta años no se podía haber dicho, a menudo sin ser conscientes de que el que pagaba el pato de toda esta celebración de la libertad de expresión era el propio cantautor (quien sí que era consciente a todas luces, era el enviado de la poli). A finales de los 70 esto era una situación algo insostenible, y, como les pasara a los Beatles, muchos cantautores se quejaban de que la gente no les oía, y ya no se sabía si los que reventaban los actos eran de izquierdas o de derechas. Pero su labor en estos años, a pesar de las multas, las detenciones, fue encomiable; aquellos que comenzaron cantando semi-clandestinamente en las sacristías de sacerdotes progresistas ahora llenaban estadios de fútbol y plazas de barrios y pueblos, y eran reclamados en recitales y festivales en el extranjero: Luis Pastor cantaba al aire en el barrio de Vallecas; Víctor Manuel y Nuberu lo hacían para los mineros asturianos; Carlos Cano, Manuel Gerena, Gente del Pueblo… para los jornaleros de Andalucía; Imanol se trajo de la mano a los bretones Gwendal, maestros de la música celta, para cantar en vasco; Benedicto y Bibiano recorrían Galicia practicando los preceptos aprendidos del inmortal José Afonso; Pablo Guerrero traía los ecos de la Extremadura que trabaja y que pasa de su “glorioso pasado” de conquistadores; Nuevo Mester de Juglaría, La Bullonera, Jarcha, Oskorri, Joaquín Díaz, Fuxan os Ventos, Sabandeños, Al Tall… dignificaban la música tradicional de su tierra, secuestrada por el nacional-folklorismo, y la gaita volvía a sonar rebelde y reivindicante. Y mujeres, como dice Luis, que merecen su mención a parte por muchas razones: la primera, por haber desafiado el estatus social que la sociedad las reservaba; la segunda, a consecuencia de la primera, que para muchas de ellas, probablemente, les fuera más difícil que a los que mean de pie el escribir sus canciones y cantarlas; y la tercera, porque a diferencia de las cantantes convencionales, algunas de ellas de diseño, de la época, con todo, eran dueñas absolutas de su producción y de su trabajo: Elisa Serna, Maria del Mar Bonet, Pilocha, Cecilia… Tod@s ell@s cantaban para un público que ya no era exclusivamente el universitario de entre 18 y 25 años de edad aproximadamente, sino que era un público muy heterogéneo, tanto social como demográficamente: jóvenes universitarios, bachilleres con acné, obreros, obreras y amas de casa de mediana edad, ancianos campesinos (que se preguntaban cómo esos muchachos podían saber todas esas cosas), y representantes de las clases medias: médicos, profesores, abogados…
Pero mientras sucede el máximo exponente, a la vez, se producía su declive, o quizás fuera un declive conducido por algunos, quién sabe… El caso es que ya entonces, ciertos críticos enarbolaron la bandera de la muerte, y haciendo una lectura parcial y sesgada de lo que dijera Mr. Bob Dylan, anunciaron la muerte de la canción de autor; pero mientras tanto, grupos tan curiosos como los futuros Pecos o Mecano intentaban hacerse su hueco versionando canciones de Aute o Víctor Manuel. Pero el declive avanza, y después del milagro del 23-F, después de la victoria electoral de D. Felipe González y su PSOE, aquellos políticos que anteriormente habían recurrido a ellos para amenizar sus mítines –el gancho era el cantautor o grupo de rock, ya que también merecen mención grupos tan geniales como Triana, Coz, Bloque, Asfalto y otros- declaran entonces contra ellos y consideran, más por conveniencia que por lealtad a la verdad, que ya no son necesarios: por conveniencia, decimos, pues la mayoría participó en las campañas y recitales contra la permanencia de España en la OTAN, junto a los grupos de heavy metal y punk-rock que se cargaban la visión de la juventud pasota de los 80. El cantautor argentino Alberto Cortez declaraba, en el programa “La Tierra de las mil músicas” (un capítulo con más buenas intenciones por parte del señor Luqui que buenas informaciones), que con la muerte de Franco se descubrió quiénes de ellos valían y quiénes no… Bueno, sobre esto podemos decir que el señor Cortez, a quien presentamos nuestra admiración, es tremendamente injusto con muchos compañeros: es cierto que hubo muchos cantautores, con buenas intenciones, eso sí, que no supieron afrontar el cambio, y se quedaron en el camino; pero no menos cierto es que la industria musical, la crítica y, en buena parte, el público y el cambio generacional dejó a muchos valiosos intérpretes en el camino. La fórmula hacia la frontera con los 80 era muy básica: renovarse, y así lo hicieron muchos, tales como Luis; la canción de autor ahora debía dejar atrás la arenga política y la rabia, y volverse algo más descriptiva, narrar lo cotidiano, y evitar, en lo posible, la frivolización de los temas: el elemento humanista y crítico debía de preservarse, pero bajo nuevas fórmulas. Esto no supuso, de ninguna manera, claudicar ni rendirse: alzaron sus voces también contra la guerra del golfo, contra la guerra de Irak -que es la que me tocó más de cerca-, en donde mientras Luis Pastor y Adolfo Celdrán presentaban sus escalofriantes canciones contra la guerra, José Antonio Labordeta, en su papel de diputado por Aragón, hacía vibrar el congreso con palabras de justicia y de verdad, tomadas de su hermano, mientras el presidente Aznar miraba para otro lado… Y ¡sí!, amigo neocón, mal bicho y lengua de víbora: contra la de Libia ¡también!… Otra cosa es que los medios lo hayan recogido.
Desde entonces y hasta hoy, se han venido repitiendo los mismos clichés de crítica, la mayor parte de las veces por parte de gente cuya idea acerca de la canción de autor es la misma que tengo yo sobre urología: de oídas y sin comprobar. Básicamente, al tener sólo los referentes de Víctor Manuel o Serrat, y los desvaríos de cierta pseudo-prensa heredera de la de antaño, que aplica eso de “de la ceja” indiscriminadamente, hay mucha gente que se piensa que el cantautor superviviente de aquellos años es alguien que vive en urbanizaciones de lujo, que cena con Zapatero o Rubalcaba, que tiene un cochazo, que manda a sus hijos a colegios privados, y no sé cuántas cosas más… Y Luis revela cuál es la otra realidad, pidiendo, por favor, pero con cierto enfado, que no se meta a todos en el mismo saco. Acaba ya dándonos la pista de por qué derroteros anda la canción de autor de ahora, emparentándola con los raperos de calidad, capaces de hacer una poesía urbana de calidad y crítica con el sistema.
Y yo, que no soy cantautor, aunque dé el cante, me siento muy orgulloso de ellos, y de haber conocido a muchos de ellos: de los que no se rinden, de los que dejan en ridículo al señor Winston Churchill con aquella soberana memez que dijo acerca los revolucionarios a los 20 y a los 40, y, cuando tenga su edad, me gustaría ser como ellos.
NOTA: se me disculpe no haber nombrado a muchos, pues no pretendía ser exhaustivo; que esto no se entienda como una injusticia.
“A todos los compañeros cantautores que ya no están, pero que nos dejaron su ejemplo, su compromiso y sus canciones: Ovidi Montllor, Carlos Cano, Chicho Sánchez Ferlosio, Hilario Camacho, Imanol, Labordeta, Quintín Cabrera, Mikel Laboa…”
Éramos tan libertarios, casi revolucionarios, ingenuos como valientes, barbilampiños sonrientes —lo mejor de cada casa— oveja negra que pasa de seguir la tradición balando a contracorriente de la isla al continente era la nueva canción.
Éramos buena gente, paletos e inteligentes, barbudos estrafalarios, obreros, chicos de barrio, progres universitarios, soñando en una canción y viviendo la utopía convencidos de que un día vendría la Revolución.
Aprendiendo a compartir la vida en una sonrisa, el cielo en una caricia, el beso en un calentón. Fuimos sembrando canciones en esta tierra baldía y floreció la poesía y llenamos los estadios y en muchas fiestas de barrio sonó nuestra melodía.
Tardes y noches de gloria que cambiaron nuestra historia. Y este país de catetos, fascistas de pelo en pecho, curas y monjas serviles, grises y guardias civiles, funcionarios con bigote y chusqueros de galón, al servicio de una casta que controlaban tu pasta tu miedo y tu corazón.
Patriotas de bandera, españoles de primera, de la España verdadera aquella tan noble y fiera que a otra media asesinó brazo en alto y cara al sol leales al Movimiento a la altura y al talento del pequeño dictador que fue Caudillo de España por obra y gracia de Dios.
Toreando en plaza ajena todo cambió de repente los políticos al frente de comparsa y trovador. Se cambiaron las verdades: "tanto vendes tanto vales". Y llegó la transición: la democracia es la pera. Cantautor a tus trincheras con coronas de laureles y distintivos de honor pero no des más la lata que tu verso no arrebata y tu tiempo ya pasó.
¿Qué fue de los cantautores? preguntan con aire extraño cada cuatro o cinco años despistados periodistas que nos perdieron la pista y enterraron nuestra voz. Y así van para más de treinta con la pregunta de marras tocándome los bemoles. Me tomen nota señores que no lo repito más:
algunos son diputados, presidentes, concejales, médicos y profesores, managers y productores o ejerciendo asesoría en la Sociedad de Autores. Otros están y no cantan, otros cantan y no están. Los hay que se retiraron, algunos que ya murieron y otros que están por nacer.
Jóvenes que son ahora también universitarios, obreros, chicos de barrio que recorren la ciudad. Un CD debajo el brazo, la guitarra en bandolera, diez euros en la cartera, cantando de bar en bar. O esos raperos poetas que es su panfletos denuncian otra realidad social.
¿Y mujeres? ni se sabe. Y sobre todo si hablamos de las primeras gloriosas que tuvieron los ovarios y el coraje necesarios de subirse a un escenario de aquella España casposa.
¿Qué fue de los cantautores? aquí me tienen señores como en mis tiempos mejores dando al cante que es lo mío. Y aunque en invierno haga frío me queda la primavera, un abril para la espera y un “Grândola” en el corazón.
¿Qué fue de los cantautores? aquí me tienen señores aún vivito y coleando y en estos versos cantando nuestras verdades de ayer que salpican el presente y la mierda pestilente que trepa por nuestros pies.
¿Qué fue de los cantautores? De los muchos que empezamos, de los pocos que quedamos, de los que aún resistimos, de los que no claudicamos. Aquí seguimos, cada uno en su trinchera haciendo de la poesía nuestro pan de cada día.
Siete vidas tiene el gato aunque no cace ratones. Hay cantautor para rato. Cantautor a tus canciones. Zapatero a tus zapatos.
Cantigas do Maio(Song of May) was a José Afonso’s more revolutionary LP, as in its lyrics as in its music. “Zeca” was leaving a little behind the otrhodoxy of the Portuguese traditional song as he saw to the new Portuguese songwriters, more progresive in music, but clearly influenced by him, but he was not leaving the popular feeling anyway. So this progress culminate in 1971, with a record full of optimistic, but revolutionary and realistic songs too; in this album, recorded in Paris, was included his most very famous song: “Grândola vila morena”, anthem of the Portuguese revolution that shall be happened three years later. But other song a little prophetic against the dictatorship of Marcelo Caetano (heir of Oliveira Salazar) was “Coro da Primavera”, which ends the album:
Coro da Primavera
Cobre-te canalha Na mortalha Hoje o rei vai nu
Os velhos tiranos De há mil anos Morrem como tu
Abre uma trincheira Companheira Deita-te no chão
Sempre à tua frente Viste gente Doutra condição
Ergue-te ó Sol de Verão Somos nós os teus cantores Da matinal canção Ouvem-se já os rumores Ouvem-se já os clamores Ouvem-se já os tambores
Livra-te do medo Que bem cedo Há-de o Sol queimar
E tu camarada Põe-te em guarda Que te vão matar Venham lavradeiras Mondadeiras Deste campo em flor
Venham enlaçadas De mãos dadas Semear o amor
Ergue-te ó Sol de Verão Somos nós os teus cantores Da matinal canção Ouvem-se já os rumores Ouvem-se já os clamores Ouvem-se já os tambores
Venha a maré cheia Duma ideia P’ra nos empurrar
Só um pensamento No momento P’ra nos despertar
Eia mais um braço E outro braço Nos conduz irmão
Sempre a nossa fome Nos consome Dá-me a tua mão
Ergue-te ó Sol de Verão Somos nós os teus cantores Da matinal canção Ouvem-se já os rumores Ouvem-se já os clamores Ouvem-se já os tambores
José Afonso
And, if this song closes the original LP, in 1976 a cover of the song was opening Vallecas (a popular neighbourhood of Madrid where he lived), the second LP of Spanish songwriter Luis Pastor, one of the songwriters of Spain more influenced by the Portuguese singers, and very specially, by Zeca Afonso. The Portuguese Revolution, the Revolução dos Cravos (Revolution of the Carnations), gave hopes to the Spanish population for the end of Franco’s dictatorship, that still was active even after general Franco’s death. So Luis took the song –accompanied, by the way, by two Portuguese songwriters and musicians: Fausto and Vitorino- in this spirit of ending at once and for all with all those things of repression:
Coro de la primavera
Cúbrete canalla con la mortaja el rey desnudo va. Los viejos tiranos hace mil años mueren como tú. Cava una trinchera compañera pon tu cuerpo a tierra. Siempre en tu frente viste gente de otra condición.
LEVÁNTATE, ¡OH! SOL DE VERANO SOMOS NOSOTROS TUS CANTORES, DE LA CANCIÓN DE MAÑANA SE OYEN YA LOS RUMORES SE OYEN YA LOS CLAMORES SE OYEN YA LOS TAMBORES.
Líbrate del miedo que temprano el sol ha de quemar. Y tú, camarada, ponte en guardia que te matarán. Vengan labradoras mondadoras de este campo en flor. Vengan enlazadas manos juntas a sembrar el amor.
LEVÁNTATE…
Venga la marea con una idea nos empujará. Sólo un pensamiento en un momento nos despertará. Pronto ya tu brazo y otro brazo nos conduce, hermano. Siempre nuestra hambre nos consume, dame ya tu mano.
LEVÁNTATE…
As Luis’ cover is very similar to the original lyric, we translate only the Portuguese lyric to English:
Chorus of Springtime
Cover up yourself, swine,/ in a mortise/ the king goes naked today.// A thousand year/ old tyrants/ die just like you.// Open up a trench/ comrade of you/ lay down on the floor.// Always in your front/ you saw people/ of another condition.// Arise, oh Summer Sun,/ we are your singers/ Of the morning song/ it’s listening now the rumors,/ it’s listening now the clamors/ it’s listening now the drums.// Release yourself/ from fear/ For very soon/ Sun musts burn it.// And you comrade/ put yourself on guard/ for they are going to kill you/ Come up wenchs/ peeler girls/ of these fields in bloom.// May come up entwined/ hand in hand/ to seed up love.// Come up the tide full/ of an idea/ to push us.// Just a thought/ in the instant/ to wake us.// Take one more arm/ and another arm/ drive us brother.// Always our hunger/ drains us/ give me your hand.// Arise, oh Summer Sun,/ we are your singers/ Of the morning song/ it’s listening now the rumors,/ it’s listening now the clamors/ it’s listening now the drums.
Una de las más bellas canciones del cantautor portugués Luís Cília es este “Cântico de um mundo novo”, hecho sobre un poema del poeta mozambiqueño (no sé si nativo o portugués, como el propio Cília, que nació en Angola cuando también era colonia de Portugal) Ilídio Rocha, y recogida en su disco La poesie portugaise de nos jours et de toujours en 1971, en Francia durante su destierro (homóloga a la colección La poesía española de hoy y de siempre de nuestro Paco Ibáñez). Es un poema en el que Rocha nos presenta un cierto panorama algo post-apocalíptico, pero no triste, sino como si después de una tremenda catástrofe, la humanidad hubiera acabado con los responsables de la guerra y se organizara un gran júbilo; el poeta nos presenta a una especie de Eva del fin del mundo (como en muchas mitologías, tras el fin del mundo hay una nueva mujer y un nuevo hombre que traerán una nueva humanidad, justo como fue al principio) que baila su canto hasta que se cansa. Me ha llamado mucho la atención, pues, en 1975 una ex-fadista y actriz llamada Teresa Torga se puso a bailar desnuda en las calles de Lisboa… Un hecho que quedó registrado en una fotografía de António Capela, y en una canción del gran trovador portugués José Afonso, ya después de la Revolución de los Claveles, a la que llamó “mujer de la democracia”. ¿Estaba Teresa interpretando el poema de Ilídio Rocha?
Cântico de um mundo novo
Caminhos de areia solta E terras do fim do mundo Aqui estou eu
Pára o vento e pára o mar Deixa os bichos de andar Os homens vão-se embora Daqui para fora Que eu vou falar E cantar.
Deixa-na passar por florestas E que tudo sejam festas É uma mulher toda nua beleza rude da rua Ela vem para dançar O meu cantar e falar.
Arpas e violinos Belos corais de meninos Cenários de fogo e terra Trombetas de fim de guerra É ela que vai dançar E sou eu que vou cantar.
Rebentem nos ares os medos Acabem os arremedos Arrasem-se as falsidades E as torpas velhas cidades Que ela dance Até que canse.
Caminhos de areia solta E terras do fim do mundo Aqui estou eu
Música nos mares e ares Azáfama nos teares Os fornos cheios de pão Muitas flores pelo chão E ela sempre a dançar Enquanto eu não calar.
Trombetas vamos mais fortes A morte agora é a morte E não mais fruto de guerra Reina a paz em toda a terra Por isso há festa e o canto da floresta.
Morreram os falsos homens E todos os lobisomens Os reis da fome e da guerra Por isso há paz sobre a terra E as cordas dos enforcados Enfeitam os nossos telhados.
Quando presos os levamos E depressa os enforcamos As flores de todo o mundo E as algas do mar sem fundo Deram tal grito de amor Que eles nem sentiram dor.
Caminhos de areia solta E terras do fim do mundo Aqui estou eu
É que as flores bem sabiam As canções que assim nasciam Canções alegres e belas Luz a jorros pelas janelas Pão, amor e liberdade Para toda a humanidade.
E agora que páre a dança Da mulher que já se cansa És tu a mulher primeira A beleza verdadeira Anda comigo pela terra Dizer que acabou a guerra.
Caminhos de areia solta E terras do fim do mundo Aqui estou eu Eu e a mulher primeira Nua, pura e verdadeira Que tudo o resto morreu.
Caminos de arena suelta/ y tierras del fin del mundo/ Aquí estoy yo.// Se detiene el viento y se detiene el mar/ Deja a los bichos andar/ Los hombres se van ya/ de aquí hacia afuera/ que yo voy a hablar/ y a cantar.// Dejadla pasar por selvas/ y que todo sean fiestas/ Es una mujer completamente desnuda/ belleza ruda de la calle/ Ella viene para bailar/ mi cantar y hablar.// Arpas y violines/ Bellos coros de niños/ Escenarios de fuego y tierra/ Trompetas de fin de guerra/ Y ella que va a bailar/ Y soy yo quien va a cantar.// Que revienten en los aires los miedos/ Que acaben las burlas/ Que se arrasen las falsedades/ Y las torpes viejas ciudades/ Que ella dance/ hasta que se canse.// Caminos…// Música en los mares y aires/ agita los telares/ Los hornos llenos de pan/ Muchas flores por el suelo/ Y ella siempre bailando/ mientras yo no me calle.// Trompetas vamos más fuerte/ La muerte es ahora la muerte/ Y no más fruto de guerra/ Reina la paz en toda la tierra/ Por eso hay fiesta/ y el canto de la selva.// Morirán los falsos hombres/ y todos los hombres-lobo/ los reyes del hambre y de la guerra/ por eso hay paz sobre la tierra/ y las cuerdas de los ahorcados/ adornan nuestros tejados.// Cuando los llevamos presos/ y deprisa los ahorcamos/ las flores de todo el mundo/ y las algas del mar sin fondo/ darán tal grito de amor/ que ellos ni sentirán dolor.// Caminos…// Es que las flores bien sabían/ las canciones que así nacían/ canciones alegres y bellas/ luz a chorros por las ventanas/ Pan, amor y libertad/ para toda la humanidad.// Y ahora que pare la danza/ de la mujer que ya se cansa/ Eres tú la mujer primera/ la belleza verdadera/ anda conmigo por la tierra/ a decir que acabó la guerra// Caminos de arena suelta/ y tierras del fin del mundo/ Aquí estoy yo/ Yo y la mujer primera/ desnuda, pura y verdadera/ que todo lo demás ha muerto.
Queca
Un regalo inadecuado puede cambiarle la vida a cualquiera. Tal es el caso de Miki, solterón por obligación y solitario por vocación; cuando su cuñado le obsequia con un recuerdo que se ha traído de su viaje a Japón: una muñeca sexual de nombre Megu
Billy («algo es algo»)
Tres cosas atormentan al exinspector de policía Guillermo Niño Pérez: un vecino que le obsesiona, el recuerdo de un crimen y una querella por sus torturas durante el franquismo. Por si esto fuera poco, se une la inquietud hacia un asesino en serie que
Redención (Nuestro último baile)
Mi segunda novela: una historia de amor, misterio e intriga; la lucha de una chica por su pareja pasa por enfrentarse a una secta apocalíptica