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La banda sonora de Billy («algo es algo») desgranada


Mal está, tal vez, que uno hable de su propia obra, pero uno de los atractivos de Billy («algo es algo»), que lo dota de originalidad, es que el título de cada capítulo es un fragmento de alguna canción, un pedazo que es relevante y va acorde con el sentido del episodio. Generalmente son de cantautores de España, bien propias, o bien poemas musicalizados de Miguel Hernández, Juan de Loxa, etc.; sin embargo, hay alguna excepción: un poeta uruguayo, un grupo de heavy metal español, y un cantautor y una banda grunge estadounidense.

Billy («algo es algo») (Libros Indie, 2019) es la historia de Guillermo Niño Pérez: un antiguo inspector de la policía política franquista, al que amenaza una querella por las torturas que propició en sus años de servicio, pues ya se salvó de otras, y es perseguido por el recuerdo de la muerte de Gabriel Aceituno, un estudiante agitador al que interrogó brutalmente. Sin embargo, no son estas cosas las que le inquietan, sino un joven vecino cuyo comportamiento errático y su modo de vida misterioso le obsesiona de forma malsana, sacando de él al antiguo inspector que perseguía «malhechores» por su pensamiento y conducta fuera de la norma habitual. Un día, mientras reflexiona sobre cómo esquivar a la prensa que le asedia, un antiguo subordinado le indica que en el periódico se habla de un asesino en serie que imita los métodos de tortura de la Brigada. Tomándoselo como un agravio hacia él y sus compañeros, decide investigar, convencido de tener un sospechoso bastante prometedor.

Me ha quedado algo largo, pero prometo que, en comparación, la novela es más corta.

Al comienzo de este vídeo promocional puedes oír un collage sonoro con los fragmentos de las canciones

Antes del odio, de Miguel Hernández (musicalizado e interpretado por Adolfo Celdrán)

Vencida la República en 1939, el régimen fascista de Franco se dedicó a hacer una dura purga contra los ciudadanos que hubieran tenido, aunque fuera presumiblemente, parte en el anterior gobierno legítimo, en el ejército popular, hubiera pertenecido a partidos de izquierdas o regionalistas/ nacionalistas, o hubiera manifestado abiertamente esas ideas. La mayoría de los intelectuales apoyaron ferviente y abiertamente al partido y al gobierno del Frente Popular, entre ellos, el poeta Miguel Hernández, quien pertenecía al Partido Comunista de España. Hernández fue arrestado y encarcelado, llevado a distintas prisiones donde se hacinaba con otros presos; llegó a tener una pena de muerte sobre su cabeza que, finalmente, le sería conmutada; sin embargo, moriría debido a las insalubres condiciones de esas prisiones. En esas estancias, el poeta escribió unos poemas que describían su situación y la de muchos otros, que se reunirían en un libro titulado Cancionero y romancero de ausencias.

«Antes del odio» es un poema estremecedor, en el que Miguel Hernández describe la miseria por la pérdida de libertad, simbolizada en su mujer y su hijo, ausentes y lejanos; también la incertidumbre de una pena de muerte que podía materializarse cualquier noche, arbitrariamente, junto con otros tantos; y, además de eso, la inquebrantable libertad interior del ser humano.

En 1975, el cantautor Adolfo Celdrán, musicalizó este poema para su disco 4.444 veces, por ejemplo, siguiendo el empeño de rescatar a los poetas silenciados, despreciados o tapados por la censura. Celdrán dota al poema de una melodía estremecedora que amplía las palabras del prisionero.

«… me es pequeño y exterior»: el poema resulta la máxima expresión de los pensamientos y sentimientos de un preso por razones políticas, por esa razón merecía su sitio entre los títulos de Billy («algo es algo»).

Campanades a morts: letra y música de Lluís Llach

Vitoria, 3 de marzo de 1976. La crisis económica mundial comenzó a notarse en España con viveza; los obreros, ante los despidos, las retenciones y bajadas de sueldo, van a la huelga, mientras un cierto ministro de economía, convertido más tarde en aristócrata-empresario de éxito, lanzaba arengas tratando de convencer de que no había otra solución porque no había dinero para los sueldos: que había que conformarse, apretarse el cinturón y pedir a Dios que dé lo que que los humanos niegan (bien, esto es una licencia mía). Especialmente trágica era la situación en Vitoria/ Gasteiz, en donde la huelga parecía interminable y la ciudad estaba al borde de la lucha. Ocurrió que, aquel tres de marzo, los obreros y sus familias estaban reunidos en asamblea en la iglesia de San Francisco de Asís, cuando la policía armada arrojó botes de humo provocando que salieran aturdidos y asfixiados; lo que no podían esperar es que su precipitada salida fuera recibida con fuego real. Murieron los trabajadores Pedro Martínez Ocio, Francisco Aznar Clemente, Romualdo Barroso Chaparro, José Castillo y Bienvenido Perea. Vitoria se convirtió en un campo de batalla, mientras el responsable de las fuerzas de seguridad, el entonces ministro de la Gobernación, Manuel Fraga, se lavaba las manos delegando en Martín Villa, ministro de relaciones sindicales. Finalmente, Adolfo Suárez se puso al mando intentando impedir generar más violencia.

El cantautor catalán Lluís Llach cuenta que se encontraba frente al piano cuando oyó las noticias de las muertes; entonces, de una manera instintiva, aporreó sus teclas con fuerza, saliéndole casualmente los primeros acordes de esta canción, al estilo del réquiem de Mozart.

«… y que en la muerte os persiga nuestro recuerdo». El fragmento escogido («i que en la mort us persegueixin les nostres memòries») representa esa persistencia de los hechos morales de cada uno, que acompañan al actor hasta que muera, como es el caso del protagonista, Guillermo Niño, que se resiste a sentir remordimientos por un crimen que cometió, aunque su recuerdo le persiga.

Canción de vísperas, de Nicolás Guillén (musicalizado e interpretado por Adolfo Celdrán)

En 1977, Adolfo Celdrán sacó un disco que suponía una colección de las canciones que le habían sido censuradas, total o parcialmente, o directamente prohibidas en algún aspecto (grabación, interpretación o difusión radiofónica), con el nombre de Denegado. En él encontramos la musicalización de un poema de Nicolás Guillén, que, probablemente, hablara de la Cuba prerrevolucionaria. Como es natural, al ser muchos de sus versos muy aplicables a la España de la dictadura franquista, la canción no pasó los filtros de la censura.

El fragmento «El ojo del policía» hace referencia a ese llamado «olfato policial» del que Guillermo Niño dice hacer gala, aunque a menudo constituya solo un montón de sospechas infundadas basadas en prejuicios y primeras impresiones. Del otro fragmento que da nombre a otro capítulo, «… y, sobre la pista, el enano equilibrista», relativo a las sesiones del juicio contra Guillermo Niño por sus torturas, solo diré que siempre me ha hecho gracia cómo Adolfo consiguió burlar la censura, para que se impidiera establecer una relación entre este verso y cierto general famoso por su baja estatura, al presentarlo ante la censura como «… y, sobre la pista, Elena no equilibrista».

Cançó en i (letra y música de Francesc Pi de la Serra)

El ácido y satírico cantautor catalán, Pi de la Serra, era muy dado en sus canciones a los dobles sentidos, de manera que los críticos solían decir de él que lo importante no era tanto lo que cantaba como lo que se dejaba entrever en sus letras. En esta canción en concreto, Quico, como suele llamársele también cariñosamente, enumera un montón de clichés y frases hechas sobre la policía que podían oírse en las noticias, contando hazañas de sus agentes como impedir una violación o ayudar a una invidente a cruzar la calle.

«La policía está al servicio de los ciudadanos» (la policia està al sevei dels ciutadans) es el estribillo recurrente que Pi de la Serra deforma jugando con otras palabras como «oligarquía», «servilía», etc., y que escogí para el capítulo en donde se describen algunos de los discutibles métodos policiales de Guillermo Niño y sus compañeros de la Brigada de la Noche, además de su visión de la acción policial, que recuerda al decidirse a proponerse desenmascarar al asesino psicópata que le imita, El Carcelero.

Doña María, de Nicolás Guillén (musicalizado e interpretado por Adolfo Celdrán)

De nuevo un poema del poeta cubano interpretado por Celdrán sirve para nombrar dos títulos de Billy («algo es algo»). Como el anterior, parece ser un poema alusivo a la Cuba de la dictadura de Fulgencio Batista, en donde mucha gente pobre se ganaba un cierto sueldo como confidentes de la policía política. Algo así ocurrió en España, como podrás descubrir en mi novela. Adolfo la musicalizó y la grabó en su primer disco, Silencio (1970).

«¡Ay, pobre doña María…!», verso incial del poema, me sirvió para titular el capítulo en el que se cuentan las tribulaciones e inquietudes de Marisa, la mujer de Guillermo Niño, ante el juicio que va tomando forma, pero también ante el extraño comportamiento que su marido está adoptando y del que poco le cuenta.

«Rondando anduvo mi casa» es otro capítulo, en el que se describen algunas cosas que hace el exinspector.

Enfermedades de invierno, de Jesús López Pacheco (musicalizado e interpretado por Luis Pastor)

Este poema era un canto contra la intolerancia en días del postfranquismo (los últimos años de gobierno de Franco, previos a la transición), contraponiendo la gente llena de razones que luchaban por la democracia frente a los vilentos sicarios del régimen: los ultraderechistas, que comenzaron a volverse más virulentos a medida que la vida del general se apagaba. Grupos como la Alianza Apostólica Anticomunista (AAA/ Triple A), Guerrilleros de Cristo Rey, el PENS (partido nazi español) y el Batallón Vasco-Español (un grupo parapolicial que realizaba atentados contra miembros de ETA y de la izquierda abertzale), que nacieron a finales de los años 60 para presentar batalla contra los jóvenes contestatarios, los obreros y los curas progresistas, pasaron de limitarse a romper escaparates de librerías y boicotear obras de teatro o recitales de cantautores, obviando palizas eventuales a líderes sociales, a cometer asesinatos.

En enero de 1977, toda la tensión de una transición política muy conflictiva acabó por estallar en pocos días: el estudiante Arturo Ruiz moría durante una manifestación por disparos de los Guerrilleros de Cristo Rey, al día siguiente lo hacía Mari Luz Nájera en la manifestación en protesta por esta muerte por la acción policial desproporcionada, y, finalmente, tres pistoleros de la Triple A asesinaban a sangre fría a los abogados laboralistas Enrique Valdevira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo, y al empleado del despacho Ángel Rodríguez Leal. Se organizó un funeral multitudinario que estremeció por su silencio respetuoso y su demostración de fuerza pacífica, especialmente los militantes del PCE, al que pertenecían las víctimas, y que todavía era ilegal. Suele decirse que esta demostración fue la que convenció a Suárez para, finalmente, legalizar los partidos democráticos.

Se consiguió detener a los tres ultras junto a algunos cómplices y autores intelectuales, pero no se pudo establecer la relación entre este lúgubre suceso y la responsabilidad en él de personas como Blas Piñar, Mariano Sánchez Covisa, Antonio González Pacheco y otras personalidades que lideraban el movimiento integrista o con cargos en las fuerzas de seguridad.

No recuerdo muy bien, pero creo que el poema es anterior al atentado de Atocha. No obstante, cuando Luis Pastor la musicalizó para su disco Nacimos para ser libres (1977), quiso denunciar toda aquella violencia, resquicios de un mundo que se resistía a morir con irracionalidad e integrismo.

«No vayas a coger alguna bala en los pulmones» es un verso lo suficientemente explicativo. No se llegó a saber lo que realmente pasó entonces, por lo que lo que describo en este capítulo (reconozco que muy influido por la película 7 días de enero de J. A. Bardem) es solo elucubración, inspirada por la teoría de que hubo gente importante detrás de este atentado terrorista con la finalidad de generar conflictividad social; una ficción basada en esta teoría en la que verás el papel que Guillermo Niño, de haber existido, hubiera tenido en aquellos asesinatos.

Es urgente, de Juan de Loxa (musicalización de Virgilio Fernández; interpretación de Aguaviva)

Juan de Loxa, poeta, locutor y promotor del colectivo andaluz Manifiesto Canción del Sur, escribió un texto inspirado por dos sucesos. Uno fue el del atentado de la calle Atocha del que ya hemos hablado; el otro fue el asesinato por la espalda a manos de la guardia civil del estudiante Francisco Javier Verdejo. ¿Crimen? Intentar pintar en una pared la frase «Pan y Trabajo». Es un poema en el que De Loxa contrapone también el mundo de la violencia y la irracionalidad con la del diálogo, las razones y la libertad.

«Allí se dan la paz con las manos manchadas»: de nuevo un verso muy expresivo que se explica por sí solo, alusivo al fervor religioso de unas personas que mandaban y mandaban matar, o mataban directamente. Una frase que un joven seminarista le recita a Guillermo Niño mientras asiste a misa con Marisa.

Están cambiando los tiempos (letra y música de Luis Pastor)

También del disco Nacimos para ser libres, fue una canción que, a pesar de lo que indicaba su título (al menos en apariencia), no estuvo libre de polémicas y boicots, como, por ejemplo, un aluvión de protestas de ciertas gentes a la dirección de TVE por su interpretación en el especial «Yo canto», acompañadas de amenazas serias contra el artista. Sobre todo por el verso que escogí para este capítulo: «No saldrá del agujero», aunque irónicamente se acabó pidiendo que saliera para meterle en otro agujero más familiar.

Galería de perpetuas (letra y música de Pedro Cobos y José Nieto; intérprete: Marisol)

En el proceso de Pepa Flores con romper de alguna forma con su pasado, encarnado en la dulce niña prodigio de nombre Marisol, surgieron discos y canciones interesantes, muy alejadas de aquellas que cantaba en su niñez en aquellas películas ñoñas. Pepa/ Marisol demostraba no solo haber conservado, y hasta perfeccionado, sus dotes interpretativas, sino que podía ser una artista comprometida y para un público adulto. Galería de perpetuas (canciones para mujeres), del año 79, es uno de esos discos, y la canción que daba nombre al disco toda una declaración de intenciones.

Es parte de una historia: Dolores Vázquez, cantante folklórica conocida como La Petenera, cumple cadena perpetua en la prisión de Alcalá de Henares por un asesinato; sin embargo, como confiesa en su carta a su amante, en su opinión cumple esa sentencia por el contenido machista de algunas de las canciones que cantaba, justificando el maltrato y echando sobre la mujer la culpa.

«Su dignidad y su vergüenza» fue el verso escogido para el capítulo en el que una tal señora Lluch relata las torturas a las que fue sometida por el inspector Guillermo Niño (inspiradas por las que relata Lidia Falcón), declarando que, a su parecer, el policía mostraba un desprecio especial hacia las mujeres.

Jo vinc d’un silenci (letra y música de Raimon)

El valenciano Ramón Peleguero Sanchís, bautizado artísticamente como Raimon (con acento en la «o»), se representa a menudo como el cantautor arquetípico en España, pues, junto a Paco Ibáñez, influyó en los cantautores de todos los rincones de España y en todo idioma de manera definitiva.

En su disco Lliurament del cant (1976), aunque con la presentación previa en recitales, incluía esta canción, que es una de las más celebradas, solicitadas y aplaudidas: un himno para la clase obrera, reivindicando la sencillez y desvelando las mentiras que se esconden tras los grandes discursos y los grandes nombres históricos, porque, como él y yo sabemos, es la clase obrera, a la que él y yo pertenecemos aunque nos desclasen, la que hace la historia. ¡Y punto!

«Quien pierde los orígenes pierde identidad» (Qui perd els origens perd identitat) fue el verso elegido para el capítulo en el que narro la infancia y la juventud de Guillermo Niño en su pobre y pequeño pueblo de Extremadura, siendo hijo de un duro y severo labrador que esconde un secreto oscuro y sangriento… Y el sentido es ese: que siendo de clase humilde eligió, al hacerse policía, pasarse al bando de los que oprimen, ejeciendo la labor ejecutiva de esa represión.

Knockin’ on Heaven’s Doors (letra y música de Bob Dylan)

Rompiendo la hegemonía, para este capítulo escogí a un cantautor, pero estadounidense. Y había una razón.

Esta canción, todo un himno pacifista, pertenece a la banda sonora de la película Pat Garret & Billy The Kid, de Sam Peckinpah (1973), aunque ese Billy el Niño romantizado, interpretado por Kris Kristofferson, dista mucho de parecerse a Guillermo Niño (Billy Kid) o a aquel policía al que se apodó así.

«Demasiado oscuro para ver» (Too dark to see) es un verso alusivo al dolor que causa ser el responsable de tanta muerte.

La meva estrella (letra y música de Francesc Pi de la Serra)

De nuevo el genial cantautor catalán. Es una canción incluida en su disco No és possible el que visc (1974), en donde narra un suceso preciso: la represión de una manifestación y cómo, al tratar de ayudar a un viejo en la huida, descubre que es un infiltrado que trata de detenerle.

En ese momento es cuando dice «Todo se ha vuelto de color gris» (Tot s’ha tornat de color gris), refiriéndose al color del uniforme de la policía armada y a su ingente número. Aunque el capítulo que lo nombra no trata exactamente de eso, sino que es en un sentido más literal: todo se vuelve oscuro para el exinspector Guillermo Niño cuando la querella toma finalmente la forma de juicio.

Las cárceles, de Miguel Hernández (musicalizado e interpretado por Elisa Serna)

Otro poema de Miguel Hernández, esta vez de su poemario de la guerra El hombre acecha, en el cual los estudiosos ven un cambio de enfoque: más preocupación por la humanidad que por el conflicto bélico y el hecho revolucionario en sí.

Es un poema en el que Hernández habla de la represión que se producía en la zona dominada por los fascistas, y una reflexión: que se puede tener a una persona encerrada, pero solo su cuerpo: su alma es libre e inquebrantable.

«No le atarás el alma» De entre otras versiones, escogí el fragmento del poema que canta Elisa Serna, la gran cantautora y gran represaliada por el régimen, en su disco Este tiempo ha de acabar (1974), que era una reedición depurada de su disco publicado en Francia el año anterior Quejido. Elisa comenzó su andadura, influida por Paco Ibáñez, musicalizando poemas, especialmente los de Miguel Hernández. Yo elegí este fragmento para un capítulo en el que se describen algunas de las torturas que Guillermo Niño propiciaba a sus víctimas, porque, en cierto momento oscuro, esta canción me dio fuerzas. Creo que a Elisa le hubiera gustado el libro: espero que en el Cielo tengan servicio de biblioteca.

Los dos gallos (letra y música de Chicho Sánchez Ferlosio)

Chicho, hijo de Rafael Sánchez Mazas y hermano de Rafael Sánchez Ferlosio, dentro de la canción de autor, era una persona tan discreta como fundamental, eligiendo la mayor parte de las veces pasar al segundo plano y componer para otros. Sin embargo, tiene el mérito de ser uno de los grandes precursores. A principios de los 60 «grababa para dos jóvenes suecos, Sköld Peter Matthis y Svengöran Dahl, un número de canciones que saldrán en EP bajo el título
genérico de Spanska Motståndssånger (Canciones de la resistencia española), que fueron editadas en 1963 en Suecia (se reeditarán en LP en el año 1974), con portada e ilustraciones de José Ortega, y bajo anonimato del autor e
intérprete (“Se silencia el nombre por razones de seguridad”, rezaba en sueco la contraportada del disco). Era un encargo de la revista Clarté para un número especial, que se enmarcaría además en una exposición de 1965 en Estocolmo llamada Spannien Annorlunda (España diferente), con obras de pintores suecos y del grupo Estampa Popular» [de mi tesis La creación de una cultura de la resistencia a través de la canción social]. Una de esas canciones era esta: una alegoría sobre la guerra civil en la que enfrentaba a un gallo negro contra otro rojo.

«Otro gallo cantaría» es una alusión a que la historia hubiera sido muy diferente. Por eso utilicé este verso para narrar la micronovela que supone este capítulo, en donde cuento la historia del abogado, primero defensor de los oprimidos y luego acusador del opresor, Alberto Flores Leal, sus encontronazos con Guillermo Niño y su inicio de la demanda que, finalmente, llevará a cabo su hija Cristina. Además, ilustra una frase que describe aquellos encontronazos y luchas de poder como una pelea de gallos. Es todo un homenaje a los abogados laboralistas de los 60 y 70 que se jugaron la piel por los trabajadores y los opositores, por desgracia, en alguna ocasión, literalmente.

Los rockeros van al infierno (letra y música de José Luis Campuzano y Carolina Cortés; intérpretes: Barón Rojo)

Pudiera parecer que, con la elección del himno de los heavies españoles, incluido en el disco Volumen brutal (1981), vuelvo a alejarme de los cantautores de España, pero no es del todo cierto. Los fundadores de Barón Rojo, los hermanos Armando y Carlos de Castro, venían de Coz, otro grupo de rock duro, pero que, además, guardaba buenas relaciones con los cantautores y había apoyo mutuo. Los De Castro abandonaron Coz porque, según versiones, la discográfica prefería las canciones de los otros miembros a las suyas, o bien por la deriva comercial que el grupo estaba tomando, y fundaron el Barón Rojo: el gran grupo de hard-rock de España, sin desmerecer al resto.

«Esa falsa humanidad de los que se dicen buenos»: la elección de esta línea fue algo casual. Tenía puesta la canción y de repente la escuché, y me dije que podría ser uno de los títulos. De hecho, es el título de uno de los capítulos más escabrosos de la novela, en donde relato las inquietudes e inclinaciones y perversiones sexuales de Guillermo Niño, además de su homofobia repugnantemente patente.

Parábola sobre el billar, de Carlos Álvarez (musicalización e interpretación de Luis Pastor)

Este poema es una alegoría sobre la palizas en las detenciones: una bola roja de sangre, tres hombres condenados a chocar… Podían ser dos policías, o, en caso de querer más contundencia, matones contratados. Sergio Rodríguez Tejada, en su Zonas de libertad (libro que me sirvió para documentarme), contaba el testimonio de detenidos que apuntaban a que la policía de Valencia solía recurrir a los servicios de un brutal albañil, apodado Pepe el Boxeador, para llevar a cabo estas labores.

«No puede haber otro juego tan cruel como el billar» es el título del capítulo en el que un poeta y artista narra cómo fue sometido al método de tortura conocido como «la rueda»: un corro de policías o matones (para el caso es lo mismo) se pasan de mano en mano al detenido propinándole golpes.

Pueblo blanco (letra y música de Joan Manuel Serrat)

Se incluye en su álbum Mediterráneo (1971) esta estremecedora canción sobre un pueblo, uno de tantos, que ya agonizaba y donde la tierra parecía amarrar a sus habitantes. Según el cantautor bilingüe, hijo de madre aragonesa, la canción le fue sugerida al contemplar las ruinas de Belchite, el pueblo que quedó destruido durante la guerra y reconstruido en otro lugar.

«Fuerte p’a ser su señor y tierno para el amor»: para el capítulo en el que a Marisa se le empieza a caer la venda de los ojos respecto a su marido, en el que comienza a reflexionar sobre el papel que ambos han tenido en el matrimonio y en lo que ella era para él, solo me interesaba esta línea de «una canción que le gustaba (el cantante, no tanto)».

Què volen aquesta gent (letra de Lluís Serrahima, música de Maria del Bonet; interpretación de Maria del Mar Bonet)

Un estándar ejemplar de canción protesta en España por la trovadora mallorquina. La canción cuenta, de forma épica, a la manera de los juglares medievales, un suceso: el suicidio de un joven estudiante antes de ser detenido por unos hombres. Naturalmente, tanto letrista como intérprete no cometerían el error de decir quiénes eran esos hombres y que el término suicidio era solo un eufemismo. Pero el público era muy inteligente y adivinaba lo que la canción callaba tanto como lo que dejaba entrever el redactor del periódico al tratar este tipo de noticias. Erróneamente suele atribuirse su inspiración al asesinato de Enrique Ruano, que fue posterior a la grabación de la canción; en realidad habla de otro estudiante, también madrileño, que murió en circunstancias similares: Rafael Guijarro Moreno. Sin embargo, la canción sirve a ambos indistintamente. Realizó una adaptación al castellano muy fiel Elisa Serna.

«La ley una hora señala» (la llei una hora assenyala) y «Murió de una llamada al romper el alba» (traducción libre de n’és mort d’un truc a trenc d’alba): dos frases de la canción para dos capítulos que giran en torno al mismo tema. En Billy («algo es algo») me inventé un personaje ficticio, un joven llamado Gabriel Aceituno Arrendajo, que tuvo una suerte parecida a la de Guijarro y Ruano. El recuerdo de su asesinato es, en gran parte, el leit motiv de la novela.

«Alguna trovadora escribiría un romance describiendo un hecho similar: podrían prohibírselo, pero el romance correría de boca en boca» (Billy («algo es algo»)).

Refranívocos, de Mario Benedetti

El genial poeta uruguayo elaboró un poema en el que truncaba la segunda parte de refranes y dichos populares, cambiándoles el sentido, o inventándose algunos. Inolvidable la mezcla de su recitado junto a «El diablo en el paraíso» de Violeta Parra, interpretada por Daniel Viglietti.

«… pero algo es algo»: No, no es espoiler, si conoces el poema en sí. Ese «algo es algo», que además tomé como subtítulo, viene a significar que, a pesar de las injusticias, de alguna manera la literatura, el arte en general, viene a brindar un cierto consuelo, por pequeño que sea. Como ya sostuvo Gramsci, a través de la literatura el humilde puede soñar con la venganza sobre el poderoso.

Smells like teen spirits (letra y música: Kurt Cobain, Dave Grohl, Krist Novoselic; intérpretes: Nirvana)

El himno de los grunges se publicó en el disco Nevermind (1991), y, alcanzó tal éxito, que el grupo llegó hasta a cogerle manía. No se les puede quitar la razón, cuando un sonido tan sucio como encantador, el santo y seña de los desarrapados despreciados por la sociedad biempensante, entró por la puerta de los éxitos discográficos hacia la aceptación social.

«Ya estamos aquí, diviértenos» (Here we are now, entertain us): aquí sí me alejé del todo de la hegemonía de títulos de canciones de cantautores españoles. La razón es más personal y su elección no fue fácil del todo. En este capítulo, a través de nuestros alter-egos, intervenimos mi pareja, Cristina Bermejo Rey, que también es escritora (buscad su Trece relatos de amor maldito), y yo, encarnados en unos periodistas autónomos especializados en asesinos en serie, a los que Guillermo Niño requiere para ser asesorado acerca de El Carcelero. Y la canción, sin más, sonaba durante nuestro primer beso en Bar Garaje (Travesía del Pilar 2, Getafe, Madrid).

Anti-social (letra y música de Bernie Bonvoisin y Norbert Krief; intérpretes: Los Suaves)

Esta versión del grupo gallego de la canción de la banda francesa Trust? (con el precedente de Anthrax) no pertenece a los títulos de los capítulos, porque no me percaté de su letra hasta después. Cuando la escuché, pensé que podría haber estado genial, pero ya era tarde, así que siempre procuro incluirla en las publicaciones a modo de epílogo.


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Otro fragmento de Billy («algo es algo»)


1968: Raimon actúa en el vestíbulo de la hoy Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid

Allí estaban los cantautores: cantando las verdades a quienes las quisieran escuchar, aunque los que debieran hacerlo pretendieran ser sordos. Contaban la historia de la gente, expresaban el sentimiento de un pueblo insumiso que no se resignaba, que quería vivir, que quería amar libre. Paco Ibáñez desenmascaraba a los usurpadores con la verdadera cultura española. Chicho Sánchez Ferlosio era la denuncia del anonimato popular. Raimon, un grito de esperanza alzado contra el viento y la noche. Lluís Llach componía el réquiem para tumbar la estaca. Serrat cantaba la ternura del hogar. María del Mar era la calma y la furia del Mediterráneo. Pi de la Serra sentenciaba que volveríamos a reír fuerte y sin miedo cuando el día dejara de ser gris. Ovidi Montllor profetizaba que llegaría el día en el que el llanto fuera de alegría. En la sureña profundidad de la gigantesca garganta de José Menese se refugiaba la voz del humilde. Manuel Gerena convertía los palos que mataron a “Chato” El Esparraguero en palos flamencos. Enrique Morente rezaba a la estrella de la justicia. Un cromlech ancestral eran las palabras de Bertolt Brecht en la voz eusquérica de Mikel Laboa. Imanol, un estremecimiento sobre los montes del País Vasco. Benedicto no traía de armamento más que palabras amigas galaicas. Bibiano exigía gaitas para todos, para hacer sonar la alborada que anunciaba el nuevo día. Elisa Serna era la persistente memoria incombustible y humilde de las casas de los obreros. Julia León, la tenaz queja del campesino castellano. Adolfo Celdrán advertía que la noche se acaba y el día está llegando. Aute cantaba la belleza de aquellos ojos que vieron morirse los cielos en el mes de septiembre. Labordeta era la fuerza del cierzo aragonés soplando contra la injusticia. Aguaviva confirmaba que la invasión de los bárbaros que profetizara Juan de Loxa había llegado. El Nuevo Mester de Juglaría cantaba en las plazas la sangrienta hazaña de una épica oculta por el poder. Las Madres del Cordero se reían de los poderosos poniéndolos ante el espejo del esperpento. Los Sabandeños: un ejército musical de luchadores canarios. Carlos Cano cantaba ante la hoguera el dolor del pueblo andaluz. Víctor Manuel era la voz minera que surgía de las entrañas de la tierra de Asturias. Luis Pastor, el furor proletario del irreductible barrio de Vallecas. Pau Riba, Jaume Sisa, Hilario Camacho…, los hippies que predicaban la paz y el amor contra la cultura del odio. Y Pablo Guerrero era la poesía que llovía a cántaros sobre el techo del obrero, el campesino y el estudiante extremeño. Y tantos otros… En sus voces las palabras de los poetas y de los desposeídos cobraban vida, se movían. Eran los trovadores que cantaban la épica de la Resistencia viva. La Verdad nunca había sonado tan bien.

Gustavo Sierra Fernández, Billy («algo es algo») (Libros Indie, 2019).

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Desentrañando Billy («algo es algo»): The Making Off


Argumento

Portada del libro

Guillermo Niño Pérez es un expolicía franquista que se enfrenta a un juicio inminente por sus torturas durante la dictadura y la transición, a la vez que vive obsesionado por un misterioso vecino y atormentado por el recuerdo de un crimen que cometió durante sus años de servicio. En medio de todo esto, descubre la existencia de un asesino en serie que parece imitar sus métodos de tortura, y decide tratar de demostrar su identidad.

Es una historia que transcurre en la actualidad, aunque hay flashbacks hacia su pasado que nos permiten conocer la historia y la personalidad del inspector Niño. Comprender el presente conociendo el pasado.

Génesis

La idea de Billy («algo es algo») surgió hará un tiempo, cuando una escritora estaba ideando una novela de psicópatas y le sugerí la idea de meter a un policía de la vieja escuela como investigador. El proyecto de la novela fue abandonado, así que, tiempo después, recordé mi aportación y decidí escribir sobre ello en una especie de relato corto. Pero, a medida que avanzaba, el relato pedía más, y así nació una novela no demasiado extensa y bastante original.

Las influencias

Puede que esté mal decirlo, pero me gusta pensar en Billy («algo es algo») como una novela de regusto clásico, es decir, un libro en el que el trasfondo social y político, sin llegar a explicitarse demasiado, condiciona la historia y el argumento, que sirve para hacer un juicio moral sobre una injusticia. Así escribían Victor Hugo y Dostoievski, que han tenido una gran influencia sobre mí. Por eso, alegremente me uno a la corriente llamada Realismo Social del Siglo XXI.

Además de ellos, la lectura de El ruido y la furia de William Faulkner me fascinó de tal manera que me animó a intentar hacer aquellos malabares lingüísticos: un libro en el que la historia no se te da hecha desde el principio, sino que tienes que construirla a medida que vas leyendo.

Fuera de lo literario, el lector descubrirá los guiños a la película 7 días de Enero, de J. A. Bardem, sobre todo en el capítulo relativo al atentado de la calle Atocha y la escena del funeral. Fue, sobre todo, la soberbia interpretación de Alberto Alonso en el papel del inspector Cisco Kid lo que inspiró la creación del personaje de Guillermo Niño. También, la forma de narrar los acontecimientos, de cambiar nombres y señalar sin nombrar.

En cuanto a documentación, decidí que, para no crear la identificación total, partiría de lo que ya sabía, para que la inspiración no influyera demasiado sobre el inspirado. Ya había suficientes reportajes, artículos, noticias y testimonios. Pero la idea de base fue el libro, anteriormente tesis doctoral, del doctor en Historia Sergio Rodríguez Tejada, de la Universidad de Valencia, Zonas de libertad, en donde recoge los testimonios de los que sufrieron las torturas en las comisarías de Valencia y algunos de aquellos deleznables métodos.

Queda señalar también el homenaje a los cantautores que encontrarás en la página 70, con una fuerte influencia de Fernando González Lucini.

Desarollo, recursos y contexto histórico

Como te digo más arriba, la historia policial, con tintes de novela negra, es la excusa para poner de manifiesto el trasfondo: las torturas que se produjeron durante el franquismo en las dependencias policiales (y después) y la impunidad de la que gozan sus propiciadores. De esta manera, el trasfondo pasa al primer plano, tomando más protagonismo a medida que avanza la historia.

De ahí el recurso a los flashbacks y a la frase recurrente que encontrarás a lo largo del libro: es la persistencia de la memoria y el peso moral de los hechos pasados.

No había en sus comienzos, realmente, un intento de condena moral: salió solo; naturalmente. Tal vez el detonante fueran aquellas declaraciones de los dos antiguos ministros del Interior, empeñados en proteger a unas personas corruptas de sus responsabilidades con la excusa de no permitir que se manche el nombre de las fuerzas de seguridad del Estado (¿alguien ha dicho que juzgar a un criminal de guerra nazi suponga denigrar el nombre de los cuerpos de seguridad alemanes? ¡Pues eso!)

Artículo primero. I. Quedan amnistiados:

(…)

c) Todos los actos de idéntica naturaleza e intencionalidad a los contemplados en el párrafo anterior realizados hasta el seis de octubre de mil novecientos setenta y siete, siempre que no hayan supuesto violencia grave contra la vida o la integridad de las personas.

Artículo segundo.

En todo caso, están comprendidos en la amnistía:

(…)

e) Los delitos y faltas que pudieran haber cometido las autoridades, funcionarios y agentes del orden público, con motivo u ocasión de la investigación y persecución de los actos incluidos en esta Ley.

f) Los delitos cometidos por los funcionarios y agentes del orden público contra el ejercicio de los derechos de las personas.

(Ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía)

La historia transcurre, aproximadamente, en la actualidad, pero se entrelaza con los recuerdos de su protagonista constantemente, mediante flashbacks y capítulos retroactivos que nos cuentan su historia y sus andanzas. También existe un capítulo a modo de pequeña contranovela que nos explica la génesis de la querella a la que ha de hacer frente. A excepción de algunos fragmentos y un capítulo, está narrado en tiempo pasado.

El contexto histórico son los últimos 60 y principios y mediados de los 70, en las postrimerías de la dictadura franquista: una época poblada de activistas, integristas políticos y religiosos, artistas contestatarios y psicópatas amparados por la legalidad, con carta blanca para realizar cualquier cosa que quisieran. Para narrar muchos de estos hechos y personas reales que tuvieron mucho peso entonces, eché mano de un recurso que ya definió el dramaturgo Bertolt Brecht: el distanciamiento, aunque también está la influencia de la película de Bardem.

Como todavía hay cosas y sucesos de los que hablar resulta un acto a menudo sangrante, sobre todo con los lobos con piel de cordero, me resultó una buena idea esa de señalar sin mencionar, de manera que parezca que estemos hablando de otro país y otro tiempo; que Guillermo pueda ser igualmente un policía del apartheid, un oficial de Auschwitz o un agente de la Stasi.

Ejemplos: hay unos cuantos sucesos, como la matanza de Atocha, que son mencionados con deliberada ambigüedad, de manera que el lector que conozca estos hechos los captará al instante, mientras que a otros se les despertará la curiosidad y comenzarán a investigar, como le ha pasado a muchas personas que la han leído o lo están haciendo.

Funeral por los Abogados de Atocha (foto de Antonio Gabriel; fuente: El País)

Por su parte, la «muerte accidental» del estudiante es calcada a las de Rafael Guijarro Moreno y Enrique Ruano: activistas que, empleando terminología oficial, murieron en extrañas circunstancias en el transcurso de sus interrogatorios y de las que nadie se ha responsabilizado o se ha señalado.

Enrique Ruano

Más ejemplos. El departamento policial al que pertenece Guillermo es llamado Brigada de la Noche, con toda la simbología que encierra, pues «la noche», además de amparar la caza, como se dice en algún pasaje, era el símbolo con el que poetas y cantautores llamaban a la dictadura. Los políticos y militares ultras son denominados genéricamente como Jefes. Otros, como «el juez», «el ministro», etc., son meros personajes tipo, pero con guiños tomados de declaraciones reales. Pocos nombres reales aparecen.

Aparte de los sucesos históricos conocidos, existen al menos dos, que son intrahistóricos, y están basados en hechos reales. El primero sucede cuando se cuenta la historia de la familia de Guillermo: a un amigo de mi abuela, tal como me contó ella, los falangistas le obligaron a comerse la corbata roja que le identificaba como miembro del PCE. El segundo, ocurrido a mediados de los 70, está inspirado en lo que le ocurrió a un chico que conocía mi madre, que tuvo la mala suerte de pararse junto a un coche, propiedad de un señor que tenía licencia de armas y, seguramente, amparo de alguien, ya que salió absuelto del juicio y la familia del chico no recibió ningún tipo de indemnización o compensación.

Finalmente, como un ingrediente a sumar a su originalidad, el nombre de los capítulos. A excepción de tres, son fragmentos de canciones y poesías bastante conocidas de mediados y finales de los 70: canciones de Llach, Elisa Serna, Raimon, Maria del Mar Bonet, Adolfo Celdrán, Luis Pastor…, y poemas de Miguel Hernández, Juan de Loxa o Mario Benedetti, quien me proporciona el subtítulo del libro, ese «algo es algo» que viene a decir que, a falta de justicia real, nos queda el consuelo de hacerla a través del arte.

(Escucha su banda sonora)

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Yo con Elisa el día de su graduación en la Universidad para Mayores

Además, no se puede pasar por alto a quién va dedicado el libro: es precisamente a una de esas cantautoras, Elisa Serna, que sufrió multas, detenciones y exilio a lo largo de su carrera, por lo que cantaba, como ningún otro cantante de la época. Su fallecimiento tuvo lugar algo antes de que empezara a escribir el libro, por lo que no podía ser de otra forma. La presentación realizada el día 12 de junio en el Café Libertad 8, con sus canciones sonando antes de empezar y al acabar, supuso casi un homenaje y un recuerdo emocionado por nuestra parte (la mía y la de Cristina), por ser precisamente ahí el último lugar donde la vimos en persona y hablamos con ella, y donde tenía programada una actuación que no pudo realizar.

Personajes

Billy («algo es algo») se centra casi todo el tiempo en un único personaje, aunque a lo largo de la historia otros toman momentáneamente el protagonismo.

Guillermo Niño: es el protagonista. Un expolicía fanático que no se arrepiente de nada de lo que hizo. El lector sagaz verá, por la portada del libro y la traducción al inglés del nombre, en quién está inspirado el personaje: en el más famoso, pero no el único, de los torturadores franquistas, Antonio González Pacheco, más conocido por su alias, «Billy el Niño», dicen que por la rapidez con la que sacaba la pistola durante los interrogatorios; de ahí que el sobrenombre de Guillermo sea el de «el Pistolero». Pero cabe advertir que es solo inspiración, y que en él pueden concurrir todos ellos juntos. Como virtud, es un sagaz policía retirado al que la emoción de una investigación hace rejuvenecer.

Comisario Ramón de la Dehesa, «Calvoroto»: este personaje está inspirado fuertemente por el comisario real Roberto Conesa. Cualquiera que conozca su historia se sorprenderá de cómo un miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas, para esquivar la tortura y la pena de muerte, vendió a sus compañeros, incluidas las 13 Rosas, y después fue escalando, delación tras delación, hasta convertirse en el encargado de mantener el orden político a pie de calle. Cuando uno se para a considerar sobre este cambio, llega a una única conclusión: que una persona así, en realidad, carece de ideales y que lo único que le mueve es salvarse a sí mismo. Calvoroto es cinismo puro y duro, que enmascara de servicio al orden y la ley y de integrismo político. Finalmente, su mote, por su característica física más notable, viene por otro torturador al que las víctimas apodaban como «el Calvo».

Emilio Boneco Andrade, «Queco»: otro de los policías de la Brigada, compañero inseparable de Guillermo; en cierto sentido, su contrapunto en cuanto a carácter, pero moralmente mucho peor y más cruel. Su nombre y apodo (boneco es ‘muñeco’ en gallego) se deben a otro torturador, el capitán de la guardia civil, participante del golpe del 23F, Jesús Muñecas.

Marisa: la mujer de Guillermo. Seguramente, el personaje más encantador de la novela y, en mi opinión, la verdadera protagonista. En la creación de Marisa pesó la llamada de la mujer de Tejero pidiéndole que no matara a nadie. (Luego me enteré de cosas que me llevan a declarar que mi Marisa es mucho mejor.) La idea que subyace es la de la mujer de los dictadores, los torturadores y los mafiosos (de ahí el guiño a El padrino), es decir, ¿llegan a saber qué es lo que hacen sus maridos?, y si es así, ¿pueden vivir tranquilas, sabiendo que aman a un monstruo? En el caso de mi personaje, se le va cayendo la venda al descubrir lo que ha hecho su amado esposo a lo largo de esos años, además de cobrar conciencia de su relación de pareja.

Agustín González (Fuente: Wikipedia)

Comisario Manuel Cabezas: es la antítesis de Guillermo, de quien fue su subordinado y al que le debe buena parte de su carrera policial. Un demócrata suarista convencido que repudia lo que su jefe y sus compañeros hicieron en el pasado, pero que no puede negar su ayuda al amigo que la necesita. Para él tenía en la cabeza a los entrañables o cómicos policías, según la película o serie, que encarnó el gran actor Agustín González: de ahí su descripción física y algunas expresiones y giros. Guillermo y Manuel forman una pareja casi clásica, como el día y la noche, y el lector disfrutará de los diálogos entre ambos. Para muestra, esta locución sobre el texto adaptado que hicieron los actores José Palacios y Antonio Orozco, del grupo Taormina:

Alberto Flores Leal: el abogado acusador. Su historia es la transformación de abogado defensor de los detenidos por Niño a acusador contra este a raíz del atentado de Atocha. El apellido Flores simboliza un poco un tono alegre frente a la España negra que representan Niño y su gente, mientras que su segundo apellido, Leal, por su significado etimológico, es un pequeño homenaje a los abogados laboralistas que tanto se jugaron en aquellos años; casualmente, Leal era el apellido del único muerto de Atocha que no era abogado. Físicamente, tiene dos modelos que me sirven también de homenaje; la fisonomía del primer Alberto se corresponde con la foto del primer sencillo del cantautor gallego Benedicto García, mientras que el segundo Alberto se parece físicamente a mi amigo Antonio Gómez cuando era joven y producía discos.

El vecino: un enigmático joven cuya misteriosa vida e inquietante personalidad obsesionan a Guillermo. Tendrá que tolerar el acoso del exinspector.

Y luego una serie de personajes menores, como Paco «el Fino» (expolicía y dueño de un bar); la abogada de la acusación, Cristina Flores (hija de Alberto); el abogado defensor, Mariano Berrocal (sobrino de Marisa); los compañeros de la mili: el Bullonero (un guiño al dúo de folk aragonés La Bullonera) y el Estupendo (inspirado en el personaje de mismo apodo que itnerpretó Antonio Ozores en la película 15 bajo la lona); Tío Posada, el padre de Guillermo, que guarda un horrible secreto; Puri, la prostituta que lo desvirgó, y los dos periodistas, cuya intervención está narrada en presente, porque son nuestros álter egos (que protagonizan su propia novela, aguardando en un cajón). Sin contar, claro está, con el asesino en serie: el Carcelero.

¿A quién va dirigido?

Pues a quien le guste leer una buena historia: una buena historia que no se atiene a las modas. Soy consciente de que no es un best seller, precisamente por eso.

Pero, sobre todo, a aquellos cuya lectura les levante curiosidad y decidan indagar sobre este tema, y también a aquellos que sufrieron en sus carnes las tropelías de unos funcionarios públicos que, amaparados por la ley, daban rienda suelta a su sadismo y su sociopatía. Quizás aquí encuentren un consuelo.

Últimas cosas

No hay mucho más que decir salvo que espero que sea un libro que entretenga, instruya y haga reflexionar; que cada cual escoja la versión de la historia que prefiera, ya que incluso el final desconcertante queda a la decisión del lector. Solamente puedo cerrar con el último párrafo del prefacio:

Sin más, te deseo una buena lectura, que te entretenga y te haga reflexionar y hasta investigar sobre todo esto.

Para hacerte con él:

Libros Indie

Casa Del Libro

Amazon, versión papel y versión para Kindle.

Más información: descárgate mi dossier de prensa

La Hoguera (22-III-2015): “Furor proletario”


y1psIXC31JN0VtJ64F9RDe5fsQDQmFACtGykenavhJ12KJjPBiDud6j_24mfNBgWbt1bcndHqgu7ZsUnas canciones que hablan sobre el mundo de la clase obrera: algunas para indignarse, otras para reírse, todas para concienciar.
Sonaron Raimon: Jo vinc d’un silenci; Carlos Cano: La morralla; Pablo Guerrero: Son hombres que se mueren sin haber visto la mar; La Bullonera: Camino del trabajo; Imanol: Martillo Pilón [Somorrostro]; Chicho Sánchez Ferlosio: A la huelga; The Almanac Singers: Which side are you on? [Florence Patton Reece]; Miro Casabella: Puxa; Nuberu: Dame tira [Manuel Asur]; Errobi: Nagusiaren nigarrak [Daniel Landart]; Coses: Nova oració del parenostre [Miquel Martí i Pol]; Daminifkados: Krisis laboral; Ángeles del Infierno: A cara o cruz.

Escuchar:

http://www.ivoox.com/hoguera-furor-proletario-audios-mp3_rf_4283137_1.html

http://www.getafevoz.es/programas/la-hoguera/

De Luis de Góngora a Paco Ibáñez: la gestación de la canción de autor


En 1927, debido al homenaje que se le hizo hacia el 23 de mayo por el centenario de su muerte, Luis de Góngora, excelso poeta de los siglos XVI-XVII, se convertía, de ese modo, en padrino de la joven Generación del 27. Cerca de 30 años después, a pesar de haber sido reclamado una y cien veces por los intelectuales conservadores que marcaron el ritmo, el gusto y los cánones intelectuales de la dictadura, el gran poeta barroco se convertiría también en padrino de la canción de autor cuando Paco Ibáñez, desde París, ponía música a uno de sus poemas más bellos en 1956, y posteriormente los reuniría con musicalizaciones del mejor de los poetas de la Generación del 27: García Lorca.

Luis de Góngora y Argote, por Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599 - 1660)La más bella niña, fechado en 1580, parece ser uno de los poemas de juventud de Góngora; se nota, principalmente, en la sencillez del lenguaje y de los conceptos, y en que la estructura del poema parece apoyarse en ciertas fórmulas populares de entonces, que entroncaban con la tradición medieval, y no resulta tan culteranista, un estilo de la poesía barroca más oscuro, con múltiples referencias a la alta cultura, pensada un poco para iniciados, del que Góngora fue maestro e iniciador, y opuesta a la forma más popular del conceptismo, defendido por su acérrimo rival y enemigo personal Francisco de Quevedo. Esta bloguera, que hace un análisis literario que, probablemente, los escolares que anden buscando referencias para sus clases y trabajos encontrarán más valioso que el que yo pueda ofrecer aquí, remarca esa herencia de la lírica popular y tradicional de las cantigas de amigo galaico-portuguesas, y de las jarchas mozárabes. Yo añadiría la lírica sefardita, un grupo literario-folklórico muy rico, en el que a menudo también aparecían estos tópicos de la mujer que queda abandonada por su amante, prometido o esposo, y les espera desconsoladamente; ejemplo de esto son canciones tales como Hija mia mi querida, ¿Por qué llorax? o La rosa enflorence (canciones versionadas por el grupo checo Gothart en su álbum Adio querida, nombre de otra canción sefardí). No sería nada extraño si pensamos que, por otro lado, su enemigo Quevedo dejó caer cierta insinuación de su origen judaico (cosa nefasta para una poeta de la corte por entonces) de una manera no muy elegante en su poema A una nariz, el cual se piensa dirigido contra Góngora. Algunas de estas canciones sefardíes, por otro lado, como aquellas también de las cantigas de Amigo y las jarchas, tenían, a menudo, el trasfondo del tema de la guerra: el amado que se tiene que ir a la guerra y la amada que se queda esperando, con la incertidumbre de si volverá.

Fernando Álvarez de Toledo, tercer Duque de Alba; Frans HogenbergDurante el siglo XVI, el que se dio en llamar Imperio español, bajo la corona de Felipe II, se vio inmerso en varias guerras, bien para conquistar territorios, bien para protegerlos de las ambiciones de los otros reinos rivales, y, a veces, con un pretexto religioso (protestantes y musulmanes, enemigos declarados del monarca). En los años que anteceden a la creación del poema tuvieron lugar, entre otros, estos sucesos: 1571, batalla de Lepanto contra el Imperio Otomano; 1572, el Imperio Inca es derrotado con la ejecución de Tupac Amaru I; 1573, tras el asedio, la corona española toma Haarlem (Holanda), mientras que al año siguiente, los neerlandeses resisten en Leiden… Batallas, conquistas y victorias (y alguna derrota) llevadas a cabo la mayoría por el más fiel vasallo del rey de España: Fernando Álvarez de Toledo, III Duque de Alba.

Batalha de Alcântara: «Croquis del sitio y orden de la batalla habida entre el sr. don Antonio, nombrado rey de Portugal y el Duque de Alba, capitán general del rey católico don Felipe II, delante de Lisboa por mar y por tierra en un mismo día el 25 de agosto de 1580»En 1978 fallece en batalla Sebastián I, rey de Portugal, en la batalla de Alcazarquivir. Asumió la corona su tío abuelo, cardenal Enrique I El Casto, quien moriría en 1580, dejando vacante el trono; se produce una disputa entre los pretendientes al trono, nobles de diversas procedencias vinculados al trono portugués de alguna u otra manera, entre los que se encontraba el poderoso y temible Felipe II. Uno de ellos, Don Antonio, prior de Cato, se autocorona rey de Portugal en junio de 1580, con el apoyo popular, y comienza a prepararse para la inminente guerra contra el reino de España, el cual haría entrar sus tropas ese mismo mes en Portugal al mando del Duque de Alba. Fue en la batalla del río Alcántara en donde las tropas portuguesas, formadas por un ejército que, en su mayoría, estaba compuesto por campesinos y milicianos voluntarios, sufrieron la derrota contra el ejército mejor preparado de los españoles. Esta batalla supuso, en los meses siguientes, el comienzo de la derrota de Don Antonio y la coronación de Felipe II como Felipe I de Portugal. En ese mismo año, Luis de Góngora escribía el poema “La más bella niña”, un poema de amor, pero también contra la guerra; una doncella que anhela el regreso de su amado, que probablemente moriría en Lepanto, Perú, Holanda o Portugal.

Pasan 376 años de guerras, batallas, victorias, derrotas, cuando este poema inspirado por cierto sentimiento antibelicista despierta algo en un hijo de los perdedores de la última guerra que tuvo lugar en suelo español;pero lejos, en París, en donde a Paco Ibáñez, un día de 1956, la fotografía de una mujer andaluza vestida de negro le inspiraría hacer una canción. Y entonces se acordó del poema de Luis de Góngora, y una melodía, algo así como una especie de habanera le vino a la cabeza.

[Originariamente, se recogía lo que F. G. L. aseguraba era el origen gráfico de la inspiración, el cuadro de Dalí Muchacha en la ventana. Durante un tiempo lo dejé porque lo había escrito de tal modo que, cuando vi que no era cierto (ya que en la web de Paco Ibáñez se cuenta la verdadera historia), rectificar suponía cambiarlo casi de arriba a abajo. No digo que F. G. L. obrara con mala conciencia (puede verse en los comentarios que reconoce su error); quizás solo le traicionó la memoria. Sin embargo, por inocente que sea, creo que no está bien perpetuar una mentira y generar confusión a curiosos y estudiosos de esta parte de la música popular española.]

paco-ibanez-paco-ibanez-1-100214118Fue entonces cuando Paco Ibáñez hizo su primera musicalización de un poema, y fue uno de esos momentos en los que literatura, imagen y música se unen casi por azar. Pero no fue hasta 1964 cuando la grabara, en su primer LP, con musicalizaciones de poemas de Luis de Góngora y de Federico García Lorca, cuya portada la hizo Salvador Dalí, y en donde se lee la palabra “Lorca”, escrita con fuerza y con rabia, y con manchones que quizás representen la sangre del poeta andaluz. La canción de autor española había nacido, en París.

Polémica: No creo que haya sido una agria polémica la que enfrentó a Paco Ibáñez y a Raimon por ser el primero en hacer la primera canción de autor española en general. Como siempre, podrá depender de la perspectiva. Paco compuso La más bella niña en 1956, mientras que Raimon compuso su Al vent en 1962; pero Paco no grabaría su canción hasta 1964, mientras Raimon lo hace un año antes en su primer sencillo, pudiéndose aducir, con esto, que llegó, influyó e inspiró a la gente antes, y encima en territorio nacional. Habrá por otra parte quien sostenga que, mientras la canción de Ibáñez tiene letra ajena, la de Raimon tiene letra propia, aunque esto, para el género, no importe demasiado. Y, a pesar de todo, Raimon siempre podrá decir que fue el primero en hacer canción de autor en catalán y aun en catalán-valenciano. Todo va a depender del criterio que se emplee: primera escritura o primera grabación. Aun así, y cambiando a día de hoy mi modo de ver las cosas, estaría dispuesto a otorgar ese honor a Raimon, sin descartar que pudo haber un tercero que pueda legítimamente reivindicar ese hecho; en su favor hablan tres factores fundamentales: la suya es original, es la primera en grabarse y es la primera en llegar al público y, así, ejercer además una cierta influencia. Dicho esto con todos los respetos hacia Paco Ibáñez y siendo libre de antipatías o simpatías personales hacia uno u otro.

La más bella niña

La más bella niña
De nuestro lugar,
Hoy viuda y sola
Y ayer por casar,
Viendo que sus ojos
A la guerra van,
A su madre dice,
Que escucha su mal:

Dejadme llorar
Orillas del mar.

Pues me distes, madre,
En tan tierna edad
Tan corto el placer,
Tan largo el pesar,
Y me cautivastes
De quien hoy se va
Y lleva las llaves
De mi libertad,

Dejadme llorar
Orillas del mar.

En llorar conviertan
Mis ojos, de hoy más,
El sabroso oficio
Del dulce mirar,
Pues que no se pueden
Mejor ocupar,
Yéndose a la guerra
Quien era mi paz,

Dejadme llorar
Orillas del mar.

No me pongáis freno
Ni queráis culpar,
Que lo uno es justo,
Lo otro por demás.
Si me queréis bien,
No me hagáis mal;
Harto peor fuera
Morir y callar,

Dejadme llorar
Orillas del mar.

Dulce madre mía,
¿Quién no llorará,
Aunque tenga el pecho
Como un pedernal,
Y no dará voces
Viendo marchitar
Los más verdes años
De mi mocedad?

Dejadme llorar
Orillas del mar.

Váyanse las noches,
Pues ido se han
Los ojos que hacían
Los míos velar;
Váyanse, y no vean
Tanta soledad,
Después que en mi lecho
Sobra la mitad.

Dejadme llorar
Orillas del mar.

Luis de Góngora

http://www.poesi.as/index22.htm

L’última llum d’estiu


Aprovechando los últimos coleteos del verano, es casi una obligación poner esta deliciosa balada de Raimon, del Raimon más nostálgico, melancónico y tierno

“Quan l’aigua es queixa” (1979)

L’última llum d’estiu

És garbellant els més foscos dels núvols
que el ritme imprevisible de la pluja
s’emporta carrerons avall de l’ànima
l’última llum d’estiu que tardoreja.

L’última llum que ningú no comenta,
perquè se sap que no és de cap partit,
s’enduu dubtant cap als indrets d’oblit
el meu garbó d’antics i vius desigs.

De terra estant veig ploure sobre el mar,
esplèndida bellesa de l’inútil,
que lluny es fon amb els colors del cel
ni gris, ni blau, ni verd. Quin llom suau!

Una alta flama m’ha tingut despert
a totes les preguntes del teu viure:
t’estime ara més que t’he estimat.
Jo sóc qui sóc amb tu. Pluja que cau.

La última luz de verano

Atardecer-otonalEs al cribar las nubes más oscuras/ cuando el ritmo imprevisible de la lluvia/ se lleva callejones abajo del alma/ la última luz de verano que otoñea.// La última luz que nadie comenta/ porque se sabe que no es de ningún partido/ se lleva dudando hacia parajes de olvido/ mi haz de antiguos y vivos deseos.// Desde tierra adentro veo llover sobre el mar,/ espléndida belleza de lo inútil,/ que lejos se funde con los colores del cielo/ ni gris, ni azul, ni verde. ¡Qué suave espalda!// Una alta llama me ha tenido despierto/ a todas las preguntas de tu vivir./ Te amo ahora más de lo que te he amado./ Yo soy quien soy contigo. Lluvia que cae.

Raimon

Letra y traducción:

http://www.cancioneros.com/nc/2596/2/la-ultima-luz-de-verano-raimon

“Si vas ó convento de Herbón”, a traditional Galician folksong, sung by Benedicto


Benedicto_Pola_unión_PortadaAfter Raimon’s recital in Santiago de Compostela, in 1968, a group of Galician songwriters decided to found a collective, similar to Catalan “Setze Jutges” (Cat. “Sixteen Judges”), where there could sing in Galician and promote their language, literature and culture through the song, also their critics to the Francoist regime: it was Voces Ceibes (Gal. “Free Voices”), and its two principal founders where Xavier González del Valle and, of course, Benedicto García. Their precepts where too strict: besides the language, the renounce to make “commercial music”, as pop, or any kind of folk music or folklore, cause Francoist regime had manipulated all the Spanish folklore as an instrument of political and commercial national propaganda.

57At the beginnigs of the 70s decade, Voces Ceibes broke up, and every one of its member goes for his way. Benedicto, amazed by great Portuguese songwriter José Afonso, decides to go to Portugal and meet him. Afonso and Benedicto became in friends, and work together in several recitals and in the recording of José Afonso’s album Eu vou ser com a toupeira (1972), till 1974 (a little before the Portuguese revolution). Benedicto learnt a lot of things from José Afonso: between them, that traditional songs can be used for critical songs, and many times are so much usefull, because are songs that people know so well. So, Benedicto begun to use those traditional tunes in his concerts, and so, when he recorded his first LP Pola unión (1977), he recorded this beautiful Galician traditional song, with the help of his wife, Mayte, as duo:

Si vas ó convento de Herbón

Si vas ó convento de Herbón
vira polo direito,
vera-lo San Benitiño
botando auga polo peito.

Miña nai e maila túa
quedan no río berrando
por culpa dunha galiña
que tiña amores cun galo.

Unha perna téñoche eiquí,
outra no teu tellado;
mira se te quero nena
que estou escarranchado.

If you go to the convent of Herbón

If you go to the convent of Herbón/ look at your right,/ you shall see dear Saint Benedict/ pouring water on his breast.// My mother and yours/ stay in the river shouting/ because of a hen/ that is in love with a rooster.// One leg I have here for you,/ the other upon your roof;/ Realize how much I love you baby,/ I’m spread-eagled.

Traditional

Spanish translation:

https://albokari2.wordpress.com/2007/02/08/si-vas-o-convento-de-herbon/

A NOTE ABOUT THE SONG: Convent of Herbón is in Padrón, province of A Coruña. At July, 11, day of St. Benedict of Nursia, the neighbours go in pilgrimage to commemorate that day. It’s very curious that Benedicto sung this song about the day of the Saint whose, in English (in Spanish and Galician the name is “San Benito”) and as a derivation from Latin, is his too.

Ausiàs March’s “No em pren així com al petit vailet”


Ausiàs March, Col·legiata de GandiaAusiàs March was a Valencian knight and notorious poet of the XV century. As many poets of the Renaissance, wrote love poems in an intimate mood, but also critics to the stablishments and society of his time. So, as it was the habit between the Spanish songwriters, influenced by Paco Ibáñez, the great Valencian songwriter put into music several of who was his favourite Catalan classic poet. This interesting poem, appeared in his 1974’s album A Víctor Jara (To Víctor Jara, in memory of the Chilean songwriter killed by Pinochet motherfucker). This time, the English translation is not mine, but picked up from the link below:

No em pren així com al petit vailet

No em pren així com al petit vailet
qui va cercant senyor qui festa el faça,
tenint-lo cald en lo temps de la glaça
e fresc, d’estiu, com la calor se met;
preant molt poc la valor del senyor
e concebent desalt de sa manera,
veent molt clar que té mala carrera
de canviar son estat en major.

¿Com se farà que visca sens dolor
tenint perdut lo bé que posseïa?
Clar e molt bé ho veu, si no ha follia,
que mai porà tenir estat millor.
Doncs, ¿què farà, puix altre bé no el resta,
sinó plorar lo bé del temps perdut?
Veent molt clar per si ser decebut,
mai trobarà qui el faça millor festa.

Jo són aquell qui en lo temps de tempesta,
quan les més gents festegen prop los focs
e pusc haver ab ells los propris jocs,
vaig sobre neu, descalç, ab nua testa,
servint senyor qui jamés fon vassall
ne el venc esment de fer mai homenatge,
en tot lleig fet hagué lo cor salvatge:
solament diu que bon guardó no em fall.

Plena de seny, lleigs desigs de mi tall:
herbes no es fan males en mon ribatge.
Sia entès com dins en mon coratge
los pensaments no em devallen avall.

I am not like the little page

Ausias_marchI am not like the little page/ who seeks a master that will treat him well,/to keep him warm in the time of frost/ and cool in summer when the heat comes;/ little valuing his master’s worth/ and taking displeasure in his behaviour,/ seeing very well that the way is hard/ to change his lot for the better.// How will he manage to live without suffering/ having lost the good he once possessed?/ He sees right well, unless he is a fool,/ that he will never have a better station./ What will he do, for no other good is left to him,/ except to lament the good of the time lost?/ Seeing full well that he has deceived himself,/ he will never find anyone to treat him better.// I am that man who in time of storms,/ when most people make merry round the fire/ and I could join in with their games,/ walks barefooted on the snow, with my head bare,/ serving a master who never was a vassal/ and who never thought of paying homage,/ who in all base deeds showed a savage heart,/ and who only says I will not lack a good reward.// My wise Lady, I cut out base desires;/ no bad weeds grow on my riverbank./ Let it be known that within my soul/ my thoughts will never fall beneath me.

Ausiàs March

http://www.cancioneros.com/nc/2614/4/no-em-pren-aixi-com-al-petit-vailet-ausias-march-raimon

Spanish translation, By Miquel Pujadó:

https://albokari2.wordpress.com/2007/02/08/no-em-pren-aixi-com-al-petit-vailet/

Sigue siendo urgente esa invasión de los bárbaros (gracias Juan)


No necesariamente                          
hombres musculosos esos bárbaros,
aunque algunos,                               
sí necesariamente                             
  con gran imaginación.                      

Juan de Loxa, “No necesariamente”

loxa_poemaAyer tuve el inmenso honor de conocer al gran poeta andaluz Juan de Loxa (vía Lucini), promotor del colectivo de cantautores andaluces Manifiesto Canción del Sur (Carlos Cano, Antonio Mata, etc.) y quedé impresionado con su humanidad, sinceridad, sencillez… cuando le hice una pregunta que hacía tiempo tenía ganas de hacerle (aunque esta vez mi intuición me ha fallado, pero sospecho que indirectamente: seguiremos investigando). Como le dijo Raimon al sindicalista Gregori López Raimundo: “… he sentido fuerte un gran orgullo muy de hombre”. Al hilo de esta conversación, Juan citó uno de sus poemas más impresionantes que grabó el grupo Aguaviva en su impresionante disco No hay derecho (1977), y quiero reproducirla aquí a modo de homenaje/ agradecimiento:

aguaviva-no-hay-derechoNo hay derecho es uno de los discos más interesantes del conjunto de folk-rock Aguaviva: musicalmente, recorre el folk-rock, la zarzuela, el soul, y hasta se atreven con una adaptación del tema de Lou Reed “Take a walk on the wild side” con el título de “No hay derecho, Lou” (hay tres versiones del tema “No hay derecho”: la primera, a lo zarzuela; la segunda, ésta adaptación de Reed; y la tercera, a ritmo de soul, o mejor dicho, gosspel). Entre canción y canción, Aguaviva entremete imitaciones paródicas de los políticos ultraderechistas de entonces, que se aferraban al moribundo régimen como a un clavo ardiendo, con sus soflamas acerca de la unidad y el orgullo nacional, el caos y la destrucción que traerán los contubernios demócrata-comunistas-europeos-judeo-masónicos-… Y líricamente, la gran parte de las canciones son obra del grupo, a excepción de ésta, la penúltima canción, cuya letra es del gran De Loxa. Todo el disco tiene algo brechtiano: no establece líneas temáticas, sino que las rompe continuamente.

Javier Verdejo (4)Esta conmovedora canción es un retrato de aquellos días de los coletazos del régimen, aquellos días en los que clamar por la justicia era un crimen y el asesinato oficial e institucionalizado no. Días en los que los asesinos hacían gala de sus pureza cristiana al “darse la paz” en sus misas, orgullosos de haber enviado a las masas rebeldes al infierno o al purgatorio, según ellos. Este poema le fue trágicamente inspirado por los asesinatos de los abogados de Atocha y de Javier Verdejo, estudiante almeriense muerto por tiros de la guardia civil mientras intentaba pintar en una pared “¡Pan y Trabajo!”.

¡En fin! Gracias por un momento tan agradable Juan. ¡Va por ti!… ¡Y vivan los poetas andaluces y los Bárbaros del Sur!

Es urgente

Es urgente pedir por esta boca,
poner los dedos en la llaga.
Pan y trabajo,
siempre se escapa el tiro
pa los de abajo.
No le saliera el tiro
por la culata.
Urgente es preguntar por los ausentes,
de su eterna prisión romper los lazos,
gritar para exigir la libertad que aspiro,
antes de que este tiempo nos quiebre entre balazos.
Sus fusiles…
Sus ametralladoras…
Por "hache" o por "be" no te dejan vivir.
Sus fusiles disparan si "hache" es:
pan para los hijos, escuelas, trabajo
o decir que basta ya de tanto asesinato.
Sus ametralladoras
sorprenden cualquier reunión, en donde
se hable del hombre y sus derechos.
Van a misa rodeados de sus hijos
y allí se dan la paz con las manos manchadas.
No saben que el amor es todo lo contrario.
Quitarnos las mordazas de la boca es
urgente, tirar al río el cinturón
a bofetadas, ay amor, de flores.
Que para limpiar la frente de sudores
bien pueden valer claveles
por pañuelo. ¡Qué dolores
para pintar el puente de otros colores!

Juan de Loxa

Música de Virgilio Fernández

Salvador Espriu’s “Potser arran de l’alba”


Raimon with Salvador EspriuA beautiful poem for freedom by the great Catalan poet Salvador Espriu, full with clear symbols, in which he declares the necessity and the fact of feed up the hope with poems and songs. The poem was musicalizated by the Valencian songwriter Raimon, in his 1977’s album Lliurament del cant (Liberation of the song/ singing):

Potser arran de l’alba

Aprèn l’aspra lliçó
d’aquells que t’han portat
d’un fi batec el do
del vent de llibertat.

Recorda la fredor
d’un cor antic parat.
No sollaràs la flor,
el nom de llibertat.

Guaita de nits, pastor,
al prim son del ramat,
mantén l’alta cremor
del foc de llibertat.

Veig esplendors de mots
corcades de foscor.
Vulgueu nets camins clars
tots vosaltres i jo.

Brills de subtils paranys,
reclams freds de la por.
No tolerem enganys
ni vosaltres ni jo.

Dreçats en el llevant,
omplim la gran buidor
d’anys morts amb un nou cant:
tots vosaltres i jo.

Perhaps at the edge of dawn

Learn the harsh lesson/ from those who have bring you/ of a thin heartbeating the boon/ of the freedom wind.// Remember the coldness/ of an antique dead heart./ You won’t befoul,/ the name of freedom.// Watch at night, shepherd,/ the thin dreaming of the cattle,/ keep the high embers/ of the fire of freedom.// I see splendors of words/ worm-eaten with darkness./ You want clean clear paths/ all of you and I.// Shines of subtile ambushes,/ Cold decoys of the fear./ We don’t tolerate deceits/ neither you nor me.// Raised at the Levant,/ we fill the great void/ of dead years with a new song:/ all of you and me.

Salvador Espriu

Translation to Spanish, by Miquel Pujadó:

https://albokari2.wordpress.com/2007/02/08/potser-arran-de-lalba/

Translation, also, to Basque and Galician, made by me:

http://www.blogoteca.com/alvitogodino/index.php?cod=23450