Éste es el segundo programa de dos con los que cerramos el domingo la temporada en GetafeVoz
Sobre la cantata del exilio hemos ya hablado muchas veces en este blog, y siempre me ha parecido una injusticia que permaneciera en el más oscuro silencio y desconocimiento: es un disco muy especial, y es hasta posible que nunca se haya hecho algo así, por lo menos en España; no sólo son sus canciones y el tema (tabú y novedoso en su momento), sino la manera de realizarlo, que roza la obra de arte total: el carácter de documental sonoro, con las narraciones de Antonio Gómez y los testimonios de Teresa Pamies, Eduardo Pons Prades, Mariano Constante y Villar Gómez; las fuentes biliográficas empleadas para escribir los textos y las canciones, y citadas en su interior; el diseño de la carpeta y las ilustraciones del colectivo El Cubri (Felipe Hernández Cava, Pedro Arjona y Saturio Alonso), y el carácter, más trágico que épico, de contar esta historia: la historia de los republicanos españoles de toda tendencia que se exiliaron a medida que Franco iba ganando la guerra, cruzaron la frontera de Francia y estuvieron presos, conocieron los horrores de los campos de exterminio nazis (algunos de los cuales fueron obligados a construir), o se unieron a la Resistencia Francesa, o a la División Leclerc, llegando a ser los primeros en entrar en la ciudad de París y liberándola de sus opresores.
Todo comienza con Villar Gómez, mujer española que estuvo en la Resistencia francesa, hablándole a su sobrino, Antonio Gómez, de sus vivencias. Bien documentado como estaba, Antonio había conocido haría unos años al cantautor Antonio Resines, y ambos deseaban colaborar en algunos proyectos: el primero fue las Canciones de cárcel de Ho Chi Minh. Para el segundo, Gómez tenía una idea algo más ambiciosa, y era contar en un disco la historia de estas personas, olvidadas e ignoradas (todavía incluso por los gobiernos de Francia y Estados Unidos) no sólo por las instituciones, sino también por los suyos, incluso ya restaurada la democracia, en 1978. Gómez, que es un gran letrista y poeta, escribiría los textos, mientras que Resines compondría una música adecuada. Además de eso, no querían grabar un disco de canciones normal, como una cantata al estilo latinoamericano; Gómez quería darle un aire más riguroso, más histórico y menos triunfalista o, con perdón, “revanchista”: quizás mezclar por una parte la sentimentalidad poética y por otra los datos objetivos de la historia. Tenía en mente un modelo: los programas de radio que hacía Ewan McColl en el Reino Unido allá por los 50; programas en los que, en base a un tema concreto, se desarrollaba una historia documental y se interpretaban unas canciones compuestas para él.
Gonzalo García Pelayo, director del sello Gong de Movieplay, recogió la idea con entusiasmo, aunque la producción corrió a cargo de Julio Palacios. Pero aunque en la portada del disco figura la autoría de Gómez y Resines, al disco se le quiso dar un carácter colectivo: los cantantes, los músicos, los testigos, los dibujantes… Todos ellos eran los protagonistas de este disco. “Entonces –dice Gonzalo- si una cosa podía hacerse, se hacía”, porque Gong, aunque fuera una división de Movieplay, gozó de una gran libertad en cuanto al proceso creativo.
Y aquí es donde entro yo… Hace nada, el rey Felipe VI inauguró en París una plaza dedicada a los soldados españoles que compusieron “La 9”; noticia que, primero, recogí con reticencia, pero después con agrado, a pesar de que pueda sospechar que, a fin de cuentas, pudiera responder a una presión indirecta por la que estaría feo que la República Francesa y el resto de países europeos, hayan reconocido esta labor, y las instituciones españolas no (y añadimos que, en último término, ha sido la Casa Real la autora del gesto). Me pareció bien, al final, aunque no dejé de adherirme moralmente al manifiesto de las asociaciones de víctimas del franquismo, que pedían también el reconocimiento para los que lucharon y murieron en España… Lo que me molestó, y mucho, fue la actitud de los medios españoles, con la excepción de algunos que siempre habían tratado este tema, de vez en cuando. Nos olíamos algo cuando muchos medios se hacían eco de una historia hasta ahora deliberadamente olvidada, y que algunas personas, a título individual, conmemoraban; y entonces vi con desagrado como eran muchos los noticiarios que, fuera por presiones de la dirección de la cadena, del grupo empresarial o del gobierno, habían mantenido silencio ante este hecho y su conmemoración, venían ahora como pretendiendo hacer ver que lo habían descubierto ellos… Y no: ahí está el disco de Antonio Gómez y Antonio Resines, de 1978; y antes que ellos estaban los libros en los que se basaron; y también el trabajo ignorado y denostado por los de siempre, de historiadores, periodistas e investigadores; y los reconocimientos de la República Francesa y del Gobierno Estadounidense; y las propias vivencias de quienes vivieron aquellos desgraciados tiempos… Pero, al menos, se ha hecho justicia por fin con ellos, aunque queda algo pendiente…
Cada conmemoración del Holocausto, todo gobierno español, desde Suárez (aproximadamente), ha expresado su más rotunda condena por aquellos hechos (luego nos enteramos de que Fraga prologó elogiosamente el libro de un negacionista español, y así…), pero SÓLO en cuanto al pueblo judío. Que no se tomen estas palabras como frivolización o negación del holocausto, nunca, pues el dolor de unos no debe ser ignorado en favor del dolor de otros, y aunque los judíos fueron quienes más lo padecieron, y de una manera excepcionalmente brutal, tampoco hay que olvidar al resto que sufrió aquella represión, tortura y muerte cruel. En la condena española, que tiende a centrarse exclusivamente en los judíos, hay dos grandes olvidados especialmente: los gitanos, por ser el segundo grupo étnico que más padeció el holocausto (y también de una manera muy brutal), y los republicanos españoles, ninguneados por todos los gobiernos que ha habido hasta ahora. Y decimos todos, pero la declaración del presidente Rajoy de esta última conmemoración, nos pareció especialmente repugnante, cuando nos pareció advertir que entre las víctimas del holocausto hacía distinciones entre los inocentes, que era por los únicos que él expresaba sus condolencias, y los otros… Quiero decir: si Rajoy ignora esta parte de la historia (que lo dudo), o si sólo se refería al colectivo judío, la frase no va más allá; pero si conociéndolo quiso hacer una criba entre las víctimas, sí que nos parece preocupante.
Fue más o menos el momento en el que planee organizar un coloquio en torno a este disco, desconocido para la gran mayoría, y que yo debo su conocimiento al siempre esclarecedor Fernando González Lucini (con el que, lamentablemente, no pudimos contar, y nos hubiera gustado mucho). Avisé entonces a Antonio Gómez y a Gonzalo García Pelayo, y en seguida se prestaron a la idea (habiendo venido ya los dos en ocasiones anteriores); me hubiera gustado contar también con alguno de los cantantes con los que tengo más o menos contacto, pero el tiempo y el no saber cuántos íbamos a ser al final, lo impidió. Así que, finalmente, vinieron Antonio Gómez y Gonzalo García Pelayo a disertar sobre el disco y los secretos que entraña, y que podéis oír a través del enlace de abajo. Se nos sumó también Manuel Gerena, que estaba por allí del programa anterior (el que tenéis antes que éste), que no intervino en el disco, pero participó en el debate… Y es que, como reconocieron Gonzalo y Antonio, tal vez no le habría venido mal al disco un toque de flamenco…
AUSENCIA: de todos los cantantes que podrían, y deberían haber estado presentes, sin duda Antonio Resines hubiera sido el más indicado, como compositor e intérprete de la gran parte de las canciones del disco. Pero, además de esto, descubrí con horror que, por el afán de no repetirme, ya que sus canciones de este disco ya fueron pinchadas en programas anteriores, su presencia en el debate quedó algo diluida: cosa que fue culpa mía. No obstante pinchamos dos de sus temas: “Poema de silencio”, la penúltima canción, y, de fondo, para poder enlazar con un testimonio, “Argeles Sur Mer” (que es, con perdón de “Dulce muchacha” interpretada por Pablo Guerrero, mi canción favorita del disco). Y quizás me consuele pensar que, por este fondo musical, pudo estar presente el Resi en el debate. Faltaron además, por razones de trabajo, González Lucini, como dije, y nuestro colaborador habitual, el profesor Alejandro Carrero Villena: la aportación de cada uno en su campo hubiera sido valiosísima.
FINAL. Cuando propuse hacer este coloquio y le asigné esta fecha, que era la que estaba libre, no sabía que la Asociación iba a desaparecer y ser refundida, y que, por tanto, la emisora iba a cerrar, aunque fuera momentáneamente; por lo que éste no sólo iba a ser el último de la temporada, sino el último en principio. De manera que no me apetecía terminar de una manera tan seria, y pinchamos este tema interpretado por los Blues Brothers, seguido de otro interpretado por ellos y Ray Charles, a modo de despedida. Ha sido un placer hacer estos programas, y un honor que los siguierais y hayáis perdonado sus fallos, fueran grandes o pequeños.
Escuchar:
http://www.ivoox.com/hoguera-cantata-del-exilio-audios-mp3_rf_4697724_1.html
http://www.getafevoz.es/programas/la-hoguera/
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