1968: Raimon actúa en el vestíbulo de la hoy Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid
Allí estaban los cantautores: cantando las verdades a quienes las quisieran escuchar, aunque los que debieran hacerlo pretendieran ser sordos. Contaban la historia de la gente, expresaban el sentimiento de un pueblo insumiso que no se resignaba, que quería vivir, que quería amar libre. Paco Ibáñez desenmascaraba a los usurpadores con la verdadera cultura española. Chicho Sánchez Ferlosio era la denuncia del anonimato popular. Raimon, un grito de esperanza alzado contra el viento y la noche. Lluís Llach componía el réquiem para tumbar la estaca. Serrat cantaba la ternura del hogar. María del Mar era la calma y la furia del Mediterráneo. Pi de la Serra sentenciaba que volveríamos a reír fuerte y sin miedo cuando el día dejara de ser gris. Ovidi Montllor profetizaba que llegaría el día en el que el llanto fuera de alegría. En la sureña profundidad de la gigantesca garganta de José Menese se refugiaba la voz del humilde. Manuel Gerena convertía los palos que mataron a “Chato” El Esparraguero en palos flamencos. Enrique Morente rezaba a la estrella de la justicia. Un cromlech ancestral eran las palabras de Bertolt Brecht en la voz eusquérica de Mikel Laboa. Imanol, un estremecimiento sobre los montes del País Vasco. Benedicto no traía de armamento más que palabras amigas galaicas. Bibiano exigía gaitas para todos, para hacer sonar la alborada que anunciaba el nuevo día. Elisa Serna era la persistente memoria incombustible y humilde de las casas de los obreros. Julia León, la tenaz queja del campesino castellano. Adolfo Celdrán advertía que la noche se acaba yel día está llegando. Aute cantaba la belleza de aquellos ojos que vieron morirse los cielos en el mes de septiembre. Labordeta era la fuerza del cierzo aragonés soplando contra la injusticia. Aguaviva confirmaba que la invasión de los bárbaros que profetizara Juan de Loxa había llegado. El Nuevo Mester de Juglaría cantaba en las plazas la sangrienta hazaña de una épica oculta por el poder. Las Madres del Cordero se reían de los poderosos poniéndolos ante el espejo del esperpento. Los Sabandeños: un ejército musical de luchadores canarios. Carlos Cano cantaba ante la hoguera el dolor del pueblo andaluz. Víctor Manuel era la voz minera que surgía de las entrañas de la tierra de Asturias. Luis Pastor, el furor proletario del irreductible barrio de Vallecas. Pau Riba, Jaume Sisa, Hilario Camacho…, los hippies que predicaban la paz y el amor contra la cultura del odio. Y Pablo Guerrero era la poesía que llovía a cántaros sobre el techo del obrero, el campesino y el estudiante extremeño. Y tantos otros… En sus voces las palabras de los poetas y de los desposeídos cobraban vida, se movían. Eran los trovadores que cantaban la épica de la Resistencia viva. La Verdad nunca había sonado tan bien.
Gustavo Sierra Fernández, Billy («algo es algo») (Libros Indie, 2019).
Musicalizar un poema no es fácil… Puedes tratar de ponerle un ritmo que le cuadre y una melodía que se adecúe, y ya. Pero en realidad, los mejores musicalizadores de poemas sometían este trabajo a un proyecto complejo: a parte de eso, gentes como Adolfo Celdrán, por ejemplo, realizaban una investigación sobre la vida del poeta y las circunstancias que le llevaron a escribirlo. Ha habido grandes ejemplos: Serrat, sí, por ejemplo, pero también, y en absoluto peores (incluso, para algunos, mejores), estaban Adolfo Celdrán, Paco Curto, Elisa Serna, Raimon, Lluís Llach… y, por supuesto, dentro de su magnífica simplicidad interpretativa, Paco Ibáñez. Pero desde cierto punto de vista, si hubo un cantautor que se coronó en este arte de musicalizar poemas ajenos, ése fue el genial Ovidi Montllor: musicalizar un caligrama de Salvat-Papasseit es algo a lo que poca gente se ha atrevido nunca, y él logró reproducir las imágenes que el poema visual del gran poeta catalán transmitían. La canción aparece en el álbum Salvat-Papasseit per Ovidi Montllor (1975):
Marcha nupcial
Luz del radiador camaleónico sobre/ la estrella del Circo todavía hexagonal/ ¡Éxito! ¡¡Éxito!! ¡¡¡Éxito!!!/ Clown equiláteros líderes románticos/ Eso es sano/ y en las constelaciones de cuatro sombreros cónicos/ La tierra sólo gira porque yo estoy aquí y yo soy un/ PAYASO que agoniza/ Margot con el MALLOT y los cabellos teñidos/ rojos parece un cirio que queme/ Sólo quema para mí:/ Delante de los cien centauros que hacen faja en la Pista/ DORADA DE EMOCIÓN/ Margot ahora me mira de hito en hito/ y cayendo del/ Trapecio he leído un anuncio en la pantalla:/ Escupíd al caparazón/ pelado/ de los cretinos/ Ese hombre que dice:/ –La música de Circo es tan definitiva como no la conoció/ Richard Wagner/ ¡de todos modos un pompier!/ La sombra de las comparsas en el sol de las mesas/ Moverse/ y proyectarse/ no existir:/ la VIDA en el dinamismo/ Yo protesto de que eso degenere también/ –Porque ahora el domador quiere hacer juegos malabares/ y los caballos con los cascos./ Más amo a Edisson/ y a Charlot que se han hecho gemelos/ con tal de entrar en serio a la gloria del cielo/ (pues ellos ignoran que venimos de ayer/ de antes de ayer/ de antes de antes de ayer/ y de más antes incluso)/ La Esfera del reloj a las doce/ fecunda las horas/ que vendrán/ que son:/ una dos tres cuatro/ cinco seis siete ocho/ nueve diez once/ y después el CONNUBIO/ –y así seré inmortal porque aquí ha nacido mi/ YO dentro del TODO
Un bello poema del poeta catalán Joan Salvat Papasseit, de su libro El poema de la rosa al llavis (1923); poema este dedicado precisamente al ilustrador del libro, Josep Obiols
Res no és mesquí
A Josep Obiols
Res no és mesquí ni cap hora és isarda, ni és fosca la ventura de la nit. I la rosada és clara que el sol surt i s’ullprèn i té delit del bany: que s’emmiralla el llit de tota cosa feta.
Res no és mesquí, i tot ric com el vi i la galta colrada. I l’onada del mar sempre riu, Primavera d’hivern – Primavera d’istiu. I tot és Primavera: i tota fulla verda eternament.
Res no és mesquí, perquè els dies no passen; i no arriba la mort ni si l’heu demanada. I si l’heu demanada us dissimula un clot perquè per tornar a néixer necessiteu morir. I no som mai un plor sinó un somriure fi que es dispersa com grills de taronja.
Res no és mesquí, perquè la cançó canta en cada bri de cosa. – Avui, demà i ahir s’esfullarà una rosa: i a la verge més jove li vindrà llet al pit.
Nada es mezquino
Nada es mezquino,/ y ninguna hora escabrosa,/ ni es oscura la ventura de la noche./ Y el rocío es claro/ el sol sale y se fascina/ y tiene deseo del baño/ que se maravilla el lecho de toda cosa hecha.// Nada es mezquino,/ y todo rico como el vino y la mejilla curtida./ Y la ola del mar siempre ríe,/ Primavera de invierno – Primavera de estío./ Y todo es Primavera:/ y toda hoja, verde eternamente.// Nada es mezquino,/ porque los días no pasan;/ y no llega la muerte ni habiéndola pedido./ Y si la habéis pedido os disimula un hoyo/ porque para volver a nacer necesitáis morir./ Y no somos jamás un llanto/ sino una fina sonrisa/ que se dispersa como gajos de naranja.// Nada es mezquino,/ porque la canción canta en cada brizna de cosa./ -Hoy, mañana y ayer/ se deshojará una rosa:/ y a la más joven virgen le vendrá la leche al pecho.
El poema ha sido musicalizado por varios cantautores de habla catalana. Una de las versiones más conocidas es la de Joan Manuel Serrat, dando título a su disco monográfico sobre este poeta, de 1977:
El gran Xavier Ribalta:
Y el inolvidable Ovidi, haciendo un recitado musicalizado:
Ayer no vi gran cosa de las noticias, pero con lo poco que vi acabé asqueado. A parte de las usuales noticias de estos días, más las acostumbradas al respecto del día ayer, las noticias nacionales de ayer se resumían en: nacionalismo, nacionalismo, nacionalismo y nacionalismo contra nacionalismo. Me cansan estas polémicas Espanya versus Cataluña, y cómo se tratan en los medios, dependiendo de donde se encuentre uno. Para empezar, aunque respete al que diga que Cataluña debe ser independiente, y al que diga que es parte de Espanya, no comulgo con ninguno de ellos: es un asunto que a mí, particularmente, me da igual, y que se está utilizando para tapar cosas más urgentes (no entiendo por qué ahora, desde el día de la Diada Catalana, este “problema” se ha vuelto tan acuciante, cuando en realidad no ha cambiado ninguna de las condiciones que lo puedan impedir o permitir) y no voy a demonizar a nadie que no lo esté ya; pero el tratamiento que se hizo en televisión de cada una de las convocatorias fue bastante partidista: no condeno a ninguna, en cuanto que los convocantes de cada una de ellas utilizan un derecho legítimo, pero el afán de los grandes noticiarios de demonizar una y angelizar otra –al menos aquí en Madrid- fue demasiado: en las dos hubo, al menos un incidente, en las dos había descerebrados, pero lo que en una hiciera un descerebrado ya representa al resto, mientras que en la otra fueron “personas que no estaban en la concentración” (digo yo que si estaban allí…), mientras tanto se intenta ocultar cuidadosamente el hecho de que uno de los partidos, entre otros, que se sumó a la manifestación es ese extraño partido de ultraderecha, a veces catalanista, otras españolista, que aboga por medidas duras contra los inmigrantes. Casi al mismo tiempo se hace hincapié en que en Bilbao fueron elementos de “extrema-izquierda” los que provocaron incidentes en una contra-manifestación contra la concentración de Falange, pero se callan que los falangistas que acudieron a Bilbao en varios autobuses llevaban un importante arsenal, y que también han sido denunciados por la Ertzaintza. Y es que es una muy buena fórmula defenderse del nacionalismo con otro nacionalismo. Vamos a centrarnos en lo importante y dejémonos de tecnicismos.
Estas cosas me molestan, porque, aun viendo lo obvio, siempre se lo callan. Y cuando tú vas a una, y vuelves a tu casa, te pones Telemadrid, y, aunque la cosa haya ido muy bien, te enteras de que te has manifestado al lado de uno de Batasuna, de que has ido a una concentración neonazi (sin ser tú nada de eso), de que han acudido quince mil, tirando por lo bajo, “antisistemas” armados hasta los dientes, mientras que a la vez, aseveran que habéis sido cuatro gatos mal contaos… ¡Y más señora, y más!
Ésta es una canción del gran Ovidi Montllor que trata, más que sobre la manipulación en la información, sobre el tremendismo de los diarios, informativos, etc., que están pensados para que las señoras en los mercados y los señores en los bares, en las conversaciones sobre las noticias de ayer, exclamen, echándose las manos a las cabezas, algo así como que nos dirigimos irremediablemente a la catástrofe (algo así como cuando en la Guerra del Golfo de los años 90, al hablar de la hambruna que se iba a desatar sobre el Golfo Pérsico, dieron la información de tal forma que se desató un pánico colectivo entre algunas personas que se abalanzaron en masa a los supermercados a hacer acopio de provisiones) con expresiones tales como “¡Cómo está el mundo!/ ¡Cómo está el país!, y que refleja un poco cómo me sentí ayer ante la avalancha de nacionalismos… Siempre nos quedará, además, Mila Kunis.
En Joan s’ha suïcidat! No es preocupe, senyora, Això ja sol passar.
Han robat el meu Banc! No es preocupe, senyora!, Això ja sol passar.
Una bomba al carrer! No es preocupe, senyora, això ja sol passar.
El món s’està tornant boig! No es preocupe, senyora, això ja sol passar.
Passa això i més, i més i més. I encara passa poc, i poc, i massa poc. No es pot seguir igual des que neixes fins que mors.
I un es cansa, senyora, de menjar sempre el mateix. I de comprar el diari, i de dormir al mateix llit. I un se sent humiliat quan, afaitant-se la barba, li conten contes de nen. I tot acaba llavors, amb això que em conta ara: suïcidis, atracs i bombes, bogeries i… i més, senyora, i més!
Vostè d’això no en sap res. No és jove i té molts diners.
¡Joan se ha suicidado!/ No se preocupe, señora,/ eso ya suele pasar.// ¡Han robado mi banco!/ ¡No se preocupe, señora!,/ eso ya suele pasar.// ¡Una bomba en la calle!/ No se preocupe, señora,/ eso ya suele pasar.// ¡El mundo se está volviendo loco!/ No se preocupe, señora,/ eso ya suele pasar.// Pasa eso y más,/ y más y más./ Y todavía pasa poco,/ y poco, y demasiado poco./ No se puede seguir igual/ desde que naces hasta que mueres.// Y uno se cansa, señora,/ de comer siempre lo mismo./ Y de comprar el periódico,/ y de dormir en la misma cama./ Y uno se siente humillado/ cuando, afeitándose la barba,/ le cuentan cuentos de niños./ Y todo acaba entonces,/ con eso que me cuenta ahora:/ suicidios, atracos y bombas,/ locuras y…/ ¡y más, señora, y más!// Usted de eso no sabe nada./ No es joven y tiene mucho dinero.
Ovidi Montllor
Simpático vídeo el que han hecho estos chaveas de Terrassa:
SOBRE LA FOTO: no se me ocurre qué foto poner, y como en algún asunto no me pienso posicionar, prefiero poner una foto sexy de la actriz Mila Kunis, elegida recientemente por una revista como la mujer más sexy viva del mundo, una noticia más trascendente que muchas de las que pusieron ayer.
Una de las grandes y primeras canciones del genial Ovidi Montllor (músico, poeta, cantante, actor…), hecha sobre un poema de Josep Maria Carandell, y con una actualidad demoledora. No en vano se publicó en el mismo sencillo que contenía “La fera ferotge”, de 1968. Ésta, en esencia, trata de un joven juglar que es torturado y encerrado por el rey de un reino hipotético (cualquier parecido con la realidad es a propósito) por cantar una canción sobre la justicia, y, aunque el castigo contra el juglar es duro, la gente seguía cantando la canción del chico cada vez que se reunían. La canción fue reeditada, junto a otras canciones de sus primeros sencillos (algunas de las cuales luego no podría volver a cantar) en un disco llamado Verí good, del año 2000.
La cançó de les balances
Doncs era un rei que tenia el castell a la muntanya, tot el que es veia era seu: terres, pous, arbres i cases, i al matí des de la torre cada dia els comptava.
La gent no estimava el rei, i ell tampoc no els estimava, doncs de comptar en sabia, però amor no li’n quedava. Cada cosa tenia un preu, la terra, els homes, les cases.
Un dia un noi del seu regne vora el castell va posar-se, i va dir aquesta cançó amb veu trista però clara:
Quan vindrà el dia en què l’home valgui més que pous i cases, més que les terrer més bones, més que les plantes i els arbres. Quan vindrà el dia en què a l’home no se’l pese amb les balances.
El rei va sentir el noi, el va fer agafar i amb ràbia va ordenar que li donessin cent cinquanta bastonades, i a la torre el va tancar, castigat a pa i aigua.
Però el poble encara sap la cançó de les balances, i quan s’ajunten els homes, rient i plorant, la canten.
La canción de las balanzas
Érase un rey que tenía/ el castillo en la montaña,/ todo lo que se veía era suyo:/ tierras, pozos, árboles y casas,/ y por la mañana desde la torre/ cada día los contaba.// La gente no quería al rey,/ y él tampoco los quería,/ pues de contar sabía,/ pero amor no le quedaba./ Cada cosa tenía un precio,/ la tierra, los hombres, las casas.// Un día un chico de su reino/ cerca del castillo se puso,/ y dijo esta canción/ con voz triste pero clara:// Cuándo vendrá el día en que el hombre/ valga más que pozos y casas,/ más que las tierras más buenas,/ más que las plantas y los árboles./ Cuándo vendrá el día en el que al hombre/ no se le pese con las balanzas.// El rey oyó al chico,/ lo hizo prender y con rabia/ ordenó que le diesen/ ciento cincuenta bastonazos,/ y en la torre lo encerró,/ castigado a pan y agua.// Pero el pueblo todavía sabe/ la canción de las balanzas,/ y cuando se juntan los hombres,/ riendo y llorando, la cantan.
Ciertos temas de la canción de autor española, por gracia y por desgracia, no acaban de perder actualidad: por desgracia, por aquella cosa del que todo sigue igual; y, por gracia, porque como ya que todo sigue igual, al menos que nos quede este aliento. Y aquí va un poco de optimismo, realista y rebelde, del gran Ovidi Montllor, inolvidable cantante, músico y actor alcoyano: una canción de la que, al parecer, sólo existen versiones en directo, acompañado por su inseparable “Toti” Soler, respectivamente en Ovidi Montllor a l’Olympia(1975) y en De manars i garrotades(1977)
Entrañable vídeo hecho con fotos del homenaje a Ovidi
Als companys
Si t’arriba el matí, penses: ja ha passat un dia. Han passat dies i anys, i sempre és el mateix dia.
Dia de morts i de dol, dia que mai no es voldria. Per això ningú no el vol, encara que encara sia.
Temps tan llarg que hi ha qui es cansa Temps batejat amb vermells, de sang, de sol i d’esperança.
Saps que tens la veritat perquè viure així és mentida. Tens forces per a esperar, perquè és més forta la vida.
Arribarà el matí que el plor serà d’alegria. Només per aquest fruit Jo donaria la vida. Només per aquest fruit, jo donaria la vida.
Si te llega la mañana,/ piensas: ya ha pasado un día./ Han pasado días y años,/ y siempre es el mismo día.// Día de muertos y de duelo,/ día que nunca no se querría./ Por eso nadie lo quiere,/ aunque todavía sea.// Tiempo tan largo que hay quien se cansa/ Tiempo bautizado de rojos,/ de sangre, de sol y de esperanza.// Sabes que tienes la verdad/ porque vivir así es mentira./ Tienes fuerzas para esperar,/ porque es más fuerte la vida.// Llegará la mañana/ que el llanto será de alegría./ Sólo por este fruto/ yo daría la vida./ Sólo por este fruto,/ yo daría la vida.
“¿Qué fue de los cantautores?” era la pregunta que algunos, bien maliciosa, bien ingenuamente, preguntaban a todo aquel “ex-combatiente” de la Nueva Canción genérica -es decir, en todo idioma oficial, o no reconocido, y en dialectos de todo el país- que lucharon con voces y guitarras contra el franquismo y sus coletazos. Luis Pastor responde en su nuevo disco a esta pregunta: según le entendí en un evento, fue un poema que estuvo madurando, harto de que le preguntaran por aquellos días, como si ya estuviera acabado y retirado, y no le preguntaran por lo que estaba haciendo hoy por hoy, y que se lo soltó a cierto periodista y crítico musical (del que no revelaremos el nombre) que le lanzó la pregunta, uno de los que a finales de los 70 tocó la trompeta del apocalipsis de la muerte de los cantautores, y que, paradójicamente, conduciría algo después un excelente programa para TV3 sobre la Nova Cançó, dejándole a cuadritos. Lo que aquí en este poema Pastor expone es algo que ya a menudo hemos hablado aquí, del desarrollo que tuvo la canción de autor crítica y combativa en nuestro país, que arrancó desde los años 60 y tuvo sus momentos álgidos y bajos entre los 60 y los 70: poniéndose de moda, quitándose de moda, poniéndose, etc., por parte de productores y críticos, entre los cuales los había más o menos honestos, y más o menos aprovechados. A finales de los 60, la canción de autor, o mal entendida “canción protesta”, llegó a ponerse relativamente de moda: esto no significa que los auténticos cantautores tuvieran toda la libertad del mundo para tocar, grabar y actuar, y casi lo que es más importante, distribuir sus producciones, o que estuvieran exentos de las multas y las detenciones; lo que la realidad era, más bien, cierto aire de indignación cuando con similares fórmulas ciertos intérpretes hacían su agosto imitando unas estructuras básicas y formales de la canción de autor, hasta el punto de llegar oír que el “Canto a Galicia” de un tal Julio no-sé-qué era el himno de los emigrantes gallegos; hechos tales que la banda de canción de autor satírica Desde Santurce a Bilbao Blues Band reflejaban en su demoledora “El ídolo”. Luis aborda muchas de las críticas que, por aquellos años, les lanzaba cierta crítica interesada: ¿chicos burgueses que no tenían por qué protestar? Muy especialmente él y otros, chavalxs que empezaron a trabajar desde muy jóvenes, sabían que era una falacia repugnante. La crítica reaccionaria, en su estilo de costumbre, no tenía mejores argumentos que mentir sobre la mayoría de ellos y generalizar, a veces exagerando verdades a medias, y otras, sencillamente, inventándose las cosas.
Mediados de los 70: Franco la palma y se inicia un proceso irregular de democratización no acabado –ni de lejos- que, si bien por un lado pretendía instaurar una democracia parlamentaria, por el otro intentaba mantener ciertas cosas y, lo que es más importante, a ciertas personas. Entre 1976 y 1978, con una progresiva liberación de la libertad de expresión y relajación de la censura, la canción de autor tiene su nueva edad de oro; básicamente fueron tres las edades de oro que tuvo: a mediados de los 60, con la influencia de la Nova Cançó y, especialmente de Raimon y Paco Ibáñez, y que fue interrumpida por las medidas tomadas al respecto de las revueltas estudiantiles y obreras; la tercera, con el llamado “espíritu del 12 de febrero” en 1974, una época de relativa apertura de la libertad de expresión, que duró muy poquito; y esta última, durante la transición: en todas ellas, podrá aducir alguien, surgieron aprovechados, arribistas y demás, algunos de los cuales traicionaban su propio espíritu; pero, si bien esto es verdad, no dejemos de hacer notar que en todas ellas surgieron nuevos y grandes valores. Esta última edad de oro tiene su explicación en que, al haberse liberado un poco la libertad de expresión, las grandes discográficas internacionales comienzan a fichar a muchos de ellos (hasta la fecha, muy pocas multinacionales habían fichado cantautores: una de las salvedades fue Víctor Manuel, que grababa en Sony), mientras que personas que habían trabajado en la crítica y la prensa musical, como Alain Milhaud, Antonio Gómez o Gonzalo García-Pelayo, abrían nuevas discográficas que se ocuparan de esta música. Pero de ninguna manera significa esto que se forraran: a la par que se permite la grabación y distribución de casi todo material, paradójicamente, sus actuaciones son prohibidas, total o parcialmente, por el ministerio de la gobernación: el tan laureado ministro Manuel Fraga (tanta paz lleves como descanso dejas) se dedicó, prácticamente, a prohibir todo evento que tuviera una mínima relación con la canción de autor e incluso con la poesía: de los cuatro recitales de Raimon en lo que supuso su vuelta a Madrid, se suspenden los tres restantes (el primero, que fue grabado en un disco maravilloso, reflejaba en su portada el hecho); también se prohíbe la serie de recitales-homenaje de José Antonio Labordeta a su hermano, el gran poeta Miguel Labordeta (el primero se registra en el disco Labordeta en directo); parecida suerte correrán muchos de los festivales multitudinarios que, a lo Woodstock, presentaba lo mejor de cada casa en su lengua o dialecto regional, por una u otra cosa; y muchos de aquellos que conseguían realizarse, eran sistemáticamente saboteados por matones de la ultraderecha, a veces, enviados por la propia policía, cuando no eran de la misma policía. Quizás se debiera a que, en los primeros momentos de la transición, estos recitales tenían mucho de político, en ocasiones tanto que amenazaba con devorar el componente artístico: eran invitados de excepción figuras de la oposición, tanto política –de los cuales, muchos no se mostraron tiempo después lo que se puede decir agradecidos- como cultural (Gabriel Celaya fue invitado especial en el recital de Raimon en Madrid, y al contrario que con Felipe González, la asistencia anónima tuvo unidad de criterio al aplaudir su presencia, hasta el punto de arrancar lágrimas de los ojos del célebre poeta vasco); eso, por un lado, y por otro que aquellos recitales se convertían en los lugares para hacer todo tipo de reivindicaciones, lanzar todo tipo de vivas y mueras, y, en definitiva, decir todo aquello que durante más de cuarenta años no se podía haber dicho, a menudo sin ser conscientes de que el que pagaba el pato de toda esta celebración de la libertad de expresión era el propio cantautor (quien sí que era consciente a todas luces, era el enviado de la poli). A finales de los 70 esto era una situación algo insostenible, y, como les pasara a los Beatles, muchos cantautores se quejaban de que la gente no les oía, y ya no se sabía si los que reventaban los actos eran de izquierdas o de derechas. Pero su labor en estos años, a pesar de las multas, las detenciones, fue encomiable; aquellos que comenzaron cantando semi-clandestinamente en las sacristías de sacerdotes progresistas ahora llenaban estadios de fútbol y plazas de barrios y pueblos, y eran reclamados en recitales y festivales en el extranjero: Luis Pastor cantaba al aire en el barrio de Vallecas; Víctor Manuel y Nuberu lo hacían para los mineros asturianos; Carlos Cano, Manuel Gerena, Gente del Pueblo… para los jornaleros de Andalucía; Imanol se trajo de la mano a los bretones Gwendal, maestros de la música celta, para cantar en vasco; Benedicto y Bibiano recorrían Galicia practicando los preceptos aprendidos del inmortal José Afonso; Pablo Guerrero traía los ecos de la Extremadura que trabaja y que pasa de su “glorioso pasado” de conquistadores; Nuevo Mester de Juglaría, La Bullonera, Jarcha, Oskorri, Joaquín Díaz, Fuxan os Ventos, Sabandeños, Al Tall… dignificaban la música tradicional de su tierra, secuestrada por el nacional-folklorismo, y la gaita volvía a sonar rebelde y reivindicante. Y mujeres, como dice Luis, que merecen su mención a parte por muchas razones: la primera, por haber desafiado el estatus social que la sociedad las reservaba; la segunda, a consecuencia de la primera, que para muchas de ellas, probablemente, les fuera más difícil que a los que mean de pie el escribir sus canciones y cantarlas; y la tercera, porque a diferencia de las cantantes convencionales, algunas de ellas de diseño, de la época, con todo, eran dueñas absolutas de su producción y de su trabajo: Elisa Serna, Maria del Mar Bonet, Pilocha, Cecilia… Tod@s ell@s cantaban para un público que ya no era exclusivamente el universitario de entre 18 y 25 años de edad aproximadamente, sino que era un público muy heterogéneo, tanto social como demográficamente: jóvenes universitarios, bachilleres con acné, obreros, obreras y amas de casa de mediana edad, ancianos campesinos (que se preguntaban cómo esos muchachos podían saber todas esas cosas), y representantes de las clases medias: médicos, profesores, abogados…
Pero mientras sucede el máximo exponente, a la vez, se producía su declive, o quizás fuera un declive conducido por algunos, quién sabe… El caso es que ya entonces, ciertos críticos enarbolaron la bandera de la muerte, y haciendo una lectura parcial y sesgada de lo que dijera Mr. Bob Dylan, anunciaron la muerte de la canción de autor; pero mientras tanto, grupos tan curiosos como los futuros Pecos o Mecano intentaban hacerse su hueco versionando canciones de Aute o Víctor Manuel. Pero el declive avanza, y después del milagro del 23-F, después de la victoria electoral de D. Felipe González y su PSOE, aquellos políticos que anteriormente habían recurrido a ellos para amenizar sus mítines –el gancho era el cantautor o grupo de rock, ya que también merecen mención grupos tan geniales como Triana, Coz, Bloque, Asfalto y otros- declaran entonces contra ellos y consideran, más por conveniencia que por lealtad a la verdad, que ya no son necesarios: por conveniencia, decimos, pues la mayoría participó en las campañas y recitales contra la permanencia de España en la OTAN, junto a los grupos de heavy metal y punk-rock que se cargaban la visión de la juventud pasota de los 80. El cantautor argentino Alberto Cortez declaraba, en el programa “La Tierra de las mil músicas” (un capítulo con más buenas intenciones por parte del señor Luqui que buenas informaciones), que con la muerte de Franco se descubrió quiénes de ellos valían y quiénes no… Bueno, sobre esto podemos decir que el señor Cortez, a quien presentamos nuestra admiración, es tremendamente injusto con muchos compañeros: es cierto que hubo muchos cantautores, con buenas intenciones, eso sí, que no supieron afrontar el cambio, y se quedaron en el camino; pero no menos cierto es que la industria musical, la crítica y, en buena parte, el público y el cambio generacional dejó a muchos valiosos intérpretes en el camino. La fórmula hacia la frontera con los 80 era muy básica: renovarse, y así lo hicieron muchos, tales como Luis; la canción de autor ahora debía dejar atrás la arenga política y la rabia, y volverse algo más descriptiva, narrar lo cotidiano, y evitar, en lo posible, la frivolización de los temas: el elemento humanista y crítico debía de preservarse, pero bajo nuevas fórmulas. Esto no supuso, de ninguna manera, claudicar ni rendirse: alzaron sus voces también contra la guerra del golfo, contra la guerra de Irak -que es la que me tocó más de cerca-, en donde mientras Luis Pastor y Adolfo Celdrán presentaban sus escalofriantes canciones contra la guerra, José Antonio Labordeta, en su papel de diputado por Aragón, hacía vibrar el congreso con palabras de justicia y de verdad, tomadas de su hermano, mientras el presidente Aznar miraba para otro lado… Y ¡sí!, amigo neocón, mal bicho y lengua de víbora: contra la de Libia ¡también!… Otra cosa es que los medios lo hayan recogido.
Desde entonces y hasta hoy, se han venido repitiendo los mismos clichés de crítica, la mayor parte de las veces por parte de gente cuya idea acerca de la canción de autor es la misma que tengo yo sobre urología: de oídas y sin comprobar. Básicamente, al tener sólo los referentes de Víctor Manuel o Serrat, y los desvaríos de cierta pseudo-prensa heredera de la de antaño, que aplica eso de “de la ceja” indiscriminadamente, hay mucha gente que se piensa que el cantautor superviviente de aquellos años es alguien que vive en urbanizaciones de lujo, que cena con Zapatero o Rubalcaba, que tiene un cochazo, que manda a sus hijos a colegios privados, y no sé cuántas cosas más… Y Luis revela cuál es la otra realidad, pidiendo, por favor, pero con cierto enfado, que no se meta a todos en el mismo saco. Acaba ya dándonos la pista de por qué derroteros anda la canción de autor de ahora, emparentándola con los raperos de calidad, capaces de hacer una poesía urbana de calidad y crítica con el sistema.
Y yo, que no soy cantautor, aunque dé el cante, me siento muy orgulloso de ellos, y de haber conocido a muchos de ellos: de los que no se rinden, de los que dejan en ridículo al señor Winston Churchill con aquella soberana memez que dijo acerca los revolucionarios a los 20 y a los 40, y, cuando tenga su edad, me gustaría ser como ellos.
NOTA: se me disculpe no haber nombrado a muchos, pues no pretendía ser exhaustivo; que esto no se entienda como una injusticia.
“A todos los compañeros cantautores que ya no están, pero que nos dejaron su ejemplo, su compromiso y sus canciones: Ovidi Montllor, Carlos Cano, Chicho Sánchez Ferlosio, Hilario Camacho, Imanol, Labordeta, Quintín Cabrera, Mikel Laboa…”
Éramos tan libertarios, casi revolucionarios, ingenuos como valientes, barbilampiños sonrientes —lo mejor de cada casa— oveja negra que pasa de seguir la tradición balando a contracorriente de la isla al continente era la nueva canción.
Éramos buena gente, paletos e inteligentes, barbudos estrafalarios, obreros, chicos de barrio, progres universitarios, soñando en una canción y viviendo la utopía convencidos de que un día vendría la Revolución.
Aprendiendo a compartir la vida en una sonrisa, el cielo en una caricia, el beso en un calentón. Fuimos sembrando canciones en esta tierra baldía y floreció la poesía y llenamos los estadios y en muchas fiestas de barrio sonó nuestra melodía.
Tardes y noches de gloria que cambiaron nuestra historia. Y este país de catetos, fascistas de pelo en pecho, curas y monjas serviles, grises y guardias civiles, funcionarios con bigote y chusqueros de galón, al servicio de una casta que controlaban tu pasta tu miedo y tu corazón.
Patriotas de bandera, españoles de primera, de la España verdadera aquella tan noble y fiera que a otra media asesinó brazo en alto y cara al sol leales al Movimiento a la altura y al talento del pequeño dictador que fue Caudillo de España por obra y gracia de Dios.
Toreando en plaza ajena todo cambió de repente los políticos al frente de comparsa y trovador. Se cambiaron las verdades: "tanto vendes tanto vales". Y llegó la transición: la democracia es la pera. Cantautor a tus trincheras con coronas de laureles y distintivos de honor pero no des más la lata que tu verso no arrebata y tu tiempo ya pasó.
¿Qué fue de los cantautores? preguntan con aire extraño cada cuatro o cinco años despistados periodistas que nos perdieron la pista y enterraron nuestra voz. Y así van para más de treinta con la pregunta de marras tocándome los bemoles. Me tomen nota señores que no lo repito más:
algunos son diputados, presidentes, concejales, médicos y profesores, managers y productores o ejerciendo asesoría en la Sociedad de Autores. Otros están y no cantan, otros cantan y no están. Los hay que se retiraron, algunos que ya murieron y otros que están por nacer.
Jóvenes que son ahora también universitarios, obreros, chicos de barrio que recorren la ciudad. Un CD debajo el brazo, la guitarra en bandolera, diez euros en la cartera, cantando de bar en bar. O esos raperos poetas que es su panfletos denuncian otra realidad social.
¿Y mujeres? ni se sabe. Y sobre todo si hablamos de las primeras gloriosas que tuvieron los ovarios y el coraje necesarios de subirse a un escenario de aquella España casposa.
¿Qué fue de los cantautores? aquí me tienen señores como en mis tiempos mejores dando al cante que es lo mío. Y aunque en invierno haga frío me queda la primavera, un abril para la espera y un “Grândola” en el corazón.
¿Qué fue de los cantautores? aquí me tienen señores aún vivito y coleando y en estos versos cantando nuestras verdades de ayer que salpican el presente y la mierda pestilente que trepa por nuestros pies.
¿Qué fue de los cantautores? De los muchos que empezamos, de los pocos que quedamos, de los que aún resistimos, de los que no claudicamos. Aquí seguimos, cada uno en su trinchera haciendo de la poesía nuestro pan de cada día.
Siete vidas tiene el gato aunque no cace ratones. Hay cantautor para rato. Cantautor a tus canciones. Zapatero a tus zapatos.
Y así, tirando del hilo de los vídeos de youtube, me encontré esta otra de Jacques Brel, que ha sido siempre una de mis favoritas, y lo fue aún más cuando supe lo que significaba su letra. “Ces gens là” es una desgarradora canción, mitad crítica a la hipocresía de ciertas personas o clases sociales, mitad amargo amor imposible. Éste fue uno de los mejores vídeos vistos a lo largo de este año, con un Jacques Brel interpretando a los personajes de la canción y haciéndonos estallar en llanto al nombrar a su amor:
Y, aunque esta fue más reciente, por encadenarlo, no podía dejar de poner su canción más emblemática, "Ámsterdam”:
Otro de los grandes, que le suele a gustar a todo el mundo, aunque probablemente no sea tan bueno como Brel, es Bruce Springsteen, ese poeta del rock’n’roll, que siempre hace gala de su potencia y vitalidad. Dos temas fueron los que aquí aparecieron, de su disco The river. El primero, esa triste historia llamada “Jackson Cage”:
Y su melancólica y triste balada, “The river”, que la pusimos en Mayo:
Y vuelta a Woodstock. Reconozco que me gusta ver vídeos de actuaciones de rock porque me carga las pilas el derroche de energía de los músicos, y Woodstock y Monterey, para esto, son ideales. Éste en particular es uno de los que más buen rollo me da: el principio de la actuación del grupo de San Francisco, que mezclaba la psicodelia y la política, Country Joe & The Fish, que incluimos en la sección “Minutos musicales”:
Y de Woodstock a Monterey, de la psicodelia al soul, con la actuación de uno de los artistas más queridos e idolatrados en este blog: el inmortal Otis Redding:
Ambos fueron colgados a modo de intermedio, en esos días en los que no tengo nada especial que decir ni se me ocurre una canción que presentar o disertar. Pero una de mis grandes pasiones es descubrir canciones históricas que surgieron como canciones populares (de trabajo, religiosas, picarescas, pornográficas…) y acabaron encarnando cosas más grandes como revoluciones o guerras. Dos o tres han sido esos casos en los que al buscar la letra de una canción me he encontrado con un enrevesado de historias y personajes. “Santy Anno”, la canción de los voluntarios británicos al lado del general Santana en la guerra Méxicano-estadounidense y que acabó siendo el himno de los buscadores de oro, fue una de ellas, y descubrimos la impresionante versión de la gran Odetta:
Pero no necesariamente tiene que tener una canción una gran historia, o una letra que explique las relaciones de producción, etc. Para captar mi atención basta con que la música sea buena y la letra lo suficientemente significativa. Fue por ejemplo esta triste historia de Frankie Lymon, un genio prematuro que murió demasiado joven y que ya decía que no era “un delincuente juvenil”:
Pero las canciones vinculadas a una época, a sus sentimientos, siempre han sido mis preferentes. En Abril, al colgar la letra de la canción “For what it’s worth” de Buffalo Springfield, no podía adivinar que, en parte, estaba profetizando ciertos eventos tanto nacionales como internacionales. Aquí están, en el festival de Monterey, dándole un puntito más a la canción, con David Crosby ocupando el lugar de Neil Young:
Y siguiendo con el festival de Monterey, ¡qué coño!, otro gran grupo de Frisco, los Quicksilver Messenger Service, con la canción de Dino Valente: “Dino’s song”:
Y con la actuación de uno de mis grupos de blues blanco favoritos: Canned Heat y sus blues sureños:
Y si de grupos hippies hablamos, no podíamos pasar por alto a los mejores, a la gran banda de San Francisco: los Grateful Dead, uno de los conjuntos más constantes de la historia del rock, interpretando una canción apocalíptica de la cantante canadiense Donnie Dobson: “Morning dew”:
No sé porqué razones, pero de un tiempo a esta parte, los Grateful Dead se han ido ligando a mis vivencias personales variadas, como por ejemplo, esta “Cold rain & snow”:
Y, ¿quién se puede resistir a este raudal de buenas vibraciones, llamada “Uncle John’s Band”:
E incluso cierta identificación en temas de “chicos malos”, de los que nadie espera nunca nada, como es su versión de la autobiográfica “Mama tried” de Merle Haggard:
Una de las canciones más impresionantes que he escuchado nunca, ha sido “Free bird”, del grupo de rock sureño Lynyrd Skynyrd. Es una canción que además cobró una especial significación cuando la mayoría de la banda falleció en un accidente de avión, entre ellos Ronnie van Zant, vocalista del grupo y autor de la canción:
Pero uno de los grandes descubrimientos de este años fue esta impresionante balada de desengaño y de autoafirmación de la cantautora Melanie Safka. En versión original es una maravilla, pero esta toma de su actuación en el festival de Woodstock me dejó, literalmente, paralizado por su fuerza:
Pero una de mis grandes obsesiones de este año ha sido intentar desentrañar lo que quiere decir esta canción del folklore romaní, “Musikanti”, en donde creo encontrar cierta historia triste en la que en algún país de la Europa del Esta se alistara para la guerra a los gitanos. La descubrí gracias a la banda de World Music checa Gothart:
Pero la de este otro grupo gitano de Italia también es muy interesante, Acquaragia Drom:
Y es que el folklore romaní ha sido una de mis grandes pasiones de este año. Tirando de vídeos y textos, descubrí que la nación gitana tiene su propia bandera y su propio himno, escrito por Žarko Jovanović para la banda sonora de una película y adoptado por el Congreso Internacional de los gitanos para ello. “Đelem, đelem”, una triste historia que denuncia el pojramos, el holocausto gitano, a mano de los nazis:
Y recorriendo el folklore romaní, nos encontramos al gran compositor yugoslavo (como él se define) Goran Bregovic, arreglando la canción del festival de primavera de los gitanos orientales, el “Ederlezi”:
Bregovic fue el autor de la banda sonora de esa maravillosa película, de corte absurdo a la manera de Berlanga, El tren de la vida (Radu Mihaileanu, 1998), en la cual unos judíos tratan de escapar del holocausto disfrazándose de nazis y deportados con un tren rumbo a Palestina, vía Rusia. En el camino se encuentran con unos gitanos que idearon un plan parecido para escapar hacia la India. Entonces se produce uno de los momentos más memorables de la película, cuando judíos y gitanos se baten en un emocionante duelo… musical:
Porque otro ciclo importante fue el de la música de los judíos sefarditas, con un legado que perdura hasta nuestros días. Me emocionó mucho saber que esta bella canción, “En tierras ajenas”, una canción que data de cuando vivían en la Edad Media en España, se convirtió en su himno de resistencia durante el holocausto, expresando un dolor más grande y profundo que aquel que sus antepasados tuvieron, volviéndose a mirar por última vez sus campos y casas mientras seguramente la entonaban, cuando fueron expulsados de España. Françoise Atlan es una de sus descendientes:
En otro orden de cosas, la segunda mitad de este año vino marcada por el Movimiento 15-M. Dolido y desengañado, como estaba más o menos, de ciertas utopías, intentando ser como Rick en Casablanca, regentando un café metafórico con buena música en donde la Resistencia era bien recibida, pero no los nazis, empecé a apoyar gran parte, si no todas, de sus acciones cuando se comenzó a intentar desprestigiarles y en algunas comunidades autónomas se les reprimía brutalmente. Para una de ellas, que tuvo lugar en Valencia, les dediqué esta canción del inmortal alcoyano Ovidi Montllor, cantautor y actor inolvidable: “La fera ferotge”, una canción alegórica y satírica sobre las reclamaciones sociales bien justificadas:
Pero revoluciones a un lado, que no al margen, siempre hay sitio para buenas y emotivas canciones, como esta “Darling be home soon”, del cantautor y ex-vocalista de Lovin’ Spoonful, John Sebastian, cuya emotiva interpretación de este tema en el festival de Woodstock, emocionándose al final, es una de mis actuaciones favoritas, y no me canso de verla:
O canciones de un rabioso optimismo contagioso, como “It don’t come easy”, del simpático Ringo Starr:
Pero sin perder la realidad… Debido al violento e injusto desalojo de la Plaza del Sol de Madrid, decidí desenterrar el hacha de guerra y decirle a los responsables, como ya lo hizo Javier Krahe hace años, que “Cuervo Ingenuo no fumar la pipa de la paz con tú”:
Tuvimos, sin motivo especial alguno, salvo mi propia admiración, un recuerdo emocionado hacia el gran Paul Robeson, actor, cantante y activista afroamericano de un compromiso natural y sincero no sólo con su propia gente, sino con todas. Robeson se hizo famoso por interpretar esta canción en una famosa película, Show boat”. “Ol’ Man river”:
Pero a mediados de los años 30, Robeson, que visitó a la Brigada Lincoln en España, cuando interpretaba la canción le cambió la letra, dándole un sentido mucho más revolucionario. Como ejemplo, esta actuación, que a día de hoy sigue poniendo los pelos como escarpias:
Y hay heridas que se empeñan en que no cicatricen. La pasividad y la desinformación con la que pasó desapercibida la profanación del monumento a Miguel Hernández por parte de un grupo de ultraderecha me resultó especialmente repugnante. Eso sí, los “demócratas” pueden darse palmadas en la espalda porque se ha detenido a un rapero que dijo unas tonterías… Adolfo Celdrán, interpretando su canción sobre uno de los mejores poemas de Hernández:
Como con Lorca, a cuya localización se niega cierta gente: éste es, sin lugar a dudas, el país que no ama a sus poetas. Me estremeció ver a don Agustín González, uno –si no el mejor- de los mejores actores españoles, declamar este “El rey de Harlem”:
Y que no sea por falta de homenajes. También recordamos a nuestro querido José Antonio Labordeta, de cuyo fallecimiento se cumplió un año. Para volver a recordarle, su canción más famosa:
… y éste, más o menos, ha sido el año en vídeos: un año intenso en ciertos aspectos, y en otros como todos… Pero la música que no pare, ¿eh? Lo que nos depare este año –según el calendario zamarril- el tiempo lo dirá, y espero verte, veros, el año que viene para contároslo, porque todavía quedan muchas cosas por decir, muchas canciones por descubrir y escuchar, muchos amigos a los que recordar o conocer, y muchos amores por vivir. Acabamos, si os parece, con una canción mítica, probablemente la mejor canción de rock de la historia: “Bohemian rhapsody”, de Queen, una canción que cuando estoy bajo o triste me gusta recordar y me recarga de nuevo con energías renovadas:
Y, a la manera de Bob Hite: Don’t forget to Boggie!
Mis aportaciones comenzaron cuando comenzaron las hostias y los aullidos de cierta prensa, demagógica y embustera, a la par que cutre (esto quedará reflejado en una de las canciones), pues reconozco haber sido escéptico al principio. Podríamos empezar desde los más clásicos y generales…
Adrian ya ha propuesto “A tapar la calle” y “A cántaros” de Pablo Guerrero, por lo que no es necesario repetirlas. Tampoco quiero hacer esto muy largo, así que me voy a limitar a recordar, a modo de crónica, las que ya he puesto.
Si recordáis, la acampada de Sol coincidía con las elecciones, y cierta Junta Electoral Central la declaraba ilegal (con los votos de los miembros del PP, uno del PSOE, uno en contra del PSOE, y una abstención de CiU). Fue entonces cuando te das cuenta de su cinismo y de su hipocresía, que clamaban a aumentar la indignación y la rabia, que parecían haber sido plasmadas ya hace tiempo en este “A cara o cruz” de los Ángeles del Infierno:
Y aunque fuera un poco a parte, la versión de la canción “Solidaridad” que hicieron Jefferson Airplane se corresponde también con este espíritu:
Y ya que hablamos de Jefferson Airplane de nuevo, son dos canciones del grupo hippie las que me vienen a la cabeza. “Volunteers”, por supuesto:
Pero quizás más aún “We can be together”, esa crítica y autoafirmación de la juventud de finales de los 60 contra las críticas de los conservadores: “Somos fuerzas del caos y de la anarquía/ Todo lo que dicen que somos, lo somos/ Y nosotros estamos muy orgullosos de nosotros”, nos viene muy a cuento por las críticas y mentiras de los políticos y de la prensa, esos mismos que instaban a la policía a gritar “¡Contra la pared, hijo de puta!”:
Durante los días de las cargas policiales, las amenazas de los políticos, de señores y señoras, que si en otras ocasiones denuncian un “estado policial” contra su adscripción política, ahora demandaban mano dura contra los que no la comparten, “Si els fills de puta volassin…” del fantástico Pi de la Serra fue tan buscada en este sitio, que tuve que reeditarla actualizándola:
Y no era para menos: en algunos sitios, con la excusa de “mantener el orden”, orden que disturbado por los que lo querían mantener, se producen cargas y desalojos. En Barcelona, el miserable Felip Puig, a la sazón Conseller de l’Interior, ordena desalojar Plaça Catalunya con gran crudeza, para efectuar “limpieza”; el motivo era más prosaico y por tanto indignante: que se pudiera seguir allí el partido del Barça. En Valencia también se carga contra la multitud que protesta. Entonces les dediqué una fabulosa canción de su paisano, el bardo alcoyano Ovidi Montllor que nos narraba la historia de una fiera que no era tan feroz como la pintaban: “La fera ferotge”:
Las asambleas de todas las ciudades, pueblos y barrios acordaron realizar caceroladas durante la investidura y toma de posesión de los nuevos alcaldes y concejales de todo signo (y no sólo de uno, como cierta thatcheriana señora y su cortejo mediático ha dicho). Eso me recordó otra gran canción del que hubiera sido, muy probablemente, uno de los pocos políticos, sino el único, en no haber sido abucheado ni “cacerolado”… Incluso se hubiera unido. Estoy hablando de aquel al que todos queríamos de profesor y de presidente, José Antonio Labordeta y su “Armen estrépito”:
Y, ¿qué mejor tema para expresar la indignación que esa gallineta de Llach, que se cansa de poner huevos para otro?:
El juego que la policía de Barcelona, los Mossos d’Esquadra, con sus infiltrados reventadores hacían (que nos recuerdan a los tiempos de la Político-Social y de los Guerrilleros de Cristo Rey) –de nuevo el senyor Puig y sus malas artes-, me llevo a una canción que acababa de conocer justo ese día: “Sic ‘em pigs”, del gran conjunto de blues Canned Heat:
Y con nuestro amigo Carlos Cano y su “Murga” descubrimos que ciertos temas, por desgracia, no pasan de moda, pero por suerte aún contamos con sus canciones:
Pero siempre ha de quedar cierta esperanza, es lo que nos enseñó con su “Aleluya”:
Nos acercamos al final. Mientras se preparaban las marchas de ayer, los políticos amenazaban, llegando muchos a la criminalización de obreros, estudiantes, parados, familias (¿dónde está el foro de la ídem?), pensionistas actuales o en potencia… Y la gente no quería amedrentarse. Encontré cierto sentido en este tema, “No te dejes vencer”, de nuevo de estos Ángeles del Infierno tan celestiales:
Y las marchas fueron todo un éxito de participación y de responsabilidad ciudadana. Hasta los barceloneses les dieron una lección a los infiltrados que quisieron liarla, a los que encima protegieron con un cordón humano para evitar agresiones hacia ellos… Me pregunto si se lo habrán agradecido, y qué dirá el senyor Puig. Para celebrarlo, colgué este clásico de Bibiano “Nosa é a rúa”. Escúchala: http://www.goear.com/listen/052c492/nosa-e-a-rua-bibiano
Y hasta aquí la crónica, para que Adrian se quede con las que quieran. Podríamos seguir con más; de todas ellas me quedo con algunas. Ocúrreseme, por ejemplo, este tema de Country Joe & The Fish, “Martha Lorraine”, que parece hablar de una especie de Esperanza Aguirre:
Los vallecanos llegaron como un huracán, ¡va por ellos!:
Y, ¡cómo no!
Y añado:
Y ya que cierta cadena autonómica, muy plural ella, está tan empeñada en mezclarnos con los griegos –que por mí no hay problema-, pues esta mezcla de Mikis Theodorakis, “Las campanas de la resurrección”, con esta estremecedora interpretación del gran compositor griego:
Dedico a los amigos de Valencia esta alegoría sobre las manifestaciones de los años 70 escrita e interpretada por el gran alcoyano Ovidi Montllor. La mayor parte de las veces, la fiera feroz se esconde en los despachos, o lleva porras, y no la que está escapada por las calles:
La fera ferotge
Per ordre de l’Alcalde es fa saber a tothom que una fera ferotge del parc s’escaparà.
Es prega a les senyores compren força aliments i no surten de casa fins que torne el "bon temps".
Tot el que tinga cotxe que fota el camp corrent, i se’n vaja a la platja, a la torre o als hotels.
L’Alcalde s’encarrega, fent ús dels seus poders, de la fera ferotge deixar-la sense dents.
El que això no acompleixca que no es queixe després si per culpa la fera ell rep algun torment.
Jo que no tinc ni casa, ni cotxe, ni un carret em vaig trobar aquell dia la fera en el carrer.
Tremolant i mig mort: -Ai Déu, redéu, la fera! I en veure’m tan fotut em va dir molt planera:
-Xicot, per què tremoles? Jo no te’n menjaré. -I doncs, per què t’escapes del lloc que tens marcat?
-Vull parlar amb l’Alcalde i dir-li que tinc fam, que la gàbia és petita, jo necessite espai.
Els guàrdies que la veuen la volen atacar, la fera es defensa, no la deixen parlar.
Com són molts i ella és sola, no pot i me l’estoven. I emprenyats per la feina, a la gàbia me la tornen.
Per ordre de l’Alcalde es fa saber tothom que la fera ferotge ja no ens traurà la son.
I gràcies a la força no ha passat res de nou, tot és normal i "maco" i el poble resta en pau.
Por orden del Alcalde/ se hace saber a todos/ que una fiera feroz/ del parque se escapará.// Se ruega a las señoras/ compren muchos alimentos/ y no salgan de casa/ hasta que vuelva el “buen tiempo”.// Todo el que tenga coche/ que se vaya (?) al campo corriendo,/ y se vaya a la playa,/ a la torre o a los hoteles.// El Alcalde se encarga,/ haciendo uso de sus poderes,/ de a la fiera feroz/ dejarla sin dientes.// El que no cumpla esto/ que no se queje después/ si por culpa de la fiera/ recibe algún tormento.// Yo que no tengo ni casa,/ ni coche, ni carrito/ me encontré aquel día/ a la fiera en la calle.// Temblando y medio muerto:/ –¡Ay Dios, rediós, la fiera!/ Y al verme tan jodido/ me dijo muy llana:// –Muchacho, ¿por qué tiemblas?/ Yo no te comeré./ –¿Y entonces, por qué te escapas/ del sitio que tienes marcado?// –Quiero hablar con el Alcalde/ y decirle que tengo hambre,/ que la jaula es pequeña,/ yo necesito espacio.// Los guardias que la ven/ la quieren atacar,/ la fiera se defiende,/ no la dejan hablar.// Como son muchos y ella está sola,/ no puede y me la pegan./ Y jorobados por la faena,/ a la jaula me la devuelven.// Por orden del Alcalde/ se hace saber a todos/ que la fiera feroz/ ya no nos quitará el sueño.// Y gracias a la fuerza/ no ha pasado nada nuevo,/ todo es normal y bonito/ y el pueblo queda en paz.
Billy («algo es algo»)
Tres cosas atormentan al exinspector de policía Guillermo Niño Pérez: un vecino que le obsesiona, el recuerdo de un crimen y una querella por sus torturas durante el franquismo. Por si esto fuera poco, se une la inquietud hacia un asesino en serie que
Redención (Nuestro último baile)
Mi segunda novela: una historia de amor, misterio e intriga; la lucha de una chica por su pareja pasa por enfrentarse a una secta apocalíptica
Queca
Un regalo inadecuado puede cambiarle la vida a cualquiera. Tal es el caso de Miki, solterón por obligación y solitario por vocación; cuando su cuñado le obsequia con un recuerdo que se ha traído de su viaje a Japón: una muñeca sexual de nombre Megu