Archive for the ‘reflexiones’ Category

La soledad del creador


Imagen original de WolfBur, en Pixabay

Podríamos imaginar a Dios que, tras crear las plantas, los animales, el cielo, la tierra, el agua, los minerales…, y a los seres humanos, inició sesión en su red social (que ya tenía porque para eso es Dios) y descubrió que las publicaciones sobre la evolución de su creación apenas tuvieron reacciones. Le escoció un poco, porque solo tenía dos seguidores, Adán y Eva (a Lilith y a Satán los tenía bloqueados), y se dijo que a la próxima los expulsaría. Vaya que si se iban a acordar de quién es Dios, haciendo sus creaciones con todo el amor de su alma.

A Buda le pasaría algo similar cuando publicó «Nirvana alcanzado», pero como había extinguido su ego no le dio importancia. Jesús, por su parte, se molestó después de publicar «Mil leprosos curados, y subiendo» y nadie le hiciera caso, salvo Judas Iscariote, que puso un muñeco riéndose, algo que juzgó ambiguo. Si todavía se hubiera quedado ahí, el que es todo amor hubiera pasado; pero lo que no estaba dispuesto a tolerar es que sus seguidores compartieran fotos haciendo publicidad a los mercaderes del templo, con textos como «Aquí en el puesto de Josafat, con sus maravillas», cuando todo el mundo sabe que Josafat no necesitaba publicidad ninguna. Y se dijo: «Se van a enterar. ¡Traiciones a mí!».

Probablemente tú, que también creas cosas, que eres músico, escultor, pintor, tatuador, poeta, pensador, escritor…; tú también te hayas sentido así, cuando subes publicaciones de tus obras y ves cómo eres ignorado por tu círculo cercano o por gente que te conoce. Claro, tampoco puedes enfadarte, nadie los obliga a darte eco o a compartirlo para que el resto lo conozca. A lo mejor no se les ha ocurrido. No puedes enfadarte con tus seguidores que te siguen por la razón que sea, por el mismo motivo. Toleras que por muy amigos que seáis no lo comparta porque no le interese o no sea consciente de lo que haces ni del alcance que su aportación pueda tener.

Ahora bien, es comprensible que te cabrees cuando comparten y se hacen ecos de otras cosas, como puede ser un negocio al que no les ata ningún vínculo fuera de los gustos personales; producciones de otros artistas que tampoco es que necesiten su publicidad gratuita precisamente; o esa repetitiva publicación de Facebook en la que se muestra a una persona que ha conseguido un logro o premio en alguna competición y dice que a los medios no les interesa y que lo compartan para que se sepa. Claro que tienes derecho a cabrearte, porque el mismo tiempo que han empleado en compartir cosas de personas totalmente ajenas podrían haberlo empleado en compartir tus mismas cosas, que eres su amigo, su pariente, su conocido amistoso o lo que sea. ¿Para qué te están siguiendo entonces?

Es normal sentirse frustrado, y hasta defraudado, cuando esto ocurre, y aun así te callas por no ponerte a mal con la gente, aunque por dentro estés ardiendo de rabia y te den ganas de mandarlos a la mierda. Entonces te sientes egoísta, y te preguntas si es que los has ofendido de alguna manera; si en realidad no es tan bueno o digno de elogio lo que haces; si debieras abandonar, porque si los más cercanos te ignoran, ¿qué esperar de aquellos que no te conocen?

Te puedes poner en la piel de ellos y descubrirás lo que creo que sucede. A veces da la impresión de que no han tomado consciencia de que eres capaz de hacer cosas sorprendentes; porque estáis demasiado cerca. No es lo mismo que a la persona que han conocido desde casi siempre se ponga a hacer cosas fascinantes a que conozcan de pronto a la persona a la que admiran. Todos tenemos la humilde impresión de que solo son capaces de hacer arte digno de elogio las personas con las que no tenemos contacto.

Pero, queridos, esas cosas están pasando a vuestro lado y no os estáis dado cuenta. Esa persona que hace cosas maravillosas es vuestra amiga, o pariente. Tal vez sea algo que no os llame la atención, no os interese o no guste; está bien, pero el mismo tiempo que habéis invertido en hacerle publicidad a quien no la necesita, al restaurante que os ha encantado, o en dar a conocer la injusticia que se ha cometido porque los medios no se han echo eco de los méritos de alguien que desconocíais hasta ahora lo podríais haber empleado en él, que quizás a otra persona sí le interese. No os habéis dado cuenta: esos medios que ignoran los méritos de gente desconocida porque no les interesa sois vosotros mismos. No caéis en la cuenta de que quizás a vosotros os dé igual, pero puede interesarle a otro que tengáis al lado. Nadie puede deciros lo que compartir o no, a lo que darle eco o a lo que no; pero le estás haciendo publicidad a un artista que no la necesita mientras tienes a otro a tu lado que la necesita más, para sentirse valorado, para saber que lo que hace merece la pena, para no ponerse triste. Que tú pongas que has asistido al último concierto de los Rolling Stones está bien, pero tampoco aporta gran cosa, para qué engañarnos; también podrías haber hablado de tu amigo el cantautor, que esa noche actuaba y fueron a verle tres personas, y una fue porque ya estaba dentro. ¿Qué te costaba?

Y aplíquese también para el que busca trabajo o ampliar su negocio. Necesita más tu colaboración que el Ikea que han abierto en tu barrio.

¿Quién teme al lobby gay feroz?


¿Existe un movimiento internacional clandestino que conspira para convertirnos a todos en homosexuales o transexuales? ¿Un contubernio que pretende que vistamos ropas coloridas, nos musculemos o nos vistamos de mujeres y nos acostemos con gente de nuestro mismo sexo? ¿Un cónclave de millonarios homosexuales que aspira a que nos cambiemos de sexo? ¿Una conspiración judeo-masónica-gay y encima bolivariana-abertzale?

Disturbios de Stonewall. Foto de Joseph Ambrosini

Si has respondido «sí» a alguna de estas preguntas es que eres tonto/a. Si no estás convencido, déjame aclararte una cosa.

Solo tienes que revisar un poco la historia, tan amplia como quieras, que descubrirás que en ninguna era, en ningún lugar, los homosexuales (incluyendo gais y lesbianas) han formado movimientos violentos. No consta en ninguna parte un movimiento supremacista gay que quisiera o lograra meter a heterosexuales en campos de concentración y exterminio; tampoco hay constancia de que haya existido una banda terrorista homosexual que atacara a líderes homófobos o a templos de cualquier credo, que podría llamarse Brigadas Rosas; no se ha asesinado a nadie por ser heterosexual; no hay bandas gais que patrullen por la noche y den una paliza de muerte a alguien por mostrar conductas heterosexuales o porque haya intentado un acercamiento a persona del sexo contrario. Y las violaciones en las cárceles masculinas las llevan a cabo hombres heterosexuales. Ni siquiera han constituido una guerrilla allá donde se les persigue con más saña, y razones no les faltan. Al final, lo más violento que protagonizaron fueron los disturbios de Stonewall, y para defenderse de la represión policial. Uno de los manifestantes contó cómo su padre, al verlo en las noticias, le dijo: «Ya era hora», porque era el único colectivo que apenas se había organizado ni protagonizado altercados.

¿Cómo puedes pensar que hay un movimiento financiado por millonarios, como los que financian a ciertos partidos políticos?

El lobby gay no existe. Existe organización, conciencia, ganas de visibilizar y ansias de normalizar las otras realidades no cishereosexuales (recuperemos la palabra «normal» para todo el mundo; ampliemos y redefinámosla). Lo que sí existe es un movimiento ultrarreligioso internacional que financia partidos de ultraderecha y propaga bulos; que eso no te lo han contado.

PD: el Yunque le come la poll* al Cónclave.


Si te ha gustado esta entrada, no dejes de echar un vistazo a mis novelas, Billy («algo es algo»); Redención (Nuestro último baile), y Queca, a través de esta página o en la web de la editorial Libros Indie, en donde puedes comprarlas si te parecen interesantes. (Cada portada es un enlace a la tienda; si no vives en España o en la UE, mira si están disponibles en tu país.) También están disponibles en esta web para venta en México, Ecuador, Estados Unidos y Argentina , además de a través de Todos Tus Libros, Casa del Libro, El Corte Inglés y Amazon.

También puedes mirar sus dosieres de prensa a través de este enlace.

Tres cosas atormentan al ex inspector de policía Guillermo Niño Pérez: un vecino que le obsesiona, el recuerdo de un crimen y una querella por sus torturas durante el franquismo. Por si esto fuera poco, se une la inquietud hacia un asesino en serie que parece pretender imitarle. Convencido de su intuición, el antiguo policía se dispone a desvelar cuál es la identidad del asesino, mientras los recuerdos le asaltan una y otra vez, entrelazándose con sus inquietudes, mientras su juicio se presenta inminente.

Susi se atormenta viviendo entre la esperanza y la desilusión por su ruptura con Ángel, del cual cree que le fue infiel. Mientras intenta rehacer su vida, descubre por una serie de casualidades que su ex guardaba un oscuro secreto que pudo propiciar la separación más allá de su sospecha de infidelidad: la investigación sobre una oscura secta elitista de personas muy poderosas y crueles, con espantosos objetivos y con implicación en la prostitución internacional y la ultraderecha. Se hacen llamar EL CÓNCLAVE. De esta manera, una historia de desamor se va convirtiendo en una peligrosa investigación para desentrañar los misterios y siniestros propósitos del tenebroso Cónclave. Solo venciéndolos, tendrá Susi la oportunidad de volver junto a Ángel.
Más que una historia de amor: una balada de heavy metal.

Un regalo inadecuado puede cambiarle la vida a cualquiera. Tal es el caso de Miki, solterón por obligación y solitario por vocación; cuando su cuñado le obsequia con un recuerdo que se ha traído de su viaje a Japón: una muñeca sexual de nombre Megumi que vendrá a paliar sus días de soledad y sus noches de celibato. Sin embargo, Miki enfurece y se niega a utilizarla, para no dar la razón a quien le tiene por un onanista con dedicación exclusiva. Aun así, hace algo peor: empieza a tratarla con la dignidad de una persona y a respetarla como mujer, llegando a establecer una relación de pareja con ella; hasta la noche en la que, sin remedio, sucumbe a sus artificiales encantos… y, a partir de entonces, Megumi ¡¡¡cobra vida!!! A riesgo de perder su dignidad, e incluso su salud mental, Miki luchará contra viento y marea para hacer ver al resto de la humanidad que su muñeca sexual está viva y tiene conciencia, sentimientos y autonomía. Y que la ama.

¡Quemad los museos!


«¡Quemad las bibliotecas! ¡Desviad el curso de los canales para inundar los sótanos de los museos!» fue el grito de guerra del manifiesto fundacional del movimiento futurista, allá por los años veinte del siglo pasado, redactado por su figura más visible, Marinetti. En su caso, se trató de una reacción contra los cánones del arte impuestos por la tradición. No sería ni el primero ni el último que se revolviera virulentamente contra lo anterior, ante el desprecio y la incomprensión de los académicos. Era una consigna ciertamente llamativa, casi revolucionaria, que llenaba de indignación a viejos momificados en sus cuartos de estudio y despachos, que admiraban los cadáveres inmóviles de las viejas obras de arte y se retenían al tocarla con sus huesudos y ávidos dedos.

Una consigna tan revolucionaria que acabó por formar parte de los movimientos protofascistas que estaban apareciendo: aquella insolencia, ese descaro, esa arrogancia contra lo anterior, muerto; pero también contra lo más nuevo que, en cierto modo, adolecía de lo que ellos consideraban una enfermedad del alma (me refiero a los movimientos socialistas). Lemas que hoy hasta consideraríamos punkis acabaron por engrosar los discursos de Mussolini, aunque después se recondujera al considerar que esas obras de arte reflejaban la grandeza y superioridad del pueblo italiano, heredero genético y moral del grandioso imperio romano, a pesar de que se produjeran cuando Italia no existía más que como una serie de Estados fragmentados unidos por un idioma igualmente fragmentado; eso sí, siempre que se depurara convenientemente de aquellas obras que él consideraba no ser tan italianas, que no le cuadraban en su museo ideológico de la grandeza imperial. Después, Hitler diría que había que eliminar aquellos libros que no solo no se adecuaran al espíritu alemán, sino que también atentaran contra él. Decidió que ciertos libros eran antialemanes y ordenó quemarlos.

Ahora que hemos visto atentados, aunque sea de manera simbólica, contra obras de arte por reclamar una atención hacia el cambio climático, convendría recordar estos hechos. No quiero en absoluto equilibrar ambos sucesos; quiero hacer llamar la atención sobre el peligro abstracto que conlleva utilizar las producciones del espíritu humano como dianas de la reivindicación que sea. No caeré en la tentación demagógica de un diputado que compara estos hechos con los de una Rosa Parks que solo se sentó en un autobús; dicho con respeto, pero mal vamos si nos ponemos en plan drama queen y ponemos a la misma altura de Parks o Gandhi esos gestos que pueden parecer muy revolucionarios pero que, en el fondo, no lo son en absoluto.

Dejando de lado algunas ideas, incluso apoyadas en datos que algunas personas han mostrado, que nos llevarían a planificar una auténtica teoría de la conspiración y que yo estoy por firmar, el creador de la metateoría de la conspiración, que puede leerse en Redención (Nuestro último baile), se va a abstener de exponerla y, en su lugar, desarrollará lo infructuoso y nocivo que estos hechos tienen contra el movimiento ecologista. Después, acabaré con lo que he anticipado con esa entradilla (quizás no del todo exacta, pero sí muy aproximada al suceso histórico), del error que supone usar de blanco de la reivindicación el atentado contra una obra de arte, por muy simbólico y sin ánimo de dañarla sea.

Sostienen que las razones de ejecutar estos actos tan revulsivos y provocadores se han debido a llamar la atención sobre la urgencia del cambio climático. Se basan, por un lado, en la máxima de que si no haces algo tremendo tu reivindicación pasa desapercibida, y, por el otro, por un supuesto dogma que dice que se gasta más en arte que en evitar o paliar el cambio climático. Sobre la segunda afirmación, sin tener datos en la mano, me atrevería a decir que es un poco falaz, ya que otras partidas presupuestarias tienen más fondo y, también, habría que escuchar a los expertos en todo esto. Y sobre la primera, es muy ingenuo pensar así, y siento decirlo. No he visto a un solo mandatario de los que estos días se reúnen en cumbre climática decir: «¡Horror! Hagamos algo antes de que manchen el cristal de otra obra de arte». No han conseguido con esto absolutamente nada salvo el descrédito hacia todo movimiento ecologista, incluso de aquellos que puedan haber formulado su oposición a estos actos. Podemos atestiguarlo al ver cómo, después de que dos activistas se pegaran a los marcos de los cuadros de Goya, la noticia de que cientos de activistas climáticos bloquearon en el aeropuerto de Ámsterdam la salida de jets privados pasó desapercibida o recibió un mísero crédito temporal en los telediarios, al igual que otras acciones.

Otra de las consecuencias ha sido una división de opinión; una polarización que se ha vuelto insoportable y que, disculpas por la sinceridad, ha llenado las redes sociales de argumentos algo estúpidos. Para muchos, condenar o reprobar estos actos es, sin duda, a causa de que la salud del planeta les importa menos que la de un estúpido cuadro de girasoles o de una señora desnuda/vestida, cuando eso no es cierto en absoluto y nos quitamos de la responsabilidad de las opiniones de gente oportunista al respecto. Se llega a plantear una falsa dicotomía que no sabemos de dónde ha venido, como si algún ente superior hubiera llegado y nos hubiera planteado una elección que marcará nuestro destino para siempre: o el planeta, o el arte. En consecuencia, los que no vemos con buenos ojos estas acciones y/o no acabamos de ver el porqué nos hemos quedado fuera y se nos dibuja como a unos viejos amargados que maldicen contra las ideas nuevas. Vamos, unos reaccionarios decimonónicos a los que preocupa más salvaguardar obras de arte que nos muramos extinguidos. Y no hay nada más lejos de la realidad.

Lo cierto es que, sin percatarse de ellos, se ha caído en la misma falacia con la que se ataca al ecologismo. Digamos: ¿a quién le importa el arte cuando el planeta está en peligro?; y ahora subimos un grado: En vez de preocuparos tanto por el planeta, mejor preocuparos por el paro. ¿Seguimos?; en vez de dar dinero a países pobres, mejor fíjate en la gente de aquí. Y rematamos: a los que les va mal aquí es porque son unos vagos que viven de subvenciones y paguitas en vez de ponerse a trabajar cavando zanjas. Y así es como hemos caído en la trampa conceptual. Bienvenidos al infierno de la demagogia.

Por otro lado, tampoco voy a pedir la cabeza en una pica de esas activistas; son demasiado jóvenes como para arruinarles así la vida y creo sinceramente que han sido las cabezas de turco de alguien que les aseguró que era un riesgo calculado; una persona que no cayó en la cuenta de que los marcos forman parte del patrimonio histórico. Porque se ha insistido en el hecho de que las obras no han sufrido daños; no obstante, no son de la misma opinión las personas dedicadas a la restauración y a la conservación.

Pero, al margen de todo esto, considero un gran error perpetrar estas acciones contra el arte pictórico o cualquier otra producción del espíritu humano; precisamente por eso, porque es humano, y la historia ha demostrado que nada bueno se esconde detrás de esas acciones, por muy loable que sea el fin y por mucho que yo apoye, efectivamente, ese fin. Se están usando los mismos medios para distintos fines, y, aunque uno de ellos sea totalmente digno, no es cierto que el medio sea irrelevante si el fin es bueno: a menudo, el medio puede desvirtuar el fin. (Vuelvo a insistir en que no me meto en la teoría de la conspiración aunque crea en ella, en este caso.) Cualquier movimiento que desprecie al ser humano o tome como diana las producciones del espíritu humano no esconde nada sano. Un ecologismo humanista no solo es posible, sino necesario. A fin de cuentas, el ecologismo es también una producción humana, tanto como los cuadros de Goya o las esculturas de Mirón. Un movimiento ecologista que considere al ser humano como un ente parasitario está absolutamente errado en su consideración y podría devenir en cosas mucho peores y peligrosas. Si piensas que la salvación del planeta pasa por la extinción del ser humano, y olvidas que tú eres un ser humano, ¿entonces para qué?

Tal vez parezca una exageración, pero no menor que decir que si no llenas de sopa de tomate un cuadro el mundo será destruido. Mi consideración se apoya en hechos históricos y en la experiencia. Nadie nos está dando elegir entre el arte y el planeta; ningún dios, profeta o elegido nos ha puesto en esa polémica; a ningún mandatario o dirigente de empresa petrolera se le ha removido el alma al ver su cuadro favorito empantanado en sopa. Solo ha servido para que unas ciertas personas acaben por convencer a la gente de que los ecologistas son unos críos mimados de clase alta y que el cambio climático es un cuento de unas, cito textutalmente la palabra favorita de toda teoría de la conspiración que busca una rebelión para someter las voluntades a las de un único individuo o grupo, élites que buscan enriquecerse; y ahí es donde veo yo el jaque mate perfecto.

Las obras de arte, los libros, las películas, las esculturas, los discos…, todo eso nos pertenece a todos, y atentar contra ello es atentar contra ti mismo. Se puede pensar en los museos como mausoleos dirigidos por personas mohosas y revenidas; pero nada más lejos de la realidad. Gracias a los museos, tú puedes ver una obra que te pertenece en cierto modo; si no, esas obras estarían pudriéndose en las cámaras de tesoros de reyes, magnates y dictadores. Eso ha sido un gran esfuerzo y una gran lucha para evitar que el arte esté solo al alcance de unos pocos y no de todos. Y podemos aspirar a mantener el planeta y, a la vez, mantener NUESTRAS obras, estén donde estén.

Y si no, quememos museos, bibliotecas y todo. ¿Para qué se está luchando por la enseñanza de la Filosofía, Humanidades y Artes? Convirtámonos todos en tecnócratas, démosles el gusto. Siempre nos quedarán los bares, queridos. (Y me gusta el bar. Viva el bar y, sobre todo, el Bar Garaje.)

BONUS

-El museo solo es para el arte burgués subvencionado por reyes y millonarios como expresión de su poder.

El arte burgués subvencionado por reyes y millonarios como expresión de su poder:

˜Bartholomäus Strobel el Viejo, Degollación de Juan el Bautista y banquete de Herodes (Museo del Prado)

El dulce veneno de la nostalgia


Ésta es una reflexión surgida en torno a un caso en concreto: el affair del Hero Quest 25 Aniversario. Para poner en contexto a los que no estéis familiarizados con el tema, trataré de resumirlo brevemente: no deseo parasitar el asunto ni herir sentimientos de nadie, pero es esencial para entender el resto.

El affair Hero Quest 25th, o cómo ser el Elfo y que te llamen el Troll

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geekandsundry.com

[NB: en la edición española del juego, el personaje El Elfo fue bautizado incomprensiblemente como El Troll]

Hero Quest fue un juego de tablero muy popular de los años 80-90, desarrollado por dos compañías estadounidenses. El juego hizo las delicias de nuestrad dulce pre-adolesscencia, ya que, si no recuerdo mal, la edad recomendada era de 10 a 13 años; su novedad, frente a otros juegos de tablero o de mesa, era su parecido a un videojuego: su capacidad de ir descubriendo cosas en cuanto avanzabas a través del tablero: puertas, monstruos, tesoros… Y el hecho de que sus componentes de tablero no eran planos, sino en tres dimensiones; todo era atractivo: desde esto a las miniaturas de héroes y monstruos. Podías ser el Bárbaro, el Elfo, el Enano o el Mago y contemplar con complacencia cómo tu personaje se hacía más fuerte y mejor, y el subidón de completar los retos.

Pues bien. Aquí entra el asunto, en donde se mezcla el elemento «nostalgia» con la actual afición a los juegos de mesa adultos. Se supone que, a raíz de la petición pública de un particular jugador nostálgico, llegó el notición: ¡se iba a lanzar una remasterización del juego por su 25 aniversario! Algo que hizo las delicias de antiguos jugadores. Pero lejos de volver a sentirte el Bárbaro dando matarile al Lord Brujo, los que apostaron por el proyecto se sentirán más bien como cuando al atravesar el pasadizo caías en una trampa y tu personaje moría ridículamente.

Desde el fin de semana, cuando leí un artículo que exponía lo sucedido, este asunto me tiene totalmente fascinado, por muchas de sus implicaciones, siendo la legal y el riesgo del micromecenazgo no menores que la que expondré más tarde. Esto me hizo recordar mi reacción, cuando me enteré a través de un amigo, participando en un concurso en Facebook para conseguir gratis uno de los juegos, aunque sería para regalárselo a él, caso de que me tocara. Así que, para participar en el concurso (como tantos) tienes que seguir la página, y ahí es donde empecé a ver cosas raras en las actualizaciones, que luego olvidé: ya no sólo era que el juego sólo estaba en proceso de desarrollo, sino que parecía estar desarrollándose en nuestro país: digamos que no es imposible que la compañía original depositara su confianza en una empresa española relativamente desconocida, pero sí alto improbable por la proyección internacional del proyecto (seamos realistas). En cualquier caso, las actualizaciones fueron desapareciendo paulatinamente y ni me di cuenta, ya que mi interés era bastante nulo. La razón la conocería este fin de semana pasado.

Lo ocurrido no se puede achacar a una supuesta ingenuidad de los aficionados que decidieron invertir su dinero a través del micro-mecenazgo, sino a una jugada astuta y muy poco honesta. El vídeo que anunciaba el proyecto no sólo estaba en inglés, dando a entender que la idea venía de las empresas originales o que había completa legitimidad, a la vez que buscaba expansión transfronteriza, sino que integraba al principio el anuncio del juego original, pero el emitido en Estados Unidos. Canales especializados en juegos de mesa lo celebraban diciendo que sería una empresa española que, según les habían asegurado, contaba con todos los permisos y licencias: por lo expuesto arriba, deberían haberlo tomado con mucha más cautela, dicho esto a modo de crítica constructiva. El texto de presentación e invitación a participar en el micro-mecenazgo era más una llamada a las armas: palabras grandilocuentes que acababan preguntándote si contaban con tu espada, diciendo que, ya que las grandes empresas no se atrevían, ellos, que tenían experiencia y medios, lo iban a hacer, y, para dotarlo de «mayor transparencia», preferían recurrir al micromecenazgo antes que ir al banco a pedir un préstamo (perdonad, pero esto ya era una seria llamada de atención: según ellos, tenían permisos y licencias de las compañías poseedoras del nombre y del juego, pero no el dinero; y aún así…); era un texto más épico que empresarial: un llamamiento a la nostalgia del público potencial. Quizás sí tuvieran los medios y el valor para lanzarlo, pero no lo más importante: permisos y licencias, razón por la cual, ante la petición de la parte que posee los derechos del nombre en Estados Unidos, la plataforma paraliza el proyecto de recaudación. Como la empresa de Sevilla se niega a aceptar las condiciones de la estadounidense para reanudar la campaña (una de las cuales era pedir permiso a la empresa que tiene derechos sobre el juego) se mudan hasta a dos plataformas, pareciendo querer rehuir temas legales.

Ahora, ¿cómo es que los inversores (que es lo que son, aunque se prefiera el modernísimo término de micromecenas o backers, ya rizando el rizo) no se bajan del proyecto y hasta se recluta a nuevos? Pues porque la empresa sevillana utilizó el argumento que tanto nos gusta, y del que se aprovechan algunos para justificarse, de cómo las multinacionales ahogan a las pequeñas empresas: algo que puede ser verdad y que apela a nuestro sentimiento más ácrata, pero que en este caso era falso.

El asunto da lugar a muchas dudas acerca de lo que se ha hecho. Por lo pronto, lo único que parece cierto es que una empresa, registrando el nombre en España, pretendió apropiarse ilegitimamente de algo que no les pertenecía, y que ni se molestaron en pedir permiso, para sacar algo lo suficientemente diferente con el mismo nombre. La gran pregunta es qué se pretendió con esto a nivel empresarial.

Se dice que este proyecto de micro-mecenazgo es el más caro que se ha hecho en España, teniendo ya medio millón de pesetas, pero lo que la empresa va mostrando del desarrollo no convence tampoco a estos micro-inversores. A raíz de esto me he dado cuenta de una cosa, con tal que yo sólo he participado en una campaña para lanzar un proyecto algo más abstracto y de manera altruista: el micro-mecenazgo puede ser un gran timazo. Descontando préstamos bancarios, normalmente alguien que invierte dinero en el desarrollo de un proyecto lo hace como voto de confianza a los responsables, es decir: espera un producto que le agrade o le satisfaga; también pueden tener el derecho de decidir qué y cómo hacerlo. Si el desarrollo no les convence o les disgusta, pueden retirar su inversión alegremente, incluso con el proyecto acabado. Esto no ocurre en el micromecenazgo, cuya única ventaja, a parte de la satisfacción de apoyar un proyecto en el que crees, es la obtención de algún tipo de recompensa: no puedes decidir sobre el proyecto (es un voto de confianza total) ni reclamar la devolución si te sientes defraudado o incluso timado con el resultado final. El tema es tan nuevo que en España no hay legislación al respecto: se actúa sin garantías.

Nostalgia, dulce y cruel: «No tan bueno como lo recordabas»

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Ya en su día, algunos aficionados con canales propios alertaron sobre lo engañoso del proyecto, como Éxito Crítico, y más tarde se pronunció Lumi, un experto en juegos de rol, de mesa y en miniaturas. Ambos esgrimen argumentos de peso. Lo cierto es que daba un poco de lástima ver los comentarios furibundos contra el vídeo del primero, porque la explicación es que estaban recibiendo todo un baño de realidad, y la imagen que te venía a la cabeza era la de alguien intentando engañarse y descargando su frustración contra quien advertía y no contra quien realmente había creado aquella situación: el empresario sevillano. Eran molinos, tenía razón.

Por su parte, Lumi disertaba sobre dos cosas interesantes: las artes de algunos personajes (llámalos banqueros, empresarios, políticos…), cuando anonadado presenció como este empresario se llevó de calle a una defraudad masa furibunda que le pedía explicaciones, algo que a menudo tiene que ver con el sentimentalismo. Pero la más importante es la nostalgia.

Creo que el fenómeno abrumador de nostalgia que desde hace años gobierna nuestra cultura popular se resume perfectamente en la frase que utiliza Éxito Crítico en su vídeo al analizar el juego original: «No tan bueno como lo recuerdas». El anzuelo para captar inversores, como dice Lumi, fue la nostalgia.

«Nostalgia» es el deseo de revivir una experiencia pasada en la que te parece que todo era mejor, más sencillo: donde o cuando eras más feliz; no es mala en sí y puede ser útil para tu proyecto vital: puede hacerte mejor persona y perseverar para conseguir experiencias satisfactorias en el presente. A menudo usamos la nostalgia para escapar de un presente que nos agobia con sus cargas materiales y existenciales: volvemos la vista atrás al tiempo en que nuestra vida era más sencilla porque éramos niños o jóvenes. Pero la nostalgia incontrolada o sin crítica puede ser perjudicial, sobre todo cuando se ha creado un mercado en torno a ella.

Mercadear con la nostalgia no es algo de ahora, aunque sí relativamente nuevo. Durante muchos años creí ser original porque me gustaba la música rock y folk de los años 60, cuando en realidad fui presa del renacer nostálgico dirigido a aquellos que ahora tenían 40 ó 50 años. Ahí empezó todo, y se desplegó en un montón de subfenómenos comerciales: reposición o reedición de series, películas, discos (contra lo cual, nada en contra)… La razón: los que entonces fueron jóvenes ahora eran adultos con poder adquisitivo.

Pero desde hace cerca de diez años, este fenómeno se ha ido acrecentando y muchos somos el público potencial, por no decir todos. Y, sin ánimo de ofender, a veces creo que nos toman por estúpidos, porque ninguno estamos libres y podemos caer, ya sea en esto o ir al cine a ver la adaptación de una serie o el remake de una pelícual que echaban cuando éramos niños y que quizás entonces ni nos llamaba la atención.

No debemos mirar al pasado con el pensamiento de ¡qué tiempo tan feliz aquél!, porque cada tiempo tiene sus cosas malas y sus cosas buenas; pero el paso inexorable nos hace olvidar muchas veces las cosas negativas, mientras que las cosas positivas se hiperamplifican. Y como no podemos hacer volver cosas, personas o situaciones, nos conformamos con el regreso de aquellas cosas que nos ponían contentos. Pero hay un problema, que es precisamente el de la hiper-amplificación: disfrutaste aquellas cosas cuando tenías 5, 8, 10, 13 ó incluso 20 años: ahora no serán lo mismo. Lo siento: es la realidad, y ya sin mencionar las responsabilidades que nuestra madurez nos ha impuesto.

Se puede mirar al pasado y congratularse con el dulce recuerdo de una película, una serie, un juego o un videojuego, pero no podemos hacerlo sin cierta capacidad crítica o nuestra vida puede acabar pareciéndose a algunos programas musicales que hubo, que, tan anclados en la nostalgia como estaban, repetían una y otra vez los mismos temas, que no sólo es que estuvieran ya rayados, sino que no eran ni de lejos lo mejor que musicalmente se hizo aquí.

La jugada del empresario sevillano era perfecta: era todo una apelación al sentimentalismo en tres aspectos. Por un lado, con el hecho de que fuera una empresa española la que, según decían, había sido la designada para desarrollarlo, apelaba por un lado a cierto patriotismo y, por otro, a la inyección económica que supondría para este país. Y, la tercera, la nostalgia: su escrito estaba dirigido a hacerte revivir la sensación que tuviste cuando jugabas el juego, pero acerca de temas materiales, como los riesgos reales de la microinversión y cosas así, apenas decía nada o bien nada en absoluto. Y aquí la nostalgia sometió al sentido común.

Podría hablar de este hecho en concreto, pero también de otros, que nos hacen ir como en manada en busca de esas sensaciones. Por ejemplo, una cierta serie de acción, acerca de un grupo de mercenarios medio caballeros andantes que protegían a los más débiles, tampoco es tan buena como la recuerdas, ya que cada capítulo era idéntico al otro en trama, estructura y clichés… Pero sacan la película y se va en redil a verla: una peli que no es tan buena tampoco porque sencillamente busca explotar la nostalgia.

Otro caso (aunque no la he visto) fue aprovechar el aniversario de la genial película Cazafantasmas para hacer un remake con protagonistas femeninas, contra lo cual no tengo nada ni puedo juzgar, ya que no la he visto; pero a la luz de las críticas y de las opiniones de quienes la han visto (que son público de la original) deja mucho que desear, incluso como película independiente de la original.

Estamos en manos de una maquinaria industrial que nos trata como a idiotas sólo para sacar beneficio económico, de acuerdo que con juego limpio en la mayoría de los casos, pero en otros, como en éste, no tanto. Y al final acabamos viviendo en un capítulo de Cuéntame, la máxima expresión de la explotación de la nostalgia como mercado en nuestro país, especialmente cuando ya cubre a varias generaciones.

La impresión que le queda a uno es que juegan totalmente con nuestros sentimientos, mejor dicho, con nuestro sentimentalismo, ofreciéndonos todo un renacer de las sensaciones de antaño; pero cuando la partida, la peli o lo que sea se acaba, se vuelve a la realidad con el regusto amargo de «pues no es tan bueno como lo recordaba», si bien hay cosas que se hicieron tan bien que se defienden por sí solas sin necesidad de recurrir al elemento nostálgico, porque ya son clásicos y hay que acudir a ellas no con la carga nostálgica, que ya de por sí es inevitable la mayoría de las veces, sino porque son arte o, al menos, entretenidas.

Como fenómeno, el affair Hero Quest 25th ha supuesto el primer palo serio a la primacía de la nostalgia sobre cualquier otra cosa en la cultura popular, sobre todo al haberse actuado a ciegas y sin crítica (sin descargar responsabilidades del empresario y su juego no limpio). No quisiera ofender ni nada por el estilo: al contrario, todo esto está escrito con todo el cariño del mundo, pero a veces parecemos los niños que nunca quisieron crecer, y quizás sea verdad, y quizás no sea del todo malo siempre, salvo cuando tratan de hacer negocio con ello, y peor aún: negocio sucio.

Rememorar tu infancia y guardar tu lado infantil puede ser bueno, siempre y cuando tengas capacidad crítica: así te guardarás de los que intentan hacer negocio de tu nostalgia, de los que tratan de engañarte, de los que te toman por tonto y, lo más importante, te apartarás de los aspectos triviales y frívolos que muy a menudo esta explotación de la nostalgia sin crítica tiene. En algún momento puede ser válido y de gran ayuda, pero no puedes creer en enanos guerreros y magos elfos todo el tiempo.

¡Buena suerte, niños de ayer, de hoy!

Telón (o de amigos y actores)


RIOS.-Entonces… ¿nos olvidarán?
SOLANO.- (Mirando ansiosamente al público) ¿Nos olvidarán?
RIOS.- Puede que ya… estén olvidándonos…

José Sanchís Sinisterra, Ñaque

Créditos: Ismael Muelas

Ayer, José Palacios y Antonio Orozco ponían fin a su trayectoria de 50 años y a la de 41 de la compañía de teatro Taormina: no sólo una gran compañía de la que Palacios y Orozco han sido su alma y corazón, sino también una magnífica escuela formadora de actores. La despedida se produjo con la representación de la obra Ñaque o de piojos y actores, de José Sanchís Sinisterra, y no podía ser de otra manera.

No es sólo que esta obra (sencilla para preparar por una compañía con pocos recursos, pero muy complicada en cuanto al lenguaje) les haya acompañado desde sus comienzos, sino que, por alguna razón, ellos mismos parecen haberse visto reflejados en los dos cómicos de la legua del renacimiento que la protagonizan, Solano y Ríos, dos actores que parecen condenados a vagar por la eternidad haciendo su función durante todas las eras; dos fantasmas que, a medida que la obra avanza, van siendo conscientes de la futilidad de lo que hacen, de que están condenados al olvido.

José y Antonio representaron esta obra no hacía mucho, y tras otra representación (en este caso, Corona de amor y muerte de Alejandro Casona), anunciaron que se retirarían con esta obra; y, como dijo una de las componentes de la compañía, Mari Carmen Vizoso con motivo de aquella representación, se produjo entonces una singular transformación, en la que los dos veteranos actores parecían no interpretar a los dos cómicos, sino interpretarse a sí mismos. Y cualquiera que haya conocido a José Palacios y Antonio Orozco, o en cualquier caso el oficio de actor dramático, entenderá los paralelismos al leer la obra.

Mi relación con ellos se remonta a los años del bachillerato, aunque no podría precisar el año ni cuántos años hace de todo aquello… Un montón. Pero como todo habitante de Getafe de entonces ya les había visto en varias ocasiones, pues fueron prácticamente todos los colegios e institutos los que llevaron a sus alumnos a verles en sus funciones, muchas de ellas de tipo pedagógico sobre el teatro del Siglo de Oro. En mi caso, que yo recuerde, la primera que les vi fue precisamente en Ñaque, y quizás hasta ahora no me lo había planteado… De todas maneras, luego te quedabas flipado porque los reconocías comprando en los mismos sitios donde compraban tus padres, o caminando a toda velocidad por las calles. Pero es en el bachillerato donde nos conocimos, ellos como profesores casi desinteresadamente, y yo como alumno, en lo que en principio era una actividad extraescolar que luego cosechó mucho más.

Aquellos fueron de los mejores años de mi vida, con compañeros que han sido también amigos, y que de vez en cuando nos encontramos o mantenemos el contacto. Y es tanta la nostalgia, no tanto por aquellos días, sino por todo lo que suponía el montaje de una obra, o las representaciones en diversas asociaciones o certámenes de teatro aficionado y escolar, que uno echa de menos hasta las broncas. Porque voy a ser sincero: uno, como actor, era malo hasta decir basta; pero como tenía buenos amigos, se opusieron a que fuera apartado de las funciones (cosa que siempre les agradeceré), de modo que, a menudo, andaban ideando trucos para que mi interpretación no hundiera la obra. No diré que no lo pasé mal, y que seguramente debí echarme a un lado por el bien de la obra. Tampoco era mala fe o vanidad la mía, sino la rabia y el hecho de no rendirse. Si la volviéramos a representar hoy, no sé qué saldría. Pero dejémonos de sentimentalismos. Continué en el grupo de teatro durante todo el instituto (y fueron más años de los que me gustaría reconocer) y el primer año de carrera, momento en el que ya uno experimentó y supo lo que sus amigos y compañeros, algo más mayores, querían decir cuando lo ponían de pretexto para abandonar el grupo: ya éramos mayores para “competir con chicos de 16 años”. Y ahí acabó mi periplo dramático… Y, sin embargo, aprendí con ellos casi lo mismo, o incluso más, que en cualquier otra asignatura del instituto, sin ánimo de hacer desprecios.

Un día, en uno de los últimos años con el grupo del instituto, con unos chicos muy jóvenes, uno de los más mayores (es decir, de mi edad) les reveló una verdad, que yo también desconocía, para que se lo tomaran un poco más en serio: por aquellas clases extraescolares, José y Antonio no cobraban casi nada; lo hacían, básicamente, por amor al arte, y digámoslo: no era de aquellas compañías a las que les sale el dinero por las orejas. No. Taormina, es decir, José y Antonio y todos los actores que han formado parte de ella, han trabajado casi por amor al arte, casi; no como unos artistas petulantes que alaban “el arte por el arte” (hipócritamente, las más de las veces), sino en la extensión más sincera y honesta del término. Como dicen en esta entrevista publicada en Elbuzón.es, han vivido de lo que rentaba de la taquilla y muy pocas veces han pedido ayudas o subvenciones. Y éste ha sido el espíritu desde sus inicios: todo el vestuario, todo el atrezzo, ha sido elaborado, confeccionado, prestado, regalado o comprado por los miembros de la compañía; en sus comienzos, incluso, algunos comerciantes locales les cedían diversos materiales para el atrezzo de forma desinteresada. Sólo cuando las cosas han estado algo apretadas solicitaron las ayudas a las que como grupo o asociación de carácter cultural tendrían derecho. Sí, puedes llamarlo “autogestión”, si te parece, da igual. Junto a todo esto, un afán pedagógico por hacer llegar a los más jóvenes el amor al teatro; de ahí las muchas obras que Palacios ha escrito, basadas muchas de ellas en Ñaque, sobre la vida y las obras de los cómicos del siglo XVI y XVII, metiendo célebres entremeses de Cervantes, Lope de Vega, Lope de Rueda y otros. Quizás, desde hacía un tiempo habían abandonado los planteamientos más vanguardistas desde sus inicios, pero en realidad ellos tocaron todos los palos del teatro, y de todos los estilos: desde el más politizado al más “neutral”; desde la tragedia más tremenda a la comedia más desternillante; desde los montajes más complejos a los más sencillos; desde lo más vanguardista a lo más clásico… siempre que fuera de calidad, quizás siguiendo aquello que dijo Bertolt Brecht, que siempre que sea buen teatro, será entretenido.

Por todo lo dicho, Taormina han sido, no sé si el motor, pero sí una parte fundamental del engranaje del motor cultural de su ciudad. Nunca trataron a la cultura como algo estático, muerto, arqueológico…, muy al contrario: en sus voces y cuerpos la cultura cobraba vida, e hicieron un gran esfuerzo por acercar esa cultura a una población determinada (aunque no se cerraron en los límites locales, como lo demuestra su cantidad de premios en certámenes nacionales), de todas las edades y condiciones (con precios muy asequibles), y los que hemos vivido en eso que se dio en llamar “la periferia”, las “ciudades dormitorio”, etc., sabemos lo que cuesta, y lo que gratifica, encontrar un oasis en medio del desierto cultural.

Cuando cae definitivamente el telón sobre una compañía de actores, sobre todo si ha significado tanto para la vida cultural y cotidiana de una ciudad, queda ese sabor amargo… Pero en realidad tendemos a olvidar que cuando el telón cae sólo se acaba la función, y llega ese momento agridulce de recoger y empacar los bártulos; detrás del telón la vida sigue, y aunque Taormina acabe como tal, queda mucho por delante, y retirarse, en esta ocasión, no significa otra cosa que emprender nuevos proyectos. Y una muestra del agradecimiento del público fue la que, según José Palacios, le hizo una chica, en referencia a nuestra cita inicial: “Yo nunca os olvidaré”.

La guerra, madre, la guerra


971822_10151605624836769_885448566_nSeguramente habrá quien diga de los que nos oponemos a la intervención militar, dígase guerra, en Siria por parte de la OTAN, que somos unos insensibles ante los abusos que el régimen de Basel al-Asad ha estado cometiendo sobre su población civil; pero básicamente hay está la razón de nuestra crítica: con la revuelta que se ha convertido en una guerra civil se lleva más de un año; los refugiados se agolpaban en la frontera con Turquía huyendo… Pero no sólo de al-Asad.

Nos hemos opuestos a esta intervención y a la toma de partido por parte de occidente a favor de los rebeldes por estas razones:

1.- Al-Asad no es el único dictador en el mundo actualmente que masacra a su población sin contemplación alguna; por lo que deducimos que tras esto hay intereses no necesariamente humanitarios.

2.- Entre los rebeldes hay de todo, pero ya no son aquellos que en la primavera árabe se levantaron pidiendo democracia: varios testimonios de corresponsales y, lo que es más grave, refugiados, aseguran que muchos de los milicianos rebeldes son combatientes del integrismo más sanguinario. De lo cuál se deducen otras dos posturas:

3.- Hay varias voces a tener en cuenta que tienen serias dudas sobre que el ataque con armas químicas, la línea roja que permitiría el asalto a Siria, lo hiciera verdaderamente el gobierno. Teorías al margen, muchas voces creíbles piensan que fueron los “rebeldes”. (NOTA: cuando en las noticias se trata este asunto, con los discursos de fondo de Estados Unidos, UK y Francia, suele decirse “Hay pruebas del uso de armas químicas”; pero rara vez he escuchado “uso de armas químicas por parte del régimen”).

y 4.- Será devastador para una población lo ya suficientemente martirizada por dos frentes brutales, como son el gobierno de al-Asad y los supuestos rebeldes (sean quienes sean) añadir un tercer frente en forma de bombardeos “aleatorios”, que nunca se producen donde dicen que van a ser…

(añadimos) 5.- Resulta preocupante que no hayamos vuelto a oír nada sobre el estado actual de Libia tras la caída de Gadafi…

Y, dicho sea de paso, no consideramos en absoluto a Putin como el defensor de los países no alineados amenazados por la OTAN, como alguna vez algún comentarista dejó caer por aquí: Putin es tan aprovechado como Obama, y lo único que le interesa es mantener sus privilegios e intereses en la región.

En 1938, Miguel Hernández compuso junto al brigadista Lan Adomian esta hermosa canción antibelicista: supone todo un contraste con su poética de esta etapa de exaltación revolucionaria esta reflexión sobre la guerra. Personalmente creo que las razones para invadir Siria son las mismas por las que en su día no se ayudó a la República española…

Coro Mixto dirigido por Salvador Moroder

La guerra, madre

La guerra, madre la guerra.
Mi casa sola y sin nadie.
Mi almohada sin aliento.
La guerra, madre: la guerra.
Mi almohada sin aliento.
La guerra, madre: la guerra.

La vida, madre: la vida,
La vida para matarse.
Mi corazón sin compaña.
La guerra, madre: la guerra.
Mi corazón sin compaña.
La guerra, madre: la guerra,

¿Quién mueve sus hondos pasos
En mi alma y en mi calle?
Cartas moribundas, muertas.
La guerra, madre: la guerra.
Cartas moribundas, muertas.
La guerra, madre: la guerra.

Miguel Hernández – Lan Adomian

Stranger in a strange land


Sí, yo también lo pensé: ¡las máquinas se han sublevado!

Presidente virtual

y, a pesar de todo, casi podemos mostrarnos orgullosos de decir que tenemos el primer presidente virtual de la historia.

(Fotomontaje sobre un capítulo de The Big Bang Theory, tomado de http://www.elmadafaca.com/)

Mayan calling


Si los profetas te hablan del Día del Espanto, evohé.

Pablo Guerrero, “Evohé

©Photo. R.M.N. / R.-G. Ojéda. Obra de los Hermanos LimbourghSegún tengo entendido, Joe Strummer y Mick Jones escribieron esta canción un poco hartos de teorías paranoicas sobre el fin del mundo o el exterminio de la humanidad, algo con lo que, al menos en occidente, hemos vivido desde aproximadamente unas cuantas décadas antes del año 1.000 D. C. Desde entonces cada, época, con sus distintas condiciones históricas, ha tenido su propia profecía sobre el fin del mundo; dichas profecías reaparecen una y otra vez con cada cambio de siglo, cuando la mentalidad mundial anda un poco depre, quizás no sólo porque la humanidad no haya visto cumplido los objetivos que se había propuesto, sino porque, encima, todo va a peor que como estábamos. Hoy por hoy, conjugándose el cambio de siglo con el de milenio, nos da la impresión de que las teorías apocalípticas se han multiplicado, sacándolas de las más distintas cosas. En aproximadamente 20 años, hemos cambiado a Nostradamus por los astrónomos mayas, y algunos hasta los han combinado.

TLa Sociedad Thule: una de las más famosas sectas esotéricas que proporcionó teorías al nazismoeorías apocalípticas que se fueron reforzando al finalizar (o incluso al estallar) la I Guerra Mundial, cuando, al indagar “cómo se había llegado a esto”, el interés por el ocultismo y el esoterismo se multiplica, surgen en Europa y en Estados Unidos grupos de estudios de diversos temas de este calado (o sencillamente, ajenos al oeste), algunos de ellos convencidos de que el fin está más cerca de lo que parece, y quizás fuera por aquellos entonces cuando se renovó el interés por las obras del célebre astrónomo Michel de Nôtre-Dame, es decir, Nostradamus. El principal problema de algunos de estos grupos es que su visión del mundo era más bien reaccionaria, tomando el hecho de la aparición de la Unión Soviética como un signo del Apocalipsis, y, además, poseían una visión racista del mundo y de la historia que trataban de fundamentar sobre estos estudios esotéricos: buena parte del germen del nacional-socialismo se encontraba en estos grupos, donde en alguno de los cuales se podía ver a un joven Adolf Hitler indagando sobre la historia y las raíces de un supuesto pueblo ario.

Nostradamus retratado por su hijo CésarY ya que hablamos de nazis y de Nostradamus, quiero dedicar unas palabras a los que “investigan” cabalísticamente la obra de este hombre. Yo también era de los que casi se meaba encima leyendo lo que, según sus intérpretes –Nostradamus nunca explicaba nada- nos deparaba el destino para el segundo milenio de la era cristiana: éste; me lo creía, digo, hasta que averigüé una cosa que me llevó a desmitificar muchas de las interpretaciones sobre su obra, e incluso la autenticidad de alguno de sus poemas proféticos: durante la II Guerra Mundial, o quizás un poco antes, los servicios de propaganda nazi se dedicaron a publicar en diferentes medios muchas de las profecías, alterándolas o incluso inventándoselas, que parecían hablar sobre Hitler; a lo que los servicios de propaganda británicos respondieron del mismo modo con aquellas, de igual modo alterándolas o inventándoselas, que parecían hablar sobre la derrota de Alemania. Lo cual te hace cuestionarte cuáles son auténticas y cuáles no; y así también con aquello que venía luego, lo del Papa negro, la III Guerra Mundial, la Unión Soviética, el auge de los países de cultura islámica, etc., ¿quién nos dice que no han sido alteradas o inventadas por la CIA, el KGB o qué sé yo? Y ahora, con internet, ni siquiera se los necesita para ello (o al menos en apariencia): siempre que ocurre alguna desgracia de impacto global, o se cree que algo gordo está por venir, siempre acaba circulando alguna de su profecía con su interpretación, o lo que es peor, se inventa: como fue el caso del atentado de las Torres Gemelas o –¡mátame camión!- el mundial de fútbol. No dudo de que fue un hombre de talento excepcional, al menos con un enorme talento literario y científico (¡fue capaz de predecir –no de profetizar- hechos astronómicos con más de cien años de antelación!), pero pienso sobre él de esta manera: que escribía cosas de una manera muy tremendista que, de profetizar algo, describen hechos algo menos románticos, pues, a fin de cuentas, la interpretación más acertada llega siempre a posteriori, y la mayoría de las veces ni siquiera hay acuerdo tácito. Tampoco hay que olvidar que el célebre profeta era un hombre de su tiempo, y que si vio algo de la sociedad actual, perdiéndose las condiciones de cambio precedentes, cosas que nos parecen muy normales, a él debieron de parecerle atroces; por supuesto, en el caso de que fuera un verdadero profeta. Aun así, me pregunto, ¿hay alguna fuerza poderosa por encima de nosotros, de naturaleza humana y con siniestros propósitos que hace resucitar la sombra Nostradamus cada período de tiempo? Pues que más ejemplo, tal como fue durante la II Guerra Mundial, que la gran interpretación de la venidera III Guerra Mundial y el anticristo de los días de la guerra fría estaba relacionada con la URSS y, posteriormente, su caída, y después acabamos hablando de que esa guerra vendría de Oriente próximo y del norte de África, justo cuando el terrorismo ultra-islamista estaba naciendo; y a veces era China, como sustituto plausible de la Unión Soviética, en una reedición de los invasores hunos y mongoles,.

Por otro lado, a medida que nos acercábamos al año 2000, en torno a finales de los ochenta, surgía un fenómeno: el neo-milenarismo. ¿Soy el único que recuerda la pléyade de iluminados que poblaban los magazines de la mañana de, por ejemplo, Pepe Navarro o María Teresa Campos, asegurando recibir la visita de ángeles, demonios, vírgenes, cristos, etcétera, que les traían un mensaje desolador sobre el año 2000 y venideros, acerca de hechos sobrenaturales? Han pasado ya casi 13 años desde el 2000 y, si hay un Satán gobernando el mundo, su nombre parece ser el de crisis. Y aquí estimo oportuno introducir una observación: cuando hablamos de apocalipsises siempre nos referimos a occidente, donde –por suerte para nosotros- no hemos tenido una guerra por aquí desde hace tiempo; pero en África, en algunos países, y en otros sitios, hay guerras y revueltas como nunca las hemos tenido por estos lares de las que poca gente se hace eco y que desconocemos: hablarles a ellos del miedo que nos da el próximo 21 de diciembre resulta, cuando menos, frívolo.

Jimenez del Oso 74Total: que todo eso pasó, sin pena ni gloria (¿gentes con problemas psíquicos?, ¿actores?), pero no el neo-milenarismo: si erais aficionados a las revistas de ocultismo, quizás recordéis lo que yo deduje por una casualidad: se hablaba mucho del fin del mundo, o del final de la humanidad; pero como Nostradamus empezaba a quedarse ya muy trillado (probablemente cuando las interpretaciones a priori difundidas por estas revistas para el año 2000 cayeron en saco roto), se comenzó a hablar del final pero desde otras perspectivas: si hoy hablamos de los mayas, entonces se referían a otras, como la de los hopi, cuyas profecías eran muy curiosas; aseguraban desde esa revista que el chamán de los hopi les había hablado de sus profecías sobre el final, que consistía en un gran ejército desde el este comandado por un ser malvado y mentiroso, y, por si esto fuera poca calamidad, caería del cielo “la gran calabaza de cenizas” trayendo gran desolación… Idénticas profecías sacaban de las pirámides egipcias, de los rollos del Mar Muerto, de las ruinas mesopotámicas y hasta de El Hobbit o incluso –¡remátame camión!- el “Gangnam style” unido a una profecía de Nostradamus, en coalición con las supuestas profecías mayas (ésta es verídica). Luego vino el juego de las fechas: el, desde el punto de vista literario y teologal, magnífico libro del Apocalipsis (también conocido en inglés como de Las Revelaciones), escrito por San Juan el Evangelista, ha sido también una de las fuentes inagotables de conspiraciones y paranoias: el más viejo si recordamos que a medida que se aproximaba el año 1.000, su referencia al milenio despertaba miedos atroces. Concuerdo con la interpretación eclesiástica oficial –por ser la más desromantizadora- que el espíritu que imbuyó al autor de dicho libro no fue de índole profética, sino consolador, desde el punto de vista paleo-cristiano y de los hechos que por entonces se producían: “no debe verse más allá de los tiempos de su autor”, dice el anotador del texto. Hay tres elementos al menos que han alimentado el afán paranoico-apocalipta desde siempre: la Bestia (según el intérprete, el Imperio Romano de Nerón), el final del milenio y el número, que suele asociarse al satanismo y al diablo, “666”, el cual, según la interpretación oficial, en cierta clave no esconde más que el nombre de Nerón. Este número ha dado quebraderos de cabeza desde siempre, a los que no se creen o quieren ignorar esta interpretación: la última moda fue jugar con las fechas, como por ejemplo el 6 de junio de 2006, el 9 de septiembre (9º mes del año) de 2009 puesto al revés (que cabreó mucho a todo un especialista de temas acientíficos como el dr. Jiménez del Oso), y el último –del que me enteré casi al día siguiente, porque no sigo ciertas cosas- el 12 de diciembre (12º mes) de 2012, ya que la mitad de 12 es 6 (¡comprobadlo!). Sobre esto sólo puedo decir que tendría su gracia que ya en la Biblia se dijera la fecha de caducidad del mundo y/ o de la humanidad.

Chiste-blog_PREIMA20121014_0336_1Y finalmente la cosa de los mayas: no estoy muy seguro de si fue antes el huevo o la gallina, pero mira que no fue gran casualidad que se difundiera la supuesta profecía al mismo tiempo que se estrenaba la nueva producción destroyer de Roland Emerich, basada en esta interpretación. De repente internet fue un hervidero, y luego los medios de comunicación, y ha sido tal vez la única vez (más que el año 2000) que la interpretación apocalíptica ha invadido toda la vida cotidiana: ha afectado a los que se lo creen y a los que no. Los verdaderos expertos, véanse astrónomos, antropólogos especializados en culturas pre-colombinas, y hasta chamanes herederos de los mayas, se resistían a decir nada ante lo que a su juicio es una soberana tontería; pero viendo el impacto social que estaba teniendo, ya no pudieron aguantarse más y hablar para desmitificarlo: según ellos, ni un extraño planetoide u objeto galáctico va a chocar contra la tierra con dramáticas consecuencias, ni se va a abrir la tierra en dos, ni, lo que hasta podría parecer más probables, va a venir el dios de la muerte y la destrucción a darnos lo nuestro y lo de nuestra prima (a menos que para los españoles, los irlandeses, los portugueses, los italianos y los griegos, ese dios no sea la Unión Europea y nuestros políticos colaboracionistas), pues según los expertos en estudios mesoamericanos, no existe tal apocalipsis maya, y aunque así fuera, no serían los mayas la primera civilización que se equivoca en su estimación acerca del final del mundo. Ya el 22, si eso, lo hablamos…

1355759613_262947_1355759668_noticia_normalHombre cauto que es uno, siempre le da por pensar “a ver si va a ser verdad”. Siempre he vivido con ese miedo, lo reconozco: soy un hipocondríaco de la desolación universal. Pero cuando la profecía de la década pasaba como un día más, que quizás para mí puede haber sido un mal día, pero no de consecuencias nefastas para el resto de la humanidad, me enfado: primero conmigo mismo, y luego con los propagadores de mentiras, paranoias, conspiraciones, y mucho aspirante a desquiciado. Pero últimamente me cabreo mucho contra todos los mensajeros de la desgracia, desde directores y redactores de las revistas pseudocientíficas, pasando por internautas que escriben en blogs sobre estos temas aportando información y declaraciones falsas o sesgadas con apariencia de veracidad, hasta los verdaderos desquiciados que fundan sectas induciendo al suicidio colectivo o a apartarse del mundo haciendo acopio de armas, por lo que pueda pasar, y timadores que te ofrecen viajes a planetas habitables – de los que la NASA no tiene constancia- o una estancia en el espacio hasta que todo se calme: gente que se hace rica y/ o popular gracias a ingenuos y aprensivos (reconozco haber tenido épocas de auténtico miedo, pero no hasta ese punto). Y a los que se obsesionan con estos temas, haciendo un poco de auto-crítica, les quiero preguntar qué sacáis con tener miedo cada cierto tiempo, ¿cómo podéis vivir así? Que mi frivolidad no atraiga la ira de los cielos, pero, he de decirlo: actualmente hay cosas más preocupantes que el improbable apocalipsis. Y, parafraseando a algo que dijo el doctor Jiménez del Oso (cuando el 9 del 9 del 9), una de las pocas personas serias y respetables en esto de los temas ocultistas, espero poder decir el día 22 que he sobrevivido a mi XV apocalipsis, a Dios gracias.

Como decía al principio, “London calling” de los Clash era una especie de crítica hacia esas cosas, con el trasfondo de la guerra fría y la probable III Guerra Mundial, y cosas como el incidente de Three Mile Island, que se referían muy seriamente a un posible desastre nuclear, o el miedo al desbordamiento del río Támesis, que se refleja en el estribillo de la canción. El título es una referencia a las emisiones de la BBC para todo el mundo durante la II Guerra Mundial: algo así como “Londres al habla”.

London calling

London calling to the faraway towns
Now war is declared and battle come down
London calling to the underworld
Come out of the cupboard, you boys and girls

London calling, now don’t look to us
Phoney beatlemania has bitten the dust
London calling, see we ain’t got no swing
Except for the ring of that truncheon thing

The ice age is coming, the sun is zooming in
Meltdown expected, the wheat is growing thin
Engines stop running, but I have no fear
‘Cause London is drowning and I live by the river

London calling to the imitation zone
Forget it, brother, you can go at it alone
London calling to the zombies of death
Quit holding out and draw another breath

London calling, and I don’t wanna shout
But while we were talking I saw you nodding out
London calling, see we ain’t got no high
Except for that one with the yellowy eyes

The ice age is coming, the sun is zooming in
Engines stop running, the wheat is growing thin
A nuclear error, but I have no fear
‘Cause London is drowning and I, I live by the river

The ice age is coming, the sun’s zooming in
Engines stop running, the wheat is growing thin
A nuclear error, but I have no fear
‘Cause London is drowning and I, I live by the river

Now get this

London calling, yes, I was there too
And you know what they said? Well, some of it was true
London calling at the top of the dial
And after all this, won’t you give me a smile?
London calling

I never felt so much alike alike alike alike…

http://www.lyriki.com/The_Clash:London_Calling

Londres al habla

Londres al habla con las ciudades lejanas [Alt. Londres está llamando a las ciudades lejanas]/ La guerra ya se ha declarado y la batalla se acerca/ Londres al habla con el inframundo/ Salid del armario, chicos y chicas.// Londres al habla, ahora no vayáis a mirarnos/ la falsa beatlemanía ha mordido el polvo/ Londres al habla, mirad que no tenemos movimiento/ excepto para el círculo de ese asunto de la porra.// La edad de hielo se acerca, el sol se acerca rápidamente// Se espera una fusión del núcleo, el trigo adelgaza/ Las máquinas dejan de funcionar, pero no tengo miedo/ porque Londres se inunda y yo vivo cerca del río.// Londres al habla con la zona de imitación/ Olvídalo, hermano, puedes irte allí solo/ Londres al habla con los zombis de la muerte/ Deja de aguantar y echa otro aliento// Londres al habla, y no quiero gritar/ pero mientras estábamos hablando te vi cabecear/ Londres al habla, mirad que no estamos colocados/ excepto ése de los ojos amarillentos.// La edad de hielo se acerca, el sol se acerca rápidamente// Se espera una fusión del núcleo, el trigo adelgaza/ Las máquinas dejan de funcionar, pero no tengo miedo/ porque Londres se inunda y yo vivo cerca del río.// Ahora fíjate// Londres al habla, sí, también yo estaba allí/ y ¿sabes lo que dijeron? Bueno, algo de aquello era cierto/ Londres al habla en lo más alto del dial/ y después de todo esto, ¿no m sonreirás un poco?/ Londres al habla.// Nunca me había sentido tanto así así así…

Joe Strummer – Mick Jones

The Clash

Y aun así, quiero pensar que detrás de todo esto hay una enseñanza válida para el resto; pues, como decía esta otra canción apocalíptica, “la gente se ama aun cuando no hay mañana”; quizás podamos sacar el mismo mensaje esperanzador que Jorma Kaukonen escribía en su “Ice cream phoenix”:

“¡Que te jodan!”, un homenaje a Andrea Fabra de Güemes, a su marido, a su p… padre y a la madre que los parió a todos


gbpw09ajku3htaDado que usted, señora Fabra, ha decidido ignorar mi educada carta exigiendo su dimisión, pues, lo siento, pero ahora tendrá que atenerse a las consecuencias. Yo no sé si usted se refería a la bancada socialista, progresista, a la oposición en general, o a los parados, trabajadores y funcionarios: pero es de muy mala imagen soltar un “que se jodan” cuando se están aprobando medidas tan dramáticas como desproporcionadas e injustificadas; por lo que, ya que usted aprovecha su cargo público para insultar, yo me permito el lujo de darme por aludido. Aunque no tanto, porque, ¿sabe tía Fabra?, algunos hemos nacido jodidos, así que el que usted mande a que me joda, como comprenderá, no tiene el más mínimo efecto. Nosotros, proletarios, hijos de obreros, pintas, excrementos de SU sociedad ideal llena de gomina, pelos muy cortitos o cuidadas melenazas de Tarzán, que en su caso no son de “guarros”, y coches caros y rápidos, en donde al pobre y al diferente se le ha mandado a trabajar de por vida en una especie de camping que estuvo muy de moda en Alemania durante los años 30, entendemos muy bien que su señor padre no le haya podido pagar una educación como es debido, a pesar de ser el “Genaro el de los 14” del Partido Popular. Usted no deja de ser una hija y mujer florero: es duro, pero alguien se lo tenía que decir; y usted es parlamentaria porque, no nos engañemos, no sabe hacer otra cosa… Quiero decir, otra cosa que no sea gritar como una ultra de fútbol e insultar.

Así que, cariño mío, con todo el amor del mundo, solamente quiero decirte: ¡Que te jodan!… y que te folle un pez.

Mensaje de la Casa Real de Zamounda:

Se suman a este pequeño homenaje, Grace Slick, de Jefferson Airplane:

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Léo Ferré:

Leo Ferré y sus opiniones sobre el poder

Esta modelo:

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Y hasta de las más altas instancias:

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Pero bueno, como sabemos que tu papa no pudo pagarte una educación decente, quizás esta canción que en su día los Exploited le dedicaron a –apuesto a que la adoras como a Cthulhu- Margaret Thatcher. Sólo tienes que cambiar Maggie por Andrea:

Pero como creemos que tú de inglés ni potato, a lo mejor lo entiendes mejor en castellano, lengua en la que esperamos sepas algo más que “que se jodan”. Dime, aparte de Julio Iglesias, ¿te gusta el heavy español?:

¿Te ha gustado, Andreíta?

Ríe Andrea, ríe... ya te tocará joderte

Je vous emmerde!

El Evangelio, según Woody Guthrie


… Y si esto fuese razón para ser acusado de “izquierdismo”, estaría orgulloso de afirmar que estoy, como Jesucristo y como mi hermano Bergamín, decididamente a la izquierda.

Discurso del escritor católico holandés J. Brower en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, en Valencia el 4 de Julio de 1937*

Cuando uno tiene cierta idea de la historia de las religiones, se sorprende de cómo la mayoría de ellas tiende a traicionar el mensaje original de fraternidad y justicia, y acaban convirtiéndose en instrumento del poder y en justificación de sus abusos mediante lecturas pervertidas de la idea de resignación. Todas sin excepción, pero quizás más el cristianismo, cuya interpretación del mensaje original divide a sus iglesias, y con razón. Si uno lee los Evangelios, los escritos de los Apóstoles sobre la vida de Jesús, queda muy defraudado al ver que son enseñanzas que no se cumplen, y que la iglesia oficial a veces los cita, pero de una manera folklórica: los católicos pueden observar cómo se dice aquello de que es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos, mientras en las parroquias se reserva aún hoy la primera fila para los “ricos del pueblo”, esas almas bondadosas…

Jesús-expulsando-a-los-mercaderes-del-templo-Valentin-de-BoulogneMuchos somos conscientes del potencial mensaje revolucionario que tenían las enseñanzas de Jesús en una sociedad altamente jerarquizada en la que la interpretación de la religión judía de la secta de los fariseos era la oficial, y por tanto la ley, que era cifrada por los escribas –los legisladores-, mientras que Judea era gobernada por cuatro reyes-títeres del Imperio Romano. Jesucristo no sólo predicaba la igualdad entre los seres humanos, sino que la llevaba a la práctica: de ahí que entre sus primeros seguidores se encontraran los artesanos, los sirvientes, las prostitutas y diversos personajes repudiados por su sociedad, deslumbrados por el mensaje salvífico de igualdad que predicaba; hombres y mujeres tenían para él la misma consideración, al igual que los ricos y los pobres, y todo aquel independientemente de su procedencia, social o étnica: hebreos, filisteos, romanos, samaritanos, griegos… Algo impensable para la religión mosaica oficial, que sólo consideraba a los varones hebreos. Pero, ¿realmente era una amenaza? Sí. En aquellos tiempos había muchas sectas heterodoxas y heréticas del judaísmo, entre ellas la de Juan el Bautista, quien también fue asesinado por desafiar al poder, por agraviar a la amada del rey Herodes Antipas; al parecer la popularidad de Jesús creció, y sus enseñanzas se veían como una seria amenaza contra la sociedad y, según algunos, contra la paz con los ocupadores. Pero, vale, Jesús era un revolucionario porque sus enseñanzas lo eran, pero no porque azuzara al pueblo, aunque muchos se lo pidieran, contra la ocupación romana (aunque esta idea es demasiado moderna) o para derribar el poder de los tetrarcas, los sacerdotes y los legisladores: sus enseñanzas, como le pasara a Galileo con sus hipótesis, amenazaban el estatus de la sociedad, además de –y siempre he creído que esto era una excusa- la acusación de blasfemia.

Icono donde aparece Constantino presidiendo el Primer Concilio de Nicea.Tras su muerte, el cristianismo se convierte en una secta secreta, perseguida por los sacerdotes, pero se va expandiendo por las provincias del Imperio e incluso fuera (Etiopía, verbi gratia), y atrae por su mensaje a gentes de la condición de artesanos, siervos y esclavos, pensadores griegos… Pero “la religión de los esclavos”, más tarde, empezó a popularizarse entre los patricios (quizás se puso de moda, como con las religiones orientales en los años 60), la influyente aristocracia romana, que, aunque quizás los primeros de ellos fueran honestos en su conversión, muy pronto comenzarían, como en toda religión cuando los estamentos superiores la adoptan, a emplearla a su modo, gusto y conveniencia. Se producen luego las persecuciones del Imperio, cuyas razones no han estado nunca demasiado claras (el Imperio era bastante tolerante con las religiones de sus provincias y de sus súbditos), fuera ya por hacerse con las riquezas de los patricios cristianos, fuera ya porque, en efecto, el mensaje originario planteaba una seria amenaza contra la sociedad imperial (a propósito, y digan lo que sigan las crónicas cristianas, Juliano el Apóstata no sólo no persiguió a los cristianos, sino que a menudo evitó las matanzas entre las diferentes sectas que se habían creado). Y, finalmente, el Emperador Constantino autoriza el culto, aunque no lo abraza, y Justiniano la convertiría en religión oficial del Imperio; en esto, obviamente, influyeron grandemente los patricios… Pero que nadie se engañe: el cristianismo que se autoriza ya está bien depurado de posibles elementos subversivos: por ejemplo, la esclavitud, repudiada por las enseñanzas y por los primeros cristianos, se mantiene pero cambiando de nombre y de prácticas: el antiguo esclavo ahora es llamado “propiedad del imperio”… Y, aproximadamente desde entonces, así estamos: si el cristianismo inicial era indiferente hacia los reyes, y no los distinguía de otro tipo de seres humanos, desde entonces, el cristianismo se convirtió en la excusa y el trono de los reyes: es fácil, sólo hay que potenciar la interpretación de una enseñanza, o aún de un dicho, y entonces elevarlo a dogma.

José BergamínPero el mensaje inicial no se había perdido, y es casi justo cuando surgen diversos movimientos sociales en el siglo XIX que también surgen lecturas de base del cristianismo. Combatamos una idea: los movimientos progresistas, como los diversos movimientos obreros, no eran, o al menos mayoritariamente, anticristianos, pero sí anticlericales en el sentido de que la iglesia oficial favorecía a los poderosos; incluso hay toda una literatura, tanto comunista como anarquista, que reivindica al Jesús original y sus enseñanzas. No es extraño: también como en el cristianismo, los seguidores de estos movimientos provenían principalmente de varios estamentos: obreros, semi-esclavos de los grandes imperios coloniales, e intelectuales, y se admitía a gente de toda raza y no se distinguía entre hombres y mujeres. La teología de la liberación comenzaba a dar sus primeros pasos ya a principio del siglo XX: incluso –y esto va a doler- en la convulsa España de los años 30 son muchos los católicos, tanto seglares como laicos, que adoptan posturas progresistas: José Bergamín, por ejemplo, escritor católico, que nunca dejó de serlo, y se convirtió en presidente de la delegación española de la Asociación Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura; pero también algunos sacerdotes que fueron fusilados por los fascistas (en mi pueblo lo hubo, y en otros muchos) por algo que hicieron o dijeron, y que fueron hábilmente borrados de la lista de “mártires de la guerra civil” elaborada por la Conferencia Episcopal de monseñor Rouco Varela… ¡Si hasta el secretario personal de Buenaventura Durruti era un sacerdote católico! Y si alguien no me cree, le traeré un documento, con su nota bibliográfica correspondiente, en el que una serie de personalidades católicas, seglares y laicos, encabezada por Bergamín, firman una condena contra los bombardeos de Guernica, Almería y otras ciudades. Otros intelectuales católicos, como Emmanuel Mounier o el escritor holandés J. Brower (a quien pertenece nuestra cita inicial), apoyaron abiertamente la causa de la República española. Paradójicamente, quienes sí eran profundamente anti-cristianos en sus orígenes, eran los primitivos movimientos fascistas puros, revolviéndose muchas de las veces contra lo bueno que tenía la religión (luego, claro, llegarían los matrimonios de conveniencia con los movimientos tradicionalistas).

942877De manera que, básicamente, hay dos cristianismos: uno se puede simbolizar en la fabulosa escena de El Padrino II, en la que el criminal Don Fanucci (Gastone Moschin), recaudador de la Mano Negra, se pasea pomposamente por las calles de Little Italy en la festividad de San Rocco tirando besos al santo, siguiendo la procesión y dando una suntuosa limosna a la iglesia, recibida con alabanzas, después de un arduo día de robar, extorsionar e intimidar a los inmigrantes italianos. Y otra que hace una lectura más moderna: que el Cristo histórico fue asesinado por los poderes del capitalismo, por la conjunción de la jerarquía religiosa y el poder militar. Es la que esgrimía en esta canción, que se basa, curiosamente, en la balada del bandido “Jesse James”, el gran Woody Guthrie, quien termina diciendo que si Jesucristo volviera, sería asesinado por los que usan diariamente su nombre. Obviamente, Woody emplea un paralelismo con las injusticias cometidas sobre muchos líderes sindicales de aquellos años, como, por ejemplo, el gran bardo sindicalista Joe Hill, aunque no podía prever que, años después, una especie de Sanedrín llamado Comisión de Actividades Antiamericanas juzgaría farisaicamente a su camarada Pete Seeger. Al parecer, la canción fue escrita en 1940, fechas en que las iglesias estadounidenses, como las de Europa, habían apoyado abiertamente al fascismo (el obispo católico de Nueva York había hecho campaña a favor de los franquistas), además de haber estado siempre del lado de los explotadores contra los que Woody cantaba así:

Jesus Christ

Jesus Christ was a man who traveled through the land
A hard-working man and brave
He said to the rich, "Give your money to the poor,"
But they laid Jesus Christ in His grave

Jesus was a man, a carpenter by hand
His followers true and brave
One dirty little coward called Judas Iscariot
Has laid Jesus Christ in His Grave

He went to the preacher, He went to the sheriff
He told them all the same
"Sell all of your jewelry and give it to the poor,"
And they laid Jesus Christ in His grave.

When Jesus come to town, all the working folks around
Believed what he did say
But the bankers and the preachers, they nailed Him on the cross,
And they laid Jesus Christ in his grave.

And the people held their breath when they heard about his death
Everybody wondered why
It was the big landlord and the soldiers that they hired
To nail Jesus Christ in the sky

This song was written in New York City
Of rich man, preacher, and slave
If Jesus was to preach what He preached in Galilee,
They would lay poor Jesus in His grave.

http://woodyguthrie.org/Lyrics/Jesus_Christ.htm

© Copyright 1961 (renewed) and 1963 (renewed) by Woody Guthrie Publications, Inc. & TRO-Ludlow Music, Inc. (BMI)

Jesucristo

Jesucristo era un hombre que viajó a través del país/ Un trabajador esforzado y valiente/ Le dijo al rico, “Da tu dinero al pobre”,/ pero llevaron a Jesucristo a Su tumba.// Jesús fue un hombre, un carpintero por su mano/ Sus seguidores leales y valientes/ Un pequeño sucio cobarde llamado Judas Iscariote/ había llevado a Jesucristo a Su tumba.// Fue al predicador, fue al comisario/ Les dijo a todos ellos lo mismo/ “Vended toda vuestra joyería y dádselo al pobre”,/ y llevaron a Jesucristo a Su tumba.// Cuando Jesús llega a la ciudad, toda la gente trabajadora alrededor/ creyó en lo que dijo./ Pero los banqueros y los predicadores, lo clavaron en la cruz,/ y llevaron a Jesucristo a Su tumba./ Y el pueblo contuvo la respiración cuando oyeron sobre su muerte/ Todos se preguntaban el porqué/ Fue el gran terrateniente y los soldados que contrataron/ para clavar a Jesucristo en el cielo.// Esta canción fue escrita en la ciudad de Nueva York/ del rico, el predicador y el esclavo/ Si Jesús estuviera para predicar lo que predicó en Galilea,/ llevarían al pobre Jesús a Su tumba.

Woody Guthrie – Tradicional


* Manuel Aznar Soler – Luis Mario Schneider: II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Tercer volumen (Valencia, Conselleria de Cultura, Educació i Ciència de la Generalitat Valenciana, 1987)