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Amor en el vertedero


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El último baile


¿No podemos darnos una oportunidad más?

¿Por qué no podemos darle al amor esa oportunidad más?

¿Por qué no podemos dar amor, dar amor…?

Porque «amor» es una palabra tan desfasada

y el amor te reta a preocuparte por la gente en el filo de la noche.

Y el amor te reta a cambiar nuestra manera

de preocuparnos de nosotros mismos.

Este es nuestro último baile.

Esto somos nosotros.

Queen, Under pressure (la traducción, aproximada, es mía)

Redención (Nuestro último baile) (Libros Indie, 2022)

Reflexión sobre la soledad


Tina Tormento, extended


Encuentra a esta diosa en Queca, y enamórate de ella:

Miki


Culto, sarcástico, malhablado, idealista, onanista entregado y enamorado de la música de Nina Simone, de la drag queen Tina Tormento y de la modelo japonesa Reon Kadena. Un Ceniciento que carga contra molinos de viento por demostrar que Megumi es real y no solo una muñeca sexual. Ese es Miki, protagonista de Queca, propietario de una muñeca sexual a la que respeta como si fuera un persona. Una encarnación de Tío Fet (Putadaville). Un hijo ilegítimo de Ignatius J. Reilly.

Todos somos Hrundi


Peter Sellers como Hrundi V. Bakshi, en ‘El guateque’ (Blake Edwards, 1968)

«Verán, ser raro se percibe de modo distinto cuando estás solo a cuando tienes pareja. Cuando estás solo, más o menos ya lo he expuesto antes, todo el mundo te mira con superioridad. Eres Peter Sellers en El guateque: cualquier cosa que hagas se juzgará como estrafalaria, molestarás allí donde vayas, no encajarás y, por mucho que lo quieras evitar, meterás la pata una y otra vez.

Peter Sellers y Claudine Longet, en ‘El guateque’ (Blake Edwards, 1968)

»En cambio, cuando estás con alguien es que ya no eres raro, sino que tienes tus cosas y a una persona que te defenderá diciendo: «Ya sabéis cómo es. Él es así», y te aceptan porque la aceptan a ella.»

Queca (Libros Indie, 2023)

Miguel de Molina


Miguel de Molina (Málaga, 1908 – Buenos Aires, 1993) fue un intérprete de copla muy popular en los años 30; de hecho, las canciones más famosas de copla, que después cantaría Concha Piquer, fueron interpretadas por él (como Bien pagá). Sobrevivió a la guerra civil e intentó seguir cantando en la posguerra, hasta que una noche, tras una actuación, tres fascistas, actuando como sicarios, le dieron una paliza. Fue el primer aviso. Lo acusaban de lo peor: de ser rojo y maricón. Cogió la indirecta e hizo las maletas. Hay quien dice que, más que por estos anatemas de la época, fue por enamorarse de la persona que no debía.

Siguió actuando en América Latina y volvía a España, ya calmados los ánimos, de vez en cuando. Pero aún tendría que sufrir una última injuria: que los guionistas de una película fusilaran sus memorias y no lo reconociesen, y, encima, la película acabara con una cartela difícil de encajar, que rezaba: «Los hechos y las personas que aparecen en esta película son totalmente ficticios».

Descubre la razón de esta referencia. Lee Queca: https://librosindie.net/product/queca/

(También en tu librería, Casa del Libro, Fnac, Corte Inglés y Fnac).

Reon Kadena, coprotagonista de ‘Queca’


Reon Kadena (también conocida como Minamo Kusano y Leon Kadena), modelo y actriz japonesa, fue la escogida para interpretar a Megumi en Queca. Las razones creo que saltan a la vista. Para mí, es la mujer más hermosa del mundo. Sin embargo, no hay que dejarse llevar por las apariencias; su figura, a través de Megumi, es tratada con un exquisito respeto. Tanto es así que su gran admirador, Miki, por mucho que su muñeca sexual regalada se parezca a su idolatrada Reon, se niega a utilizarla como es preceptivo y, en su lugar, la respeta como si fuera una mujer real; hasta que, sin remedio, sucumbe. ¿Y quién no?

Y tal vez por eso algún tipo de dios, o genio, o lo que sea decidió recompensarle. ¿O castigarle, más bien?

Descubre más sobre esta estrafalaria, a ratos hilarantes y siempre tierna historia de amor entre un hombre y su muñeca sexual: https://librosindie.net/product/queca/

Queca, fragmentos ilustrados (1)


Tina Tormento: drag queen, amiga y hada madrina a tiempo completo.

Foto original: Freepik

Queca (Libros Indie, 2023)

QUECA (cómo se hizo)


Sinopsis

Un regalo inadecuado puede cambiarle la vida a cualquiera. Tal es el caso de Miki, solterón por obligación y solitario por vocación; cuando su cuñado le obsequia con un recuerdo que se ha traído de su viaje a Japón: una muñeca sexual de nombre Megumi que vendrá a paliar sus días de soledad y sus noches de celibato. Sin embargo, Miki enfurece y se niega a utilizarla, para no dar la razón a quien le tiene por un onanista con dedicación exclusiva. Aun así, hace algo peor: empieza a tratarla con la dignidad de una persona y a respetarla como mujer, llegando a establecer una relación de pareja con ella; hasta la noche en la que, sin remedio, sucumbe a sus artificiales encantos… y, a partir de entonces, Megumi ¡¡¡cobra vida!!! A riesgo de perder su dignidad, e incluso su salud mental, Miki luchará contra viento y marea para hacer ver al resto de la humanidad que su muñeca sexual está viva y tiene conciencia, sentimientos y autonomía. Y que la ama.

Libros Indie, 2023

Queca fue el fruto de un sueño, que aparece en la novela, por cierto. A raíz de tener ese sueño se me ocurrió una historia: la de un hombre, solterón y con poco éxito con las mujeres, al que le regalan una de esas carísimas y espectaculares muñecas sexuales o del amor, conocidas como love dolls, que además representa a una modelo japonesa por la que él siente una gran atracción; algo que él se toma como una ofensa al interpretar que ni su hermana ni su cuñado tengan fe en que él encuentre pareja. Sin embargo, Miki, el protagonista, es un cúmulo de antiestereotipos que él va desmintiendo a cada página; lo que el lector espera de él es que emplee a la muñeca con el fin con el que fue hecha, pero Miki decide respetarla como si fuera una persona, entre otras cosas por no ceder y dar la razón, así, a su cuñado, Joaquín alias «Cuqui». Solo en un momento de irresistible enajenación, a la que decide poner freno buscando una pareja sentimental, y tras el desengaño por esa búsqueda, Miki acaba por sucumbir a los encantos de Megumi, su muñeca, la cual cobrará vida y hará realidad todos sus eróticos deseos, aunque Miki descubra que eso no era lo que él quería. Y ese es otro tópico que rompe. No esperéis ver un cántico de reafirmación masculina en el peor sentido del término, sino al contrario. Por eso, es un libro para todo el mundo, aunque lo haya denominado «cuento de hadas masculino».

En Francia tienen a Michel Houllebecq, en Estados Unidos a Chuck Palahniuk, y Gustavo Sierra es una hibridación literaria de ambos titanes, en versión española.

Queca muestra por momentos el pulso narrativo de Houllebecq, sin dejar las descripciones estomagantes del maestro Palahniuk. (…)

Una frase de la obra Queca es un epitafio; una hoja leída es un ejercicio de sublimidad; la obra completa es una obra maestra de la metanarrativa.

Prólogo a Queca, por Omar Jerez

Un cuento de hadas masculino

A medida que lo fui escribiendo, me di cuenta de que, efectivamente, guardaba mucha relación con un cuento de hadas al uso, solo que desde una perspectiva masculina. Para empezar, tienes a Miki, que es un Ceniciento moderno ahogado por un trabajo que odia y suspirando por una princesa azul, solo que resultará ser una muñeca sexual hiperrealista y, en alguna ocasión, una comprensiva chica negra. Miki tiene, además, una pareja de hermanastros: su hermana, Silvia, y su hermano político, Joaquín, que se hace llamar «Cuqui» por razones que Miki desconoce; y una madrastra: su adusta, austera y maliciosa madre. Megumi es su irreal princesa azul. Y, por estar, está hasta el hada madrina, solo que en esta ocasión se trata de una drag queen llamada Tina Tormento (en homenaje a Tina Turner).

¿Original?

No, para nada es original que una representación antropomórfica cobre vida para solaz de su dueño (o pesadilla), ni la historia de un hombre que tiene una relación que roza lo enfermizo con una muñeca o una maniquí. Está la leyenda del escultor Pigmalión, cuya estatua de Afrodita se hace realidad; y luego muchas películas que intenté recopilar y ser mencionadas en el libro para reconocer que la idea no es del todo original: No es bueno que el hombre esté solo, Maniquí, Air doll… Esta última me la reveló el lector beta de Libros Indie, y, como desconocía de su existencia y de lo parecido de su sinopsis, corrí a reflejarla. Se trata de un cliché, es decir, una idea que podemos utilizar desde distintas perspectivas. En novela, imagino que también se ha hecho, aunque desconozco títulos.

Narración y recursos

En este libro empleé una narración en segunda persona del plural, en donde Miki habla a los lectores y se anticipa a sus reacciones, como cuando parece que va a utilizar a Megumi o imagina a alguien que finge comer palomitas. También utilicé su tono desenfadado para poner de manifiesto el proceso de escritura, como mi negativa a que transcriban la risa de Cuqui como «ji, ji, ji» (soy corrector y sigo sin entender por qué esta es la forma correcta de hacerlo), mi odio hacia la palabra «mohín» por haberla corregido ya en demasiados manuscritos, o aprovechar errores como enmiendos y desmentidos de Miki en su narración, en lugar de corregirlos (siempre que se pudiera, claro). También, la pereza que me daba describir el trabajo de Miki y cómo hace el amor con Megumi bajo la ducha.

… echamos el polvo padre bajo el agua corriente. Sin embargo, como los veo animados en exceso, no entraré en detalles.

Ella estaba en pelotas, yo salido, me dijo que si sí y yo se la metí.

¿Qué más quieren saber?

Bueeeeeeeeno. Mis manos atrapaban cada minúscula parte de su cuerpo mientras ella me besaba frenéticamente y yo introducía mi erecto miembro en su caverna del amor, etcétera, etcétera y etcétera.

¿Contentos?

Vale.

Para los que no, creo que por ahí anda el Christian Grey, solo que su historia no mola tanto como la mía, aunque sea más prolífico en detalles.

Francamente, para ser un respetable público, son ustedes un poco salidos.

Queca, p. 148

Se supone que lo que dictan las normas (es un decir) es documentarse, describirlo y hacer que el lector se empape en detalles; pero al ser cosas muy anecdóticas, lo vi innecesario, digan lo que digan en talleres literarios. (El cunilingus sí está descrito.)

Personajes

Imagen original de la portada, por Nova_27 en Pixabay (pinchar en la imagen)

Miki: un cuarentón soltero, algo antisocial y onanista por solitario, y, no obstante, feminista y abolicionista. Enamorado de la modelo Reon Kadena, de la música de Nina Simone y de la drag queen Tina Tormento. Su vida cambia por completo cuando su cuñado le regala una muñeca sexual.

Cuqui (Joaquín): cuñado de Miki. De humor dudoso, inapropiado e impertinente, y con pocas luces. Piensa que es una excelente idea gastarse 3.000 € en una muñeca sexual japonesa para gastar, en opinión de Miki, una broma pesada a su cuñado e incordiarlo con el tema incluso en público.

Silvia: la hermana de Miki, por la que él tiene sentimientos contradictorios. La quiere como a una hermana, pero reconoce que tiene bastante mal fondo, sobre todo cuando pincha a su marido para que le gaste bromas pesadas y siempre está sermoneándole sobre su vida.

Megumi: love doll de factura japonesa regalada a Miki por su cuñado. Su imagen es la de la modelo Reon Kadena pero con otro nombre. La favorita de Miki. Al principio, después de cobrar vida, es dulce y servicial, pero tendrá una evolución sorprendente. (Lo siento, no voy a poner fotos de Reon. Un beso, Minamo Kusano.)

Reon Kadena es una jodida diosa, una Venus nipona, una belleza oriental como pocas. ¡Quedaos con las ángeles de Victoria’s Secret! En la RAE debería aparecer su foto al lado de palabras como «voluptuosidad», «deseo», «lujuria»…, «divina». Formas y curvas perfectas, un pelo negrísimo, una cara inocente casi de niña, unos labios gruesos y suaves que parecen decir «devóramelos», y unos pechos grandes y generosos.

Queca, p. 25

Roberto: fornido y gentil encargado de la seguridad del cabaret La Jaula de Oro.

Paco: amigo íntimo de Miki, soltero como él y hedonista; su mejor consejero. Identidad secreta de Tina Tormento.

Tina Tormento: drag queen por la que Miki siente devoción y que a veces actúa como una madre. Estrella principal del cabaret La Jaula de Oro.

Elena: compañera de trabajo de Miki y su última pretendida. Pero…

Érika: una chica con la que Miki iniciará una relación sentimental. Comprensiva y empática, pero todo tiene un límite.

Jacinto: el de RR. HH.

Carapolla (pseudónimo): coordinador del trabajo de Miki.

Jose: compañero de trabajo de Miki. Muy majo él.

Raquel: madre de Miki. Malévola y victimista. Posible adoradora de Satán y miembro de la federación castellana del KKK.

Ante mí, una presencia oscura que rezumaba maldad. Tuve que esquivar su mano, que pretendió arrebatarme mi esencia vital.

—¡Coño! ¿Qué haces tú por aquí?

Damas y caballeros: mi madre.

Sauron, Morgoth, Voldemort, el emperador Palpatine, Galactus, Freezer, Satán…, le comen el coño a mi madre.

Queca, p. 241-242

Rossi la Roji: drag queen que interpreta canciones políticas izquierdistas de los años 30, célebre por su irreverente versión del Ya hemos pasao de Celia Gámez y dueña de La Jaula de Oro.

D. Nazgulio del Oscurantismo (pseudónimo): juez.

Abogado: abogado.

Dr. Girau: psiquiatra especializado en mitomanía y desviaciones de la conducta sexual. (¡Ejem!)

Dr. Menano: aburrido psiquiatra especializado en erotomanía.

Dra. Aparicio: joven psiquiatra especializada en trastornos de la realidad.

Dr. Minamoto: eminente psiquiatra japonés experto en amalgatofilia.

Smithers (pseudónimo): intérprete del doctor Minamoto; probablemente, becario suyo.

Dueño del sex shop (sin nombre): honrado mercader que guarda un gran parecido con el actor Rick Moranis en La tienda de los horrores.

Glosario de palabras nuevas

En Queca, aparecen palabras que no encontrarás en la RAE pero que podrían aparecer. Algunas son préstamos, y otras, invenciones propias, hasta donde yo sé. Aunque, si tienes constancia de que fueron registradas anteriormente en otro libro, házmelo saber y rectifico.

Arzonazgûl: (invención propia) jerarca de la Iglesia católica, perteneciente a la rama oscurantistas e intransigente.

Asustachondo: préstamo de Futurama. Unión de las palabras «asustado» y «cachondo». Estado psíquico en el que se experimenta una mezcla de excitación sexual y pánico.

Cachongojado: invención propia (que yo sepa). Sinónimo de asustachondo.

Cojoño: préstamo de la persona a la que dediqué el libro, precisamente por ello. Unión de las palabras «cojones» y «coño».

Gilipóller: pues eso.

Putinesco: (invención propia) Adj. Dícese de algo grave, serio, adusto y que da pavor; tanto como la cara del actual presidente de Rusia.

Subnorcosa: misma procedencia que cojoño; término popularizado por tío Fet, autor de Las crónicas de Putadaville.

Temas espinosillos

Soledad

El tema principal de Queca es, básicamente, la soledad, y más en concreto la soledad masculina. A lo largo del libro Miki reflexiona sobre sus posibles causas y sus efectos reales, a la vez que desmitifica la llamada romantización de la soledad. Como él dice, es como los poetas bucólicos latinos que elogiaban el campo y sus labores, lo cual es fácil cuando eres el terrateniente y puedes limitarte a ver cómo trabajan tus braceros desde tu casa de campo. A menudo, los que elogian los beneficios de la soledad, sin perder razón por ello, están solos un rato o lo han elegido así por alguna mala experiencia; es decir, la suya es voluntaria. Lo malo es cuando es impuesta: es un monstruo que te obliga a hacerte vanas ilusiones y a cometer, continuamente, los mismos errores.

Sin embargo, la soledad no es bonita, ni atrayente, ni romántica. La soledad, cuando es impuesta, es una cadena que te impide avanzar. Es una caída al vacío en espiral, repitiendo una y otra vez los mismos errores, tropezando con la piedra de ayer en el camino de hoy. La soledad no te hace más atractivo ni interesante; te convierte en un monstruo desesperado por un abrazo, por un oído y por un sonido familiar.

Queca, p. 323

Y, también, cómo se percibe la soledad dependiendo del sexo del que la sufre; siempre respetando la decisión, hay que admitir que no se percibe de igual modo a una mujer sola que a un hombre. Sí, estoy de acuerdo en que se os sigue machacando con las mismas cosas de siempre, eso no lo discuto; pero preguntémonos si el calificativo «independiente» lo adjudicamos por igual a una mujer que a un hombre solos, al menos a un hombre heterosexual. Abajo explico más, que no me estoy inventando nada.

Drag queen

Una diva, una estrella, una diosa, una reina, una femme fatale.

Queca, p. 67

Como dice Miki, «a-do-ro a las drag queens». Me parece un mundo fascinante, y mucho más la filosofía que subyace. Gracias a la corrección del libro Val-Kiria (Libros Indie, 2021), de Gorka González, pude comprender mucho mejor su universo. Una drag queen no es, en esencia, un hombre que se disfraza de mujer ni, como algunas pseudo dicen, una caricatura de mujer para pisar su lugar seguro, etcétera. Una drag queen no es nada de eso, porque no tiene sexo; es decir, pertenece a un género ficticio e indefinido. La drag es el interior desatado de una persona proyectado hacia fuera en una imagen, una personalidad y una actitud. Y aunque impera que sus practicantes son homosexuales, no es una condición sine qua non. Son una mezcla de descaro y ternura que me encandila, y no hablo desde el morbo, sino desde la más sincera admiración.

—Yo no soy un hombre ni una mujer. Soy algo mejor. Yo soy una drag queen. Soy una diosa llegada a la tierra para hacerte feliz, dárling.

Queca, p. 339

A tenor de esto, las dos drag queen que aparecen, Tina y Rossi, se expresan de una manera muy particular. Cuando usan expresiones en inglés, las transcribí según las normas de pronunciación castellanas. Por ejemplo: janei en lugar de honey; máder por mother, etc. Con esto pretendí reflejar la pronunciación exagerada de las drag queen, pero también es una particular protesta contra tantos términos en inglés innecesarios que aparecen en los libros.

¡Maiki! Estop biing sou drámacuin. [Miki, deja de ser tan drama queen]

Queca, p. 272

Gay, feminismo y nuevas masculinidades

No quiero ponerle etiquetas que podrían decirse comerciales, que siempre me parece muy deshonesto. Solo voy a decir que Miki es un defensor a ultranza de los derechos LGTBI+, y no solo porque su amigo Paco sea gay, sino porque considera una injusticia lo que se ha hecho con ellos a lo largo de la historia; con los gays, las lesbianas, las personas trans, género fluido, pansexuales… e incluso asexuales.

¡Ah, perdón! Para la escoria homófoba, se deletrea n-o-r-m-al.

Queca, p. 65

Miki, por su parte, representa a las nuevas masculinidades, es un hombre heterosexual que se ha quedado fuera de lo que la sociedad considera lo masculino. Tiene gran sensibilidad y empatía hacia el feminismo y los movimientos LGTBI+, aunque ello lo lleve a plantearse y ser consciente de sus contradicciones y sentirse un poco responsable de varias cosas, hasta que se da cuenta de que él no ha hecho esas cosas y no tiene por qué cargar con las culpas de otros. Todo ello, sin dejar de ser fiel a sus ideas. Por eso, él no entiende cuando las pseudofeministas atacan a las nuevas masculinidades, tanto como a las personas trans, y dice:

No me saques aquí el tema del feminismo porque la primera machista eres tú. Has decidido que los tíos COMO YO no somos hombres, y eso porque no nos ajustamos a las conductas contra las que las feministas de verdad llevan siglos luchando. Que si es lo que preferís, pues nos comportamos también como los gorilas que decís detestar.

Queca, p. 123-124

Por esa razón, Miki se siente más cómodo y a gusto en los ambientes homosexuales, a los que acude como un turista respetuoso; porque ahí no se ve obligado a competir ni se ve amenazado, y mucho menos queda su masculinidad en entredicho. Y es por eso también que les tiene una sana envidia que su amigo Paco trata de desromantizarle.

El libro entero puede entenderse como un alegato de esas nuevas masculinidades y del rechazo a los roles de género tradicionalmente establecidos, que incluso muchas pseudofeministas, sin saberlo, perpetúan con sus actitudes.

Por otro lado, Miki se considera feminista, en tanto que apoya la lucha por la igualdad de género. Sin embargo, se reconoce como un mal ejemplo, debido a su afición a la pornografía movido por su soledad; aunque en esto intente ser lo más selectivo posible. Pero lo que no soporta es a las pseudo: a aquellas personas frívolas que utilizan a la ligera el feminismo y la opresión de la mujer y, así, con la excusa del mansplaining, impiden toda discusión que pueda ser enriquecedora, porque olvidan la esencia del feminismo y no consideran al hombre como igual. La verdad es que con esto el feminismo tiene al enemigo en casa, y la sororidad no puede ser la excusa para que una mujer haga lo que le dé gana, incluso si es hacer daño, y retratar al hombre siempre como culpable.

La escena en la que todo esto sale a relucir quedó bien ilustrada tras corregir un libro en el que su autora decía perlas como «un hombre que esté solo a cierta edad es porque no está bien o es un mal tipo» (mientras narraba cómo se liaba con tipejos que, según ella, había calado a la primera), o «una mujer puede dejar a un hombre, pero un hombre nunca deja a una mujer» (porque es un inútil y blablablá), pensamientos que una estrafalaria rama del feminismo, que parece no haber tenido contacto nunca con entidades masculinas o que lo haya hecho con lo puto peor, ha incorporado a su discurso que se dice feminista pero es un sexismo disfrazado. Sé que las verdaderas feministas, aquellas que me sacan los colores pero de forma constructiva y me hacen ver que tal vez esté cometiendo un error, estarán de acuerdo con esta apreciación: ¿Cómo distinguir feminismo y hembrismo si eres hombre feminista? Si después de tratar temas feministas con una mujer que se diga como tal te sientes mal por el hecho de ser hombre, era hembrista; si, por el contrario, te sientes enriquecido y has comprendido lo que te dice, era feminista de verdad.

Love doll

Antes que nada; antes de que empieces a leer el libro, advierto: Queca no es un libro necesariamente erótico, aunque tiene partes. No está pensado para reírse de una persona que mantiene una relación con una muñeca sexual, sino todo lo contrario. Miki, cuando recibe a Megumi, la primera reacción que tiene es deshacerse de ella porque le parece enfermizo, pero luego le coge cariño, y su soledad hará el resto. Miki quiere tanto a Megumi que la respeta como mujer, como persona, aunque no lo sea, y lo último que hace, literalmente, es utilizarla. Sin embargo, el tema de las love doll y de cómo pueden llegar a sustituir a personas es curioso e interesante. A nada que se investigue, saldrán un montón de artículos (incluso cosas muy macabras) que me sirvieron para inspirar algunas escenas y partes, cuando, al leerlos, me preguntaba si era un amor sincero o ganas de notoriedad. Como dice Omar Jerez, prologuista de Queca, hay una diferencia en este fenómeno entre Oriente y Occidente. En Japón, sus usuarios obsesionados lo llevan con mucha discreción y naturalidad, mientras que en el mundo occidental se exhiben y no reniegan en salir en artículos, por muy denigrantes que sean. A fin de cuentas, también es una elección personal prestarse a ser el hazmerreír del mundo, lo cual es un tema paralelo. ¿Os habéis fijado como los periódicos serios últimamente hacen escarnios públicos de gente algo estrafalaria que se ha exhibido en las redes?

Otra cosa es que estas personas defiendan que sus muñecas (o muñecos) tienen vida, pensamientos, sentimientos y autonomía, y que el amor que se tienen es recíproco.

¿Es Miki un Ignatius J. Reilly?

No pretendo que se los compare, sobre todo porque aún no me había leído La conjura de los necios. Sin embargo, hay algo más complejo. Cuando ideé a Miki, tanto física como psicológicamente, tenía presentes dos modelos. En primer lugar, la imagen de Ignatius en la portada del libro, que habla por sí sola y ya te cuenta qué tipo de persona es. Y, en segundo lugar, un álter ego de aquel al que dediqué el libro; con el cual hacía guerras en foros y en redes sociales de una manera que conjugaba lo grosero con lo culto. Hablo de tío Fet, pseudónimo del creador del blog Las crónicas de Putadaville, y al que tuve la indecencia de robarle un par de palabras, presumo, de su invención; y me da a mí que él sí que se inspiró en el entrañable y estrafalario Ignatius.

Ahora bien…

No soy amigo de publicidad engañosa, así que te voy a decir de lo que no va Queca y de lo que sí.

NO VA de un cúmulo de situaciones humillantes para reírnos de una persona (aunque tiene una narración desenfadada). No va de una serie de malentendidos eróticos. No va de un misógino que renuncia a las mujeres por malas. No va de humillar ni de cosificar a las mujeres (Megumi es tratada con plena exquisitez). No va contra el feminismo. No va contra los solitarios.

VA de amor. Simple y llanamente. Va de amor, de soledad, de incomprensión, de hombres que quieren estar a la altura de los tiempos; de desmentir primeras y falsas impresiones y prejuicios; de relaciones humanas y familiares; de desplazados e incomprendidos; de frikis, con todo el respeto y el cariño. Va de lo imposible hecho realidad. Va de un hombre y su muñeca sexual y de cómo le palia la soledad de una forma que trasciende lo sexual. ¿O es que tú no sientes amor por las cosas que te rodean?

Bonus track

A diferencia de mis libros anteriores, aparte de ser independiente de ellos, en Queca no hay tanto protagonismo musical. Sin embargo, hay tres temas que surgen en momentos clave. En primer lugar, Feeling Good, de la gran Nina Simone, la cantante favorita de Miki. Es la canción con la que Tina Tormento interpreta el número que reserva solo en las ocasiones en que su admirador número uno va a visitarla:

A muchos les podría parecer una burla, y no es eso en absoluto; cualquiera lo sabría cuando Tina vocaliza «Oh, freedom is mine» abriendo la boca y los ojos todo lo que puede cuando Simone remarca esa palabra: libertad. No sé si otros verán lo que yo veo, esas lágrimas de emoción en los ojos de Tina Tormento; no sé si quien las ve sabe lo que significan.

Queca, p. 68

En segundo lugar, y no puedo revelar por qué, La bien pagá, la mítica canción de Miguel de Molina:

Y tal vez hubiera una pista en la elección de esa canción, la de un hombre que tuvo que huir con el alma destrozada de su patria por preservar su vida, amenazado por aquellos que escupían sobre su tierno corazón homosexual y le advertían de que en su país, que era más suyo que de ellos, no volvería a cantar o moriría. El grande de la copla abandonó su tierra con el mayor desamor que pudo sentir: un pueblo que le daba la espalda o le deparaba un tiro en la sien.

Queca, p. 261

Y, en tercer lugar, una canción reveladora que sirve de hilo conductor: De cartón piedra; un tema en el que Joan Manuel Serrat cuenta cómo se enamoró de una maniquí.

En el dosier de prensa, además, podrás leer cuatro fragmentos gratis:

Ficha técnica:

Título: Queca

Autor: Gustavo Sierra Fernández

Editorial: Libros Indie

ISBN: 9788419671554

Páginas: 342

PVP: 19’00 € (varía según la plataforma de compra)

Portada: Libros Indie

Ilustración de portada: Nova_27 (Pixabay)

Ilustración interior: Álex Carvil

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