Archive for 17 de noviembre de 2007

Canciones «normales» que devinieron en protesta


Es otro asunto curioso. Lo he mencionado alguna
que otra vez, pero después de haber hablado ya de temas colaterales
como, por ejemplo, el reverso de la canción protesta (la canción
conformista-reaccionaria), creo que le toca el turno a aquellas
canciones que sin pretensión alguna, o, incluso en algún caso, con
pretensión totalmente inversa, consigue precisamente el efecto
contrario.

Para empezar, una cosa que ya os señalé, que es determinante para
este asunto: no es el autor el que hace realmente una canción protesta,
sino el público que la hace suya. De no haber sido por un público que
se sentía identificado, canciones como "Al vent" o "L’estaca" no
hubieran pasado de ser, respectivamente, una, una declaración de
sentimientos personal, y otra una especie de canción costumbrista que
habla del diálogo entre un abuelo y su nieto. Este efecto es, no sólo
importante, sino determinante, y afectó a canciones tan dispares y
diversas de una u otra manera, que necesita ser ejemplificado. La
cuestión es como un público, una audiencia o una sola persona puede
coger una canción y darle un sentido nuevo, bien explotando una línea
de la canción bastante secundaria, o con una mera palabra o nombre, o
convirtiendo a su sentido, mediante la ironía, en perfectamente lo
contrario. Por poner un ejemplo cercano, y aunque no sea parecido en
línea ideológica a lo que voy a demostrar, el
cómo ciertos manifestantes diametralmente opuestos en pensamiento a
Jarcha, usaron su "Libertad sin ira" en una manifestación, lo cual no
fue del agrado de uno de sus co-autores, Pablo Herrero. Pero rastreemos
casos más alejados en el tiempo y, por tanto, más interesantes.

En la primera posguerra, a los presos políticos, para hacerles un
adoctrinamiento (existe un viejísimo vídeo del NODO al respecto) se les
obligaba a cantar los himnos oficiales del régimen. No obstante, los
presos, irreductibles hasta la muerte, retorcían, casi
imperceptiblemente, la letra de los himnos (algunas de esas versiones
venían de antes), como el "imposible el alemán" que en principio había
nacido de una confusión lingüística sobre el verso "impasible el ademán" entre las clases humildes (y no tan
humildes), pero también cosas como "Caracol con la casita a cuestas" o, del himno carlista, "El Oriamendi",
"Por Dios, por la pata del rey…" o "si tu padre se tirara desde lo alto de un balcón, tú también te
tirarías por salvar la santa tradición" . Pero vamos a la música
meramente popular:

Comienzo, por seguir un orden cronológico, con una muy curiosa. Cantaba un cantante convencional como Bonet de San Pedro:

Rascayú, cuando mueras que harás tú.

Rascayú, cuando mueras que harás tú.

Tu serás un cadáver nada más.

Rascayú, cuando mueras que harás tú.

Oigan la historia que contóme un día

el viejo enterrador de la comarca.

Era un viejo al que la suerte impía

su único bien arrebató la Parca.

Todas las noches iba al cementerio

a visitar la tumba de su hermosa

y la gente murmuraba con misterio

"Es un muerto escapado de la fosa".

Rascayú, cuando mueras que harás tú.

Rascayú, cuando mueras que harás tú.

Tu serás un cadáver nada más.

Rascayú, cuando mueras que harás tú.

Hizo amistad con muchos esqueletos

que salían bailando una sardana

mezclando sus voces de ultratumba

con el croado de alguna rana.

Los pobrecitos iban mal vestidos

con sábanas que ad hoc habían robado,

y el guardián se decía con recelo


"Estos muertos se me han revolucionado"
.

Rascayú, cuando mueras que harás tú.

Rascayú, cuando mueras que harás tú.

Tu serás un cadáver nada más.

Rascayú, cuando mueras que harás tú.

Rascayú, Bonet de San Pedro, 1943.

Realmente, leyendo la letra se pueden hacer conjeturas. Seguramente
muchos reirían pensando que, por lo menos accidentalmente, ese Rascayú
no era otro que Franco. Por esa razón la canción fue prohibida por el
régimen. No sé mucho de este cantante, pero me da la impresión de que
no pretendía hacer ninguna broma de índole política. No obstante, la
resistencia tomó la canción para burlarse soterradamente del
"enterrador".

Otra canción que se ha prestado a las más diversas cábalas,
conjeturas e interpretaciones es "Libre", de Nino Bravo. Cuando cita
eso de la alambrada y otras cosas parecidas, los autores parecían
hablar de los países soviéticos. Otros dicen que los autores
enmascararon una crítica a la dictadura franquista haciendo como que
hablaban de la dictadura comunista. Lo raro es que nadie hubiera dicho
que no hablaba de alguien que estuviera al este del telón de acero,
sino al revés, al oeste (¿por qué no, cuando el concepto de "libertad"
estaba tan supeditado a las clases sociales, la ideología política y, en último término, a la economía
capitalista, autocrática o comunista?). Aunque en realidad, ese no es
estrictamente el caso. Independientemente del sentido real que tuviera
la canción (como el sentido que tenía "Libertad sin ira"), el caso es
que muchos antiguos anti-franquistas (independientemende de a lo que se
dediquen hoy) comentan que cuando la canción -permitida precisamente
porque parecía hablar del régimen comunista- sonaba en pubes y
discotecas, aprovechaban el tirón para desgañitarse cantando
"¡Libreeee! Como el sol de la mañana yo soy libreeeee!", ya que era
imposible que pudiera oírse en un lugar público como estos cualquier
otra cosa. Yo entiendo muy bien este caso: hace algunos años, cuando
casi por obligación teníamos que asistir a sitios -pubes y eso- en los
que la inteligencia musical caía sepultada en un mar de mal gusto, e
incluso algunos con una clientela muy poco recomendable, suponía un
desahogo (no sin cierta precaución) cantar a grito pelao aquello de
Mago de Oz de "¡Ponte en pie, alza el puño y ven!", ya que veías a
todos aquellos tíos de los que desconfiabas hacerlo (quizás ahí comenzó
mi alejamiento del grupo).
Pero hay casos más curiosotes. Los jóvenes más mayores recordaréis
cuando, debido a la presión del búnker, Pío Cabanillas fue cesado del
ministerio de Información y Turismo: un cese que fue protestado hasta
desde la oposición, pues este hombre había dado bastante libertad a los
medios de comunicación. El primero que lanzó la piedra contra los
"traidores liberales" del gobierno fue el ultra-ultra Blas Piñar, en un mitin de la agrupación (entonces no podía ser partido político) Fuerza Nueva, a raíz de la cual comienzan a ser cesados varios ministros de tendencia liberal: ¿sería ésta la razón por la que aquel día el director de TVE, hombre de
Cabanillas, ordenó la transmisión casi constante de una canción
bastante de moda por entonces que decía "En la fiesta de Blas todo el mundo salía con unas cuantas copas de más"?

Y ya para acabar, el último caso. Este caso es de cachondez
político-musical. A la Eurovisión de 1976, se envío como representación
española a Miki (ex de Miki y los Tonis) con una canción bastante tonta
que decía "Enséñame a cantar que tengo triste el corazón etc.".
Coincidía en aquellos días que se iban a producir las primeras
elecciones generales democráticas desde 1936, y las juventudes del
recién legalizado PCE se inventaron esta letra para aquella canción:
"Enséñame a votar,/ que no quiero que gane Alianza Popular".

Pues bien, he aquí los casos. Y es que, como dice el refrán, "el
español cuando canta, o anda jodío o poco le falta", y, claro,
entonces, cuando no podías entonar sin temor a las represalias diversas
ciertas canciones, siempre podías echar mano de alguna, cambiarle la
letra eventualmente o darle un sentido contrario. Incluso el muy
coreado "¡Que viva España!", con una cierta entonación despreciativa,
puede cambiar totalmente de sentido (fuera cual fuera este).