Archive for 3 de noviembre de 2007

Kiz Çocuğu


Este poema del gran poeta turco
Nâzim Hikmet es de una preciosidad incomparable. El poema toma voz en un niño
de 7 años que murió en el ataque a Hiroshima  y que está vagando por toda
la eternidad llamando de puerta en puerta, pidiendo la paz universal. Os pongo
el poema original, para aquellos que seáis o sepáis turco, a continuación la
traducción inglesa que hizo Pete Seeger para una canción de Judy Collins, y un
vídeo de esa canción; y, finalmente, la traducción al castellano de la versión
inglesa:

KIZ ÇOCUĞU


Kapıları çalan benim
kapıları birer birer.
Gözünüze görünemem
göze görünmez ölüler.

Hiroşima’da öleli
oluyor bir on yıl kadar.
Yedi yaşında bir kızım,
büyümez ölü çocuklar.

Saçlarım tutuştu önce,
gözlerim yandı kavruldu.
Bir avuç kül oluverdim,
külüm havaya savruldu.

Benim sizden kendim için
hiçbir şey istediğim yok.
Şeker bile yiyemez ki
kâat gibi yanan çocuk.

Çalıyorum kapınızı,
teyze, amca, bir imza ver.
Çocuklar öldürülmesin
şeker de yiyebilsinler.

Nâzim Hikmet

                      
[1956]


 

I come and stand at
every door
(The little girl)

I come and
stand at every door
But no one hears my silent tread
I knock and yet remain unseen
For I am dead, for I am dead.

I’m only seven although I died
In Hiroshima long ago
I’m seven now as I was then
When children die they do not grow.

My hair
was scorched by swirling flame
My eyes grew dim, my eyes grew blind
Death came and turned my bones to dust
And that was scattered by the wind.

I need no
fruit, I need no rice
I need no sweet, nor even bread
I ask for nothing for myself
For I am dead, for I am dead.

All that I
ask is that for peace
You fight today, you fight today
So that the children of this world
May live and grow and laugh and play.

Nâzim Hikmet
English translation by Pete Seeger

  

 

  

melodía:
"Great Selchie of Shule Skerry"
intérprete: Judy Collins

Vengo
y me quedo de pie en cada puerta,/ pero nadie oye mi paso silencioso./ Llamo y
todavía permanezco sin ser visto/ porque estoy muerto, porque estoy muerto.//
Tengo sólo 7 años aunque morí/ en Hiroshima hace tiempo,/ tengo 7 años ahora
como entonces,/ cuando los niños mueren no crecen.// Mi cabello se quemó por un
remolino de fuego,/ mis ojos se volvieron sombríos, mis ojos se cegaron,/ la
muerte vino y convirtió mis huesos en polvo/ y fueron dispersados por el
viento.// No necesito fruta, no necesito arroz,/ no necesito dulces, ni
siquiera pan;/ no pido nada para mí,/ porque estoy muerto, porque estoy
muerto.// Todo lo que pido es aquello para la paz./ Luchad hoy, luchad hoy/
para que los niños de este mundo/ puedan vivir crecer y reír y jugar.

Las fotos que podéis ver abajo pertenecen una a la guerra de Vietnam; la otra a niños de los campos de exterminio nazis.
En cuestión de si las víctimas son niños, lo de menos es la guerra que sea.

Fills d’Hiroshima


El jueves, 1 de Noviembre, falleció a los 92 años de edad Paul Tibbets, el piloto que arrojó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, en los días finales de la II Guerra Mundial.
Ésta no es una entrada de acusación, sino de expiación. Es posible que Paul Tibbets ni siquiera supiera que demonios llevaba; era tan nueva que tal vez él pensó que tiraría un par de edificios y poco más, aunque eso no fuera excusa. En ningún caso se puede echar toda la culpa sobre Tibbets, no. Desconozco si fue una buena persona o una mala persona, si era simpático o antipático, pero a lo largo de su vida siempre demostró su arrepentimiento por lo que hizo. No se le imputar a Tibbets la responsabilidad última, a fin de cuentas, él sólo fue nada más el dedo que pulsó el botón: el brazo fue el ejército y el cerebro el gobierno de Estados Unidos, que dio la orden neurálgica de la muerte. Por esa razón, no recordemos a Tibbets, pues estoy convencido de que no quería ser recordado por tan fatídico capítulo, sino a la población de Hiroshima.

Fills d’Hiroshima

Digueu el noms, fills d’Hiroshima,
els noms complets i a poc a poc.
Feu-vos presents a tot arreu,
i ompliu l’espai de l’univers.

Envaïu l’aire que respirem,
el sexe, els ulls, el nostre alè.
Burxeu la nàusea, al nostre instint,
i trasbalseu la nostra quietud.

Reagan, mal actor. Andròpov, policia.
Mals actors, mal teatre, mal públic, teló.

Feu-vos valents, fills d’Hiroshima,
des del temor del vostre infern,
per una humana convivència
pel somni ingenu de la pau.

Per una pau sense terror,
ja no és possible l’ambigüitat
contra el voltors, vells i carronyers,
obrim trinxeres, queda poc temps.

Reagan, policia. Andròpov, mal actor.
Mals actors, mal teatre, mal públic, teló.

Digueu els noms, fills d’Hiroshima,
ompliu l’espai que respirem.
Feu-nos valents, fills d’Hiroshima,

per una pau sense terror.

Decid los nombres, hijos de Hiroshima,/ vuestros nombres completos, y despacio,/ haceros presentes por doquier,/ llenad el espacio del universo.// Invadid el aire que respiramos,/ el sexo, los ojos, nuestro aliento,/ hurgad la náusea, en nuestro instinto/ y sacudid nuestra quietud.// Reagan, policía, Andropov, mal actor,/ malos actores, mal teatro, mal público, telón.// Hacednos valientes, hijos de Hiroshima,/ desde el terror de vuestro infierno./ por una humana convivencia,/ por el ingenuo sueño de la paz.// Por una paz sin terror/ ya no es posible la ambigüedad./ contra los buitres, viejos y carroñeros,/ abramos trincheras, queda poco tiempo.// Reagan, policía, Andropov, mal actor,/ malos actores, mal teatro, mal público, telón.// Decid los nombres, hijos de Hiroshima./ invadid el aire que respiramos,/ hacednos valientes, hijos de Hiroshima,/ por una paz sin terror.

Lluís Llach