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Ramón J. Sender, un intelectual ilegal


Ramón J. Sender, hacia estos añosA pesar de que la representación de intelectuales españoles, presididos por Julio Álvarez del Vayo (en sustitución de Valle-Inclán, ya bastante enfermo), paso por las sesiones que tuvieron lugar en el palacio de la Mutualité durante el Primer Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en París en la primavera de 1935, sin apenas pena ni gloria (y, debido a un fallo de cálculo en las intervenciones, su intervención se produjo gracias a la gentileza del escritor francés André Gide), y suscitó muchas críticas (del tipo, “no son todos los que están ni están todos los que son”, aunque Álvarez del Vayo mantuvo el tipo), muchas de las ponencias que se dijeron fueron reproducidas en la prensa liberal e izquierdista y tuvieron mucha repercusión entre la joven (y veterana) intelectualidad española de izquierdas. De entre ellos, le dio mucho que pensar al gran Ramón J. Sender, bien conocido autor de la novela Réquiem por un campesino español, quien en su revista Tensor reflexionaba acerca de la cultura española, llegando a conclusiones sorprendentes; las más importantes son: 1) que, por la evolución histórica nacional, la verdadera cultura española es la que está, por sistema, en un cierto margen de ilegalidad; y 2) que, ya que mucho se hablaba en el Congreso acerca de realismo literario, y sobre todo de realismo-socialista, si una literatura, una cultura, merecía estar allí y mejor representada (no es que tuviera nada –supongo- contra el socialista Álvarez del Vayo, pero éste no era un escritor, sino un político, y como dijo otro escritor –que no recuerdo-, lo que dijo Álvarez del Vayo estuvo bien políticamente, pero no literariamente) por méritos propios, ésa era la literatura y la cultura española. Sender se apoya en claros ejemplos de la cultura, como son Cervantes y su Quijote, las pinturas de Goya y Velázquez, la poesía de Quevedo, etc.

Traigo aquí una reproducción parcial de su artículo, “La cultura española en la ilegalidad”, reproducida en la gran obra de Manuel Aznar Soler I Congreso internacional de escritores para la defensa de la cultura (París, 1935). Se trata en realidad de una selección de párrafos, con mis notas, y las referencias a las páginas para su mejor consulta. Aquí, en la página del Instituto de Estudios Altoaragoneses, puede encontrarse una reproducción facsímil de dicha revista, en donde se recoge íntegramente este sesudo artículo:

http://www.iea.es/_docum/Rememoranzas_7.pdf

Las imágenes son un añadido mío para hacerlo más atractivo…

Ramón J. Sender:
La cultura española en la ilegalidad

«… La burguesía liberal entiende que la cultura es la aptitud de creación de los individuos y de los pueblos realizada en armonía con problemas y necesidades colectivos. Es, al parecer, la opinión del sector liberal burgués, que precisamente, se apoya en esa idea de la cultura como base de su idealismo. Lo que no hacen es pararse a analizar esos problemas y tendencias, y mucho menos sacarle las entrañas a esa expresión de “lo colectivo” donde les aguardan las contradicciones. Y es ahí [689] donde está toda la cuestión. La cultura es la lucha organizada por el dominio de la naturaleza. Donde comienza el hombre a percatarse de sus posibilidades en relación con un medio que ofrece resistencia y se une con otros para comprobar una misma experiencia, sacar una inducción y generalizarla, comienzan la cultura y la civilización.

image005-familia[Sobre un extracto de las conferencias de Santander, acerca del descubrimiento del fuego] «… El hombre nace con la primera inducción. No sabe lo que es el fuego; pero la experiencia le demuestra que en ciertas condiciones se puede conservar sin peligro, y que eso produce bienestar que ahorra esfuerzo. Para sostener y conservar el fuego lo rodea de maderas secas, lo cubre de cenizas, etc. Pero también tiene que rodear al fuego de una atmósfera imaginativa. Llena con supersticiones el vacío de todo lo que ignora en relación con el fuego. Se inventan mitos en cuya conservación nacen las religiones. “Entre el fuego y el mito del fuego” hay un espacio por donde anda a placer la imaginación del hombre primitivo. Con las primeras tribus salen convenios de asistencia y de defensa, y sobre ellos y sobre los hecho memorables de cada colectividad va fijándose una cierta filosofía moral rudimentaria que se expresa en la poesía u [sic.] en la danza –la danza de todos los pueblos primitivos son descriptivas-. Entre las costumbres y la poesía, entre el trabajo y la danza, el hombre primitivo va y viene identificado consigo mismo y con la vida.»

(…)

690

«La cultura es el proceso que lleva el mito del fuego hasta la moderna termodinámica, la canción berberisca a la “Revue du Monde Musulman” y la poesía del camino comunal a la propiedad privada*, a las fórmulas jurídicas del Corán, hasta –en nuestros días- el Derecho foral aragonés y, finalmente, hasta las pistas soviéticas. “El paso de lo mostrenco a la propiedad privada y después a la social y colectiva.” Adheridas a cada paso quedan reminiscencias. El fuego en las hogueras de San Juan y en el mito guerrero del soldado desconocido. El camino en las abstracciones líricas de los poetas y la rueda, aliada eterna del camino, en el 2πr, fórmula matemática. Ese proceso es, a mi entender, la cultura, y en todo eso hay unidad y continuidad. Por esa unidad y continuidad, los esclavos, los explotados, las clases populares y, por fin, el proletariado, lo han hecho casi todo. Con la vigilancia, la amenaza y la lucha, porque a veces las clases dominantes han tratado de romper la continuidad –el nacionalsocialismo hoy en Alemania- y lo han conseguido. (…) Ese proceso, que se ha ido cumpliendo de manera más o menos accidentada en los países que hoy representan la civilización, lo vemos a lo largo de la historia de España falto de unidad y de continuidad, forzado y contrahecho por las clases dominantes. El empuje de abajo ha impedido, sin embargo, que quedáramos en una situación parecida a la de Marruecos con nuestras cabilas alrededor del santón, del marabú o del kader. El feudalismo y la burguesía tuvieron que ir cediendo una y otra vez. Pero el mismo atraso que se da en las formas sociales se da en la cultura en relación con Francia, Inglaterra, Holanda. El secreto está que en la burguesía española no ha hecho aún su revolución y vivimos una prolongación forzada y anacrónica del feudalismo.

idiomavalenciaMOZARABES«La historia de la cultura es siempre, naturalmente, un poco la historia de la barbarie. En el caso nuestro es la historia de la barbarie de las clases dominantes bajo la que palpita la necesidad de libertad de pensar, de organizar, de crear, del pueblo. Es la relación simple y obstinada de un proceso de represión de las tendencias sociales racionales, cultas, que nacen en el pueblo al lado de los avances económicos y que exigen la continuidad. ¿Tendencias cultas en el pueblo? Efectivamente. En la Edad Media hay un desbordamiento de formas populares en el arte, en las relaciones sociales, en el pensamiento. [para Sender eran formas que venían de la época prerromana, desde los [691] berberiscos de África del Norte, que los romanos asimilaron, respetaron los árabes y visigodos, y desaparecieron con la derrota de Villalar, y que «Sólo se quisieron destruir a partir de la unidad nacional y de los Reyes Católicos»]

[En muchos aspectos, la Edad Media española se adelantaba a la Revolución Francesa]:

«… En la poesía, en las artes, en el comercio, la libertad daba excelentes frutos. La pasión de la libertad y de la igualdad no nos vienen a nosotros de la Revolución francesa, sino del Atlas. Un estudio severo de esta cuestión resolvería casi todas las confusiones que conturban hoy a los republicanos.»

691-692

Explica cómo el feudalismo visigótico y la iglesia acaban con las instituciones, concejos y asambleas democráticos de los hispano-romanos, que fueron respetadas por los invasores árabes, no obstante (en donde encontraron un refugio contra las pretensiones visigóticas); también de cómo Isidoro de Sevilla protesta al rey Sisebuto, en nombre de la “dignidad del hombre”, la represión contra el pueblo que se oponía a estos cambios. Es un proceso que culmina en 1521:

692

«… Pero nobleza e Iglesia se llenan por fin de razón ante el levantamiento de los comuneros, de donde parte toda la tragedia popular de España. Iglesia, monarquía, nobleza se unieron apretadamente para imponer por el terror un estado europeo compacto. Y la primera consecuencia del terror fue, como siempre, “envilecer e incapacitar al pueblo”. Allí comienza la decadencia, que llega sin interrupción hasta finales del XIX, en que se agita otra vez el país trabajador por la reconquista de sus órganos democráticos, sobre todo en Barcelona y Levante, que son las zonas del capitalismo precoz.

Torquemada«El desbordamiento de formas populares antes de la Edad Media y en ella produce un arte espléndido, desde la artesanía –alfares, cueros, tejidos, aceros- hasta la poesía y la filosofía. (…) Antes aun de existir la Inquisición se comprenderá que la represión de estas tendencias no habría de ser muy difícil. “Quisieron ahogarlas, pero la corriente socavó y logró abrir un cauce subterráneo.” Ése ha sido ya siempre, sobre todo a partir de la unidad nacional y del Estado, el camino de nuestra verdadera cultura. Sobre ella reinaba despóticamente la superstición, la barbarie metafísica religiosa, que cuando hablaba de cultura quería asimilarse en el prestigio de una lengua muerta las glorias del latinismo… Esa desviación hace que la cultura haya estad desde Ramón Llull en la ilegalidad. Al hablar, pues, de la defensa de la cultura en España nos tenemos que referir a “la conservación de posiciones mínimas frente al Estado”, que representa todavía normalmente la barbarie, más que a la defensa de una cultura en vigencia. Desde antes del Poema del Cid, la cultura es ilegal y se desarrolla cayendo en constantes accidentes y sufriendo largos eclipses. Lo que se impone como cultura no es sino una anticultura teológica, mística y dogmática. La identidad, advertida a tiempo por Carlos V, de los movimientos religiosos (la Reforma, en Alemania) con las revoluciones populares de las que son sólo su disfraz, hace que toda la fuerza del naciente Estado caiga sobre las manifestaciones espontáneas del pensamiento, y especialmente sobre aquellas en las que se trasluce la tendencia a la creación popular. [693] [culpa del atraso cultural a la Iglesia: a Torquemada y a Cisneros especialmente, que presidieron la quema de libros] (…) La salida de la Edad Media se caracterizó por la asfixia de los movimientos y tendencias populares que, bajo la libertad de cultos y de creencias de los árabes –unida a los cuales va la libertad de comercio-, tendían a la consolidación de una nacionalidad o un conjunto de nacionalidades que hubiera hecho de la Península el país más culto y más rico de Europa. La destrucción de lo que pudo haber sido la base de una cultura autónoma iba paralela a la represión de cualquier manifestación de pensamiento no controlada directamente por la Iglesia. (…)

"La Expulsión de los Sefardíes", Emilio Sala, s. XVII«Contra la corriente popular, antes y después de la expulsión de árabes y judíos, el feudalismo y la Iglesia, que veían el peligro y lo comprobaron después en la Reforma, desencadenan las furias organizadas de la Inquisición. (…) [694] [grandes empresas de telas en Sevilla, Cataluña y Levante entre el siglo XIII y el XV] Las bases de una burguesía con sus libertades económicas y políticas las teníamos en todo el litoral mediterráneo en esas zonas es donde la República democrática tiene una base popular más efectiva. En el terreno ideológico, la misma fusión del espíritu oriental y judío que se ve en el comercio, enlaza sin violencia con las corrientes del Norte –el humanismo liberal- (…) “todo el pensamiento mediterráneo y oriental”, coincidiría en España con el liberalismo de los humanistas a través del recodo del Renacimiento. Este pensamiento herético, que iba de acuerdo con el rápido desarrollo de las condiciones económicas hacia formas burguesas, fue reprimido, perseguido y, finalmente, destruido. (…) Pero lo cierto es que, a partir de la unidad nacional, la monarquía, los señores feudales y la Iglesia poseen la fuerza económica, las armas, el fuego temporal y el eterno, y todo español cuyo pensamiento trasciende con una fuerza de proyección sobre su tiempo es perseguido y destruido si no se aviene con la teología tomista o la mordaza. El feudalismo y la Iglesia se proponen que España no entre en el período de libertad de conciencia y de libertad de comercio que ha creado en otros países una burguesía fuerte, porque temen a esa burguesía, que ha de desplazarles. (…) [a los escritores de esta época, como Fray Luis de León] se les condenaba, como a Santa Teresa y a San Juan [695] de la Cruz, por su realismo, siquiera fuera una simple expresión realista de “lo divino”. Todos ellos conocieron la persecución. Los poetas se tragaban sus versos y los filósofos desviaban su pensamiento bajo el terror, hasta –por ejemplo- el quietismo suicida de Miguel de Molinos.

Manuel Picolo López, "Batalla de Villalar"«Sofocando el movimiento de los comuneros en Villalar y aniquiladas por el fuego sus raíces, la monarquía feudal y la Iglesia se sintieron vencedores. Pero el pensamiento prohibido, el espíritu perseguido, eran muy fuertes en el pueblo. Bajo las formas de judaísmo, herejía, ateísmo, paganismo, había mil matices de rebeldía que mantenían viva la llama del espíritu popular y que, bajo la fuerte caparazón de la teología, representaban con hechos aislados en las letras y en las artes “la continuidad de nuestra cultura” [ejemplo: presencia de desnudos femeninos, a veces lascivos y otras pornográficos, en las sillerías de casi todos los coros catedralicios] (…)»

695-696

Ejemplos en la literatura: poetas populares como el Arcipreste de Hita, La Celestina, El Lazarillo, Quevedo…

696

Marcelino Menéndez Pelayo«… Que esas mentalidades [con el ejemplo del jesuita padre Garav, calificador del Santo Oficio, que describía en sus La fe triunfante en Quatro autos (Mallorca, 1691) algunos autos de fe con cierto sadismo] sean “lo culto” en la España del siglo XVIII, cuando Cervantes escribe en la cárcel el Quijote y hace decir a Sancho con esa amargura cautelosa que impregna toda la obra: “Más valiera que dejáramos las caballerías y nos metiéramos a frailes”, porque doscientos azotes representan en la sociedad de entonces más que “dos mil lanzadas” y que cualquier otro género de heroísmo; cuando Quevedo huye de la justicia con sus manuscritos; cuando allí donde aparece una manifestación del genio popular contra Aristóteles –contra el estado aristocrático y la esclavitud-, contra San Agustín, contra [697] Santo Tomás, va a dar en la cárcel o en la hoguera. Que los millares de padres Garav que pueblan España y a quienes Menéndez Pelayo disculpa en nuestros días*, representen la cultura –y que la represente hoy Menéndez Pelayo- explica la decadencia desde el siglo XVI a principios del XX. Por tres cosas se luchó a lo largo de todo ese periodo: “por la libertad de pensamiento y de comercio, por la autonomía jurídica y por la autonomía e independencia de las formas de pensamiento y de arte”. Otros tres fenómenos se oponían: “catolicismo –inquisición-, civilismo romanista –cesarismo- y universidades orientadas exclusivamente a la imitación de lo clásico”. Nadie se atrevía a hacer otra cosa. Escribir en romance era un signo de incultura, y sólo se atrevían a hacerlo atrincherando la prosa en citas latinas y griegas.

Larra«… Ya en el siglo XIX los reyes que venían sosteniendo el equilibrio interior amenazando a la nobleza con el pueblo, culpando ante el pueblo a la nobleza y aliándose con uno o con otro según la fuerza y la dirección de las presiones, recurrían, cuando el equilibrio se hacía insostenible, a la ayuda de Roma y de alguna corte europea, y a lo largo del siglo XIX intentó dejar el paso a una burguesía débil, desorganizada y lo bastante separada del espíritu popular para no atemorizar a las capas religiosas y feudales. Burguesía educada en conventos, que leía ediciones “expurgadas” del Quijote y que guardaba bajo llave los “libros profanos”, dejando sólo al alcance de la mano los de historia sagrada, de exégesis teológica o de devoción. En los escasos paréntesis en que la burguesía ocupó el poder, o se incorporó al plano feudal o tuvo que dejarse vigorizar por la influencia popular. Una parte de la burguesía, polarizada hacia las corrientes democráticas de la Revolución Francesa, se identificó con el pueblo. (…) El panorama de la cultura, entonces, aún después de abolida la Inquisición, no puede ser más triste. Representa la filosofía española un cerebro obstinado que sigue machacando el hierro ya frío del tomismo –Balmes-; el “lozano” misticismo castellano, el padre Claret. La poesía, un decadente neoclasicismo a través de formas francesas que va a desembocar en el romanticismo después de la fecunda y agitada vida de Moratín –persecución, destierro, etc.- y la no menos agitada de Juan N. Gallego, que tiene que refugiarse en Barcelona, al amparo del Ejército francés que la ocupa, para huir de las iras del rey y de una Iglesia a la que pertenece –era arcediano en Valencia-. [698] Sigue, como en los siglos anteriores, la cultura en la ilegalidad. (…) Después de esta etapa y del suicidio de Larra –talento de primera fuerza, infundido de esencias populares y con una fuerte base de humanidades, que dice: “escribir en España es llorar”-, se entra en un romanticismo imitativo y engolado que cuenta en su haber un gran poeta –Zorrilla- que identifica lo popular con los aristocrático (de ahí su gran éxito conformista) y otros astros menores que viven entre conspiraciones, fugas y romances descriptivos y que a veces, como sucede con Espronceda, representan no la cultura liberal francesa, sino las formas más avanzadas del espíritu popular con sus matices locales y el vigor desconcertado y desigual que se produce bajo un régimen de terror. (…)

Valle-Inclan«Los libros que podían en aquel tiempo representar la cultura eran perseguidos, aun estando en el poder de la burguesía, si no por el Estado, por su estructura superior católica. Hasta hace veinte años estaba prohibido el Quijote sin enmiendas, La Celestina, el Buscón. Y no hablemos ya de los escritores de la época, de los que sólo se salvaba el padre Coloma. No eran prohibiciones sectarias de un grupo religioso, sino del sector social en el que la Iglesia ejercía su dictadura. (…) Sólo autorizaban los curas cierta libertad en las bibliotecas de algún terrateniente. Se han entendido siempre muy bien con ellos, “porque saben que llevan su suerte unida”. Así, a los propietarios feudales les permitían bromas espirituales que de ningún modo toleraban a los burgueses, ni menos al pueblo. Todavía existen hoy, y no sólo en los pueblos, sino en las ciudades, millares de hogares donde se queman los libros de Pérez Galdós, primer novelista burgués español. En estas condiciones, la “generación del noventa y ocho” presenta dos casos de burgueses de raíz a un tiempo popular y culta: Ganivet y Costa. (…) [699] En la frase de Costa: “política de calzón corto”, de pequeños campesinos, estaba la expresión de un movimiento antifeudal y de una cultura no teológica; el mismo movimiento interrumpido en Villalar con la derrota de los comuneros, resucitado parcialmente hasta hacerse la ilusión de estar en el poder con Jovellanos y Aranda, y reanudado sin éxito a lo largo de todo el siglo XIX. Pero la “generación del noventa y ocho” no la definen Ganivet y Costa, que representan lo más vigoroso y vital y ascendente del pensamiento popular –del pensamiento culto sintonizado con el sentir y el querer del pueblo-, sino Unamuno, Baroja y Azorín. A estas fechas hay que suponer que han dado ya lo más característico de su obra. El primero representa la descomposición de la metafísica medieval. Su resentimiento con Cervantes procede de que Cervantes trató de realizar la liquidación del feudalismo en el Quijote, y lo hizo sin ninguna solemnidad, sacando con la fuerza del genio, sin pretenderlo y sin sospecharlo, a sus dos tristes campeadores del marco de los acontecimientos, proyectándolos en libertad sobre el mundo y los tiempos. Unamuno ha tratado de hacer lo mismo con una solemnidad rectoral, alardes de griego y latín, y dando a su pensamiento, adrede y por fuerza, una falsa proyección sobre el mundo y los tiempos. Con eso ha sucedido que se queda toda la obra de Unamuno en la representación escrita de un fenómeno particular: “la liquidación de un pensamiento feudal rezagado”. Los otros dos escritores caracterizados del 98, sobre todo Baroja, ofrecen un fenómeno mucho más interesante, porque afecta a la médula y a las contradicciones entrañables de nuestro tiempo: la descomposición del idealismo burgués “antes de que haya llegado a tener un vigor mínimo” en la sociedad a la que pertenece el escritor. A Azorín le distingue tal cual tendencia episódica –pero que revela una sensibilidad fina y sana- a identificarse con el sentimiento popular. Es a esa zona del sentimiento popular a la que lleva los episodios más duros de la lucha de clases, tratándolos con un liberalismo humanitario fiel en el fondo a la idea de que el progreso humano no debe detenerse ante ningún prejuicio histórico de conservación. Los casos de Valle-Inclán y Antonio Machado son muy diferentes. Algún día se hará el estudio de la espléndida obra de Valle-Inclán, donde se ve la esencia popular concentrada y sublimada en el camino oculto que corre a lo largo de los últimos cuatro siglos, para reaparecer hoy con su realismo alucinante, buscando los rasgos genuinos de toda la ruina feudal, religiosa y militar. Antonio Machado es también un caso dispar del 98. Su lirismo rebasa el fenómeno social y filosófico al que sirven de distintas maneras Unamuno y Baroja: la metafísica religiosa en quiebra y el idealismo burgués, que no basta, que puede instaurarse y al que así y todo hay que atenerse. Esta literatura ha sido recibida por los sectores liberales de la burguesía con desconcierto y animadversión, y por los reaccionarios, con la escama del agonizante al que le ofrecen un espejo. Alguno de los escritores nacidos bajo el mismo signo, como Maeztu, han huido de esas complicaciones líricas y metafísicas de una tendencia decadente irremediable y tratan de ahuecar la voz y erguir el torso reanimados por la inyección católica e imperialista y por ese falso cinismo que en estos tiempos acompaña a esa actitud en los intelectuales. Todos fueron populares por el “acento de protesta” que tuvieron sus escritos un día. Hoy se sostienen en la atención de las gentes por la intervención de factores negativos: homenajes y condecoraciones. [700] (…) Así y todo, ha hecho falta la instauración de la República para que esos escritores fueran sentados a la mesa de las clases dominantes: academias, homenajes, etc. Ninguno de ellos, exceptuando quizá a Unamuno y a Baroja, está seguro de no conocer todavía la cárcel. En el caso de Valle-Inclán, sería una reincidencia. Cuando las clases feudales estaban en el poder francamente, sin el disfraz democrático, con Primo de Rivera, fue encarcelado gubernativamente. Vuelvan o no a ser perseguido, pueden estar seguros de que o les leerá el pueblo o no les leerá nadie. Menos a Unamuno, que no interesa sino a los curas valientes, a los que se visten de paisano una vez por semana para salir de noche.»

(…)

701

n092p02b«En estas condiciones [las de la II República, 1935], ¿qué decimos nosotros al hablar de la defensa de la cultura? No podemos hablar de una cultura en vigor, porque lo que nos rige –hará falta repetirlo- es una tendencia restrictiva y coercitiva contra la cultura. (…) Se ha echado del Teatro Español a una empresa acusada de izquierdismo, y lo más avanzado que ha puesto en escena ha sido Fuenteovejuna de Lope de Vega. (…) Con respecto a la libertad de pensamiento, tenemos la censura previa, y ha sido posible la muerte alevosa de un escritor de izquierdas, Luis de Sirval, sin que los tribunales reconozcan en el delincuente sino una imprudencia. Políticamente, dicen de Azaña, muy serios, que es un bolchevique.

«… No se trata de defender los fueros conquistados por la cultura, sino de infundir energía a la cultura que lucha en España hace siglos por desplazar a la teología y a la metafísica, y que sin perder ni la claridad de perspectivas ni la energía ascendente, atraviesa períodos de asfixia como el presente, durante los cuales vuelven a nuestra atmósfera los fantasmas, los grilletes, las hogueras y los silogismos. La cultura está en la ilegalidad. Tiene su campo entre el proletariado intelectual, formado por profesores, médicos, escritores y empleados identificados, consciente o inconscientemente, con la idea del progreso y, por tanto, con los intereses de la clase obrera. La cultura en la ilegalidad no hace sino continuar la tradición de las letras españolas. Desde el Arcipreste de Hita hasta nuestros días, pasando por Rojas, Cervantes, Quevedo, por los neoclásicos y los románticos y por la llamada generación del 98, la posición del hombre de pensamiento ha sido siempre de protesta y lucha. Todos los que han dejado una huella firme en nuestra cultura, en la cultura, se familiarizaron en España con la cárcel. No pocos cayeron en la horca o en la hoguera. De ahí viene el desdén de las [702] clases dominantes por el hombre de letras que procede del pueblo y en el que supone una posición disconforme. Sólo tolera las letras en el canónigo o en el duque. “Lo demás es gente de sambenito y coroza”. Y tiene razón. Les asisten quince siglos de experiencia.

«Ante el Congreso de París nosotros decimos: defenderemos la cultura que aquí es ilegal, porque, identificada con el progreso, lucha por alcanzar nuevas formas. Lucharemos en la vanguardia de la cultura española, que no ha podido aún posiciones básicas. Y en todos los casos defenderemos las conquistas de libertad, dignidad del hombre y del pensamiento del hombre, que con el disfraz farisaico de la cultura y de la civilización, hacen ver que nos conceden las clases opresoras, cuando las ha conquistado el pueblo, las masas trabajadoras, con sangres de su corazón y, lo que vale más, con el sacrificio, a través de los siglos, de sus mejores inteligencias.»

Tensor, Madrid, número 1 y 2, agosto de 1935, pp. 1-21.

Manuel Aznar Soler I Congreso internacional de escritores para la defensa de la cultura (París, 1935). Volumen II, Apéndices; apéndice II: “Dossier español del I Congreso”, pp. 688-702


* Leyenda de las tribus Bakuba del Este de Congo, recogida en La cultura como ser viviente de León Frobenius; en este libro, pp. 689-690.

* N10: «“¿Qué hacer en tal conflicto y con tales enemigos?” (se refiere a la exuberancia del genio popular y a los “enemigos” que traen de la Edad Media formas de cultura antiteológicas). “El espíritu de propia conservación se había impuesto a todo, y para salvar a cualquier precio la unidad religiosa y social había surgido en todos los espíritus el pensamiento de la Inquisición”. Menéndez Pelayo: Heterodoxos españoles, II

“No quiere a tiranos obedecer ni a nadie esclavizar.” (Aniversario del triunfo del Frente Popular Español, 16-feb.,1936)


Cartel del Frente Popular16 de Febrero de 1936: el Frente Popular español, coalición de, si no todas, la mayoría de las agrupaciones de izquierdas españolas, gana las elecciones generales y, por primera vez en la historia, concurren en el gobierno las más diversas corrientes progresistas, una amalgama de partidos y colores que iban desde los liberales de izquierda (con el presidente Manuel Azaña), pasando por los comunistas de diversas tendencias, hasta anarcosindicalistas y cristianos progresistas. Pero antes, volvamos un poco atrás.

La propaganda del Frente Popular giró en torno a la amnestía de los detenidos de AsturiasEn 1935, preocupados por el ascenso de movimientos fascistas en muchos países, un grupo de intelectuales, principalmente franceses, con el precedente de varios congresos intelectuales anti-belicistas y revolucionarios, deciden celebrar en París un congreso de intelectuales al que asistieran todos los intelectuales posibles de tendencias anti-fascistas de todo el mundo: y así se celebró el I Congreso Internacional de Intelectuales para la Defensa de la Cultura. Entre las resoluciones tomadas, destacan dos: la unidad de criterio y acción de los intelectuales anti-fascistas, materializada en las distintas delegaciones de la Asociación Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (AIDC), también conocida como Alianza de Intelectuales Antifascistas, que de allí surgió, y, en consecuencia, la petición y el apoyo a las fuerzas democráticas opuestas al fascismo de sus respectivos países para formar coaliciones políticas integradoras de todas las fuerzas progresistas que pudieran hacer frente tanto al auge del fascismo como a la deriva fascistoide de los partidos conservadores: los Frentes Populares, de los cuales, uno de los primeros en formarse fue el de Francia, con León Blum al frente.

Celebracion_de_la_victoria_electoral_del_Frente_Popular_en_MadridEn España, gobernada por entonces por el bloque derechista CEDA, también existía ese apremio: tras la Revolución de Asturias, se desata una cruenta represión contra las fuerzas, no sólo revolucionarias, sino también liberal-burguesas de izquierdas: los mineros asturianos eran torturados en las cárceles, pero también escritores y periodistas como Luis de Sirval, salvajemente asesinado, y Javier Bueno, brutalmente torturado (véase: http://www.asturiasrepublicana.com/criticagordon3.html); a la par que se impone una especie de absurda censura y se busca a ciertos “responsables”: la guardia civil hacía acto de presencia en la casa de Arturo Serrano Plaja (si no me equivoco), quien se encontraba en París, y Antonio Espina era encarcelado, respondiendo a una denuncia de la Alemania nazi, por escribir un artículo contra Hitler (!).Por éstas y otras razones naturales, los intelectuales españoles apoyan abiertamente la candidatura del Frente Popular español, presidido por Manuel Azaña. Sus reformas y el decreto de sus leyes, arriesgadas y progresistas, despertaron “miedos” en la reacción española, que, como ya sabéis, comenzó con el El logo y la bandera del Frente Popular se correspondía también con el emblema adoptado por la AIDC y, posteriormente, por las Brigadas Internacionalesplan que tenían ya trazado probablemente desde el 34, estando casi todos ellos a sueldo del duce de Italia… Por otro lado, la presencia del PCE despierta en diletantes y aspirantes a historiadores la curiosa teoría de que el Frente Popular quería instaurar una dictadura estalinista: sencillamente, no los creáis.

Muchos de los Frentes Populares internacionales adoptaron por canción la Einheitsfrontlied, “canción del frente unido”, escrita por Bertolt Brecht y compuesta por Hanns Eisler en su exilio inglés en el año de 1934, es decir, un año antes del congreso de los intelectuales, y que fue cantada por el tenor Ernst Busch:

Einheitsfrontlied

(o Das Lied von der Einheitsfront)

Und weil der Mensch ein Mensch ist,
drum braucht er was zum Essen, bitte sehr.
Es macht ihn ein Geschwätz nicht satt,
das schafft kein Essen her.

Drum links, zwei, drei!
Drum links, zwei, drei!
Wo dein Platz, Genosse, ist!
Reih Dich ein in die Arbeitereinheitsfront,
weil auch Du ein Arbeiter bist.

Und weil der Mensch ein Mensch ist,
drum braucht er auch noch Kleider und Schuh’.
Es macht ihn ein Geschwätz nicht warm
und auch kein Trommeln dazu.

Drum links, zwei, drei!
Drum links, zwei, drei!
Wo dein Platz, Genosse, ist!
Reih Dich ein in die Arbeitereinheitsfront,
weil auch Du ein Arbeiter bist.

Und weil der Mensch ein Mensch ist,
drum hat er Stiefel im Gesicht nicht gern,
er will unter sich keine Sklaven sehn
und über sich keinen Herrn.

Drum links, zwei, drei!
Drum links, zwei, drei!
Wo dein Platz, Genosse, ist!
Reih Dich ein in die Arbeitereinheitsfront,
weil auch Du ein Arbeiter bist.

Und weil der Prolet ein Prolet ist,
drum wird ihn kein anderer befrein,
es kann die Befreiung der Arbeiter nur
das Werk der Arbeiter sein!

Drum links, zwei, drei!
Drum links, zwei, drei!
Wo dein Platz, Genosse, ist!
Reih Dich ein in die Arbeitereinheitsfront,
weil auch Du ein Arbeiter bist.

Canción del Frente Unido

Un hombre es sólo humano,/ debe comer antes de poder pensar./ Las palabras bonitas son solamente aire vacío/ y no su comida y bebida.// Entonces, ¡izquierda, derecha! Entonces ¡Izquierda, derecha!/ Hay un lugar, camarada, para ti,/ marcha con nosotros en el frente unido de los trabajadores;/ porque tú también eres un trabajador.// Un hombre es sólo humano,/ preferiría no tener botas en su cara./ No quiere esclavos a su señal y orden,/ ni la vida por gracia del amo.// [estribillo]// Y ya que un obrero es un obrero,/ ninguna clase puede liberarle salvo la suya;/ “La emancipación de la clase obrera/ es la tarea exclusiva de los obreros”// [estribillo]

Traducción sobre la traducción inglesa en

http://www.antiwarsongs.org/canzone.php?lang=it&id=9297&all=1#last

Bertolt Brecht – Hans Eisler

La canción fue, entonces, traducida y adaptada a diversas lenguas, para sus respectivas coaliciones o movimientos revolucionarios. Al inglés (traductor/ adaptador desconocido), de la que sólo he encontrado esta interpretación soberbia, pero sólo musical, a cargo de Charlie Haden y su Liberation Orchestra, en 1969:

Song of the United-Front

And just because he’s a human
a man would like a little bite to eat,
he wants no bull and a lot of talk,
that gives no bread or meat.

So left, two, three!
So left, two, three!
To the work that we must do.
March on in the workers united front,
for you are a worker too.

And just because he’s human
he doesn’t like a pistol to his head,
he wants no servants under him
and no boss over his head.

[estr.]

And just because he’s a worker
the job is all his own,
the liberation of the workingclass
is the job of the workers alone.

[estr.]

Canción del Frente Unido

Y sólo porque es humano/ a un hombre le gustaría un bocadito para comer,/ no quiere bula ni tanta charla,/ que no da ni pan ni carne.// Entonces ¡izquierda, dos, tres!…/ Al trabajo que debemos hacer./ Marchemos en el frente unido de los trabajadores,/ porque tú eres un obrero también.// Y sólo porque es humano/ no le gusta tener una pistola apuntándole a la cabeza,/ no quiere sirvientes bajo él/ y ningún patrón sobre su cabeza.// Y sólo porque es un obrero/ el trabajo es toda su posesión,/ la liberación de la clase obrera/ es el trabajo exclusivo de los obreros…

Ernst Busch (editor): Cancionero de las Brigadas Internacionales. Reeditado por Nuestra Cultura, 1978, p. 51

… Al francés (¿por Romain Rolland?):

Chant de Front Populaire

L’homme veut manger du pain – oui!
Il veut du pain trois fois tous les jours!
Du pain et pas de mots ronflants,
du pain et pas de discours!

Marchons au pas, marchons au pas,
camarades, vers notre front!
Range toi dans le front de tous les ouvriers
avec tous tes frères étrangers.

L’homme veut porter des bottes – oui!
Il veut avoir bien chaud tous les jours,
des bottes aux pieds en bon gros cuir,
des bottes et pas de discours!

[Refrain]

L’homme veut avoir des frères – oui!
Il ne veut pas d’coups d’poings ni d’éperons
Il veut des hommes et pas de messieurs,
des hommes et pas de patrons!

[Refrain]

Tu es un ouvrier – oui!
viens avec nous, ami, n’ai pas peur!
Nous allons vers la grande union
de tous les vrais travailleurs!

[Refrain]

Canción del Frente Popular

El hombre quiere comer pan, ¡sí!/ ¡Quiere pan tres veces todos los días!/ Pan y no palabras rimbombantes,/ ¡pan y no discursos!// ¡Marchemos al paso, marchemos al paso,/ camaradas, hacia nuestro frente!/ Sitúate en el frente de todos los obreros/ con todos tus hermanos extranjeros.// El hombre quiere llevar botas, ¡sí!/ Quiere estar bien caliente todos los días,/ botas en sus pies de buen cuero grueso,/ ¡botas y no discursos!/// El hombre quiere tener hermanos, ¡sí!/ No quiere golpes puños ni espuelas/ Quiere hombres y no señores,/ ¡hombres y no patrones!// Eres un obrero, ¡sí!/ Ven con nosotros, amigo, ¡no tengas miedo!/ ¡Vamos a la gran unión/ de todos los auténticos trabajadores!

Ernst Busch (editor): Cancionero de las Brigadas Internacionales. Reeditado por Nuestra Cultura, 1978, p. 66

En España, fue el poeta José Herrera Petere el encargado de hacer una traducción/ adaptación que fue cantada, de nuevo, por Busch, en esta versión que integra las versiones española, inglesa, francesa y alemana:

Canción del Frente Popular

Y como ser humano
el hombre lo que quiere es su pan.
Las habladurías le bastan ya,
Porque éstas nada le dan.

Pues, un, dos, tres,
Pues, un, dos, tres.
Compañero, en tu lugar!
Porque eres del pueblo afíliate ya
En el Frente Popular.

El hombre por ser hombre
La libertad anhela conquistar.
No quiere a tiranos obedecer
Ni a nadie esclavizar.

[Estribillo]

Despierto está el fascismo,
despierto brilla y sangra su puñal.
¡Atrás la muerte y la opresión
unidos todos luchad!

¡Nunca jamás
nunca jamás
el fascismo pasará;
es viva muralla de la libertad
nuestro Frente Popular!

Herido está el fascismo,
herido por el Frente Popular,
¡es imposible resistir
la fuerza de la unidad!

[Estribillo]

Ernst Busch (editor): Cancionero de las Brigadas Internacionales. Reeditado por Nuestra Cultura, 1978, p. 24.

Otra versión, algo más libre en su adaptación, fue la de Félix Vicente Ramos, recogida en el disco Canciones de lucha, grabado originalmente en Valencia en 1937:

Canción del Frente Popular

En pie esclavos del mundo
dispuestos al fascismo aniquilar
nuestro esfuerzo fecundo es
la lucha en pro de la paz

Luchad, luchad
con gran tesón
por la solidaridad
reforzando las filas con ilusión
en el Frente Popular.

Será España la antorcha
que al mundo proletario alumbrará.
En esas llamas rojas
el fascismo se abrasará.

Luchad, luchad
con gran tesón
por la solidaridad
reforzando las filas con ilusión
en el Frente Popular.

¡Uníos, proletarios!
diría a los oprimidos Carlos Marx.
Si viviera el apóstol
gritaría: ¡Unidad!

Luchad, luchad
con gran tesón
por la solidaridad
reforzando las filas con ilusión
en el Frente Popular.

http://www.altavozdelfrente.org/index.php?option=com_content&task=view&id=21&Itemid=30

Y en muchas otras lenguas, por supuesto, como puede ser esta versión al griego cantada por Maria Farantouri:

Rafael Alberti’s “Nocturno”; sung by Paco Ibáñez


Rafael Alberti reading his poems to the V Regiment (February, 1936)One of the best poems by Rafael Alberti, writen in the years of the Spanish civil war. For better understanding of the poem, we must know some things: The Spanish intellectuals (poets, writers, painters, philosophers, musicians, singers…) made a great labour during the Spanish Second Republic (1931-1939), as in its come as in its development. The most of the intellectuals had left-handed politicals positions (marxism, communism, anarquism, democrats…), like many other writers along the whole world: against imperialsm, capitalism, fascism, etc.; so they made a laudable work for educating a people traditionally illiterate, in a society mostly agrarian yet, in the cultural programs of the first Gobernment or by their own. Along these years, the Spanish intellectuals were very active in the socials affairs; between 1934-1936, when the Right won the elections, and then occured the Revolt of Asturias (1934), intellectuals denounced the fascists ways of this gobernment; at the same time, a little of them take part in the I Writers International Congress (Paris, 1935), in which writers from the whole world came to denounce fascism (Mussolini in Italy, Hitler in Germany, and also Greece, Portugal, Bulgary…) and reassert their compromise with the worker people. Spanish Delegation was presided by great writer Ramón María del Valle-Inclán, but being very sick, member of the Spanish Socialist Party, Julio álvarez del Vayo, took his place as president and made the speech. Also, the Spanish intellectuals, grouped in the Spanish section of the Asociación Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (Writers in Defense of Culture International Association) or Alianza de Intelectuales Antifascistas (Antifascists Intellectuals Alliance), made and signed manifests for very causes: against the invasion of Ethiopia by Mussolini; against Hitler’s repression; against tortures and for the amnesty of the prissoners of the Revolt of Asturias; for the freedom of Antonio Espina (Spanish journalist arrested by an article against Hitler), Antonio Gramsci, Luis Carlos Prestes, Ernst Thälmann… And many acts in benefit of diverses causes… The most of them supported the candidature of the Spanish People Front –a coalition of the most of the left parties, leadered by president to be Manuel Azaña-, that won the ‘36 elections. Then, when militaries and fascists parties tried to realize a coup d’etat, that came into a civil war, the most of them kept their loyalty to the legitimate Gobernment of the Spanish Republic, and continued the intellectual labour; many of them wrote poems about the war, some of them were a denounce against unfair killing of Federico García Lorca. In 1937, take place in Spain the II Writers International Congress, also known as II Antifascists Intellectuals International Congress, in which writers from the whole world came to Valencia, Madrid and Barcelona to show their compromise with the Democratic Spain, In this year, Rafael Alberti wrote this beautiful poem: Alberti, as a member of the Spanish Comunist Party, was one of the intellectuals more active in this acts, but, as its said in the poem, he felt a little helpless as a poet and not soldier. "I've been singing for the people", Paco Ibáñez (www.triunfodigital.com)All the words they said and the acts they made couldn’t prevent war, nor the killing of Lorca and the bombardment over Guernica, Madrid and other towns and cities… Writers of the world was saying beautiful words, but they were useless words, and the only effective action was the combat. So, all that impotence is reflected in this poem that, many years later, was sung by the great songwriter Paco Ibáñez. Paco replaced the reiterative verse “Balas. Blas” by a play of guitar and bass: at the time of dictatorship, Rafael Alberti’s word were even most strongly in force when in the voice of Paco, Alberti’s words take a new meaning, when the Spanish intellectuals were deeply democratics and antifascists too.

Nocturno

Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en la médula arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven: son palabras.

Balas. Balas.

Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas,
¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!

Balas. Balas.

Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.

Balas. Balas.

Siento esta noche heridas de muerte las palabras.

Nocturne

When so much suffering without dream and by the blood/ it’s listening that only rage walks,/ that in the marrows hate shivers awake/ and in the medulla vengeance burns continuous,/ then words are not worth: they are words.// Bullets. Bullets.// Manifests, articles, comentaries, speechs,/ lost smoke, printing mists,/ what a sorrow of papers that should be windswept,/ what a sadness of ink that should be erased by water!// Bullets. Bullets.// Now I’m suffering the poor, the small minded, the sad,/ unfortunate and dead a throat has/ when from the abyss of its language it wanted/ to cry what it cannot as impossible, and keep quiet.// Bullets. Bullets.// I’m feeling tonight words as wounded of death.

Rafael Alberti

Paco Ibáñez at Olympia Theatre, Paris

Discurso de Bertolt Brecht ante el I Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (París, 1935)


Bertolt BrechtTras los acontecimientos acaecidos en la Italia fascista y en la Alemania del III Reich (depuración de la intelectualidad y del profesorado, quema de libros, falsificación de la historia y de la cultura nacional), junto a las recientes manifestaciones filofascistas sucedidas en Francia, un grupo de intelectuales (escritores, poetas, pensadores, etc.), decidieron celebrar un congreso (con precedentes como el de Kharkow y el Congreso Antibelicista de Ámsterdam) que contaría con intelectuales de todo el mundo para afirmar un compromiso de defensa de la cultura, en peligro ya no sólo por los regímenes fascistas sino por los gobiernos conservadores de entonces, cada vez más proclives a la fórmula “milagrosa” de Mussolini.

En este I Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura participaron escritores de todas partes, divididos en diversas delegaciones: los franceses, anfitriones, fueron los más numerosos; pero los escritores exiliados alemanes gozaron de un protagonismo especial y sus palabras fueron atendidas con especial atención; por lo que nos toca, la delegación española estaba presidida por Julio Álvarez del Vayo, en sustitución del inmortal Ramón del Valle-Inclán, ya enfermo, y corrió el riesgo de no poder leer su ponencia si no llega a ser por la generosidad del escritor francés André Gide. No fue, como cierta gente sostiene incluso a día de hoy, un congreso de escritores comunistas estalinistas, ya que en él participaron escritores de todas las fuerzas o tendencias políticas progresistas: sí, los hubo estalinistas (los soviéticos, sobre todo), pero también trotskistas, social-demócratas, católicos progresistas (como Emmanuel Mounier) y varios independientes, además de representantes de culturas oprimidas por el colonialismo, como la India. Claro es que tanta variedad dio lugar a diversas polémicas y enfrentamientos que, por ahora, no vienen a cuento, aunque sí es cierto que muchos achacaron cierta preeminencia del comunismo ortodoxo en el Congreso, aunque en general su balance era positivo. De todo ello, se adoptaron ciertas conclusiones en aquel Palacio de la Mutualité, como fue el compromiso con la sociedad actual, apoyar la formación de Frentes Populares, la promesa de defender y divulgar la cultura allá donde estuviera amenazada y formar una asociación, más abierta que la Asociación de Escritores Revolucionarios, que fuera la parte intelectual de esos Frentes Populares: la Alianza Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que tendría delegaciones en cada país.

De todos los discursos pronunciados en la Mutualité destaca el del gran dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht, en el cual advertía de que si bien importante era defender la cultura, mucho más era la defensa del hombre, intentando centrar a la asamblea intelectual en lo realmente importante y evitando caer en el vicio de una excesiva teorización. Reproduzco aquí los fragmentos que he copiado para mi futuro trabajo, tomados del libro de Manuel Aznar Soler, I Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (París, 1935), pp. 217-221:

Una aclaración necesaria para la lucha contra la barbarie

«(…) Los escritores que sufren en carne propia o ajena el horror del fascismo y son presa del pánico, no están en condiciones, sin más que esta experiencia y este pánico, de combatir esta abominación. Tal vez muchos crean que basta con describirla, sobre todo si un gran talento literario y una cólera auténtica hacen el relato penetrante. En realidad, este tipo de relatos son importantes. Aquí ocurren atrocidades. Esto no puede ser. Se golpea a las personas. Esto no ha de ocurrir (…)

Tal vez habrá quien pegue un salto, esto no es tan grave. Pero luego viene aquello de atajar-de-un-golpe y esto ya es más grave. Ha estallado la cólera, el adversario está señalado, pero ¿cómo derribarlo? El escritor puede decir: Mi cometido es denunciar la injusticia, y puede dejar a cargo del lector el cuidado de acabar con ella. Pero luego el escritor hará una experiencia singular. Se dará cuenta de que la cólera, como la compasión, es algo masivo, algo que existe en cantidad y puede agotarse. Y lo peor del caso: se agota en la medida en que se hace más necesaria. Algunos camaradas me han dicho: cuando referimos por primera vez que nuestros amigos eran sacrificados, hubo un clamor de horror y se ofrecieron muchas ayudas. Entonces hubieron cien muertos. Pero cuando fueron mil y la carnicería no tenía fin, cundió el silencio y cada vez hubo menos ayuda. Así son las cosas: “Cuando los crímenes proliferan, se hacen invisibles. Cuando las penas se vuelven insoportables, ya no se oyen clamores. Un hombre es golpeado y el espectador de la escena se desmaya. Claro que es natural. Cuando llega el crimen, como la lluvia que cae, ya nadie grita entonces “alto”.

… ¿Cómo remediarlo? ¿No existe el medio de impedir al hombre que vuelva la cara ante la abominación? ¿Por qué vuelve la cara? Vuelve la cara porque no ve ninguna posibilidad de intervenir. El hombre no se detiene en el dolor de otro si no puede ayudarle. Uno puede detener el golpe, si sabe cuándo cae y hacia dónde y por qué, y para qué cae. Y si uno puede detener el golpe, si existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, de detenerlo, entonces puede sentir compasión de la víctima. De no ser así, también se puede sentir compasión, pero no por mucho tiempo, en todo caso no durante todo el tiempo que silben los golpes sobre la víctima. Por tanto: ¿Por qué cae el golpe? ¿Por qué se arroja la cultura por la borda como un lastre, aquellos restos de cultura que nos quedan? ¿Por qué la vida de millones de seres, de la mayoría de seres, está tan depauperada, despojada, semi o totalmente destruida?

Algunos de nosotros responden a esta pregunta diciendo: por salvajismo. Creen estar viviendo una terrible erupción en una gran parte de la humanidad, cada vez mayor, un fenómeno horripilante sin causas aparentes, que aparece de repente y tal vez, es de esperar, desaparezca también de repente, el desbordamiento impetuoso de una barbarie largo tiempo sofocada o adormecida, de naturaleza instintiva.

Los que responde así, se dan cuenta, naturalmente, ellos mismos, de que tal respuesta no alcanza lo suficiente. Y también se dan cuenta de que no se puede dar al salvajismo visos de fuerza natural, de potencia invencible de los infiernos.

Hablan también de negligencia en la educación del género humano. Algo se desatendió en este sentido o no puede hacerse con las prisas. Ahora hay que recuperar lo perdido. Contra el estado salvaje hay que implantar la bondad. Hay que evocar las grandes palabras, los conjuros que ya en una ocasión prestaron ayuda, los conceptos imperecederos: amor a la libertad, dignidad, justicia, cuya eficacia está históricamente garantizada. Y emplean los grandes conjuros. ¿Qué sucede? A la alusión de que el fascismo es salvaje responde éste con el elogio fanático del salvajismo. Acusado de fanático, responde con el elogio del fanatismo. A la imputación de que conculca la razón, condena alegremente la razón.

También el fascismo encuentra la educación descuidada. Espera mucho de una influencia sobre los cerebros y un fortalecimiento de los corazones. A las brutalidades de sus sótanos de tortura añade las de sus escuelas, periódicos, teatros. Educa a la nación entera, y lo hace durante todo el día. No dispone de demasiadas cosas que ofrecer a la gran mayoría, y eso significa tener que educar mucho. Como no proporciona comida, debe educar para la autodisciplina. Como es incapaz de poner orden en su producción y necesita guerras, debe educar para el valor físico. Necesita víctimas, y entonces tiene que inculcar a la gente el espíritu de sacrificio. También ideales, postulados formulados a los hombres, algunos son incluso grandes ideales, grandes postulados.

Bien, sabemos para qué sirven estos ideales, quién educa y a quién será útil esta educación –no a los educados-. ¿Qué ocurre con nuestros ideales? También aquellos de nosotros que ven el origen de todos los males en el salvajismo, la barbarie, sólo hablan, como hemos podido comprobar, de educación, de intervenir en los espíritus –de ningún otro tipo de intervención, sin embargo-. Hablan de educar a la gente para la bondad. Pero la bondad no saldrá a fuerza de exigir la bondad, exigirla bajo todas las condiciones, incluso las peores, así como la brutalidad no puede salir de la brutalidad

Yo, por mi parte, no creo en la brutalidad por amor a la brutalidad. Hay que defender a la humanidad contra la acusación de que sería también brutal, si esto no fuera tan buen negocio; es una tergiversación ingeniosa de mi amigo Feuchtwanger cuando dice: la villanía precede al egoísmo; pero no tiene razón. El salvajismo no viene del salvajismo, sino de los negocios, que sin él no podrían seguir haciéndose.

En el pequeño país del cual procedo, reinan condiciones menos alarmantes que en muchos otros países; pero cada semana son destruidas 5.000 reses de matanza. Es una cosa grave, pero no es una explosión repentina de sangre. Si lo fuera, la cosa sería menos grave. La destrucción de cabezas de ganado y la destrucción de la cultura no tienen sus causas en instintos bárbaros. En ambos casos se destruye una parte de bienes producidos no sin esfuerzo, porque se ha convertido en una carga. (…) En la mayoría de los países de la tierra tenemos hoy unas condiciones sociales en las que los crímenes de toda clase son altamente premiados y las virtudes cuestan mucho: “La buena persona está indefensa, y el indefenso es apaleado, pero con la brutalidad puede uno tenerlo todo. La villanía toma sus medidas para 10.000 años. La bondad, por el contrario, necesita una guardia de corps; pero no la encuentra”.

¡Guardémonos buenamente de pretenderla de los hombres! ¡Y ojalá no pretendiéramos nada imposible! ¡No nos expongamos al reproche de que también nosotros hacemos llamamientos a los hombres para cosas sobrehumanas, esto es que, a base de practicar virtudes sublimes, sobrelleven condiciones de vida horribles que, desde luego, es posible cambiar, pero que no van a cambiar! ¡No hablamos solamente en pro de la cultura!

Compadezcámonos de la cultura, ¡pero compadezcámonos primero de los hombres! La cultura estará salvada, si los hombres se salvan. No nos debemos arrastrar hasta el punto de afirmar que los hombres existen para la cultura y ¡no la cultura para los hombres! Haría pensar demasiado en la práctica de los grandes mercados, donde los hombres acuden para las reses, ¡no las reses para los hombres!

¡Camaradas, reflexionamos sobre las raíces del mal!

Muchos de nosotros, escritores, que viven el horror del fascismo y se horrorizan de él, no han comprendido todavía esta doctrina, no han descubierto aún las raíces del salvajismo que les aterra. Siempre existe en ellos el peligro de considerar las atrocidades del fascismo como atrocidades inútiles. Siguen aferrados a las condiciones de propiedad imperantes, porque creen que, para su defensa, no son necesarias las atrocidades del fascismo. Sin embargo, para el mantenimiento de esta situación son necesarias las atrocidades del fascismo. En esto no mienten los fascistas, dicen la verdad. Aquellos de nuestros enemigos que están tan horrorizados como nosotros de las atrocidades fascistas, pero quieren mantener las actuales condiciones de propiedad o se muestran indiferentes ante su mantenimiento, no pueden hacer una guerra lo bastante vigorosa y duradera contra la barbarie predominante, porque no son capaces de ayudar a sugerir y crear unas condiciones sociales en las cuales la barbarie sea superflua. Pero aquellos que, en la búsqueda de las raíces del mal, han dado con las condiciones de propiedad, han ido profundizando más y más, a través de un infierno de atrocidades cada vez más bajas, hasta llegar al lugar donde una pequeña parte de la humanidad ha anclado y establecido su dominio despiadado. Ha echado el ancla en aquella propiedad del individuo que sirve a la explotación del prójimo y es defendida a ultranza con uñas y dientes, abandonando una cultura que no se presta ya a defenderse o ya no es capaz de hacerlo, abandonando, en fin, todas las leyes de la convivencia humana, por las cuales la humanidad ha luchado desesperadamente tanto tiempo y con tanto denuedo.

¡Camaradas, hablemos de las condiciones de propiedad!

(…)»

Bertolt Brecht, 23 de junio de 1935, París.

La canción a Thälmann


Ernst Thälmann (1886-1944) -o Thaelmann, para la pronunciación simplificada- fue el dirigente del Partido Comunista Alemán (Kommunistische Partei Ernst-ThaelmannDeutschlands) tras el fracasado Levantamiento Espartaquista (1919) después de haber militado en partidos socialdemocratas. En 1932, Thälmann se presentó por el Partido Comunista a las elecciones contra el mariscal monárquico y actual presidente de la República de Weimar (a la que intentó ser fiel, a pesar de sus convicciones) Paul von Hindenburg y el Partido Nacional-Socialista de Adolf Hitler, en la segunda vuelta. Hindenburg resultó elegido presidente de nuevo, pero los nazis habían ganado las elecciones, y el Partido de Thälmann resultó ser el menos votado. Sin embargo, el manipulable presidente y antiguo mariscal prusiano, envuelto en ciertos escándalos, nombra a Hitler canciller de la república, y comienza así el descenso a los infiernos de Alemania y de toda Europa. En 1933, muchas libertades habían sido ya abolidas por el canciller Hitler, y por esa razón, Ernst Thälmann, por realizar una reunión de los socialdemócratas y los comunistas, es detenido y encarcelado. Veinte días después, el 27 de febrero, el parlamento alemán, el Reichstag, cae pasto de las llamas; la “táctica Nerón” de Hitler era clara –independientemente de quién lo hiciera al final, algo aún por esclarecer-: los comunistas, que acusaban abiertamente a los nazis, son declarados culpables: se detiene a los búlgaros Georgi Dimitrov (secretario de la Internacional Comunista), Vasil Tanev y Blagoi Popov, y al neerlandés Marinus van der Lubbe, detenido en el lugar de los hechos, y que se convertiría en el chivo expiatorio, al no poderse demostrar la implicación del comunismo nacional e internacional, tras un juicio-farsa. El intento de implicar al líder de los comunistas alemanes no tiene éxito, pero Thälmann seguiría encarcelado, siendo posteriormente trasladado al campo “de concentración” de Buchenawld, en donde, e18 de agosto de 1944, por orden expresa de Hitler, es fusilado, aunque dijeran que murió a causa de un ataque aéreo aliado.

h,Ernst_Thaelmann,240,160,0Hitler convence a Hindenburg de que declarase el estado de emergencia y a firmar el Decreto del Incendio del Reichstag, por el que se disolvía el Reichstag y se recortaban ostensiblemente las libertades democráticas. La intelectualidad y las fuerzas políticas internacionales democráticas abogan por la liberación de Dimitrov y Thälmann, firmando manifiestos protestas: sus nombres serían reivindicados por intelectuales de diversas nacionalidades durante el I Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura; Dimitrov saldría en libertad en 1934, pero no Thälmann, que el día de su cumpleaños recibe mensajes de felicitaciones y de solidaridad por parte de grandes intelectuales como el ruso Maxim Gorki y el alemán Heinrich Mann: era el 16 de abril de 1936, y meses después estallaba la guerra civil en España, para la que Hitler prestó una ayuda inestimable (mal que algunos, tanto hoy como ayer, lo nieguen); algunos voluntarios alemanes que participaron en las Brigadas Internacionales se agruparon bajo el batallón que llevaba su nombre: la Thälmann Kolonne, o Batallón Thaelmann.

Rafael Alberti lee poesía al V Regimiento (Febrero, 1936) A las muestras de antifascismo y solidaridad internacional no fue ajena –más bien, orgullosamente todo lo contrario- la intelectualidad española, de cuyas mejores y diversas, tanto estilista como ideológicamente, plumas son las firmas que pedían su liberación sin condiciones. En el transcurso de estos años de guerra, los grandes poetas y compositores republicanos trabajaron juntos en una serie de himnos de batalla y revolucionarios que aspiraban a convertirse en populares, en un verdadero antecedente inmediato de la canción de autor española. Las canciones fueron recopiladas por Carlos Palacio en 1939 en la Colección de canciones de lucha. Ésta, escrita por Rafael Alberti y compuesta por Jesús Villatero, data del año 33, obviamente compuesta para la campaña por la liberación del camarada Thälmann –existe otra pidiendo la liberación del dirigente comunista brasileño Luis Carlos Prestes, pero ésa otro día-, y que alcanzó gran difusión entre los obreros. Esta versión está interpretada por un coro de cámara bajo la dirección de Salvador Moroder, con Ana Vega Toscano al piano:

Himno a Thaelmann

¡Camaradas, hombro con hombro!
¡Camaradas, más firme el paso!
¡Para marchar en cadena
una cadena tejamos!
¡Para marchar en cadena
una cadena tejamos!

¡Norte, Sur, Este y Oeste!
Unidos vienen cantando,
los proletarios avanzan,
ya avanza el proletariado,
¡Viva!
Thaelmann será libertado.

¡Camaradas, hombro con hombro!
¡Camaradas, más firme el paso!
¡Para libertar a Thaelmann
hoces y puños en alto!
¡Para libertar a Thaelmann
hoces y puños en alto!

Ya las hachas retroceden,
tiembla Alemania/ el nazismo sangrando,
rueda por tierra el fascismo,
¡Muera!
al pie del proletariado.

Rafael Alberti – Jesús Villatero

http://www.altavozdelfrente.org/index.php?option=com_content&task=view&id=18&Itemid=30

http://www.ildeposito.org/archivio/canti/canto.php?id=631